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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

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Escritos para otro verano (2ª Parte): Miss Dior (1947), aquel Miss Dior.

20 jueves Sep 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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aldehídos, ámbar gris, civeta, gálbano, jazmin, lirio de los valles, musgo, patchoulí, perfume, tuberosa, vainillina


* Modelo Bar de la colección Dior En Huit et Corolle de 1947.

Es hora de contar esta historia para hablar de lo que fue y ya no volvió a ser. Comencemos abordando el tema con una definición matizada: los chipres fueron, posiblemente, los perfumes más idiosincráticos de la perfumería del s.XX. Aún hoy, cuando sólo son una pálida sombra de lo que fueron, suponen un gusto muy específico que la mayoría de la gente no comparte, ni compartía. Un chypre clásico saturado de musgos y labdanum, con sus notas animales acompañando un desbordante jazmín o una narcótica rosa y con ese empolvado acabado no es un olor altamente atrayente salvo para quienes realmente adoran este tipo de perfumes. Y adorar es la palabra clave porque quien prefiere llevar un chipre es porque le gusta de forma instintiva o casi, porque es un gusto que surge de forma natural cuando atrae la complejidad, la tensión, el brillo entre las sombras y las sugerencias naturales de musgo, tierra y humo envueltas en la calidez de las notas ambaradas.

El principio de esta historia se pierde en la noche de los tiempos pero, ciñéndonos a un marco contemporáneo, podemos decir que todo comenzó con François Coty. Él sentó las bases de la estructura moderna al (re)definir el género con ciertos ingredientes que se convirtieron en canónicos porque juntos creaban un perfil característico. Musgo de roble, labdanum, bergamota son los más salientes pero también está el jazmín, el iris y notas de rosa oriental el estilo La Rose Jacqueminot. Lo más singular en el caso de Coty es que su Chypre de 1917, que representa la culminación de su estilo contrastado, está dotado de una suavidad aterciopelada única e inesperada, mientras sus descendientes muestran estructuras claramente dramáticas.

La evolución del género chipre es otra historia; a principios del s.XX las facetas orientales los adornaban y frecuentemente se complementaban con aldehídos. Pero poco a poco fue surgiendo esa silueta marcada y estratificada que asociamos con este tipo de perfumes, hasta que llegó su momento, su época dorada, y aparece una de las creaciones más complejas y originales de la Historia: Miss Dior de Christian Dior. Aquel Miss Dior de 1947 que entonces acompañaba la estética del New Look marcó un nuevo estándar. Paradójicamente, aquel también fue un perfume en el que culminaba un estilo basado en notas muy contrastadas,pero al contrario que Coty, ahora hablamos de cientos de notas, no de fórmulas cortas.

Paul Vacher ( Sortilége de Le Galion , Arpége de Lanvin) fue el encargado de mezclar el perfume siguiendo la fórmula de Jean Charles. Eso se suele decir aunque no esté del todo clara la historia; en todo caso, Miss Dior era un chipre aldehídico con una importante faceta ambarada y abundantes notas verdes. Rico, complejo y original.

Se ha clasificado de múltiples maneras y no necesariamente por atender a la versatilidad del acorde chipre sino respondiendo a las múltiples reformulaciones que el perfume ha sufrido, incluída la revisión de la fórmula que realizó Roudnitska en 1992 para el extrait de parfum. Lo que desde 2011 se vende como Miss Dior EdT Originale no permite hacerse siquiera una idea aproximada de los que fue el perfume en sus días de gloria; la actual fórmula se lee simplemente como un perfume «clásico» de tipo chypre que ha perdido todo su esplendor, esto es, la riqueza de detalles, la calidez y la profundidad. Ya no se reconoce como aquel perfume lujoso que en su momento fue motivo de inspiración e imitación hasta popularizarse el tema a través de la perfumería funcional, sobre todo gracias a la fragancia del jabón Lux cuando éste olía tan perfumado…

Dos días antes del San Valentín de 1947 es una fecha clave en esta historia. Fue el día en que Christian Dior presentaba su colección de 90 modelos llamada «En Huit et Corolle». Era un nombre totalmente descriptivo, «en 8 y corola» se refería a la silueta (re)creada con las prendas. Dior había transformado los maniquíes de costura para conseguir el resultado que su mente proyectaba: reelaborar la antigua y muy encorsetada figura femenina de la Belle Époche. Lo hizo manteniendo aquella estrechísima cintura ópticamente realzada por amplias faldas acampanadas de tafetas que simulaban la corola de una flor, pero Dior redondeó mucho más las formas dando a todo el conjunto un aire casi arquitectónico -¿o debería decir escultural?-. De aquel desfile destacó el modelo Bar hoy considerado icónico del New Look.

Aquellos vestidos como ropajes estaban hechos con telas fabulosas y la abundancia de las mismas era sorprendente. La colección recibió algunas críticas por elaborar complejos patrones que requerían metros y metros de tela, un artículo aún bajo régimen de racionamiento pero ¿qué problema podrían suponer los géneros si el patrocinador y socio de Dior era el fabricantes de telas Marcel Boussac? Todo se hizo a lo grande, aquello fue una vuelta a la opulencia. Telas variadas y en cantidad, telas de gran caída, cosidas de tal modo que parecían armaduras capaces de sostenerse solas y de aguantar el peso de un broche importante o de acompañar un collar de perlas impresionante.

Pero dos guerras habían pasado entre la Belle Époche y el New Look. Los enfrentamientos bélicos habían cambiado muchas cosas en la sociedad, no sólo fueron los estragos causados en la economía y el paisaje, también fue la manera de ver al individuo y la propia relación con la psique…habían quedado al descubierto muchas cosas que antes las normas del decoro obligaban a tapar…pese a ser totalmente evidentes. El decoro pues ya no era la única regla y eso dio paso a una nueva sensualidad que Dior supo captar muy bien. Él dijo que había diseñado vestidos en pos de la femineidad, para recuperar el deseo de vivir tras años de dureza y austeridad aunque el modelo elegido fue algo estereotipado pese a su belleza. Sin embargo, el perfume que acompañó la colección fue otra cosa. Fue el auténtico caldero en el que hervían los deseos mezclados con refinamiento y mucha osadía. No era convencional y transmitían algo dinámico, moderno e incluso subversivo.

En aquel Miss Dior latía la huella de un perfume compuesto seis años antes por Germain Cellier para Robert Piguet: Bandit. Jean Charles admiraba este perfume y ya en 1946 había compuesto Ma Griffe(Carven)
siguiendo su mismo patrón de contraste: un complejo de notas verdes basadas en gardenia sobre fondo de cuero basado en isobutil quinolina (IBQ).

