• About
  • Librería de Ensayos
  • Notas de Perfumes
  • Revisiones de Perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: cedro

Érase una vez un perfume: Le Baiser du Dragon EdP de Cartier.

12 viernes Ene 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 2 comentarios

Etiquetas

almendra, almizcle, benjuí, cedro, chocolate, iris, patchoulí, perfume, rosa, vetiver


* Daños como llamas obra de Stephen Mackey.

Esta es la historia de un perfume que ha permanecido en el limbo de los líquidos aromáticos durante mucho tiempo y por eso puede que a veces resulte difícil de encontrar. Lo cierto es que no tiene un olor convencional; en realidad, es una rareza, así que fascina o repele por igual, pero es complicado dar con algo que se le parezca… como cosa curiosa que es podría emparentarse con otro perfume singular del mismo autor: Omnia de Bulgari. Olido con detenimiento puede entenderse como un estudio en torno a la esencia de vetiver cuyo extraño olor el perfume trata de ilustrar mediante la técnica de la lupa: matices y detalles resultan magnificados y dramatizados hasta el punto de dificultar la visión de conjunto. Así, la idea final de hacer un gran perfume de vetiver resulta elusiva.

El vetiver mismo tiene un olor chocante, intenso y contradictorio que revela sombras de lo más curiosas. Apimentadas y balsámicas, radiculares y ahumadas, con matices de regaliz y de whiskey, el recuerdo de las maderas a la deriva o incluso de los frutos secos y las galletas de jengibre recién horneadas o el frescor amargo del pomelo. A veces es brutal e intrusivo mientras otras induce a la meditación. Puede tener un acabado empolvado y afrutado pero lo que es seguro es que es un olor que te acompaña durante horas y cambia en cada piel de manera asombrosa. A partir de esos aspectos Le Baiser du Dragon (2003) toma cuerpo para mostrar un profundo y oscuro dulzor oriental, un dulzor distinto a cualquier otro dulzor típico; ni abusa de las intensas notas vainilladas de un clásico como Shalimar, ni rezuma azúcar y caramelo como todos los descendientes del pionero gourmand Angel de Mugler. Es gourmand hasta cierto punto pero tiene su propio acabado. Un aura oriental propia basada en la conjunción de lo dulce y lo amargo, con un filo áspero por momentos, algo ceroso y con un efecto general de bebida alcohólica que fluctúa entre el licor de almendras Amaretto -con matices de pistacho, cacao y almendras amargas- y el tono medicinal-ahumado-ambarado de un buen whiskey escocés.

Además recurre a la disonancia más que al fuerte contraste entre notas para crear un efecto atmosférico particular. De Alberto Morillas impresiona siempre en sus perfumes la forma en que estos evolucionan llenos de luz o mejor dicho de una luminosidad clara y brillante que recuerda a un sol radiante un día de primavera, pero en este perfume esa luz es más oscura, es casi crepuscular.

Resulta un líquido muy sensorial si se consigue pasar la prueba inicial: ese principio seco, concentrado y punzante en el que patchoulí y vetiver asoman desde la base y dejan ver esa faceta de maderas orientales más propia de los perfumes masculinos. Es un inicio algo agresivo -aunque no tan vibrante como puede llegar a ser actualmente un perfume masculino en el que reverberen notas de ámbar extremo- pero después se vuelve sugestivo y comienza a desplegar ese dulzor cálido pero a la vez seco tan inusual, llegando incluso a mostrar el punto de austeridad propio del vetiver. A veces también hace pensar en una rosa cremosa y en un licor afrutado, otras es como tierra seca y caliente, e incluso llega a insinuar en su oscuridad los concentrados efluvios de un gabinete de hierbas medicinales.

Vetiver envuelto en acentos gourmands, sin ser plenamente gourmand; así se resume su olor. Un oriental amaderado en toda regla. De cerca su olor puede percibirse como algo muy sólido y paradójico -como el aceite de vetiver- pero lo que proyecta en la distancia es el delicioso aroma cálido de los pequeños amaretti empapados en licor de almendras y, de forma más sutil, el de las naranjas confitadas bañadas en chocolate y el chocolate aderezado con pimienta. Son efectos palatables relativamente suaves pero atrayentes que dan al perfume un acabado único, y decir único aquí no es una expresión banal.

Le Baiser du Dragon brilla durante el crudo invierno mejor que en cualquier otro momento pero en lugar de evocar un suntuoso paisaje o un tierno recuerdo infantil como hacen otros perfumes de fantasía de estilo oriental, lo que consigue con su olor es algo tan reconfortante como intrigante. Más que un opulento perfume a veces parece un raro ungüento traído de Oriente o un denso jarabe de antigua fórmula basado en granos de almizcle y vetiver.

Tuberosas en la biblioteca: Cèdre de Serge Lutens.

01 viernes Dic 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 6 comentarios

Etiquetas

ámbar, cedro, clavo, miel, musgo, perfume, tuberosa

Podría ser más enigmático pero, en el fondo, Cèdre es nostálgico porque arrastra un consistente recuerdo a veteranos libros encuadernados en cuero y ese aire perfumado como de antiguo gran perfume multifacetado. El eco susurrante de otra época no desaparece, huele a polvo de tuberosa, a clavos y a ámbar aunque la principal nota sea, como cabría esperar, la madera de cedro en clave refinada.

Cuando la gente se adentra en el mundo de la perfumería niche lo hace buscando algo diferente y especial o algo perdido. Diferente al mainstream y al catálogo tradicional de los grandes nombres. Busca algo de olor único ya sea porque parezca algo innovador, porque resulte un acercamiento raro e impensado a una nota conocida o la nota misma sea realmente exótica. Y esas diferencias y esas rarezas deben ser más que evidentes y palpables para que la gente acepte el producto como propiamente niche… es una paradoja de este sector que mientras se busque lo diferente se rechace la fantasía…La perfumería nicho también tiene sus clichés pero Serge Lutens en esto de hacer ver notas perturbadoras o extrañas en composiciones exóticas nunca se ha quedado atrás como tampoco ha dejado ver con frecuencia que sus temas recogen el legado del pasado -salvo excepciones como Clair de Musc o La Myrrhe donde se lee con facilidad el legado del Nº5-; no, el arreglo de las notas suele ser tal que siempre parece totalmente original, como si partiera de cero en todo momento. Sin embargo, en los perfumes de Serge Lutens hay tanta erudición como creatividad, cosa que en Cèdre se hace ver de forma particular, como si fuera un eslabón perdido de la tradición y el saber hacer de los clásicos.

Así que acercarse a Cèdre con la expectativa de encontrar un olor a cedro moderno y espacioso basado en Iso E Super al estilo Feminité du Bois y el resto de perfumes de la serie Bois es asegurarse la decepción; probarlo esperando un perfume de crudo olor a cedro así agudo, ahumado, ligeramente animalístico y alcanforado acompañado de las consabidas especias o el frescor de los cítricos con los que tan bien combina tampoco es la mejor opción para entenderlo. Ni es cedro diáfano, ni es cedro áspero y opaco. Cèdre se basa en la versatilidad del cedro como material de la perfumería clásica y lo que resalta de su carácter no es su pungencia inical sino su cálida tenacidad ambarada.

El perfume realza exactamente esos aspectos de fondo en el cedro que recuerdan a la jara, a las viejas maderas de sólidos muebles y vagamente a cuero y a especias todo envuelto por una luminosidad melosa y un matiz floral frutal que aquí se realza con tuberosa. Una tuberosa discreta que combina muy bien con el cedro y sirve para remarcar aspectos medicinales y vegetales de la madera pero que también, por su carácter cálido, su recuerdo a clavo y esa vaguedad dulce y melosa tan suya complementa el acabado ambarado del perfume. Aquellos fanáticos de la tuberosa que esperen encontrar tras la fanfarria inicial un soliflor de tuberosa en clave oscura y pleno de voluptuosidad quizás queden decepcionados. La tuberosa aquí es un acento que redondea con sutilidad el tema principal y está lejos de la cremosidad solar o la intoxicante naturaleza de la flor. Se aprecian matices de tuberosa -y también un poco de rosa- como se podrían apreciar en una flor natural desde cierta distancia.

