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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: canela

Flip Flop review: Aqaba Classic de Miriam Mirani

11 viernes Ago 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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aldehídos, almizcle, canela, clavo, geranio, incienso, melocotón, patchoulí, perfume, rosa, té verde

De aquellos perfumes de rosas gigantes de los 80´s Aqaba Classic (1998) tiene un aire. Entre recuerdos de Coco de Chanel, Opium y Paris de YSL y el posterior Asja de Fendi deja ver una rosa especiada, engarzada en incienso y patchoulí.

El modelo de inspiración es la rosa de Taif, una de esas rarezas cuya esencia escasea. Un tipo de rosa que a menudo se esboza en perfumería con una faceta especiada entre clavo y pimienta pronunciada; cierto que se parece en este aspecto a la damascena, que tantas veces se usa en sus recreaciones, pero la especialidad de Taif, igual que la de Grasse, tiene un algo…una ligereza, una luminosidad y una suavidad que la transforman en un olor particularmente calmante y gentil.

Es curioso como en Aqaba Classic se conjuga toda esa riqueza y saturación propia de los perfumes de décadas pasadas con ese brillo y ligereza aérea de la rosa que gravita y se expande desde el centro mismo del perfume. Es la característica más notable de esta composición la que causa admiración: esa rosa compleja, ligera, balsámica y especiada pero vivaz y fresca, femenina pero algo ingenua cuando llega a oler a melocotón, cuyo aroma produce un efecto de bienestar. Ese efecto de sentir a la vez la concentración y la relajación.

Sí, puede parecer una locura de perfume porque en él hay tantas notas y tantas referencias…pero milagrosamente encuentra el equilibrio y se desarrolla de un modo más ágil de lo esperado. Cumple la promesa de evocar la rosa de Taif, símbolo de las exquisitas rosas de Oriente, pero el perfume en conjunto es pura orientalia, una fantasía occidental que ilustra imágenes propias de un pasado idealizado a través de materiales exóticos usados en antiguas tradiciones sacras y, de fondo, la mítica figura de la Reina de Saba, inspiración última de Miriam Mirani. Así, entre los aldehídos y el pungente clavo surge un efecto ahumado: el olor del incienso consumiéndose, una imagen vívida y extraña para presentar un perfume. Las brasas se calman con la rosa, que refresca el corazón del perfume; la canela la acompaña y junto a ella casi llega a expresar el dulzor de una confitura de frutas, de hecho, una importante nota de melocotón acompaña a la flor durante un rato, hasta que el perfume cambia; la rosa se vuelve más coqueta y empolvada -recordando un poco a Paris de YSL-, se refresca y rejuvenece aún más con un toque de hojas de té y el apoyo del patchoulí que le aporta sombra y humedad. La base se va haciendo cada vez más familiar con almizcles que asoman pero aún es lo bastante rica como para mantener el carácter.

Aqaba Classic es un perfume de larga evolución y gran fijación, por no hablar de una importante proyección recomendable para quienes realmente aprecien el estilo de perfumes como Opium o Coco pero busquen algo un poco más luminoso y expansivo. También es un buen punto de partida para reflexionar sobre cómo el concepto de perfume nicho ha ido cambiando a lo largo de las décadas o, en un nivel más particular, cómo el estilo de Thierry Wasser ha evolucionado desde sus días en Firmenich cuando componía perfumes en la línea de Aqaba o Dior Addict hasta la actualidad trabajando para Guerlain en cosas como Oud Essentiel donde de nuevo aborda la orientalia centrada esta vez en la combinación oud-rosa, ahora más actual en el mercado occidental. Pero de verdad que lo mejor de todo es disfrutar del perfume, porque es de lo mejor en su estilo.

Momento musical: Nuits d´Espagne por Dalida, quien se dice que tenía Opium de YSL entre uno de sus favoritos.

Érase una vez un perfume: Oro de Roberto Cavalli.

05 sábado Ago 2017

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albaricoque, almizcle, canela, cedro, guayaco, iris, manzana, miel, perfume, pimienta, sándalo, Vainilla

Ya casi había olvidado que tenía aquel libro cuando, el otro día, dispuesta a cumplir con mi hábito de releer, mi atención se dirigió a él. Allí estaba, un pequeño tomo de tapas blandas con una hoja señalada.

Es curioso como cosas olvidadas pueden volver a tu vida inesperadamente y obligarte a pensar en cosas que normalmente obvias: cómo eras, cómo has cambiado y como algunas cosas siguen siendo igual que antes. Allí, olvidado entre las páginas del libro estaba un secante que ya sólo huele a libro antiguo pero que con verlo, evocó un perfume. Estaba allí señalando una página con una cita subrayada:

¿Qué son «La Tempestad», «Troilo y Cresida», «Los gentiles hombres de Verona», «Las alegres comadres de Windsor», «El sueño de una noche de verano», «El cuento de invierno»? Son la fantasía, son el arabesco. El arabesco en el arte es el mismo fenómeno que la vegetación en la Naturaleza. El arabesco nace, crece, se anuda, se exfolia, se multiplica, se vuelve verde, florece y atrapa en sus ramas todos los sueños. El arabesco es inconmensurable; tiene un inaudito poder de extensión y crecimiento; colma los horizontes y abre otros nuevos horizontes; intercepta los fondos luminosos por medio de innumerables cruces. Y, si mezcláis a este ramaje el rostro humano, obtendréis un conjunto vertiginoso; es una conmoción. Cita de Manifiesto romántico de Víctor Hugo.