Cierto que Miss Dior también rescataba algo más antiguo, en concreto, el esquema de Coty y el gusto por los aldehídos contrastados por un fondo ambarado siguiendo la estela de los emblemáticos Nº 5 de Chanel y Arpége de Lanvin, pero lo hacía a través del filtro moderno de Bandit. Parece claro que Jean Charles admiraba la fuerza del contraste con que trabajaban Coty y Cellier, pero estudiando su método -el método para muchos- surge una mente atenta al detalle, minuciosa como un orfebre. Quien sabe, quizás lo que admiraba Jean Charles era la consecución misma de la armonía.

Tanto François Coty como Germain Cellier creaban perfumes con un estilo muy expresivo, basándose en la sobredosis de ingredientes robustos que dotaban al perfume de fuerte impronta. Jean Charles los admiraba sí, pero su estilo y el de Paul Vacher eran de factura más clásica, detallista y suntuosa. Parejo a loa vestidos de Dior y, no sólo el estilo sino también la forma de hacer era equiparable. Si el desfile de Dior hacía gala de una abundancia de telas ya olvidada, el perfume estaba repleto de complejos y ricos ingredientes que daban esa profundidad intensa y característica que hoy asociamos con los grandes chipres del pasado. Se dice que la fórmula original de Miss Dior contenía 350 ingredientes, entre ellos bases creadas por el propio Jean Charles, musgos, una generosa dosis de patchoulí, isobutil quinolina, ámbar gris, absolutos de jazmín, rosa y tuberosa obtenido por enfleurage…cosas que hacían que los perfumes se percibieran más llenos, más mantecosos y más todo y luego estaba el toque de vainillina que creaba en la faceta empolvada de Miss Dior un acabado más redondo, cálido y ambarado.

En este punto conviene recordar que Christian Dior, antes de fundar su propia casa de modas, había trabajado para Robert Piguet y, cuando decidió crear su primer perfume acudió a su amigo de la infancia Serge Heftler-Louchine (abuelo de Frederic Malle), quien durante 25 años había trabajado en Coty. Así viajan las ideas.

Como resultado de todo esto Miss Dior fue, hasta cierto punto, una reelaboración el pasado y una recopilación de las nuevas ideas que iban surgiendo en aquel entonces -el contraste entre cuero y notas verdes- pero se combinó todo de tal manera que resultó una nueva propuesta que proyectaría su influencia durante décadas. Tenía varios puntos fuertes; uno de ellos era su pronunciada faceta ambarada adornada con aldehídos que le daban un efecto radiante y femenino aunque en el fondo se percibía como un perfume sin género, lo que le daba un aire muy chic. Hoy las nuevas generaciones ven este perfume como un olor del pasado o peor, como de persona mayor, pero en concepto sigue teniendo algo moderno. Al menos en concepto. Miss Dior se creó con el mismo espíritu que la colección de ropa: para celebrar el deseo de vivir y estaba especialmente pensado para acompañar a la nueva generación de debutantes en su esmerada introducción en sociedad.

Así, Miss Dior era burbujeante y algo afrutada, jovial casi pero, a la vez, seria y sobria por aquel tono tan herbal que la distinguía. Esa dicotomía ya presente desde las notas de salida caracterizará todo el perfume y lo hará único en su especie. No sé si habrá habido un perfume que mejor exprese esa idea de posibilidades y culminación juntas. Suele ser una cosa o la otra.

Su salida verde ya muestra la complejidad del perfume. Gálbano perfumado con aldehídos, acompañado de salvia, coriandro, lavanda, nerolí y capullos de gardenia recrean el aire primaveral con un tono chispeante y alegre, pero a la vez es también seco y aromático. El acetato de estiralilo con que se crea la gardenia ayuda a dar ese tono de inicio seco tan coherente con el desarrollo del perfume. Así seco pero burbujeante es algo que sugiere champagne.

El corazón del perfume se reparte entre jazmín musgoso con acento animalístico, un nardo de gran riqueza que hace pensar en bombones de coco helados, un fresco lirio de los valles y el clavel fundido con una nota de rosa oriental salpicada de especias. Sin embargo, Miss Dior no se percibía como muy floral sino como algo más bien herbal, musgoso, húmedo pero cálido y amaderado pero dulce características que se concentran en la base gracias al musgo de roble y de encina, el acorde ambarado con vainillina, ámbar gris y civeta que aportaba esa vibración única de las notas animales junto con la oscuridad terrosa del patchoulí y notas de vetiver que acentúan la faceta amaderada. El iris también fue una nota muy importante en este perfume, aportaba el distintivo toque empolvado a la vez que unía la faceta amaderada, musgosa y ambarada.

El verdor sugerente, la sequedad herbal, el componente animalístico, los recuerdos a tierra húmeda, el nardo helado, el jazmín brillante… todo junto creaba el perfume apropiado para aquellas jóvenes de entonces que cultivaban el estilo lady like, algo que parece de otra época porque vivió tiempos mejores aunque parece que nunca desaparece del todo. Pero hoy, Miss Dior ya no representa el colmo de la femineidad, menos aún la insolencia de la juventud, y seguramente las nuevas debutantes sean más partidarias de perfumes dulces o evidentemente florales. Los modelos de femineidad varían cada cierto tiempo -iba a decir que cambian pero, en realidad, creo que los cambios son algo menoress de lo que pensamos- y, tal como ellos cambian también lo hacen los perfumes, esos líquidos olorosos que pueden marcar un momento en la vida de alguien en particular pese a seguir una moda o un convencionalismo social. ¿No es curioso cómo el entorno nos define más de lo que pensamos?

Quien tenga cierta edad podrá tener recuerdos de aquella Miss Dior, un perfume que no podría ser ya más que algo del pasado: el gálbano no es muy del gusto actual, el musgo en breve quedará totalmente restringido, ya no hay absolutos florales como los de antes, los matices animalísticos asustan y no parece haber notas lo suficientemente densas en la actualidad para redondear sus aristas e integrarlas finamente en una composición -quiero decir integrarlas finamente de verdad-. La realidad es que ya no se cultiva más la riqueza sensorial en el perfume, hay demasiadas limitaciones; si se cultiva y se explota en la publicidad, ahí hasta la saturación. De hecho la nueva Miss Dior (antigua Chérie) se presenta siempre con un espíritu romántico a la vez que indómito. Curioso.

