Gong Li no sólo posee rasgos bellos, también una piel espléndida que la realza más aún. Esa piel es un don de la naturaleza que la adecuada alimentación ayuda a preservar. Pero en realidad ¿qué es eso de la piel perfecta? ¿aquella que al final tarda en arrugarse, la que mantiene más tiempo su firmeza, la que siempre tiene un tono uniforme? Aunque al final todo tiene cierta conexión, lo cierto es que el modo de envejecer de cada cutis también está ligado a la forma del óvalo facial ya que las reservas naturales de grasa en la piel se distribuyen de forma diferente según el rostro sea más redondo, oval, cuadrado, etc. Así que habrá gente con más tendencia a tener un surco nasogenario más marcado y una línea de mandíbula menos perfilada mientras otros muestran abundantes patas de gallo. El tono puede variar por distintas razones, la más frecuente es no haber usado suficiente protección frente al sol, algunas pieles son más propensas a esto que otras dando indicios de forma rápida, pero la piel tiene memoria y esto con los años se evidencia.
Tener buena piel significa en realidad que los niveles de agua y aceite están en un equilibrio perfecto. A la vista esto se aprecia por esa especie de pátina que recuerda a la cera con un matiz ligeramente dorado; al tacto, la piel muestra su sedosidad. Los desequilibrios dan lugar a zonas grasas por abundancia de aceites, secas por escasez de ellas o deshidratadas por pérdida excesiva de agua. Y los tratamientos que usamos deberían ir encaminados a mantener ese equilibrio ideal en la piel, por eso es tan importante no limitarse sólo a los productos hidratantes e incluir los aceites en nuestras rutinas de cuidado diario. Esto es básico, pero no es lo que se ofrece como ideal en muchos tratamientos cosméticos, a menudo la textura- que es importante sin duda pero más es la efectividad- atrae más, y la idea de algo que pueda parecer graso es inmediatamente rechazado. La cuestión es que además del producto que uses está el cómo lo uses, es decir, saber aplicar la dosis adecuada es fundamental.
Hay que dedicar un momento a escuchar nuestra piel, ver en qué estado está y saber elegir lo que necesita. Cuando no hay problemas dermatológicos de mayor envergadura que necesitan del doctor, podemos chequear nuestra piel y mimarla según sea necesario siguiendo el criterio del equilibrio agua/aceite:
-Una piel seca tiene un tacto menos suave que una piel normal o mixta ( que suele ser bastante suave) y se irrita con facilidad.
-Una piel grasa presenta brillos excesivos y suele tener un poro más dilatado por deshidratación…a menudo fruto de productos para regular la grasa que acaban siendo muy irritantes.
– La piel se adelgaza cuando se queda magra y pierde sus reservas de grasa naturales (ejemplo: la persona está por debajo de un peso adecuado) o al envejecer, por la disminución de la capa de colágeno natural. Para comprobar el adelgazamiento pellizcad vuestra piel en los pómulos y por debajo de estos al nivel de la comisura ¿cuánta separación hay entre vuestros dedos? Si tenéis la sensación de que las yemas se pueden juntar tendréis que poner más atención en la nutrición de la piel: tanto con alimentos ricos como el salmón y el arroz como con un producto cosmético.
Dicho todo esto, lo más importante para el cuidado de la piel es establecer una filosofía que os guíe a la hora de dar los pasos: tanto para elegir un producto cosmético como para adoptar la disciplina de aplicarlo. Así que, mi consejo es que penséis seriamente sobre esto y tratéis de mantener las cosas de la manera más simple posible. Los principios del cuidado suelen ser cosas muy básicas en realidad y suelen ceñirse a principios como:
-Mantener una buena temperatura corporal que ayude a la circulación sanguínea: razón por la cual es tan bueno tomar antioxidantes, comer especiado y tomar bebidas calientes. A mejor circulación sanguínea, mejor oxigenacón; a mejor oxigenación, mejor nutrición celular.
