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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

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Lo que late en el fondo de los grandes clásicos: L´Eau d´Ambre Extrême de L´Artisan Parfumeur

13 martes Dic 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, benjuí, canela, cardomomo, cumarina, geranio, labdanum, patchoulí, perfume, sándalo

pag56
*Folio 56 del Traité des Fardements et Confitures (1556) de Nostradamus, con la receta para fabricar pomos de olor.

Puesto que el ámbar es prácticamente una receta de larga tradición a partir de la cual se perfilan variaciones y eso hace que todo perfume ámbar tenga con otro perfume ámbar una serie ineludible de rasgos en común, como son la tríada labadanum-vainilla/vainillina-patchoulí y el acento de resinas balsámicas como el benjuí o el bálsamo de Perú, ¿qué distingue un perfume de ámbar estilo antiguo de uno más moderno?

Quizás el trazo más distintivo sea el curioso equilibrio entre suavidad y multiplicidad de detalles que los perfumes antiguos exhiben de forma embriagadora. Esa combinación es como una pátina que inconscientemente ya todos reconocemos como ajena a nuestra era pero aún familiar y eso hace que todavía respondamos ante esas fórmulas.

Esa baza juega L´Eau d´Ambre Extrême (2001). De alguna manera produce una vaga sensación en ti, como un recuerdo que no se concreta. Se intriga la mente y comienza a establecer mil paralelismos aunque ninguno de ellos servirá: la referencia primordial se escapa, las palabras no surgen. Pero, si es un ámbar, un tema totalmente conocido y reconocible al instante, ¿cómo puede ser tan elusivo?

Si algo recuerda a algo es por algo. Esa es la máxima.

Imágenes y sensaciones se mezclan entre sí. La mente sigue buscando la palabra, la expresión que haga que todo encaje. Al no encontrarla recurre al recurso más potente y común para la ella: las imágenes. Los olores, que tienen una gran facilidad para exaltar los sentidos por vía inconsciente, son muy propicios a estas derivaciones. Así que, oliendo L´Eau d´Ambre Extrême surge la necesidad de crear un contexto, a falta de palabras precisas… Habrá de ser un lugar de aire antiguo, quizás una majestuosa librería en cuyas estanterías se guardan ejemplares encuadernados en cuero. Un lugar en el que la luz queda atrapada por la cantidad de objetos que se extienden por la estancia y en cuyo aire flota ese olor seco y empolvado que aún no es denso pero ya tampoco ligero.

Esa es la idea. Algo sereno que invita a la concentración. Algo que apela a una sensación de felicidad interior más que a la exuberancia de los bálsamos exóticos y, por ello, impele. Mmmm, es cierto, esa es otra característica distintiva del ámbar: tiene la facultad de reforzar la voluntad.

Hasta cierto punto se podría decir que es como una armadura que te cierra y te recentra porque un ámbar a la antigua puede ser compacto pero no pesado. Su nota principal es el labdanum, que aporta ese aspecto seco casi de cuero con ciertos tintes animalísticos, y se acompaña de la riqueza especiada de ciertos bálsamos. Esos son los rasgos generales que sigue con rigor el perfume de L´Artisan Parfumeur. Como su nombre indica, no proclama ser denso -es un agua- sino extremo y esto hay que ponerlo en contexto: es la versión extrema (aka más profunda y matizada) de L´Eau Ambre (1978) cuyo sabor resulta muy básico.

Jean Claude Ellena realiza esta segunda fórmula Extrême con un estilo muy vintage, con un acabado más redondo y con más estructura que el agua original de Jean Laporte. Aún así, sigue la estética de la marca y no busca un perfume impactante sino susurrante. De opulencia esquiva, pues por su pátina antigua, recuerda a aquellas fórmulas que contenían ricas bases de ámbar. Y las bases de ámbar clásicas es lo que emula L´Eau d´Ambre Extrême, recreando esa estela ambarada, que como un arrullo, iluminaba los perfumes de las primeras décadas del siglo XX.

Matizado y fino es este ámbar cuyo olor principal está definido por notas vainilladas y cuero. Las especias, especialmente el cardomomo, son una breve introducción, y el toque de rosa-geranio un modo de dar algo más de cuerpo al tema pero, en el fondo, L´Eau d´Ambre Extrême lo que parece recrear es la relativa sencillez de una base; por eso parece como una pátina de sabor antiguo en lugar de un perfume. Tiene todos esos aspectos clásicos de fondo de perfume que resultan tan atractivos y cuya riqueza balsámica podría recordar de algún modo al olor que queda en la piel muchas horas después de haber aplicado un perfume de Caron clásico o un Chanel de la época envuelto en una brisa exótica.

Definitivamente, L´Eau d´Ambre Extrême, más allá de su combinación de notas típicamente ámbar rescata ese algo de los grandes clásicos que tanto cuesta definir pero que, en realidad, es un juego a tres bandas entre almizcle ambarado, ámbar vainillado y fondo amaderado suave. Sin duda, es eso.

Cuestión de latitudes: Rose Malaki de Chopard

17 jueves Nov 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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azafrán, cardomomo, cedro, clavo, cumarina, papiro, patchoulí, perfume, rosa, Vainilla

rose-malaki

No existe un único perfil aromático de oud, no obstante, su carácter resulta inconfundible. Su complejidad es la fuente de su poder: retiene la atención de la mente porque necesita tiempo para mostrar sus matices. El oud cambia lenta pero definitivamente durante la evaporación. Es resinoso, es salvaje, es cálido, cálido, cálido y especiado, amaderado con efluvios ambarados, pero también puede ser cítrico, verde…y es pesado, decidido, denso, cremoso, terso, ondulante. Adictivo y vivificante. Así es el olor del oud natural, un concierto de matices cuya riqueza y profundidad despierta la imaginación.

En Oriente es el olor de la tradición; en Occidente, una nueva adicción a la paleta de notas amaderadas-orientales. Comenzó, como muchas otras cosas, siendo una sugerencia novedosa: Chaos de Donna Karan, Sequoia de CDG, M7 de YSL, etc. Hoy la palabra oud está presente en todos los sectores del mercado y puede aparecer en un acento especiado que complementa un perfume floral como Miu Miu, como un punto departida para crear un perfume fuerte como 24 Gold de Scents Story o Acqua di Parma Colonia Oud, puede seguir el hábito clásico de imprimir riqueza y color a la manera del frankincienso como ocurre en los perfumes de Amouage o, en excepcionales casos, ser el protagonista real de la historia como el lujosísimo The Night de Frederic Malle.