Partiendo de ese recuerdo a cuero y miel que tiene la propia madera, el tema que predomina en Cèdre es el ámbar. Tras la promesa de tuberosa inicial el perfume comienza a desplegar un carácter dulce a la vez que seco, con puntas de olor afrutadas, de tabaco y especiadas y con una textura entre empolvada y aterciopelada que caracterizará la composición hasta el final. Eso es básicamente este perfume: ese olor seco, ligero y dorado que el cedro como material puede aportar a un perfume convertido en tema central; y este viaje en el tiempo se completa con un discreto acabado musgoso más afrutado y sutil que los más verdes musgos del pasado porque en Cèdre no se busca la densidad de un perfume vintage. Lo que se persigue tiene un valor más atmosférico.

Si hay una palabra que pueda asociarse a este perfume es remembranza porque Cèdre recuerda a formas del pasado y es reminiscente de un chypre floral al estilo de Passion de Annick Goutal, pero hablando mediante murmullos, oscilando entre realidad y recuerdos. Para mi tiene el aire evocador de aquellos veranos de mi infancia tardía en los que leer una novela de Agatha Christie era acceder al mundo de los adultos y sucumbir al entretenimiento de la trama mientras viajaba con la mente a otros lugares y otras épocas. Ya fuera en la playa que en una terraza o en la comodidad de mi casa, sostener aquellos volúmenes con tapas duras y perderme entre las pistas de los hoy ya tan obvios Asesinato en Mesopotamia o Muerte en el Nilo era pura aventura. Pura aventura perfumada por el papel que ya había comenzado a envejecer y por los perfumes adultos que las mujeres adultas a mi alrededor llevaban entonces. Esa mezcla es para mi Cèdre y puedo imaginarme a Poirot usándolo. Al Poirot interpretado por David Suchet: sutil, minucioso, cosmopolita educado pero al mismo tiempo un tanto singular y oscuro. Ah…Bon!

Érase una vez un perfume: Oro de Roberto Cavalli.

05 sábado Ago 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ Comentarios desactivados en Érase una vez un perfume: Oro de Roberto Cavalli.

Etiquetas

albaricoque, almizcle, canela, cedro, guayaco, iris, manzana, miel, perfume, pimienta, sándalo, Vainilla

Ya casi había olvidado que tenía aquel libro cuando, el otro día, dispuesta a cumplir con mi hábito de releer, mi atención se dirigió a él. Allí estaba, un pequeño tomo de tapas blandas con una hoja señalada.

Es curioso como cosas olvidadas pueden volver a tu vida inesperadamente y obligarte a pensar en cosas que normalmente obvias: cómo eras, cómo has cambiado y como algunas cosas siguen siendo igual que antes. Allí, olvidado entre las páginas del libro estaba un secante que ya sólo huele a libro antiguo pero que con verlo, evocó un perfume. Estaba allí señalando una página con una cita subrayada:

¿Qué son «La Tempestad», «Troilo y Cresida», «Los gentiles hombres de Verona», «Las alegres comadres de Windsor», «El sueño de una noche de verano», «El cuento de invierno»? Son la fantasía, son el arabesco. El arabesco en el arte es el mismo fenómeno que la vegetación en la Naturaleza. El arabesco nace, crece, se anuda, se exfolia, se multiplica, se vuelve verde, florece y atrapa en sus ramas todos los sueños. El arabesco es inconmensurable; tiene un inaudito poder de extensión y crecimiento; colma los horizontes y abre otros nuevos horizontes; intercepta los fondos luminosos por medio de innumerables cruces. Y, si mezcláis a este ramaje el rostro humano, obtendréis un conjunto vertiginoso; es una conmoción. Cita de Manifiesto romántico de Víctor Hugo.

Era el secante del primer perfume de Roberto Cavalli (2003), aquel de frasco estilizado y tonos plata coronado por una serpiente enrollada. Esta silueta estaba grabada en el papel y, aunque no conservaba nada de la fragancia, tampoco hacía falta. La impresión de aquel perfume aún la puedo evocar de memoria. Parecía al principio algo extraña e incluso disonante pero después era suave, afrutada y evolucionaba de un modo intrigante, con un sillage ligero y expansivo en el que se revelaban notas de cedro, almizcle y sándalo con un filo acuático. Aquel perfume era paradójico: seco pero jugoso, dulce y luminoso, con sutiles acentos de manzana fresca. Aún pienso que aquel perfume asumía ciertos riesgos y que, de alguna manera descendía de Feminité du Bois: cedro, frutas, canela…pero con un aire más juvenil.

Oro (2004) fue el capítulo siguiente, también firmado por Maurice Roucel; mismo frasco pero tonos dorados para una reinterpretación más lujosa y atemporal, pero también más caleidoscópica: puede leerse como un ámbar suave, cremoso y especiado; como un oriental amaderado con etéreo y afrutado sándalo o como un floriental en el que la glicina -esa flor que se debate entre miel, humo, pimienta y mandarina- y la freesia -apimentada y húmeda- son protagonistas, en clave delicada, sostenidas por suave vainilla, guayaco y un sutil toque meloso que redondea la base ámbar.

Sea como sea en conjunto Oro es un perfume deleitoso, con todo lo bueno y raro del primero pero más redondeado. Aquí se lee fácilmente esa nota de manzana crujiente y refrescante que a ratos juega con la faceta empolvada a traer recuerdos de la infancia, incluido un tímido recuerdo a manzana caramelizada. Esa faceta frutal está ahora más presente aún y se redondea con el dulzor voluptuoso del albaricoque y se contrasta con un frescor alimonado y floral de magnolia. Pero ninguna nota destaca encima de otra, todo está concatenado mediante matices y pequeños contrastes. Así que junto a la fruta, las especias: canela, pimienta y vainilla. El conjunto es sedoso, almizclado, cremoso, empolvado.

Ni Oro ni su antecesor siguen en producción. Sólo con paciencia pueden encontrarse en tiendas online pero catorce y trece años después siguen aportando un aura inconfundible.

De impresiones y oscilaciones: Elixir des Merveilles de Hermès

19 lunes Dic 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 2 comentarios

Etiquetas

ámbar gris, caramelo, cedro, haba tonka, musgo, naranja, patchoulí, perfume, roble, sándalo, vetiver, whiskey

EdesM06

Suave, empolvado, oscilante, con trazas boscosas, finamente lechoso y afrutado, con trazas marinas, raro… el ámbar gris es un material fascinante cuya tintura ha sido usada tradicionalmente como unificador en perfumería. Al igual que el musgo de roble tiene una faceta oriental amarga y un carácter ambivalente que habla de la tierra y el mar al mismo tiempo. Pero mientras el musgo ha sido siempre más popular y tangible, el ámbar gris ha continuado como especialidad de la alta perfumería.

Aún existen farmacias, que fabrican sus propios perfumes o comercializan fórmulas locales, en las que se pueden encontrar frasquitos de «Musgo de». Antes podía ser algo tan típico irse de viaje y traer un frasco de perfume de musgo del lugar de recuerdo como comprar un plato de cerámica o cualquier otro producto de artesanía. Y los perfumes basados en un acorde ámbar son todo un clásico de la perfumería, ya se sabe. Pero lo que resulta más excepcional es un perfume centrado en recrear de alguna manera la complejidad del ámbar gris, de igual modo que Musc Nomade de Annick Goutal o Muscs Koublaï Khän de Serge Lutens hacen, de forma totalmente opuesta, con el almizcle.

Eau des Merveilles fue la primera propuesta clara que trabajaba sobre esa idea. Basada en un acorde amaderado, con una importante dosis de musgo y sal, sosteniendo una faceta cítrica anaranjada muy refrescante; pronto se convirtió en un favorito de quienes prefieren un olor tonificante y complejo alejado de la tradicional Cologne.

