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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos mensuales: junio 2016

La prueba pâtisserie.

28 martes Jun 2016

Posted by Botanyuki in Archivo general, Usando perfume

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Heliotropo, incienso, oud, perfume, Vainilla

fresas

Diferentes tipos de dulzor pueden expresarse en un perfume: el intoxicante de las flores, el azucarado de la miel, el aterciopelado y seco del melocotón o el brillante, jugoso y acaramelado de los frutos rojos. El matiz dulce de algunas especias como el anís y la canela da un toque especial a las composiciones. Y ¿cómo no? el dulzor pâtisserie: desde una hipercalórica sobredosis de azúcar y caramelo al estilo Pink Sugar de Aquolina a los matices mas sutiles y evocadores de una bombonería o una pastelería, al estilo Frapin 1270.

Es curioso como podemos decir que nos disgustan los perfumes dulces mientras nos atraen ciertos perfumes que no son completamente secos. A mi me pasa y, pese a que suelo ser una persona bastante contradictoria, este caso no es precisamente una contradicción. En el fondo no lo es; se pueden rechazar algunos dulzores y aceptar otros, y eso suele ser indicativo de un gusto hacia un grupo de perfumes u otro. Es lo que yo llamo «la prueba patisserie».

La prueba tiene lugar tal que así: una va un día caminando tranquilamente pero al pasar junto a una confitería no pude dejar de sorprenderse y deleitarse con el olor que desprende el lugar. A mi eso me ocurre cuando llega el verano y el olor se abre y se expande más por la calle. Me atrae esa mezcla tan característica de las confiterías españolas e italianas de café con leche, bombones, bizcochos mantecados, crema pastelera, hojaldres y demás delicias. Y no puedo dejar de sorprenderme al pensar que ese olor -en general atractivo- sólo me fascina cuando hace calor pero no en invierno. Directamente me conecta con las meriendas de verano, las vacaciones, las novelas de misterio y fantasía preferidas para esas tardes luminosas y mi incomprensible manía de hornear tarta Sacher en pleno agosto…

Lo cierto es que cuando gustan mucho este tipo de olores a confites, vainillas y demás suculencias de la repostería, es muy probable que la persona tenga alguna atracción por los perfumes orientales -algún tipo de oriental al menos-. Y con esto me quede pensando en lo mucho que disfruto llevando L´Heure Bleue en verano, cuando el tono gourmand se vuelve espléndido. Como algunas personas, suelo preferir los cítricos en invierno, cuando la luz es menor, porque es entonces cuando tienen un efecto más tónico para mi. Al final, todos elegimos un perfume porque nos hace sentir bien o mejor, conlleve eso un recuerdo o una fantasía.

Así que celebrando la llegada del verano (en el hemisferio Norte) he pensado en hacer una pequeña lista – de nuevo -de mis orientales favoritos para los largos días de verano. Tiene su limitación: mi propio gusto personal. No soy la persona más afín a las composiciones densas, animalísticas y dulces propias de este grupo de perfumes sino que tiendo a los orientales suaves (por familia o por expresión de las notas), amaderados o de matiz gourmand. Raras excepciones hago. He aquí la selección:

–Vanille de Mona di Orio. Es muy fiel al olor de la vaina de vainilla en cuanto que ahonda en la faceta ahumada/amaderada de madera de guayaco pero la historia está embellecida con ron y especias. De acabado seco y difusivo, funciona realmente bien en esta estación. Evocador.

– Safran Troublant de L´Artisan Parfumeur. No puedo evitar repetirlo. En invierno llega a ofrecer un tono delicado de agua de rosas y almizcle dulce unido al cardomomo pero en un día de bastante calor puede que alguien te diga que hueles a flan de vainilla… Un clásico perfil oriental amaderado con sándalo, azafrán y almizcle en clave transparente. Encantador.

–Amour de Cacao de Comptoir Sud Pacifique. Totalmente gourmand pero ligero. Una composición en torno al cacao empolvado y la vainilla con textura algodonosa. En conjunto, huele a galleta de chocolate. Confortable.

–Inedite de Lubin. Se comercializa como floral pero la faceta empolvada a base de almizcle, heliotropo y vainilla tiene un gran peso en este perfume de carácter lineal, tanto que te acaba haciendo pensar en nubes de algodón y loukhoum con un toque de melocotón. Delicado.

