• About
  • Librería de Ensayos
  • Notas de Perfumes
  • Revisiones de Perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: ámbar gris

Escritos para otro verano (2ª Parte): Miss Dior (1947), aquel Miss Dior.

20 jueves Sep 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 12 comentarios

Etiquetas

aldehídos, ámbar gris, civeta, gálbano, jazmin, lirio de los valles, musgo, patchoulí, perfume, tuberosa, vainillina


* Modelo Bar de la colección Dior En Huit et Corolle de 1947.

Es hora de contar esta historia para hablar de lo que fue y ya no volvió a ser. Comencemos abordando el tema con una definición matizada: los chipres fueron, posiblemente, los perfumes más idiosincráticos de la perfumería del s.XX. Aún hoy, cuando sólo son una pálida sombra de lo que fueron, suponen un gusto muy específico que la mayoría de la gente no comparte, ni compartía. Un chypre clásico saturado de musgos y labdanum, con sus notas animales acompañando un desbordante jazmín o una narcótica rosa y con ese empolvado acabado no es un olor altamente atrayente salvo para quienes realmente adoran este tipo de perfumes. Y adorar es la palabra clave porque quien prefiere llevar un chipre es porque le gusta de forma instintiva o casi, porque es un gusto que surge de forma natural cuando atrae la complejidad, la tensión, el brillo entre las sombras y las sugerencias naturales de musgo, tierra y humo envueltas en la calidez de las notas ambaradas.

El principio de esta historia se pierde en la noche de los tiempos pero, ciñéndonos a un marco contemporáneo, podemos decir que todo comenzó con François Coty. Él sentó las bases de la estructura moderna al (re)definir el género con ciertos ingredientes que se convirtieron en canónicos porque juntos creaban un perfil característico. Musgo de roble, labdanum, bergamota son los más salientes pero también está el jazmín, el iris y notas de rosa oriental el estilo La Rose Jacqueminot. Lo más singular en el caso de Coty es que su Chypre de 1917, que representa la culminación de su estilo contrastado, está dotado de una suavidad aterciopelada única e inesperada, mientras sus descendientes muestran estructuras claramente dramáticas.

La evolución del género chipre es otra historia; a principios del s.XX las facetas orientales los adornaban y frecuentemente se complementaban con aldehídos. Pero poco a poco fue surgiendo esa silueta marcada y estratificada que asociamos con este tipo de perfumes, hasta que llegó su momento, su época dorada, y aparece una de las creaciones más complejas y originales de la Historia: Miss Dior de Christian Dior. Aquel Miss Dior de 1947 que entonces acompañaba la estética del New Look marcó un nuevo estándar. Paradójicamente, aquel también fue un perfume en el que culminaba un estilo basado en notas muy contrastadas,pero al contrario que Coty, ahora hablamos de cientos de notas, no de fórmulas cortas.

Paul Vacher ( Sortilége de Le Galion , Arpége de Lanvin) fue el encargado de mezclar el perfume siguiendo la fórmula de Jean Charles. Eso se suele decir aunque no esté del todo clara la historia; en todo caso, Miss Dior era un chipre aldehídico con una importante faceta ambarada y abundantes notas verdes. Rico, complejo y original.

Se ha clasificado de múltiples maneras y no necesariamente por atender a la versatilidad del acorde chipre sino respondiendo a las múltiples reformulaciones que el perfume ha sufrido, incluída la revisión de la fórmula que realizó Roudnitska en 1992 para el extrait de parfum. Lo que desde 2011 se vende como Miss Dior EdT Originale no permite hacerse siquiera una idea aproximada de los que fue el perfume en sus días de gloria; la actual fórmula se lee simplemente como un perfume «clásico» de tipo chypre que ha perdido todo su esplendor, esto es, la riqueza de detalles, la calidez y la profundidad. Ya no se reconoce como aquel perfume lujoso que en su momento fue motivo de inspiración e imitación hasta popularizarse el tema a través de la perfumería funcional, sobre todo gracias a la fragancia del jabón Lux cuando éste olía tan perfumado…

Dos días antes del San Valentín de 1947 es una fecha clave en esta historia. Fue el día en que Christian Dior presentaba su colección de 90 modelos llamada «En Huit et Corolle». Era un nombre totalmente descriptivo, «en 8 y corola» se refería a la silueta (re)creada con las prendas. Dior había transformado los maniquíes de costura para conseguir el resultado que su mente proyectaba: reelaborar la antigua y muy encorsetada figura femenina de la Belle Époche. Lo hizo manteniendo aquella estrechísima cintura ópticamente realzada por amplias faldas acampanadas de tafetas que simulaban la corola de una flor, pero Dior redondeó mucho más las formas dando a todo el conjunto un aire casi arquitectónico -¿o debería decir escultural?-. De aquel desfile destacó el modelo Bar hoy considerado icónico del New Look.

Aquellos vestidos como ropajes estaban hechos con telas fabulosas y la abundancia de las mismas era sorprendente. La colección recibió algunas críticas por elaborar complejos patrones que requerían metros y metros de tela, un artículo aún bajo régimen de racionamiento pero ¿qué problema podrían suponer los géneros si el patrocinador y socio de Dior era el fabricantes de telas Marcel Boussac? Todo se hizo a lo grande, aquello fue una vuelta a la opulencia. Telas variadas y en cantidad, telas de gran caída, cosidas de tal modo que parecían armaduras capaces de sostenerse solas y de aguantar el peso de un broche importante o de acompañar un collar de perlas impresionante.

Pero dos guerras habían pasado entre la Belle Époche y el New Look. Los enfrentamientos bélicos habían cambiado muchas cosas en la sociedad, no sólo fueron los estragos causados en la economía y el paisaje, también fue la manera de ver al individuo y la propia relación con la psique…habían quedado al descubierto muchas cosas que antes las normas del decoro obligaban a tapar…pese a ser totalmente evidentes. El decoro pues ya no era la única regla y eso dio paso a una nueva sensualidad que Dior supo captar muy bien. Él dijo que había diseñado vestidos en pos de la femineidad, para recuperar el deseo de vivir tras años de dureza y austeridad aunque el modelo elegido fue algo estereotipado pese a su belleza. Sin embargo, el perfume que acompañó la colección fue otra cosa. Fue el auténtico caldero en el que hervían los deseos mezclados con refinamiento y mucha osadía. No era convencional y transmitían algo dinámico, moderno e incluso subversivo.

En aquel Miss Dior latía la huella de un perfume compuesto seis años antes por Germain Cellier para Robert Piguet: Bandit. Jean Charles admiraba este perfume y ya en 1946 había compuesto Ma Griffe(Carven)
siguiendo su mismo patrón de contraste: un complejo de notas verdes basadas en gardenia sobre fondo de cuero basado en isobutil quinolina (IBQ).

Cierto que Miss Dior también rescataba algo más antiguo, en concreto, el esquema de Coty y el gusto por los aldehídos contrastados por un fondo ambarado siguiendo la estela de los emblemáticos Nº 5 de Chanel y Arpége de Lanvin, pero lo hacía a través del filtro moderno de Bandit. Parece claro que Jean Charles admiraba la fuerza del contraste con que trabajaban Coty y Cellier, pero estudiando su método -el método para muchos- surge una mente atenta al detalle, minuciosa como un orfebre. Quien sabe, quizás lo que admiraba Jean Charles era la consecución misma de la armonía.

Tanto François Coty como Germain Cellier creaban perfumes con un estilo muy expresivo, basándose en la sobredosis de ingredientes robustos que dotaban al perfume de fuerte impronta. Jean Charles los admiraba sí, pero su estilo y el de Paul Vacher eran de factura más clásica, detallista y suntuosa. Parejo a loa vestidos de Dior y, no sólo el estilo sino también la forma de hacer era equiparable. Si el desfile de Dior hacía gala de una abundancia de telas ya olvidada, el perfume estaba repleto de complejos y ricos ingredientes que daban esa profundidad intensa y característica que hoy asociamos con los grandes chipres del pasado. Se dice que la fórmula original de Miss Dior contenía 350 ingredientes, entre ellos bases creadas por el propio Jean Charles, musgos, una generosa dosis de patchoulí, isobutil quinolina, ámbar gris, absolutos de jazmín, rosa y tuberosa obtenido por enfleurage…cosas que hacían que los perfumes se percibieran más llenos, más mantecosos y más todo y luego estaba el toque de vainillina que creaba en la faceta empolvada de Miss Dior un acabado más redondo, cálido y ambarado.

En este punto conviene recordar que Christian Dior, antes de fundar su propia casa de modas, había trabajado para Robert Piguet y, cuando decidió crear su primer perfume acudió a su amigo de la infancia Serge Heftler-Louchine (abuelo de Frederic Malle), quien durante 25 años había trabajado en Coty. Así viajan las ideas.

Como resultado de todo esto Miss Dior fue, hasta cierto punto, una reelaboración el pasado y una recopilación de las nuevas ideas que iban surgiendo en aquel entonces -el contraste entre cuero y notas verdes- pero se combinó todo de tal manera que resultó una nueva propuesta que proyectaría su influencia durante décadas. Tenía varios puntos fuertes; uno de ellos era su pronunciada faceta ambarada adornada con aldehídos que le daban un efecto radiante y femenino aunque en el fondo se percibía como un perfume sin género, lo que le daba un aire muy chic. Hoy las nuevas generaciones ven este perfume como un olor del pasado o peor, como de persona mayor, pero en concepto sigue teniendo algo moderno. Al menos en concepto. Miss Dior se creó con el mismo espíritu que la colección de ropa: para celebrar el deseo de vivir y estaba especialmente pensado para acompañar a la nueva generación de debutantes en su esmerada introducción en sociedad.

