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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

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Escritos para otro verano (I) : La Rose Jacqueminot de Coty.

29 viernes Jun 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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civeta, clavel, geranio, musgo, perfume, rosa, violeta

Un nombre, una flor, un perfume.

Lo que queda de este perfume es la gloria de un nombre y la sombra de un mito. -La Rose Jacqueminot- son palabras que resuenan como encerrando un secreto ya imposible de desvelar porque ha pasado demasiado tiempo. Los frascos históricos se subastan a precios que responden a este mito. Sin embargo, ¡qué nombre tan concreto! No pudo ser menos que elegido con intención, a modo de declaración. La Rose Jacqueminot: la rosa absoluta, parece proclamar.

Jean François Jacqueminot (1787-1865) había sido un general destacado en las guerras napoleónicas que permaneció fiel al emperador tras Waterloo. Una rosa creada por Roussel en 1853 fue bautizada como General Jacqueminot en su honor. Es una flor espléndida de largos pétalos dobles en un rojo rosado casi magenta profundo que perfuma los veranos con una fragancia intensa; un híbrido de tipo antiguo, precursora de muchas rosas de té rojas modernas que hoy se venden en las floristerías. Hasta hace unas décadas -cuando la gente aún compraba rosas por su fragancia más que por su longevidad- aún se podía encontrar en las tiendas y, en época victoriana, la General Jack, fue una de las rosas más apreciadas en jardinería. Su bello color, su magnífico olor…Tiene, en parte, el típico olor de las rosas antiguas, con un fondo oscuro y empolvado en el que centellean matices cítricos de hierba limón pero quizás lo más atractivo sea su pronunciada faceta afrutada; es un rasgo muy típico de las rosas Híbrido Perpetuo a las que pertenece General Jack, porque en ellas aún dominan bastante las características de las damascenas (especiadas, afrutadas, herbáceas, cálidas y afrutadas) de las que descienden.

General Jacqueminot podría ser una flor simbólica para Coty, ya que él descenddía de Isabelle Napoleón, tía de Napoleón Bonaparte. Coty sabía muy bien de la importancia de los nombres; nacido François-Marie-Joseph Spoturno cambió su apellido por algo más musical, continental y fácil de recordar. Para su primer perfume también optó por esta estrategia.

Pero pese a su nombre, no es un soliflor centrado en el olor de la rosa de té. Es una mezcla de rasgos de rosa de té, rosa búlgara y su esencia ,rosa roja muy oscura casi negra…pero sin que predomine una sensación plenamente floral sino amaderada. Podría recordar a un attar de rosa, en cierto modo, si no fuera porque una intensa faceta musgosa lo acerca al grupo de perfumes chypre y fougère de aquel momento, cuando aún se solapaban mucho las características entre grupos de perfumes. De hecho hay cierto frescor de fougère que unido a la civeta y la faceta amaderada conjuran rasgos de Jicky (1889) de Guerlain, hasta cierto punto.

La capacidad para hacer que un perfume tenga un carácter concreto es clave en perfumería y Coty tenía esa habiidad. Otro rasgo destacable en sus perfumes era que conseguía armonía a base de contraste entre dulzor especiado y frescor aromático en un contexto empolvado. En sus perfumes solía revitalizar ideas del pasado a base de aglutinar recursos nuevos como las bases de perfumería con técnicas tradicionales como las tinturas. Conseguía efectos globales que daban solidez a la silueta del perfume mientras el contraste entre notas abundaba sin sacrificar el equilibrio. La Rose Jacqueminot (1904) es un poco diferente en este aspecto porque las notas de fondo tienen bastante más peso, dejando que la rosa sea sólo rosa fresca y tridimensional en salida y, al evolucionar, este rasgo floral se hace cada vez más delicado hasta que se diluye en un fondo oscuro. Como perfume sintetiza muy bien el modo de crear de Coty: esa mezcla de ideas son como una piedra que rueda cuesta abajo más por la inercia que lleva que por pulida con forma de bola…Siempre se ha dicho que las ideas de Coty, sólidas y originales, las transformaba en refinadas obras de arte Jacques Guerlain… Tenían formas de trabajar muy diferentes.

En La Rose Jacqueminot se pueden leer diferentes cosas, aunque siempre se confluye en un mismo punto: es casi una rosa negra. La rosa negra en aquella época de principios de siglo era una antigua fórmula usada para perfumar tabaco. El perfume de Coty, a veces seco y herbal, amaderado y recubierto por una capa melosa y afrutada podía crear esa impresión de-perfume-de-tabaco. Es un modo de leer el perfume, otra forma sería verlo como un chypre con acentos aromáticos de fougère: la nota aromática que complementa la rosa, como en los clásicos potpourrís, una nota de lavanda, unida a la civeta y a los acentos de musgo crean ese tipo de tensión entre notas frías y notas cálidas, entre dulzor y amargor que caracterizan este tipo de perfumes y, como referencia nosotro podríamos decir Jicky de Guerlain, pero en su día Coty pudo tomar la idea de otro lugar.

