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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: Cashmeran

Otoñal: 1270 de Frapin.

14 martes Oct 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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cacao, café, Cashmeran, guayaco, haba tonka, miel, perfume, roble, siempreviva, té, Vainilla

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Tardes de otoño de mi infancia, tardes violetas y anaranjadas, en las que no tenía conciencia del tiempo, se quedaron ancladas en mi memoria  como imágenes prístinas como el cristal. Tardes bañadas por la dorada tibieza otoñal con el dulzor seco del aire impregnando cada momento. Y sobremesas alargadas hasta la merienda y café y chocolates y muchas palabras.

Aquella comodidad de las conversaciones fluidas de mis mayores recordando anécdotas mientras al otro lado del cristal llovía sin cesar. Tazas humeantes desprendiendo intensos y profundos aromas acaramelados o finos efluvios herbales ligeramente amargos. Aquello aún es para mi un modelo de confort que atesorar con celo…Y cada año, cuando de súbito comprendes de nuevo que el verano se fue definitivamente, mientras comienza octubre y regresa la lluvia, algo como un fugaz despertar, como una ventana abierta a otro paisaje, se produce de nuevo en la mente. Un reencuentro.

Es un ciclo que pauta el transcurso del tiempo. Una sensación necesaria porque ¿Quién no quiere cada año probar los higos tardíos y las uvas frescas, tomar crema de calabaza y castañas o manzanas asadas? Hay algo muy reconfortante en esta repetición porque esa repetición se convierte en un anclaje y es que, en el fondo, todos comprendemos que las estaciones no duran tanto. Esos anclajes crean la ilusión de un tiempo dilatado mientras el reencuentro con la nueva estación es un recuerdo y un aviso de que seguimos viendo las cosas pasar a una velocidad vertiginosa.

Los olores de cada estación pueden ser un anclaje poderoso. Hay quien es más sensible a la primavera, quien lo es al verano o al invierno…, personalmente siempre he tenido preferencia por el otoño pese a que necesito sentir y vivir todos los cambios de las estaciones: el olor a tierra húmeda, a hojas secas, a madera, los sabores tostados y acaramelados de las cosas que horneamos y el toque sabroso del té kukicha que resulta especialmente reconfortante en esta época del año vivifican tanto que aportan solidez a mi rutina; es esa sensación de vínculo con la tierra, esa sensación de inmanencia lo que más me fascina y me ayuda.

Anclamos momentos porque necesitamos ritualizar el tiempo -nuestro tiempo- para tener mayor consciencia del mismo. Hay quien es muy meticuloso y constante con sus rituales y sistemáticamente cambia la decoración de su casa o enciende a diario una vela mientras escribe una carta, hay quien opta por acciones más orgánicas y cambia radicalmente sus comidas según la estación pero, al final, sea de una forma o de otra, la conciencia del tiempo -o la falta de ella- determina nuestra propia conciencia más de lo que podamos creer; mantiene nuestra mente más flexible y por ende nuestra capacidad de organización para llevar a cabo tareas diarias.

De algún modo resaltar la conciencia del tiempo es también alimentar nuestra memoria, un proceso complejo sin el cual perderíamos nuestra capacidad de aprendizaje y, más aún, nuestra propia identidad. Podríamos decir que guardamos episodios de nuestra vida por fases que según van asentándose como recuerdos creando los ciclos de nuestra vida a lo largo de los cuales también encontramos constantes : los anclajes, muchos de los cuales se formaron en nuestra infancia. Música, libros, películas, objetos cotidianos, olores, sabores, paisajes, paisanaje…vivencias varias.

Para algunas personas los olores tienen mayor relevancia en este proceso, formando desde edades muy tiernas imágenes vívidas que no se pueden disociar de ellos, esto suele ir parejo a una mayor sensibilidad a los cambios en la naturaleza o el entorno en general de manera que, los olores del contexto son siempre un signo de algo y, a veces, un símbolo. Particularmente en otoño, cuando el aire rezuma el perfume intenso de tierra húmeda, de maderas, de frutos más dulces, de miel fresca …así, algunas personas sienten que si no van al bosque a oler el otoño o pasear cerca del mar para palpar cómo cambia su olor cuando el aire se enfría se están perdiendo algo. Estas personas -entre las que me incluyo- tenemos preferencia por los olores amaderados, especialmente por los chypre, porque nos recuerdan esas experiencias en el bosque o en la orilla del mar.