Escritos para otro verano (I) : La Rose Jacqueminot de Coty.

29 viernes Jun 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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civeta, clavel, geranio, musgo, perfume, rosa, violeta

Un nombre, una flor, un perfume.

Lo que queda de este perfume es la gloria de un nombre y la sombra de un mito. -La Rose Jacqueminot- son palabras que resuenan como encerrando un secreto ya imposible de desvelar porque ha pasado demasiado tiempo. Los frascos históricos se subastan a precios que responden a este mito. Sin embargo, ¡qué nombre tan concreto! No pudo ser menos que elegido con intención, a modo de declaración. La Rose Jacqueminot: la rosa absoluta, parece proclamar.

Jean François Jacqueminot (1787-1865) había sido un general destacado en las guerras napoleónicas que permaneció fiel al emperador tras Waterloo. Una rosa creada por Roussel en 1853 fue bautizada como General Jacqueminot en su honor. Es una flor espléndida de largos pétalos dobles en un rojo rosado casi magenta profundo que perfuma los veranos con una fragancia intensa; un híbrido de tipo antiguo, precursora de muchas rosas de té rojas modernas que hoy se venden en las floristerías. Hasta hace unas décadas -cuando la gente aún compraba rosas por su fragancia más que por su longevidad- aún se podía encontrar en las tiendas y, en época victoriana, la General Jack, fue una de las rosas más apreciadas en jardinería. Su bello color, su magnífico olor…Tiene, en parte, el típico olor de las rosas antiguas, con un fondo oscuro y empolvado en el que centellean matices cítricos de hierba limón pero quizás lo más atractivo sea su pronunciada faceta afrutada; es un rasgo muy típico de las rosas Híbrido Perpetuo a las que pertenece General Jack, porque en ellas aún dominan bastante las características de las damascenas (especiadas, afrutadas, herbáceas, cálidas y afrutadas) de las que descienden.

General Jacqueminot podría ser una flor simbólica para Coty, ya que él descenddía de Isabelle Napoleón, tía de Napoleón Bonaparte. Coty sabía muy bien de la importancia de los nombres; nacido François-Marie-Joseph Spoturno cambió su apellido por algo más musical, continental y fácil de recordar. Para su primer perfume también optó por esta estrategia.

Pero pese a su nombre, no es un soliflor centrado en el olor de la rosa de té. Es una mezcla de rasgos de rosa de té, rosa búlgara y su esencia ,rosa roja muy oscura casi negra…pero sin que predomine una sensación plenamente floral sino amaderada. Podría recordar a un attar de rosa, en cierto modo, si no fuera porque una intensa faceta musgosa lo acerca al grupo de perfumes chypre y fougère de aquel momento, cuando aún se solapaban mucho las características entre grupos de perfumes. De hecho hay cierto frescor de fougère que unido a la civeta y la faceta amaderada conjuran rasgos de Jicky (1889) de Guerlain, hasta cierto punto.

La capacidad para hacer que un perfume tenga un carácter concreto es clave en perfumería y Coty tenía esa habiidad. Otro rasgo destacable en sus perfumes era que conseguía armonía a base de contraste entre dulzor especiado y frescor aromático en un contexto empolvado. En sus perfumes solía revitalizar ideas del pasado a base de aglutinar recursos nuevos como las bases de perfumería con técnicas tradicionales como las tinturas. Conseguía efectos globales que daban solidez a la silueta del perfume mientras el contraste entre notas abundaba sin sacrificar el equilibrio. La Rose Jacqueminot (1904) es un poco diferente en este aspecto porque las notas de fondo tienen bastante más peso, dejando que la rosa sea sólo rosa fresca y tridimensional en salida y, al evolucionar, este rasgo floral se hace cada vez más delicado hasta que se diluye en un fondo oscuro. Como perfume sintetiza muy bien el modo de crear de Coty: esa mezcla de ideas son como una piedra que rueda cuesta abajo más por la inercia que lleva que por pulida con forma de bola…Siempre se ha dicho que las ideas de Coty, sólidas y originales, las transformaba en refinadas obras de arte Jacques Guerlain… Tenían formas de trabajar muy diferentes.

En La Rose Jacqueminot se pueden leer diferentes cosas, aunque siempre se confluye en un mismo punto: es casi una rosa negra. La rosa negra en aquella época de principios de siglo era una antigua fórmula usada para perfumar tabaco. El perfume de Coty, a veces seco y herbal, amaderado y recubierto por una capa melosa y afrutada podía crear esa impresión de-perfume-de-tabaco. Es un modo de leer el perfume, otra forma sería verlo como un chypre con acentos aromáticos de fougère: la nota aromática que complementa la rosa, como en los clásicos potpourrís, una nota de lavanda, unida a la civeta y a los acentos de musgo crean ese tipo de tensión entre notas frías y notas cálidas, entre dulzor y amargor que caracterizan este tipo de perfumes y, como referencia nosotro podríamos decir Jicky de Guerlain, pero en su día Coty pudo tomar la idea de otro lugar.

Por último, el acorde floral parte de una rosa de té irisada, con fuerte presencia de notas de geranio e iononas; pero esa rosa vivaz al principio, empolvada y especiada con heliotropo y clavo rápidamente declina en clavel. Y finalmente está la faceta afrutada y vinosa que comparten las rosas damascenas y las rosas de té, una faceta que recuerda a frambuesas y a vino moscatel, haciendo de esta rosa algo sensual y narcótico.

De la delicadeza fragante de las rosas en una mañana húmeda de verano a los densos olores dulces, musgosos y maduros de la naturaleza en otoño. La Rose Jacqueminot es una cosa que se transforma rápidamente en otra, como las imágenes en un caleidoscopio, no tienes más que dar un pequeño giro, y lo que antes era una rosa ahora son pastos, lo que antes era clavel y heliotropo ahora es musgo y tabaco, lo que antes era afrutado ahora es almizcle…

Escapa a las descripciones y más aún si se compara con algo moderno. Es un perfume que habla de otra era o de otra forma de perfumarse que remite a la tradición de los attares y las rosas orientales. Hay perfumes modernos que pueden recordar en algún aspecto al de Coty. Como rosa oscura en contexto chypre pueden verse similitudes con Eau de Soir de Sisley, Agent Provocateur de Agent Provocateur y Rose de Nuit de Serge Lutens; su aspecto finamente irisado y ligeramente aldehídico entre rosa búlgara y rosa de té se puede sentir en Rose Barbare de Guerlain, mientras que la calidez melosa y animal de la rosa de Coty tiene ecos en Absolue pour le Soir de Francis Kurkdjian. Pero, sin duda,el perfume más cercano en cuanto a concepto y tonalidad -especialmente por la dominancia de la faceta amaderada y la nota de frambuesa- es Portrait of a Lady de Frederic Malle que, como La Rose Jacqueminot tiene de fondo esa conjunción de ideas: perfume de rosa, perfume chyprée y attar de rosas.

