Etiquetas

, , , ,

romanesco
* Brócoli romanesco, via desaflojando blog.

La naturaleza fascina dándonos siempre lecciones de humildad. Entre sus muchas cualidades está la multifuncionalidad, un concepto muy cool a día de hoy pero que nada tiene de novedad. La misteriosa natura antes que crear un nuevo sistema se adapta reaprovechando los recursos disponibles. Las estructuras se repiten en distintos contextos produciendo diferentes efectos.

Así ocurre con el indol, un compuesto orgánico fruto de la degradación del triptófano, ese aminoácido que ayuda al cuerpo a producir proteínas o que favorece la secrección de serotonina que a su vez regula la melatonina, la hormona que induce el sueño. El indol -presente en tantas cosas diferentes- junto a su derivado escatol ( molécula a la que el olfato humano reacciona con una altísima sensibilidad) está presente en las heces de los mamíferos por efecto de la fermentación intestinal. Sí, son culpables de olores fétidos y fecales. Pero, paradojas de la vida, la estructura química del indol caracteriza a varios alcaloides ej: mescalina y también a hormonas vegetales. Solemos limitar el reino del indol al territorio escatológico pero es importante recordar que es un compuesto que entra de lleno en el campo de los psicofármacos, con relevancia en el campo de los antidepresivos y ansiolíticos a través de moléculas relacionadas con él. Esa cualidad narcótica es un puente entre botica y perfumería, un puente indirecto pero de largo recorrido en la Historia.

La faceta narcótica del indol es la más popular pero no la única. Tiene muchas. Tanto es así que en perfumería puede aparecer clasificado como materia de carácter floral o de carácter animal. Desde el alquitrán de hulla a la carne en estado de putrefacción, desde las verduras crucíferas (coles, brócoli, coliflor) al nabo y las chirivías o desde las flores blancas (jazmín, tuberosa, flor de naranjo) a las lilas podemos encontrar rastros de indol.

Muchas personas son muy sensibles al indol y eso significa una experiencia aversiva. No estoy hablando de cuando alguien dice «ese perfume es muy indólico, demasiado para mi» sino de cuando alguien siente como una patada en el estómago e incluso arcadas o describe un perfume como algo terriblemente desagradable. El indol puede provocar una reacción fuerte de forma inmediata.

Cuando el material está sin diluir tiene un olor muy pesado y pungente que invade todo el espacio de forma sofocante y persistente. Imaginad una caja llena de bolas de alcanfor delante de vuestra nariz ¿os hacéis una idea de lo cabezón que puede ser? Pero como con otras materias primas sus matices surgen al diluirse, cuanto más se diluye más floral y delicado se vuelve.

Como materia prima en perfumería se usa con varios propósitos siendo el más típico la caracterización de flores blancas con un efecto dulce y narcótico que adormece los sentidos o con un efecto suave y radiante que recrea los días de verano. El indol puede mostrar su cara más brutal como ocurre en Oiro y en Nuit Noire de Mona d´Orio Signature Collection y Fracas de Robert Piguet, puede arañar las notas de salida como en A la Nuit de Serge Lutens o puede ser más amable como en Grand Neroli de Atelier Cologne. Incluso funciona en perfumes de halo jabonoso como Eternity de Calvin Klein donde ayuda a dar un toque de naturalidad a la rosa especiada y crear contraste. Y no sólo se limita a avivar acordes florales, también impulsa un acorde o contribuye a perfilar una faceta gourmand, especialmente de café y chocolate.

De pútrido a sedoso pétalo, el indol es todo un reto y la clave de su uso reside en la dosificación. Se puede hacer un perfume indólico pero pasada una barrera el olor se volverá repulsivo. Justo con esa idea juega Scandal de Roja Dove, un perfume de flores blancas exuberante y complejo que exhibe esa faceta controvertida para indicar que las flores se están consumiendo bajo el calor del mediodía, al borde de la corrupción. Esta es la idea clásica, la de los pétalos decadentes, con la que tanto se juega en perfumería porque habla de flores capaces de aturdir la mente con su dulce olor.