–Incense Oud de Kilian. Puede ser difícil llevar las notas más orientales del espectro en verano, pero este perfume de incienso y oud tiene una declinación ambarada muy refinada. Bien usado es como brisa cálida. Atmosférico.

–Tardes de Carner. También podría haber elegido El Born porque es una fina representación de todos esos olores pâtisserie pero con una pátina balsámica melosa importante y una gran faceta vainillada, sin embargo, lo encuentro más otoñal mientras que Tardes tiene la suavidad del toque empolvado gourmand tan guerlinesco y tan entrañable por el heliotropo y las almendras. Adorable.

–La Danza delle Libelulle de Nobile 1942. Increiblemente sencillo pero poderoso evocador de la infancia: huele a vainilla y a tarta de manzana. Dulce. Definitivamente dulce, con recuerdos de caramelo, pero la nota de coco le da un tono lactónico al que cuesta renunciar. Adictivo.

¿Habéis pensado si el olor de una bombonería, una confitería o el horneado de postres os atrae especialmente en alguna estación, no os gusta en absoluto, os resulta indiferente o lo adoráis todo el año? Quizás no seáis tan afines a los clásicos perfumes orientales pero disfrutéis de algún tipo de perfume orientalizante en alguna época del año y aún no sois conscientes de ello. Cosas como esas pasan.

La naturaleza de una extraña rosa: Rose Privée de L´Artisan Parfumeur.

19 domingo Jun 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar, cumarina, hoja de violeta, magnolia, patchoulí, perfume, rosa

AagaardCarlFrederickTheRoseGarden

* La rosaleda (1877) de Carl Frederik Aagaard.

Realmente hubo muchos, especialmente entre los más jóvenes, que vieron o que se imaginaron ver en Dorian Gray la auténtica realización del modelo que tantas veces soñaron en los tiempos de Eton o de Oxford, un modelo en el que se mezclaba algo de la cultura real del estudiante con la gracia, la distinción y las perfectas maneras de un hombre de mundo. Se les asemejaba al compañero que describe Dante, uno de eso que «alcanzan la perfección por el culto a la belleza». Como Gautier, era uno de esos para quienes «el mundo visible existía» . El Retrato de Dorian Gray (1890) de Oscar Wilde.

¿Qué tipo de rosa es Rose Privée? ¿Ofrece algo innovador o acaso guarda entre capas el espíritu de la tradición?…Porque esta rosa no se concreta, no deja ver con claridad el perfil de una tipología clásica, sólo muestra pinceladas.

Así, tiene la ligereza etérea, húmeda y alimonada de un perfume de rosa blanca. En ciertos momentos deja ver la profundidad vinosa y perfumada de las rosas rojas arraigadas a una base de patchoulí con sutiles sombras cumarinadas. Y tampoco renuncia a la distintiva cremosidad ambarada de esas rosas rosas al estilo Stella, aquí veteada con un toque de deliciosa magnolia. Es una cosa hermosa esta rosa, pero inclasificable.

Parece que tiene el aire chic de la alta perfumería de los 70´s al jugar un poco con notas sombrías, un poco con el verdor jugoso y con ese acabado perfumado de efecto chyprée tan clásico sin llegar a decantarse por un lenguaje claramente femenino o masculino. Sencillamente es una cosa equilibrada.

Pero no, no parece una rosa… Parece extraña. Rose Privée no celebra el esplendor de una flor majestuosa bien resguardada ni la frescura natural del rosal que se agita con el viento creciendo libre en un jardín a la inglesa sino la exclusividad de una materia prima: el absoluto de Rosa de Mayo de Grasse, una especialidad basada en Rosa centifolia. Este material clásico, que brilla junto al jazmín en Joy de Patou o en los extractos de Chanel, tiene un curioso carácter: tenaz pero muy delicado, meloso pero muy fresco y, a la vez, inesperadamente armónico y redondo.

El absoluto de rosa de Mayo de Grasse está salpicado de acentos verdes intensos como las hierbas aromáticas y secos como el heno; es realmente herbáceo pero con un frescor húmedo apimentado muy característico -quizás lo más característico- que emerge en un contexto suave y balsámico. A veces hace pensar en el olor de los claveles, otras en el del romero.