Parece claro que entre perfumistas y clientes de Occidente el oud es un concepto asentado y se elige un perfil idealizado acorde con dicho concepto porque, para el consumidor general, el oud que se conoce es el que se reconoce como tal en un perfume. Mientras en Oriente cada persona tiene su tipo de oud favorito, pudiendo elegir entre el pungente oud hindú más cercano a la civeta, el dulce oud camboyano más similar al incienso y el benjuí, el aromático y verde oud de Indonesia o el refinado oud bangladesí con reminiscencias de suede; en Occidente las personas pueden optar por interpretaciones del material fragmentadas, limitadas a realzar una faceta general pulida en el mejor de los casos, una mera sugerencia en otros.

El oud a la occidental sigue un esquema general de carácter amaderado-alcanforado, construído con materiales de cedro, papiro y patchoulí sobre todo, en algunos casos se añaden resinas y declinaciones de miel, cuero y tabaco, pero el recurso más frecuente y quizás el más efectivo para reforzar el aura oriental del acorde oud es el toque de especias cálidas: comino, azafrán, pimienta negra, canela, etc que aportan vibración, textura y matices singulares en ciertos casos. Pero si la receta pretende tener cierta semejanza con el modelo, hay un elemento indispensable, digamos que es el mínimo común denominador: una nota fresca y amaderada que recuerda al incienso como materia prima -no como mezcla para quemar- como núcleo, con un toque alcanforado mezclado con la sugerencia de matices ambarados. Partiendo de esto el tema puede llevarse por distintos ámbitos más o menos frescos, más o menos estructurados, con mayor o menor elegancia.

Este oud básico y efectivo es el que respira en el corazón de Rose Malaki (2014) de Chopard; es tan sencillo y fácil de llevar que se podría etiquetar de casual. Así que no es tanto la reconstrucción de la nota de oud en sí misma lo que hace interesante a este perfume, sino el gran equilibrio entre matices y el haber conseguido crear un auténtico perfume de fusión.

Por un lado el acorde de oud, terso y fresco, es muy rico en cedro y el matiz alcanforado balanceando la faceta amaderada -vainillada-empolvada que aporta la cumarina y la vainilla consigue mantener el tema en un terreno neutro. Ni demasiado amaderado y masculino, ni muy floral y femenino. Una rosa a la árabe pero con el punto de partida en un bloque amaderado-ambarado típico de algunos perfumes de los 90´s como Feminité du Bois o la serie Incense de CDG. Este ya casi clásico moderno acabado amaderado es el protagonista principal del perfume pero todo lo que enmarca ese bloque son acentos que remiten a las míticas notas de los perfumes orientales, especialmente la rosa y el azafrán.

Son estos pequeños e intermitentes matices los que dan ese allure oriental al perfume, convirtiendo a Rose Malaki en un sutil y controlado perfume de rosas dulces y frescas, maderas ambaradas y especias. Esquemático, lineal y más bien plano pero increiblemente efectista. A ratos te deleitas con el frescor del cedro y al momento llega un delicado -porque es delicado- tono ahumado que sugiere incienso, ¿o es ese recuerdo a suede del azafrán lo que un momento crees haber olido? Luego aparece un tono más dulce, meloso en ocasiones, de rosa semiempolvada, suave y flotante olor a pétalos de rosas mezclados con vainilla que puede durar horas o ser como un relámpago en la distancia porque, otro rasgo del perfume, es que según la temperatura, es de una manera o de otra.

En general, las notas brillan más o menos al mismo tiempo. Tras una salida más aromática y masculina de acentos amaderados y frescor especiado, el perfume se asienta en la piel y deja que asome la rosa y un poco el azafrán. Con el frío se experimente aún más ese dulzor rosado pero en un contexto más cálido el perfume se vuelve más abierto y masculino, entonces es cuando se pueden apreciar matices de cuero y tabaco.

La colección Malaki de Chopard (Oud Malaki, Rose Malaki, Amber Malaki) tiene su punto de interés como esbozo de los perfumes árabes. Desde ese punto de vista y con un precio razonable cualquiera de los tres perfumes que la componen son una opción a considerar si se quiere algo no excesivamente complejo pero si con cierta personalidad. Tampoco pretenden otra cosa. Rose Malaki es, como el resto de la colección, convincente. Una combinación rosa-oud dentro del perímetro de seguridad que, pese a carecer de la profundidad y el contraste de otros perfumes del mismo estilo como Rose Oud de Kilian, resulta agradable de llevar.

En modo romántico: Cologne de Nuit La Dame aux Camélias de Jardins d´Ecrivains

14 domingo Feb 2016

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almizcle, cardomomo, haba tonka, neroli, perfume, rosa, violeta

gris

Es la piel. Siempre la piel. Sugerida por mil acentos diferentes para intentar retratar una misma cosa evanescente y frágil. Pasa el tiempo pero sigue siendo igual:la piel es el perfume ideal, el perseguido de continuo en sucesivas tentativas, girando alrededor de contrastes dulces y frescos, afrutados y vaporosos. O cálidos, pungentes como el ámbar, de intenso matiz especiado y recuerdo coriáceo.

La piel es la paradoja definitiva en perfumería. Su principio y su fin.

Se puede sugerir su calor extremo y crear algo de marcada sensualidad usando maderas envolventes y las tonalidades más fuertes del almizcle aquellas que muestran su persistente carácter animal. Perfumes así cierto es que producen respuestas; respuestas de lo más variable. Polarizan.

Pero opta por la tibieza, susurrando la posibilidad de una mayor calidez. Escucha las notas refinadas del almizcle ambarado, con delicadeza en los matices afrutados, la suavidad de un sándalo lechoso rodeando la delicada rosa, meciendo elusivas violetas que flirtean libremente sin aparente estrategia. Como la piel fresca que perfuma por sí misma. Dejemos florecer esa ternura en un perfume y habrá menos premura, sin duda, pero también una prevalencia aguda y difusa que invita a la imaginación. La idea de piel en el perfume, sea como sea, con gentileza o notoriedad, seduce los sentidos. Optar por sólo la excitación o también el deseo que quede a gusto de cada cual.

Del polarizante Muscs Koublai Khan al lúdico Jeux de Peau de Serge Lutens. Desde la elegante pungencia de La Panthère de Cartier a la sutilidad de Musc Nomade de Annick Goutal. Con el tono intimista de Dans tes Bras o el mítico y muy carnal Parfum de Peau de Montana. Los perfumes de almizcle son una opción muy legible.