Elixir des Merveilles (2006) continua con esa idea, de hecho profundiza más en ella y ofrece un perfil más próximo aún al material. Se podría decir que Eau des Merveilles ofrece el esqueleto y las distintas versiones de la saga van añadiendo y profundizando en unas u otras facetas. Por eso, muy a menudo, Elixir des Merveilles es descrito como un perfume raro: es menos claro, menos fácil de leer porque remite a algo poco conocido. Aún así, en su estructura, mantiene la referencia clara y clásica de los perfumes chyprée, especialmente de los chipres verdes que dominaban el panorama en los años 70.

Siendo fiel a esa idea original de crear una impresión refinada de ámbar gris busca no sólo los matices de olor sino también el comportamiento oscilante del olor. Ahora es como un bosque húmedo con cedros y pinos, después como la brisa marina. Ahora recuerda al sándalo balsámico y almizclado, después al caramelo. Es vainilla y espuma de mar. Leche y alcanfor. Rosas y algas. Delicadamente empolvado. Infinito. Radiante. Astringente por esas vetas amargas de heno y tabaco, con un fino toque afrutado reverberando. Pero todo esto es muy sutil, difuso y a la vez persistente. Este juego entre suave y tenaz que es clave para definir el ámbar gris es uno de los aspectos más logrados del perfume.

Sí, la oscilación es su mayor logro pero también su mayor pecado. Convierte al perfume en algo estiloso pero a la vez raro y distante y así, el público en general, ve Elixir des Merveilles como un perfume que no se puede llegar a describir con exactitud, sensación esa un tanto incómoda. ¿Habéis escuchado alguna vez la charla de Mark Bowden «The importance of being inauthentic»? Describe escenificando como las personas nos clasificamos unas a otras basándonos en rasgos que delatan la pertenencia o no a la tribu. Pues con los perfumes ocurre un poco lo mismo: buscamos lo que nos habla de la tribu, buscamos lo similar y normalmente creemos que eso está en nuestra biografía pero ontogenia y filogenia convergen de forma curiosa en nuestras elecciones. Y el ámbar gris es algo raro, raro, raro…

Elixir des Merveilles, para dar forma a esta rareza, se asienta en una estructura chyprée: salida cítrica versus fondo musgoso ambarado y facetas resinosas como aglutinante. La nota cítrica en esta versión sigue siendo anaranjada pero menos fresca que en Eau des Merveilles. Así, aún teniendo un efecto efervescente y ligeramente metálico, hace pensar en las cortezas de naranja confitadas bañadas en chocolate y en los kumquats confitados. El chocolate seguramente es un efecto pero no es un adorno sin más, legendaria es la receta del chocolat ambrè como afrodisíaco; son notas con afinidad, aunque el chocolate prácticamente combina con todo. También hay una nota floral empolvada muy abstracta que une distintos matices siendo parte iris, parte lirio de los valles y parte rosa. En conjunto, para mi nariz, es sobre todo rosa verde, húmeda y musgosa con un toque de clasicismo inconfundible. Las resinas balsámicas aportan ese característico tono cinámico con trazas de vainilla y, lo que oficialmente se describe como un acorde de azúcar vainillado en la práctica es otra de las sutilezas que acompaña la faceta cítrica creando un suave fondo azucarado.

La base, sin embargo, es poderosa. Oscura y amaderada, tiene por un lado una fuerte presencia de patchoulí, vetiver y notas de cedro que recuerdan un poco ese aspecto seco-verde-amargo de Terre d´Hermès. Cuando la tierra se enfría y llega el invierno, este aspecto más austero es más dominante mientras que en un contexto más cálido las notas amaderadas se hacen más cremosas y emerge el sándalo y el haba tonka. La otra parte importante de la base es la faceta musgo: una recreación a base de tintura de roble y Evernyl -o similar-, combinación parecida a la que se puede apreciar en Vanille Insensée de Atelier Cologne. La tintura de roble da tonos de corteza con suaves toques de vainilla ahumada y algo licoroso muy vago que en el perfume resulta perceptible y elusivo a la vez. El Evernyl añade algo aterciopelado que sugiere sensualidad.

A grandes rasgos, Elixir des Merveilles se puede leer como un perfume amaderado especiado adornado con naranja y de acabado seco. Pero al final sugiere muchas cosas, entre las más curiosas pueden leerse aspectos de cuero y piel salada, a la vez que deja una impresión ligeramente medicinal que recuerda hasta cierto punto el rastro que deja la turba en el whiskey. Especialmente de aquel whiskey en cuyo proceso de fabricación se ha usado turba recogida cerca de la costa y que conserva el regusto marino de alguna forma. Existen versiones más finas y suaves de esta bebida, especialmente cuando es de producción irlandesa, como por ejemplo el popular Connemara mientras que otros brebajes tienen los aspectos de turba muy marcados y resultan áspero al paladar, como el famoso Talisker, así que depende de lo que cada uno conozca podrá o no leer esta faceta pero para mi gusto este perfume de Hermès está más cerca de la limpieza de los destilados irlandeses. De todos modos la sensación whiskey está ahí como otra oscilación más del perfume. Otra impresión más.

Cuestión de latitudes: Rose Malaki de Chopard

17 jueves Nov 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 12 comentarios

Etiquetas

azafrán, cardomomo, cedro, clavo, cumarina, papiro, patchoulí, perfume, rosa, Vainilla

rose-malaki

No existe un único perfil aromático de oud, no obstante, su carácter resulta inconfundible. Su complejidad es la fuente de su poder: retiene la atención de la mente porque necesita tiempo para mostrar sus matices. El oud cambia lenta pero definitivamente durante la evaporación. Es resinoso, es salvaje, es cálido, cálido, cálido y especiado, amaderado con efluvios ambarados, pero también puede ser cítrico, verde…y es pesado, decidido, denso, cremoso, terso, ondulante. Adictivo y vivificante. Así es el olor del oud natural, un concierto de matices cuya riqueza y profundidad despierta la imaginación.

En Oriente es el olor de la tradición; en Occidente, una nueva adicción a la paleta de notas amaderadas-orientales. Comenzó, como muchas otras cosas, siendo una sugerencia novedosa: Chaos de Donna Karan, Sequoia de CDG, M7 de YSL, etc. Hoy la palabra oud está presente en todos los sectores del mercado y puede aparecer en un acento especiado que complementa un perfume floral como Miu Miu, como un punto departida para crear un perfume fuerte como 24 Gold de Scents Story o Acqua di Parma Colonia Oud, puede seguir el hábito clásico de imprimir riqueza y color a la manera del frankincienso como ocurre en los perfumes de Amouage o, en excepcionales casos, ser el protagonista real de la historia como el lujosísimo The Night de Frederic Malle.

Parece claro que entre perfumistas y clientes de Occidente el oud es un concepto asentado y se elige un perfil idealizado acorde con dicho concepto porque, para el consumidor general, el oud que se conoce es el que se reconoce como tal en un perfume. Mientras en Oriente cada persona tiene su tipo de oud favorito, pudiendo elegir entre el pungente oud hindú más cercano a la civeta, el dulce oud camboyano más similar al incienso y el benjuí, el aromático y verde oud de Indonesia o el refinado oud bangladesí con reminiscencias de suede; en Occidente las personas pueden optar por interpretaciones del material fragmentadas, limitadas a realzar una faceta general pulida en el mejor de los casos, una mera sugerencia en otros.

El oud a la occidental sigue un esquema general de carácter amaderado-alcanforado, construído con materiales de cedro, papiro y patchoulí sobre todo, en algunos casos se añaden resinas y declinaciones de miel, cuero y tabaco, pero el recurso más frecuente y quizás el más efectivo para reforzar el aura oriental del acorde oud es el toque de especias cálidas: comino, azafrán, pimienta negra, canela, etc que aportan vibración, textura y matices singulares en ciertos casos. Pero si la receta pretende tener cierta semejanza con el modelo, hay un elemento indispensable, digamos que es el mínimo común denominador: una nota fresca y amaderada que recuerda al incienso como materia prima -no como mezcla para quemar- como núcleo, con un toque alcanforado mezclado con la sugerencia de matices ambarados. Partiendo de esto el tema puede llevarse por distintos ámbitos más o menos frescos, más o menos estructurados, con mayor o menor elegancia.