Momento musical: Pastoretes y Jenala e dyulber Jana interpretadas por The Mystery of Bulgarian Voices.

La intrincada textura de un cuento oriental: Ambre Fetiche de Annick Goutal.

10 viernes Ene 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar gris, benjuí, castóreo, civeta, cuero, incienso, iris, labdanum, patchoulí, perfume, styrax, Vainilla

sherezade
*El que escucha secretamente de Edouard Frederic Wilhelm Richter.

El Romanticismo insufló en la estética europea la necesidad imperativa de expresar lo bello más allá de la forma armoniosa y la línea recta, huyendo del esquematismo clásico, con las miras puestas en la diversidad. Buscando una realidad más vitalista, más afín a la naturaleza, Oriente se convirtió en fuente de inspiración. Como oleadas, distintas culturas lejanas canalizaron la creatividad de los artistas europeos, transformándose en un foco de atención gracias al cual (re)descubrir la sensibilidad añorada. Las mentes creativas buscaban nuevos paraísos perdidos y nuevas experiencias que transmitieran autenticidad. Desde entonces, lo oriental sería sinónimo de experiencia genuina.

En perfumería, exuberancia y misterio adornan el concepto de perfume oriental típico; la sobriedad no entra en la ecuación. Lo oriental se transforma en la tierra de la fantasía y la evasión y este concepto se traduce en las composiciones con profusión de notas. Sin embargo, existen perfumes orientales que renuevan esa idea romántica de una realidad más vívida y diversa sin pomposidad, a destacar varios Serge Lutens y la colección Les Orientalistes de Annick Goutal inspirada directamente por las materias primas venidas de Oriente que desde la Antigüedad eran como tesoros: incienso, mirra, ámbar gris y almizcle, materias primas preciosas de hoy y de siempre.

Toda la serie de Les Orientalistes tiene un hilo conductor, una veta amaderada que recorre como un pálpito todas las composiciones insuflando la calidez y la fuerza de un aire lleno de buenos aromas que reconforta el espíritu. Ese aspecto amaderado es difuso pero a la vez rico: con un acabado vainillado y húmedo típico de la cumarina presente en toda la serie (excepto en el perfume de mirra) acompañado por algo que recuerda al papiro y que aporta una nota sobria, terrosa, casi vegetal. Esta faceta vertebra la colección, pero en cada perfume se fragua con un matiz diferente: más conífera en Encens Flamboyant, más afrutada y lechosa en Musc Nomade, especiada en Myrrhe Ardente…En Ambre Fetiche es como un sutil y dulce incienso que logra dar ese infinito efecto susurrante.

Ambre Fetiche pone el acento en la impresión de ámbar gris, un material de matices interminables que desembocan uno en otro como las historias de Las Mil y Una Noches hacen en boca de Scheherezade. Como un laberinto de aromas reconocibles al momento para luego disiparse en el conjunto, este perfume de ámbar recoge de la tradición la base de maderas ambaradas y el recuerdo de los viejos libros encuadernados en cuero que huelen avainillados, empolvados, secos y un poco ácidos.

Tiene un aire antiguo y mucha clase: pese a la pungencia de ciertas notas que contiene, pule todas las asperezas para conseguir un olor refinado. De hecho, lo que más se realza en esta composición es la faceta de cuero meloso propia de la tintura de ámbar gris y lo hace recurriendo a un tema clásico y poderoso: el Cuero Ruso -así ahumado-, reforzado por la civeta indólica y el almizclado castóreo. Un cuero neutralizado con una buena dosis de geranio que le da un tono jabonoso y envuelto en el dulzor terroso del patchoulí y el meloso labdanum.

El absoluto de iris ayuda a dar dinamismo y cierto frescor a la composición, además de contribuir al acabado empolvado, mientras un velo especiado redondea el efecto de los bálsamos. Incluso, en la fase final de la evaporación se puede leer una nota abstracta de frutos rojos pero, en conjunto, Ambre Fetiche se percibe como un velo de perfume luminoso, ricamente texturizado, de aroma cálido, seco y animalístico que oscila entre cuero y vainilla. Ambrosiáceo.

«Sujeta el infinito con la palma de la mano», William Blake.

AFboule

El nardo agreste y las sombras del bosque: Memoir Woman de Amouage.

13 viernes Dic 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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absenta, almizcle, cardomomo, Cashmeran, castóreo, civeta, clavo, cuero, fenugreco, incienso, labdanum, nardo-tuberosa, patchoulí, perfume, pimienta rosa, sándalo

julie-kent
*Julie Kent como Odile, el Cisne Negro.

Odile es una figura serpenteante que desorienta y confunde al príncipe Siegfried con su intrincada danza. El príncipe se precipita hechizado. Odile es un fantasma oscuro pero Siegfried cree ver en ella a la grácil y pura Odette. Las apariencias engañan…¿o nos dejamos engañar?

En esa historia por capítulos que representan los perfumes en pareja de Amouage desde Jubilation 25 Woman Y XXV Man hasta Fate la búsqueda del equilibrio parece ser una de las líneas maestras del relato, pero ese equilibrio florece tanto en la armonía como en el caos y, por eso, el lenguaje de la perfumería adquiere a través de esta narrativa una bella plasticidad. Cada perfume representa un capítulo y cada capítulo tiene una estética muy concreta; con Memoir se intenta retratar el espíritu atormentado de un poeta maldito y sus visiones llenas de dulzor espinoso. La absenta es en este contexto la nota que da el aire de bohemia. Pero el lirismo de El Lago de los Cisnes permite limar las facetas más escabrosas de ese ambiente decadente creando una imagen casi magnética y potente: la del Cisne Negro, que concentra la oscuridad de su magia pero que también es la imagen especular del Cisne Blanco.

Memoir Woman representa ese personaje pero no desde el punto de vista del público que sabe dónde está el bien y dónde el mal, sino desde el punto de vista del hechizado príncipe. ¿Cómo? Creando un halo de confusión en el que la oscuridad rodea una flor radiante y fría, potente, elusiva y misteriosa. Creando una sombra.