Así, Miss Dior era burbujeante y algo afrutada, jovial casi pero, a la vez, seria y sobria por aquel tono tan herbal que la distinguía. Esa dicotomía ya presente desde las notas de salida caracterizará todo el perfume y lo hará único en su especie. No sé si habrá habido un perfume que mejor exprese esa idea de posibilidades y culminación juntas. Suele ser una cosa o la otra.

Su salida verde ya muestra la complejidad del perfume. Gálbano perfumado con aldehídos, acompañado de salvia, coriandro, lavanda, nerolí y capullos de gardenia recrean el aire primaveral con un tono chispeante y alegre, pero a la vez es también seco y aromático. El acetato de estiralilo con que se crea la gardenia ayuda a dar ese tono de inicio seco tan coherente con el desarrollo del perfume. Así seco pero burbujeante es algo que sugiere champagne.

El corazón del perfume se reparte entre jazmín musgoso con acento animalístico, un nardo de gran riqueza que hace pensar en bombones de coco helados, un fresco lirio de los valles y el clavel fundido con una nota de rosa oriental salpicada de especias. Sin embargo, Miss Dior no se percibía como muy floral sino como algo más bien herbal, musgoso, húmedo pero cálido y amaderado pero dulce características que se concentran en la base gracias al musgo de roble y de encina, el acorde ambarado con vainillina, ámbar gris y civeta que aportaba esa vibración única de las notas animales junto con la oscuridad terrosa del patchoulí y notas de vetiver que acentúan la faceta amaderada. El iris también fue una nota muy importante en este perfume, aportaba el distintivo toque empolvado a la vez que unía la faceta amaderada, musgosa y ambarada.

El verdor sugerente, la sequedad herbal, el componente animalístico, los recuerdos a tierra húmeda, el nardo helado, el jazmín brillante… todo junto creaba el perfume apropiado para aquellas jóvenes de entonces que cultivaban el estilo lady like, algo que parece de otra época porque vivió tiempos mejores aunque parece que nunca desaparece del todo. Pero hoy, Miss Dior ya no representa el colmo de la femineidad, menos aún la insolencia de la juventud, y seguramente las nuevas debutantes sean más partidarias de perfumes dulces o evidentemente florales. Los modelos de femineidad varían cada cierto tiempo -iba a decir que cambian pero, en realidad, creo que los cambios son algo menoress de lo que pensamos- y, tal como ellos cambian también lo hacen los perfumes, esos líquidos olorosos que pueden marcar un momento en la vida de alguien en particular pese a seguir una moda o un convencionalismo social. ¿No es curioso cómo el entorno nos define más de lo que pensamos?

Quien tenga cierta edad podrá tener recuerdos de aquella Miss Dior, un perfume que no podría ser ya más que algo del pasado: el gálbano no es muy del gusto actual, el musgo en breve quedará totalmente restringido, ya no hay absolutos florales como los de antes, los matices animalísticos asustan y no parece haber notas lo suficientemente densas en la actualidad para redondear sus aristas e integrarlas finamente en una composición -quiero decir integrarlas finamente de verdad-. La realidad es que ya no se cultiva más la riqueza sensorial en el perfume, hay demasiadas limitaciones; si se cultiva y se explota en la publicidad, ahí hasta la saturación. De hecho la nueva Miss Dior (antigua Chérie) se presenta siempre con un espíritu romántico a la vez que indómito. Curioso.

El iris errante: Bois d´Iris de Van Cleef & Arpels.

25 miércoles Abr 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 2 comentarios

Etiquetas

almizcle, ámbar gris, iris, labdanum, mirra, perfume, Vainilla, vetiver, violeta


* Fragmento del tapiz El Olfato de la serie La Dama y el Unicornio del s. XV.

El iris posee una impronta elegante y atemporal. Es la finesse lo que marca su identidad. Los perfumes dedicados al iris intentan capturar dicho encanto evanescente y etéreo o esa cualidad profunda, austera y enigmática pero es difícil rehuir la huella del clasicismo porque la característica principal del iris es el efecto empolvado, delicado y matizado que conecta con el almizcle acompañando a una faceta amaderada reminiscente de maderas preciosas. Los perfumes más icónicos del pasado contienen esos matices y, en no pocas ocasiones, no son sólo matices sino una parte esencial de la personalidad del perfume.

Maderas envueltas en polvo de arroz, en semolina, en algo impalpable pero maderas al fin y al cabo, reconocibles porque tienen cuerpo y densidad. Esas maderas son un elemento muy importante para estructurar un perfume y es precisamente ese aspecto de perfume estratificado con faceta empolvada lo que ahora se asocia con otra era. Cuantos más años retrocedemos en el tiempo, más compleja y adornada se muestra la faceta amaderada: surge con declinaciones musgosas y ahumadas y ambaradas y, sobre todo, con ese efecto empolvado cerrado y singular. Las bases de perfumería han jugado un papel muy importante en la definición de estos acabados, de hecho, han marcado etapas en la Historia, pero alguna ha tenido una influencia más amplia a lo largo de la línea del tiempo, como es el caso del Musgo de Sajonia.

Hoy, el Musgo de Sajonia, tiene un carácter marcadamente retro; con notas de geranio combinadas con la faceta ahumada, amaderada y verde salpicada del dulzor herbal anisado del regaliz y con un inconfundible acabado envolvente, empolvado y aterciopelado en el que juegan su papel la vainillina y el iris. Nuit de Noël de Caron es el perfume que salta a la mente cuando se habla de esta famosa base pero hay una larga lista de perfumes que bien la usaron directamente -como Vol de Nuit de Guerlain o Habanita de Molinard- o bien están inspirados en ciertos aspectos por ella -como Chanel Nº 19-. Así, este tipo de acabado intangible y multidimensional ha sido una constante y ha perdurado a lo largo de décadas a base de interesantes variaciones pero de forma cada vez más sencilla. Iris y vetiver han sido dos de las notas más usadas en la evocación de esta idea y, así, llegamos a las creaciones actuales más directas y discretas pero que retienen ese aire clásico, como el aséptico Infusion d´Iris de Prada, el cremoso Nº19 Poudré de Chanel o el radiante y acuoso Papyrus de Ciane de Parfumerie Generale.

La simplificación de las facetas es un rasgo de la perfumería contemporánea: Los materiales son más transparentes y, a la vez, la gente prefiere fragancias ligeras antes que densas. Otro aspecto del lenguaje moderno es el acabado pulido con notas muy separadas entre sí hasta llegar al extremo de la sensación molecular e inmaterial que se puede conseguir con materiales como el Iso -E-Super o el Ambrox, con los que se crean acordes más dilatados, aterciopelados, cristalinos…

La perfumería actual es menos de olores marcados, perfilados y difíciles -si exceptuamos el exotismo de ciertos materiales como el oudh – y más de características del olor propiamente dichas: textura, luminosidad, densidad, etc. Así que el iris y su intrínseca atemporalidad continúa en la cresta de la ola porque su olor difícil de aprender se describe mejor con sensaciones.

Cierto que el gusto por la severidad de un acabado seco se ha dejado atrás en favor de su tono más resinoso o de un efecto más glaseado y vago pero esa sensualidad que un buen perfume de iris tiene gracias a que transmite la sensación de piel perfumada con violetas cremosas es algo muy intimista que nos atrae como humanos. Por eso, en medio de un panorama que se pinta de actualidad urbana alocada los viejos modos perviven. Se han renovado, como siempre, siguiendo lo que las preferencias actuales y el mercado de las materias primas designan como «del momento», pero en el fondo permanecen. Así seguimos encontrándonos con el acabado amaderado empolvado, aunque en clave más discreta y suave en perfumes de iris como Bois d´Argent (2004, Annick Menardo) de Dior y Bois d´Iris (2009, Emilie Copperman) de Van Cleef & Arpels. Ambos tienen un aire muy similar con bastantes características comunes, pero el de Dior tiene un acabado amaderado más marcado, es más aromático, con acentos metálicos más evidentes y se puede leer como un chipre mientras que el de Van Cleef & Arpels hace mayor hincapié en la faceta oriental amaderada expresada a través del iris y del ámbar gris, pero en los dos hay:

– Un tono vagamente ahumado y anisado, como de regaliz que recuerda al Musgo de Sajonia, en el que la mirra juega un papel importante, creando la ilusión de madera antigua y también redondeando el aura balsámica ambarada de estos perfumes. Por ello la gente establece semejanzas con Hypnotic Poison (1998) de Dior, también creado por Annick Menardo.

-Un acabado suave y persistente de maderas cremosas envueltas en vainilla almendrada y acaramelada que junto con discretas violetas y un suave matiz lechoso hace pensar en productos para el cuidado del bebé de Johnson´s & Johnson´s.

