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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: azafrán

Flip Flop review: Versace pour Femme Oud Oriental.

11 jueves May 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, ámbar, Heliotropo, patchoulí, perfume, pimienta, rosa, sándalo, Vainilla, violeta

Al más puro estilo perfume de diseñador Oud Oriental (2013) está hecho para gustar y ser llevado por el mayor número de gente posible. Como tal, no es un perfume de oud propiamente dicho, sólo algo reminiscente del acabado seco, amaderado y ligeramente ambarado que los perfumes occidentales inspirados en el oud suelen exhibir. Es la faceta más popular del oud en el mercado generalista lo que aquí se plasma con el singular efecto añadido de frutos secos que algunos acordes de oud muestran por intervención del patchoulí.

Unido a esa faceta oud por aproximación basada en el mínimo común denominador, encontramos lo esperable para completar el cuadro: rosa y sándalo, pero la rosa y el sándalo más etéreos que se puedan imaginar, junto a una vainilla blanca, translúcida incluso, y vagos recuerdos de almíbar. Oud Oriental se nutre más del glamour que evoca la palabra Versace y la moda por las maderas desestructuradas que de ese tradicional y precioso material que es el oud.

Este perfume es como un fragmento de perfume oriental más que una historia completa, pero lleno de pinceladas de distintos colores, agradables de por si pero que en global no termninan de formar un conjunto característico. Pinceladas que insinúan azafrán unido a un vago efluvio coriáceo, el toque refrescante de las violetas junto a sombras de verde acuoso y especiado que insinúan melón y pimienta, aportando el punto de contraste necesario para que el perfume tenga cierta sustancia.

Queda claro rápidamente que sin que aumente mucho la complejidad del perfume, lo que no van a faltar son las referencias a esto y aquello, pero todo está muy diluido. Y para completar la paleta de lo super agradable y fácil de llevar, una envoltura de heliotropo tímidamente anisado reforzando esa textura glaseada del perfume que ayuda aún más a difuminar notas y aumentar ese efecto de cosa inconcreta y lejana.

Las alusiones a las ricas especias, exóticas resinas y preciosas maderas que en las antiguas rutas comerciales se transportaban como tesoros, toda esa suntuosidad, Oud Oriental la concreta en su frasco dorado. El jugo, sin el repiquetear frutal ni el brillo ajazminado, es como un Lady Million a la oriental: etéreo, laxo e inmaterial mientras muestra un poco de todo aquello que gusta fácilmente, los matices afrutados, lo lechoso del sándalo y el almizcle, la vainilla, el contraste del frescor especiado y, acompañando ese fondo amaderado y radiante, algo ligeramente medicinal para que no se diga que no se intentó darle un toque de algo…

Si es que se le puede considerar un perfume de oud, es un oud muy fácil de llevar. Un jugo pop e incluso bonito para las chicas jóvenes que intentan distinguirse un poco de su grupo y dejar atrás la marea de florales frutales que se siguen ofreciendo sin piedad.

Una narrativa: Soir d´Orient de Sisley.

04 martes Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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azafrán, bergamota, cuero, geranio, incienso, limón, patchoulí, perfume, pimienta, rosa, sándalo

Una narración es, a fin y al cabo, lo que un lector concreto entiende que es, porque leer significa implicarse con la mente. En este sentido la olfacción puede equipararse a la lectura y tendríamos que decir que un olor será lo que la persona entienda que es según su experiencia y conocimientos pero añadiendo algo más: el esfuerzo consciente de poner nombre a las cosas y de cultivar la objetividad para poder desarrollar un criterio más allá del «me gusta» o «no me gusta» .

Nunca es un ejercicio fácil intentar cultivar la objetividad y tampoco es baladí, de hecho es una ardua pero importante tarea que combate el embrutecimiento y tal como va la sociedad dominada por el impacto emocional y la búsqueda incesante de estímulos, esforzarse por ser más objetivo representa un gesto cívico. Curiosamente en el proceso de buscar la objetividad hay que alimentar la propia identidad, conocerse mejor, a la vez que querer conocer la alteridad.

Así que si hay algo realmente bueno que yo resaltaría en la disciplina de educar el olfato es precisamente la posibilidad de dejar de lado el mundo de las generalidades más superficiales para entrar en uno más personal en el que el olor reclama la atención consciente elicitando ideas que hay que intentar expresar con las palabras más adecuadas: buena gimnasia para la mente, especialmente para mejorar el control de impulsos. Igual que en una narrativa los elementos van surgiendo a lo largo del texto, sembrados aquí y allá, y nosotros al leer debemos ir encontrado la relación, especialmente en las historias de aire oriental donde las cosas son más indirectas, intrincadas, laberínticas y profusas en detalles, exigiendo una mayor participación durante la lectura.

Al probar un perfume el aspecto narrativo es muy importante, pero aclaremos que lo narrativo no es algo añadido -no es el marketing publicitario que rodea al perfume- sino la fragancia en si misma y su capacidad para despertar la imaginación. Y la imaginación se puede despertar porque todos tenemos una base de datos con la que jugar que incluye la memoria olfativa y también una capacidad de respuesta instintiva ante determinados olores. Tiene mucho que ver con la fantasía, sino todo, así que, al final, un perfume es lo que una persona concreta entiende que es.

Pongamos un ejemplo con el que es fácil comprobar la importancia de cultivar la objetividad. Soir d´Orient de Sisley brinda esta oportunidad por dos razones: por un lado se ha construido partiendo de otro perfume anterior, pero por otro lado al ser un jugo rico en matices y de perfil muy característico es mucho más fácil de comparar que si solo fuera otra insulsa fragancia más.

La primera impresión al oler Soir d´Orient fácilmente se puede resumir así: «Eau de Soir a la oriental» o afinando un poco más «como Eau de Soir y algo más». Esta segunda expresión es mucho más auténtica y fiel a la experiencia incial, mientras que la primera es un elaboración posterior pero algunas personas ya asumirían esta frase como la última palabra a decir, una especie de último juicio y también una clara declaración de que no van a poner más interés en seguir indagando en el olor.