Pero mientras el exterior nos recuerda el paso del tiempo, la casa se refuerza como refugio y los olores gustativos de bebidas calientes o alimentos nutritivos también se vuelven más reconfortantes. Son dos facetas del otoño y nuestros perfumes también pueden reflejar esa predilección a través de las fragancias gourmand, especialmente aquellas que despliegan una paleta más madura al paladar: café, chocolate, licores varios, miel, frutas escarchadas, jengibre confitado, frutos secos…

En esa gama de olores otoñales suaves, envolventes y a la vez profundos para mí 1270 de Frapin lo armoniza todo. Amaderado, balsámico y gustativo trae consigo el recuerdo de los olores de las sobremesas -eterna tradición de familia- y, con ellos, la idea de refugio, de otoño, de niñez, de madurez, de paso del tiempo, de nutrimento, de finitud e infinitud todo junto. En resumen, de identidad personal.

Es oscuro pero ligero, sutilmente terroso. Rico en notas amaderadas balsámicas con recuerdos de hojarasca, roble y cuero, gracias a una buena dosis de haba tonka y guayaco. Está recubierto de un dulzor bueno, acaramelado en ciertos momentos, pero sobre todo meloso que armoniza muy bien con el discreto tono floral que recuerda vagamente a la flor de tilo. Puede percibirse con claridad la delicada faceta de té y licor que aporta la nota de siempreviva, clave en esta fragancia para contribuir a un tono ambarado refinado que se complementa con la vainilla y la miel. Cuando el perfume va llegando a la última fase de evaporación comienza a aclararse y a volverse mucho más suave y cremoso gracias al toque empolvado del cacao que se mezcla con el cashmeran y la vainilla. Pero antes de esa base suave hay una nota oscura y almizclada que destaca en el perfil junto a la siempreviva: el café, bien acompañado de matices de tabaco y miel, bien unido a un tono licoroso u oscureciendo la faceta maderada-vainillada.

Con todo, el perfume parece tener la dosis justa de riqueza para transmitir más una sensación hogareña que opulenta. Es precisamente esa capacidad para crear una sensación de ambiente más que de perfume lo que hace singular a 1270. Cuando el perfume se lanzó por primera vez al mercado en 2002 detrás estaba la idea de una casa de gran tradición en la producción de cognac como es Frapin buscando recrear los olores relacionados con el mundo del cognac. Sidonie Lancesseur fue la encargada de reformular el perfume para su relanzamiento en 2010 y aunque yo nunca tuve la oportunidad de probar la fórmula original porque siempre lo encontraba agotado, cuando preguntaba sobre él recibía repetidamente una respuesta parecida con referencias a un espacio interior dominado por la idea de comodidad que traen los olores de licor, chocolate, caramelo, etc. Esa sensación se mantiene, sin duda, y creo que es su rasgo más atractivo y poderoso.

Momento musical: Otoñal de Raúl di Blasio.

1270

El nardo agreste y las sombras del bosque: Memoir Woman de Amouage.

13 viernes Dic 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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absenta, almizcle, cardomomo, Cashmeran, castóreo, civeta, clavo, cuero, fenugreco, incienso, labdanum, nardo-tuberosa, patchoulí, perfume, pimienta rosa, sándalo

julie-kent
*Julie Kent como Odile, el Cisne Negro.

Odile es una figura serpenteante que desorienta y confunde al príncipe Siegfried con su intrincada danza. El príncipe se precipita hechizado. Odile es un fantasma oscuro pero Siegfried cree ver en ella a la grácil y pura Odette. Las apariencias engañan…¿o nos dejamos engañar?

En esa historia por capítulos que representan los perfumes en pareja de Amouage desde Jubilation 25 Woman Y XXV Man hasta Fate la búsqueda del equilibrio parece ser una de las líneas maestras del relato, pero ese equilibrio florece tanto en la armonía como en el caos y, por eso, el lenguaje de la perfumería adquiere a través de esta narrativa una bella plasticidad. Cada perfume representa un capítulo y cada capítulo tiene una estética muy concreta; con Memoir se intenta retratar el espíritu atormentado de un poeta maldito y sus visiones llenas de dulzor espinoso. La absenta es en este contexto la nota que da el aire de bohemia. Pero el lirismo de El Lago de los Cisnes permite limar las facetas más escabrosas de ese ambiente decadente creando una imagen casi magnética y potente: la del Cisne Negro, que concentra la oscuridad de su magia pero que también es la imagen especular del Cisne Blanco.