Así pues, rosa por clavel. Como rosa dandy la podríamos calificar. Dotada de una especie de moderna singularidad, pero a la vez destilando tradición.

Es el acceso a este absoluto de Rosa de Mayo de Grasse, algo difícil y exclusivo, la razón por la que el perfume recibe su apellido. Pero por tal rareza y privacidad no es que la apodaríamos dandy sino porque, como perfume de rosa, no define con claridad el perfil floral. Con la minuciosidad del orfebre está construido para ahondar en el carácter de esa bella materia prima en que se basa. Notas verdes y melosas, frescor húmedo y apimentado, una reverberación rosada y ese olor amaderado balsámico que surge al diluir el absoluto. Ofrece esa experiencia, sin más que contar. Y sólo la fina apreciación es lo que puede quedar.

Momento musical: This path tonight de Graham Nash.

Vetiver: El aceite de la tranquilidad.

07 martes Jun 2016

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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perfume, vetiver

kasmirie-coeur

Los olores primitivos son algo muy poderoso. Te obligan a reconectar con la tierra, y esa súbita impresión de arraigo, crea una profunda sensación de calma y certeza. Estos olores remiten a cosas tangibles pero son oscuros y persistentes con reminiscencias naturales de tierra, mar, musgo, algas, humo, vegetación húmeda y bosques de distintas latitudes. Hablan con un lenguaje directo a los sentidos, como lo hacen los olores cítricos y verdes más vivaces y cuentan historias de cosas aparentemente sencillas pero no invocan tanto ideas de frescor, ligereza y aire libre como de solidez, vínculo y tierra firme. Curiosamente esa cualidad casi telúrica tiene el poder de elevar el espíritu y predisponer la mente para un estado de tranquilidad.

Existe un abanico de notas primitivas en perfumería que van desde el aromático ciprés, pasando por el etéreo incienso a las tonalidades especiadas y la gama de notas animales, desde el ámbar gris al almizcle y desde el almizcle hasta el ámbar gris. Entre estas nobles notas el vetiver tiene el honor de ofrecer un perfil particular que puede llegar a resultar confuso y difícil de aprender para algunas personas: huele a tierra profunda pero con un acabado limpio, a maderas preciosas con fondo ahumado y tiene un frescor profundo y verde reminiscente de violetas frescas.

El vetiver, junto con el patchoulí, ofrece el olor de la tierra y, en ambos casos, las esencias destiladas de estas plantas ganan con el tiempo porque la maduración hace que se vuelvan más ricas y redondas. De hecho el vetiver, cuanto más añejo, más sensual, porque desarrolla más la faceta ambarada-melosa. Sin embargo, es uno de los aceites esenciales que con mayor facilidad puede inducir en la mente esa calma intensa que ayuda a promover el equilibrio emocional. Además ayuda a conseguir estados de concentración más profundos. Por esto, en India, Sri Lanka y países vecinos se conoce al vetiver como «el aceite de la tranquilidad» y, a menudo, se mezcla con el agua para las abluciones a la entrada de los templos y con el aceite tibio de sésamo para el ritual del Shirodhara.

Su dimensión pragmática no es menos interesante que la espiritual. El cultivo de vetiver, extendido actualmente por gran número de países tropicales, es relativamente sencillo, económico y fácil de controlar pero además ayuda a combatir la erosión de la tierra que provocan los monzones. Su raíz puede usarse como combustible y de sus hojas se hace papel.

Y sus cualidades medicinales no son menos importantes. La planta ayuda a purificar el ambiente y las esterillas tejidas con fibras de vetiver son algo muy común en India no sólo porque son aromáticas sino porque ayudan a mantener un ambiente fresco y libre de toxinas. En este país del que la planta es originaria, siempre ha sido muy apreciado su olor y su aceite esencial tiene gran relevancia en la medicina ayurvédica. En sentido holístico, debido a sus dos propiedades principales: calmante y refrescante, el vetiver puede ir bien tanto para el desequilibrio de la dosha Pitta (fuego y agua) a la que refresca, como para la dosha Vata (aire y éter) a la que calma. En un nivel más específico el vetiver se recomienda para aliviar dolores reumáticos, musculares y posiblemente artríticos. Tiene la capacidad de mejorar la circulación sanguínea -con los beneficios que eso ya supone de por sí- así que funciona bien en problemas de varices. También puede promover la producción de estrógenos (aunque hay aceites más específicos) y, por tanto, a elevar los senos.

