Ramilletes prendidos de largos vestidos; alfombras olorosas sobre suelos de piedra, entretejidas sus flores violetas con las del romero, perfumando las iglesias y las casas señoriales durante el medievo. Varitas tejidas, junto al jarrón de la ventana, protegiendo la estancia de distintas plagas y trayendo ráfagas de brisa perfumada. Saquitos rellenos de flores para cuidar el lino y demás tejidos. Potpuorrí con hojas de rosa. Decocción para lavar la ropa y plancharla. Cojines de tela de damasco cuyo relleno perfuma una estancia o almohadas desprendiendo una fragancia que promueve el sueño con descanso. ¡Tantos usos de la lavanda!
Medicina, higiene y santidad. Hildegarda von Binden (1098-1179) contribuyó a crear un aura milagrosa alrededor de la lavanda con sus obras científicas Physica y Causi et Cure:
La lavanda es caliente y seca, ya que tiene un poco de savia. (…) Su olor clarifica los ojos, porque contiene en sí las vistudes de las especias más fuertes y de los olores más amargos. Por eso, también aleja muchísimas cosas malas y los espíritus salen aterrorizados por ella. Cita de Physica, Libro I, Cap XXXV.
Lineo por su parte ayudó, con su clasificación, a extender la confusión entre las variedades de lavanda al mencionarla en su Species Plantarum (1753). Mientras que la especulación de la industria en busca de variedades más resistentes, fragantes y económicas casi acaba con las plantaciones de la lavanda fina de Provenza.
Hablar de lavanda es, ante todo, hablar de lavandas. Y casi al mismo tiempo de la Lavanda, esa flor de color violeta tan alabada y a la vez de imagen tan dañada por la carga de costumbrismo que arrastra. La lavanda es vista con frecuencia como el símbolo de una elegancia muy chapada a la antigua. Perfume de damas y caballeros. De abuelas y reinas.
La popularidad del Agua de Lavanda acabó siendo su condena. Mientras la auténtica lavanda fina, de olor fresco pero sereno, podía dar un toque de distinción a cualquier composición de calidad, su económico sucedáneo y los sustitutos artificiales extendían la idea de que la lavanda tiene ese olor poco sutil y áspero, pungente, alcanforado y metálico.
Dejando de ser tan deseable su olor en los perfumes comerciales pero no tanto la inyección de frescor que aportaba a cualquier composición, se convirtió en sugerencia, en una pincelada fresca imbuida y confundida con otras notas cítricas y transparentes. Con el boom del dihidromircenol, un material rendidor, se conseguía ese toque suficientemente familiar de frescor transparente pero lo bastante abstracto como para no elicitar la palabra lavanda. Un clásico en la perfumería masculina, a menudo usado en sobredosis, desde el éxito de Cool Water de Davidoff hasta el reciente Sauvage de Dior , pero también presente en perfumes femeninos de éxito como Coco Mademoiselle de Chanel, dando un toque de clasicismo.
Y extendiendo paradojas, porque la lavanda ¿cómo se define? ¿ Como un olor dulce, floral, fresco y difusivo asociado a la intrasigencia de figuras despóticas? ¿Como una flor usada en la Edad Media para preservar la castidad o purificar el cuerpo y el espíritu mediante baños pero que mezclada con leche de cabra se transforma en elixir afrodisíaco? ¿Como una panacea?…Decir lavanda y pensar en honestidad, en aire puro, en estival claridad, en pulcritud pero también en fiera disciplina, gesto marcial y rancia tradición es todo uno…Hablar de lavanda no se puede olvidar que es hablar de lavandas.
Desde la Antigüedad diferentes variedades han sido empleadas con distintos fines medicinales -y por tanto higiénicos-. A menudo, los mismos autores clásicos son los primeros en atribuir esas variadas propiedades de la lavanda sin hacer dintinción de la variedad, cuando en la práctica unas funcionaban mejor para calmar los dolores, otras para curar heridas…y así nace la idea de que la lavanda es la panacea y lo cura todo.