Además comparten la forma en que el iris funciona en la fórmula, siendo partícipe de varias facetas a la vez. Las metil iononas, aquí muy importantes, refuerzan el acorde seco amaderado de raigambre clásica y complementan la calidez de la faceta ambarada basada en Ambrox, pero el núcleo es el acorde empolvado que forma el concreto de iris con un cóctel de almizcles blancos lineales.

En Bois d´Iris hay una referencia a Chanel evidente porque el iris y el vetiver recrean junto con algo radiante, especiado y limpio que recuerda al olor del papel y del incienso -y que parece cipriol- parte de ese aspecto difuso amaderado ambarado del Nº 19. Por otro lado los almizcles y la vainilla añadidos se encontrarán después en el Nº 19 Poudré (2011) , en una de esas típicas trayectorias bumerán que surge al calor de la competencia entre firmas por mantener renovado y fresco su estatus en el mercado. Sin embargo, el perfume de Van Cleef & Arpels tiene un aire claramente oriental, de maderas orientales, con un acabado untuoso, lechoso y que recuerda al tofe gracias a la mirra, el concreto de iris y la vainilla que además contribuyen a crear ese carácter balsámico suave y fluido, sedoso como leche de arroz. También es un perfume carnoso, pero de una forma pura y delicada porque, en el fondo, es una viñeta repleta de inocencia.

Las maderas muestran un efecto desgastado intencional pues la idea es crear una nota de madera a la deriva en lugar del olor de una madera específica -no obstante son legibles rasgos de cedro y vetiver-. Esta madera a la deriva permite jugar con un matiz vagamente salado y esta es una manera chic de aludir al ámbar gris, como ocurre con el Eau des Merveilles de Hermès. Esta madera empapada por el olor seco, medicinal de la mirra y el vago eco ahumado del labdanum y el vetiver recuerda un poco a un whisky escocés. Sólo un poco.

El ámbar gris es como una sugerencia, lo que en cierto modo emula la naturaleza casi imperceptible e inefable del más fino grado de ámbar gris pero, en última instancia, se concreta en un intento de conjurarlo a través del ambrox más el efecto de dos notas en contraste: la nota de sal y la nota de azúcar o la combinación de yodo y miel…la madera a la deriva aporta el aspecto salado, la mirra -que parece reforzada con cera de abejas- da el toque azucarado y recrea una sensación melosa almizclada un poco cabezona aunque no llega a ser densa o animal sino, sobre todo, gustativa.

Paradójico como parece el planteamiento, es un perfume muy equilibrado y sutil en el que conviven en armonía la faceta más sobria y clásica de un iris seco, amaderado y ambarado junto con un iris lúdico y ciertamente regresivo por el dulce olor a bebé que desprende y los tímidos efectos palatables de tofe, chocolate blanco y leche. Por esta combinación que encarna tanta ternura hace pensar en Bois Farine (2003) de L´Artisan Parfumeur. Son como primos hermanos.

Bois d´Iris es un perfume minimalista pero sustancioso y redondo por la riqueza de los materiales con que está formulado. Se presenta como un delicioso perfume de piel que funciona con la discreción y limpieza de una Cologne llena de calidez y dulzura oriental en lugar de los tonificantes aromas mediterráneos. En ocasiones te olvidas de que lo llevas y un tiempo después vuelves a percibirlo con más intensidad y nuevos detalles que le dan un ligero movimiento. Su punto fuerte es precisamente ese, la tenaz delicadeza, algo que, en el fondo, forma parte de la naturaleza del iris -especialmente del florentino- y del ámbar gris, ambos elusivos protagonistas de este perfume que es capaz de crear un aura etérea, delicada y algo exótica pareja a un paisaje sereno, fantasioso y tranquilizador.

Porque es un perfumes de características, de tonalidades y texturas más que de movimiento, color y contraste también tiene una velada cualidad sensual. Puede recordar a varios perfumes ya sea por su faceta balsámica (Eau Duelle de Diptyque, Myrrhe Ardente de Annick Goutal , Mandorlo di Sicilia de Acqua di Parma), que por su etéreo y suave iris ( L´Eau d´Hiver de Frederic Malle, Iris de Odori, Iris Pallida de L´Artisan Parfumeur) o por su carácter seco y amaderado (Sycomore de Chanel, Encens Satin de Armani Privé) pero, porque es un perfume de piel y, por tanto, algo puramente individual, Bois d´Iris es comparable a la experiencia de oler un pomander, llevar un jersey de cashmere o leer un poema artúrico dejándose arrastrar a ese mundo legendario de bosques oscuros y parajes rocoso que esconden un palacio encantado, con misteriosas damas cuyos vestidos resaltan por sus verdes mangas y caballeros andantes en pos de su destino. Una narración. Algo de hoy y de siempre.

Momento musical: El Lago Encantado, poema sinfónico Op 62 de Anatoli Liadov -un mago de la armonía y los detalles que siempre componía pequeñas – grandes obras.

La intensa vainillina y Ambre 83 de Laire.

03 viernes Nov 2017

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

≈ 3 comentarios

Etiquetas

ámbar, ámbar gris, perfume, vainillina


*Anuncio para Biscuits Lafèvre-Utile (1896) de Alphonse Mucha.

En una pequeña historia de la vainillina cabría resaltar dos hechos. El primero, que junto a la cumarina, es uno de los químicos aromáticos más antiguos; ambos comenzaron formando un poderoso tandem de profundo y persistente dulzor, el dulzor tradicional, rico y envolvente de los clásicos perfumes ambarados y orientales. El segundo es que, desde el inicio de su historia, la vainillina se pudo preparar con métodos diferentes y partiendo de diversas fuentes; tal circunstancia multiplicó el número de patentes y esto implicó un descenso drástico en su precio: desde los casi 9000 francos por kilo que podía costar en 1876 hasta menos de 50 hacia 1913. Y esta es, seguramente, la principal razón de su popularidad porque no sólo es un material importante en perfumería, también lo es en la industria del sabor donde se ha usado para aromatizar desde tabaco a chocolate. De hecho, la vainillina es lo que la gente suele identificar como olor de vainilla gracias a flanes, bizcochos de soletilla, natillas, helados y demás preparados industriales.

La vainillina tipifica -junto con los matices cinámicos- los olores balsámicos pues ocurre de forma natural en distintas variedades de vainilla, en los resinoides de benjuí, en el bálsamo de Perú, en el bálsamo de Tolu y en el estoraque; pero su olor es sólo una parte del aroma de la vainilla natural, aunque popularmente una se confunda con la otra porque la vainillina también representa en términos de aroma el común denominador entre la diversas vainillas que se cultivan en el mundo.

Diferentes concentraciones de vainillina también se pueden encontrar en la pimienta dulce (dioica o de Jamaica), en la canela de Ceylán, el clavo y su aceite esencial, el jengigre, la nuez moscada y su aceite esencial, el musgo de roble, la planta del tomate, el maíz, la avena, la mantequilla, el aceite de oliva, el café, el whiskey, el ron, la piel de patata, las fresas silvestres, la piña, las pipas de girasol, el aceite esencial de cabreuva o el raro y caro absoluto de flor de violeta. En algunos casos la vainillina puede formarse en un alimento como el jarabe de arce y el café por acción del calor, en otros casos como los vinos, licores, vinagres y demás productos envejecidos en barricas por acción de la lignina, un polímero de la madera del que se puede extraer vainillina como subprodcuto de la industria papelera. Esto enlaza con el olor de los libros viejos, que entre otras cosas pueden recordar a vainilla y ámbar gris.

Esta ocurrencia natural en distintos alimentos, especias u otras materias puede verse reflejada en fragancias, de forma incidental o tangencial. Un ejemplo interesante es Jeux de Peau de Serge Lutens, un perfume particularmente dulce y persistente cuyo motivo central en una primera impresión es un palatable y tierno acorde de café, pan y albaricoques pero que, de forma oblicua, remite al gusto de la vainillina y los clásicos perfumes ámbar. Por otro lado, del mundo del vino y la madera de roble se derivan productos como la tintura de astillas de roble o el extracto CO2 que si bien sirven para dar una tonalidad de musgo de roble, seca y amaderada, también tienen un tono balsámico vainillado y ligeramente frutal. Perfumes como Chêne de Serge Lutens, Caligna de L´Artisan Parfumeur o Vanille Insensée de Atelier Cologne usan estos materiales en su base.

Porque remite al sentido del gusto más primordial de la leche materna y al sentido del tacto acariciante y protector cuando forma parte de una faceta empolvada, la vainillina resulta ser un olor inconsciente y terriblemente apetecible, reconfortante y calmante. Tiene un importante efecto psicológico, pero en perfumeria también es interesante por su versatilidad: puede usarse como fijador o como modificador en todo tipo de perfumes siempre que se dosifique con cuidado pues si hay algo que caracterice a la vainillina es su cálida persistencia, sin ser tan potente como la etil vainillina (cuyo carácter fue magistralmente domado por Jacques Guerlain en Shalimar), aún puede resultar agotadora, pese a ser cremosa, dulce y empolvada.

Al igual que la cumarina, la vainillina recubre la vaina de vainilla durante el proceso de secado, cristalizada como diminutas agujas incoloras o blanquecinas. Su presencia en la vainilla es variable, aunque se estima una media del 2%, pero entre los casi 200 componentes conocidos en la vainilla, la vainillina representa lo más característico de su olor.