Otra de las bondades del aceite esencial de vetiver son los distintos beneficios que tiene para la piel:

-Es cicatrizante y también tiene la capacidad de regenerar los tejidos ayudando a que las cicatrices tengan una apariencia más lisa.

-Su acción refrescante ayuda a reducir la inflamación en pieles irritadas y acneicas, a las que también beneficia por sus efecto bactericida.

-Contribuye a mantener el soporte conectivo del tejido cutáneo por lo que ayuda a mantener la firmeza de la piel.

El vetiver (Vetiveria zazinoides) es una planta herbácea aromática emparentada con la hierba limón (lemongrass, cerillo) la citronela, la palmarosa, la litsea cubeba o la nargamotha (cypriol, Cyperus rotundus). Con el cipriol comparte aspectos secos amaderados en su olor, pero no tiene esa característica nota tan punzante y alimonada del resto de las hierbas nombradas -especialmente aguda en la citronela-. Crece formando tallos agrupados de hojas estrechas pero sus sistema radicular es muy peculiar: sus raíces se desarrollan a lo largo, en sentido vertical, hasta los 4 metros de profundidad, creando un complejo entramado de pequeñas y finas raicillas. De ellas se extrae el aceite -tras un proceso de secado y remojo- por destilación al vapor. La mejor calidad se obtiene cuando las raíces tienen entre 18 y 24 meses. Su rendimiento es bueno así que como material no es excesivamente caro.

En perfumería el aceite de vetiver se clasifica como olor amaderado con declinación ambarada. Luego, según su origen, la esencia puede presentar un perfil más terroso, más ahumado, más especiado, más fresco y verde…Tradicionalmente se usaba como fijador especialmente para notas amaderadas y en perfumes tipo oriental y chypre ya que aporta ese carácter de maderas preciosas y cuero que refuerza el lado ámbar de estas tipologías.

Carven en 1957 y después Guerlain (1959) popularizaron la nota como protagonista y, desde entonces, el vetiver es muy apreciado para hacer perfumes monotemáticos, lo cual no deja de ser paradójico dado lo difícil que puede ser su manejo. El problema radica en cómo hacerlo brillar. Con una dosis demasiado baja el vetiver puede modificar una composición sin delatar todo su carácter, en una dosis demasiado alta ahogará el resto de las notas haciendo que el perfume se perciba muy plano y lineal, además en alta dosis tiende a desarrollar un tono salado que puede o no ser deseado. La fórmula original de Vetiver de Annick Goutal y Sel de Vetiver de The Different Company son dos ejemplos de perfumes que exploran esta peculiaridad.

El aceite esencial de vetiver es rico en alcoholes sesquiterpenos responsables de ese carácter calmante. Los ketones alfa y beta vetivones , el vetiveno, el elemol, el alfa ylangene o el khusimol y el isovalnecenol son otros de sus principales constituyentes ( más de 150 identificados).

Como materia suele ser interpretado de forma muy dispar, no en vano, como tal puede presentar perfiles dispares. Aunque en general digamos que huele amaderado, terroso , ahumado…el vetiver es limpio y fresco a la vez que dulce o meloso. Es austero y seco al mismo tiempo que sensual y ambarado. Tiene un brillo verde y vegetal, con recuerdos de avellana, elementos cítricos, matices de regaliz…Mientras evapora va de los olores profundos del bosque húmedo a la calidez de la hierba seca.

Actualmente existen materiales como Pamplefleur (IFF) y similares que hacen brillar las facetas más cítricas, verdes y vegetales del vetiver o destilaciones fraccionadas que ofrecen un acabado más transparente y afrutado al estilo de lo que se podía oler en el tristemente descatalogado Coeur de Vetiver Sacre de L´Artisan Parfumeur pero el perfil más clásico del vetiver en perfumería procede de:

a) El aceite esencial de vetiver Haití.
b) El acetato de vetiverilo y el vetiverol, dos productos derivados de los sesquiterpenos que componen el aceite.