Por último, el acorde floral parte de una rosa de té irisada, con fuerte presencia de notas de geranio e iononas; pero esa rosa vivaz al principio, empolvada y especiada con heliotropo y clavo rápidamente declina en clavel. Y finalmente está la faceta afrutada y vinosa que comparten las rosas damascenas y las rosas de té, una faceta que recuerda a frambuesas y a vino moscatel, haciendo de esta rosa algo sensual y narcótico.

De la delicadeza fragante de las rosas en una mañana húmeda de verano a los densos olores dulces, musgosos y maduros de la naturaleza en otoño. La Rose Jacqueminot es una cosa que se transforma rápidamente en otra, como las imágenes en un caleidoscopio, no tienes más que dar un pequeño giro, y lo que antes era una rosa ahora son pastos, lo que antes era clavel y heliotropo ahora es musgo y tabaco, lo que antes era afrutado ahora es almizcle…

Escapa a las descripciones y más aún si se compara con algo moderno. Es un perfume que habla de otra era o de otra forma de perfumarse que remite a la tradición de los attares y las rosas orientales. Hay perfumes modernos que pueden recordar en algún aspecto al de Coty. Como rosa oscura en contexto chypre pueden verse similitudes con Eau de Soir de Sisley, Agent Provocateur de Agent Provocateur y Rose de Nuit de Serge Lutens; su aspecto finamente irisado y ligeramente aldehídico entre rosa búlgara y rosa de té se puede sentir en Rose Barbare de Guerlain, mientras que la calidez melosa y animal de la rosa de Coty tiene ecos en Absolue pour le Soir de Francis Kurkdjian. Pero, sin duda,el perfume más cercano en cuanto a concepto y tonalidad -especialmente por la dominancia de la faceta amaderada y la nota de frambuesa- es Portrait of a Lady de Frederic Malle que, como La Rose Jacqueminot tiene de fondo esa conjunción de ideas: perfume de rosa, perfume chyprée y attar de rosas.

Momento musical: Pastoretes y Jenala e dyulber Jana interpretadas por The Mystery of Bulgarian Voices.

Ni tan dulce, ni tan fiera: Rose Muskissime de Maitre Parfumeur et Gantier

08 sábado Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, ámbar gris, brote de grosella, cereza, clavel, mango, mora, perfume, rosa

La joven podía consentir muy bien en ser la hija de un corsario, pero de ningún modo estaba dispuesta a ser presa de ninguno de ellos. De niña había sido bondadosa; de joven era despiadada. «No -se decía así misma-; ellos son quienes serán mis víctimas» . De todas formas, la desusada admiración, la nueva defensiva y ofensiva, trajeron inquietud a los primeros años juveniles. Y como aquí lo que se está escribiendo y leyendo es la historia de Malli, uno es libre de imaginar que, de alargarla más, se habría convertido en lo que los franceses llaman une lionne, una leona. En la historia misma, no es más que un cachorro de león, un poco cachorro en sus movimientos y, hasta el último capítulo, insegura a la hora de calcular su propia fuerza. Tempestades en «Anécdotas del destino» de Karen Blixen.

Cuando la perfumería nicho se cernía a la idea de la mínima distribución y la oferta alternativa, sus perfumes tendían a buscar la singularidad con acabados más artesanales o con perfumes monotemáticos o con notas realmente particulares, o simplemente seguían un estilo tradicional con buena claridad en todas las facetas. Diferentes marcas, diferentes catálogos y acabados, sin duda, pero varias de estas firmas nicho que hoy son bien conocidas comenzaron en Paris con pequeñas tiendas de cierto aire bohemio chic. Diptyque fue pionero, luego L´Artisan Parfumeur, Annick Goutal, Maître Parfumeur et Gantier…aquello era el equivalente al slow food de ahora, salvando las distancias.

De estas firmas pioneras seguramente Maître Parfumeur et Gantier es la que ha mantenido un tono más conservador en sus perfumes, que no buscan ser el colmo de la originalidad pero si del rigor y la discreción. Realmente son composiciones de acabado casi cartesiano, sin muchas concesiones pese a bautizar sus perfumes con nombres caprichosos.

Rose Muskissime (1989) , siguiendo la tradición iniciada con Amazone de Hermès de emparejar rosa y notas frutales en un acorde serio apoyándose en absoluto de brote de grosella, tiene -pese al superlativo en su apellido- un carácter más intimista que la portentosa Amazone. Es, con todo, una rosa persistente gracias a la presencia de rosa de Marruecos y de Turquía.

De ambos tipos de rosas se pueden apreciar rasgos: ahí está ese olor afrutado, como de vino de moras, que es un aspecto revelador de la presencia de rosa damascena y que aquí, lejos de disimularse, se adorna y realza, para enmarcar un acorde de rosa roja y ámbar suave; pero también por otro lado se aprecia el tono más amaderado y meloso de la rosa centifolia que crea un efecto más profundo e incluso pesado. Juntas forman el corazón de este perfume intensamente rosado pero de poca proyección y que, paulatinamente, va dejando ver un fondo discreto de almizcle ambarado en el que de nuevo se puede apreciar ese rastro a moras que también puede ser característico de los acordes de ámbar gris.

Ese equilibrio entre la tenacidad de la rosa y la sutilidad ambarada dan un aire juvenil al perfume en general, pero lo más juvenil y chispeante es la salida, un auténtico festival de color y sabor en el que se distinguen varias notas frutales. El absoluto de brote de grosella es clave aquí, aporta ese peculiar contraste entre dulzor licoroso y acidez verde bastante aguda y junto a él se aprecia el tono exótico lactónico del mango, recuerdos de bayas y una juguetona nota de cereza.