Memoir Woman representa ese personaje pero no desde el punto de vista del público que sabe dónde está el bien y dónde el mal, sino desde el punto de vista del hechizado príncipe. ¿Cómo? Creando un halo de confusión en el que la oscuridad rodea una flor radiante y fría, potente, elusiva y misteriosa. Creando una sombra.

La primera impresión de Memoir Woman podría hacernos pensar en Bandit de Robert Piguet, al fin y al cabo, se percibe mucho cuero y abundantes notas verdes secas y profundas pero, para mí, el tema chypre es aquí una impresión…un recuerdo, un modo de crear un escenario oscuro, lleno de neblina que oculta la fusión de distintos caracteres. Hay varios miniperfumes dentro de este perfume, o varias imágenes especulares…y puede resultar desconcertante pero digamos que esa es su fuerza.

Memoir Woman puede ser como una nube perfumada con un cuero muy elegante y sólido que evoluciona a lo largo del perfume mostrando diferentes facetas, desde ahumado a especiado pasando por las reminiscencias animalísticas de la civeta y el castóreo hasta fundirse con una base amaderada donde el patchoulí es un eco terroso y la faceta ámbar despliega una tersa cremosidad almizclada. Aunque, al principio, lo que parece es casi un perfume fougére, por su salida verde y aromática, herbal y alcanforada con su combinación de ajenjo y cardomomo formando una pantalla de espeso vapor verdoso sobre un fondo oscuro e impenetrable que se escapa. Sugiriendo de nuevo esa característica laxitud de los clásicos perfumes chypre. ¿Contradictorio? …

Entre ese aspecto verdoso y el oscuro cuero aparece una flor de carácter dual: el nardo (tuberosa). Esa dualidad entre cremosidad radiante, frialdad mentolada, cuerpo especiado y frutal es lo que finalmente parece representar Memoir Woman, pero sólo deja que la flor brille por completo en una parte muy concreta del perfume: durante su plenitud. Y, ni tan siquiera, en ese momento se muestra de forma clara, sino que su personalidad está sistemáticamente analizada, deconstruida y vuelta a sintetizar como si de un cuadro cubista se tratara.

Por un lado el verdor agreste y muy especiado con que se retrata esta flor enlaza con el frescor vivaz de los perfumes fougére a través de esa nota de absenta, por el otro esa aspereza inicial que descontextualiza el tema se da de lleno con un corazón floral, limpio y sedoso, con recuerdos de jazmín e ylang-ylang, de rosa almizclada y del especiado y lechoso Lys-Ylang, un material que da mucho cuerpo a las flores blancas pero a la vez está lleno de tonos difusos, perfecto para la atmósfera de vaguedad que el perfume pretende recrear. La vaguedad de una percepción distorsionada o de un recuerdo frágil.

memoir

Burberry Women (1995) y la orientalia en el perfume.

02 lunes Ene 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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albaricoque, Cashmeran, manzana, perfume


*Escena de Kismet o Un Extraño en el Paraíso (1955) de Minelli, con Ann Blyth y Vic Damone como protagonistas.

Dejemos por un momento aparte las reflexiones más formales sobre las diferencias entre culturas. No hablemos de características por el momento. Hablemos de sensaciones. En concreto de la sensación primordial que todos buscamos como fin último cuando nos perfumamos: el sentirnos bien.

Recordemos que no es algo exclusivo del hombre el evitar el dolor y buscar la comodidad, el refugio, aquello que nos es favorable. Dentro de esa búsqueda, en cambio, el ser humano tiene -gracias al lenguaje articulado y la capacidad de abstracción- la habilidad de imaginar. Cuando las personas imaginamos, podemos llegar a teñir las ideas de ensueños con aquello que para nosotros es exótico.

Dejarse llevar por la fantasía y recrear escenarios irreales ricos en detalles y vibrantes en color, donde la imagen está dotada del perfecto equilibrio y los sensaciones pueden fluir sin abruptas impresiones es un ideal de tranquilidad y bonanza. En literatura, cine y otras expresiones artísticas lo relacionado con Oriente (la orientalia) siempre ha sido un medio perfecto para remitir a lo sensual y lograr ese ambiente de placidez y desahogo sin renunciar a la proverbial astucia.