Era el secante del primer perfume de Roberto Cavalli (2003), aquel de frasco estilizado y tonos plata coronado por una serpiente enrollada. Esta silueta estaba grabada en el papel y, aunque no conservaba nada de la fragancia, tampoco hacía falta. La impresión de aquel perfume aún la puedo evocar de memoria. Parecía al principio algo extraña e incluso disonante pero después era suave, afrutada y evolucionaba de un modo intrigante, con un sillage ligero y expansivo en el que se revelaban notas de cedro, almizcle y sándalo con un filo acuático. Aquel perfume era paradójico: seco pero jugoso, dulce y luminoso, con sutiles acentos de manzana fresca. Aún pienso que aquel perfume asumía ciertos riesgos y que, de alguna manera descendía de Feminité du Bois: cedro, frutas, canela…pero con un aire más juvenil.

Oro (2004) fue el capítulo siguiente, también firmado por Maurice Roucel; mismo frasco pero tonos dorados para una reinterpretación más lujosa y atemporal, pero también más caleidoscópica: puede leerse como un ámbar suave, cremoso y especiado; como un oriental amaderado con etéreo y afrutado sándalo o como un floriental en el que la glicina -esa flor que se debate entre miel, humo, pimienta y mandarina- y la freesia -apimentada y húmeda- son protagonistas, en clave delicada, sostenidas por suave vainilla, guayaco y un sutil toque meloso que redondea la base ámbar.

Sea como sea en conjunto Oro es un perfume deleitoso, con todo lo bueno y raro del primero pero más redondeado. Aquí se lee fácilmente esa nota de manzana crujiente y refrescante que a ratos juega con la faceta empolvada a traer recuerdos de la infancia, incluido un tímido recuerdo a manzana caramelizada. Esa faceta frutal está ahora más presente aún y se redondea con el dulzor voluptuoso del albaricoque y se contrasta con un frescor alimonado y floral de magnolia. Pero ninguna nota destaca encima de otra, todo está concatenado mediante matices y pequeños contrastes. Así que junto a la fruta, las especias: canela, pimienta y vainilla. El conjunto es sedoso, almizclado, cremoso, empolvado.

Ni Oro ni su antecesor siguen en producción. Sólo con paciencia pueden encontrarse en tiendas online pero catorce y trece años después siguen aportando un aura inconfundible.

Entre heliotropos: Kiss me tender & Kiss me intense de Nicolai Perfumeur Createur

28 viernes Abr 2017

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almendra, almizcle, canela, cereza, flor de naranjo, Heliotropo, jazmin, perfume, rosa, Vainilla, ylang-ylang

Advertencia: De romanticismo novelesco se les podría acusar. Cada nota puede ser calificada de elección perfecta en este duo de perfumes, nada que evite hacer de ellos algo precioso y delicado que invite a la ensoñación y la ingenuidad. Induce a pensar en un ideal de femineidad propio de heroínas de novela: que pasean entre heliotropos, acompañan sus meriendas con macarons de rosas, vainilla y cerezas, mordisquean nubes de fresa mientras leen poesía y a la luz de la luna llena lloran, suspiran o esperan. Todo belleza, algo de melancolía y mucha suavidad.

El argumento central son las flores en su faceta más gourmand. Kiss me tender es un heliotropo tintado de flor de naranjo, algo más floral. Kiss me intense insiste más en ofrecernos la flor en bandeja almizclada repleta de dulces de mazapán y bizcochos vainilla bañados en Amaretto.

La estructura es clásica; un floriental al uso. El estilo fino y matizado, incluso un poco artesanal: mitad brillo de ingredientes naturales, mitad fantasía de mente creativa.

La flor de encanto victoriano que es el heliotropo, con sus recuerdos de cerezas y almendras amargas, asoma entre los pliegues de un corazón tradicional de rosa y flores blancas empolvadas: algo flor de naranjo, algo de jazmín y bastante de absoluto de ylang-ylang, culpable de ese efecto difuso de acabado anisado tan característico. La base no renuncia al dulzor balsámico concentrado del absoluto de vainilla y del opoponax -aunque la versión Intense declina hacia algo más herbal- pero hay un toque especial, un sutil efecto azucarado frutal que hace pensar en esos perfectos frutos rojos del verano capaces de ofrecer en su sabor un bocado de sol.

Ah, sí! Estos perfumes están llenos de simpáticas referencias: desde el dulce de malvavisco en la faceta empolvada, al chicle de fresa en el sutil efecto aldehídico pasando por las natillas con su sabor mezcla de vainilla, canela y limón y su cremosa textura acompañando las flores. Trío de sugerencias gustativas que, unido al recuerdo de regaliz que aporta el anís estrellado, completa un cuadro lleno de reminiscencias infantiles.

Uniendo así lo goloso con lo floral tierno, pareciera que a ramilletes de flores de azúcar decorando una tarta nupcial nos estuviéramos refiriendo. Almendras de Jordania incluidas para celebrar la ocasión, pues es la tradición.

Pero ese no es el punto final porque el brillo solar invita a soñar con tierras lejanas. Sí, la vainilla junto con el absoluto de ylang-ylang crean un aura exótico similar al de perfumes como Fleur de Comores de Maître Parfumeur et Gantier o Songes EdP de Annick Goutal. Nuestra heroína también piensa en largas travesías por mar, hacia los mares del Sur…

Sugerencia: Acompáñese de la lectura de la chispeante novela «La abadía de Northanger» de Jane Austen.

Lo que late en el fondo de los grandes clásicos: L´Eau d´Ambre Extrême de L´Artisan Parfumeur

13 martes Dic 2016

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almizcle, benjuí, canela, cardomomo, cumarina, geranio, labdanum, patchoulí, perfume, sándalo

pag56
*Folio 56 del Traité des Fardements et Confitures (1556) de Nostradamus, con la receta para fabricar pomos de olor.

Puesto que el ámbar es prácticamente una receta de larga tradición a partir de la cual se perfilan variaciones y eso hace que todo perfume ámbar tenga con otro perfume ámbar una serie ineludible de rasgos en común, como son la tríada labadanum-vainilla/vainillina-patchoulí y el acento de resinas balsámicas como el benjuí o el bálsamo de Perú, ¿qué distingue un perfume de ámbar estilo antiguo de uno más moderno?