En nuestros días, las notas frutales han acabado por tener mala fama: ubicuas, simplificadas pero empalagosas y tremendamente comerciales. Lo cierto, es que son matices que siempre han podido surgir en los perfumes de calidad porque los propios ingredientes naturales contienen estos matices, que luego se pueden trabajar hasta crear un efecto de fruta madura que no todo el mundo podrá llevar, se pueden suavizar hasta tonalidades más pastel más fáciles de apreciar o hacerlas brillar con colores casi chillones. Bien trabajadas pueden tener un gran atractivo y resultan reconfortantes, sin olvidar de su afinidad con el olor de la piel.

Rose Muskissime pese a su colorida salida es básicamente una rosa roja. Ni tan intensamente floral como Ce Soir ou Jamais de Annick Goutal, ni de una calidez tan encendida por especias como La Fille de Berlin de Serge Lutens sino una rosa afrutada y compacta que revive con esa nota de vino de moras un aspecto afrutado muy clásico de los perfumes de rosa y ámbar.

La flor de la distancia: Iris Poudre de Editions de Parfums Frederic Malle.

24 lunes Mar 2014

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aldehídos, almizcle, ámbar, bergamota, clavel, haba tonka, iris, jazmin, lirio de los valles, magnolia, perfume, rosa, sándalo, Vainilla, vetiver, ylang-ylang

lartigue
*Bibi en el restaurante Eden Roc, Cap d´Antibes (1920) fotografía de Jacques Henri Lartigue.

Esta fotografía de Lartigue rezuma pregnancia. Es uno de los muchos retratos que hizo a su primera esposa Madeleine Messager, a quien él llamaba Bibi, y está tomada pocos meses después de que contrajeran matrimonio. Lo destacable es que es toda una composición, casi un cuadro, con naturaleza muerta y paisaje incluídos en el retrato. Vemos bien el escenario, está lleno de luz. Podemos detenernos en la silla vacía sobre la que descansa una prenda de punto pero casi no vemos a Bibi. Sin embargo, la presentimos. Parece sumida en sus pensamientos, unos pensamientos algo melancólicos a juzgar por su postura corporal. Parece que está realmente lejos. A Lartigue también lo presentimos porque en su mirada hay admiración y quizás cierto temor. Quizás. Y algo más, una suerte de preciosismo remoto, de intención estética que remite a la poesía romántica inglesa y su educado realismo.

Lartigue siempre quiso ser pintor, pero desarrolló la fotografía. Entre las técnicas que probó estaba el autocromo, una técnica patentada por los hermanos Lumiére que permitía hacer un revelado con color, yuxtaponiendo puntos de color a la manera de los pintores Impresionistas. Este tipo de fotografías requerían mucho tiempo de exposición, así que los modelos debían posar largo rato. Se obtenían tonalidades apagadas y las obras tenían ese acabado puntillista, construídas a base de pequeños puntos de color. Entonces era una forma de experimentar. Hoy vemos esas imágenes de colores farináceos y textura vítrea y pensamos que son encantadoras pero de una era pasada. El aspecto borroso hace que percibamos con lentitud los detalles, reforzando esa impresión de paso del tiempo. Sin embargo, algunas de esas obras respiran. Bibi en el restaurante Eden Roc es un autocromo pero se muestra como un momento espontáneo.

Creo que esta imagen puede ilustrar el aura vaporosa de Iris Poudre. Más aún, este perfume renueva un tema que comenzó a cristalizar en aquella década de los años 20´s: el de los perfumes con sobredosis de aldehídos (alifáticos).

El iris, siendo un material multifacetado hasta el punto de resultar indescriptible, se vuelve familiar cuando muestra sus aspectos más dulces y empolvados. Aún así, siempre parece elusivo. Su carácter no es evidentemente floral y eso ya imprime cierta distancia, pero es capaz de hacer que otras flores se vuelvan dulces como el néctar. Funciona como la sal en el chocolate potenciando la suavidad del cacao.

El iris es además una materia prima cara. Más aún, carísima cuando hablamos del absoluto de iris florentino. Hay pocos perfumes que lo usen y, menos aún, que lo utilicen en dosis generosa. Iris Poudre (Pierre Bourdon, 2000) es una de esas raras gemas.

La sobredosis de un material es un recurso que en la línea de perfumes Frederic Malle abunda. La tuberousa en Carnal Flower, la rosa en Portrait of a Lady, el aromo o acacia dulce en Une Fleur de Cassie son otros ejemplos. Esta abundancia de notas naturales previene la duplicación en tanto en cuanto los ingredientes naturales dan un acabado singular a las composiciones que terminan de expresarse en la piel, el último ingrediente. Con la sobredosis de naturales, los perfumes se vuelven más dinámicos, más personales y evocan en el sillage un sello de elegancia natural. Con el iris, el aura se vuelve suave y sutil.