A través de los aspectos plásticos como es la línea sinuosa e intrincada se representa un microcosmos, un espacio simbólico que habla de un fin: la búsqueda de las bondades. Desde esta perspectiva podemos hablar de perfumes que sin ser estrictamente orientales- no producidos en Oriente o que no siguen el esquema académico de la familia- tienen sabor a orientalia.

Para mí, Burberry (1995) es uno de esos perfumes. ¿Por qué? Sin duda porque genera un sentido de bienestar y tranquilidad desbordantes. Porque combina riqueza paradisíaca con mesura. Y porque su acabado es como el de un producto creado con esmero…como un bello bordado que remite al trabajo delicado y preciso. Tiene esa calidez de lo hecho a mano pese a no ser un perfume artesanal…

Continuando con la imagen inicial. Burberry (1995) es como la pequeña Marsinah en Kismet que comienza bella, humilde y prudente y termina siendo la flor de Baghdad. Con una salida fresca y ligera nadie puede esperar el giro que da Burberry. Ni la profundidad que pueden alcanzar sus notas. Ni la suave tersura de cada capa del perfume. Ni la facilidad con que su suculenta fragancia se transforma en un perfume de piel cuyas notas afrutadas se convierten en crema de vainilla.

Pero así ocurre. Del inicio tenue, translúcido, ligeramente efervescente a base de bergamota y manzana verde fresca se va pasando a notas más profundas y secas, con cierto toque amargo-vinoso y herbáceo que aporta la nota de tagetes. Esta fase inicial desemboca en una auténtica cornucopia de notas frutales con profusión de acentos lactónicos para crear un melocotón complejo, intenso pero no saturado, de textura aterciopelada. El albaricoque lo acompaña para añadir un nuevo matiz verde vívido que enlaza con la flor de jazmín que se vuelve puro néctar.

Una gran capa fría reequilibra el corazón mediante la nota de pera cristalizada, cedro y geranio- crear la ilusión de una rosa aromática- y un subtono salado muy profundo de musgo que ancla la composición en el terreno de lo abstracto. Sí, definitivamente Burberry (1995) tiene parte de la personalidad de un chypre frutal-lactónico con su efecto oscuro y empolvado que permite fuertes acentos orientales en la base: una nota muy, muy cremosa de vainilla Bourbon, notas acarameladas pero muy refinadas de tofe, sándalo, almizcle…pero de nuevo todo está reequilibrado por ese acabado seco y algo amargo.

Burberry (1995) es seguramente el tipo de chyprée del que huyen los más puristas amantes del género por esa fuerza hipnótica de la orientalia, sin embargo preserva bien el efecto de elegancia contenida. Y eso aumenta su capacidad de sugestión.

Ahora, guardad bien en la retina la imagen del frasco porque os será de utilidad si decidís buscar este perfume. El perfume fue creado por Michel Almairac ( Gucci Rush, Burberry Body) y salió al mercado en 1995 con el sencillo nombre de Burberry -para mujer-. Años más tarde su nombre cambió y pasó a llamarse Burberry London- y he aquí el problema- cuando en 2006 la firma decidió lanzar un nuevo perfume con el nombre de Burberry London ( el que tiene una funda de paño con el tartan)…el de 1995 volvió a llamarse como al principio. Actualmente en algunos sitios lo pueden llamar Burberry Classic o Burberry Women. Puesto que es algo bastante confuso, la imagen del frasco es de lo más útil.

Una de las canciones de Marsinah en Kismet:

Dans Tes Bras de Editions de Parfums Frederic Malle

25 sábado Sep 2010

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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Cashmeran, perfume, violeta


*Eros y Psyché se abrazan, escultura de Antonio Canova (1787-1793)

Más que una sensitividad extrovertida, intentamos ilustrar el olor de la intimidad, como una especie de vestigio de la persona amada, algo que queremos retener para siempre, un perfume insinuado, una adicción sosegada.

Con estas palabras Frederic Malle explica que la inspiración para Dans Tes Bras ( En tus brazos) es la sensualidad tierna que encierra el olor de la piel cálida de la que emana un aroma profundo y salado, rico en matices complejos. En términos perfumísticos esto se traduce en tonalidades almizcladas, y que sean sensuales implica que sean confortables: que eviten lo impúdico, y eso es una cuestión de equilibrio bastante delicada.