Nicolás Theodore Gobley consiguió aislar la sustancia por primera vez en 1858 como una sustancia relativamente pura, a partir de un extracto de vainilla. El paso importante lo dieron Tienmann y Haarmann en 1874 cuando dedujeron su estructura química y encontraron una vía de síntesis a partir de la coniferina, un glucósido presente en la corteza de pino.

Diferentes vías de síntesis a partir de diferentes materiales se fueron encontrando desde entonces: a partir de guayacol petroquímico y natural, a partir de lignina, del eugenol presente en el clavo, de la cúrcuma, del ácido ferúlico. En cada caso la calidad puede variar pero la vainillina ex clavo ha sido una de las más preciadas en perfumería por ser prácticamente idéntica a la vainillina presente en la vainilla.

Oliendo dulce, empolvada, seca, con recuerdos de caramelo, cacao y leche, cremosa pero también aromática, con recuerdos de frambuesas, fresas, litchi o tabaco, la vainillina ofrecía desde su inicio la posibilidad de recrear y/o amplificar el vago dulzor acogedor de la tintura de ámbar gris. En fórmulas antiguas y saturadas ambos perfumes podían compartir espacio y complementarse, pero la industrialización de la perfumería implicó, desde el primer momento, una reducción en los tiempos de producción. Nada que ver con los ritmos frenéticos de hoy en día, pero si de un modo lo suficientemente significativo como para que el uso de tintura de ámbar gris -que requiere una maduración de meses- se fuera relegando en beneficio de las bases de ámbar que, sin oler directamente a ámbar gris, recreaban aspectos y cualidades de este precioso material.

Las bases eran y siguen siendo una herramienta muy importante en la paleta del perfumista. Creadas combinando químicos aromáticos con esencias, brindan la posibilidad de introducir complejidad y carácter, de perfilar una faceta, ser el punto de partida de un arquetipo o insuflar ese je ne se quois con un acabado característico.

Es el caso de Ambre 83 de Laire (actual Symrise) una base histórica que hoy se identifica con un ámbar tradicional: dulce y balsámico, rico, penetrante y empolvado y, en ocasiones, susurrante. Envolvente, introvertido, intrincado, sensual. Sutil a la vez que tenaz, redolente de calidez y concentrado.

Como base de ámbar es una fantasía: no huele a ámbar gris ni tampoco a su sustituto del reino vegetal, el labdanum. Tiene un carácter intensamente cálido y empolvado basado en una importante dosis de vainillina y almizcle latiendo junto a un rosado geranio, toques de civeta, pungente labdanum, oscuro patchoulí y nuez moscada. Esa faceta empolvada-almizclada parece formar una segunda piel mientras proyecta un halo cálido de incienso y maderas. Es sutil a la vez que profuso en sus matices, intentando emular el olor infinito del ámbar gris.

En su momento publicitada como un producto para recrear notas orientales y ambaradas, Ernest Beaux la usó para enriquecer la fantasía de maderas preciosas y ámbar gris que es Bois de Iles (1926) de Chanel. Hoy es un modelo de ámbar tradicional para distintos perfumes monotemáticos; el estandar es Ambre Sultan de Serge Lutens, lo más cercano al olor de Ambre 83, pero hay muchos perfumes que siguen su estela: Ambre Fetiche de Annick Goutal siguiendo la línea clásica y concentrada y Orietal Lounge de The Different Company -que mantiene el perfil aromático típicamente cálido y empolvado pero se renueva usando el recurso moderno de un acabado más diáfano, tibio y espacioso- son dos ejemplos claros de como esta base ha creado un modelo.

Ambre 83, creado a principios del s XX, también tiene una versión actual: Ambre 84 DL, acorde con los tiempos es un ámbar más cristalino y amaderado pero con un filo gourmand de café. Otro ejemplo de que la perfumería se sigue moviendo por la vía palpable de lo palatable; algo menos místico que un ámbar tradicional, pero aún intimista. Ligado tanto a una sensación de energía por la cafeína que sugiere como de cobijo por esa tendencia actual hacia de comodidad hogareña con filtro hygge.

Costumbres cambiantes, modas y tendencias en el vestir y la decoración, las formas de hablar y los temas de conversación dominantes de cada época incluidos los modos de comportarse en público, de valores en alza y de valores a la baja, modos de educar, libros disponibles y libros imposibles de volver a encontrar…en fin todo lo que define la cultura de un momento -tanto si es alta cultura como estándar o escasa- no sólo influye en nuestro estilo de vida y nuestra forma de pensar…. también influye en nuestras expectativas. Las expectativas pueden cegar nuestros sentidos, de hecho lo hacen. Las expectativas actuales parecen guiadas por una cascada perenne de estímulos fáciles, adrenalina y simplicidad que se reflejan en un gusto general por perfumes de lectura rápida, de ligereza y uniformidad, de gusto inmediato y de inmaterialidad.

Hace un par de años escuchaba a unas chicas jovenes hablar de perfumes en términos de modernidad. Los florales para ellas -que resumían a la perfección las ideas de su generación- si son ricos y complejos como Faubourg 24 de Hermès ya son cosa del pasado o algo para una mamá. Lo joven -lo que ellas sienten que las representa- es transparente, fresco o en todo caso gourmand. Sí, algo tan ligado al origen de la perfumería moderna- pero que entonces era subliminal- es hoy considerado lo más de lo más por las nuevas generaciones y la industria se hace cargo de eso porque con esto de lo gustativo al final, llega tanto a jóvenes que lo leen como novedad, como a personas maduras que pueden encontrarlo simpático, divertido, cómodo. A mujeres y a hombres también, porque en el fondo lo gourmand no tiene género, ni edad y sí múltiples tonalidades que ofrecer más allá del azúcar y el praliné en las distintas familias de perfumes.

Lo triste de la perfumería actual no es que haya predominio de notas dulces, lo que no es tan nuevo, sino que no están sublimadas y que no acompañan con esplendor y creatividad otras facetas del perfume. Es decir, que sea algo tan genérico. Cabe citar dos perfumes nuevos como ejemplo de buen hacer más allá del dulzor: Poison Girl de Dior y Baiser Fou de Cartier.

Y si pareciera que esto ya está muy alejado del tema del ámbar, aún quedaría por recordar la intrincada y curiosa historia culinaria del ámbar gris o como algunos perfumes clásicos de almizcle o de ámbar rebosan notas de chocolate negro y de vainilla oscura. O la vainilla misma que como especia se extendió en Europa como aditivo suculento del chocolate caliente, una bebida típica de las cortes europeas, pero eso es otro historia. Esta historia en cambio termina como empezó, con un material, la vainillina, que al conseguir sintetizarse a bajo coste pasó a formar parte del gusto más cotidiano y hogareño que aún proporcionan flanes, bizcochos de soletilla, natillas, helados y demás preparados industriales.

*Anuncio para Chocolat Ideal (1897) de Alphonse Mucha.

Bucólico viaje al pasado: Le Jardin de Mon Curé 1895 Guerlain

18 martes Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 2 comentarios

Etiquetas

ámbar gris, bergamota, clavo, lavanda, limón, perfume, rosa, salvia, styrax, tomillo, verbena, violeta

Desde los Jardines Colgantes de Babilonia a las villas romanas o desde La Alhambra a Versalles, pasando por jardines espirituales o todo tipo de arreglos domésticos, el jardín es una representación que connota bienestar, placidez, seguridad, abundancia y, en última estancia, una idea de paraiso. En perfumería, esta celebración de la naturaleza cultivada tiene una larga tradición.

Hermès volvió a poner la idea en el punto de mira con su serie Jardins, en la cual un elemento primordial como es el agua se convertía en el hilo conductor: un mar, las lluvias del monzón, un río…pero la costumbre de esta inspiración puede que sea tan antigua como la perfumería misma. Pensemos en los egipcios intentando extraer la esencia de las flores que adornaban sus jardines: los nenúfares, las azucenas, etc.

Hojeando un antiguo recetario de perfumería del s. XIX podemos encontrar nombres tan prosaicos como el de Agua de Colonia y sus mil variantes o cosas más vagas en términos de olor como Agua de Mil Flores o incluso un Agua de la Elegancia. Pero junto a estos nombres más abstractos vemos otros tantos de carácter más pictórico como un Bouquet de los Alpes o un Espíritu de Citerea, nombres que implican lugares, lugares que tienen un paisaje característico y paisajes con los que se asocia un tipo de olor que puede ser más floral, más herbal, más cítrico aunque el punto de partida en muchos casos siga siendo la Cologne. Y un paso más en el arte de dar nombre a los perfumes lo apreciamos cuando, intentando crear una sensación más especial, se acude a un paisaje cultivado, es decir, un jardin cuyo diseño y cuidado puede transmitir un concepto más romántico, más pintoresco, espiritual o impresionista, etc.