Este oud básico y efectivo es el que respira en el corazón de Rose Malaki (2014) de Chopard; es tan sencillo y fácil de llevar que se podría etiquetar de casual. Así que no es tanto la reconstrucción de la nota de oud en sí misma lo que hace interesante a este perfume, sino el gran equilibrio entre matices y el haber conseguido crear un auténtico perfume de fusión.

Por un lado el acorde de oud, terso y fresco, es muy rico en cedro y el matiz alcanforado balanceando la faceta amaderada -vainillada-empolvada que aporta la cumarina y la vainilla consigue mantener el tema en un terreno neutro. Ni demasiado amaderado y masculino, ni muy floral y femenino. Una rosa a la árabe pero con el punto de partida en un bloque amaderado-ambarado típico de algunos perfumes de los 90´s como Feminité du Bois o la serie Incense de CDG. Este ya casi clásico moderno acabado amaderado es el protagonista principal del perfume pero todo lo que enmarca ese bloque son acentos que remiten a las míticas notas de los perfumes orientales, especialmente la rosa y el azafrán.

Son estos pequeños e intermitentes matices los que dan ese allure oriental al perfume, convirtiendo a Rose Malaki en un sutil y controlado perfume de rosas dulces y frescas, maderas ambaradas y especias. Esquemático, lineal y más bien plano pero increiblemente efectista. A ratos te deleitas con el frescor del cedro y al momento llega un delicado -porque es delicado- tono ahumado que sugiere incienso, ¿o es ese recuerdo a suede del azafrán lo que un momento crees haber olido? Luego aparece un tono más dulce, meloso en ocasiones, de rosa semiempolvada, suave y flotante olor a pétalos de rosas mezclados con vainilla que puede durar horas o ser como un relámpago en la distancia porque, otro rasgo del perfume, es que según la temperatura, es de una manera o de otra.

En general, las notas brillan más o menos al mismo tiempo. Tras una salida más aromática y masculina de acentos amaderados y frescor especiado, el perfume se asienta en la piel y deja que asome la rosa y un poco el azafrán. Con el frío se experimente aún más ese dulzor rosado pero en un contexto más cálido el perfume se vuelve más abierto y masculino, entonces es cuando se pueden apreciar matices de cuero y tabaco.

La colección Malaki de Chopard (Oud Malaki, Rose Malaki, Amber Malaki) tiene su punto de interés como esbozo de los perfumes árabes. Desde ese punto de vista y con un precio razonable cualquiera de los tres perfumes que la componen son una opción a considerar si se quiere algo no excesivamente complejo pero si con cierta personalidad. Tampoco pretenden otra cosa. Rose Malaki es, como el resto de la colección, convincente. Una combinación rosa-oud dentro del perímetro de seguridad que, pese a carecer de la profundidad y el contraste de otros perfumes del mismo estilo como Rose Oud de Kilian, resulta agradable de llevar.

Flor de lis…Iris Le Galion

27 jueves Oct 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 2 comentarios

Etiquetas

ambreta, azucena- lirio blanco, bergamota, cedro, iris, mimosa, perfume

perfil

Hoy por hoy la gente reconoce más fácilmente como buen perfume de iris aquel que explora las facetas más radiculares y gourmands o aquel que ofrece un característico acabado empolvado de tono cosmético. De hecho, tales perfumes no sólo se tiende a reconocerlos mejor sino que también se los acepta mejor, frente a aquellos iris casi evanescentes que se interpretan como algo muy suave, casi insustancial. ¿Será paradójico que en medio de un panorama cultural bastante superficial y monótono, fruto de la globalización entre otras cosas, haya tanta afición a los olores radiculares?

Pero el iris más refinado, aquel que brota en algunos clásicos, procede de la variedad Iris pallida cultivada en Florencia y su carácter dista mucho de ser sólo radicular o cosmético. Es tan fino y sutil en olor como complejo en matices, pero sobre todo es difícil de sostener su nota en un perfume. Este iris, empolvado y con declinación almizclada encierra deliciosos y suaves recuerdos florales verdes de mimosa y violeta fresca.

Tal iris de suprema calidad ya es muy raro encontrarlo en perfumes, de hecho cualquier derivado natural de iris en alta dosis porque es un material muy caro que se usa muy poco y en muy baja concentración. Pero se reconstruye y se trabaja su perfil emparejándolo con rosa metálica como en Calandre de Paco Rabanne, con jazmín luminoso y fresca bergamota en Iris Prima de Penhaligon´s o con flor de naranjo como en Iris Nobile Sublime de Acqua di Parma, pronunciando su faceta verde con el áspero jacinto como en Bas de Soie de Serge Lutens o apoyando la nota sobre cedro pero intensificando su carácter floral evanescente gracias al ylang-ylang como en Impossible Iris de Ramón Monegal. En cualquiera de estas composiciones tenemos un elegante iris de raigambre clásica y el atractivo más específico de otra flor.

Otro enfoque del iris de corte tradicional pasa por el tamiz del almizcle partiendo del Nº5 y su complejo acorde empolvado basado en vainilla, aldehidos e ylang-ylang. Clair de Musc de Serge Lutens recoge esa idea potenciando es el aspecto almizclado pero manteniendo ese toque seco y fresco del iris. Los almizcles blancos sintéticos y la ambreta de origen vegetal, careciendo de la pulsión animalística, tienen aún un tono atrayente por la conexión que existe entre las notas lactónicas-afrutadas y el olor de la piel. Sugerencias sublimadas que el cerebro procesa como atractivas. Este otro modo de acentuar el iris suele ser bien aceptado porque se asocia con ideas como tradición,frescura y relax. Desde el sencillo Blue Iris & Musc de L´Occitane al maravilloso Hiris de Hermès que logra ofrecer recónditos matices del iris bajo un prisma fresco y floral lleno de ternura gracias a la ambreta.

En esta línea Iris Le Galion, con fórmula original de 1937 actualizada por Thomas Fontaine -quien también trabajó en las nuevas fórmulas de Lubin y de Jean Patou- preserva muy bien en su perfil de iris florentino el sutil tono floral y lo conjuga con notas secas pero ligeras de cedro que dan un acabado más estructurado. Añade un efecto fresco, cremoso y solar muy del gusto actual gracias a una importante nota de azucena o lirio blanco y lo contextualiza todo en el marco elegante del contraste entre notas frescas de cualidad cítrica, especialmente de bergamota, y la delicadeza ambarada de la ambreta. Muy al estilo Hiris. De hecho, una primera lectura del perfume puede hacer pensar que ambos son gemelos. Lo cierto es que teniendo uno seguramente no necesites el otro porque el patrón es muy similar, pero los matices los diferencian bastante.

Iris Le Galion es luminoso hasta el punto de proyectar una sensación solar. Es la mimosa con su salida de almendras y sus matices verdes acuáticos lo que refuerza esta impresión al inicio del perfume, luego será la azucena así fresca, dulce y cremosa la que continue ese capítulo de la historia. Esta faceta floral-solar con mimosa y azucena está en la línea de Eau de Charlotte. Pero este Iris es una narración muy estilizada y estilosa así que contrapone al lirio blanco una parte más clásica de fondo seco- amaderado junto con un ligero verdor vegetal típico del iris y el susurro de las violetas. Es tan sutil y equilibrado al dibujar sus facetas como al unir clasicismo y tendencia que parece seguir la línea de los perfumes Chanel: siempre fieles a su estética pero siempre mostrando alguna característica del momento en que se crean, así llegan a ser atemporales.