Pero en este camino de la seducción, hay una vía más indirecta: la del almizcle revestido siguiendo el patronaje clásico de perfume femenino elegante pero aún atrevido porque remite al frescor del baño, recreando ese tono limpio-cremoso- amaderado-floral tan característico del Nº5 que emerge entre notas de iris y violetas, almizcles blancos, aldehidos, notas cumarinadas y rosa. Fluctuando entre el frescor dulce de las flores finamente almizcladas de Clair de Musc, la delicadeza del talco de Teint de Neige de Villoresi o dejando entrever a través de la rosa el tocador de una dama como Misia de Chanel.

En esta sintonía está La Dame aux Camélias. De acabado sencillo, más seco y amaderado por el fondo entretejido con haba tonca y enebro que aporta cierta oscuridad etérea al tema principal: la promesa de una violeta. Ni muy dulce, ni muy verde, ni densa, ni tan empolvada. Sino de aire vintage, plena de matices afrutados y total aliada de una rosa fresca. También liviana y matizada, acorde con la estética elegida: la de la Cologne .

Cologne de Nuit se presenta como una receta perfecta, prescriptible para el humor romántico. Con un nombre que encierra la atractiva idea del uso nocturno, un frasco de tocador de aire antiguo y haciendo referencia a la heroína romántica del imaginario colectivo por antonomasia Margarita Gautier, también fuente de inspiración de una de las óperas más famosas y reconocibles de la Historia: La Traviata . Sin duda, una idea redonda. ¿Huele tan ideal? Realmente huele a un ideal de femineidad basado en otro ideal: el de la piel eternamente joven.

Sí, La Dame aux Camélias está creada como una colonia para la noche y como tal es ligera pero sensual, con un frescor nocturno, menos agudo y penetrante que el cítrico pero lleno de pequeños acentos verdes con toques rosados, fondo afrutado y perfil floral. Su frescor no es pungente sino inmanente, con un efecto burbujeante como de soda que aporta el cardomomo muy diluído apoyado por el nerolí, la clásica nota de colonia que aquí queda flotando sobre el olor vago de las violetas húmedas, revelando una tonalidad floral similar a Iris Nobile de Acqua di Parma. En paralelo, la violeta despliega su gama de matices dulces y afrutados que recuerdan a las golosinas de regaliz rojo, a sandía y a frambuesa. La violeta así pierde su filo de acero, se va haciendo más cálida y más rosada, con un pequeño toque jabonoso que trae el recuerdo de los clásicos perfumes aldehídicos. Luego, todo ese esplendor afrutado se prolonga con una nota de almizcle blanco y lentamente las flores se van durmiendo sobre un lecho amaderado. Su encanto reside en esta sencillez.

camelias

Momento musical para cultivar la sensibilidad romántica con el cláisco: Perhaps Love de John Denver, acompañado por Plácido Domingo.

Arraigo: Spiritus/Land L´Eau de Parfum #2 de Miller et Bertaux

15 martes Dic 2015

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canela, cardomomo, cedro, clavo, incienso, jengibre, nuez moscada, perfume, pimienta, rosa

land
* Via Tumblr.

El universo asoma a la vida junto con nosotros;
junto con nosotros, todas las cosas
son una sola.

Chuang-Tzu

Armonizar con el momento presente siempre es tendencia en Occidente. El desarrollo y popularización del Mindfullness, la práctica de actividades como el arte sumi-e, la caligrafía, el ikebana, la pintura de mandalas… en el núcleo de estas y otras disciplinas está la filosofía oriental de raíz zen, en la cual, más allá de cualquier conceptualización que alimente la rígida sistematización, se prioriza interiorizar el espíritu de la naturaleza para promover experiencias puras. Esencias que no apariencias.

Estas experiencias significan un reencuentro con la naturaleza que puede ir más allá de la relajación y algunos casos hay de gente que señala un punto de inflexión en su modo de vivir mientras se adentra en alguna de estas disciplinas; como una especie de insight que lleva a la persona a entender algo, ese algo que le ayudará a poner en orden otras cosas.

Este tipo de vivencia puede tenerse por distintas vías, pero en Olibanum hablamos del olfato. Los olores terrosos primitivos, olores reminiscentes del bosque con ricas notas de maderas y resinas como el oudh o el incienso son los que más fácilmente provocan este despertar. Hablamos de olores profundos y bastante estructurados, matizados, sombreados y no siempre fáciles de referenciar lo que puede ser importante porque cuando se huele algo natural que no conocemos bien se crea una distancia que engancha ya que deja espacio en blanco para lo más espontáneo y emocional. Si olemos un limón, conociendo como huelen los limones, aún siendo algo natural, llegaremos a decir que huele muy bien, que su olor es ligero y refrescante y que eso no hace sentir bien -da cierta alegría-, pero desde el principio sabemos que es un limón así que no es tan fácil perderse en su olor; para adentrarnos en su naturalidad, necesitamos hacer un esfuerzo de concentración, debemos ejercitarnos para dejar la mente en blanco y simplemente oler. Sólo oler. Y sólo así quizás encontremos sorpresas. Es un ejercio que requiere apartar las emociones inmediatas que distorsionan el momento de la olfacción y hacen brotar palabras de más. Oler puede ser una disciplina muy zen.

Sin embargo, con ciertas materias primas, te puedes quedar sin palabras a primer golpe de nariz, sin que hayas buscado esa concentración. Es un momento de claridad difícil de explicar pero ¿por qué esa experiencia para algunas personas puede tener un valor terapéutico? Algunas personas tienen mucha sensibilidad hacia los estímulos olfativos y por eso un olor puede despiertar con más facilidad algo en el cerebro, en el sentido más neuropsicológico que se pueda pensar y, cuando ese algo se enciende, la persona por un instante ve su pensamiento y comprende que está plenamente viva. Otras personas reaccionan así con otros estímulos.

Hablamos de  un tema serio. A menudo frivolizado por distintos medios. La prudencia es norma tanto si queremos afirmar como si buscamos criticar, por todo aquello que aún está por demostrar y más aún por el modo en que se trata la información de lo teóricamente demostrado. En ciencia los paradigmas cambian, lo que sin duda no cambia es el dolor físico y psíquico que una personas puede experimentar. Ni tampoco cambia el valor del alivio. Así que de lo que hablamos al proclamar las bondades de practicar una disciplina que promueva el contacto con la naturaleza o de aprovechar los beneficios terapéuticos de los olores es, en el fondo, algo más que una afición o una búsqueda de ocio. Pero tampoco es un sutituto de la medicina tradicional, sino un modo de mejorar la calidad de vida en general, sentir los pies en la tierra y, a veces, tener la suerte de encontrar algo que nos haga cosquillas en la mente.