El propio frasco ya indica por donde van las cosas: con Soir d´Orient la idea fue crear una variación a partir de ese clásico chipre floral basado en flor de naranjo y seringa que es Eau de Soir. Lo interesante es olerlos juntos y atender a las diferencias intentando concretar que es ese «algo más».

Ese algo más parece tener un sabor más oriental, se presenta más oscuro y sinuoso, pero no llega a ser totalmente oriental porque, en el fondo, conserva una estructura chypré. Es interesante pensar que entre la familia de perfumes chipre y la de perfumes orientales hay un espacio, una especie de tierra de nadie, que permite muchas posibilidades. Un área que siempre da pie a renovaciones en el campo de la perfumería, desde Shalimar hasta La Petit Robe Noir de Guerlain pasado por Aromatics Elixir de Clinique o Portrait of a Lady de Frederic Malle…todo girando en torno al ámbar y sus declinaciones.

Así pues, dejando la impresión rápida y fácil atrás y sumergiéndonos mejor en las propias sensaciones podemos apreciar que en Soir d´Orient la oscuridad rica y envolvente está saturada de acentos especiados y tonalidades amaderadas y balsámicas que fluctúan con serenidad alrededor de un corazón floral de rosa turca -esa rosa más especiada y angular- refrescada con geranio. Tiene el embrujo de una rosa negra.

Sin duda, la calidad de la faceta especiada destaca por su buena definición. Basada en el contraste del cálido azafrán y la más refrescante pimienta negra, esta faceta va más allá de lo que normalmente encontramos en un perfume especiado, es rica e intensa -al estilo de los perfume Amouage- y marca mucho el carácter del perfume. De hecho, sin esa prominencia de especias Soir d´Orient podría parecer como otro perfume occidental inspirado en la tradición árabe estilo Midnight Oud de Juliet Has a GUn o Aoud Queen Roses de Montale: propuestas con un sabor más neto y literal. Sí, todo hay que decirlo, Soir d´Orient juega con esa idea e incluso a veces parece surgir una nota de oudh en el perfume. Siempre esa sensación de «algo más»

Algo más como el incienso susurrante unido al azafrán creando juntos una sensación final de cuero y el patchoulí, con su característica profundidad húmeda y amaderada a la vez, que tanto puede reforzar el acorde oudh como rememorar la tradición de un chipre animalístico, aunque el perfume no llega a ese extremo en ocasiones se insinúa. Así, mientras por un lado tenemos una rosa a la árabe, por otro disfrutamos del refinamiento de una rosa chyprée pero, el cuero, en este caso seco y con ese punto oscuro y amargo, parece el tema último del perfume. Al menos determina una trayectoria que podríamos describir como de boomerang, porque tras todo ese trayecto por parajes exóticos de rosas, especias, incienso, y maderas preciosas volvemos al territorio más clásico y reservado de los perfumes chipre, donde el cuero jugaba un rol casi tan importante como el musgo. Así, aunque Soir d´Orient está construido evidenciando su época con un acabado más limpio y ligero, proyecta una sensación de gravitas de la que carecen un gran número de perfumes hoy en día que lleva a la mente a pensar continuamente y algo más.

Momento musical: Lovely Spring interpretada por el maestro del duduk Djivan Gasparyan.

Flip Flop review: Snob Le Galion.

13 lunes Mar 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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albaricoque, azafrán, ámbar, ciruela, jazmin, melocotón, perfume, rosa, sándalo

En la resurgida marca Le Galion los perfumes femeninos son de halo suave y elegante. Todos tienen impreso este sello de estilo más bien conservador por el cual los riesgos han sido eliminados pero Snob es seguramente el más ejemplar de la colección porque huele a caro, más concretamente, huele caro y tradicional, siguiendo muy de lejos la estela de Joy de Patou pero sin la pungencia narcótica ni la intrincada complejidad de un perfume de antaño.

Cierto que el acorde floral tiene ese clásico regusto rico del jazmín adornado por la rosa pero sin estridencias. Lo que predomina por encima de todo es una suave flor blanca delicadamente afrutada y ligeramente especiada con azafrán. Esto del azafrán contribuye a perfilar una faceta lechosa de corte moderno en la que se mezclan también los aspectos frutales y la faceta más amable del sándalo. En el fondo huele casi como una magnolia muy idealizada, agitada por una brisa oriental.

Su evolución no cambia demasiado, es prácticamente esa flor blanca suave todo el tiempo, hasta que el perfil floral se diluye en un fondo ambarado amaderado discreto. Lo destacable de Snob, lo que digamos lo diferencia de algo como Dahlia Divin de Givenchy o perfumes de ese mismo estilo es que, por un lado, la faceta frutal entre ciruela, melocotón y albaricoque aporta un dulzor ligero que resulta encantador y, por otro lado, la textura tiene un efecto casi aterciopelado que delata el cuidado en los detalles.

Snob, cuya fórmula original data de 1951, es en su actual forma una opción ideal para quien, admirando la riqueza de perfumes como Joy de Patou o Scherrer 2 de Jean Louis Scherrer o incluso Femme de Rochas, huya de las huellas vintage de tales perfumes. Dicho de otra manera, perfecto si se quiere un perfume que huela caro, seguro y a la vez entrañable.

Cuestión de latitudes: Rose Malaki de Chopard

17 jueves Nov 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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azafrán, cardomomo, cedro, clavo, cumarina, papiro, patchoulí, perfume, rosa, Vainilla

rose-malaki

No existe un único perfil aromático de oud, no obstante, su carácter resulta inconfundible. Su complejidad es la fuente de su poder: retiene la atención de la mente porque necesita tiempo para mostrar sus matices. El oud cambia lenta pero definitivamente durante la evaporación. Es resinoso, es salvaje, es cálido, cálido, cálido y especiado, amaderado con efluvios ambarados, pero también puede ser cítrico, verde…y es pesado, decidido, denso, cremoso, terso, ondulante. Adictivo y vivificante. Así es el olor del oud natural, un concierto de matices cuya riqueza y profundidad despierta la imaginación.

