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aventuras de Ulises-pogany
*Ilustración de «Las Aventuras de Ulises» por Willy Pogany.

«Juro por mi alma que no puedo recordar cómo, cuándo ni siquiera dónde conocí a Ligeia. Largos años han transcurrido desde entonces y el sufrimiento ha debilitado mi memoria. O quizás no puedo rememorar ahora aquellas cosas porque, a decir verdad, el carácter de mi amada, su raro saber, su belleza singular y, sin embargo, plácida, y la penetrante y cuativadora elocuencia de su voz profunda y musical, se abrieron camino en mi corazón con pasos tan constantes, tan cautelosos, que me pasaron inadvertidos e ignorados» (Ligeia, 1838 relato corto de Edgar Allan Poe)

Quizás Poe describe a la humana Ligeia de «musical voz» inspirado por el mito de las sirenas. Según Ovidio, eran hermosas mujeres, compañeras de Perséfone pero, cuando ésta fue secuestrada por Hades, ellas permanecieron impasibles y la diosa Deméter furiosa las transformó en aves con torso femenino. Vivían en el promontorio de Sirenusa y con su atractiva voz perdían a los marinos que se atrevían a pasar ante ese lugar entre Capri y Sorrento. Aunque distintas fuentes citan un número diferente, la imagen clásica de tres seres fantásticos, Licosia, Parténope y Ligea, tañendo la lira la da Homero en La Odisea.

Pogany , poniendo el acento en la atracción erótica, las dibuja con cuerpo humano, mientras el paisaje donde se desarrolla la escena introduce el elemento fantasioso gracias a la paleta de brillantes y cálidos tonos pastel. La escena casi tiene un valor cinematográfico, expresando algo viejo de forma nueva. Como el perfume Ligea.

La fantasía permite ir más allá de la copia, añadir algo artístico que evidencie la varianza que hay dentro de la realidad. Los perfumes, emparentados unos con otros, formando grupos, familias o genealogías enteras pueden ser una fórmula totalmente derivativa o un ejercicio de educada imaginación. Pueden expresar la misma idea de diferentes formas. Viejas ideas con nuevos enfoques. Como Ligea.

En Italia, varias firmas de perfumería están ligadas a las tradiciones locales del saber hacer artesanal y a los aromas del paisaje. La marca de estilo también es algo muy importante en esta cultura y, por eso, cada casa tiene un sabor muy característico.

El mar, los cítricos y las hierbas aromáticas son constantes de olor en la naturaleza mediterránea y Carthusia refleja muy bien esta influencia, hasta el punto de evocar un aire cargado de aromas intensos muy tonificante, un aire mediterráneo insertado en armonías familiares. Habiendo sido recreadas por Laura Tonatto las fórmulas tradicionales de perfumes que se atesoraban en la Cartuja de San Giacomo en Capri, no es de extrañar que los perfumes de Carthusia tengan todos un sabor en común: el sabor de la isla. Y es que en toda la gama hay un elemento aromático intenso y penetrante de romero, clavel silvestre y de mar que caracteriza los perfumes. En Ligea La Sirena, también.

Ligea presenta el perfil clásico de los perfumes orientales ambarados como Shalimar de Guerlain o Musc Ravageur de Frederic Malle pero mientras estos son muy dulces, muy cálidos y animalísticos Ligea es una composición más etérea. Aún cálida y aún dulce, pero con un acorde de ámbar modernizado con almizcles blancos que borra el efecto intenso de la faceta animal más oscura y favorece un efecto más oceánico. Las reminiscencias marinas del ámbar gris que está en el ADN de este tipo de perfumes se intensifican en Ligea de forma diferente, por vía del factor aromático que proporciona la lavanda y el tono balsámico-amaderado del opopanax en el corazón de la fragancia, rodeando una nota frutal y especiada de rosa blanca, tierna y empolvada.

Ligea tiene una suavidad singular, muy aérea, que hace pensar en el perfume como un incienso en el pebetero desprendiendo lentamente su aroma fresco. Por esta razón también puede interpretarse como un oriental suave, en la línea de Opium de YSL. Que en este perfume se haya conseguido combinar la rotundidad características de los orientales clásicos, densos y oscuros, con el efecto fino de un incienso suave es quizás el aspecto más sorprendente y atractivo del perfume. Pero tampoco deja de intrigar lo bien que maridan sabores más retro y empolvados como el acorde de rosa blanca y clavel con la vivacidad húmeda, fresca y herbácea de la citronela y el patchoulí.

El importante rol del opopanax funcionando como puente entre las notas cítricas de salida y el ámbar suavemente especiado de la base, balsámico y acaramelado gracias a la vainilla son los elementos que más hacen pensar en Shalimar. Pero hay una importante diferencia: la nota de cuero tan intensa en el Guerlain aquí no tiene lugar. Iniciando con una brillante faceta cítrica de limón, naranja, bergamota y, sobre todo, mandarina que le da un toque más frutal, más dulce y tierno, el perfume desenvuelve un núcleo profundo pero aún fresco, incluso húmedo, como hojas recién bañadas por la lluvia, con un perfil aromático-herbal-balsámico sobresaliendo por encima de la rosa empolvada. Un tema conocido expresado por una nueva textura, menos seca en el aspecto empolvado, más fluída. Una curiosa combinación entre lo sedoso, lo aterciopelado y el recuerdo goloso de las nubes de algodón que imprime en la mente su huella casi sin que nos demos cuenta.

Volvería ahora al incio de esta entrada. A las palabras de Poe describiendo a Ligeia, así constante y cautelosa, y me quedaría con ellas para resumir la personalidad de este oriental moderno que mira hacia el pasado.

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