La primera impresión de Memoir Woman podría hacernos pensar en Bandit de Robert Piguet, al fin y al cabo, se percibe mucho cuero y abundantes notas verdes secas y profundas pero, para mí, el tema chypre es aquí una impresión…un recuerdo, un modo de crear un escenario oscuro, lleno de neblina que oculta la fusión de distintos caracteres. Hay varios miniperfumes dentro de este perfume, o varias imágenes especulares…y puede resultar desconcertante pero digamos que esa es su fuerza.

Memoir Woman puede ser como una nube perfumada con un cuero muy elegante y sólido que evoluciona a lo largo del perfume mostrando diferentes facetas, desde ahumado a especiado pasando por las reminiscencias animalísticas de la civeta y el castóreo hasta fundirse con una base amaderada donde el patchoulí es un eco terroso y la faceta ámbar despliega una tersa cremosidad almizclada. Aunque, al principio, lo que parece es casi un perfume fougére, por su salida verde y aromática, herbal y alcanforada con su combinación de ajenjo y cardomomo formando una pantalla de espeso vapor verdoso sobre un fondo oscuro e impenetrable que se escapa. Sugiriendo de nuevo esa característica laxitud de los clásicos perfumes chypre. ¿Contradictorio? …

Entre ese aspecto verdoso y el oscuro cuero aparece una flor de carácter dual: el nardo (tuberosa). Esa dualidad entre cremosidad radiante, frialdad mentolada, cuerpo especiado y frutal es lo que finalmente parece representar Memoir Woman, pero sólo deja que la flor brille por completo en una parte muy concreta del perfume: durante su plenitud. Y, ni tan siquiera, en ese momento se muestra de forma clara, sino que su personalidad está sistemáticamente analizada, deconstruida y vuelta a sintetizar como si de un cuadro cubista se tratara.

Por un lado el verdor agreste y muy especiado con que se retrata esta flor enlaza con el frescor vivaz de los perfumes fougére a través de esa nota de absenta, por el otro esa aspereza inicial que descontextualiza el tema se da de lleno con un corazón floral, limpio y sedoso, con recuerdos de jazmín e ylang-ylang, de rosa almizclada y del especiado y lechoso Lys-Ylang, un material que da mucho cuerpo a las flores blancas pero a la vez está lleno de tonos difusos, perfecto para la atmósfera de vaguedad que el perfume pretende recrear. La vaguedad de una percepción distorsionada o de un recuerdo frágil.

memoir

Perfume florales (II): Más allá del primor y Quelques Fleurs de Houbigant

23 domingo Jun 2013

Posted by Botanyuki in Ensayos, Revisiones de perfumes

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aldehídos, civeta, clavel, clavo, iris, lilas, lirio de los valles, perfume, salicilatos, sándalo, violeta, ylang-ylang

Houbigant

En toda composición las notas florales son de gran importancia porque añaden complejidad, detalles y textura; dan ese plus de calidad estética que convierte la mezcla de ingredientes en algo de acabados más redondeados. En general, actúan modificando las asperezas de las notas de base, revistiendo el perfume con suavidad. En El corazón, el bouquet señalábamos que, mientras existe un grupo de perfumes que llamamos florales por el protagonismo que alcanzan estas notas en el conjunto con su tono dulce prevaleciendo por encima de lo animal, lo resinoso, lo amaderado, etc los elementos florales son esenciales en cualquier tipo de perfume. Desde los más frescos a los más densos, desde los más naturalistas a los más abstractos, de los sencillos a los complejos, desde los cartesianos a los sensuales.

Dentro del arco floral, siguiendo el esquema propuesto en la Rueda de Fragancias de Michael Edwards, tenemos tres secciones:

–Perfumes florales propiamente dichos que recuerdan a las flores recién cortadas como Pleasures de Estée Lauder, Carnal Flower de Frederic Malle o Le Mimosa de Annick Goutal. En este sector podemos incluir el grupo de perfumes de salicilato floral como Anais Anais de Cacharel.

–Perfumes aldehídico florales donde el carácter floral se desdibuja por acción de los aldehídos y la base es una compleja armonía de maderas preciosas e iris con tintes animalísticos como Amouage Gold, Madame Rochas o First de Van Cleef & Arpels.

–Florientales que, como su propio nombre indica, ya presentan un dulzor diferente, de ámbar dulce matizado, con reminiscencias balsámicas y resinosas como Ombre Rose de Jean Charles Brousseau, Grand Amour de Annick Goutal, Honour Woman de Amouage o Poison de Dior.

La gramática de cada grupo de perfumes se construye a través del tiempo siguiendo un esquema de interacción de dos dimensiones presentes en todo proceso histórico:

-La dimensión horizontal de la línea de la Historia que representa el devenir, con tramos característicos. En el campo de la perfumería hablaríamos de períodos marcados por un sabor, fruto de las estructuras y de las materias primas que dominan el panorama. Por ejemplo, la popularidad de los perfumes acuáticos-ozónicos-marinos en los 90´s.

-La dimensión vertical que refleja los hitos o momentos señalados que inician un cambio de dirección o una novedad. Traducido a perfumes, hablaríamos de las míticas composiciones que se convirtieron en modelo bien porque han marcando un tramo de la Historia, bien porque han dado lugar a un género concreto que transciende su marco histórico o por ambas razones.

Quelques Fleurs (1912) de Houbigant, en este sentido de la genealogía de los perfumes, representa ambas dimensiones hasta el punto de que en su núcleo contiene las claves de la personalidad y estructura de los perfumes tipo salicilato floral -como L´Air du Temps de Nina Ricci- y de tipo aldehídico floral- con el Nº5 de Chanel como paradigma-. Su perfil de complejo bouquet floral carnal a la vez que evanescente sirvió de inspiración para crear florales más abstractos y aéreos. Aún hoy, adelgazado por la reformulación, está lejos de ser sólo un primoroso retrato de flores frescas; si bien contiene ese aspecto lozano y primaveral del lirio de los valles, la violeta o las lilas en su personalidad también revela rasgos de fiereza y asperezas inusitadas.

Por un lado tiene los elementos típicos de su tiempo, la Belle Époque; por otro, demuestra un aprovechamiento de los materiales que brindaba su época para introducir efectos de frescor y abstracción, lo que representa un rasgo estilístico propio de la creatividad moderna. Y es que en Quelques Fleurs hay una poderosa mezcla de refinamiento y dramatismo que imprime todo el perfume: la fortaleza animalística de la base no desvirtua el rol de las flores frescas sino que todo se conjuga con un sentido sinfónico de la armonía. Esa es su gran virtud. Hoy podemos encontrar algo de su peculiar tono floral en perfumes como Jasmin-Lilas de Jean Charles Brosseau, Ubar y Lyric Woman de Amouage, el Nº22 de Chanel o incluso el perfume de Diane von Fürstenberg.

