* Via Tumblr.
El universo asoma a la vida junto con nosotros;
junto con nosotros, todas las cosas
son una sola.
Chuang-Tzu
Armonizar con el momento presente siempre es tendencia en Occidente. El desarrollo y popularización del Mindfullness, la práctica de actividades como el arte sumi-e, la caligrafía, el ikebana, la pintura de mandalas… en el núcleo de estas y otras disciplinas está la filosofía oriental de raíz zen, en la cual, más allá de cualquier conceptualización que alimente la rígida sistematización, se prioriza interiorizar el espíritu de la naturaleza para promover experiencias puras. Esencias que no apariencias.
Estas experiencias significan un reencuentro con la naturaleza que puede ir más allá de la relajación y algunos casos hay de gente que señala un punto de inflexión en su modo de vivir mientras se adentra en alguna de estas disciplinas; como una especie de insight que lleva a la persona a entender algo, ese algo que le ayudará a poner en orden otras cosas.
Este tipo de vivencia puede tenerse por distintas vías, pero en Olibanum hablamos del olfato. Los olores terrosos primitivos, olores reminiscentes del bosque con ricas notas de maderas y resinas como el oudh o el incienso son los que más fácilmente provocan este despertar. Hablamos de olores profundos y bastante estructurados, matizados, sombreados y no siempre fáciles de referenciar lo que puede ser importante porque cuando se huele algo natural que no conocemos bien se crea una distancia que engancha ya que deja espacio en blanco para lo más espontáneo y emocional. Si olemos un limón, conociendo como huelen los limones, aún siendo algo natural, llegaremos a decir que huele muy bien, que su olor es ligero y refrescante y que eso no hace sentir bien -da cierta alegría-, pero desde el principio sabemos que es un limón así que no es tan fácil perderse en su olor; para adentrarnos en su naturalidad, necesitamos hacer un esfuerzo de concentración, debemos ejercitarnos para dejar la mente en blanco y simplemente oler. Sólo oler. Y sólo así quizás encontremos sorpresas. Es un ejercio que requiere apartar las emociones inmediatas que distorsionan el momento de la olfacción y hacen brotar palabras de más. Oler puede ser una disciplina muy zen.
Sin embargo, con ciertas materias primas, te puedes quedar sin palabras a primer golpe de nariz, sin que hayas buscado esa concentración. Es un momento de claridad difícil de explicar pero ¿por qué esa experiencia para algunas personas puede tener un valor terapéutico? Algunas personas tienen mucha sensibilidad hacia los estímulos olfativos y por eso un olor puede despiertar con más facilidad algo en el cerebro, en el sentido más neuropsicológico que se pueda pensar y, cuando ese algo se enciende, la persona por un instante ve su pensamiento y comprende que está plenamente viva. Otras personas reaccionan así con otros estímulos.
Hablamos de un tema serio. A menudo frivolizado por distintos medios. La prudencia es norma tanto si queremos afirmar como si buscamos criticar, por todo aquello que aún está por demostrar y más aún por el modo en que se trata la información de lo teóricamente demostrado. En ciencia los paradigmas cambian, lo que sin duda no cambia es el dolor físico y psíquico que una personas puede experimentar. Ni tampoco cambia el valor del alivio. Así que de lo que hablamos al proclamar las bondades de practicar una disciplina que promueva el contacto con la naturaleza o de aprovechar los beneficios terapéuticos de los olores es, en el fondo, algo más que una afición o una búsqueda de ocio. Pero tampoco es un sutituto de la medicina tradicional, sino un modo de mejorar la calidad de vida en general, sentir los pies en la tierra y, a veces, tener la suerte de encontrar algo que nos haga cosquillas en la mente.
Vivimos en un tiempo saturado de estímulos visuales muy barrocos pero de poco o nulo contenido. Ese alimentar las emociones más inmediatas claro está que deteriora los valores artísticos y espirituales. Podríamos señalar unos cuantos anuncios de perfumes como ejemplo y es que la perfumería tal como se ofrece hoy -con su ingente cantidad de nuevos productos cada temporada, que no cada año- refleja a la perfección esta práctica totalmente asentada en la sociedad de “huida hacia adelante”. No es de extrañar que ante semejante panorama de vacío algunas personas sientan la necesidad de frenar: si no te lo dice la cabeza acabará diciéndotelo el cuerpo. Llegado un punto todos necesitamos volver a experimentar el arraigo y la sensación de autenticidad que trae consigo.