La pregunta que cabe hacerse es si en Iris Le Galion se aunan estilos sólo para actualizar el perfume o para que el rigor a la europea que respira en el fondo (notas verdes y secas) cubierto con un velo de dulzor y calidez (lirio blanco, almizcles blancos) tan del gusto americano haga el perfume más atractivo a más gente pese a ser un producto de etiqueta niche. O si tras dichas flores cabe una lectura simbólica. Desconozco la intención, como también desconozco el original Iris creado por Paul Vacher. Sólo puedo aventurarme. Pero aunque flores blancas e iris son un emparejamiento clásico, iris y azucena juntos remiten a la flor de lis. Y la flor de lis, desde la Antigüedad, ha sido un motivo decorativo asociado a las élites: desde asirios y egipcios a romanos y cruzados. Como símbolo mayestático, coronando cetros reales o como estandarte de los florentinos en la primera Cruzada y, más tarde, ya con una carga heráldica, como símbolo de los monarcas franceses.

La flor de lis es para la mayoría de los estudiosos una flor estilizada, lo que no se sabe con certeza es qué flor representa desde la Antigüedad y si siempre es la misma, en cada época y cultura… ¿Una azucena, un loto, un iris, retama…? En Francia, la palabra iris comienza a usarse para designar a una flor hacia el s.XIII. Previamente con dicha palabra se designaba al ópalo noble por su capacidad para descomponer la luz en el espectro; la piedra era realmente apreciada entre la nobleza por esa cualidad iridiscente. Las flores que recibieron tal nombre crecían de forma silvestre en distintos colores (amarillo, violeta o azul pálido) recordando al arco iris, de ahí el nombre. Así pues, cuando Luis VII y su hijo Felipe II adoptan la flor de lis en su escudo, la flor del iris comienza a recibir un nombre propio y se diferencia semánticamente del lirio. Paradójicamente una de las teorías que se manejan es que lis sería el plural de lil, antiguo vocablo descendiente del latín lilium (lirio). En todo caso, la flor de lis puede conectar toda una red de símbolos.

Más allá del perfume, leer intencionalidad en la unión del iris y el lirio quizás sea ir demasiado lejos. Aunque yo no he dejado volar demasiado lejos mi imaginación porque la flor de lis es todo un símbolo del imaginario colectivo. Si leemos la web de la firma con detenimiento vemos como las reminiscencias aristocráticas son usadas para reforzar un aura de prestigio: la creación de Le Galion en 1930 fue iniciativa de un descendiente de la Casa Murat, familia noble creada por Napoleón I para favorecer a su cuñado Joaquín Murat. Cinco años después fue vendida a Paul Vacher -el célebre autor de Miss Dior y Arpège– quien con el icónico Sortilège conseguiría un gran éxito en Estados Unidos. En la década de los 80´s la firma fue vendida a un gigante americano y el nombre de perfumes Le Galion fue diluyéndose hasta que alguien decidió revivir la marca. Entre los últimos perfumes comercializados por Le Galion hay un jugo llamado Sang Bleu y otro bautizado Sovereign en honor al Príncipe Murat. ¿Qué más se puede decir? Bueno, quizás recordar que los perfumes suaves también pueden ser sustanciosos.

Arraigo: Spiritus/Land L´Eau de Parfum #2 de Miller et Bertaux

15 martes Dic 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 7 comentarios

Etiquetas

canela, cardomomo, cedro, clavo, incienso, jengibre, nuez moscada, perfume, pimienta, rosa

land
* Via Tumblr.

El universo asoma a la vida junto con nosotros;
junto con nosotros, todas las cosas
son una sola.

Chuang-Tzu

Armonizar con el momento presente siempre es tendencia en Occidente. El desarrollo y popularización del Mindfullness, la práctica de actividades como el arte sumi-e, la caligrafía, el ikebana, la pintura de mandalas… en el núcleo de estas y otras disciplinas está la filosofía oriental de raíz zen, en la cual, más allá de cualquier conceptualización que alimente la rígida sistematización, se prioriza interiorizar el espíritu de la naturaleza para promover experiencias puras. Esencias que no apariencias.

Estas experiencias significan un reencuentro con la naturaleza que puede ir más allá de la relajación y algunos casos hay de gente que señala un punto de inflexión en su modo de vivir mientras se adentra en alguna de estas disciplinas; como una especie de insight que lleva a la persona a entender algo, ese algo que le ayudará a poner en orden otras cosas.

Este tipo de vivencia puede tenerse por distintas vías, pero en Olibanum hablamos del olfato. Los olores terrosos primitivos, olores reminiscentes del bosque con ricas notas de maderas y resinas como el oudh o el incienso son los que más fácilmente provocan este despertar. Hablamos de olores profundos y bastante estructurados, matizados, sombreados y no siempre fáciles de referenciar lo que puede ser importante porque cuando se huele algo natural que no conocemos bien se crea una distancia que engancha ya que deja espacio en blanco para lo más espontáneo y emocional. Si olemos un limón, conociendo como huelen los limones, aún siendo algo natural, llegaremos a decir que huele muy bien, que su olor es ligero y refrescante y que eso no hace sentir bien -da cierta alegría-, pero desde el principio sabemos que es un limón así que no es tan fácil perderse en su olor; para adentrarnos en su naturalidad, necesitamos hacer un esfuerzo de concentración, debemos ejercitarnos para dejar la mente en blanco y simplemente oler. Sólo oler. Y sólo así quizás encontremos sorpresas. Es un ejercio que requiere apartar las emociones inmediatas que distorsionan el momento de la olfacción y hacen brotar palabras de más. Oler puede ser una disciplina muy zen.

Sin embargo, con ciertas materias primas, te puedes quedar sin palabras a primer golpe de nariz, sin que hayas buscado esa concentración. Es un momento de claridad difícil de explicar pero ¿por qué esa experiencia para algunas personas puede tener un valor terapéutico? Algunas personas tienen mucha sensibilidad hacia los estímulos olfativos y por eso un olor puede despiertar con más facilidad algo en el cerebro, en el sentido más neuropsicológico que se pueda pensar y, cuando ese algo se enciende, la persona por un instante ve su pensamiento y comprende que está plenamente viva. Otras personas reaccionan así con otros estímulos.

Hablamos de  un tema serio. A menudo frivolizado por distintos medios. La prudencia es norma tanto si queremos afirmar como si buscamos criticar, por todo aquello que aún está por demostrar y más aún por el modo en que se trata la información de lo teóricamente demostrado. En ciencia los paradigmas cambian, lo que sin duda no cambia es el dolor físico y psíquico que una personas puede experimentar. Ni tampoco cambia el valor del alivio. Así que de lo que hablamos al proclamar las bondades de practicar una disciplina que promueva el contacto con la naturaleza o de aprovechar los beneficios terapéuticos de los olores es, en el fondo, algo más que una afición o una búsqueda de ocio. Pero tampoco es un sutituto de la medicina tradicional, sino un modo de mejorar la calidad de vida en general, sentir los pies en la tierra y, a veces, tener la suerte de encontrar algo que nos haga cosquillas en la mente.

Vivimos en un tiempo saturado de estímulos visuales muy barrocos pero de poco o nulo contenido. Ese alimentar las emociones más inmediatas claro está que deteriora los valores artísticos y espirituales. Podríamos señalar unos cuantos anuncios de perfumes como ejemplo y es que la perfumería tal como se ofrece hoy -con su ingente cantidad de nuevos productos cada temporada, que no cada año- refleja a la perfección esta práctica totalmente asentada en la sociedad de «huida hacia adelante». No es de extrañar que ante semejante panorama de vacío algunas personas sientan la necesidad de frenar: si no te lo dice la cabeza acabará diciéndotelo el cuerpo. Llegado un punto todos necesitamos volver a experimentar el arraigo y la sensación de autenticidad que trae consigo.

La salud a través de la naturaleza es un clásico en la medicina. Lo es desde siempre, sólo que en algunas épocas parece olvidarse y en otras se llega a creer que es la panacea. Últimamente por todas partes se habla de la Terapia del Bosque o shirin-yoku : la naturaleza te da el terreno para caminar, el aire para respirar, los colores para ver y olores para saturar tu nariz porque el bosque está llenos de terpenos, pinenos y demás moléculas que ayudan a relajar la mente y fortalecer el sistema inmunitario. El aire puro que se decía antaño. He aquí el nexo entre la naturaleza y la aromaterapia: un conglomerado de moléculas. Los perfumes, en comparación, son una cosa más sofisticada que pueden incluir ingredientes aislados de la naturaleza o recreados mediante síntesis para poner el punto sobre la i creando efectos muy interesantes.