Quizás el trazo más distintivo sea el curioso equilibrio entre suavidad y multiplicidad de detalles que los perfumes antiguos exhiben de forma embriagadora. Esa combinación es como una pátina que inconscientemente ya todos reconocemos como ajena a nuestra era pero aún familiar y eso hace que todavía respondamos ante esas fórmulas.

Esa baza juega L´Eau d´Ambre Extrême (2001). De alguna manera produce una vaga sensación en ti, como un recuerdo que no se concreta. Se intriga la mente y comienza a establecer mil paralelismos aunque ninguno de ellos servirá: la referencia primordial se escapa, las palabras no surgen. Pero, si es un ámbar, un tema totalmente conocido y reconocible al instante, ¿cómo puede ser tan elusivo?

Si algo recuerda a algo es por algo. Esa es la máxima.

Imágenes y sensaciones se mezclan entre sí. La mente sigue buscando la palabra, la expresión que haga que todo encaje. Al no encontrarla recurre al recurso más potente y común para la ella: las imágenes. Los olores, que tienen una gran facilidad para exaltar los sentidos por vía inconsciente, son muy propicios a estas derivaciones. Así que, oliendo L´Eau d´Ambre Extrême surge la necesidad de crear un contexto, a falta de palabras precisas… Habrá de ser un lugar de aire antiguo, quizás una majestuosa librería en cuyas estanterías se guardan ejemplares encuadernados en cuero. Un lugar en el que la luz queda atrapada por la cantidad de objetos que se extienden por la estancia y en cuyo aire flota ese olor seco y empolvado que aún no es denso pero ya tampoco ligero.

Esa es la idea. Algo sereno que invita a la concentración. Algo que apela a una sensación de felicidad interior más que a la exuberancia de los bálsamos exóticos y, por ello, impele. Mmmm, es cierto, esa es otra característica distintiva del ámbar: tiene la facultad de reforzar la voluntad.

Hasta cierto punto se podría decir que es como una armadura que te cierra y te recentra porque un ámbar a la antigua puede ser compacto pero no pesado. Su nota principal es el labdanum, que aporta ese aspecto seco casi de cuero con ciertos tintes animalísticos, y se acompaña de la riqueza especiada de ciertos bálsamos. Esos son los rasgos generales que sigue con rigor el perfume de L´Artisan Parfumeur. Como su nombre indica, no proclama ser denso -es un agua- sino extremo y esto hay que ponerlo en contexto: es la versión extrema (aka más profunda y matizada) de L´Eau Ambre (1978) cuyo sabor resulta muy básico.

Jean Claude Ellena realiza esta segunda fórmula Extrême con un estilo muy vintage, con un acabado más redondo y con más estructura que el agua original de Jean Laporte. Aún así, sigue la estética de la marca y no busca un perfume impactante sino susurrante. De opulencia esquiva, pues por su pátina antigua, recuerda a aquellas fórmulas que contenían ricas bases de ámbar. Y las bases de ámbar clásicas es lo que emula L´Eau d´Ambre Extrême, recreando esa estela ambarada, que como un arrullo, iluminaba los perfumes de las primeras décadas del siglo XX.

Matizado y fino es este ámbar cuyo olor principal está definido por notas vainilladas y cuero. Las especias, especialmente el cardomomo, son una breve introducción, y el toque de rosa-geranio un modo de dar algo más de cuerpo al tema pero, en el fondo, L´Eau d´Ambre Extrême lo que parece recrear es la relativa sencillez de una base; por eso parece como una pátina de sabor antiguo en lugar de un perfume. Tiene todos esos aspectos clásicos de fondo de perfume que resultan tan atractivos y cuya riqueza balsámica podría recordar de algún modo al olor que queda en la piel muchas horas después de haber aplicado un perfume de Caron clásico o un Chanel de la época envuelto en una brisa exótica.

Definitivamente, L´Eau d´Ambre Extrême, más allá de su combinación de notas típicamente ámbar rescata ese algo de los grandes clásicos que tanto cuesta definir pero que, en realidad, es un juego a tres bandas entre almizcle ambarado, ámbar vainillado y fondo amaderado suave. Sin duda, es eso.

Lo que no es y es : Jeux de Peau de Serge Lutens.

08 jueves Dic 2016

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almizcle, canela, caramelo, fenugreco, helicrisio, iris, leche, mirra, olibano, perfume, regaliz, sándalo

depalabras

«Lo más profundo que hay en el hombre es la piel. Y qué mejor que sentir la invitación de la caricia del agua para sumergirnos en el mar.» Cita de La idea fija de Paul Valéry.

Podríamos decir algodón de azúcar especiado, praliné de avellanas, café irlandés, manzanas caramelizadas, pan brioche con miel y mantequilla y otras tantas cosas por el estilo, pero ninguna de estas palabras sería la descripción adecuada. Aunque tampoco sería del todo inapropiada. Con estas palabras describimos continuas y fugaces sensaciones, en algún punto similares entre sí, que habitan en el perfume sin llegar a concretarse del todo. Jeux de Peau no entra de lleno en el territorio gourmand como ocurre con Santal Majuscule, es más elusivo…

También podríamos decir que es un perfume de estructura lineal. Lo es, pero lleno de efectos que vienen y van, dibujando una trayectoria de carrousel. Esa ilusión de movimiento en círculo sombreando el perfume es lo que despista tanto y hace de este jugo algo bastante único pues no es ni completamente gourmand, ni totalmente amaderado, ni plenamente ámbar, ni del todo un iris endulzado. Es todas y cada una de estas cosas en un momento dado, y luego, la otra. Similitudes, vaguedades…

Sólo su nombre resulta descriptivo y concreto: Jeux de Peau, Juego de (en la) piel. Fantásticas palabras para introducir la experiencia lúdica y única del perfume sobre la piel porque el perfume mismo, todo perfume, juega sobre la piel de cada persona de un modo sutil pero tenaz. Nunca es el mismo en la misma persona, nunca es lo mismo para otras personas.