Ese tono floral combina el efecto empolvado, pungente y especiado propio de la Belle Époque que se concreta en facetas de clavel, de orquídea y de verdes violetas anisadas con un núcleo clásico de rosa-jazmín-lirio de los valles. Todo armonizado por el abrazo acuático y meloso de las lilas y la persistente cremosidad tropical del ylang-ylang. Cada elemento floral se balancea dentro de un retrato global opulento, mientras ciertos matices inclinan la balanza hacia lo narcótico, lo balsámico, lo verde, lo especiado…y, al fondo, la calidez animalística del almizcle, la civeta y un toque musgoso afrutado.

A nivel de estructura, Quelques Fleurs fue uno de los primeros perfumes en experimentar con aldehídos para modificar su complejo carácter floral en un sentido global, efecto que durante el s. XIX se buscaba con el aceite de almendras amargas, como ya explicábamos aquí. En este sentido prefigura la familia de perfumes de aldehídico florales. También su uso del hidroxicitronellal (nota clásica de lirio de los valles) en gran cantidad para incrementar la difusión de las notas florales contrastando con el carácter amaderado (sándalo, cumarina) empolvado (iris) y animalístico (almizcle, civeta) de la base son elementos de gran transcendencia en esta familia de perfumes florales, especialmente Madame Rochas y Gold de Amouage. Pero también en su fórmula está el germen del estilo ligero de los perfumes basados en salicilatos, de hecho en su compleja nota de clavel, profunda, especiada y balsámica basada en salicilato de bencilo, eugenol e ylang-ylang está una de las claves de L´Air du Temps.

Pero que Quelques Fleurs sea transcendente a nivel histórico no sólo radica en el perfume mismo, sino también en el hecho de que tuvo gran éxito en su momento, marcó un hito y, por tanto, sirvió de referencia e inspiración. Como en cualquier proceso histórico, el devenir mismo y la reconstrucción que se hace a posteriori de los hechos deja cosas en el camino. Cuando hablamos de prototipos esquematizamos, pero lo hacemos con un fin didáctico: crear una base de datos que nos permita asimilar progresivamente nuevos conceptos para ir construyendo un conocimiento más amplio y profundo. Es una ley del desarrollo humano y, por tanto, del aprendizaje en el sentido más amplio del término. La perfumería, en esto no se diferencia de otras disciplinas si bien, construir y fortalecer la memoria olfativa favorece un funcionamiento más holístico del cerebro; cosa que también sucede cuando se domina el arte del ábaco o se manejan ideogramas. Por eso es tan fascinante.

quelquesfleurs-ad

Dorado y lácteo jazmín: First de Van Cleef & Arpels

07 sábado Jul 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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aldehídos, civeta, jazmin, narciso, perfume, rosa

Jean Claude Ellena comenzaba su carrera en los 70 con dos perfumes de espríritu opuesto que hoy en día podríamos calificar de clásicos: el verde, rústico y aromático Eau de Campagne (1974) de Sisley donde se introducía la novedosa nota de hoja de tomate y First (1976) de Van Cleef & Arpels, donde usaba el Hedione al 20% lo que en aquella fecha era algo nuevo. Desde entonces los perfumes florales y aldehídico-florales han recurrido a este material para recrear una atmósfera refulgente atravesada de partículas doradas. Su dulzor floral entre jazmín y melocotón le permite una gran versatilidad, pero First supuso un ejemplo magistral del uso del Hedione.

First en Eau de Parfum es al jazmín lo que Gardenia Pétale a la gardenia, es decir, la recreación de una atmósfera de serena luminosidad en la que la flor se despliega con languidez e incluso las sombras están teñidas de oro. Pero al contrario que el perfume de gardenia que era clásico por su estilo depurado, este jazmín es clásico porque se aprovecha de la capacidad de abstracción que permite introducir en una composición el esquema aldehídico-floral para jugar con la fantasía y la contención. Los aldehídos aquí sólo difuminan lo justo esta rica composición para que las notas aún legibles no sean totalmente directas.

El jazmín retratado ha sido estudiado en cada una de sus facetas con una lente de aumento, hasta conseguir un efecto magnificente. First es como la música barroca con esa característica textura compuesta por una melodía superior y un bajo continuo acompañando. El Hedione, junto con absoluto de jazmín, el ylang-ylang y una rosa cristalina forman esa melodía dulce y radiante. La civeta aporta la faceta animalística y oscura reforzada por el narciso meloso y sólido, dan un aura cálida y fiera a la vez, representando el bajo continuo. Y para enriquecer la composición distintas y variadas notas entrelazadas llenan el espacio, a modo de armónicos:

-La floral mandarina y el extraño frescor especiado de la grosella negra en la salida crean un efecto frutal.
-El jacinto verde y meloso se encarga de introducir el contrapunto metálico.
-La tuberosa hace que el jazmín tenga una faceta más sólida y especiada.
-El melocotón es la excusa perfecta para dar a las flores con su cremosidad frutal y recuerdos de coco un aire de languidez tropical.
-La orquídea es una fantasía balsámica.
-El vetiver enriquece la base con un toque amaderado elegante reforzado por un acabado musgoso.

Toda esta profusión de notas van realzando y redondeando el carácter del jazmín, absoluto protagonista de First, hasta convertir el perfume en una rica leche floral. Pero esta misma profusión es una de las razones por las que después Jean Claude Ellena querría iniciar una búsqueda más personal de la perfumería, en la que la forma fuera algo esencial y se pudiera alcanzar con pocos ingredientes muy bien combinados- First tiene una larga fórmula-. Sin embargo, pese a estar lejos del estilo maduro del autor, el perfume ya apunta en cierto modo un deseo de gran armonía. First es como la música barroca sí, pero particularmente como la música de Jean Philippe Rameau cuya obra supuso la culminación de la ópera barroca francesa y el principio del camino hacia la armonía clásica mozartiana basada en la tonalidad.

Air pour Hébe et ses suivantes de la ópera Castor et Pollux interpretada por Veronique Gens es la pieza ideal para ejemplificar esta idea. Hebe, diosa la juventud en la mitología griega, servía el néctar en la mesa de los dioses.