Vivimos en un tiempo saturado de estímulos visuales muy barrocos pero de poco o nulo contenido. Ese alimentar las emociones más inmediatas claro está que deteriora los valores artísticos y espirituales. Podríamos señalar unos cuantos anuncios de perfumes como ejemplo y es que la perfumería tal como se ofrece hoy -con su ingente cantidad de nuevos productos cada temporada, que no cada año- refleja a la perfección esta práctica totalmente asentada en la sociedad de «huida hacia adelante». No es de extrañar que ante semejante panorama de vacío algunas personas sientan la necesidad de frenar: si no te lo dice la cabeza acabará diciéndotelo el cuerpo. Llegado un punto todos necesitamos volver a experimentar el arraigo y la sensación de autenticidad que trae consigo.

La salud a través de la naturaleza es un clásico en la medicina. Lo es desde siempre, sólo que en algunas épocas parece olvidarse y en otras se llega a creer que es la panacea. Últimamente por todas partes se habla de la Terapia del Bosque o shirin-yoku : la naturaleza te da el terreno para caminar, el aire para respirar, los colores para ver y olores para saturar tu nariz porque el bosque está llenos de terpenos, pinenos y demás moléculas que ayudan a relajar la mente y fortalecer el sistema inmunitario. El aire puro que se decía antaño. He aquí el nexo entre la naturaleza y la aromaterapia: un conglomerado de moléculas. Los perfumes, en comparación, son una cosa más sofisticada que pueden incluir ingredientes aislados de la naturaleza o recreados mediante síntesis para poner el punto sobre la i creando efectos muy interesantes.

Sí, en general, los perfumes son abiertamente festivos, lúdicos y recreativos porque los usas y generan buen humor al instante. Ya sean más concretos o abstractos que la naturaleza, en general, tienen un componente emocional y emotivo vía familiaridad y crianza.

Pero existen algunos perfumes que, aún siendo perfumes, retienen ese algo sanador de la naturaleza o de las mezclas de aromaterapia. Suelen ser, de nuevo, composiciones ricas en matices primitivos o de resinas que gravitan sobre los grupos de familias orientales y amaderados retratando los olores del humo, del cuero, de la tierra, del incienso, del oudh, el jatamansi, el patchoulí…

Land /Spiritus de Miller et Bertaux bien puede ser es uno de esos perfumes. El incienso es el protagonista, enmarcado en una estructura amaderada-ambarada diáfana y con fuerte faceta especiada. Curiosamente ofrece diferentes aspectos del frankincienso como materia prima, más que recrear el olor de una mezcla de incienso como ocurre en Avignon de CDG, aunque dicha materia, de alguna manera, siempre parezca tener reminiscencias de olor a iglesia.

Como perfume tiene un aspecto matérico en tanto en cuanto hace brillar de forma singular aspectos naturales que tiene la resina de incienso. Casi puedes paladear el complejo frescor alimonado del sabor de la resina natural, algo muy cercano al jengibre fresco. Mientras que de la esencia de olíbano, el perfume trae la espléndida faceta especiada balsámica tan rica y duradera que impregna todas las capas del perfume.

Por un lado te llena con esa calidez ligeramente ambarada y plena tan única del incienso. Por otro lado te ofrece olores más terrenales de coníferas, de cedro y de tabaco amargo al fondo y, en su desarrollo, puedes encontrar recuerdos a antiguo jabón de clavel y a hoja de laurel, la fugaz sensación de una oscura rosa aterciopelada, la profunda pero a la vez etérea nota ahumada de un buen whisky escocés y el recuerdo de un pan de especias. Porque en este perfume hay especias: toques de canela y pimienta, pizca de nuez moscada, pungente clavo, fresco jengibre, efervescente cardomomo y una sutil cumarina que ayuda a reforzar esa impresión general amaderada especiada.

Es un perfume, sin duda. Con sus fases de evolución, sus giros recreativos dibujando piruetas olfativas y su espacio entre notas; pero es un perfume de espíritu zen: en su aparente sencillez radica toda su fuerza y encanto. No renuncia a la abstracción del perfume moderno, ni al embellecimiento de un acabado radiante y ambarado muy prolongado, pero esa combinación de lo natural y lo cultivado crea un espacio singular en el que domina la sensación de calma, tranquilidad y quietud. Algo así como el claro en el bosque.

Momento musical: Hawai´i 78 interpretado por Israel «Iz» Kamakawiwo´ole.

Pétalos blancos para un jardín lunar: Amoureuse de Parfums DelRae.

15 viernes Ago 2014

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aldehídos, almizcle, cardomomo, cedro, jazmin, mandarina, musgo, nardo-tuberosa, perfume, sándalo

DickseeRomeoandJuliet
* Romeo y Julieta (1884) de Frank Bernard Dicksee.

El diseño humano ha hecho de la naturaleza algo más natural que natural: ahora es hipernaturaleza. Es una simulación de la naturaleza que nunca existió. Es mejor que la cosa real, la naturaleza hipernaturaleza siempre es un poco más bonita, más impermeable y más segura que la del viejo tipo. Seamos honestos: en realidad es cultura.
Koert Van Mensvoort (2006) «Nature is not Green».

¿Mimesis o sublimación? En toda actividad creativa surge este dilema formal que, en el fondo, trata de decidir qué nivel de realidad se va a representar. La cultura del momento establece siempre los umbrales de lo aceptable y lo inaceptable mientras las mentes creativas intentan ofrecer su idea en estado óptimo.

El perfume, como producto artificial creado por el hombre, también se somete al juicio social. Las personas esperan, quizás más de lo que están dispuestas a admitir, cosas conocidas pero ligeramente diferentes a las que calificar como novedad. Los temas, por más que cueste aceptarlo, siempre se están renovando pero no se construye desde la nada algo completamente nuevo, siempre hay una fuente de inspiración. Es la metáfora del enano a hombros del gigante.

En algunos trabajos de Michael Roudnitska, especialmente en sus creaciones para Parfums DelRae, se lee con facilidad la impronta de la perfumería de los 70 y, en última instancia, del perfume Diorella del que se sentía especialmente orgulloso su padre Edmond Roudnitska. Conviene subrayar que el original Diorella era increíblemente verde además de afrutado.

