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*Natalie Wood en West Side Story.

Algunas personas tienen muy claro cómo quieren que sea su perfume. Al menos ven la idea en su mente aunque no se sientan capaces a expresarlo con palabras. La experiencia me dice que ese convencimiento es lo que ayuda a encontrar realmente un perfume del que disfrutar mucho tiempo, aunque la búsqueda implique la desesperación de las consejeras ante tanta determinación y exigencia.

Si tuviera que elegir un perfume de jazmín para mí, sería Jasmal de Creed. Todos tenemos un olor que nos fascina hasta el punto de querer buscar el perfume de los perfumes que retrate el ámbar más fino,la rosa más rosa…pero lo cierto es que cada uno encontrará la respuesta a dicha búsqueda en un tipo de composición diferente. Así pues, como decía hace un momento, Jasmal representa en mi mente el jazmín entre jazmines. La imagen absoluta.

Pero tratemos de recrear el aroma de la flor del jazmín en abstracto. Podemos describirlo como algo claramente floral, dulce, indólico y animal. ¿Es así para todo el mundo como huele el jazmín? Claramente la respuesta es no, la experiencia media en las preferencias. Sobre todo las experiencias de la infancia.

Pensad un momento en cómo es para vosotros el jazmín. El perfecto jazmín. ¿Lo tenéis claro? Pensadlo bien. Dibujad ese jazmín en la mente. Cuantas más veces probéis el ejercicio, más detalles sobre vuestras preferencias descubriréis.

Como mis preferencias olfativas no suelen favorecer los soliflores y, menos aún, los de flores blancas, mi perfecto jazmín imaginario tiene que ser una composición muy redonda, algo que conjugue lo natural y lo abstracto; es decir, lo que me atrae es un perfume que realce ciertos aspectos naturales de la flor de forma palpable pero que a la vez permita pensar en perfume. Así que el jazmín ideal en mi mente es rico y cremoso, verde, frutal, fresco, un poco dorado y un poco oscuro. Jasmal lo representa a la perfección. Y, sin lugar a dudas, esta preferencia está condicionada por mi crianza ya que es un tipo de armonía que conocí en la infancia asociada a momentos bonitos.

Pero volvamos a la idea del jazmín en abstracto. A la hora de construir un perfume con un tema floral como protagonista se parte de un material en concreto que, por sus cualidades intrínsecas, permite explorar más unas tonalidades que otras. La idea al construir una composición floral es realzar los atributos olfativos que caracterizan la imagen mental -soñada, condicionada o formateada- que de la flor se tenga. En el caso de Jasmal, la clave está en dos variedades de jazmín: el de Italia para realzar profundos aspectos frutales y el de Marruecos para que los indoles no afloren a la superficie del perfume y permanezcan siempre en un área de penumbra. Jasmal explora los matices en capas profundas, quizás en ese aspecto retratara bien a Natalie Wood, pero también es una fotografía histórica de cómo se hacían los florales en aquel momento. Faceta el jazmín, igual que Diorissimo (1956) dibujó el muguet, como una mezcla de lozanía juvenil y madurez narcótica.

El perfume fue creado por James Henry Creed en 1959 para la actriz, con entonces 21 años, que ya había alcanzado fama gracias a Rebelde sin Causa, Centauros del Desierto o Los Jóvenes Caníbales y, un par de años después, sería María en West Side Story y Dennie en Esplendor en la Hierba.

Como perfume centrado en el jazmín, Jasmal destaca por poseer un aura intensa pero no pesada y por ser un ejercicio de armonía redondo. Siendo jazmín de la salida a la base, evoluciona con cierto dramatismo desde una salida profundamente verde y frutal a base de gálbano y bergamota -que hoy en día se interpretaría como un sabor retro- con reminiscencias de una Cologne clásica intensificada por la faceta más floral y refrescante de nerolí hasta una base ligeramente empolvada por un toque de iris y muy radiante gracias al ámbar gris que inyecta en el sillage calidez animalística.

Las notas evolucionan o, mejor dicho, progresan con tersura desde lo más fresco y verde a lo más dulce y oscuro, pero en el corazón ambas tonalidades se encuentran con lo dorado. Así tenemos un jazmín muy rico y cremoso, dorado, afrutado y dulce, con un fondo sombreado de carácter animal reforzado por el narciso que aporta no sólo algo verde a la plenitud del perfume sino también, de forma muy legible, un recuerdo de castóreo.

Hay quien percibe en Jasmal languidez, elegancia o sofisticación y hay quien no encuentra nada de eso. Personalmente creo que es un perfume chispeante, con la sutilidad de armonías y la sofisticación de matices de una bebida fina. Una flor de té desplegando sus pétalos en una copa de champagne ilustraría la idea. El jazmín puede dar ese efecto efervescente en un perfume y, a nivel personal, ese es otro plus a la hora de pensar en el jazmín ideal.

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