*Elaine llevando el escudo de Lancelot de Eleanor Fortescue-Brickdale.
En un frasco rojo y con el nombre de una antigua fortaleza iraní, Alamut promete una fantasía oriental exuberante. Y por fantasía oriental podríamos entender desde una historia intrincada como un arabesco y fiel a la tradición de Las Mil y Una Noches a una moderna y sofisticada narración como El Príncipe de Persia: Las arenas del tiempo. En cualquiera de los casos se sugiere riesgo y aventura.
Pero en su frasco rojo Alamut esconde un jugo místico. Recuerda a los rosarios hechos con cuentas de pasta de rosas.
Su inicio despista, lleno de notas melosas y con un toque de aldehídos, crea una bruma entre la que parece emerger un fragoroso bouquet de flores blancas con reververaciones animalísticas de ylang-ylang y base de ámbar y cuero. Sin embargo, al poco descubres que tal exuberancia inicial es puro espejismo, que Alamut tiene un acabado suave y clásico de agua de rosas, sándalo y patchoulí con el distintivo toque seco y atalcado de Lorenzo Villoresi.
En el modo de unir las notas hay tintes orientales: rosa-benjuí, rosa-sándalo, rosa-patchoulí. Con su ritmo lento transmite un sentido de recogimiento místico. Y sus notas poco estridentes, planas y muy juntas entre sí hablan un lenguaje antiguo. Realmente parece sacado de un recetario medieval.
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