La salud a través de la naturaleza es un clásico en la medicina. Lo es desde siempre, sólo que en algunas épocas parece olvidarse y en otras se llega a creer que es la panacea. Últimamente por todas partes se habla de la Terapia del Bosque o shirin-yoku : la naturaleza te da el terreno para caminar, el aire para respirar, los colores para ver y olores para saturar tu nariz porque el bosque está llenos de terpenos, pinenos y demás moléculas que ayudan a relajar la mente y fortalecer el sistema inmunitario. El aire puro que se decía antaño. He aquí el nexo entre la naturaleza y la aromaterapia: un conglomerado de moléculas. Los perfumes, en comparación, son una cosa más sofisticada que pueden incluir ingredientes aislados de la naturaleza o recreados mediante síntesis para poner el punto sobre la i creando efectos muy interesantes.
Sí, en general, los perfumes son abiertamente festivos, lúdicos y recreativos porque los usas y generan buen humor al instante. Ya sean más concretos o abstractos que la naturaleza, en general, tienen un componente emocional y emotivo vía familiaridad y crianza.
Pero existen algunos perfumes que, aún siendo perfumes, retienen ese algo sanador de la naturaleza o de las mezclas de aromaterapia. Suelen ser, de nuevo, composiciones ricas en matices primitivos o de resinas que gravitan sobre los grupos de familias orientales y amaderados retratando los olores del humo, del cuero, de la tierra, del incienso, del oudh, el jatamansi, el patchoulí…
Land /Spiritus de Miller et Bertaux bien puede ser es uno de esos perfumes. El incienso es el protagonista, enmarcado en una estructura amaderada-ambarada diáfana y con fuerte faceta especiada. Curiosamente ofrece diferentes aspectos del frankincienso como materia prima, más que recrear el olor de una mezcla de incienso como ocurre en Avignon de CDG, aunque dicha materia, de alguna manera, siempre parezca tener reminiscencias de olor a iglesia.
Como perfume tiene un aspecto matérico en tanto en cuanto hace brillar de forma singular aspectos naturales que tiene la resina de incienso. Casi puedes paladear el complejo frescor alimonado del sabor de la resina natural, algo muy cercano al jengibre fresco. Mientras que de la esencia de olíbano, el perfume trae la espléndida faceta especiada balsámica tan rica y duradera que impregna todas las capas del perfume.
Por un lado te llena con esa calidez ligeramente ambarada y plena tan única del incienso. Por otro lado te ofrece olores más terrenales de coníferas, de cedro y de tabaco amargo al fondo y, en su desarrollo, puedes encontrar recuerdos a antiguo jabón de clavel y a hoja de laurel, la fugaz sensación de una oscura rosa aterciopelada, la profunda pero a la vez etérea nota ahumada de un buen whisky escocés y el recuerdo de un pan de especias. Porque en este perfume hay especias: toques de canela y pimienta, pizca de nuez moscada, pungente clavo, fresco jengibre, efervescente cardomomo y una sutil cumarina que ayuda a reforzar esa impresión general amaderada especiada.
Es un perfume, sin duda. Con sus fases de evolución, sus giros recreativos dibujando piruetas olfativas y su espacio entre notas; pero es un perfume de espíritu zen: en su aparente sencillez radica toda su fuerza y encanto. No renuncia a la abstracción del perfume moderno, ni al embellecimiento de un acabado radiante y ambarado muy prolongado, pero esa combinación de lo natural y lo cultivado crea un espacio singular en el que domina la sensación de calma, tranquilidad y quietud. Algo así como el claro en el bosque.
Momento musical: Hawai´i 78 interpretado por Israel “Iz” Kamakawiwo´ole.
¡Hola!
Antes que nada quería decirte que adoro esos copitos que caen como la nieve sobre tu página.
Me encantaría ya, volver al invierno , y no tener que soportar el verano que se nos viene encima en esta región del mundo.
También decirte que cada vez valoro más tu trabajo, porque comienza en un post y termina en cualquier otro , que quizá ya leí hace rato, pero que me vuelve a hacer feliz al releerlo. Esta vez fue a través del link del Oud.
Con respecto a la aromaterapia no voy a decir nada, ya que como sabés soy partidaria absoluta de los aceites esenciales y su efecto en la salud del ser humano.