Pero, puesto que el iris es más bien impetuoso y difícil de manejar, el contexto en el que se trabaja es muy importante para hacerlo brillar. En Iris Poudre el contexto es clásico y muy afín al tono abstracto del iris: el de los perfumes florales difuminados por aldehídos fríos y jabonosos, en los que el iris aporta un tono empolvado y húmedo muy característico. Sin duda, Iris Poudre trae a la mente la silueta del elegante Nº5.

Dulce gracias a la vainilla y el haba tonka en la base. Jabonoso en ciertos momentos o envuelto en un manto de flores frescas con tintes rosados en otros. Mostrando sobriedad en el aspecto empolvado, más aún, revelando su naturalidad al dejarse ver poco a poco según avanza el perfume, el iris va tomando forma. Va dejando ver sus facetas con la ligereza y dinamismo propios del absoluto de iris hasta que llega un punto en que lidera al resto de las flores apoyado sólo por el clavel y embellecido con el brillo satinado del ámbar y el sándalo.

No deja de sorprender que sea un tono tan vintage como el del iris y el clavel juntos lo que renueve el tema de los aldehídos al conjurar una atmósfera totalmente evanescente. Los perfumes aldehídicos florales clásicos suelen tener notas prominentes de rosa, jazmín, muguet y, especialmente ylang-ylang. Iris Poudre supone un punto de inflexión. Se aligera, se vuelve más transparente, más expansivo y se adorna con un tono delicado, fresco y especiado de magnolia.

Cabe destacar la naturalidad con que el iris complementa al clavel aportando tersura a esta flor tan asociada a eras pasadas y como el clavel redondea al iris inyectándole carnalidad. Etéreo y carnal. Etéreo y carnal. Este es quizás el aspecto más singular del perfume que permite renovar el sabor clásico desde la propia tradición, convirtiendo en protagonistas a dos flores que en épocas anteriores se usaban para dar profundidad. Y, en esta asociación, hay algo preciosista que, de nuevo, me hace pensar en el autocromo de Lartigue. Algo evocador que pertenece a una época pasada pero que, a la vez, es totalmente atemporal. ¿El halo vaporoso que difumina los contornos reales y permite idealizar el momento? Quizás.

irisP

Mandarinas e incienso: Ligea La Sirena de Carthusia.

06 sábado Jul 2013

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almizcle, ámbar, citronela, clavel, lavanda, mandarina, opopanax, patchoulí, perfume, rosa, Vainilla

aventuras de Ulises-pogany
*Ilustración de «Las Aventuras de Ulises» por Willy Pogany.

«Juro por mi alma que no puedo recordar cómo, cuándo ni siquiera dónde conocí a Ligeia. Largos años han transcurrido desde entonces y el sufrimiento ha debilitado mi memoria. O quizás no puedo rememorar ahora aquellas cosas porque, a decir verdad, el carácter de mi amada, su raro saber, su belleza singular y, sin embargo, plácida, y la penetrante y cuativadora elocuencia de su voz profunda y musical, se abrieron camino en mi corazón con pasos tan constantes, tan cautelosos, que me pasaron inadvertidos e ignorados» (Ligeia, 1838 relato corto de Edgar Allan Poe)

Quizás Poe describe a la humana Ligeia de «musical voz» inspirado por el mito de las sirenas. Según Ovidio, eran hermosas mujeres, compañeras de Perséfone pero, cuando ésta fue secuestrada por Hades, ellas permanecieron impasibles y la diosa Deméter furiosa las transformó en aves con torso femenino. Vivían en el promontorio de Sirenusa y con su atractiva voz perdían a los marinos que se atrevían a pasar ante ese lugar entre Capri y Sorrento. Aunque distintas fuentes citan un número diferente, la imagen clásica de tres seres fantásticos, Licosia, Parténope y Ligea, tañendo la lira la da Homero en La Odisea.

Pogany , poniendo el acento en la atracción erótica, las dibuja con cuerpo humano, mientras el paisaje donde se desarrolla la escena introduce el elemento fantasioso gracias a la paleta de brillantes y cálidos tonos pastel. La escena casi tiene un valor cinematográfico, expresando algo viejo de forma nueva. Como el perfume Ligea.

La fantasía permite ir más allá de la copia, añadir algo artístico que evidencie la varianza que hay dentro de la realidad. Los perfumes, emparentados unos con otros, formando grupos, familias o genealogías enteras pueden ser una fórmula totalmente derivativa o un ejercicio de educada imaginación. Pueden expresar la misma idea de diferentes formas. Viejas ideas con nuevos enfoques. Como Ligea.

En Italia, varias firmas de perfumería están ligadas a las tradiciones locales del saber hacer artesanal y a los aromas del paisaje. La marca de estilo también es algo muy importante en esta cultura y, por eso, cada casa tiene un sabor muy característico.

El mar, los cítricos y las hierbas aromáticas son constantes de olor en la naturaleza mediterránea y Carthusia refleja muy bien esta influencia, hasta el punto de evocar un aire cargado de aromas intensos muy tonificante, un aire mediterráneo insertado en armonías familiares. Habiendo sido recreadas por Laura Tonatto las fórmulas tradicionales de perfumes que se atesoraban en la Cartuja de San Giacomo en Capri, no es de extrañar que los perfumes de Carthusia tengan todos un sabor en común: el sabor de la isla. Y es que en toda la gama hay un elemento aromático intenso y penetrante de romero, clavel silvestre y de mar que caracteriza los perfumes. En Ligea La Sirena, también.