Jeux de Peau juega como el que más. Es una invitación al acercamiento pero también es una prueba de resistencia. Invita porque es dulce y cálido, con el atractivo de un suave almizcle blanco, un abizcochado sándalo o un iris delicadamente vainillado como telón de fondo. Pero también te prueba porque primero eclosiona en la piel como una nube dulce y mantecosa que resulta casi intoxicante y, de ella, después, como serpentinas, surgen cosas curiosas: un hilo especiado, el vago recuerdo del café con achicoria, un dulzor verde y casi herbáceo, trazas de regaliz e incluso una vaga impresión de cuero, todo ello bañado por la sensación de alimentos tostandose. Son matices raros por independiente, algunos incluso chocantes, pero en conjunto funcionan porque generan el contraste necesario para dejar atrás la monotonía de un perfume dulce al uso, conjurando un allure oriental-amaderado-especiado.

Jeux de Peau (2011) quizás intente decir «acércate, pero acércate con respeto». Todo el mundo entiende que algo dulce y cálido no levanta un muro de seriedad, ni crea distancia como haría un perfume más seco y áspero. Curiosamente, esta proyección de cercanía a través de notas dulces la gente tiende a interpretarla como un signo de baja competencia. Sí, lo que para el portador o portadora puede ser una elección por confort, para los otros, que huelen con el espacio como principal mediador, lo dulce se lee como «a ti te falta poder». Inconscientemente es así. Pero Jeux de Peau , aún siendo dulce y cálido y acogedor, se desarrolla como un perfume rico, imaginativo y no exactamente fácil de llevar.

A través de sutiles matices habla de ambiente acomodado: efluvios de cuero, iris, ámbar, especias e incluso whisky. En otras palabras, sugiere lujo pero no ostentación.

De alguna manera podría emparentarse con Pink Sugar (2004) de Aquolina: ambos parten de una nota de azúcar basada en etil maltol rodeada de distintos matices gustativos y, en ambos casos, evolucionan como perfumes amaderados con acentos amargos de regaliz y trazas de notas verdes. Pero mientras Pink Sugar se lee directamente como puro algodón de azúcar, Jeux de Peau y sus mil matices sólo sugiere, y lo que sugiere es como miel empolvada.

Por otro lado, relacionarlo con Sables de Annick Goutal es inevitable porque en ambos sobresale el peculiar carácter del helicrisio, un olor curioso y complejo, a veces incluso discordante, que divide a la gente. El aceite esencial de helicrisio (o siempreviva) tiene un perfil gustativo, pungente, primitivo, oriental. Para muchas personas, pese a ser algo abigarrado, sólo huele a curry porque una de sus facetas recuerda a esa especia pero, en realidad, es un material lleno de inflexiones cálidas y melosas, herbales y empolvadas con matices de cuero, té, tabaco, jarabe de arce, fenugreco, cerezas…en definitiva una esencia muy aromática que imprime personalidad en las fórmulas. En Sables es total protagonista, en Jeux de Peau interpreta junto al sándalo una armonía ambarada.

Finalmente, otras referencias más cercanas, las encontramos en la misma colección de perfumes de Serge Lutens con Santal de Mysore (1991) y Santal Blanc (2001). En Jeux de Peau hay un poco del balsámico sándalo especiado con recuerdos de curry que brilla en Santal de Mysore pero, sobre todo, hay bastante de la suave calidez almizclada y empolvada con que se realza el acorde de pan blanco -pan de leche- y leche caliente en Santal Blanc, sólo que en Jeux e Peau el pan está recién salido del horno, tiene más corteza y fue amasado con masa madre.

La nota gustativa de producto horneado, de panadería, es sobre todo, un efecto creado con pirazinas. Este grupo de químicos aromáticos está presente en la naturaleza de distintos modos, por ejemplo, se desarrolla durante el horneado de pasteles o la caramelización del azúcar y con frecuencia son usadas por la industria alimentaria para crear sabores de avellana o praliné. Las pirazinas también se usan en perfumería en trazas para crear un atractivo singular, así en Bois Farine son responsables en la salida de tonos verdes y recuerdos de avellana; pero en Jeux de Peau el efecto se ha llevado al extremo y no es sólo una sugerencia palatable lo que encontramos en la salida del perfume sino que casi se pueden saborear las avellanas -avellanas lechosas, algo verdes incluso- el praliné, el café, la crema de caramelo, los dulces de malvavisco tostados… Casi , o sin casi, es brutal el relieve de estas notas en salida pero esto se calma al rato y entonces comienza el juego en la piel.

Distintos químicos aromáticos están empeñados en dar el singular perfil gustativo de Jeux de Peau, gracias a ellos se sugieren muchas notas y sensaciones relacionadas con la leche y el azúcar: leche caliente, tofe, azúcar caramelizándose, cierta mantecosidad así como matices de café, achicoria, jarabe de arce/fenugreco. Junto a ellos, ciertos ingredientes naturales que subrayan los aspectos gourmand del perfume, destacando el helicrisio y quizás algo de extracto de trigo. Esta combinación de materiales está muy lograda y resulta interesante el equilibrio entre matices, la redondez de las notas y a la vez la sutilidad de las mismas. A menudo es difícil saber qué estas oliendo exactamente y qué lo produce: ¿es la nota de coco que surge hacia el final de la evolución un efecto del sándalo, de los lactones o es producto de una nota de osmanto que también aporta el toque a confitura de albaricoque? ¿Es la mirra la que produce la nota de regaliz? ¿Realmente hay una nota a frutas fermentadas y fenoles que hace pensar en un acorde de whiskey o es otro de los tantos efectos que surgen en la piel?