El jardín de la luna. Diorella de Dior primero, Cristalle de Chanel después renovaron el género de los perfumes tipo chypre floral jugando con un acorde de jazmín verde en el que el Hedione tenía un papel muy relevante. Las flores eran más aéreas, luminosas y deliciosamente afrutadas. Estos perfumes representaron desde entonces un nuevo tipo de chypre diáfano y más abstracto.

Amoureuse (2002) posee ese mismo allure elegante pero ya no está escrito en clave de sol, sino en un registro más oscuro. Su contorno es el de las flores fragantes en un jardín nocturno: un jardín lunar donde sólo se plantan flores blancas para que sus pétalos reflejen la luz de la luna. Con luna llena el efecto puede ser hechizante y a la vez fantasmagórico. Traducido en términos de olor, esto significa que las flores muestran un filo oscuro con retrogusto animalístico.

Crudeza perfumada. La tuberosa y el jazmín pueden ser tan brutales…tan crudos sus olores que sólo la mitificación, el velo cultural sobre la naturaleza, los pone en sintonía con el sentido de la urbanidad. Pero, sin duda, la tuberosa resulta más peligrosa que el jazmín cuando se trata de crear armonías; pese a su gran riqueza de matices, tiene un carácter extremo y sólo se comporta bien cuando se une a ingredientes que comparten alguno de sus rasgos. Eso limita.

Amoureuse lleva al extremo la gran compatibilidad de la tuberosa con las notas verdes, convirtiendo el perfume en un diálogo entre verde vegetación que rezuma humedad e indolentes pétalos blancos que respiran en la oscuridad para acabar conjurando la imagen onírica de un bosque de lirios majestuosos y gigantes cuyo complejo olor muestra cierto encanto tropical.

Ese bosque de lirios es una ilusión creada por saturación: desde el inicio multitud de matices se despliegan a la vez creando algo denso y a la vez suave. Tonos afrutados de mandarina y plátano, incluso un fugaz recuerdo a melón que trae a la mente Le Parfum de Thérese, elementos frescos y medicinales que recuerda al laurel, algo de menta, mucho verde y un algo tímido de confitura de frambuesa junto a una calidez herbácea que hace pensar en manzanilla. El perfume al avanzar se simplifica, el jazmín toma el relevo y aparecen algunos matices salados de salicilatos, toques cerosos de aldehídos, una tenue nota de miel y, finalmente, una faceta amaderada-cremosa-empolvada de perfume chypre clásico con musgo, cedro, sándalo, almizcle y algo ambarado.

A veces, el verdor de la floresta y el dulzor de las flores blancas rompen el hechizo de la abstracción mostrando atisbos de realidad. Es una sensación un poco vertiginosa. Dos facetas bien complementadas ayudan a derribar la cuarta pared imaginaria desde la que creíamos contemplar la escena presentándose a sí mismas como el tono cítrico y la nota especiada, ambas muy bien dosificadas y embebidas en la faceta verde, pero que de vez en cuando destacan.

La corriente cítrica recorre gran parte del perfume oscilando entre piel de naranja amarga y pulpa de mandarina, en gran parte debido al aldehído mandarina. La faceta especiada, basada en cardomomo, tiene un carácter fresco y penetrante con recuerdos de eucalipto y canela aportando al perfume un efecto efervescente muy característico. Ambas juntas contribuyen a evocar el aroma del pittosporum (laurel australiano) cuyas pequeñas flores blancas tienen una fragancia que recuerda al azahar. No es la nota central -no para mi- sino un elemento abstracto y elusivo que gravita sobre el núcleo floral.

amoureuse

A veces pienso que la naturaleza hipernaturaleza es, de algún modo, no sólo la necesidad de rodearnos de algo verde y natural que nos ayude a sentirnos más en sintonía con nuestro entorno para vivir de forma más relajada, sino también la búsqueda de un refugio o de un paraíso. Y al hilo de ese argumento me surge otra idea, la de que también creamos un fenómeno paralelo al de la hipernaturaleza en nuestras relaciones: el del hiperamor, cuyo paradigma en el imaginario colectivo bien podrían ser Romeo y Julieta.

Una cosa tengo clara, la sensación de protección es una necesidad vital y, en ese sentido, sí puede ayudar un poquito un perfume. Creo que de alguna manera contribuye. Al menos para algunas personas puede ser una estrategia de afrontamiento o Coping.

El viento y el incienso: Kilian Incense Oud (Algo más sobre el oud)

09 domingo Mar 2014

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes, Revisiones de perfumes

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almizcle, canela, cardomomo, cedro, geranio, incienso, labdanum, musgo, oud, papiro, patchoulí, perfume, rosa, sándalo

Barbier
*Egipto, ilustración de The Romance of Perfume (1928) de Georges Barbier.

El oud ( oudh, madera de agar, agaloco) es usado como incienso en todo Oriente. En la India las mujeres más pudientes reciben una purificación tras el parto a través del humo perfumado con agar; en Japón, junto con el sándalo, forma parte de la receta tradicional del incienso; en Medio Oriente se emplea en baños de humo para que la ropa quede suavemente perfumada y desprenda una sensación limpia. El concepto de limpieza en todas las culturas tiene una dimensión espiritual pero el humo perfumado se asocia más fácilmente a los estados contemplativos, la belleza interior y la serenidad. Limpieza espiritual y dignidad van de la mano en este ámbito.

Cada cultura oriental favorece un tono diferente del oud: más especiado, más amaderado, más dulce, etc pero en todas partes está extremadamente valorado no sólo como perfume sino también como materia preciosa. Es algo tan intrínseco a la vida diaria en estas culturas que puede resultar difícil de entender pero una pieza de alta calidad vale más que el oro. Entre las familias árabes una pieza puede ser atesorada y pasar como herencia de padres a hijos.

En la perfumería árabe el oud añade un tono de tradición a la rosa y el almizcle. Además tiene un comportamiento similar al del ámbar gris pues puede sostener el resto de notas y aligerarlas de forma indescriptible, más aún, su olor comparte algunas tonalidades con el ámbar gris que se despliegan en el sillage.

Un oud de calidad y bien madurado -más de treinta y cuarenta años son necesarios para comenzar a hablar de madurez- tiene un aroma suave y lleno de matices profundos. La mayoría de los perfumes occidentales que llevan la palabra «Oud» en su nombre o en la pirámide olfativa son, en realidad, composiciones inspiradas por el material en las que se reconstruye la nota mediante bases especiales, químicos aromáticos del grupo de las maderas ambaradas, cipriol, vetiver, labdanum y, sobre todo, patchoulí. Cuando se usa la esencia natural no se necesita mucha cantidad en la fórmula para que aporte esa profunda calidez seca tan característica pero, aún así, es un producto tan caro y escaso que se opta por la recreación; igual que se hace con el sándalo Mysore, la gardenia, el lirio de los valles y tantas otras cosas. No obstante, a la nota a veces se le da un acabado más pungente y áspero propio de las calidades más bajas del oud.