Guerlain en su catálogo histórico tiene varios ejemplos que delatan un interés temprano por crear armonías de olores más complejas e inusuales que los aromas naturales de la rosa y el jazmín. La pequeña fantasía floral que es Après L´Ondée, el encantador frescor verde afrutado de Chant d´Aromes, los atrevidos matices florales de Jardins de Bagatelle son ejemplos con los que aún podemos deleitarnos, pero en sus archivos se guardan recetas que muestran un gusto marcado por el encanto evocador de los lugares lejanos o los parajes pintorescos. Bouquet de la Sierra Morena (1834), Fantaissie de Deauville (1877), Les Fleurs du Guido (1885?), Oppobalsam de la Mecque o Far West por ejemplo. Pero quizás el más pintoresco y llamativo sea, por su nombre mismo, Le Jardin de Mon Curé (1885) considerado oficialmente el primer perfume creado por Jacques Guerlain cuando contaba con veinte años de edad. El jugo dejó de comercializarse en la década de los cincuenta.

La renovación de los temas, en cualquier disciplina artística, se consigue cuando surgen nuevas estructuras o nuevos materiales pero muchas veces lo que tenemos es un tema muy tradicional a partir del que se hacen variaciones. Con Le Jardin de Mon Curé este es el caso. La temática va contenida en el nombre y no puede ser más representativo de un tipo de jardin: el medicinal que desde la Edad Media ocupaba claustros o huertos de monasterios, con abundancia de rosas antiguas y de hierbas aromáticas que conformaron la base de la farmacopea moderna: tomillo, salvia, lavanda, verbena, etc. La idea enlaza con el sentido original del Agua de Colonia como tónico u elixir bebible, mientras el arreglo de las notas está totalmente insertado en la tradición temprana de Guerlain, en la que tanta importancia tiene el Eau de Cologne Impèriale y demás aguas frescas como el modernismo abstracto de Jicky, uniendo elementos que en la naturaleza no están parejos -como cumarina y civeta- con el que Aimée Guerlain comenzó a esbozar la silueta clásica de los perfumes de la firma, con un ritmo de evaporación marcado por una salida fresca y afrutada en la que brilla la bergamota pero los matices son aromáticos, un clásico acorde floral de rosas y jazmines ocupa el corazón modulado por la suavidad empolvada de las violetas irisadas sobre un fondo en el que bálsamos, cumarina/haba tonka y notas animales juegan el rol principal aportando profundidad aunque es la nota de cuero -que surge de distintas formas- unas veces más evidente que otras, la que aporta ese sentido de gravitas tan apreciable en las composiciones vintage de la firma.

En Le Jardin de Mon Curé esos elementos están más o menos presentes. Un año posterior a Eau de Cocq -que aún se comercializa- no sólo desarrolla el frescor cítrico tipo Cologne sino que acentúa bastante la faceta aromática-herbal a base de tomillo, salvia, lavanda, verbena, menta…lo que da un acabado medicinal al perfume. Aunque es más alimonado y herbal que floral, puede hacer pensar en magnolias y en violetas húmedas pero lo que realmente marca el perfume es su sillage construido a partir de notas animales -algo propio de la época y de la manera antigua de hacer perfumes- así civeta, cuero e infusión de ámbar gris contribuían a dar esa calidez empolvada y coriácea tan propia de los clásicos perfumes Guerlain, el sello que Jacques Guerlain irá perfilando a través de sus distintos trabajos, culminando en el super perfume de ámbar que es Shalimar.

Le Jardin de Mon Curé fue el principio, donde muestra ya un gusto por las notas animales y la experimentación con notas aromáticas más propias del lenguaje decimonónico pero que él continuará usando en sus composiciones durante décadas, convertidos entonces en ricos matices. No se puede decir que este perfume tan aromático tenga un equivalente moderno. Huele a disciplina decimonónica. Pero si hubiera que señalar algo en esta línea podría decirse que esos perfumes de acabado chyprée y frescor verde de la década de los 70´s se dan un aire, especialmente Eau de Rochas en fórmulas vintage con su fondo de musgoso narciso. En cuanto al tema herbal, es raro encontrar un perfume que explote tan a fondo materiales de regusto aromático medicinal. Por ejemplo, Heeley con Menthe Fraîche se queda en la excusa de crear un confortable perfume de té con menta pero allá por 1990 Diptyque produjo Virgilio, un sencillo y bucólico perfume de tomillo. Toda una rareza.

Ni tan dulce, ni tan fiera: Rose Muskissime de Maitre Parfumeur et Gantier

08 sábado Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 2 comentarios

Etiquetas

almizcle, ámbar gris, brote de grosella, cereza, clavel, mango, mora, perfume, rosa

La joven podía consentir muy bien en ser la hija de un corsario, pero de ningún modo estaba dispuesta a ser presa de ninguno de ellos. De niña había sido bondadosa; de joven era despiadada. «No -se decía así misma-; ellos son quienes serán mis víctimas» . De todas formas, la desusada admiración, la nueva defensiva y ofensiva, trajeron inquietud a los primeros años juveniles. Y como aquí lo que se está escribiendo y leyendo es la historia de Malli, uno es libre de imaginar que, de alargarla más, se habría convertido en lo que los franceses llaman une lionne, una leona. En la historia misma, no es más que un cachorro de león, un poco cachorro en sus movimientos y, hasta el último capítulo, insegura a la hora de calcular su propia fuerza. Tempestades en «Anécdotas del destino» de Karen Blixen.

Cuando la perfumería nicho se cernía a la idea de la mínima distribución y la oferta alternativa, sus perfumes tendían a buscar la singularidad con acabados más artesanales o con perfumes monotemáticos o con notas realmente particulares, o simplemente seguían un estilo tradicional con buena claridad en todas las facetas. Diferentes marcas, diferentes catálogos y acabados, sin duda, pero varias de estas firmas nicho que hoy son bien conocidas comenzaron en Paris con pequeñas tiendas de cierto aire bohemio chic. Diptyque fue pionero, luego L´Artisan Parfumeur, Annick Goutal, Maître Parfumeur et Gantier…aquello era el equivalente al slow food de ahora, salvando las distancias.

De estas firmas pioneras seguramente Maître Parfumeur et Gantier es la que ha mantenido un tono más conservador en sus perfumes, que no buscan ser el colmo de la originalidad pero si del rigor y la discreción. Realmente son composiciones de acabado casi cartesiano, sin muchas concesiones pese a bautizar sus perfumes con nombres caprichosos.

Rose Muskissime (1989) , siguiendo la tradición iniciada con Amazone de Hermès de emparejar rosa y notas frutales en un acorde serio apoyándose en absoluto de brote de grosella, tiene -pese al superlativo en su apellido- un carácter más intimista que la portentosa Amazone. Es, con todo, una rosa persistente gracias a la presencia de rosa de Marruecos y de Turquía.

De ambos tipos de rosas se pueden apreciar rasgos: ahí está ese olor afrutado, como de vino de moras, que es un aspecto revelador de la presencia de rosa damascena y que aquí, lejos de disimularse, se adorna y realza, para enmarcar un acorde de rosa roja y ámbar suave; pero también por otro lado se aprecia el tono más amaderado y meloso de la rosa centifolia que crea un efecto más profundo e incluso pesado. Juntas forman el corazón de este perfume intensamente rosado pero de poca proyección y que, paulatinamente, va dejando ver un fondo discreto de almizcle ambarado en el que de nuevo se puede apreciar ese rastro a moras que también puede ser característico de los acordes de ámbar gris.

Ese equilibrio entre la tenacidad de la rosa y la sutilidad ambarada dan un aire juvenil al perfume en general, pero lo más juvenil y chispeante es la salida, un auténtico festival de color y sabor en el que se distinguen varias notas frutales. El absoluto de brote de grosella es clave aquí, aporta ese peculiar contraste entre dulzor licoroso y acidez verde bastante aguda y junto a él se aprecia el tono exótico lactónico del mango, recuerdos de bayas y una juguetona nota de cereza.

En nuestros días, las notas frutales han acabado por tener mala fama: ubicuas, simplificadas pero empalagosas y tremendamente comerciales. Lo cierto, es que son matices que siempre han podido surgir en los perfumes de calidad porque los propios ingredientes naturales contienen estos matices, que luego se pueden trabajar hasta crear un efecto de fruta madura que no todo el mundo podrá llevar, se pueden suavizar hasta tonalidades más pastel más fáciles de apreciar o hacerlas brillar con colores casi chillones. Bien trabajadas pueden tener un gran atractivo y resultan reconfortantes, sin olvidar de su afinidad con el olor de la piel.

Rose Muskissime pese a su colorida salida es básicamente una rosa roja. Ni tan intensamente floral como Ce Soir ou Jamais de Annick Goutal, ni de una calidez tan encendida por especias como La Fille de Berlin de Serge Lutens sino una rosa afrutada y compacta que revive con esa nota de vino de moras un aspecto afrutado muy clásico de los perfumes de rosa y ámbar.

De impresiones y oscilaciones: Elixir des Merveilles de Hermès

19 lunes Dic 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 2 comentarios

Etiquetas

ámbar gris, caramelo, cedro, haba tonka, musgo, naranja, patchoulí, perfume, roble, sándalo, vetiver, whiskey

EdesM06

Suave, empolvado, oscilante, con trazas boscosas, finamente lechoso y afrutado, con trazas marinas, raro… el ámbar gris es un material fascinante cuya tintura ha sido usada tradicionalmente como unificador en perfumería. Al igual que el musgo de roble tiene una faceta oriental amarga y un carácter ambivalente que habla de la tierra y el mar al mismo tiempo. Pero mientras el musgo ha sido siempre más popular y tangible, el ámbar gris ha continuado como especialidad de la alta perfumería.