Sí, en general, los perfumes son abiertamente festivos, lúdicos y recreativos porque los usas y generan buen humor al instante. Ya sean más concretos o abstractos que la naturaleza, en general, tienen un componente emocional y emotivo vía familiaridad y crianza.

Pero existen algunos perfumes que, aún siendo perfumes, retienen ese algo sanador de la naturaleza o de las mezclas de aromaterapia. Suelen ser, de nuevo, composiciones ricas en matices primitivos o de resinas que gravitan sobre los grupos de familias orientales y amaderados retratando los olores del humo, del cuero, de la tierra, del incienso, del oudh, el jatamansi, el patchoulí…

Land /Spiritus de Miller et Bertaux bien puede ser es uno de esos perfumes. El incienso es el protagonista, enmarcado en una estructura amaderada-ambarada diáfana y con fuerte faceta especiada. Curiosamente ofrece diferentes aspectos del frankincienso como materia prima, más que recrear el olor de una mezcla de incienso como ocurre en Avignon de CDG, aunque dicha materia, de alguna manera, siempre parezca tener reminiscencias de olor a iglesia.

Como perfume tiene un aspecto matérico en tanto en cuanto hace brillar de forma singular aspectos naturales que tiene la resina de incienso. Casi puedes paladear el complejo frescor alimonado del sabor de la resina natural, algo muy cercano al jengibre fresco. Mientras que de la esencia de olíbano, el perfume trae la espléndida faceta especiada balsámica tan rica y duradera que impregna todas las capas del perfume.

Por un lado te llena con esa calidez ligeramente ambarada y plena tan única del incienso. Por otro lado te ofrece olores más terrenales de coníferas, de cedro y de tabaco amargo al fondo y, en su desarrollo, puedes encontrar recuerdos a antiguo jabón de clavel y a hoja de laurel, la fugaz sensación de una oscura rosa aterciopelada, la profunda pero a la vez etérea nota ahumada de un buen whisky escocés y el recuerdo de un pan de especias. Porque en este perfume hay especias: toques de canela y pimienta, pizca de nuez moscada, pungente clavo, fresco jengibre, efervescente cardomomo y una sutil cumarina que ayuda a reforzar esa impresión general amaderada especiada.

Es un perfume, sin duda. Con sus fases de evolución, sus giros recreativos dibujando piruetas olfativas y su espacio entre notas; pero es un perfume de espíritu zen: en su aparente sencillez radica toda su fuerza y encanto. No renuncia a la abstracción del perfume moderno, ni al embellecimiento de un acabado radiante y ambarado muy prolongado, pero esa combinación de lo natural y lo cultivado crea un espacio singular en el que domina la sensación de calma, tranquilidad y quietud. Algo así como el claro en el bosque.

Momento musical: Hawai´i 78 interpretado por Israel «Iz» Kamakawiwo´ole.

Aire fresco, brisa entre pétalos: Grand Néroli de Atelier Cologne

07 sábado Nov 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 3 comentarios

Etiquetas

almizcle, bergamota, cedro, gálbano, neroli, perfume, petit grain, Vainilla

theletterbeers
* La carta (1885) por Jan van Beers.

Azahar de naranja se dice en algunos lugares de España para diferenciarla de la flor del limonero, del limero y de otros árboles cítricos. Pero simplemente azahar ya basta para evocar esta flor emblemática de virtudes calmantes.

Con agua de azahar se enjuagaban las lágrimas para aliviar las penas en la Edad Media, ese mismo agua que refresca la piel dejándola suave y como más rellena. Con las flores del naranjo es costumbre hacer una infusión que atempera los nervios y facilita el sueño. Y con la esencia de esas mismas flores, arrastrando ya siglos de tradición, se han formulado elixires y aguas perfumadas a lo largo y ancho de toda Europa. Desde el Agua de Hungría y el Elixir de Agua del Carmen al Acqua Mirabilis que Jean Paul Feminis llevó a la ciudad de Colonia, sentando la base del Eau de Cologne y todas las fórmulas afines que sobreviven hasta nuestros días. Fórmulas siempre muy apreciadas por sus cualidades tonificantes.

Dulce, floral, cítrico. El neroli en sí mismo es casi un perfume que tiene la capacidad de aclarar la mente. Refrescante, aéreo, meloso-azucarado y con vagos recuerdos a rosa y a jazmín. Ese es el clásico perfil que todos reconocemos. Un poco romántico, un poco tierno.

Frente a él, la opulencia y la sensualidad del absoluto de flor de naranjo. El neroli a su lado es casi infantil. Un olor alegre y desenfadado. Pero en todo caso su sencillez no implica simpleza, al contrario puede ser algo sofisticado pues el neroli también es herbal, con efecto espumoso como el champagne , verde, crujiente y limpio como lino fresco recién planchado o natural como un soplo de aire fresco. Estas facetas más verdes y naturales se aprecian mejor en las variedades del Norte de África, cuyas esencias suelen tener un mayor equilibrio entre notas verdes y melosas.

En Grand Néroli de Atelier Cologne se realza este carácter cercano a la flor natural que tiene la esencia de neroli de Marruecos. De hecho, esta Cologne es una curiosa fusión entre facetas florales-indólicas muy efervescentes, acentos limpios que recuerdan al lino y elementos verdes que fluctúan entre la vivacidad de la hierba fresca y el profundo verdor resinoso de un bosque de pinos, lo que aporta un interesante efecto frondoso a la faceta verde, de lo que tiene gran culpa el toque de gálbano.

Entre cítrico y verde con el filo floral penetrante de los indoles aportando mucha luminosidad y una textura burbujeante en esta composición. Mientras el neroli se adorna con otros acentos curiosos de corteza de árbol, agujas de pino, una aromática bergamota, intensos matices alimonados y un frescor subterráneo casi mentolado.

Según se evapora, las facetas parecen atomizarse y fundirse en un capa de almizcle blanco ligero con una discreta tonalidad solar ambarada. Pero esa sensación de pinar durante un atardecer de verano lo hace singular. Aún un neroli delicado, muy transparente, pero también muy vivaz y menos azucarado o menos cercano a la tonalidad de la mandarina. El petit grain y la bergamota ayudan a subrayar este carácter herbáceo. Pero, en el fondo, Grand Neroli sigue un esquema muy clásico aunque renovado con sagacidad. Por la forma en que expresa ese frescor profundo, amaderado y herbal con ligeras declinaciones de chypré podemos enraizarlo en la tradición del Eau Sauvage de Dior , que aún sigue siendo una de las más audaces composiciones en torno al tema de la Cologne. No estoy diciendo que Gran Neroli huela como el perfume de Dior, sino que en su núcleo tienen un modo muy parecido de aunar notas ajazminadas y quizás un toque de muguet con un frescor muy profundo de modo tal que hace pensar en aire fresco, en una brisa que trae la fragancia de los pétalos. Más aún en Gran Neroli esta sensación de aire fresco es extrema.

En síntesis, Grand Neroli (2010, Cecile Krakower) es super cool. Los aspectos más rústicos de las composiciones tradicionales están difuminados en detrimento de una mayor transparencia pero aún puede seguirse ese hilo, por eso el momento musical elegido es  un clásico del New Age: I will find you de Clannad.

Muselina de iris: Hiris de Hermès.

17 sábado Oct 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 8 comentarios

Etiquetas

aldehídos, almendra, almizcle, avellana, cedro, empolvado, iris, miel, perfume, rosa, Vainilla

1944_Mademoiselle_76110940_large
*Imagen de Mademoiselle Magazine (1944) via Pinterest.

¿El recuerdo de un recuerdo de un recuerdo? ¿La abstracción de una abstracción de una abstracción? Las primeras sensaciones que despierta Hiris son vagas.