No nos engañemos. Comprar un perfume que contenga un aceite destilado de oud de buena calidad supone un desembolse de varios cientos de euros y el verdadero mercado para esto no está en Occidente, aunque ahora haya alguna marca de calidad disponible.

Sin embargo, el oud se ha convertido en un nuevo tema que permite renovar la temática oriental, dar otro tono a los perfumes de cuero, insuflar nueva vida a las composiciones de rosas negras o crear una nueva gama de matices amaderados. Cierto que para algunos sólo es la «tendencia» y la «novedad a desear», pero la nota puede ir más allá y enriquecer la paleta.

La colección Arabian Nights de Kilian es un mini catálogo de esas posibilidades que ofrece la nota. No contiene ni trazas del producto natural, se trata de algo reconstruído. Se puede experimentar desde el fuerte y amaderado Pure Oud, al animalístico Musk Oud, el redolente Amber Oud o el intrigante Rose Oud, pero yo elijo Incense Oud como el más cercano al auténtico sentido espiritual del material. También creo que dentro de la serie es el que mejor recrea la sensación cálida, limpia y profunda que imparte a los perfumes la madera de agar.

Incense Oud (2011, Sidonie Lancesseur), uniendo dos ingredientes míticos de la perfumería, imparte esa sensación de brisa cálida y perfumada que estremece el alma. Todos nos detenemos a prestar atención cuando encontramos esa experiencia, ya sea en un templo o en plena naturaleza. Nos detenemos y olemos. Es difícil reproducirla en un perfume y cuando se encuentra es difícil ignorarla.

Pero haciendo un esfuerzo por ser descriptiva y racional diré que Incense Oud es un perfume rico en frankincienso, pleno de frescor terpénico reminiscente de pimienta y cítricos amarillos, con su faceta fría casi mineral acompañando a una dulce rosa especiada -en parte esencia de rosa, en parte geranio- con cierto tono frutal por el cardomomo y la fina nota maderada del cedro de Virginia. Es un perfume amaderado, dulce y balsámico donde el oud expresa su calidez melosa y etérea a la vez.

Como el incienso, el oud tiene una cualidad suave en el aire, es como oler una brisa templada llena de presencias y presentimientos. Eso refleja este perfume de Kilian mediante un pulido estilo de fusión, como la múscica de Loreena Mckennitt: The Mystic´s Dream.

kilian-incense-oud

Cuero negro, humo gris: Les Nombres d´Or: Cuir de Mona d´Orio

13 jueves Feb 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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absenta, cardomomo, castóreo, cuero, opopanax, oxicedro, perfume, vetiver

cuir-MdO

La Signature Collection de Mona d´Orio, inicialmente, estaba compuesta por cinco perfumes que, en algunos casos, resultaban difíciles de aceptar por lo pronunciadas y evidentes que eran las notas sucias. Dos de esos perfumes serán reeditados este año: Nuit Noir y Lux. Les Nombres d´Or es, sin embargo, algo totalmente diferente. Una colección compuesta por fragancias que parecen estudios delicados de una faceta concreta de un material o nota tradicional de la perfumería. Sencillo, concreto y muy el la línea del sector nicho.

Sin embargo, el cuero, siempre ha sido un elemento muy elaborado en la perfumería fina; acompañando acordes de ámbar o de iris la mayoría de las veces. Un cuero a secas es algo muy específico incluso en el panorama actual y existen pocos perfumes en el mercado que se atrevan a tratarlo como único tema de un perfume…

Cuir de Mona d´Orio es uno de ellos pero, pese a la desnudez de este cuero en sí y al contrario de otra composición como Gold Leather de Atelier Cologne que también elige la vía de la crudeza, la perfumista tuvo la audacia de enmarcar su estudio en una estructura tradicional muy sólida. Así que Cuir tiene un modelo bien consolidado en el imaginario colectivo o, mejor dicho, tiene dos: el sabor y la estructura.

El sabor es el del Cuir Russie, fiero y ahumado, basado en la faceta pirogenada del alquitrán de abedul. Impregna más allá del esqueleto este perfume, que sigue el esquema y el acabado de una composición fougére (helecho) de salida aromática y lánguida coda ambarada. Eso es exactamente Les Nombres d´Or: Cuir : la exageración del aspecto ahumado y oscuro de los perfumes helecho que suele aportar la IBQ (isobutil quinolina)… Las buenas ideas suelen ser cosas sencillas.

La IBQ puede dar varias tonalidades que recuerdan al vetiver (nota presente en todos los perfumes de Mona d´Orio en mayor o menor medida), al musgo, a una sombra ambarada o una faceta de cuero negro. En Cuir es el nexo entre el tema y la estructura en sí misma. Da la tonalidad principal, austera y cálida, que se complementa con matices ricos y profundos a lo largo de la evolución.

Desde la brillantez aromática del inicio, con el cardomomo aportando el frescor alconforado y los recuerdos herbales y anisados de la absenta que adelanta ya algo del tono ámbar de la base donde el opopanax expone matices cálidos de tierra y sándalo, este cuero parece siempre envuelto en una nube de humo gris. Es casi más humo que cuero.

Dos notas importantes ayudan a mantener esta tensión entre lo volátil y lo táctil: el oxicedro y el castóreo. El oxicedro (cade) expande una faceta ahumada -recuerdo de maderas quemadas- teñida de tonos medicinales y de brea mientras el castóreo, también seco, remite a la faceta más rica, suave y almizclada del cuero.

Matizado con elementos aromáticos, suavizado con un sillage ambarado más tradicional, este es el retrato de una pieza de auténtico cuero negro. Desmaterializado, seco y cálido. Llevar este cuero sin más revestimiento que el humo no deja de ser una cuestión de decisión y provocación.

Y si queréis algo de espíritu más rocker: Ne gledaj me tako i ne ljubi me vise (No me mires así y no me beses más) tema del histórico grupo yugoslavo Bijelo Dugme, cuando Zheljko Bebek era su vocalista.

El nardo agreste y las sombras del bosque: Memoir Woman de Amouage.