Ligea presenta el perfil clásico de los perfumes orientales ambarados como Shalimar de Guerlain o Musc Ravageur de Frederic Malle pero mientras estos son muy dulces, muy cálidos y animalísticos Ligea es una composición más etérea. Aún cálida y aún dulce, pero con un acorde de ámbar modernizado con almizcles blancos que borra el efecto intenso de la faceta animal más oscura y favorece un efecto más oceánico. Las reminiscencias marinas del ámbar gris que está en el ADN de este tipo de perfumes se intensifican en Ligea de forma diferente, por vía del factor aromático que proporciona la lavanda y el tono balsámico-amaderado del opopanax en el corazón de la fragancia, rodeando una nota frutal y especiada de rosa blanca, tierna y empolvada.

Ligea tiene una suavidad singular, muy aérea, que hace pensar en el perfume como un incienso en el pebetero desprendiendo lentamente su aroma fresco. Por esta razón también puede interpretarse como un oriental suave, en la línea de Opium de YSL. Que en este perfume se haya conseguido combinar la rotundidad características de los orientales clásicos, densos y oscuros, con el efecto fino de un incienso suave es quizás el aspecto más sorprendente y atractivo del perfume. Pero tampoco deja de intrigar lo bien que maridan sabores más retro y empolvados como el acorde de rosa blanca y clavel con la vivacidad húmeda, fresca y herbácea de la citronela y el patchoulí.

El importante rol del opopanax funcionando como puente entre las notas cítricas de salida y el ámbar suavemente especiado de la base, balsámico y acaramelado gracias a la vainilla son los elementos que más hacen pensar en Shalimar. Pero hay una importante diferencia: la nota de cuero tan intensa en el Guerlain aquí no tiene lugar. Iniciando con una brillante faceta cítrica de limón, naranja, bergamota y, sobre todo, mandarina que le da un toque más frutal, más dulce y tierno, el perfume desenvuelve un núcleo profundo pero aún fresco, incluso húmedo, como hojas recién bañadas por la lluvia, con un perfil aromático-herbal-balsámico sobresaliendo por encima de la rosa empolvada. Un tema conocido expresado por una nueva textura, menos seca en el aspecto empolvado, más fluída. Una curiosa combinación entre lo sedoso, lo aterciopelado y el recuerdo goloso de las nubes de algodón que imprime en la mente su huella casi sin que nos demos cuenta.

Volvería ahora al incio de esta entrada. A las palabras de Poe describiendo a Ligeia, así constante y cautelosa, y me quedaría con ellas para resumir la personalidad de este oriental moderno que mira hacia el pasado.

CarthusiaLOGO

Perfume florales (II): Más allá del primor y Quelques Fleurs de Houbigant

23 domingo Jun 2013

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aldehídos, civeta, clavel, clavo, iris, lilas, lirio de los valles, perfume, salicilatos, sándalo, violeta, ylang-ylang

Houbigant

En toda composición las notas florales son de gran importancia porque añaden complejidad, detalles y textura; dan ese plus de calidad estética que convierte la mezcla de ingredientes en algo de acabados más redondeados. En general, actúan modificando las asperezas de las notas de base, revistiendo el perfume con suavidad. En El corazón, el bouquet señalábamos que, mientras existe un grupo de perfumes que llamamos florales por el protagonismo que alcanzan estas notas en el conjunto con su tono dulce prevaleciendo por encima de lo animal, lo resinoso, lo amaderado, etc los elementos florales son esenciales en cualquier tipo de perfume. Desde los más frescos a los más densos, desde los más naturalistas a los más abstractos, de los sencillos a los complejos, desde los cartesianos a los sensuales.

Dentro del arco floral, siguiendo el esquema propuesto en la Rueda de Fragancias de Michael Edwards, tenemos tres secciones:

–Perfumes florales propiamente dichos que recuerdan a las flores recién cortadas como Pleasures de Estée Lauder, Carnal Flower de Frederic Malle o Le Mimosa de Annick Goutal. En este sector podemos incluir el grupo de perfumes de salicilato floral como Anais Anais de Cacharel.

–Perfumes aldehídico florales donde el carácter floral se desdibuja por acción de los aldehídos y la base es una compleja armonía de maderas preciosas e iris con tintes animalísticos como Amouage Gold, Madame Rochas o First de Van Cleef & Arpels.

–Florientales que, como su propio nombre indica, ya presentan un dulzor diferente, de ámbar dulce matizado, con reminiscencias balsámicas y resinosas como Ombre Rose de Jean Charles Brousseau, Grand Amour de Annick Goutal, Honour Woman de Amouage o Poison de Dior.

La gramática de cada grupo de perfumes se construye a través del tiempo siguiendo un esquema de interacción de dos dimensiones presentes en todo proceso histórico:

-La dimensión horizontal de la línea de la Historia que representa el devenir, con tramos característicos. En el campo de la perfumería hablaríamos de períodos marcados por un sabor, fruto de las estructuras y de las materias primas que dominan el panorama. Por ejemplo, la popularidad de los perfumes acuáticos-ozónicos-marinos en los 90´s.