Lo que me imaginaba, sí, mientras leía la descripción de este perfume, era algo así como el Breath of God de Lush, que una vez compré, y que no volví a hacerlo porque si bien me encantaba, me hacía doler la cabeza.
Y por último decirte que estoy feliz, ya que como regalo de navidad, recibí uno de mis perfumes favoritos, el Karma , también de Lush y el mundo se me acomodó bastante.
Bueno, me despido de vos, deseándote felices fiestas, porque quizá no nos conectemos hasta el año que viene, y ojalá que huela muy bien!
Hola Diana,
Gracias por comentar 🙂 . Y Felices Fiestas a ti también.
Los copitos son gentileza de WordPress, me encantan porque dan ambiente Navideño -para los que conocemos las Navidades en blanco-. Sé de gente en el hemisferio sur que habiendo crecido con Navidades nevadas acaba celebrando estas fiestas en junio-julio, tan fuerte es la asociación!
La verdad que Spiritus/Land no tiene nada que ver con el estilo de Lush, que por cierto no eres la única que acaba con dolor de cabeza, te lo puedo asegurar. Tampoco tiene mucho que ver con otros perfumes de incienso como la línea CDG o similar, no; se centra más en reflejar aspectos muy distintivos de la resina natural y el aceite esencial. Si alguna vez masticas resina de incienso, una resina pura, verás que sabe bastante a jengibre fresco y eso es algo que este perfume, y no otros, refleja bien. La gente lo encuentra bastante curioso 😉 .
Saludos,
Botanyuki.
Botanyuki,
Espero masticar resina de incienso, ya que el Spiritus/Land no creo poder comprarlo por ahora. Y aquí, es difícil llegar a olerlos, en esta zona de Navidad calurosa y vendedoras de perfumes que no tienen frascos para testear.
Es raro, yo que pasé tanto tiempo bajo el blanco de la nieve, no soporto ver pinos blancos en las tiendas, pero bueno, hace años tengo uno en miniatura, digamos como unos veinte centímetros de alto, de alambre azul, y lo decoro con piecitas de madera que hace muchos más años, compré en un invierno de Praga cuando recién abría sus puertas a Europa.
Gracias por la información tan generosa. Y la próxima vez que venga alguien de afuera, o si este nuevo gobierno llega a abrir la importación, trataré de obtener aunque sea una muestra de un claro de bosque como vos lo definís.
Me encanta lo que sabés y como lo contás, no siempre esas dos cosas van de la mano.
PD. Otro día te pregunto por Lush, hoy no quiero que se me caiga un mito. Jaja!
Hola, ha sido una grata sorpresa conocer tu Cuaderno de Perfumes, gracias a que has incluido el enlace del post Terapia del Bosque, de nuestro blog Los Árboles Invisibles. Te agradecemos que lo hayas incluido. La dimensión aromática de los árboles y su impacto en cuerpo, mente y espíritu es un territorio fascinante en el que quiero adentrarme y profundizar. Lo que apuntas en tu post sobre los olores con reminiscencia del bosque me parece sumamente interesante. De hecho, me gustaría saber si has tratado esta materia en otros posts, imagino que sí. Un placer leerte.
Un saludo
Rosa
http://www.losarbolesinvisibles.com
Hola Rosa,
Gracias por comentar. Vuestro post sobre la Terapia del Bosque es fantástico, es serio y escrito con conciencia cosa que yo valoro mucho porque es un dolor cuando estas cosas se ofrecen como otra alternativa de ocio -que es lo más frecuente-. Debo de haber escrito algo más sobre el tema del bosque pero está desperdigado por diferentes entradas, así que difícil recordarlo. De lo que más he hablado es de olores primitivos que tienen mucho arraigo en nuestra conciencia: puedes encontrar una entrada dedicada al olor de la lluvia y el enlace en la palabra incienso de esta entrada trata sobre el humo y el incienso, también el enlace sobre la palabra oudh está relacionado. Eso es lo más concreto que yo recuerde ahora.
Saludos,
Botanyuki.
Gracias, seguiré tus indicaciones. Por nuestra parte, también hemos incluido un enlace a tu Cuaderno, para que nuestras comunidades de lectores se encuentren.
Saludos
Rosa
Muchas gracias, Rosa.