Un fiero lirio de los valles: Ubar de Amouage

09 viernes Mar 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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civeta, jazmin, lirio de los valles, perfume

El nombre Ubar aún no está claro qué designa. Para algunos estudiosos es el nombre de una zona del sur de la península arábiga o de un grupo de gente, para otros es realmente el nombre de un próspero asentamiento que floreció como ciudad de caravanas, donde el comercio del frankincienso enriqueció a la población. Gracias a un acuífero subterráneo la zona era como un oasis.

La ciudad se ha identificado con Irem de los Pilares, cuyo nombre deriva de un héroe local de los ´Ad. La Irem o Iram o Imad… además tiene la leyenda de haber sido maldecida por sus excesos y destruída por ello, según recoge el Corán. Citada igualmente en Las Mil y una Noches ya bajo el nombre de Ubar, su fama ha ido acrecentándose hasta configurar la imagen de ciudad perdida. Como tal cumple con el estándar de haber sido un lugar inmensamente rico, con condiciones de vida paradisíacas, calles pavimentadas en oro y edificios de plata…cosas que sólo pueden tener lugar en un magnífico reino. Y, el hecho de que Lawrence de Arabia llamara a esa ciudad de leyenda la Atlantis de las Arenas, sin duda acrecentó su aura de ciudad perdida.

La búsqueda de Ubar ha sido y quizás sea aún un largo e incierto camino. Como toda ciudad perdida presenta el serio problema de iniciar su búsqueda correctamente. Exactamente ¿dónde buscar?, esa es la clave.

En 1992 se comenzó un proyecto para encontrar esa Atlantis de la Arenas, y uno de los pasos importantes fue manejar datos obtenidos gracias a fotografías del satélite francés SPOT y también con tecnología de la NASA. Estas fotografías permiten tener una imagen más o menos clara del tipo de suelo, de manera que se pueden analizar grandes superficies de terreno y acotar la búsqueda a zonas que coincidan con los datos que se conocen sobre el lugar. En el caso de Irem, se encontró que en el terreno arcilloso en torno a Ash Shisr convergían antiguas rutas de camellos. Se estudió la zona y allí aparecieron restos cerámicos desde el 3000 a. de C. y también de una fortificación octogonal con una torre en cada esquina. El lugar es sin duda un yacimiento arqueológico de interés, lo que resulta más difícil de asegurar es que se trate de Ubar, o si esta algún día existió como tal. A mi me gusta la imagen romántica que Lawrence de Arabia creó porque reúne todas las posibilidades, y con ella me quedaré por ahora.

Ubar de Amouage es un perfume que en 1995 se editó para celebrar el Jubileo omaní. Fue un perfume muy aclamado, pero pese a ello se retiró del mercado durante un tiempo, hasta que en 2009 se reintroduce en el mercado con un carácter modificado. Quienes han tenido la oportunidad de probar el perfume inicial dicen que no ha perdido nada de su brillo, pero en su configuración final ya no destaca tanto la rosa ni tampoco su carácter oriental amaderado.

El Ubar actual es un perfume floral intencionalmente sofisticado y magnificiente, con un gran bouquet de flores blancas frescas en su corazón y una clásica nota de rosa francesa como acompañante. Su estilo es netamente francés, de escuela: un perfume multicapas de detalles intrincados y con todos los elementos armonizados para crear un halo perfumado. Al igual que Gold Woman o Dia Woman. Pero Ubar se diferencia de sus antecesores en que parece estar más dispuesto aún en despertar deseos aspiracionales, con todo ese sabor de producto muy elaborado, a través de una base animalística intensa y muy presente desde el inicio de la evaporación. Tonalidad ésta que en cierto modo recuerda a Gold Man.

Dicha nota basada sobre todo en civeta y almizcle, pero intensificada por notas indólicas y brillantes de jazmín y flor de naranjo, crea un efecto pungente a través de todas las notas florales, y sólo se va a suavizar hacia la base mediante el sándalo, la vainilla y las notas de musgo de roble y encina que aportan ese efecto vintage empolvado y mohoso tan característico. Esta base es la clave de un sillage sólido e inmenso y también lo que sostiene una nota de lirio de los valles no tierna y delicada, sino fiera y rotunda, que en mi opinión es lo más destacable de Ubar. Es un retrato sorprendente de esta flor, resalta su faceta animalística sin dejar de lado su tono frío, de modo que resulta un olor muy vibrante. Y su capacidad para recrear efectos acuáticos y translúcidos se ha subrayado mediante la nota de freesia.

La salida, algo característico de los Amouage, tiene un desarrollo amplio y añade una interesante nota cítrica-herbal profunda que es como un rayo de luz atravesando las notas de mandarina, naranja y hoja de violeta para crear un efecto perdurable y muy profundo de frescor alimonado que embellece el tema del lirio de los valles. Esta nota es litsea cubeba, es un ágil recurso que Mona di Orio usó en Lux para crear el efecto de luz dorada que se abre paso cadenciosamente en la oscuridad de una base animalística, y poder así trabajar un claroscuro bien degradado. Ese mismo efecto, esa sensación de que algo discurre…como una columna de aire y luz, se consigue en Ubar pero aquí es un discurrir dinamizado.

Este perfume es complejo y rico en notas, como cabe esperar de la casa Amouage, pero para mí es sobre todo un retrato tridimensional del lirio de los valles, una nota muy importante en Gold, pero en este caso sus facetas más fieras han sido las primeras puestas en relieve. Y no, no se parece al figurativo retrato de Diorissimo, por si alguien se lo pregunta. Ubar es algo muy distinto, es más como un Kandinsky camino de la abstracción, cuando retrata aún paisajes atravesados por jinetes todavía identificables y donde los colores y formas comienzan a resonar por todo el cuadro.

Perfumes Amouage Gold Woman & Gold Man

19 domingo Jun 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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civeta, incienso, jazmin, lirio de los valles, perfume, rosa


Cuando Amouage fue creada en 1983 nació como una casa de perfumes auspiciada por el sultán de Omán y subsiadiaria de SABCO, una compañía comercial cuyos fundadores pertenecen a una familia tradicionalmente dedicada al comercio del frankincienso, el famoso frankincienso omaní procedente de la región de Dhofar.