Aún existen farmacias, que fabrican sus propios perfumes o comercializan fórmulas locales, en las que se pueden encontrar frasquitos de «Musgo de». Antes podía ser algo tan típico irse de viaje y traer un frasco de perfume de musgo del lugar de recuerdo como comprar un plato de cerámica o cualquier otro producto de artesanía. Y los perfumes basados en un acorde ámbar son todo un clásico de la perfumería, ya se sabe. Pero lo que resulta más excepcional es un perfume centrado en recrear de alguna manera la complejidad del ámbar gris, de igual modo que Musc Nomade de Annick Goutal o Muscs Koublaï Khän de Serge Lutens hacen, de forma totalmente opuesta, con el almizcle.

Eau des Merveilles fue la primera propuesta clara que trabajaba sobre esa idea. Basada en un acorde amaderado, con una importante dosis de musgo y sal, sosteniendo una faceta cítrica anaranjada muy refrescante; pronto se convirtió en un favorito de quienes prefieren un olor tonificante y complejo alejado de la tradicional Cologne.

Elixir des Merveilles (2006) continua con esa idea, de hecho profundiza más en ella y ofrece un perfil más próximo aún al material. Se podría decir que Eau des Merveilles ofrece el esqueleto y las distintas versiones de la saga van añadiendo y profundizando en unas u otras facetas. Por eso, muy a menudo, Elixir des Merveilles es descrito como un perfume raro: es menos claro, menos fácil de leer porque remite a algo poco conocido. Aún así, en su estructura, mantiene la referencia clara y clásica de los perfumes chyprée, especialmente de los chipres verdes que dominaban el panorama en los años 70.

Siendo fiel a esa idea original de crear una impresión refinada de ámbar gris busca no sólo los matices de olor sino también el comportamiento oscilante del olor. Ahora es como un bosque húmedo con cedros y pinos, después como la brisa marina. Ahora recuerda al sándalo balsámico y almizclado, después al caramelo. Es vainilla y espuma de mar. Leche y alcanfor. Rosas y algas. Delicadamente empolvado. Infinito. Radiante. Astringente por esas vetas amargas de heno y tabaco, con un fino toque afrutado reverberando. Pero todo esto es muy sutil, difuso y a la vez persistente. Este juego entre suave y tenaz que es clave para definir el ámbar gris es uno de los aspectos más logrados del perfume.

Sí, la oscilación es su mayor logro pero también su mayor pecado. Convierte al perfume en algo estiloso pero a la vez raro y distante y así, el público en general, ve Elixir des Merveilles como un perfume que no se puede llegar a describir con exactitud, sensación esa un tanto incómoda. ¿Habéis escuchado alguna vez la charla de Mark Bowden «The importance of being inauthentic»? Describe escenificando como las personas nos clasificamos unas a otras basándonos en rasgos que delatan la pertenencia o no a la tribu. Pues con los perfumes ocurre un poco lo mismo: buscamos lo que nos habla de la tribu, buscamos lo similar y normalmente creemos que eso está en nuestra biografía pero ontogenia y filogenia convergen de forma curiosa en nuestras elecciones. Y el ámbar gris es algo raro, raro, raro…

Elixir des Merveilles, para dar forma a esta rareza, se asienta en una estructura chyprée: salida cítrica versus fondo musgoso ambarado y facetas resinosas como aglutinante. La nota cítrica en esta versión sigue siendo anaranjada pero menos fresca que en Eau des Merveilles. Así, aún teniendo un efecto efervescente y ligeramente metálico, hace pensar en las cortezas de naranja confitadas bañadas en chocolate y en los kumquats confitados. El chocolate seguramente es un efecto pero no es un adorno sin más, legendaria es la receta del chocolat ambrè como afrodisíaco; son notas con afinidad, aunque el chocolate prácticamente combina con todo. También hay una nota floral empolvada muy abstracta que une distintos matices siendo parte iris, parte lirio de los valles y parte rosa. En conjunto, para mi nariz, es sobre todo rosa verde, húmeda y musgosa con un toque de clasicismo inconfundible. Las resinas balsámicas aportan ese característico tono cinámico con trazas de vainilla y, lo que oficialmente se describe como un acorde de azúcar vainillado en la práctica es otra de las sutilezas que acompaña la faceta cítrica creando un suave fondo azucarado.

La base, sin embargo, es poderosa. Oscura y amaderada, tiene por un lado una fuerte presencia de patchoulí, vetiver y notas de cedro que recuerdan un poco ese aspecto seco-verde-amargo de Terre d´Hermès. Cuando la tierra se enfría y llega el invierno, este aspecto más austero es más dominante mientras que en un contexto más cálido las notas amaderadas se hacen más cremosas y emerge el sándalo y el haba tonka. La otra parte importante de la base es la faceta musgo: una recreación a base de tintura de roble y Evernyl -o similar-, combinación parecida a la que se puede apreciar en Vanille Insensée de Atelier Cologne. La tintura de roble da tonos de corteza con suaves toques de vainilla ahumada y algo licoroso muy vago que en el perfume resulta perceptible y elusivo a la vez. El Evernyl añade algo aterciopelado que sugiere sensualidad.

A grandes rasgos, Elixir des Merveilles se puede leer como un perfume amaderado especiado adornado con naranja y de acabado seco. Pero al final sugiere muchas cosas, entre las más curiosas pueden leerse aspectos de cuero y piel salada, a la vez que deja una impresión ligeramente medicinal que recuerda hasta cierto punto el rastro que deja la turba en el whiskey. Especialmente de aquel whiskey en cuyo proceso de fabricación se ha usado turba recogida cerca de la costa y que conserva el regusto marino de alguna forma. Existen versiones más finas y suaves de esta bebida, especialmente cuando es de producción irlandesa, como por ejemplo el popular Connemara mientras que otros brebajes tienen los aspectos de turba muy marcados y resultan áspero al paladar, como el famoso Talisker, así que depende de lo que cada uno conozca podrá o no leer esta faceta pero para mi gusto este perfume de Hermès está más cerca de la limpieza de los destilados irlandeses. De todos modos la sensación whiskey está ahí como otra oscilación más del perfume. Otra impresión más.

Flip Flop review: Olympéa de Paco Rabanne.

10 sábado Oct 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 9 comentarios

Etiquetas

ámbar gris, jazmin, perfume, sándalo, Vainilla

olympea

Cierto es que los perfumes Paco Rabanne son el clásico ejemplo de perfumes de tramo. Hijos de una época, estos perfumes de tramo, son perfumes de relevo. No tienen espíritu maratoniano. Son el aquí y el ahora: la publicidad que los acompaña no deja lugar a dudas. Pero porque tienen un poco de todo y mucho de materiales de diseño en sobredosis acaban caracterizando esa misma época en la que son creados. El aire de las calles, los pubs, los cafés y oficinas está saturado de estos perfumes. En todo caso esto no significa que sean desdeñables. Pienso en Calandre, muy muy acorde con el sentido estético de su época y al mismo tiempo refrescando el panorama con aquella base de iris-vetiver que luego marcó los 70´s como el mejor ejemplo del ramalazo que pueden tener estas composiciones. Pero sin duda están creados para ser consumidos por el tiempo mismo, basta echar una ojeada al catálogo ya histórico de los perfumes Paco Rabanne para comprobar como lanzamientos y retiradas sucesivos son la norma.

Como decía, el tiempo los fagocita. Más aún, últimamente parece que estemos en plena Titanomaquia: Eros de Versace, Invictus y Olympéa de Rabanne y lo que siga. Sabemos por su estética ultra-kitsch que no son la progenie genuina de Urano y Gea -sólo los muy fans de Ira de Titanes podrían entenderlo así- sino el síntoma de un mercado saturado que necesita de mensajes muy directos para poder alcanzar el estatus de «pase sin llamar» de forma rápida y feroz. De otra manera no podrían ser fieles al espíritu de tramo. Y así es como la publicidad de estos perfumes invita la empoderamiento de la manera más simplista que se pueda imaginar … ¿He dicho imaginar? Pero que falta de propiedad por mi parte, la estética del colosalismo es como la del circo romano: no pretende alimentar la plasticidad de la mente, al contrario…

Pero volviendo a los perfumes. Pese a la discutible estética visual de esta nueva saga de olímpicos, Olympéa podrá gustar por algo más que un frasco bonito y un anuncio tan…así. En realidad el jugo es un poco más sofisticado aunque no renuncia al lenguaje generalista.

En salida ya revela la pungencia de una base amaderada ambarada melliza de Lady Million y un cuerpo voluminoso de facetas difuminadas y poco distinguibles. El juego de notas florales transparentes y ligeramente especiadas complementan el tema central oriental amaderado- vainillado muy remarcado por el aura dorada y cálida que transmite, de nuevo remitiendo a Lady Million, pero con algo más de contrapunto.

Y es que tiene un toque de sal, de sal sobre el ámbar, como el perfume Stella de Stella McCartney, que da poder y mayor profundidad al resto de notas, especialmente a las dulces. Ese es el punto a destacar.

Pero para quienes deseando usar este perfume esperen como respuesta de sus allegados una verbalización concreta, digamos algo estilo «Mmmm…¿jazmín?» mejor que pregunten por el Extrait de Parfum. Seguramente esta versión tenga una distribución más limitada pero sin duda tiene facetas más perfiladas.