En Oriente es el olor de la tradición; en Occidente, una nueva adicción a la paleta de notas amaderadas-orientales. Comenzó, como muchas otras cosas, siendo una sugerencia novedosa: Chaos de Donna Karan, Sequoia de CDG, M7 de YSL, etc. Hoy la palabra oud está presente en todos los sectores del mercado y puede aparecer en un acento especiado que complementa un perfume floral como Miu Miu, como un punto departida para crear un perfume fuerte como 24 Gold de Scents Story o Acqua di Parma Colonia Oud, puede seguir el hábito clásico de imprimir riqueza y color a la manera del frankincienso como ocurre en los perfumes de Amouage o, en excepcionales casos, ser el protagonista real de la historia como el lujosísimo The Night de Frederic Malle.

Parece claro que entre perfumistas y clientes de Occidente el oud es un concepto asentado y se elige un perfil idealizado acorde con dicho concepto porque, para el consumidor general, el oud que se conoce es el que se reconoce como tal en un perfume. Mientras en Oriente cada persona tiene su tipo de oud favorito, pudiendo elegir entre el pungente oud hindú más cercano a la civeta, el dulce oud camboyano más similar al incienso y el benjuí, el aromático y verde oud de Indonesia o el refinado oud bangladesí con reminiscencias de suede; en Occidente las personas pueden optar por interpretaciones del material fragmentadas, limitadas a realzar una faceta general pulida en el mejor de los casos, una mera sugerencia en otros.

El oud a la occidental sigue un esquema general de carácter amaderado-alcanforado, construído con materiales de cedro, papiro y patchoulí sobre todo, en algunos casos se añaden resinas y declinaciones de miel, cuero y tabaco, pero el recurso más frecuente y quizás el más efectivo para reforzar el aura oriental del acorde oud es el toque de especias cálidas: comino, azafrán, pimienta negra, canela, etc que aportan vibración, textura y matices singulares en ciertos casos. Pero si la receta pretende tener cierta semejanza con el modelo, hay un elemento indispensable, digamos que es el mínimo común denominador: una nota fresca y amaderada que recuerda al incienso como materia prima -no como mezcla para quemar- como núcleo, con un toque alcanforado mezclado con la sugerencia de matices ambarados. Partiendo de esto el tema puede llevarse por distintos ámbitos más o menos frescos, más o menos estructurados, con mayor o menor elegancia.

Este oud básico y efectivo es el que respira en el corazón de Rose Malaki (2014) de Chopard; es tan sencillo y fácil de llevar que se podría etiquetar de casual. Así que no es tanto la reconstrucción de la nota de oud en sí misma lo que hace interesante a este perfume, sino el gran equilibrio entre matices y el haber conseguido crear un auténtico perfume de fusión.

Por un lado el acorde de oud, terso y fresco, es muy rico en cedro y el matiz alcanforado balanceando la faceta amaderada -vainillada-empolvada que aporta la cumarina y la vainilla consigue mantener el tema en un terreno neutro. Ni demasiado amaderado y masculino, ni muy floral y femenino. Una rosa a la árabe pero con el punto de partida en un bloque amaderado-ambarado típico de algunos perfumes de los 90´s como Feminité du Bois o la serie Incense de CDG. Este ya casi clásico moderno acabado amaderado es el protagonista principal del perfume pero todo lo que enmarca ese bloque son acentos que remiten a las míticas notas de los perfumes orientales, especialmente la rosa y el azafrán.

Son estos pequeños e intermitentes matices los que dan ese allure oriental al perfume, convirtiendo a Rose Malaki en un sutil y controlado perfume de rosas dulces y frescas, maderas ambaradas y especias. Esquemático, lineal y más bien plano pero increiblemente efectista. A ratos te deleitas con el frescor del cedro y al momento llega un delicado -porque es delicado- tono ahumado que sugiere incienso, ¿o es ese recuerdo a suede del azafrán lo que un momento crees haber olido? Luego aparece un tono más dulce, meloso en ocasiones, de rosa semiempolvada, suave y flotante olor a pétalos de rosas mezclados con vainilla que puede durar horas o ser como un relámpago en la distancia porque, otro rasgo del perfume, es que según la temperatura, es de una manera o de otra.

En general, las notas brillan más o menos al mismo tiempo. Tras una salida más aromática y masculina de acentos amaderados y frescor especiado, el perfume se asienta en la piel y deja que asome la rosa y un poco el azafrán. Con el frío se experimente aún más ese dulzor rosado pero en un contexto más cálido el perfume se vuelve más abierto y masculino, entonces es cuando se pueden apreciar matices de cuero y tabaco.

La colección Malaki de Chopard (Oud Malaki, Rose Malaki, Amber Malaki) tiene su punto de interés como esbozo de los perfumes árabes. Desde ese punto de vista y con un precio razonable cualquiera de los tres perfumes que la componen son una opción a considerar si se quiere algo no excesivamente complejo pero si con cierta personalidad. Tampoco pretenden otra cosa. Rose Malaki es, como el resto de la colección, convincente. Una combinación rosa-oud dentro del perímetro de seguridad que, pese a carecer de la profundidad y el contraste de otros perfumes del mismo estilo como Rose Oud de Kilian, resulta agradable de llevar.

Iris musgoso y azafrán licoroso o ginebra y ron con Lubin: Gin Fizz & Idole.

24 sábado Sep 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, ámbar, bergamota, cuero, enebro, iris, musgo, perfume, ron, sándalo

grantkerr-grant

Antes que el alcohol producido por síntesis se convirtiera en el principal vehículo de la perfumería occidental, cualquier preparación perfumada tenía su lado espiritoso. Si bien esto era un hecho incidental.

Cualquier maceración o dilución de esencias de hierbas, flores y especias usada para formular elixires, jarabes o aguas de colonia tenía como base algún tipo de bebida como aqua vitae, brandy, vodka que eran ( y son) usados regularmente en la perfumería artesanal. Esto unido a ciertos ingredientes naturales, como la rosa o el ámbar gris, que por sí mismos pueden aportar una faceta vinosa, terminaba por crear una textura peculiar.