-La dimensión vertical que refleja los hitos o momentos señalados que inician un cambio de dirección o una novedad. Traducido a perfumes, hablaríamos de las míticas composiciones que se convirtieron en modelo bien porque han marcando un tramo de la Historia, bien porque han dado lugar a un género concreto que transciende su marco histórico o por ambas razones.

Quelques Fleurs (1912) de Houbigant, en este sentido de la genealogía de los perfumes, representa ambas dimensiones hasta el punto de que en su núcleo contiene las claves de la personalidad y estructura de los perfumes tipo salicilato floral -como L´Air du Temps de Nina Ricci- y de tipo aldehídico floral- con el Nº5 de Chanel como paradigma-. Su perfil de complejo bouquet floral carnal a la vez que evanescente sirvió de inspiración para crear florales más abstractos y aéreos. Aún hoy, adelgazado por la reformulación, está lejos de ser sólo un primoroso retrato de flores frescas; si bien contiene ese aspecto lozano y primaveral del lirio de los valles, la violeta o las lilas en su personalidad también revela rasgos de fiereza y asperezas inusitadas.

Por un lado tiene los elementos típicos de su tiempo, la Belle Époque; por otro, demuestra un aprovechamiento de los materiales que brindaba su época para introducir efectos de frescor y abstracción, lo que representa un rasgo estilístico propio de la creatividad moderna. Y es que en Quelques Fleurs hay una poderosa mezcla de refinamiento y dramatismo que imprime todo el perfume: la fortaleza animalística de la base no desvirtua el rol de las flores frescas sino que todo se conjuga con un sentido sinfónico de la armonía. Esa es su gran virtud. Hoy podemos encontrar algo de su peculiar tono floral en perfumes como Jasmin-Lilas de Jean Charles Brosseau, Ubar y Lyric Woman de Amouage, el Nº22 de Chanel o incluso el perfume de Diane von Fürstenberg.

Ese tono floral combina el efecto empolvado, pungente y especiado propio de la Belle Époque que se concreta en facetas de clavel, de orquídea y de verdes violetas anisadas con un núcleo clásico de rosa-jazmín-lirio de los valles. Todo armonizado por el abrazo acuático y meloso de las lilas y la persistente cremosidad tropical del ylang-ylang. Cada elemento floral se balancea dentro de un retrato global opulento, mientras ciertos matices inclinan la balanza hacia lo narcótico, lo balsámico, lo verde, lo especiado…y, al fondo, la calidez animalística del almizcle, la civeta y un toque musgoso afrutado.

A nivel de estructura, Quelques Fleurs fue uno de los primeros perfumes en experimentar con aldehídos para modificar su complejo carácter floral en un sentido global, efecto que durante el s. XIX se buscaba con el aceite de almendras amargas, como ya explicábamos aquí. En este sentido prefigura la familia de perfumes de aldehídico florales. También su uso del hidroxicitronellal (nota clásica de lirio de los valles) en gran cantidad para incrementar la difusión de las notas florales contrastando con el carácter amaderado (sándalo, cumarina) empolvado (iris) y animalístico (almizcle, civeta) de la base son elementos de gran transcendencia en esta familia de perfumes florales, especialmente Madame Rochas y Gold de Amouage. Pero también en su fórmula está el germen del estilo ligero de los perfumes basados en salicilatos, de hecho en su compleja nota de clavel, profunda, especiada y balsámica basada en salicilato de bencilo, eugenol e ylang-ylang está una de las claves de L´Air du Temps.

Pero que Quelques Fleurs sea transcendente a nivel histórico no sólo radica en el perfume mismo, sino también en el hecho de que tuvo gran éxito en su momento, marcó un hito y, por tanto, sirvió de referencia e inspiración. Como en cualquier proceso histórico, el devenir mismo y la reconstrucción que se hace a posteriori de los hechos deja cosas en el camino. Cuando hablamos de prototipos esquematizamos, pero lo hacemos con un fin didáctico: crear una base de datos que nos permita asimilar progresivamente nuevos conceptos para ir construyendo un conocimiento más amplio y profundo. Es una ley del desarrollo humano y, por tanto, del aprendizaje en el sentido más amplio del término. La perfumería, en esto no se diferencia de otras disciplinas si bien, construir y fortalecer la memoria olfativa favorece un funcionamiento más holístico del cerebro; cosa que también sucede cuando se domina el arte del ábaco o se manejan ideogramas. Por eso es tan fascinante.

quelquesfleurs-ad

Seis flores del jardín de Santa Maria Novella: Gaggia,Gardenia,Garofano,Ginestra,Frangipani e Iris

07 sábado Abr 2012

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clavel, frangipani, gardenia, genista, iris, mimosa, perfume

Las Aguas de Colonia de Santa Maria Novella son una delicia que conservan la vibración de las preparaciones farmaceúticas artesanales. El esquema compositivo de sus temas florales parte de las aguas de colonia más tradicionales, pero se dramatiza y enriquece con un aura de perfume vintage mediante el contraste marcado entre una salida fresca, cítrica-herbal sobre un fondo de cualidad radiante balsámico-amaderado con textura aterciopelada. Y, con frecuencia, la nota principal se evoca fugazmente. En su catálogo tienen una bonita variedad de soliflores, esta es una pequeña selección:

–Gaggia (mimosa). La flor de la mimosa es la absoluta protagonista aquí. En concreto, el olor que desprende una mimosa húmeda, cuando las notas más melosas, afrutadas y penetrantes se suavizan ligeramente y surgen con mayor claridad las tonalidades verdes acuáticas que los pompones amarillos esconden. Ligeramente cítrica en su inicio y con un corazón algo jabonoso y frío con lirio de los valles y recuerdos de geranio, se va haciendo más profunda con un toque de violeta tipo Après L´Ondée de Guerlain. El perfume tiene esa cualidad impresionista de atrapar un instante y hacerte sentir la lluvia: las partículas olorosas parecen quedar suspendidas por milisegundos en el aire, dejando que la nariz capte un aroma delicado. Esta es sin duda su mayor virtud: la delicadeza del retrato. Está a medio camino entre Spring Flower de Creed por su frescor afrutado y Cinema de YSL por su dulzor balsámico.

–Gardenia. La ilusión de una gardenia cuyo olor despunta verde y radiante entre la bergamota se funde en un corazón floral más denso, dorado y tropical. Mientras desde la base emerge una calidez ricamente balsámica y ambarada donde el recuerdo de L´Heure Bleue de Guerlain se hace más claro. Es uno de los soliflores más profuso y compacto de SMN.

–Garofano (clavel). La fórmula es de 1828 y se trata de un clavel muy especiado con clavo y pimienta, ligeramente empolvado con notas de vainilla y dotado de frescor gracias al de lirio de los valles que da cuerpo al núcleo. Garofano de Lorenzo Villoresi tiene el mismo patrón, con un regusto atalcado, y son muy parecidos en términos de olor; si bien el de SMN parece un retrato más suave al principio y a la vez más profundo, con un acabado ligeramente cremoso y balsámico. Sólo para amantes del clavel.

–Ginestra (genista). Como en Gaggia, se trata de un retrato impresionista, pero en este caso la composición se centra en un tema verde, herbal y aromático. Combina la estética artesanal con un acabado más pulido de los perfumes modernos, siendo una fórmula del 2001. Para quienes crean que Green Irish Tweed de Creed es demasiado, pueden poner esta fragancia en su lista porque tienen bastante en común…; según se dice, Ginestra intenta recrear el aroma de un verde campo escocés cuajado de retama. Independientemente de los paralelismos que ambos perfumes presentan, haciendo referencia a un tipo de paisaje y su olor- porque se parecen de verdad-, Ginestra tiene cualidades destacables por sí misma. Es un retrato vívido del verdor más aromático y amargo de la retama, y cada uno de sus estadios de evolución aporta un matiz diferente en la gama de los verdes. La salida tiene un efecto muy interesante porque logra crear una sensación de espacialidad y lejanía como pocos perfumes lo hacen: se huele el frescor cítrico herbal de la bergamota y la lima de tintes cumarinados pero, el tomillo que le da ese carácter tan singular queda más escondido. Es precisamente el matiz fenólico y oscuro que aporta esta hierba aromática lo que sirve de apoyo para ir creando un efecto de profundidad a través de las notas. Ese aspecto hace pensar más en un terreno forestal que en un campo de fina hierba. El corazón es una nota de heno ligeramente melosa y algo grasa con ténues tonos florales de narciso, flor de naranjo y de húmedo jacinto. Si la salida es el corazón del bosque, la base recoge una idea de la vegetación típica del sotobosque gracias a una intensa nota de musgo y un toque verde resinoso tipo lentisco. Un verdor muy logrado.

–Frangipani. De nuevo la sensación del frangipani es un retrato momentáneo que hace tomar conciencia de la flor entre una salida brillante y húmeda, un corazón empolvado y su base oscura y seca; también una fórmula que recuerda a algo, en este caso al EdT de Mitsouko por su contraste entre jazmín oscuro y los matices especiados de la violeta – contraste que recoge actualmente la fragancia de Diane von Fustenberg-. Pero por su estructura oriental-floral está más cerca de L´Heure Bleue. Sin embargo, la fórmula de SMN es anterior a todas estas referencias, es de principios del s. XIX. Tiene el mismo feeling evocador y vintage que Gardenia pero es más seco, amaderado y desafiante en su carácter. La salida es cítrica pero a la vez resinosa como el elemí, hay algo crepitante que aporta el tomillo y algo verde que hace pensar en el paisaje tropical donde la vegetación es densa gracias a la humedad. El corazón es básicamente floral, compuesto por jazmín, nardo e iris con el toque especiado de nuez moscada. Hay recuerdos de heno dulce entre en corazón y la base donde predomina más el carácter dulce y amaderado, con vainilla y sándalo. Un marcado tono coriáceo, ahumado y cinámico del bálsamo de Perú aporta el toque peculiar que puede resultar difícil de llevar. Sólo si adoras la flor de frangipani.