Superada la prueba inicial, superada esa salida brutal, Jeux de Peau se convierte en un juego de sugerencias infinitas. Es el juego de las relaciones entre matices, porque los olores se relacionan unos con otros rompiendo los límites que establecen las taxonomías académicas. Sin categorías absolutas, ni gritos impositivos, el perfume acaba revelando, en sotto voce, un aspecto aromático de la piel humana: el recuerdo a miel.

Arraigo: Spiritus/Land L´Eau de Parfum #2 de Miller et Bertaux

15 martes Dic 2015

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canela, cardomomo, cedro, clavo, incienso, jengibre, nuez moscada, perfume, pimienta, rosa

land
* Via Tumblr.

El universo asoma a la vida junto con nosotros;
junto con nosotros, todas las cosas
son una sola.

Chuang-Tzu

Armonizar con el momento presente siempre es tendencia en Occidente. El desarrollo y popularización del Mindfullness, la práctica de actividades como el arte sumi-e, la caligrafía, el ikebana, la pintura de mandalas… en el núcleo de estas y otras disciplinas está la filosofía oriental de raíz zen, en la cual, más allá de cualquier conceptualización que alimente la rígida sistematización, se prioriza interiorizar el espíritu de la naturaleza para promover experiencias puras. Esencias que no apariencias.

Estas experiencias significan un reencuentro con la naturaleza que puede ir más allá de la relajación y algunos casos hay de gente que señala un punto de inflexión en su modo de vivir mientras se adentra en alguna de estas disciplinas; como una especie de insight que lleva a la persona a entender algo, ese algo que le ayudará a poner en orden otras cosas.

Este tipo de vivencia puede tenerse por distintas vías, pero en Olibanum hablamos del olfato. Los olores terrosos primitivos, olores reminiscentes del bosque con ricas notas de maderas y resinas como el oudh o el incienso son los que más fácilmente provocan este despertar. Hablamos de olores profundos y bastante estructurados, matizados, sombreados y no siempre fáciles de referenciar lo que puede ser importante porque cuando se huele algo natural que no conocemos bien se crea una distancia que engancha ya que deja espacio en blanco para lo más espontáneo y emocional. Si olemos un limón, conociendo como huelen los limones, aún siendo algo natural, llegaremos a decir que huele muy bien, que su olor es ligero y refrescante y que eso no hace sentir bien -da cierta alegría-, pero desde el principio sabemos que es un limón así que no es tan fácil perderse en su olor; para adentrarnos en su naturalidad, necesitamos hacer un esfuerzo de concentración, debemos ejercitarnos para dejar la mente en blanco y simplemente oler. Sólo oler. Y sólo así quizás encontremos sorpresas. Es un ejercio que requiere apartar las emociones inmediatas que distorsionan el momento de la olfacción y hacen brotar palabras de más. Oler puede ser una disciplina muy zen.

Sin embargo, con ciertas materias primas, te puedes quedar sin palabras a primer golpe de nariz, sin que hayas buscado esa concentración. Es un momento de claridad difícil de explicar pero ¿por qué esa experiencia para algunas personas puede tener un valor terapéutico? Algunas personas tienen mucha sensibilidad hacia los estímulos olfativos y por eso un olor puede despiertar con más facilidad algo en el cerebro, en el sentido más neuropsicológico que se pueda pensar y, cuando ese algo se enciende, la persona por un instante ve su pensamiento y comprende que está plenamente viva. Otras personas reaccionan así con otros estímulos.

Hablamos de  un tema serio. A menudo frivolizado por distintos medios. La prudencia es norma tanto si queremos afirmar como si buscamos criticar, por todo aquello que aún está por demostrar y más aún por el modo en que se trata la información de lo teóricamente demostrado. En ciencia los paradigmas cambian, lo que sin duda no cambia es el dolor físico y psíquico que una personas puede experimentar. Ni tampoco cambia el valor del alivio. Así que de lo que hablamos al proclamar las bondades de practicar una disciplina que promueva el contacto con la naturaleza o de aprovechar los beneficios terapéuticos de los olores es, en el fondo, algo más que una afición o una búsqueda de ocio. Pero tampoco es un sutituto de la medicina tradicional, sino un modo de mejorar la calidad de vida en general, sentir los pies en la tierra y, a veces, tener la suerte de encontrar algo que nos haga cosquillas en la mente.

Vivimos en un tiempo saturado de estímulos visuales muy barrocos pero de poco o nulo contenido. Ese alimentar las emociones más inmediatas claro está que deteriora los valores artísticos y espirituales. Podríamos señalar unos cuantos anuncios de perfumes como ejemplo y es que la perfumería tal como se ofrece hoy -con su ingente cantidad de nuevos productos cada temporada, que no cada año- refleja a la perfección esta práctica totalmente asentada en la sociedad de «huida hacia adelante». No es de extrañar que ante semejante panorama de vacío algunas personas sientan la necesidad de frenar: si no te lo dice la cabeza acabará diciéndotelo el cuerpo. Llegado un punto todos necesitamos volver a experimentar el arraigo y la sensación de autenticidad que trae consigo.

La salud a través de la naturaleza es un clásico en la medicina. Lo es desde siempre, sólo que en algunas épocas parece olvidarse y en otras se llega a creer que es la panacea. Últimamente por todas partes se habla de la Terapia del Bosque o shirin-yoku : la naturaleza te da el terreno para caminar, el aire para respirar, los colores para ver y olores para saturar tu nariz porque el bosque está llenos de terpenos, pinenos y demás moléculas que ayudan a relajar la mente y fortalecer el sistema inmunitario. El aire puro que se decía antaño. He aquí el nexo entre la naturaleza y la aromaterapia: un conglomerado de moléculas. Los perfumes, en comparación, son una cosa más sofisticada que pueden incluir ingredientes aislados de la naturaleza o recreados mediante síntesis para poner el punto sobre la i creando efectos muy interesantes.