De textura delicada, suave y vaporosa como velo de novia. Difuminado por un sutil tono aldehídico algo cálido y meloso. El perfume resulta cristalino, empolvado, vegetal…; lechoso, vegetal, almizclado…; vegetal, meloso, fresco. Sustancial pero a la vez ligero, evocando tonos pastel de verde celadón, blanco tiza, crema y ténue azul grisáceo.

Fruto del característico estilo infinitamente transparente de Olivia Giacobetti, Hiris (1999) es un floral de carácter suave y gran ternura en los detalles. Como otros de sus florales entraña cierta nostalgia: da la impresión de que ha sido creado para preservar recuerdos más que para promover la formación de otros nuevos. En este caso esa impresión está reforzada por el aire de bouquet aldehídico que aporta el corazón verde y fresco a base de rosa y lirio de los valles. Aún en clave de acuarela esa impronta está clara.

¿Es ese aire un ejercicio de abstracción intencional? Quizás. Lo llamativo es que, de alguna manera, parece una doble abstracción que gira en torno a la compleja personalidad de Chanel Nº19. Por un lado, Hiris en sus facetas más salientes maneja la misma dualidad de notas verdes versus notas empolvadas pero en clave más relajada gracias al acabado cremoso-lechoso que tiene el iris de Hermès. De hecho Hiris transmite claramente -incluso podríamos decir que recuerda poderosamente- el mismo frescor verde, cremoso y húmedo que comparten los productos de la línea de baño de Chanel Nº19, especialmente la maravillosa leche corporal con partículas iridiscentes que deja en la piel la sensación sedosa y fresca de un perfume suavemente persistente. Muchas personas definirán esto como una sensación limpia. Prada Infusión d´Iris bebe de la misma fuente pero no tiene la misma profundidad de notas y detalles en el iris que el de Hermès.

Por otra parte aunque Hiris incide más en el carácter aldehídico -sin recrearse en la pungencia- sigue pareciendo un ejercicio de abstracción de esa parte difícil de ver que el Nº19 absorbe de los clásicos perfumes aldehídicos florales para construir una faceta de su singular carácter: vizaz y sin efecto aldehídico distinguible. Así Hiris, en una lectura rápida, exhibe el carácter atemporal propio del iris.

Con una segunda mirada se puede percibir como entrelazado con las capas de frescor rosado y vegetal late algo tierno y maternal. Tradicionalmente, el iris, por su faceta empolvada, genera con facilidad la sensación de protección o refugio que, en última instancia, remite al regazo materno. Ese aspecto confortable que mucha gente encuentra en los perfumes empolvados cuando les remiten a la infancia también lo tiene Hiris pero expresado con matices menos evidentes.

En sus facetas más suaves y tiernas el iris puede ser como una flor a medio camino entre la rosa y la flor de naranjo con inflexiones de vainilla, casi como el guisante de olor. O puede ser ligeramente frutal y almizclado como la cabeza de un bebé durante el período que va desde el nacimiento hasta el cierre o fusión de las fontanelas. O tener inflexiones palatables de azúcar, de pan tierno, de leche, de almendras verdes o de avellanas tostadas.

Pan, leche, vainilla y almendras son un conjunto de matices gustativos elementales en el universo infantil. Y es lo que esconde Hiris entre notas de vegetales húmedos y flores frescas.

Esta faceta almizclada-gustativa materno-infantil es una cosa super tierna pero el contraste con las capas de frescor verde y crujiente puede encerrar otra idea aún más tierna. La imagen de los niños repollo que en Francia era una idea popular que explicaba lo mismo que la llegada de la cigüeña: el nacimiento de un niño. Hace ya muchos años en España tuvieron su momento de gloria las muñecas repollo: muñecas super perfumadas que dormían en un repollo igualmente bien perfumado. Hay algo del olor de aquellas muñecas en Hiris.

Pan, leche, almendras, muñecas…Lo interesante de Hiris es que lleva la ternura intrínseca del iris al terreno del nutrimento más básico y, por ende, al terreno del apego. De un modo diferente a como lo hace Bois Farine de L´Artisan Parfumeur pero con ese mismo temperamento adorable.

Realmente el iris se presta a este tipo de composiciones aunque no sea lo más habitual. De hecho estos matices menos evidentes: lechosos, azucarados o con recuerdo a frutos secos son propios de la mantequilla de iris. Olivia Giacobetti, fiel a su estilo, usó la lupa de aumento para poner estas facetas más tímidas al mismo nivel que las otras más conocidas. Por eso y por su poderosa nota vegetal se distingue Hiris.

Para terminar, el vals: Once upon a December de la película animada Anastasia.

hiris

El filo incandescente: La Fille de Berlin de Serge Lutens.

21 miércoles Ene 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 15 comentarios

Etiquetas

almizcle, azafrán, cedro, ciruela, frambuesa, manzana, perfume, pimienta, rosa, sándalo, violeta

rosaroja

Esta rosa es tenaz. En medio del frío invernal que llena todo de silencio y quietud, ella se empeña en recordarnos el reverdecer en primavera, haciendo que el frío parezca menos gélido, más vivaz y prometedor. Esta antigua rosa rosa, tan intensa como compleja, se arrebata por el calor de la piel y, como el metal incandescente, enrojece.

Esta rosa cuya savia es como lava persiste en su promesa anunciando que llegarán las tardes de verano en las que la tierra caliente rezume perfume. Lo dice dejando que sus pétalos aterciopelados expandan generosamente su fragancia envolvente. Ahora es de un rojo rosado muy intenso, como carmín de garanza.

En el centro de esta rosa ya casi granate estambres como dagas de hierro bien templado rebanan el aire con su intenso olor almizclado. La flor se ha vuelto combustible. Si acercas la nariz te embriagas. Tal es su poder de narcosis y, en vano, intentarás mantener la distancia porque un ávido deseo te empujará a acercarte; así es de magnética.

Fille de Berlin

Esta es una rosa perfecta. Está llena de memoria, de tonalidad y de ritmo. Juntos estos elementos son capaces de crear una ilusión tridimensional. Por separado son sólo retazos o quizás jirones…

Su tonalidad en sí misma es ya memoria. Porque ¿cuántas personas tienen hoy la oportunidad de hundir su nariz en el cáliz de un rosa de estirpe antigua? Una de esas rosas de color rojo vivo y de olor intenso. Ahora las rosas de jardín tienen un olor más tímido, las flores de invernadero no tienen olor y los perfumes de rosas más modernos ofrecen esta realidad de rosas híbridas que apenas tienen fragancia. Con suerte las creaciones modernas más detallistas ofrecen rosas ligeras, brillantes, mecidas entre algodonosos almizcles blancos que perfilan un poco ciertos matices frescos o recrean un tono más redondo de bouquet de rosas mediante un acabado empolvado, vainillado y afrutado. Una rosa roja antigua es otra cosa, de hecho, puede que para algunas personas sea más una leyenda que una realidad.

Perfumes que se dicen de rosas hay miles. Algunos son sencillos pero deliciosos en su delicadeza, sin embargo,  la mayoría son simples y sin detalles. Eso de las rosas así intensamente florales y llenas de complejidades o son cosa del pasado o son cosa de un perfume niche. Y dejemos claro que no todas las firmas niche se atreven con el tema.

La Fille de Berlin es niche, se atreve y mira hacia el pasado. Atrae porque recuerda a algo conocido y apreciado. Notaréis que tiene ese aire ¿verdad?  Aunque no es antiguo, es más bien arcano… No pretende un efecto final retro sino atemporal que retenga cierto frescor. Para ello las capas del perfume son densas pero transparentes permitiendo que se despliegue una riqueza de matices profundos y, sobre todo, inesperados que emergen entre ellas con tersura y suavidad. Especial atención merecen los matices verdes, esenciales para construir un buen perfume de rosas -sobre todo de rosas damascenas-. Aquí lo verde es rico y variado; va desde el herbal té y lo vagamente alcanforado que recuerda al romero, pasando por un frescor húmedo y especiado que hace pensar en el anís hasta la pungencia de los matices más oscuros del geranio. Esta veta verde está presente durante la mayor parte de la evolución del perfume, entretejida con la faceta especiada y un filo metálico muy fino.