Sin embargo aquellas fórmulas, rebosantes de esencias naturales, eran todo matiz y el toque de los antiguos espíritus contribuía a esa armonía etérea y opulenta a la vez. Pero crear un perfume para recrear el gusto o aroma de una bebida es una sofisticación muy específica de la perfumería moderna.

Desde el acabado festivo y chispeante del champagne, al verdor herbal de la absenta o la complejidad ambarada del whisky el acento se pone en los detalles sensoriales más representativos de cada bebida. No hablamos de un matiz más que enriquece la composición como podía ocurrir en los perfumes tradicionales sino de todo un perfume construído en torno a ese tema.

No es fácil hacer tal cosa de manera completamente exitosa y aún así mantener un acabado de perfume, lo habitual es probar un jugo tan temático al principio que confunde y tan desvaído al final que aburre. La fluidez, tan importante en cualquier perfume, aquí es un tema delicado porque la referencia es demasiado concreta, cultural y socialmente hablando: algo que se paladea siempre es más tangible que cualquier olor, pese a la relación que existe entre gusto y sabor; pero también el sentido del equilibrio, entre lo conceptual y lo sensorial, es clave para presentar un jugo elegante.

Desde el Agua de Hungría,el Agua del Carmen, el Elixir de Hierbas Suecas Maria Treben al Fernet Branca, al Martini o la ginebra un rasgo se repite: un frescor amargo de efecto tónico y astringente. Tal cosa es lo que en clave refinada se traslada al perfume de Lubin Gin Fizz ofreciendo un bouquet de efervescentes flores musgosas.

Creado en 1955 e inspirado en el cocktail del momento, el gin tonic. Lo que ahora podemos probar es un revival moderno de la fórmula que ofrece el frescor a la vez seco, verde y frutal de la ginebra como faceta latente durante buena parte de la evolución, mientras en primera fila desfila primero un acorde cítrico apimentado basado en bergamota-mandarina-pomelo con cierto tono aldehídico suave que deja paso a un muy vaporoso cuerpo floral en el que destaca un iris algo verde y jabonoso, que poco a poco se hace más amaderado hasta revelar en la base el acabado húmedo y salado del musgo de roble.

Gin Fizz es ligero y fresco pero con un efecto más complejo que el de un agua de colonia cítrica porque añade la vaporosidad del iris y los aldehídos jugando con el recuerdo de los perfumes aldehídicos florales con faceta jabosa y acabado musgoso al estilo Rive Gauche de YSL o Calandre de Paco Rabanne pero con un sabor más atemporal que dichos clásicos. En realidad esta filiación no se evidencia porque lo que predomina es la vivacidad del frescor tónico que aporta el enebro pero se puede leer.

Junto a Gin Fizz, Lubin ofrece con Idole el otro extremo del espectro: lo espiritoso balsámico. Una antigua fórmula datada en 1962 que O. Giacobetti (2007 EdT / 2012 EdP) transformó en un oriental amaderado redolente de absoluto de ron. El ron se utiliza con frecuencia en perfumería para reforzar un aura ambarada con ese clásico toque etéreo pero aquí juega el rol principal.

Al contrario que otros perfumes de Giacobetti, Idole no es un crisol de matices cristalinos que asoman con delicadeza promoviendo esos momentos de atención plena capaces de crear una imagen más prismática del olor, sino más bien un continuo y persistente perfume oriental. Ni claro, ni oscuro. Ni transparente, ni opaco. De tono amaderado balsámico -con flashes de cuero ahumado y rosas- encendido por algunas especias cálidas como el clavo, el comino y, sobre todo, el azafrán y recubierto por el efecto azucarado de caña de azúcar del ron.

En síntesis, una fantasía oriental con un acorde de ámbar moderno apoyado en almizcles y absoluto de ron que enraiza de nuevo con la tradición porque, si bien las bebidas espiritosas en su día fueron vehículo de perfumes, también ingredientes de perfumería se usaron tradicionalmente como modificadores/rectificadores de licores, jarabes, elixires varios o vino medicinales como el hipocrás. La gualteria, la canela, el macis, la rosa y sobre todo el ámbar gris hasta época más moderna podían ser junto con el azúcar o el almizcle algunos de los productos usados. Así, licor-ámbar gris, ámbar gris-licor es todo un clásico al que se apela de vez en cuando en perfumería. Ambre Narguille y L´Ambre des Merveilles de Hermès son dos ejemplos de como se puede usar para renovar la textura de la faceta ámbar manteniendo ese efecto global espiritoso de calidez etérea. Pero esto ya no es incidental.

Momento musical: Come and Get it de John Newman.

El filo incandescente: La Fille de Berlin de Serge Lutens.

21 miércoles Ene 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, cedro, ciruela, frambuesa, manzana, perfume, pimienta, rosa, sándalo, violeta

rosaroja

Esta rosa es tenaz. En medio del frío invernal que llena todo de silencio y quietud, ella se empeña en recordarnos el reverdecer en primavera, haciendo que el frío parezca menos gélido, más vivaz y prometedor. Esta antigua rosa rosa, tan intensa como compleja, se arrebata por el calor de la piel y, como el metal incandescente, enrojece.

Esta rosa cuya savia es como lava persiste en su promesa anunciando que llegarán las tardes de verano en las que la tierra caliente rezume perfume. Lo dice dejando que sus pétalos aterciopelados expandan generosamente su fragancia envolvente. Ahora es de un rojo rosado muy intenso, como carmín de garanza.

En el centro de esta rosa ya casi granate estambres como dagas de hierro bien templado rebanan el aire con su intenso olor almizclado. La flor se ha vuelto combustible. Si acercas la nariz te embriagas. Tal es su poder de narcosis y, en vano, intentarás mantener la distancia porque un ávido deseo te empujará a acercarte; así es de magnética.