13 viernes Dic 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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absenta, almizcle, cardomomo, Cashmeran, castóreo, civeta, clavo, cuero, fenugreco, incienso, labdanum, nardo-tuberosa, patchoulí, perfume, pimienta rosa, sándalo

julie-kent
*Julie Kent como Odile, el Cisne Negro.

Odile es una figura serpenteante que desorienta y confunde al príncipe Siegfried con su intrincada danza. El príncipe se precipita hechizado. Odile es un fantasma oscuro pero Siegfried cree ver en ella a la grácil y pura Odette. Las apariencias engañan…¿o nos dejamos engañar?

En esa historia por capítulos que representan los perfumes en pareja de Amouage desde Jubilation 25 Woman Y XXV Man hasta Fate la búsqueda del equilibrio parece ser una de las líneas maestras del relato, pero ese equilibrio florece tanto en la armonía como en el caos y, por eso, el lenguaje de la perfumería adquiere a través de esta narrativa una bella plasticidad. Cada perfume representa un capítulo y cada capítulo tiene una estética muy concreta; con Memoir se intenta retratar el espíritu atormentado de un poeta maldito y sus visiones llenas de dulzor espinoso. La absenta es en este contexto la nota que da el aire de bohemia. Pero el lirismo de El Lago de los Cisnes permite limar las facetas más escabrosas de ese ambiente decadente creando una imagen casi magnética y potente: la del Cisne Negro, que concentra la oscuridad de su magia pero que también es la imagen especular del Cisne Blanco.

Memoir Woman representa ese personaje pero no desde el punto de vista del público que sabe dónde está el bien y dónde el mal, sino desde el punto de vista del hechizado príncipe. ¿Cómo? Creando un halo de confusión en el que la oscuridad rodea una flor radiante y fría, potente, elusiva y misteriosa. Creando una sombra.

La primera impresión de Memoir Woman podría hacernos pensar en Bandit de Robert Piguet, al fin y al cabo, se percibe mucho cuero y abundantes notas verdes secas y profundas pero, para mí, el tema chypre es aquí una impresión…un recuerdo, un modo de crear un escenario oscuro, lleno de neblina que oculta la fusión de distintos caracteres. Hay varios miniperfumes dentro de este perfume, o varias imágenes especulares…y puede resultar desconcertante pero digamos que esa es su fuerza.

Memoir Woman puede ser como una nube perfumada con un cuero muy elegante y sólido que evoluciona a lo largo del perfume mostrando diferentes facetas, desde ahumado a especiado pasando por las reminiscencias animalísticas de la civeta y el castóreo hasta fundirse con una base amaderada donde el patchoulí es un eco terroso y la faceta ámbar despliega una tersa cremosidad almizclada. Aunque, al principio, lo que parece es casi un perfume fougére, por su salida verde y aromática, herbal y alcanforada con su combinación de ajenjo y cardomomo formando una pantalla de espeso vapor verdoso sobre un fondo oscuro e impenetrable que se escapa. Sugiriendo de nuevo esa característica laxitud de los clásicos perfumes chypre. ¿Contradictorio? …

Entre ese aspecto verdoso y el oscuro cuero aparece una flor de carácter dual: el nardo (tuberosa). Esa dualidad entre cremosidad radiante, frialdad mentolada, cuerpo especiado y frutal es lo que finalmente parece representar Memoir Woman, pero sólo deja que la flor brille por completo en una parte muy concreta del perfume: durante su plenitud. Y, ni tan siquiera, en ese momento se muestra de forma clara, sino que su personalidad está sistemáticamente analizada, deconstruida y vuelta a sintetizar como si de un cuadro cubista se tratara.

Por un lado el verdor agreste y muy especiado con que se retrata esta flor enlaza con el frescor vivaz de los perfumes fougére a través de esa nota de absenta, por el otro esa aspereza inicial que descontextualiza el tema se da de lleno con un corazón floral, limpio y sedoso, con recuerdos de jazmín e ylang-ylang, de rosa almizclada y del especiado y lechoso Lys-Ylang, un material que da mucho cuerpo a las flores blancas pero a la vez está lleno de tonos difusos, perfecto para la atmósfera de vaguedad que el perfume pretende recrear. La vaguedad de una percepción distorsionada o de un recuerdo frágil.

memoir

Bruma de flores y frutas: Janca de Acqua di Biella

27 jueves Jun 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, cardomomo, flor de tilo, iris, magnolia, mandarina, melocotón, osmanthus, perfume

janca

En un perfume lo acuático es persistentemente fresco; lo floral, delicadamente dulce y, lo frutal, por su afinidad con la piel, deliciosamente sugerente. Janca es acuático, frutal y floral en clave refinada, con un acabado esmerado y un gran sentido de la armonía. Siguiendo la tradición de la casa Acqua di Biella, el producto mantiene la estética de un agua perfumada muy homogénea y fluída pero aborda facetas exóticas de osmanthus y magnolia. Notas que suponen un modo de introducir riqueza en la composición sin caer en la ostentación.

La inspiración, el río Janca de aguas cristalinas que atraviesa Biella -importante ciudad prealpina de industria textil piamontesa- y sus jardines, en los que estas especies foráneas fueron plantadas durante el s. XIX sirviendo de inspiración en el diseño de los estampados en lana. Porque en Biella se producen, sobre todo, tejidos de lana.

Hace años visité New Lanark en Escocia. Un pueblo a orillas del río Clyde donde desde el s. XVIII hasta mediados del s.XX se trabajó el algodón. Actualmente es Patrimonio de la Humanidad y un interesante lugar para quien le guste la idea del turismo cultural. También venden lana, la típica lana escocesa. Del lugar recuerdo tres cosas claramente: las cascadas de agua, la humedad del valle y el olor de la lana. Puedo asegurar que, pese a los años que han pasado, no lo he olvidado. El contraste entre aquel olor penetrante, graso y ovino, de los locales que recrean el trabajo de las antiguas fábricas imponiéndose por encima de todo frente al aire libre del valle cargado de humedad fue lo que en mi mente tomó forma de nube gris opalina. Coriácea y transparente al mismo tiempo.

Janca, pese a su transparencia tiene esa misma cualidad atmosférica que impresiona los sentidos con el encuentro de opuestos. Gracias a la combinación de osmanthus e iris hay una veta intrigante entre albaricoques azucarados, almíbar de melocotones y cuero que me hace pensar en New Lanark. ¡Qué amplios pueden ser los recuerdos y que poco pensamos en ello!, pero en algún momento encontramos algo que capta nuestra atención y rememora la sensación original bañada por la pátina del tiempo. Por eso, porque en mi memoria olfativa existe ese dato biográfico, no percibo Janca como la dulzura fresca entre magnolias perladas y melocotón rosado sino como algo entre gris y malva opalino, a medio camino entre la transparencia floral y la opacidad de facetas más primitivas.