Si en Musc Ravageur (2000) Maurice Roucel trabaja el almizcle más animalístico bajo capas de ámbar, vainilla y canela – muy en la línea de Shalimar, muy en el filo del buen gusto- en Dans Tes Bras (DTB) explora otras facetas más suaves, hundiendo los acordes más carnales entre velos de sutilezas. Para este trabajo el Cashmeran fue elegido como piedra angular de la composición, sobre la complejidad y cualidades de este material ya comenté aquí; este ingrediente funciona como una base y se van explorando sus distintas posibilidades diluyendo el resto de ingredientes en él: cada elemento añadido o cada acorde incorporado hace explotar una faceta del Cashmeran, estando siempre presente por su tono, por su textura.

Hay tres grandes grupos de ingredientes que intervienen en la composición: almizcles varios, iononas ( notas de iris-violeta) y salicilatos con los que se despliega el juego de equilibrio técnico que es Dans Tes Bras: un perfume altamente estructurado y un perfecto ejemplo de cómo una idea que nace de la fascinación del perfumista acaba siendo un trabajo muy analítico.

En Editions de Parfums Frederic Malle hay algunas fragancias que toman como punto de partida una estructura clásica y luego le dan un giro con el que introducir un aspecto contemporáneo; L´Eau D´Hiver– Une Fleur de Cassie– Dans Tes Bras son tres claros ejemplos de homenaje a una de las mejores fragancias de Guerlain: Après l´Ondée (1905), cada una toma un camino diferente pero la referencia está clara. Aunque esa especie de sutil aura vintage con un particular tono seco y especiado sobre base de heliotropo que tiene DTB también tiene elementos de otro gran clásico L´Origan (1906) de Coty.

Après l´Ondée…mientras colaboraba con Guerlain, Maurice Roucel trabajó sobre la parte más obvia del tema central: iris y violetas para componer Insolence…pero Insolence es un producto bastante ajustado a ciertos parámetros comerciales que implican al menos dos cosas: tonos evidentes y un toque dulce muy característico…en Dans Tes Bras lo que recrea es la especial nota húmeda y ese dulzor maduro que late en el bouquet de violetas de Après l´Ondée. Es algo muy singular y elusivo.

Además de la impronta del cashmeran, Dans Tes Bras es un juego de contrastes continuo entre lo frío-metálico y lo sensual aterciopelado, entre lo floral y lo ceroso, entre notas húmedas de orris y notas secas de incienso, entre tersura y densidad aterciopelada, entre lo balsámico y lo almizclado, lo velado y lo cristalino…si Après l´Ondée es un paseo por la campiña florida tras la lluvia, Dans Tes Bras es un paseo por un bosque en primavera tras la lluvia.

La fragancia se abre con el brillo sosegado de la bergamota y el brillo verde mentolado del salicilato de metilo acompañando a las violetas envueltas en una impronta vegetal y crujiente. Las violetas serán una constante en la fragancia, y pasarán por todas las tonalidades y matices: verdes, frescas, empolvadas, más florales y abstractas o más oscurecidas…pero siempre estarán presentes de forma poco evidente. Personalmente encuentro que el tono terroso-empolvado que a veces surge entre estas notas florales es pura extravagancia, y eso me gusta: es una forma de mantener en el lado contemporáneo a las violetas y el heliotropo.
Según se avanza hacia las notas medias la fragancia se hace más suave gracias a la flor de naranjo que aporta sensualidad y al jazmín que aporta oscuridad, este acorde floral balanceado con el incienso acaba mostrando una singular nota de tierra húmeda y de alcanfor que conecta con el patchoulí. El tono dramático se matiza con el «toque Roucel», una nota herbácea-verde-floral-especiada característica que hay en todas sus composiciones en mayor o menor medida: la champaca blanca (Michelia alba). Hacia el fondo los almizcles- y hay bastantes- se hacen más explícitas pero están muy texturizadas y suvizadas por maderas y heliotropo.