Fille de Berlin

Esta es una rosa perfecta. Está llena de memoria, de tonalidad y de ritmo. Juntos estos elementos son capaces de crear una ilusión tridimensional. Por separado son sólo retazos o quizás jirones…

Su tonalidad en sí misma es ya memoria. Porque ¿cuántas personas tienen hoy la oportunidad de hundir su nariz en el cáliz de un rosa de estirpe antigua? Una de esas rosas de color rojo vivo y de olor intenso. Ahora las rosas de jardín tienen un olor más tímido, las flores de invernadero no tienen olor y los perfumes de rosas más modernos ofrecen esta realidad de rosas híbridas que apenas tienen fragancia. Con suerte las creaciones modernas más detallistas ofrecen rosas ligeras, brillantes, mecidas entre algodonosos almizcles blancos que perfilan un poco ciertos matices frescos o recrean un tono más redondo de bouquet de rosas mediante un acabado empolvado, vainillado y afrutado. Una rosa roja antigua es otra cosa, de hecho, puede que para algunas personas sea más una leyenda que una realidad.

Perfumes que se dicen de rosas hay miles. Algunos son sencillos pero deliciosos en su delicadeza, sin embargo,  la mayoría son simples y sin detalles. Eso de las rosas así intensamente florales y llenas de complejidades o son cosa del pasado o son cosa de un perfume niche. Y dejemos claro que no todas las firmas niche se atreven con el tema.

La Fille de Berlin es niche, se atreve y mira hacia el pasado. Atrae porque recuerda a algo conocido y apreciado. Notaréis que tiene ese aire ¿verdad?  Aunque no es antiguo, es más bien arcano… No pretende un efecto final retro sino atemporal que retenga cierto frescor. Para ello las capas del perfume son densas pero transparentes permitiendo que se despliegue una riqueza de matices profundos y, sobre todo, inesperados que emergen entre ellas con tersura y suavidad. Especial atención merecen los matices verdes, esenciales para construir un buen perfume de rosas -sobre todo de rosas damascenas-. Aquí lo verde es rico y variado; va desde el herbal té y lo vagamente alcanforado que recuerda al romero, pasando por un frescor húmedo y especiado que hace pensar en el anís hasta la pungencia de los matices más oscuros del geranio. Esta veta verde está presente durante la mayor parte de la evolución del perfume, entretejida con la faceta especiada y un filo metálico muy fino.

Las especias templan ese matiz metálico. El recuerdo a clavo es sobre todo eso, un recuerdo. Lo que domina es la pimienta negra que da un acabado finamente terroso y húmedo al cuerpo del perfume permitiendo crear esa sensación de flor viviente que en otros perfumes de rosa se busca con el patchoulí. Este es uno de esos legendarios giros de los perfumes de Serge Lutens. Pero si lo que domina es la pimienta, lo que le da más singularidad es la pungente, fresca y un poco fenólica nota de azafrán que sombrea la faceta verde del perfume.

Como Une Rose de Frederic Malle es una rosa roja con un filo animalísitco y su fondo tradicional de maderas preciosas y ámbar pero sin ese acabado chyprée . La Fille de Berlin es menos sobria. Tiene un sensual tono licoroso y también un toque dulce como de mermelada de frambuesa que la hacen más tierna y, sin duda, es más romántica porque se centra sobre todo en las facetas almizcladas de la flor, esas que se perciben cuando hueles de cerca una rosa madura. Además explora con detalle la textura aterciopelada y los matices afrutados que brindan los pétalos de las rosas rojas. El perfume se recrea en esos recuerdos a manzana, a frambuesa, a mora o a ciruela dejándolos surgir y transformarse paulatinamente uno en otro a lo largo de la evolución. Sin olvidar ese discreto toque de caramelo de violeta que sin duda despierta algo en la memoria de muchas personas.

Tonalidad, memoria…queda por decir algo sobre el ritmo. En mi opinión esa es una cualidad única que sólo poseen los mejores perfumes de rosa. Y La Fille de Berlin lo tiene.

El ritmo no es algo fácil de plasmar en un perfume pero la rosa lo posee en su naturaleza. Es por tanto un ritmo intrínseco, insondable, indefinido, como el de la música antigua: un ritmo que el perfumista tiene que cuadrar para lograr en el perfume un efecto natural. Y eso de nuevo surge de la riqueza y también de la coherencia de matices con que se construye -desde la base hasta el detalle más ligero- la tonalidad, y en cómo se crea el contraste entre esos matices para expresar un brillo delicado o saturado, un contraste brusco o un claroscuro refinado, etc. Es un poco como el efecto que tiene el contrapunto en la música barroca: da textura y movimiento a una frase sencilla gracias a la armonía que crean las distintas notas al unísono. Sí, música y perfumería convergen en algo que podríamos llamar capacidad para construir metáforas.

En el fondo ese es el secreto de un perfume de rosa, la capacidad de presentarse con sencillez y desplegar a la vez acordes más complejos que se mantienen en el aire con persistencia y ligereza. Es una cuestión de ritmo, de tonalidad y, en definitiva, de equilibrio y buen gusto para elegir las notas. Sólo así, con filos y con matices, se consigue dotar un perfume de rosa con la tenaz complejidad que la flor tiene al natural.

*En el período barroco el ritmo musical no estaba aún definido como ocurre con épocas posteriores, no era algo claramente binario o ternario. Las interpretaciones de música barroca pasan por un trabajo de estudio previo en el que se decide una cuadratura para darle ese aire «a la antigua». Obviamente la música actual que se recrea en el Barroco si que tiene un ritmo identificable y por eso nuestro cerebro distingue entre aquello que suena a antiguo y eso que crea la ilusión de un sonido antiguo. Igual que puede distinguir entre el olor natural de una rosa y el más perfecto perfume de rosa que podamos imaginar,siempre va a haber un eslabón perdido entre la realidad y la ilusión de realidad. Como ejemplo de música contemporánea inspirada en el Barroco el momento musical de esta ocasión: Song of Time de Abel Korzeniowski.