El vetiverol es un ingrediente muy típico en perfumes de carácter amaderado que funciona como fijador y aporta un tono terroso-radicular-cálido-balsámico. El acetato de vetiverilo también se usa como fijador pero da a las composiciones un acabado refrescante y sostenido que funciona especialmente bien en perfumes orientales y en perfumes chypre y aldehídos modernos en los que las iononas tienen un rol importante -pensad en Calèche de Hermès o en Calandre de Paco Rabanne- Es un clásico como puede ser hoy en día el ambrox, el hedione, el evernyl, etc. Presente en gran cantidad de perfumes -a veces acompañando o acompañado de esencia de vetiver- porque tiene un carácter refinado, seco, suave y afrutado muy elegante y porque además de frescor aporta algo similar a la calidez especiada que deja en la piel el aceite esencial de vetiver.

Haití es actualmente el principal productor de aceite esencial de vetiver. Este tipo de aceite tiene el perfil clásico que identificamos en los perfumes de Chanel, Guerlain o Hermès. Comparado con el de otras procedencias tiene el carácter más especiado-apimentado y el distintivo frescor amargo del pomelo más pronunciado, aportando una ligereza casi etérea al aceite. También es un poco vegetal. Evoca notas de iris, violetas y sotobosque. A experimentar a placer en Sycomore de Chanel o en Vetiver de Guerlain.

La India produce el aceite de perfil más terroso y radicular. Tiene un tono amaderado más seco. L´Eau Boiseé de Guerlain se basa en esta esencia. El llamdo Ruh Khus es aceite de vetiver destilado en alambique de cobre lo que da al producto final un tono casi turquesa y un matiz metálico y el famoso Mitti Attar en ocasiones se co-destila con vetiver para reforzar el olor terroso.

El vetiver de Java es uno de los más ahumados, pero también está lleno de notas verdes y desarrolla una faceta dulce tipo melaza -a probar en Osmo Scents Vetiver de Java de Il Profumo-, mientras que el de Sri Lanka es mucho más amaderado, el que mejor permite apreciar esas facetas tipo whisky y madera a la deriva del vetiver.

La variedad Bourbon hoy por hoy se considera la más fina. Sin duda, es la que da un aceite más redondo, con fluidez de matices y tersura de notas. Su perfil es más coriáceo que otros y desarrolla una fina faceta rosada. Es el aceite en el que se basa Onda de Vero Kern, Vetiver de Mona di Orio o Encre Noir de Lalique.

El vetiver como nota singular es apreciada tanto en el sector más generalista como en el niche y se presenta con una variedad de perfiles pasmosa. Aunque tradicionalmente está asociada con perfumes de corte masculino -menos florales, más densos y amaderados- actualmente se ve más como una nota super chic que puede ir bien en multitud de ocasiones. Es difícil no encontrar un vetiver a gusto de cada cual, he aquí algunos más a considerar: Vetiver Babylone de Armani Privée y Wilde de Jardin d´Ecrivains emparejan té y vetiver en dirección fresca, misma combinación con faceta cuero de fondo en Dzongkha de L´Artisan Parfumeur. Vetiver Oriental de Serge Lutens y Vetyverio de Diptyque tienen un tono frutal. Turtle Vetiver de Les Nez y Vetiver Veritas de Heeley son especialmente terrosos. Vetiver Extraordinaire de Frederic Malle es fresco y austero. La Collection Couturier Parfumeur Vetiver de Dior es un clásico perfume basado en Vetiver Haití con la faceta amaderada realzada por notas cálidas de café aunque el sumun de un vetiver amaderado es Roja Dove Vetiver, muy rico en notas de cedro.

Como el frufrú de la seda que anuncia una presencia: Quel Amour! de Annick Goutal

02 jueves Jun 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar, cereza, frambuesa, geranio, granada, peonía, perfume, rosa

sombreroconpeonias
*Peonías (1903) de Franz Dvorak.

Es nostálgico elegir llevar el perfume de cierta flor para no olvidar algo. No es exactamente lo mismo que para recordar. En el primer caso parece que se plante cara al devenir; en el segundo, a la desmemoria. Y, además, frente al concepto moderno de crear acordes abstractos, un perfume floral ofrece algo tangible con aire de viejo mundo.