El nombre de la compañía «Amouage» es una transliteración al francés del vocablo árabe amwaj, que significa «olas», un nombre elegido para evocar la idea de lo que un perfume provoca: olas de emoción. Emoción en un sentido espiritual, ya que en Oriente Medio el perfume es visto como un arte, y el fin del arte es establecer la armonía y facilitar la experiencia espiritual transcendente. Esta espiritualidad encaja con la belleza y el deleite, formando parte de una sensación de riqueza y profundidad de las cosas capaz de despertar algo interior. Por eso la selección de un perfume puede ser el tema de una conversación seria en cualquier lugar de Oriente Medio.

Amouage desde sus inicios produjo perfumes con base de aceite siguiendo las premisas del Islam, ese tipo de fragancias hasta hace poco tiempo sólo se podían adquirir en Oriente Medio o en Harrods; pero también creó un perfume-su perfume insignia y best-seller- con base de alcohol siguiendo la pauta occidental. Ese perfume que ahora conocemos como Gold, tenía el fin de unir la gran tradición francesa de la perfumería junto con los ricos materiales de origen omaní: las lágrimas de incienso plata de Dhofar, la jara ( Cista labdanum) que junto a la rosa damascena y el sándalo forman parte de un acorde central de los perfumes Amouage, un acorde único y característico que dota a las composiciones de quietud, respiración y transparencia junto con un atractivo y relajante efecto que podríamos calificar de refrescante.

Gold Woman y Gold Man fueron creados por Guy Robert (pertenciente a la saga de perfumista Robert de Grasse- él era la 3ª generación-), el perfumista creador de Hermés Caléche, Equipage y Madame Rochas, que según se dice era el perfume favorito de la esposa del sultán.

El frasco original de ambas fragancias (existía una edición comercial en cristal y una especial sólo hecha por encargo en oro puro) fue un diseño de la firma de joyeros Asprey de Londres. El frasco femenino era una representación arquitectónica culminada por una cúpula ojival típica de Oriente; el masculino era la representación de una daga tradicional que los hombres de Omán llevan en ocasiones formales llamada Khanjar. Recientemente los frascos se han rediseñado. Los frascos actuales, son una simplificación de aquella primera idea, se diseñaron para renovar la imagen de la firma: el nacimiento está en Omán pero la firma se expande por el mundo con una perspectiva más cosmopolita. Esa es la política actual de la firma.

Para la creación de Gold, Guy Robert tuvo carta blanca para usar los ingredientes de más alta calidad en la concentración que fuera precisa, la única condición es que la composición debía incluir el incienso omaní. Y así es, ambas fórmulas incluyen extracto de olíbano del frankincienso de Dhofar, aportando a estos perfumes la sustantividad en la base responsable de la longevidad y la particular forma de evaporación de los perfumes Amouage: es algo realmente único, que sólo se puede compreder cuando se prueba. Ambos perfumes tienen fórmulas largas, en torno a los 140 ingredientes, y poseen un gran equilibrio…os imagináis cuánta maestría es necesaria para lograr algo así?…El carácter de ambas fragancias es parecido pero no son iguales. La gente suele decir que prácticamente son lo mismo, pero no, no exactamente.

Comparten el modo de desarrollarse mediante infinitud de capas profundas que se despliegan lentamente: formando olas de aromas– cualidad propia de los todos los perfumes Amouage-. El estilo es clásico y el toque exótico es discreto.


*Frasco original de la edicción en cristal de Gold Woman

Gold Woman está basado en el equilibrio de ricas notas florales con rosa y jazmín como protagonistas, junto con nardo y una muy realzada nota de lirio de los valles (como en Madame Rochas) además de un espléndido iris como puente entre la zona media y la base, que aporta un acabado empolvado fino. La salida es fresca y frutal por un lado, con bergamota y nerolí en la faceta cítrico-floral; notas de lima para añadir un tono cumarinado y dulce que enlazan con la faceta aromática-herbácea del coriandro y la camomila alemana junto con las notas frutales de melocotón y albaricoque muy suaves, veladas por los aldehídos que crean el efecto difuso y elegante. En la base, el olíbano está reforzado por la mirra y la Labadanum; el vetiver aporta el toque refrescante-terroso y el patchoulí es bastante suave. Pero la nota más prominente es la de sándalo, muy tersa y cálida con una coda balsámica ligeramente avainillada y con un eco vibrante de civeta como telón de fondo para poner el contrapunto animalístico. Otras notas de carácter animal contribuyen a la fijación de la fragancia: almizcle y ámbargris que siempre se muetran refinadas. Dentro de la tradición de los chyprée aldehídos como Arpége o el Nº5, Gold es mucho más complejo, más fluído, más suave y sobre todo más diáfano.


*Frasco original de la edicción en cristal de Gold Man

Gold Man , coincide en su estructura básica con la versión femenina pero es claramente algo distinto. La salida realza profundamente el lado cítrico del incienso y deja entrever una nota de jazmín prominente. En general, es más intenso y con acentos más agudos. Las notas florales realzadas con una gran rosa en el centro de la fragancia no es algo a lo que estén acostumbrados los hombres en Occidente, tampoco lo están a que sus perfumes sean empolvados. Si a eso unimos la faceta animalística muy pronunciada y bastante directa, acompañada de un tono resinoso notable…sin olvidar ese aspecto osado del acento en la civeta, tenemos algo bastante interesante. Pero hay otras facetas potenciadas como el patchoulí que bien destacado se enfrenta a una base más oriental. Si en el femenino era el sándalo que es más cremoso lo que se destacaba, aquí se opta por lo resinoso-terroso sin austeridades: el musgo de roble es también más notable en la versión masculina…a mí me hace pensar un poco en la idea del Eau Sauvage de Dior: el frescor profundo, el jazmín, el carácter animalístico y un poco en Diorella; en todo caso me recuerda a los trabajos de Edmond Roudnitska pero con un nivel de capas y acordes enfrentados mayor.

Entendiendo los perfumes como Arte especializado, la calidad de estas composiciones es superior y poseen una estética que podríamos calificar de intemporal: no buscan la tendencia puesto que eso lleva implícita la connotación de «consumo fácil y rápido», lo que deshace la noción de Arte. Además, en Oriente la gente no elige las fragancias por la separación de géneros que en realidad es más una exigencia de mercado que ninguna otra cosa. Algunas personas en Occidente les resulta muy chocante que Gold Men tenga tanta notas florales, bien quizás debamos ser un poco más osados con las fragancias de lo que nos marca el código y tener un poco más en cuenta la psicología del perfume, cuyo axioma es: tú eres el portador. Los perfumes Amouage es siempre más interesante probarlos emparejados.


*Edición especial de Gold en el formato original de ambos frascos.

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