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Barbier
*Egipto, ilustración de The Romance of Perfume (1928) de Georges Barbier.

El oud ( oudh, madera de agar, agaloco) es usado como incienso en todo Oriente. En la India las mujeres más pudientes reciben una purificación tras el parto a través del humo perfumado con agar; en Japón, junto con el sándalo, forma parte de la receta tradicional del incienso; en Medio Oriente se emplea en baños de humo para que la ropa quede suavemente perfumada y desprenda una sensación limpia. El concepto de limpieza en todas las culturas tiene una dimensión espiritual pero el humo perfumado se asocia más fácilmente a los estados contemplativos, la belleza interior y la serenidad. Limpieza espiritual y dignidad van de la mano en este ámbito.

Cada cultura oriental favorece un tono diferente del oud: más especiado, más amaderado, más dulce, etc pero en todas partes está extremadamente valorado no sólo como perfume sino también como materia preciosa. Es algo tan intrínseco a la vida diaria en estas culturas que puede resultar difícil de entender pero una pieza de alta calidad vale más que el oro. Entre las familias árabes una pieza puede ser atesorada y pasar como herencia de padres a hijos.

En la perfumería árabe el oud añade un tono de tradición a la rosa y el almizcle. Además tiene un comportamiento similar al del ámbar gris pues puede sostener el resto de notas y aligerarlas de forma indescriptible, más aún, su olor comparte algunas tonalidades con el ámbar gris que se despliegan en el sillage.

Un oud de calidad y bien madurado -más de treinta y cuarenta años son necesarios para comenzar a hablar de madurez- tiene un aroma suave y lleno de matices profundos. La mayoría de los perfumes occidentales que llevan la palabra «Oud» en su nombre o en la pirámide olfativa son, en realidad, composiciones inspiradas por el material en las que se reconstruye la nota mediante bases especiales, químicos aromáticos del grupo de las maderas ambaradas, cipriol, vetiver, labdanum y, sobre todo, patchoulí. Cuando se usa la esencia natural no se necesita mucha cantidad en la fórmula para que aporte esa profunda calidez seca tan característica pero, aún así, es un producto tan caro y escaso que se opta por la recreación; igual que se hace con el sándalo Mysore, la gardenia, el lirio de los valles y tantas otras cosas. No obstante, a la nota a veces se le da un acabado más pungente y áspero propio de las calidades más bajas del oud.

No nos engañemos. Comprar un perfume que contenga un aceite destilado de oud de buena calidad supone un desembolse de varios cientos de euros y el verdadero mercado para esto no está en Occidente, aunque ahora haya alguna marca de calidad disponible.

Sin embargo, el oud se ha convertido en un nuevo tema que permite renovar la temática oriental, dar otro tono a los perfumes de cuero, insuflar nueva vida a las composiciones de rosas negras o crear una nueva gama de matices amaderados. Cierto que para algunos sólo es la «tendencia» y la «novedad a desear», pero la nota puede ir más allá y enriquecer la paleta.

La colección Arabian Nights de Kilian es un mini catálogo de esas posibilidades que ofrece la nota. No contiene ni trazas del producto natural, se trata de algo reconstruído. Se puede experimentar desde el fuerte y amaderado Pure Oud, al animalístico Musk Oud, el redolente Amber Oud o el intrigante Rose Oud, pero yo elijo Incense Oud como el más cercano al auténtico sentido espiritual del material. También creo que dentro de la serie es el que mejor recrea la sensación cálida, limpia y profunda que imparte a los perfumes la madera de agar.

Incense Oud (2011, Sidonie Lancesseur), uniendo dos ingredientes míticos de la perfumería, imparte esa sensación de brisa cálida y perfumada que estremece el alma. Todos nos detenemos a prestar atención cuando encontramos esa experiencia, ya sea en un templo o en plena naturaleza. Nos detenemos y olemos. Es difícil reproducirla en un perfume y cuando se encuentra es difícil ignorarla.

Pero haciendo un esfuerzo por ser descriptiva y racional diré que Incense Oud es un perfume rico en frankincienso, pleno de frescor terpénico reminiscente de pimienta y cítricos amarillos, con su faceta fría casi mineral acompañando a una dulce rosa especiada -en parte esencia de rosa, en parte geranio- con cierto tono frutal por el cardomomo y la fina nota maderada del cedro de Virginia. Es un perfume amaderado, dulce y balsámico donde el oud expresa su calidez melosa y etérea a la vez.

Como el incienso, el oud tiene una cualidad suave en el aire, es como oler una brisa templada llena de presencias y presentimientos. Eso refleja este perfume de Kilian mediante un pulido estilo de fusión, como la múscica de Loreena Mckennitt: The Mystic´s Dream.

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