Pero si en términos perfumísticos es compleja, no lo es menos a nivel estético ¿persigue la seducción intelectual? Dejémos la pregunta sin respuesta, pero leyendo un fragmento del análisis que Carlos Reyero hizo de la obra de Antonio Canova con que ilustro este post …

» La obra constituye un equilibrio perfecto entre pasión y ternura, entre el amor como sentimiento absoluto que se desea permanente e inalterable- aunque paradójicamente su inevitable indefinición hace que, en la escultura, quede como un suspenso-, y el recuerdo lírico de lo pretérito que, por el contrario, es la parte más tangible de la percepción. Se ha dicho que Canova ha detenido a los amantes entre dos momentos sublimes, el de la pasión que ha llevado a que tenga lugar ese momento y el del éxtasis sublime aún por llegar. Es pues la representación de una idea más global, total y completa del amor, en toda su dimensión redentora carnal y espiritual»

No puedo evitar pensar que …Si las figuras se encuentran visualmente en el punto delicadamente suspendido en el vacío…Dans Tes Bras podría ser el aroma percibido en ese espacio.

Materias primas: Cashmeran o Madera de Cachemira

22 miércoles Sep 2010

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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Cashmeran, Madera de Cachemira, perfume

El Cashmeran es una molécula de síntesis cuya estructura química permite clasificarla en el grupo de los almizcles policíclicos, si bien algunos autores consideran el Cashmeran ( IFF) y el Musk T ( Takasago) como un grupo aparte.

El nombre de la molécula según la nomenclatura IUPAC es: 1,2,3,5,6,7-hexahidro-1,2,3,3,-pentametil-4h-inden-4-ona; Cashmeran es el nombre comercial.

En la ficha técnica de IFF el material se perfila como almizclado-amaderado-especiado, pero realmente lo que hace distintivo al Cashmeran es la imprecisión de su olor. Sencillamente es raro, no existe nada parecido en la naturaleza: continuamente nos está dando tonalidades familiares, de forma contradictoria y sutil, pero en su conjunto no es algo concreto. Quizás eso lo convierta en un material tan fascinante para los perfumistas, aunque pueda dejar un poco escépticos a los demás.

Pero la fascinación de los perfumistas está justificada no sólo por ser un material rico en matices sino también por ser un material rico en textura, lo cual lo convierte en candidato ideal para construir fragancias en base a la técnica de la sobredosis, de manera que las facetas del material van desplegándose a lo largo de toda la fase de la evaporación a la vez que aporta estructura y vibración a la composición.

Cada nariz puede resaltar diferentes aspectos del Cashmeran aunque se puede decir que existe un tono dominante amaderado, pero hablamos de una madera singular: cremosa, empolvada,seca y a la vez húmeda, coriácea, balsámica, resinosa y que en su conjunto acaba funcionando también como un olor almizclado con una fuerte impronta floral y un fondo limpio. Se podría decir que por su riqueza de matices este material tiene un carácter prismático …pero está lejos de mostrarse como algo sólido el Cashmeran, en realidad es ingrávido y su complejidad de matices se percibe de un modo armonioso en un continuo aglutinado y extraño. La imagen que siempre me formo de este material- una impresión muy personal- es como de partículas en suspensión desarrollando cierta musicalidad.

La calidez extraña es una impresión general muy común cuando se huele este material, es algo voluptuoso y balsámico…cierto dulzor vintage unido a una huella difusa casi futurista donde se resaltan:

-Notas cerosas.
-Notas de cuero sutiles.
-Una suave nota avainillada-ambarada.
-Una nota terrosa de carácter húmedo y alcanforado que recuerda al patchoulí.
-Una nota amaderada más bien resinosa, tipo pino.
-Notas frutales que van y vienen de manzana y arándano ( quizás no lo más evidente).
-Una nota floral dulce e intensa que desarrolla un carácter complejo combinando aspectos del jazmín y el heliotropo.
-Un suave matiz jabonoso que hace pensar en algo antiguo.
-Cierto fondo especiado.

En definitiva, un perfume en sí mismo.

Su textura crea una sensación envolvente sin ser pesada; ligeramente empolvada, puede dejar un trazo aterciopelado muy característico…y a todo esto hay que añadirle una buena capacidad de difusión.

En su tonalidad, su calidez ambarada puede confundir en ocasiones. El Cashemran tiene algo cetrino y seco pero siempre se va oscureciendo y haciendo más profundo, hasta volverse ilegible; funciona más bien como un ejercicio de grisalla: del blanco al negro, de la luz a la oscuridad.