Las especias templan ese matiz metálico. El recuerdo a clavo es sobre todo eso, un recuerdo. Lo que domina es la pimienta negra que da un acabado finamente terroso y húmedo al cuerpo del perfume permitiendo crear esa sensación de flor viviente que en otros perfumes de rosa se busca con el patchoulí. Este es uno de esos legendarios giros de los perfumes de Serge Lutens. Pero si lo que domina es la pimienta, lo que le da más singularidad es la pungente, fresca y un poco fenólica nota de azafrán que sombrea la faceta verde del perfume.

Como Une Rose de Frederic Malle es una rosa roja con un filo animalísitco y su fondo tradicional de maderas preciosas y ámbar pero sin ese acabado chyprée . La Fille de Berlin es menos sobria. Tiene un sensual tono licoroso y también un toque dulce como de mermelada de frambuesa que la hacen más tierna y, sin duda, es más romántica porque se centra sobre todo en las facetas almizcladas de la flor, esas que se perciben cuando hueles de cerca una rosa madura. Además explora con detalle la textura aterciopelada y los matices afrutados que brindan los pétalos de las rosas rojas. El perfume se recrea en esos recuerdos a manzana, a frambuesa, a mora o a ciruela dejándolos surgir y transformarse paulatinamente uno en otro a lo largo de la evolución. Sin olvidar ese discreto toque de caramelo de violeta que sin duda despierta algo en la memoria de muchas personas.

Tonalidad, memoria…queda por decir algo sobre el ritmo. En mi opinión esa es una cualidad única que sólo poseen los mejores perfumes de rosa. Y La Fille de Berlin lo tiene.

El ritmo no es algo fácil de plasmar en un perfume pero la rosa lo posee en su naturaleza. Es por tanto un ritmo intrínseco, insondable, indefinido, como el de la música antigua: un ritmo que el perfumista tiene que cuadrar para lograr en el perfume un efecto natural. Y eso de nuevo surge de la riqueza y también de la coherencia de matices con que se construye -desde la base hasta el detalle más ligero- la tonalidad, y en cómo se crea el contraste entre esos matices para expresar un brillo delicado o saturado, un contraste brusco o un claroscuro refinado, etc. Es un poco como el efecto que tiene el contrapunto en la música barroca: da textura y movimiento a una frase sencilla gracias a la armonía que crean las distintas notas al unísono. Sí, música y perfumería convergen en algo que podríamos llamar capacidad para construir metáforas.

En el fondo ese es el secreto de un perfume de rosa, la capacidad de presentarse con sencillez y desplegar a la vez acordes más complejos que se mantienen en el aire con persistencia y ligereza. Es una cuestión de ritmo, de tonalidad y, en definitiva, de equilibrio y buen gusto para elegir las notas. Sólo así, con filos y con matices, se consigue dotar un perfume de rosa con la tenaz complejidad que la flor tiene al natural.

*En el período barroco el ritmo musical no estaba aún definido como ocurre con épocas posteriores, no era algo claramente binario o ternario. Las interpretaciones de música barroca pasan por un trabajo de estudio previo en el que se decide una cuadratura para darle ese aire «a la antigua». Obviamente la música actual que se recrea en el Barroco si que tiene un ritmo identificable y por eso nuestro cerebro distingue entre aquello que suena a antiguo y eso que crea la ilusión de un sonido antiguo. Igual que puede distinguir entre el olor natural de una rosa y el más perfecto perfume de rosa que podamos imaginar,siempre va a haber un eslabón perdido entre la realidad y la ilusión de realidad. Como ejemplo de música contemporánea inspirada en el Barroco el momento musical de esta ocasión: Song of Time de Abel Korzeniowski.

← Entradas anteriores

¿Qué perfume? Busca un olor.

Sigue el blog si te gusta a través de las actualizaciones en tu correo electrónico.

Únete a otros 1.007 suscriptores

Nota de Heliotropo

Laberinto Fu

El Mundo de la Rosa

Categorías

  • Archivo de Christmas de Olibanum blog
  • Archivo general
    • Perfume Tour
    • Un poco de Historia
    • Usando perfume
  • Ensayos
  • Laberinto Fu
  • Notas de Perfumes
  • Revisiones de perfumes
  • Uncategorized

Fragancias Míticas.

Calendario

enero 2023
L M X J V S D
 1
2345678
9101112131415
16171819202122
23242526272829
3031  
« Ago    

Archivo mensual

Blogroll

  • Aroma Esencias
  • Bois de Jasmin
  • Chroniques Olfactives
  • EauMG
  • Esprit de parfum
  • Musque-Moi!
  • Nero Profumo
  • Now Smell This
  • Photolfactives
  • Salon de Parfum
  • Smellyblog
  • Tauer Perfumes
  • Té de violetas
  • The Scented Salamander
  • Ver otros blogs en castellano
  • What men should smell like

Algunos perfumes favoritos.

Blog Stats

  • 1.247.360 hits

Mis tableros de Pinterest

Pinterest Icon

Meta

  • Registro
  • Acceder
  • Feed de entradas
  • Feed de comentarios
  • WordPress.com

Blogging University

Blogging U.

El Perfume del Mes: Vanille Insensée

El consejo del mes: Naricilla

Las entradas más vistas

  • Niebla en las palabras: ¿empolvado o atalcado?
    Niebla en las palabras: ¿empolvado o atalcado?
  • Una nota floral: el heliotropo & Una materia prima: la heliotropina
    Una nota floral: el heliotropo & Una materia prima: la heliotropina
  • Una Flor Blanca: La Tuberosa
    Una Flor Blanca: La Tuberosa
  • Materias primas: Cashmeran o Madera de Cachemira
    Materias primas: Cashmeran o Madera de Cachemira
  • ¿Vaporizar o no vaporizar?
    ¿Vaporizar o no vaporizar?
  • Intro al aroma de la rosa (I): Rosa fresca, toda fragancia.
    Intro al aroma de la rosa (I): Rosa fresca, toda fragancia.
  • Rosas negras en perfumería: vértigo, oscuridad, quimera.
    Rosas negras en perfumería: vértigo, oscuridad, quimera.

Las etiquetas más frecuentes

albaricoque aldehídos almendra almizcle angélica azafrán azucena- lirio blanco benjuí bergamota canela caramelo cardomomo Cashmeran castóreo cedro cereza civeta clavel clavo cuero cumarina empolvado flor de naranjo frambuesa frangipani gardenia geranio haba tonka Hedione Heliotropo hoja de violeta incienso iris jacinto jazmin jengibre labdanum lavanda limón lirio de los valles madreselva magnolia mandarina manzana maquillaje melocotón miel mimosa mirra musgo naranja narciso nardo-tuberosa neroli osmanthus oud patchoulí perfume pimienta pimienta negra pimienta rosa pomelo regaliz rosa salicilatos sándalo té verde Vainilla vetiver violeta Writing101 ylang-ylang yuzu ámbar ámbar gris

Crea un blog o un sitio web gratuitos con WordPress.com.

Privacidad y cookies: este sitio utiliza cookies. Al continuar utilizando esta web, aceptas su uso.
Para obtener más información, incluido cómo controlar las cookies, consulta aquí: Política de cookies
  • Seguir Siguiendo
    • Olibanum: cuaderno de perfumes
    • Únete a 1.007 seguidores más
    • ¿Ya tienes una cuenta de WordPress.com? Accede ahora.
    • Olibanum: cuaderno de perfumes
    • Personalizar
    • Seguir Siguiendo
    • Regístrate
    • Acceder
    • Denunciar este contenido
    • Ver sitio web en el Lector
    • Gestionar las suscripciones
    • Contraer esta barra
 

Cargando comentarios...
 

Debe estar conectado para enviar un comentario.