Hay algo difícil de explicar en la atracción que los olores almizclados ejercen y quizás sea porque en ellos subyacen tanto olores infantiles como efluvios lánguidos y rosados de connotaciones eróticas. Eso que es difícil de explicar en estos olores también es difícil de tratar en perfumería: pura cuestión de equilibrio y refinamiento porque, en el fondo, estamos hablando de una gama de olores frescos, afrutados y profundos que la piel de una mujer en ocasiones puede desprender con mayor o menor intensidad, conjurando esa sensación tan poderosa del cuerpo como fuente de olores placenteros.
Sí, son sin duda olores atrayentes. Terriblemente elusivos y a la vez muy expansivos que comparten aspectos con algunas frutas, flores y plantas de la naturaleza como es el caso del albaricoque, las violetas, las moras, las rosas más aterciopeladas y vinosas y la burbujeante semilla de ambreta. Un ramillete de olores que el osmanto aglutina con tanta gracia como provocación.
El osmanto ha sido durante décadas una de esas notas tapadas en la perfumería que -salvo excepciones como 1000 de Jean Patou- no tuvo protagonismo por sí mismo hasta que el mercado de perfumes nicho eclosionó y la hizo emerger porque podía ofrecer nuevos y específicos olores. A menudo los perfumes comerciales como el vintage Venezia de Laura Biagiotti, Eternity de Calvin Klein o Narciso Rodríguez for Her incluían esta nota en forma de base o acorde reconstruido como una forma de introducir un buen tono dulce-frutal-floral o una faceta vinosa-almizclada-rosada. Aclarar que por buen tono me refiero a algo que no es dulce y frutal y floral en superficie sino algo complejo y con profundidad.
Pero, como ocurre con el iris o la mimosa, también ante esta flor se obtienen respuestas polarizadas de fascinación y comodidad o de absoluto rechazo. Además, como nota protagonista tampoco es fácil de trabajar.
Si se opta por recrear el perfil de la flor en la naturaleza hay que lograr un olor penetrante como un sable pero ligero y etéreo como una gasa donde el dulzor meloso no opaque al frescor casi infantil del albaricoque. Si la idea es trabajar en torno a esa materia prima que es el opulento absoluto de osmanto, hay que decir que éste se niega a ser fácil de domar…hay que saber hacerlo brillar.
Al albor del nuevo milenio Osmanthus (2000, Jean Claude Ellena) de The Different Company puso la nota en el centro del panorama nicho y desde entonces no son tantos los perfumes que han seguido esta senda. El perfumista no optó por una pungencia animalística obvia sino que tomó el camino largo y tejió una urdimbre de tonalidades rosadas y almizcladas que permitieran jugar con los aspectos de cuero y fruta más característicos del osmanto.
Con esa factura esencialista y abstracta que caracteriza los trabajos de su autor, este es un perfume que toma algunas facetas claves de la flor y otras del absoluto para crear algo nuevo, fresco y perfumado. Exactamente así: fresco y perfumado, porque Osmanthus es uno de esos falsos perfumes frescos. Comienza con el delicioso brillo delicado de la mandarina y la naranja dulce, casi con aire de golosina infantil, ribeteadas por el frescor más verde y especiado de la bergamota y un pequeño guiño a la jugosidad de la manzana. Esta salida anaranjada deja ver poco a poco el tono afrutado de albaricoque y de grosella que acompañará durante gran parte de la evolución al cuerpo floral del perfume: un jazmín verde y una borboteante rosa húmeda, terriblemente almizclada, completada con pungentes acentos de geranio. Esa rosa domina la composición poniendo de relieve la faceta vinosa, sensual y afrutada que comparte con el osmanto. Esa rosa densifica el perfume dejando presentir la tan característica textura que aporta el osmanto, a medio camino entre el ante y el terciopelo, para enlazar al final con una auténtica y tersa nota de cuero negro a base de castóreo. Ese cuero algo dulce, floral y generosamente almizclado tiene ya un poco del tono vegetal que más tarde Jean Claude Ellena volverá a trabajar en Kelly Caléche y en Cuir d´Ange, ambos de Hermès. Ese cuero añade más intriga y dimensión a un perfume cuyo tono seguramente no sea fácil de llevar para tantas personas.
*Momento musical: Dark is the night for all de A-Ha.
Debe estar conectado para enviar un comentario.