Sí, en general, los perfumes son abiertamente festivos, lúdicos y recreativos porque los usas y generan buen humor al instante. Ya sean más concretos o abstractos que la naturaleza, en general, tienen un componente emocional y emotivo vía familiaridad y crianza.

Pero existen algunos perfumes que, aún siendo perfumes, retienen ese algo sanador de la naturaleza o de las mezclas de aromaterapia. Suelen ser, de nuevo, composiciones ricas en matices primitivos o de resinas que gravitan sobre los grupos de familias orientales y amaderados retratando los olores del humo, del cuero, de la tierra, del incienso, del oudh, el jatamansi, el patchoulí…

Land /Spiritus de Miller et Bertaux bien puede ser es uno de esos perfumes. El incienso es el protagonista, enmarcado en una estructura amaderada-ambarada diáfana y con fuerte faceta especiada. Curiosamente ofrece diferentes aspectos del frankincienso como materia prima, más que recrear el olor de una mezcla de incienso como ocurre en Avignon de CDG, aunque dicha materia, de alguna manera, siempre parezca tener reminiscencias de olor a iglesia.

Como perfume tiene un aspecto matérico en tanto en cuanto hace brillar de forma singular aspectos naturales que tiene la resina de incienso. Casi puedes paladear el complejo frescor alimonado del sabor de la resina natural, algo muy cercano al jengibre fresco. Mientras que de la esencia de olíbano, el perfume trae la espléndida faceta especiada balsámica tan rica y duradera que impregna todas las capas del perfume.

Por un lado te llena con esa calidez ligeramente ambarada y plena tan única del incienso. Por otro lado te ofrece olores más terrenales de coníferas, de cedro y de tabaco amargo al fondo y, en su desarrollo, puedes encontrar recuerdos a antiguo jabón de clavel y a hoja de laurel, la fugaz sensación de una oscura rosa aterciopelada, la profunda pero a la vez etérea nota ahumada de un buen whisky escocés y el recuerdo de un pan de especias. Porque en este perfume hay especias: toques de canela y pimienta, pizca de nuez moscada, pungente clavo, fresco jengibre, efervescente cardomomo y una sutil cumarina que ayuda a reforzar esa impresión general amaderada especiada.

Es un perfume, sin duda. Con sus fases de evolución, sus giros recreativos dibujando piruetas olfativas y su espacio entre notas; pero es un perfume de espíritu zen: en su aparente sencillez radica toda su fuerza y encanto. No renuncia a la abstracción del perfume moderno, ni al embellecimiento de un acabado radiante y ambarado muy prolongado, pero esa combinación de lo natural y lo cultivado crea un espacio singular en el que domina la sensación de calma, tranquilidad y quietud. Algo así como el claro en el bosque.

Momento musical: Hawai´i 78 interpretado por Israel «Iz» Kamakawiwo´ole.

El viento y el incienso: Kilian Incense Oud (Algo más sobre el oud)

09 domingo Mar 2014

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes, Revisiones de perfumes

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almizcle, canela, cardomomo, cedro, geranio, incienso, labdanum, musgo, oud, papiro, patchoulí, perfume, rosa, sándalo

Barbier
*Egipto, ilustración de The Romance of Perfume (1928) de Georges Barbier.

El oud ( oudh, madera de agar, agaloco) es usado como incienso en todo Oriente. En la India las mujeres más pudientes reciben una purificación tras el parto a través del humo perfumado con agar; en Japón, junto con el sándalo, forma parte de la receta tradicional del incienso; en Medio Oriente se emplea en baños de humo para que la ropa quede suavemente perfumada y desprenda una sensación limpia. El concepto de limpieza en todas las culturas tiene una dimensión espiritual pero el humo perfumado se asocia más fácilmente a los estados contemplativos, la belleza interior y la serenidad. Limpieza espiritual y dignidad van de la mano en este ámbito.

Cada cultura oriental favorece un tono diferente del oud: más especiado, más amaderado, más dulce, etc pero en todas partes está extremadamente valorado no sólo como perfume sino también como materia preciosa. Es algo tan intrínseco a la vida diaria en estas culturas que puede resultar difícil de entender pero una pieza de alta calidad vale más que el oro. Entre las familias árabes una pieza puede ser atesorada y pasar como herencia de padres a hijos.

En la perfumería árabe el oud añade un tono de tradición a la rosa y el almizcle. Además tiene un comportamiento similar al del ámbar gris pues puede sostener el resto de notas y aligerarlas de forma indescriptible, más aún, su olor comparte algunas tonalidades con el ámbar gris que se despliegan en el sillage.

Un oud de calidad y bien madurado -más de treinta y cuarenta años son necesarios para comenzar a hablar de madurez- tiene un aroma suave y lleno de matices profundos. La mayoría de los perfumes occidentales que llevan la palabra «Oud» en su nombre o en la pirámide olfativa son, en realidad, composiciones inspiradas por el material en las que se reconstruye la nota mediante bases especiales, químicos aromáticos del grupo de las maderas ambaradas, cipriol, vetiver, labdanum y, sobre todo, patchoulí. Cuando se usa la esencia natural no se necesita mucha cantidad en la fórmula para que aporte esa profunda calidez seca tan característica pero, aún así, es un producto tan caro y escaso que se opta por la recreación; igual que se hace con el sándalo Mysore, la gardenia, el lirio de los valles y tantas otras cosas. No obstante, a la nota a veces se le da un acabado más pungente y áspero propio de las calidades más bajas del oud.

No nos engañemos. Comprar un perfume que contenga un aceite destilado de oud de buena calidad supone un desembolse de varios cientos de euros y el verdadero mercado para esto no está en Occidente, aunque ahora haya alguna marca de calidad disponible.

Sin embargo, el oud se ha convertido en un nuevo tema que permite renovar la temática oriental, dar otro tono a los perfumes de cuero, insuflar nueva vida a las composiciones de rosas negras o crear una nueva gama de matices amaderados. Cierto que para algunos sólo es la «tendencia» y la «novedad a desear», pero la nota puede ir más allá y enriquecer la paleta.