La planta es muy útil a nivel medicinal y en la cultura popular siempre se ha usado para el insomnio, la agitación y la buena digestión. Como aceite esencial es indispensable en cualquier aromateca, por sus muchas propiedades y buena aceptación, pero como todo tiene sus límites.
Hoy en día los estudios científicos coinciden con ese creer popular de que la lavanda es buena para tratar el insomnio,la ansiedad, el estrés, los dolores musculares y articulares. En general, promueve la relajación, ayudando a que el humor sea más estable, a que haya más predisposición para la concentración y aumentando la calidad del sueño; aunque también se están investigando usos en áreas más específicas como la disminución de la agitación en personas con demencia o durante periodos postoperatorios para una mejor capacidad de afrontamiento el dolor ,esto es, de controlarlo.
Hablar de lavanda en aromaterapia es hacer referencia a la Lavandula angustifolia Mill, también llamada Lavandula officinalis Chaix o Lavandula vera-, una variedad cuyo perfil aromático está principalmente definido por contenidos mínimos aproximados de linalol (alcohol terpénico) del 35% y de acetato de linalilo (éster terpénico del linalol) en torno al 45% y no tanto por las notas alcanforadas. De hecho el acetato de linalilo es el ingrediente clave.
Los ésteres terpénicos, en general, tienen propiedades antiinflamatorias, antiespasmódicas y una acción sedante del sistema nervioso central. La bergamota también rica en acetato de linalilo, el Petit Grain y la manzanila romana y el lavandín super comparten propiedades calmantes con la lavanda, pudiendo funcionar como sustitutos de la misma.
Actualmente, la técnica de la cromatografía permite determinar el porcentaje de cada componente en un aceite esencial. Algo que no sólo es útil para tener un conocimiento más profundo de las esencias y sus propiedades sino también para poder determinar su calidad y procedencia pues la lavanda también es una cuestión de terroir y frecuentemente víctima de adulteraciones.
Junto con otras hierbas aromáticas es símbolo de la Provenza, donde fue introducida hace 2000 años por los romanos. Antes de la I Guerra Mundial su producción provenía de las plantas silvestres que crecen en los Alpes Marítimos de Francia y la vertiente italiana. Desde Cuneo hasta Barreme. Hoy en día destaca el Drôme provenzal, de límites difusos en el área prealpina.
Parry en su Enciclopedia de Materias Primas señala la división de la Lavandula angustifolia o vera en dos subgrupos:
1)Lavandula delphinensis que crece en regiones más altas y es más rica en ésteres.
2)Lavandula fragrans propia de alturas intermedias, que desarrolla un olor más penetrante. Ésta fácilmente hibrida con otra variedad llamada Lavandula latifolia o spica (alhucema,alfazema, espliego o lavanda portuguesa) , propia de zonas más llanas, y de esta combinación natural procede el lavandín que se cultiva a menor altitud.
La producción silvestre de la lavanda se basaba en la propagación de las semillas gracias a polinizadores como las abejas -que adoran la lavanda- o el propio viento que arrastra las semillas a otras áreas. De forma natural, las semillas de las distintas variedades de Lavandula vera germinaban entre los 600-1200 metros de altitud y radiaban hacia áreas inferiores donde se encontraba el espliego (Lavandula spica) dando lugar a una planta híbrida más resistente y fuerte en olor que conocemos como lavandín (Lavandula hybrida). Así, a distintas alturas se puede ver el cambio de variedad y también como, en determinado punto, lavanda, espliego y lavandín se encuentran.
La lavanda silvestre, cada día más escasa, se recoge a mano segando a hoz los pequeños macizos de la planta que crecen diseminados por el campo a más de 1000 metros de altura. Como planta silvestre que es tiene una apariencia mucho más sencilla, con una sola hoja y menos densidad floral por tallo que las variedades cultivadas, pero su olor en fresco es impresionante: ¡huele a vainilla! Para la destilación se recoge sólo la flor con tallo y el aceite resultante tiene un olor realmente fresco y suave, herbáceo cumarinado, profundo y ligeramente especiado.