Este tipo de perfumes está viviendo un pequeño renacimiento, especialmente en el sector nicho se están multiplicando las opciones. Son una forma de expresar un gusto por las cosas sencillas ofreciendo un abanico más colorido que el tema de la Cologne. Más colorido pero, en el fondo, igual de atemporal. Han sido siempre las firmas británicas más tradicionales (Yardley, Floris, Penhaligon´s, Woods of Windsor, etc) las más afines a esta temática de los florales frescos y los florales delicados, poco adornados pero de carácter muy representativo. Aún siguen siendo perfumes que se perciben como algo familiar sin que lleguen a relacionarse con productos de uso doméstico o cosmético porque remiten al aire libre y a los jardines floridos.

Seguramente ciertos olores como el de las violetas, el del iris o el del heliotropo y ciertos colores como los azules, los lilas y malvas o los grises creen con facilidad una atmósfera nostálgica. Las rosas primorosamente rosadas y el más brillante de los rosas, en cambio, parece que están dotados de una ligereza imperdonable por ser el epítome del romanticismo juvenil. Pero juvenil podría ser sinónimo de alegre y ese sentido es el que tiene sentido aquí. Porque no hay perfume más rosa, ni más vivaz, ni más juvenil que Quel Amour!

Creado en 2002 por Isabelle Doyen y Camille Goutal, en él se conjuga toda la exuberancia rosada de Ce soir ou jamais con la ternura de Petit Cherie para recrear el penetrante y alegre aroma de las peonías. Voilá!

Estas flores de pétalos cremosos, que florecen en la antesala del verano, llenan el aire de un frescor muy perfumado. Es difícil no reaccionar a su olor que recuerda a las rosas pero es más compacto: pese a su aparente delicadeza inundan el aire con matices verdes de brillante persistencia e increíble frescor en el que reverbera el recuerdo cítrico-amargo del pomelo con un ligero efecto aldehídico.

Son bastantes los perfumes de rosa que añaden una nota de peonía gentil pero pocos los que realmente la retraten de verdad. La peonía es normalmente una nota de acompañamiento que contribuye a matizar un tono rosado delicado, al estilo Dior Forever and Ever, Miss Dior Cherie Blooming Bouquet, Stella o Chloé .

Sí, así es. La peonía suele presentarse como algo ligero pero en Quel Amour! se muestra en todo su esplendor. Es una peonía increíblemente rosa acompañada de geranio, totalmente afrutada y con una base ambarada clásica. Más rosada no puede ser. Del fucsia al Panther Pink, del rosa empolvado al sorbete de fresa. No hay matiz del rosa que deje de mostrar. Más intensa y jovial puede que no la haya. Pero tampoco más romántica o más profunda. Se podría decir que simplemente es femenina y, a ratos, tierna sin pedir disculpas por ello.

Sus primeras notas son un festival de frutos rojos: granada, frambuesa y después cereza mezcladas con pétalos húmedos de rosas silvestres. Desprende un dulzor intenso que recuerda a caramelos de fresa y licor de granadina pero una corriente cítrica refresca el conjunto con un toque efervescente que se atenuará en la base pero no desaparecerá sino que evocará tonalidades de champagne rosado. La peonía emerge del conjunto, entre las vibrantes notas frutales, la rosa, el jazmín, la vainilla…pero este festival floral-frutal evoluciona hacia algo muy clásico; casi sin que haya oportunidad de notar que la parte más golosa queda atrás, emerge la nota de melocotón. Un melocotón más intenso, tibio y redondo que en Petit Cherie porque lo amplifica la base ambarada.

Este melocotón puede ser y es una nota joven, pero precisamente su combinación con el acorde estilo ambreína -sin notas animalísticas- es lo que da al perfume esa pátina de clasicismo francés en la dirección de los perfumes Patou. Sin embargo, apenas caes en la cuenta que Quel Amour! es tan serio, si acaso nostálgico…como la imagen de esas damas de época que sólo debían delatar su presencia por el frufrú de la seda.

Momento musical: Little Heart de Amarante.

quelamourad

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