La colección Arabian Nights de Kilian es un mini catálogo de esas posibilidades que ofrece la nota. No contiene ni trazas del producto natural, se trata de algo reconstruído. Se puede experimentar desde el fuerte y amaderado Pure Oud, al animalístico Musk Oud, el redolente Amber Oud o el intrigante Rose Oud, pero yo elijo Incense Oud como el más cercano al auténtico sentido espiritual del material. También creo que dentro de la serie es el que mejor recrea la sensación cálida, limpia y profunda que imparte a los perfumes la madera de agar.

Incense Oud (2011, Sidonie Lancesseur), uniendo dos ingredientes míticos de la perfumería, imparte esa sensación de brisa cálida y perfumada que estremece el alma. Todos nos detenemos a prestar atención cuando encontramos esa experiencia, ya sea en un templo o en plena naturaleza. Nos detenemos y olemos. Es difícil reproducirla en un perfume y cuando se encuentra es difícil ignorarla.

Pero haciendo un esfuerzo por ser descriptiva y racional diré que Incense Oud es un perfume rico en frankincienso, pleno de frescor terpénico reminiscente de pimienta y cítricos amarillos, con su faceta fría casi mineral acompañando a una dulce rosa especiada -en parte esencia de rosa, en parte geranio- con cierto tono frutal por el cardomomo y la fina nota maderada del cedro de Virginia. Es un perfume amaderado, dulce y balsámico donde el oud expresa su calidez melosa y etérea a la vez.

Como el incienso, el oud tiene una cualidad suave en el aire, es como oler una brisa templada llena de presencias y presentimientos. Eso refleja este perfume de Kilian mediante un pulido estilo de fusión, como la múscica de Loreena Mckennitt: The Mystic´s Dream.

kilian-incense-oud

Rosas bohemias: 1889 Moulin Rouge de Histoires de Parfums

28 martes Ene 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ Comentarios desactivados en Rosas bohemias: 1889 Moulin Rouge de Histoires de Parfums

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absenta, almizcle, canela, ciruela, iris, mandarina, patchoulí, perfume, rosa, Vainilla

moulin rouge

Los perfumes que expresan facetas cosméticas, cremosas o empolvadas, remiten a una idea de femineidad tradicional y también a cierto sentido de la comodidad. Pueden ser intensos y dejar una estela de olor muy sólida, pueden exhibir un carácter muy coqueto, pero rara vez llegan a ser narcóticos.

Siendo el Moulin Rouge un cabaret icónico resulta convincente que un perfume inspirado en el lugar ofrezca este tipo de nota, entre otras. Y siendo yo reticente a creer que haya algo de romántico en ese ambiente de frenesí, tengo que reconocer que el perfume creado para celebrar los 120 años de existencia del lugar presenta una nota de rosa conmovedora, con cierto recuerdo cosmético de barra de labios. Así, ante el perfume, mi mente hace un desplazamiento hacia el imaginario de la película de Baz Lurhmann (2001) y la figura de Satine, la cortesana capaz de apreciar y creer en la poesía bohemia que habla de la justicia y la nobleza del ser en medio de un ambiente oscuro y desesperado.

1889 Moulin Rouge (2009) tiene un núcleo clásico de rosa e iris pero en lugar de quedarse en el tonalidad retro chic de la cosmética lujosa guardada en fino bolso de piel, va más allá y se convierte en un guiño a Le Parfum de Thérese al elegir rodear la rosa de redolentes notas alcohólicas que recuerdan a la fruta muy madura, al transformar la nota fina de cuero blanco del perfume de Edmond Roudnitska en una base almizclada con recuerdos de castóreo y pieles y, finalmente, al cambiar el aspecto verde y jugoso de melón que el clásico perfume tenía entre la salida y el corazón por algo más nuevo y aromático: la nota de absenta, amarga y anisada. Lo que no termina de emular el perfume de Histoires de Parfums es el tono chyprée aunque su fondo sea seco, oscuro, empolvado y sensual.

La salida puede desorientar: huele a jarabe de frambuesa, a gominolas de regaliz rojo, a caramelo de fresa y frutas confitadas pero ese tono goloso tiene profundidad y enseguida se percibe como el dulzor juguetón deja paso al dulzor alcohólico que anuncia la nota de ciruela madura. Ésta introduce un aspecto serio en el perfil de las frutas y se acompaña de matices indólicos propios del jazmín. Pero no es el jazmín la flor que destaca sino la rosa, terriblemente afrutada, especiada y cálida como la rosa de Marruecos. Casi escarlata, persistente y muy profunda a la que a ratos acompaña esa faceta algo grasa y cosmética de barra de labios. El patchoulí sostiene la rosa y prolonga durante un tiempo la tonalidad afrutada pero, según el perfume se evapora y se acercan las notas de base, se vuelve más almizclado y sombrío, insinuando algo animalístico y provocativo sin llegar al sofocante exceso.

1889 Moulin Rouge tiene la capacidad de confundir con su estructura. Puede leerse como un floral almizclado, como un fruitchoulí sofisticado, incluso como un perfume de cuero floral. Reúne citas diversas, es cierto – yo leo Le Parfum de Thérese en el perfil general y algo de la tonalidad oriental y fresca de Douce Amére de Serge Lutens en los pequeños matices – pero, en conjunto, se puede decir que da un giro al acorde cosmético tradicional. Ofrece algo más radiante y narcótico, menos coqueto…más dramático y bohemio.

moulin-rouge-1889

Humo como miel sedosa: Tabacco Toscano de Santa Maria Novella.