*Pretendiendo introducir una sección breve he acabado escribiendo más líneas de las que pretendía, en todo caso Flip Flop review queda presentada para futuras ocasiones. Aquí espero dar cabida a otro tipo de análisis centrado en fragancias que tengan algún punto de interés sin que mis impresiones den para un texto largo o para decir algo sobre nuevas versiones o concentraciones de algún perfume ya comentado previamente. Pero serán entradas ocasionales.

Piel de gardenia: Narciso EdP de Narciso Rodríguez.

06 lunes Oct 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 11 comentarios

Etiquetas

almizcle, ámbar gris, cedro, gardenia, magnolia, perfume, rosa, Vainilla, vetiver

escultura

Cuando voy de sniffathon me tomo las cosas con mucha calma. Secantes y lápiz en mano, paso a paso repasando las estanterías, decidiendo si probaré alguna novedad o si simplemente refrescaré la memoria -lo que a día de hoy se ha convertido en la actividad más fructífera porque los últimos lanzamientos que llevo probando desde hace meses no han despertado en mí el suficiente interés como para hacer un solo comentario sustancioso…tenía que decirlo.

Mientras pruebo no pienso demasiado: procuro mantener la mente en blanco y oler sin más porque me gusta centrarme en esas primeras sensaciones que, en ocasiones, son muy reveladoras. Salvo excepciones -tanto si algo me parece especialmente bueno o realmente malo- mantengo esa neutralidad hasta que termino el paseo. Luego repaso los secantes y voy preguntándome mentalmente ¿va en una buena dirección? ¿parece que tiene algo especial? ¿hay delicadeza o brutalidad? Cosas así. En ocasiones surgen de forma espontánea comparaciones con otros perfumes ya conocidos o incluso acabantes de conocer pero no suele ser mi objetivo establecer aún este tipo de conexiones. No, sólo me centro en encontrar el perfume que más me interesa para comenzar un estudio más detallado…pero muchas veces descarto todo lo que pruebo y dejo el lugar un poco asustada pensado en lo aburrido que se está volviendo el panorama actual de la perfumería, tan masificada y poco creativa. Los almizcles siguen reinando en el mainstream pero ahora quizás con más brusquedad porque muchos de los nuevos perfumes que pruebo parecen tener una estructura muy poco cuidada…por no decir directamente una estructura demasiado pobre como para hablar de perfume propiamente dicho.

Pero a veces también surgen sorpresas agradables y entre esas sorpresas hace poco encontré Narciso EdP de Narciso Rodríguez. Originalidad ya no es para mi un parámetro prioritario porque he aprendido que esa es una cualidad muy escasa así que me centro en dos aspectos: estructura y carácter. La estructura tiene que ser sólida y si hay abundancia de detalles puedo creer que es día de fiesta; el carácter tiene que imprimir todo el perfume para que sea un perfume que sobresalga entre el resto, que se distinga y se pueda recordar. Creo, sinceramente, que esto es lo mínimo que todas las personas que buscan un perfume de calidad deberían de esperar porque ambas cualidades delatan ya cierto esmero en la creación.

Originalidad no es exactamente lo que ofrece Narciso, si acaso tiene la particularidad de recrear un tipo de gardenia a medio camino entre el revival vintage y la abstracción moderna jugando con las sombras de varios almizcles y maderas que a ratos tienen un aire refinado y en otros momentos recuerdan a fragancias funcionales. A mi personalmente me ha hecho pensar en la fragancia del gel Dove original y en el efecto cálido y empolvado de Samsara de Guerlain -sin que huela a Samsara- que aparece de vez en cuando en el sillage. Realmente este perfume fluctúa entre la delicadeza de matices elusivos y la pungencia de ciertas notas que revelan la parte almizclada del ámbar porque, al igual que en Narciso Rodríguez for Her (frasco negro) esta creación es un ejercicio de equilibrio entre almizcles blancos y facetas de ámbar gris pero, esta vez, con el acento puesto en la faceta más amaderada y especiada, en lugar de matices vinosos y melosos más envolventes. Aún así, este jugo blanco y en botella puede resultar narcótico.

Ese equilibrio de fuerzas florece a través de un acorde abstracto de gardenia cremosa, lechosa y ligeramente empolvada que definitivamente le aporta un toque vintage al perfume. La cremosidad, por otro lado, establece un juego con los tonos más familiares de la perfumería funcional, acercándose bastante al concepto de body milk durante la mayor parte de la evolución del perfume frente a las notas de salida que hacen pensar más en un jabón lujoso. Pero pese a estas referencias de tocador, Narciso tiene comportamiento de perfume-perfume: es expansivo y radiante, además de tener una buena fijación.

La gardenia que retrata no es fácil de leer porque resalta los aspectos menos florales de esta flor, aspectos que dibujan un carácter más andrógino al realzar la faceta más amaderada y especiada, con un punto alcanforado muy discreto. La flor fluctúa entre lo amaderado y lo cremoso, entre cierta pungencia de las especias acompañando fruta madura y un frescor amaderado profundo y ligeramente herbal. Es una flor abstracta, construída para fundirse con la piel y crear un efecto segunda piel a base de tonos rosados empolvados y húmedos muy delicados que recuerdan a las magnolias, lo que refuerza el aspecto cremoso con una densidad especial. Al fondo el vetiver aporta un toque casi de tabaco en este caso y el cedro un regusto ambarado, juntos añaden relieve al cóctel de almizcles que forma el núcleo del perfume.

Narciso es interesante en todo su conjunto. Destaca por su estructura sólida, su riqueza de matices, textura compleja y el carácter esencialista típico que ya exhiben los otros perfumes de Narciso Rodríguez. No es un perfume especialmente suave o plano sino vívido y vibrante que puede llegar a llevar a quien lo lleva pero supone una opción a considerar para quienes estén buscando un perfume de flor blanca que huya del cliché de lo dulce sin renunciar a esa elusiva sensualidad tan propia de la gardenia.

narciso

La intrincada textura de un cuento oriental: Ambre Fetiche de Annick Goutal.

10 viernes Ene 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ Comentarios desactivados en La intrincada textura de un cuento oriental: Ambre Fetiche de Annick Goutal.

Etiquetas

ámbar gris, benjuí, castóreo, civeta, cuero, incienso, iris, labdanum, patchoulí, perfume, styrax, Vainilla

sherezade
*El que escucha secretamente de Edouard Frederic Wilhelm Richter.

El Romanticismo insufló en la estética europea la necesidad imperativa de expresar lo bello más allá de la forma armoniosa y la línea recta, huyendo del esquematismo clásico, con las miras puestas en la diversidad. Buscando una realidad más vitalista, más afín a la naturaleza, Oriente se convirtió en fuente de inspiración. Como oleadas, distintas culturas lejanas canalizaron la creatividad de los artistas europeos, transformándose en un foco de atención gracias al cual (re)descubrir la sensibilidad añorada. Las mentes creativas buscaban nuevos paraísos perdidos y nuevas experiencias que transmitieran autenticidad. Desde entonces, lo oriental sería sinónimo de experiencia genuina.

En perfumería, exuberancia y misterio adornan el concepto de perfume oriental típico; la sobriedad no entra en la ecuación. Lo oriental se transforma en la tierra de la fantasía y la evasión y este concepto se traduce en las composiciones con profusión de notas. Sin embargo, existen perfumes orientales que renuevan esa idea romántica de una realidad más vívida y diversa sin pomposidad, a destacar varios Serge Lutens y la colección Les Orientalistes de Annick Goutal inspirada directamente por las materias primas venidas de Oriente que desde la Antigüedad eran como tesoros: incienso, mirra, ámbar gris y almizcle, materias primas preciosas de hoy y de siempre.

Toda la serie de Les Orientalistes tiene un hilo conductor, una veta amaderada que recorre como un pálpito todas las composiciones insuflando la calidez y la fuerza de un aire lleno de buenos aromas que reconforta el espíritu. Ese aspecto amaderado es difuso pero a la vez rico: con un acabado vainillado y húmedo típico de la cumarina presente en toda la serie (excepto en el perfume de mirra) acompañado por algo que recuerda al papiro y que aporta una nota sobria, terrosa, casi vegetal. Esta faceta vertebra la colección, pero en cada perfume se fragua con un matiz diferente: más conífera en Encens Flamboyant, más afrutada y lechosa en Musc Nomade, especiada en Myrrhe Ardente…En Ambre Fetiche es como un sutil y dulce incienso que logra dar ese infinito efecto susurrante.

Ambre Fetiche pone el acento en la impresión de ámbar gris, un material de matices interminables que desembocan uno en otro como las historias de Las Mil y Una Noches hacen en boca de Scheherezade. Como un laberinto de aromas reconocibles al momento para luego disiparse en el conjunto, este perfume de ámbar recoge de la tradición la base de maderas ambaradas y el recuerdo de los viejos libros encuadernados en cuero que huelen avainillados, empolvados, secos y un poco ácidos.