El humo, la noche y la aurora: CDG 2 Man de Comme Des Garçons.

05 jueves Dic 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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alcaravea, aldehídos, azafrán, cuero, incienso, iso e super, nuez moscada, perfume, vetiver

auroraB

En una noche sin nubes y sin luna, en algún lugar frío, muy, muy frío de un país nórdico se puede ver la aurora polar. Llega y crea un paisaje inquietante, especialmente si vas en busca de ella en medio de la noche cerrada. La oscuridad y el silencio por sí mismos propician un estado emocional de alerta mientras esperas que aparezca, pero lo que no aciertas a pensar es el efecto sobrecogedor que tendrá sobre ti esa luz difusa que emerge de la nada intercalando rayos azul verdosos y amarillos, extendiéndose con rapidez, cubriendo todo el horizonte que hay ante tus ojos, mientras unos largos y decididos brazos luminiscentes apuntan hacia el suelo. Parece algo más que luz. Es como una gran pianola celestial, cuyas teclas se mueven sin intérprete recordándote que estás en medio de la nada. Tiene una belleza sublime, capaz de infundir temor y respeto a la vez.

La aurora boreal alimenta la misma inquietud que los elementos naturales que no se pueden controlar. El miedo es una emoción básica en la supervivencia: prepara el cuerpo para una respuesta rápida de huida en caso de emergencia, pero también ha llevado al hombre a crear distintos mecanismos para compensarlo. En cierto sentido el perfume también es un hijo del miedo.

El control del fuego permitió a los homínidos mantener el calor corporal y cocinar alimentos, fue también la primera forma de usar los aromas como algo cargado de valor cultural. Hasta entonces el humo sólo había sido una señal de peligro, el peligro de la destrucción, pero la hoguera pasó a ser el lugar en torno al que se reunía el grupo y compartía comida caliente. Nutrimento y calor dotaron al humo de un nuevo valor.

La palabra perfume tiene un origen ritual, viene de la expresión per fumun: «a través del humo», el modo en que viajaban los mensajes de los hombres a los seres que habitaban en ese lugar inalcanzable e impredecible que se extendía a lo largo y ancho por encima de sus cabezas. Esos mensajes eran olores.

Con el fuego, se quemaban sustancias que aromatizaban el humo. Puesto que las llamas domadas eran una bondad para los hombres, estos devolvían los dones por el mismo camino, usando las materias más preciadas, es decir, las que entonces encontraban más beneficiosas. Ramas, hojas, frutos, flores, animales, etc hasta que las sociedades fueron menos nómadas, menos chamánicas, más atentas a los intercambios comerciales y con una compleja jerarquía sacerdotal. En tierras de sumerios y egipcios los rituales místicos adquirieron mayor sofisticación, dejando que las resinas de los árboles (mirra, frankincienso) y las especias con su dulce aroma fueran la máxima ofrenda: el incienso.

El olor a humo aún retiene ese valor dual alerta-comodidad, aún es una señal de peligro o un símbolo de abrigo y protección. Depende del contexto y la historia personal pero siempre tiene la capacidad de conectar con nuestras emociones de forma poderosa. Es un olor primario que apela a nuestra necesidad de mantener el contacto con la naturaleza.

En perfumería el humo forma parte de acordes tradicionales de cuero, de incienso y de tabaco, matizando perfumes fougére, ámbar y orientales suaves principalmente. Como fantasía que es se suele crear sobre notas balsámicas, maderas, especias, resinas, tabaco y elementos ámbar para recrear el crepitar de la madera en una chimenea, el incienso de templos e iglesias, el efecto ahumado de materiales como el cuero, el whiskey, el café o el suave aroma ceroso que desprenden las velas de cera natural mientras se consumen lentamente.

CDG 2 Man compuesto por Max Buxton en 2004 es un perfume de incienso bien facetado que se extiende como una cortina de humo blanco, ligero y aromático, casi luminiscente, que transporta aromas frescos, pinosos y terpénicos de frankincienso y nuez moscada, con limpios y cerosos acentos de aldehídos y los cálidos matices coriáceos del azafrán. No remite a una idea de confort directa y sensualista, tampoco al peligro de la oscuridad; sino que tiene algo contemplativo que conecta con la fascinación que despierta el aroma auténtico -casi mineral- del frankincienso (olíbano), algo que parece más que un olor.

CDG2 Man

El envolvente arabesco desgajando la naranja: L´Eau de Tarocco de Diptyque

01 sábado Sep 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, canela, incienso, magnolia, naranja, perfume


*Tapiz con un naranjo de William Morris.

El fin del estío. El aire limpio y la brisa fresca; la luz del sol más blanca y tamizada y las tardes aún tibias mientras la tierra se enfría y comienza a desprender un olor mineral. La atmósfera parece más equilibrada cuando la dominan estas contradicciones ténues que la llenan de promesas difusas. Aún no es otoño. El aire está lleno del nuevo perfume de la tierra, es la atmósfera perfecta en que cada olor parece atomizarse. Todo se desenvuelve molécula a molécula.

Aún no es otoño. Después vendrá el frío y la lluvia. Los perfumes se cerrarán, se harán compactos. Estos son los últimos días del año para disfrutar de esa sensación de perfume sin más, ligero y dramático a la vez, transparente y luminoso.

Quiero atrapar todas esas sensaciones. Hay perfumes especialmente bonitos en este momento que me ayudan en mi quimera: se desenvuelven emulando ese equilibrio perfecto con laxitud y determinación, definiendo una presencia. L´Eau de Tarocco es uno de esos perfumes capaces de recrear un paisaje olfativo abstracto e íntimo. Como los cuadros de Paul Klee. Incienso húmedo y una naranja atomizada cristalizan esa atmósfera.


* Ad Parnasum de Paul Klee (1932)

La naranja roja siciliana tiene un gusto aldehídico y más afrutado, con un toque de bayas rojas efervescente que facilita jugar con esa idea de atomización frente a la clásica pulposidad cítrico-floral de la nota tradicional. La variedad Tarocco tiene un gusto especialmente afrutado.