29 domingo Sep 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, ámbar, bergamota, canela, haba tonka, jazmin, perfume, tabaco, Vainilla

toscano

El aire tibio del otoño tiene el dulzor profundo y sedoso de la miel fresca y el matiz penetrante de la hojarasca mezclado con la humedad del humus. Los perfumes cobran una dimensión nueva en este momento del año porque parecen fundirse con el entorno a la vez que envuelven la piel, arropándola como una prenda de cashmere cálida y ligera. Esta magia dura hasta que el aire se enfría definitivamente.

Pero pocos son los perfumes que logran simular esta sensación de brisa otoñal durante otros momentos del año sin resultar excesivos, entre ellos, yo citaría Tabacco Toscano (2006) de Santa Maria Novella. Inspirado en el aroma del cigarrillo Toscano (1818) es un perfume suave y con carácter, que recoge la calidez de las maderas preciosas y los bálsamos vainillados en un contexto cologne con perfecto sentido de la armonia y el matiz.

De hecho, es puro matiz: una fantasía en torno al tabaco con alma de ámbar moderno apoyado en almizcles blancos pero revestido de tradición por el sabor clásico del acorde de ámbar dulce basado en la combinación de notas vainilladas y labdanum al fondo y un perfil de tintura de ámbar gris especiada y seca, licorosa y dorada con reminiscencias de cuero y tofe de miel para complementar la nota principal del perfume: el tabaco.

Tabaco suave de pipa con elementos cremosos de cigarro que aporta la vainilla con el contrapunto profundo y un tanto verde de la hoja del tabaco. Poco ahumado, lo suficiente como para reforzar esa idea de confort que entrañan este tipo de perfumes con un tono entre brioche y caramelo. También deja asomar algo floral y fugitivo: una nota de jazmín cálido, cítrico- especiado esperable en un acorde clásico de tabaco para dar más carácter al corazón del perfume. Al fondo, el haba tonka para redondear la composición con sutiles toques lechosos y un acabado cálido de maderada satinada.

El aspecto transparente y ligero es su característica más moderna mientras que el discreto efecto empolvado y el frescor en salida recordando al té Earl Grey es el lado más vintage de este perfume. Esa combinación de brillantez y sobriedad tiene cierto efecto espiritoso propio de los perfumes de antaño con un halo elegante de ámbar gris.

El tema suena pero suena perfecto, armonioso. Ese es su punto fuerte. A veces olvidamos que conseguir un gran equilibrio de notas y riqueza de matices es lo más difícil. Aunque un perfume tenga un sabor conocido, en el fondo, se trata de dotar la mezcla de esencias con un rasgo definitivo para que transcienda más allá del mero hecho de oler bien. Porque faltaría más que un perfume no oliera bien, pero cuando además demuestra una cualidad extraordinaria, se convierte en algo muy especial.

El envolvente arabesco desgajando la naranja: L´Eau de Tarocco de Diptyque

01 sábado Sep 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, canela, incienso, magnolia, naranja, perfume


*Tapiz con un naranjo de William Morris.

El fin del estío. El aire limpio y la brisa fresca; la luz del sol más blanca y tamizada y las tardes aún tibias mientras la tierra se enfría y comienza a desprender un olor mineral. La atmósfera parece más equilibrada cuando la dominan estas contradicciones ténues que la llenan de promesas difusas. Aún no es otoño. El aire está lleno del nuevo perfume de la tierra, es la atmósfera perfecta en que cada olor parece atomizarse. Todo se desenvuelve molécula a molécula.

Aún no es otoño. Después vendrá el frío y la lluvia. Los perfumes se cerrarán, se harán compactos. Estos son los últimos días del año para disfrutar de esa sensación de perfume sin más, ligero y dramático a la vez, transparente y luminoso.

Quiero atrapar todas esas sensaciones. Hay perfumes especialmente bonitos en este momento que me ayudan en mi quimera: se desenvuelven emulando ese equilibrio perfecto con laxitud y determinación, definiendo una presencia. L´Eau de Tarocco es uno de esos perfumes capaces de recrear un paisaje olfativo abstracto e íntimo. Como los cuadros de Paul Klee. Incienso húmedo y una naranja atomizada cristalizan esa atmósfera.


* Ad Parnasum de Paul Klee (1932)

La naranja roja siciliana tiene un gusto aldehídico y más afrutado, con un toque de bayas rojas efervescente que facilita jugar con esa idea de atomización frente a la clásica pulposidad cítrico-floral de la nota tradicional. La variedad Tarocco tiene un gusto especialmente afrutado.

L´Eau de Tarocco está construída como esta pintura de Klee, con microfacetas como teselas multiplicadas en un plano transparente. Llena de contrastes. Es fresca porque es cítrica pero es cálida porque tiene un fondo de delicia turca que desprende la mezcla de esta fruta con la canela. Con su aroma de oriental suave su efecto es el de un perfume elegante con la faceta aldehídica permitiendo desarrollar un tema floral abstracto apoyándose en una nota de pétalos de magnolia y té de jazmín junto a la difusa tonalidad marino indólica del Magnolan -un material también presente en Un Jardin sur le Toit– gracias al que la composición tiene ese efecto de hojas húmedas, emparejando abstracción con naturalismo de forma sorprendente.

Tras esa representación de naturaleza una voluta de incienso va difuminando la escena, sombreado por azafrán, ahonda en un tema más terroso hasta que el perfume se disipa en una nube de humo almizclado. El aroma de la naranja se ha ido desentrañando poco a poco, en un trabajo de analítca minuciosa hasta relajarse y dejar sólo una sensación seca y empolvada de cedro y almizcle suave muy cálido.

El verano aún no ha terminado y aún no es otoño. Quiero un perfume que no sea perfume para este momento, que me deje una impresión perfumada sin más, reteniendo esa sensación de los días que transcurren apacibles sin más, igual que las fotografías en tonos sepia dan la impresión de otra era, deteniendo el tiempo por un instante, sin más.

L´Eau de Tarocco es mi idea de perfume sin más, ¿cuál es la vuestra?

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