Que interesante y que bien explicado, voy a hacerme unos esquemas con este post y los de las rosas, merece la pena entenderlo bien. Siempre me he fijado que hay lavandas con hojas muy dispares, y me preguntaba cual seria la que se usa en perfumeria. Lo de la lavanda que huele a vainilla me ha impresionado, lástima no tener la oportunidad de olerla.
Respecto al uso de aromaterapia, yo mezclo alcohol con aceite de lavanda para calmar a mis hijos si se encuentran nervisoso o no pueden dormir. Y mezclo un par de gotas con el gel de ducha.
De los perfumes con lavanda, me quedo sin duda con jicky. Raro y maravilloso.
Saludos,
Pilar
Hola Pilar,
En perfumería sobre todo se usan lavandines de distinta calidad y Lavandula vera en los perfumes más finos. La lavanda silvestre quizás sea un poco más difícil de visitar porque está en zonas más altas pero si alguna vez tienes oportunidad de visitar un campo de lavanda en verano también es una experiencia alucinante, su olor recuerda al haba tonka porque comparten la cumarina y esa también es una forma de evocar vainilla.
Una buena lavanda rica en ésteres desde luego puede ser calmante, y si la combinas con mandarina, manzanilla, kanuka o incienso también puede ir muy bien. A mi como perfume de lavanda me encanta Kiki de Vero Kern, es lavanda en toda su gloria.
Saludos,
Botanyuki.
Kiki es fantástica, leí en una entrevista a vero kern que kiki es un homenaje a jicky. De vero profumo también encuentro alucinante rubj, pero salen de mi zona presupuestaria.
De lavanda silvestre, mi padre siempre cuenta que cuando era niño, iba un camión con un gran alambique, y cuadrillas de hombres que iban cogiendo lavanda del monte y haciendo aceite allí mismo. Debió ser alucinante, pues han pasado 60 años y sigue comentándolo. Dudo que ahora quede tanta lavanda.
Queria preguntarte si los perfumes se pueden guardar en la nevera. Los tengo en el armario de la ropa, pero con estos calores, no hay sitio fresco en casa. Tampoco es que viva en el sur, pero noto que algunos perfumes pierden sus notas de salida, alguno se me ha estropeado, y cuento con una joya, el extracto de nahema, que no quiero que se estropee.
Saludos,
Pilar
Hola Pilar,
Desde luego la lavanda silvestre ahora es mucho más escasa pero si quieres una aceite especial y puedes conseguirla, es la mejor. Lo de los perfumes en la nevera…pues hay opiniones encontradas al respecto. Para mi lo mejor es mantener los perfumes en sus cajas y las cajas en un armario que no esté expuesto al sol -esto es muy importante-, y si estás en una zona especialmente calurosa y tienes que conservar varios perfumes, más que una nevera normal -que estarás abriéndola varias veces al día- yo te diría un enfriador de vinos que mantiene temperatura y humedad constantes, porque eso es otro punto importante, que no sufran cambios bruscos de luz y calor.
Saludos,
Botanyuki.
Maravilloso artículo. En mi tierra (Andalucía) existe la antigua costumbre de quemar las flores secas de alhucema, que creo que es la lavándula o la más resistente hybrida, especialmente durante el otoño y el invierno. Tenemos asociada a ella una idea de limpieza y purificación que espanta los catarros y otras dolencias del invierno.
Gracias por compartir toda esta información, te sigo desde hace un año y me gustan mucho todos tus artículos.
Hola Luque,
Ah. interesante eso de quemar las flores secas, como un incienso…, la verdad es que algunas variedades de lavanda son muy expectorantes -de eso hablaré en la segunda parte-. Hace años yo usaba vahos de tomillo y con aquello mantenía los catarros alejados. Las hierbas aromáticas son fantásticas.
Saludos,
Botanyuki.