Hoy en día es un material ampliamente usado en perfumería además de en productos cosméticos y jabones. Amarige de Givenchy fue una de las primeras fragancias comerciales en usarlo, aunque actualmente es algo tan popular que suele aparecer en la lista de notas oficiales que las marcas elaboran para que el público se haga una idea de por donde puede ir la fragancia. Algunos perfumes en los que el Cashmeran se puede detectar bien son Jungle L´Elephant de Kenzo, Precious de Ramón de Molvizar, Eau Mega de Viktor & Rolf, Chamarré de Mona di Orio, Eau de Fleur de Lavande de Chloé, Ysatis de Givenchy o el nuevo trabajo de Geza Schoen The Beautiful Mind Serie…pero son Alien de Thierry Mugler y Dans tes Bras de Editions de Parfums Frederic Malle dos ejmplos magníficos de fragancia construida con sobredosis de Cashmeran, en las que se explora de manera impecable la riqueza de este material. Y ambas retienen ese carácter raro, impreciso…

21 Costume National

22 martes Jun 2010

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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azafrán, Cashmeran, leche, perfume

Costume National es una marca que diseña con un estilo estructurado de líneas puras, juega con el minimalismo pero asegura con cortes y colores clásicos. Chic!, o casi mejor über-chic porque no es sólo una propuesta de prendas impecables, también se vale de esa imagen-cliché del ritmo urbano: siempre joven, siempre irresistible y eléctrico … de lo que se deduce que la energía emana por doquier. En sus fragancias se refleja el mismo espíritu.

Pero 21 Costume National toma otra dirección: la del urbanita amante del diseño que no descuida su vida interior. El anuncio parece una versión moderna del cuadro de John S. Sargent Smoke of Ambergris (1880)

Esta imagen de ritual sacro donde una mujer deja que el incienso la purifique, técnicamente es un estudio a base de complejas veladuras sobre el color blanco y la capacidad expasiva de su luminosidad.

En 21 Costume National se recrea una visión olfativa del blanco. Fue creada para conmemorar los 21 años de creación de la marca (1987-2007) ¡21! Una cifra singular…y con esa idea de coherencia esta exploración del blanco gira en torno a 21 notas destacadas y aparentemente contradictorias que armonizan entre sí con un extraño equilibrio. Totalmente andrógina. Siguiendo la filosofía de la firma de asentar sus diseños en elementos de elegancia atemporal, 21 es una fragancia que se encuadra en la familia de orientales-amaderados-especiados, pero va en una dirección muy diferente a Noir Épices de Frederic Malle o a Feminité du Bois que son dos ejemplos prototípicos porque trabaja la textura y la coloratura ( de crujiente y luminoso a dulce y oscuro) basándose en la vibración,mezclando lo más recio de la madera y las resinas con lo más cremoso de las notas lácticas y ambaradas.

La sensación general que provoca se resume con una palabra: calidez, pero una más bien singular, con cierto aspecto realmente abstracto. Juliette Karagueuzoglou fue la perfumista encargada de crear este estudio en blanco partiendo de las 21 notas favoritas de Ennio Capasa -creador de la firma-:

bergamota, leche, flor de naranjo, azafrán, comino, pimienta, madera de cashmere, jalea real, musgo, salvia esclarea, patchoulí, incienso, ámbar, sándalo, oud, cedro, vetiver, labdanum, tonka, vainilla y musk.

A pesar del desconcierto que pueda provocar semejante lista, la fragancia es muy interesante e increíblemente agradable-casi entrañable…quizás porque tiene un aspecto oriental anisado que me recuerda a L´Heure Bleue en la distancia, quizás…

Por un lado realiza un retrato olfativo del blanco partiendo de unas notas brillantes y tiernas en la salida: bergamota y flor de naranjo, las notas comienzan a disolverse unas en otras sucesivamente y la fragancia se va oscureciendo, se va velando. El corazón introducido por las notas lácteas, es más especiado y cálido; el azafrán acaba siendo una nota importante junto con el patchoulí y progresivamente la fragancia avanza con tonos cerosos y ahumados hacia notas balsámicas más y mas cálidas en un acorde de acentos ámbarados complejo, de gran profundidad, donde el cashmeran es el culpable de crear una agitación serena y expansiva en toda la estructura y facilitar una base rica, amaderada y casi casi opulenta por su confortabilidad.

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