L´Eau de Tarocco está construída como esta pintura de Klee, con microfacetas como teselas multiplicadas en un plano transparente. Llena de contrastes. Es fresca porque es cítrica pero es cálida porque tiene un fondo de delicia turca que desprende la mezcla de esta fruta con la canela. Con su aroma de oriental suave su efecto es el de un perfume elegante con la faceta aldehídica permitiendo desarrollar un tema floral abstracto apoyándose en una nota de pétalos de magnolia y té de jazmín junto a la difusa tonalidad marino indólica del Magnolan -un material también presente en Un Jardin sur le Toit– gracias al que la composición tiene ese efecto de hojas húmedas, emparejando abstracción con naturalismo de forma sorprendente.

Tras esa representación de naturaleza una voluta de incienso va difuminando la escena, sombreado por azafrán, ahonda en un tema más terroso hasta que el perfume se disipa en una nube de humo almizclado. El aroma de la naranja se ha ido desentrañando poco a poco, en un trabajo de analítca minuciosa hasta relajarse y dejar sólo una sensación seca y empolvada de cedro y almizcle suave muy cálido.

El verano aún no ha terminado y aún no es otoño. Quiero un perfume que no sea perfume para este momento, que me deje una impresión perfumada sin más, reteniendo esa sensación de los días que transcurren apacibles sin más, igual que las fotografías en tonos sepia dan la impresión de otra era, deteniendo el tiempo por un instante, sin más.

L´Eau de Tarocco es mi idea de perfume sin más, ¿cuál es la vuestra?

Flor de cuero y talco: Traversée du Bosphore de L´Artisan Parfumeur

16 lunes Jul 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, clavo, cuero, perfume, talco, tulipán, Vainilla


*Azulejos de Iznik con motivos de tulipanes, claveles, jacintos y granadas.

Atravesando el Bósforo es un nombre con espíritu de encrucijada. El Bósforo representa la puerta entre Europa y Asia, un lugar transcontinental difícil de clasificar, en el que confluyen tres mares y cientos de batallas a lo largo de la Historia, bajo diferentes civilizaciones que gobernaron la zona. Un lugar tan complejo no puede ser fácil de retratar, siempre habrá otro cristal que refleje otra realidad. La acción finita es difícil de concebir, incluso como imagen metafórica de un viaje interior: el Bósforo siempre se está atravesando. En cierto sentido es un destino que invita a perderse en uno mismo, una suerte de naufragio a través de la saturación de los sentidos, como Venecia.

Un enclave que siempre señala a otro lugar es un lugar que puede enseñar nuevos parámetros para la propia vida: principio y fin de la sensibilidad del viajero, que siempre supone una experiencia inacabada, porque la conclusión de algo es el inicio de otra cosa y así, siempre estamos a las puertas de un lugar, cruzando el Bósforo. Mientras el paisaje del otro lado se va difuminando y haciendo cada vez más pequeño, hasta convertirse en un punto y después sólo es horizonte. Algo se ha escapado mientras buscábamos.

Languidez y laconismo son las dos palabras que mejor podrían definir Traversée du Bosphore, porque es una búsqueda casi desesperada por hacer un retrato minucioso y a la vez sutil del lugar visitado. Diez días para Bertrand Duchaufour en Estambul, en primavera, durante la estación del tulipán, buscando el tema correcto para crear un perfume oriental que fuera diferente a los prototipos ya conocidos. El tema elegido: un cuero fino, suave y aterciopelado como ante blanco, muy refinado y seco insertado en el contexto confitado de un semi-oriental amaderado y sutilmente especiado.

El perfume representa un compendio bien combinado de elementos tradicionales descontextulizados lo que reencuadra el género en algo un poco diferente, pero aún bastante familiar. Es un perfume de fusión con varios puntos interesantes y citas reconocibles: numerosas notas verdes y amargas que acentúan el cuero rememorando Bandit de Robert Piguet, esta faceta fiera está velada por un entrañable acabado atalcado y complementado con un clásico acorde floral-sedoso de lirio blanco construído a partir de rosa y almizcles a la manera del elegante Baiser Volé de Cartier- perfume con el que comparte notas-. Si Estambul es un crisol de cultura e historia, Traversée du Bosphore es un crisol de facetas nuevas y viejas que buscan sofisticar al máximo dos texturas básicas: cuero y talco.

El núcleo del perfume es una nota de ante que deriva de la gran cantidad de almizcles blancos que conforman la base del perfume, especialmente de una nota de muscona. También hay bastante vainilla y un toque muy sutil lactónico de coco para apuntalar esa colosal cúpula de almizcles; mientras el revestimiento exterior es un alicatado de minúsculas teselas con gran variedad de tonos verdes, rosados y púrpuras entre la parte alta del perfume y el corazón, frente a una base en la que el cromatismo se disuelve en una especie de grisalla: al final, los almizcles devoran la filigrana.

En realidad la salida es la parte más bonita y compleja de Traversée du Bosphore: un ténue recuerdo de la nota de junquillo de Dzing! introduce el cuero acompañado de un tono verde jugoso y amargo de pomelo-ruibarbo contrastando con la acidez de la manzana roja y la granada que adelanta brevemente la coloratura rosácea y el recuerdo de un jarabe de frambuesa que más tarde se desarrollará junto a la rosa. También hay un efecto aldehídico frutal ligero con recuerdos de pera y albaricoque…todo eso es el principio, el rico principio aderezado con alimonado y terroso jeginbre y bastante clavo, una especia que va a permitir crear una armonía floral cercana a la azucena para realzar otro acorde clave del perfume: el tulipán.