Tiene un aire antiguo y mucha clase: pese a la pungencia de ciertas notas que contiene, pule todas las asperezas para conseguir un olor refinado. De hecho, lo que más se realza en esta composición es la faceta de cuero meloso propia de la tintura de ámbar gris y lo hace recurriendo a un tema clásico y poderoso: el Cuero Ruso -así ahumado-, reforzado por la civeta indólica y el almizclado castóreo. Un cuero neutralizado con una buena dosis de geranio que le da un tono jabonoso y envuelto en el dulzor terroso del patchoulí y el meloso labdanum.

El absoluto de iris ayuda a dar dinamismo y cierto frescor a la composición, además de contribuir al acabado empolvado, mientras un velo especiado redondea el efecto de los bálsamos. Incluso, en la fase final de la evaporación se puede leer una nota abstracta de frutos rojos pero, en conjunto, Ambre Fetiche se percibe como un velo de perfume luminoso, ricamente texturizado, de aroma cálido, seco y animalístico que oscila entre cuero y vainilla. Ambrosiáceo.

«Sujeta el infinito con la palma de la mano», William Blake.

AFboule

Licor de patchoulí: Sí de Armani.

07 lunes Oct 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ Comentarios desactivados en Licor de patchoulí: Sí de Armani.

Etiquetas

ámbar gris, fresa, grosella negra, patchoulí, perfume, pomelo, tabaco, Vainilla

Si

Christine Nagel, entre su larga lista de creaciones, ha sido la nariz responsable de Angel Lily de Thierry Mugler, Si Lolita de Lolita Lempicka, coautora de Narcisso Rodriguez for Her y quien dio al original Miss Dior Chérie (hoy reformulado y llamado Miss Dior a secas) la nota de fresas, caramelo y palomitas. En todos ellos el patchoulí jugaba un papel fundamental tanto para reforzar la impresión de praliné del Lempicka como para dar la faceta de madera y tierra húmeda a un acorde chyprée moderno en los otros dos. Todos con tan buena aceptación como para tener un público fiel a lo largo de los años.

En Sí de Armani continúa explorando las posibilidades de superponer notas de frutos del bosque a una base oscura perfilada con patchoulí. Los fruitchoulí han evolucionado pasando por diversos niveles de complejidad hasta ser un grupo de perfumes muy asentado en el mercado, tan asentado que marca el aire de los tiempos… Sí ofrece un ligero giro hacia la sofisticación porque inserta el tema en un marco más abstracto de acabado chyprée, llevando la faceta gustativa un poco más allá de lo gourmand, acercándola a la personalidad de un complejo licor. La nota frutal, comprometida por el tono oscuro y contrastado de la esencia de grosella negra (casis), es clave para lograr ese plus de calidad.

El chipre frutal siempre ha sido el tipo de chypre que permite una expresión más táctil, relajada y juvenil porque las notas frutales, ricas en acentos lactónicos y/o almizclados, tienen gran afinidad con la piel. Son varios los intentos de revivir el acorde chypre en clave moderna desde diferentes ángulos. Una de las vías tiene como punto de partida el esquema de frutos del bosque y patchoulí, porque esta combinación ofrece flexibilidad para jugar tanto con aspectos más densos y orientales como con facetas más secas y primitivas. Y Sí sigue esta ruta. No acude a una estructura tan marcada y legible como Chypré Fruité de Montale, es más bien una abstracción del tema que rescata uno de los aspectos esenciales de un chipre tradicional: el del frescor retenido entre notas oscuras.

Se supone que Sí no sigue un esquema lento de tres tiempos para desvelar sus notas sino que la intención era crear un perfume fluído con tres acordes principales brillando a la vez: néctar de grosella negra, acorde de chipre moderno y faceta almizclada amaderada ligera. Así se anuncia pero existe una clara evolución en el perfume, desde una salida brillante a una base más oscura; si bien es cierto que, durante gran parte de la evaporación, dominan notas de licor de flores, confitura de frutas y suave vainilla.

Primero es el patchoulí el que gana terreno según avanza el perfume, después es una nota entre sensual almizcle y maderas ambaradas con un fugaz recuerdo de tabaco lo que ofrece la base. Orcanox (ambrox fabricado por Mane) es el material dentro del grupo de maderas ambaradas que da esa faceta elusiva de fondo. Los distintos laboratorios crean con frecuencia las misma moléculas pero usando distinta tecnología: Ambroxan, Cetalox, Orcanox, etc todas hacen referencia al ambrox pero tienen cualidades ligeramente diferentes. Orcanox parece una molécula más tangible, seca y almizclada.

Entre el recuerdo a confitura de pomelo de la salida y la oscuridad de la base podemos encontrar acentos especiados de pimienta, reminiscencias de flor de naranjo y una deliciosa nota de transición que recuerda a las fresas silvestres de penetrante dulzor. Todo envuelto con un velo empolvado.

El tono inicial merece mención aparte ya que está muy comprometido por el carácter particularmente dulce del material usado: Cassis Jungle Essence de laboratorios Mane. Jungle Essence es el nombre que recibe una técnica de destilación molecular patentada por Mane que permite crear esencias con un perfil puro muy cercano al aroma natural. Gracias a esta técnica se consigue resaltar el aspecto más denso y licoroso de la grosella negra. El absoluto de brote de grosella negra tradicional ha sido siempre una nota asociada a la alta perfumería de corte clásico. Cassis Jungle Essence, pese a tener un perfil más dulce y oscuro que el absoluto tradicional, sigue ayudando a dar más volumen y riqueza a las notas cítricas iniciales (nerolí, mandarina, bergamota): gracias a su tonalidad acidulada entre fruta verde y mora, con recuerdos de ruibarbo y pomelo, aporta un efecto más jugoso, ubicuo estos días en cualquier departamento de perfumería. Probad Acqua di Gioia del mismo Armani y, sin que se hayan usado los mismos materiales, identificaréis rápidamente ese efecto frutal tan característico; comparad también con L´Eau Jolie, una de las últimas adicciones a la saga de Le Premier Parfum de Lempicka, y buscad en su perfil de frutos rojos ese sabor… el sabor de los tiempos. En Sí de Armani ese aspecto vibrante de las notas frutales se ha usado para renovar un grupo de perfumes que desde Angel de Thierry Mugler ha creado un hueco importante en el mercado.

← Entradas anteriores

¿Qué perfume? Busca un olor.

Sigue el blog si te gusta a través de las actualizaciones en tu correo electrónico.

Únete a otros 1.007 suscriptores

Nota de Heliotropo

Laberinto Fu

El Mundo de la Rosa

Categorías

  • Archivo de Christmas de Olibanum blog
  • Archivo general
    • Perfume Tour
    • Un poco de Historia
    • Usando perfume
  • Ensayos
  • Laberinto Fu
  • Notas de Perfumes
  • Revisiones de perfumes
  • Uncategorized

Fragancias Míticas.

Calendario

enero 2023
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031  
« Ago    

Archivo mensual

Blogroll

  • Aroma Esencias
  • Bois de Jasmin
  • Chroniques Olfactives
  • EauMG
  • Esprit de parfum
  • Musque-Moi!
  • Nero Profumo
  • Now Smell This
  • Photolfactives
  • Salon de Parfum
  • Smellyblog
  • Tauer Perfumes
  • Té de violetas
  • The Scented Salamander
  • Ver otros blogs en castellano
  • What men should smell like

Algunos perfumes favoritos.

Blog Stats

  • 1.247.361 hits

Mis tableros de Pinterest

Pinterest Icon

Meta

  • Registro
  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.com

Blogging University

Blogging U.

El Perfume del Mes: Vanille Insensée

El consejo del mes: Naricilla

Las entradas más vistas

  • Niebla en las palabras: ¿empolvado o atalcado?
    Niebla en las palabras: ¿empolvado o atalcado?
  • Una nota floral: el heliotropo & Una materia prima: la heliotropina
    Una nota floral: el heliotropo & Una materia prima: la heliotropina
  • Una Flor Blanca: La Tuberosa
    Una Flor Blanca: La Tuberosa
  • Érase una vez un perfume: Midnight Poison de Dior.
    Érase una vez un perfume: Midnight Poison de Dior.
  • Ámbar gris: la nota evasiva de la perfumería.
    Ámbar gris: la nota evasiva de la perfumería.
  • Materias primas: Cashmeran o Madera de Cachemira
    Materias primas: Cashmeran o Madera de Cachemira
  • Rosas negras en perfumería: vértigo, oscuridad, quimera.
    Rosas negras en perfumería: vértigo, oscuridad, quimera.

Las etiquetas más frecuentes

albaricoque aldehídos almendra almizcle angélica azafrán azucena- lirio blanco benjuí bergamota canela caramelo cardomomo Cashmeran castóreo cedro cereza civeta clavel clavo cuero cumarina empolvado flor de naranjo frambuesa frangipani gardenia geranio haba tonka Hedione Heliotropo hoja de violeta incienso iris jacinto jazmin jengibre labdanum lavanda limón lirio de los valles madreselva magnolia mandarina manzana maquillaje melocotón miel mimosa mirra musgo naranja narciso nardo-tuberosa neroli osmanthus oud patchoulí perfume pimienta pimienta negra pimienta rosa pomelo regaliz rosa salicilatos sándalo té verde Vainilla vetiver violeta Writing101 ylang-ylang yuzu ámbar ámbar gris

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • Olibanum: cuaderno de perfumes
    • Únete a 1.007 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • Olibanum: cuaderno de perfumes
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...
 

Debe estar conectado para enviar un comentario.