-Evitar cosas que irriten la piel. Esto es, protegerse ante el sol con un buen filtro solar, usar productos emolientes si vamos a estar en un lugar muy frío o ventoso y más aún, evitar tratamientos agresivos -muchos productos exfoliantes lo son-. No deja de ser sorprendente que se obvie tanto este asunto pero una piel irritada es una piel inflamada y, ahí donde hay inflamación los radicales libres– que siempre están presentes en nuestro organismo porque son un producto del metabolismo celular, pero que en condiciones normales se neutralizan- tienen más campo libre para actuar. Como ya dije antes, la piel tiene memoria. Tratad de buscar rituales suaves porque no deja de ser paradójico que nos preocupemos tanto por dietas antioxidantes y luego olvidemos rentabilizar ese esfuerzo estresando la piel sobremanera. El cuidado sólo puede ser en global para que sea verdadero cuidado.
-Ser constante en el tratamiento. Fácil de decir pero a veces no tanto de cumplir…todo el mundo tiene sus momentos de pereza pero es importante plantearse el asunto como un momento de relax, de mimo personal. Acercaros al concepto de ritual.
Valorando todo esto cada persona debería de pensar en diseñar su tratamiento, equilibrando los productos hidratantes con los nutritivos. Las costumbres asiáticas y las occidentales son bastante diferentes en esto de las rutinas y eso se traduce en líneas de tratamiento con un diseño muy diferente. Marcas como Kanebo, SK-II, Shiseido tienen texturas muy ligeras porque las rutinas de cuidado se basan en crear capas, mientras que marcas occidentales venden más el concepto de una super crema que transforma la apariencia de la piel. En parte es una cuestión cultural pero hay dos cosas que tengo claras por experiencia: no existe «el mejor producto del mundo» un producto maravilloso y perfecto que sirva para todo el mundo sino que existen buenos productos que hay que saber dosificar y sí, es cierto, que muchas veces la piel de deshidrata con facilidad sí sólo se ha aplicado una capa con un sólo producto pero un exceso de capas acaba ahogando la piel. Hay que buscar el equilibrio siempre, saber cuando parar.
Así pues, el último consejo es que consideréis la posibilidad de un tratamiento con capas, sin olvidar que los productos que contienen aceites se aplican sobre los que se basan en agua. En mi opinión personal hay dos productos que todo el mundo podría incluir:
-Una primera capa con aloe vera que ayuda mucho a mantener el equilibrio hidrolipídico, es calmante y además una buena pre-base de maquillaje. Es el típico producto que sirve para muchas cosas y que aporta beneficios a la piel. Buscad una buena fórmula en textura gel como el de Sesderma o en textura crema como el de Grisi que también lleva manteca de karité (más apropiado para quien tenga una piel seca y vaya a usar después algo más nutritivo o emoliente). Pero también podéis optar por otras fórmulas hidratantes ligeras como el Hidra-gel de Carla de Bulgaria Roses Beauty o el Dramatically Different Moisturizing Gel -en gel, subrayo- de Clinique que se absorben fácilmente y dejan la piel muy, muy suave.
-Una última capa con un muy buen producto de protección solar específico para el rostro, porque de otra manera tendrá una textura muy gruesa. Este es el tipo de producto en el que conviene buscar bien entre las marcas que ofrezcan tecnología y una ética de formulación porque filtros solares hay de muchos tipos, con diferentes calidades. Un producto etiquetado como pantalla total pero que no sea de calidad puede proteger menos que uno bueno de factor 20. La Roche Posay e Institut Esthederm ofrecen protectores solares óptimos, especialmente para quienes tenemos intolerancia solar – mis favoritos para el cuerpo-. Para el rostro, en mi neceser siempre están el UV Essentiel de Chanel: tiene un factor SPF 50/PA+++ pero deja un acabado sedoso y Sensai Silky Bronze Sun Protective Cream For Face SPF30 UVB/UVA de Kanebo que también fabrica SPF50 pero sólo con protección UVB, por eso en esta línea suelo elegir el de 30. El protector solar al bloquear los rayos solares retrasa la oxidación en la piel -la retrasa no la elimina, es un proceso natural diario- y por tanto ayuda a que el maquillaje aguante mejor, tardando más en oscurecerse y teniendo mejor fijación. Es más importante de lo que creemos en principio.
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