El tulipán es la flor de Turquía; durante el albor del Imperio Otomano en los jardines de Estambul se llegaron a cultivar casi 1600 variedades y su nombre en lengua otomana contiene las mismas letras que componen la palabra Alah, por lo que fue y es un motivo decorativo y simbólico muy presente. La nota de tulipán se encarga de reforzar la parte amarga-terrosa-coriácea del azafrán y de matizar el acorde de suave cuero con una impresión fresca, vegetal y verde muy característica, que recuerda al olor verde mantecoso que tienen los capullos de otras flores de bulbo como las dalias o el ciclamen. El concreto de iris aquí es un pequeño toque para matizar esa nota floral y darle un tacto satinado. Sin duda, el tulipán, con su contraste de verdes sólidos y acuáticos disimuladamente anisados es la parte más interesante del perfume.

Poco a poco ese verdor se va transformando en algo dulce, cálido y seco: una nota de delicia turca basada en rosa-vainilla y pistacho ( algo entre almendra y chocolate blanco). Es este un dulzor peculiar porque tiene una cualidad fina y sedosa como la flor del almendro pero al fundirse con la nota seca y mate del talco parece una ilusión etérea.

Traversée du Bosphore (Les Voyages Exotiques) es como una visión entre la niebla más que una imagen en perspectiva, pero paradójicamente intenta ser una visión detallada y por esa contradicción que implica cierta pérdida hay un valor ambivalente en el perfume: es bello e imperfecto.

Hay muchos detalles de calidad comenzando por el tipo de dulzor: concentrado y a la vez fino en el que se entrelazan amargas pinceladas que sugieren tonalidades verdes. También es interesante el contraste entre texturas: cuero sedoso-ante aterciopelado, talco mate , pétalos esmaltados…pero pese a todo eso parece que falta algo, o quizás que sobra algo porque es muy exhaustivo en el planteamiento de los matices, en este caso micromatices, con mucho empeño por hacer transparentes las notas más densas. La maestría de Bertrand Duchaufour está bien patente en ese sentido pero algo queda sin resolver.

Finalmente el viaje genera más sentimiento del que podemos asimilar: siempre estamos atravesando el Bósforo. Esta imagen lleva implícita una gran carga emocional con un transfondo melancólico. No encuentro mejor expresión de ese sentimiento que a través de una música que es fruto de la fusión de culturas orientales, europeas y sefardíes como es la música sevdah, tradicional de Bosnia-Herzegovina, cuyo nombre deriva de un vocablo árabe con el que se designaba la bilis negra que se corresponde con la melancolía en la teoría de los humores hipocráticos. U Stambolu na Bosforu ( En Estambul, en el Bósforo), versión interpretada por el tenor Eldin Huseinbegovic acompañado por la coral femenina Arabeske en el concierto Moj Sevdah a cargo de Hari Varesanovic en Sarajevo, octubre de 2008.

Para el ensueño, en una noche de verano…Safran Troublant de L´Artisan Parfumeur

01 lunes Ago 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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azafrán, perfume, sándalo, Vainilla


En verano parece que nos limitamos a elegir el mismo tipo de fragancias: frescas, cítricas, más o menos herbáceas y, por supuesto fragancias de flores blancas llenas de acentos tropicales, pero…Un oriental suave para el verano, ¿por qué no? Acaso no es una estación especialmente favorable para el ensueño, para que la vitalidad se vuelva exuberante. Así que un oriental discreto, cercano a la piel, puede ser una opción. Y en ocasiones una gran opción, especialmente en aquellos casos en que la composición tiene facetas cremosas y lechosas cálidas, que envuelven la piel como una crema suntuosa. Algo lleno de quietud y al mismo tiempo vibrante…, algo así.

L´Artisan Parfumeur hace bonitos perfumes, muy bonitos- especialmente apetecibles en verano-, pero a veces muy sencillos. Dentro de esa estética que proponen de encapsular algo fugaz, como un recuerdo, a menudo eligen el camino de las composiciones breves pero no del todo directas. Esto puede que en una primera impresión resulte poco impactante. Sin embargo, sus perfumes luego quedan en la memoria flotando en forma de agradable sensación, invitándote a darles una segunda oportunidad. ¿Por qué? Unas veces porque crean algo raro, otras porque evocan un olor muy apacible y otras, como es el caso de las composiciones de Olivia Giacobetti, porque el aroma de las sustancias parece estar retratando a través de una gran lente de aumento, dejando patente alguna singularidad del material que se pueda ligar a la impresión olfativa que crea al natural la sustancia. Dicho de otro modo, trabaja la cualidad de la vibración en el perfume, y eso es algo complicado.

Debo decir que, aún comprendiendo la estética de esta perfumista, no todos los trabajos de O. Giacobetti me convencen, pero Safran Troublant, sí. La principal razón quizás sea personal: en este perfume están reunidas algunas de las notas menos apetecibles para mí (vainilla y azafrán…lo sé, lo sé increíble pero cierto); en un género, el oriental, que yo uso poco y, con todo, la fragancia me fascina. Me parece que captura los sentidos, voluptuosamente y sin escándalo: esa es una peculiaridad.

Safran Troublant desprende una luz opalescente y dorada. Comienza con notas especiadas ( tipo nuez moscada-clavo, jengibre, cardomomo y azafrán) cálidas y dulces que recuerdan al té que se desayuna en la India hecho con Garam Masala y leche, muy reconfortante. El aspecto cálido-lechoso de este té es lo que acompaña al corazón de la fragancia tras la primera impresión de la salida. En el corazón notas de rosa discretas acompañan al protagonista: el azafrán, delicado e intenso a la vez, la nota de azafrán es cálida, no tan medicinal como la especia,y acaba fundiéndose en la piel creando una sensación táctil cercana al ante, pero más densa ya que en el fondo está el tono azucarado de la vainilla y la cremosidad lechosa del sándalo. Al final, lo que tenemos es una fragancia de vainilla confortable y en verdad sensual. Siempre se dice que la vainilla es algo muy sensual, bueno en este caso realmente lo es.

Safran Troublant, se lanzó en 2002 en una colección llamada Les Épices de la Passion, centrada en notas especiadas e inspiradas en recetas tradicionales. El éxito hizo que entraran a formar parte de la colección permanente de L´Artisan Parfumeur. El resto de la colección estaba formado por Piment Brûlant y Poivre Piquant.

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