Este perfume ofrece un interesante juego de texturas que aún refuerza más mis recuerdos. Su olor es básicamente suave, afrutado iris con ligeros toques verdes melosos de flor de tilo, sobre un fondo agradable de almizcle amaderado. Las notas son refinadas, llenas de sutileza, pero no diluídas. Armonía y fluidez, con la claridad infinita de las notas acuosas.

Pero la textura es clave, delata su calidad, atrapa por su riqueza. Es muy contrastada. Resulta poco habitual que un perfume así translúcido posea más de una textura bien definida y que, además, ensamblen tan bien esas sensaciones encontradas ya que esa es una cualidad de los aromas que percibimos en un entorno natural, más que en algo construído. En Janca podemos disfrutar del encuentro entre un frescor sedoso y un dulzor aterciopelado. Y esto me invita a pensar que este perfume habla de una sensibilidad refinada que busca la naturalidad antes que nada.

jancaAB

Iris de azúcar y madera: The Different Company Bois d´Iris.

17 lunes Jun 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, cardomomo, cedro, geranio, iris, narciso, perfume, vetiver, ylang-ylang

bosquevioleta

Los criterios personales son …personales pero, realmente, existe un plus de calidad en ciertos perfumes. Algo que podemos llamar artisticidad porque recala en detalles y texturas, en la redondez de las notas y en el acabado global.

Además de la originalidad o del detallismo con que se explora un tema, hay un criterio de calidad muy importante a la hora de evaluar un perfume: la fluidez. Es decir, tener en cuenta si existen o no huecos dentro de la evolución, desde la salida a la base, que hagan perder identidad al perfume.

Mantener el carácter del perfume a lo largo de toda la evaporación es uno de los retos más complicados de salvar y que más determina el resultado final ya que es un factor dependiente de la complejidad estructural. Las creaciones vintage de calidad se formulaban con un número mayor de ingredientes, con mayor proporción de materiales naturales que aportan una riqueza de matices infinita mientras que los contemporáneos se formulan con otro grado de concentración, usando materiales más transparentes y basándose en bloques de olor más sencillos pero impactantes por lo que, en cierto modo, tienen menos riesgo y menos rotundidad. Son diferentes formas de crear, por tanto, diferentes acabados estéticos pero el problema de la fluidez permanece.

En un perfume monotemático -como es Bois d´Iris– esto puede ser más delicado. Por un lado hay que crear el perfume en torno al aroma del tema elegido , en este caso el iris . Por otro lado hay que hacerlo en grado tal que se mantenga cierta tensión, cierta visión especial que haga del perfume algo especial, no otro perfume más de iris.

El iris, que es una de las notas florales menos florales que hay, vivió cierta moda con la eclosión de la perfumería más independiente por la connotación de lujo y sofisticado refinamiento que hay tras su frescor penetrante y empolvado. Desde entonces muchas marcas tienen un perfume de iris, pero no siempre con iris sino como una ilusión de iris. En principio eso no es un problema pero, lo que es una virtud de la perfumería, esto es, crear ilusiones, también puede llegar a ser un pecado del mercado: explotar los lugares comunes.

Muchas recreaciones de iris se ciñen a lo empolvado y al recuerdo de violetas usando materiales dentro de la gama pero no necesariamente usando materias primas derivadas del rizoma de iris. Esto es saludable creatividad, siempre y cuando no se pretenda generar en la gente la expectativa de que el producto lleva una cantidad increíble de uno de los materiales más caros de la perfumería y más escasos. La paradoja viene cuando la gente prueba un perfume que realmente lleva iris y además explora sus facetas más austeras y crudas: ahí suele haber rechazo; más aún, difícilmente lo consideran un perfume de iris. Ocurre, ocurre de verdad. La magia de crear una ilusión de iris con otros materiales ha terminado por desplazar lo auténtico y conformar un estereotipo muy marcado.

Bois d´Iris en este contexto es un trabajo interesante porque es iris-iris sofisticado y, a la vez, asequible al gusto. Aún diría más, conjuga el carácter esencial del iris con una textura tersa y sedosa que transforma el iris en madera de fantasía.

Característico es en los perfumes de The Different Company que haya ese acabado terso y radiante tan atractivo y moderno envolviendo una idea clásica y a la vez singular. La casa apuesta más por la calidad del acabado que por las grandes innovaciones y, así, a fuerza de mantenerse fieles a sí mismos han terminado por ofrecer un catálogo de lo más jugoso para cualquier aficionado al perfume que de verdad quiera ese plus de calidad, de estética y fluidez que se supone debiera tener la perfumería nicho.

Bois d´Iris (2000) es un trabajo de Jean-Claude Ellena en torno a la variedad florentina de Iris pallida que es el iris más exquisito. El autor lo aborda desde una doble perspectiva: como materia y como evocación del aroma al que remite en la naturaleza: el sotobosque. Con frecuencia se describe el olor del iris como un aroma dulce y fino de violetas y, cierto que tiene ese aspecto, ambos pertenecen al mismo grupo de aromas de tierra húmeda y maderas, pero el iris también tiene otros aspectos más complejos relacionados con el musgo y el jengibre.

Usando ironas -que es un material muy caro- como ingrediente clave para asentar el perfil característico del iris florentino Bois d´Iris abre luminoso, especiado y con un recuerdo de caramelos de violetas escondido entre el efecto perlado de las notas húmedas y vegetales. Primero el perfume tiene cierta densidad envolvente y gourmand propia del cardomomo que complementa con una nota de bayas rojas azucaradas. Luego parece licuarse, volviéndose más floral y cremoso a la vez que empolvado gracias al ylang-ylang y, poco a poco, cobra protagonismo la combinación narciso-geranio que pone de relieve aspectos verdes, radiculares con una particular mezcla entre frescor y dulzor floral, hasta que finalmente el iris ya deja ver su típico perfil empolvado y amaderado, subrayado con cedro y almizcles blancos en la base.

Iris es lo que promete e iris es lo que obtienes. Frutal y terroso, azucarado y amaderado, vegetal y floral, especiado y sedoso. Por un lado suave y vaporoso, fluído y evanescente como una colonia; por otro, sólido y persistente. En definitiva, un retrato coherente con la propia naturaleza contradictoria del iris.

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