–Iris. Como perfume es potente y frío; en realidad es muy potente y muy frío. Parte con una nota de violeta cruda, atravesada por el helado y anisado espino blanco, pero evoluciona hacia un iris más bien rosado y jabonoso ( geranio y lirio de los valles) en el corazón; mientras en la base fluctúa entre la suavidad del almizcle avainillado y el carácter austero, amaderado y resinoso del ciprés. Refleja bien algunas características típicas asociadas al iris como es el efecto empolvado -que no está muy desarrollado pero está- y el sabor entre radicular y vegetal, metálico y extraño que le da ese aura de reflexividad. La fórmula es de 1901 y junto con Melograno es el perfume estrella de Santa Maria Novella. No en vano ambos comparten un carácter muy intenso, con más cuerpo y mucha fijación- más que otros perfumes de la casa- y además tienen una estética diferente: destacan entre el resto porque en vez de crear una ilusión bella y fugaz como en el caso de Frangipani o Gaggia, son un retrato dilatado de algunas facetas típicas del iris y la granada, respectivamente.

Sobre Officina Profumo Farmaceutica Santa Maria Novella y puntos de venta en España podéis leer más en el post que le dediqué anteriormente, pinchando aquí.

Érase una vez un perfume: Sun, Moon, Stars de Karl Lagerfeld

13 martes Dic 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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clavel, magnolia, perfume, Vainilla

De vez en cuando reviso fragancias ya retiradas; algunas, como Venezia vintage de Laura Biagiotti, casi imposibles de encontrar en su fórmula original. Otras aún se pueden rastrear por la Red. En el caso de Sun, Moon, Stars de Lagerfeld (1994) no sólo eso, sino que también se puede encontrar a su fragancia melliza en una perfumería nicho bajo el nombre de Seven Veils de Byredo. Por supuesto, hay diferencias. Pequeñas. Concretamente, la de Byredo tiene una faceta especiada más directa desde la salida, la de Lagerfeld es más especiada hacia la base. Y la salida es diferente, pero igualmente afrutada. El carácter, el mismo: un oriental cremoso-afrutado con notas florales frescas más o menos empolvadas acompañando.

Sun, Moon, Stars sin embargo lleva la marca de estilo de los perfumes creados por Sophia Grojsman (Trèsor de Lancôme, París de YSL): un sillage infinito, voluminoso, redondeado por notas florales dulces. Pero en este caso tiene un carácter menos lineal, remarcadamente centrífugo y con un regusto sintético que a mí personalmente me recuerda al olor de las muñecas. Por ese recuerdo para mí es sintético pero agradable, a otras personas les puede molestar esa percepción. Sun, Moon, Stars siempre recrea en mi mente una imagen de nebulosa blanquecina y luminosa que se va desenvolviendo, creando un efecto de nube olorosa alrededor del portador. Y es junto con ese recuerdo al olor de las muñecas lo que más me atrae.

La salida de la fragancia es frutal y jugosa, a base de melocotón, piña y mandarina creando un efecto efervescente y tropical en el que revolotea una nube de aromas suaves, ligeros y transparentes de freesia y rosa blanca. La fragancia va expandiéndose y revelando entre capas de notas florales su carácter cremoso sin perder el tono afrutado.

Las notas florales están muy unidas entre sí, formándo la nube pero van mostrando algunos matices de vez en cuando y en algunos aspectos recoge la ilusión de una magnolia. Flor de naranjo, jazmín y narciso en el lado más pesado; clavel para el tema especiado- y para mí percepción una de las notas dominantes-; heliotropo para remarcar la faceta empolvada y enlazar con la vainilla en la base y notas de lirio de los valles para introducir notas frescas, porque aunque parezca un contrasentido, Sun, Moon, Stars tiene un tipo de frescor en su núcleo, húmedo y metálico que lo aleja del territorio de las fragancias orientales pesadas. Hasta llegar a la base donde muestra las notas más cálidas de sándalo, ámbar y almizcle.

Sophia Grojsman ya había hecho algo similar en Eternity Woman (1988) de Calvin Klein. Siempre ha sido una fórmula exitosa, y en el mercado hay otras fragancias que siguen su estela, como Kenzo Amour. Pero Seven Veils de Byredo parece la más cercana. Sin embargo, el concepto de Sun Moon, Stars se me antoja más refrescante con el uso de los elementos cósmicos como evocación de algo lejano, extraño que invita a soñar sí, pero de un modo más imaginativo- en vez de la apelación directa a lo oriental, que tiene que ser exquisita para no caer en clichés-.

Como aquellos perfumes: Rousse de Serge Lutens

06 martes Dic 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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canela, clavel, perfume, Prunol, sándalo


Rousse (2007), al igual que otros perfumes de Serge Lutens, es fruto de una visión personal de la perfumería; pero Rousse además es un perfume inspirado en los recuerdos de infancia del Sr. Lutens. Concretamente en la imagen de su abuela preparando mermeladas…eso dice la literatura. Sin embargo Rousse, que en francés significa pelirroja, no tiene un tono gourmand directo. Los recuerdos de infancia se expresan por medio de la cualidad cálida de la fragancia donde se entremezclan notas especiadas, balsámicas, empolvadas y florales para crear algo evocador de aquellos perfumes de la Belle Epoque de maravillosas texturas aterciopeladas y cremosas, tan suaves y tan atrevidas a la vez. Lo que Rousse expresa es, en el fondo, la idea del recogimiento y el refugio de un abrazo protector, del que se desprende un olor de piel sublimada.


También se ha dicho que Serge Lutens se inspiró en el magnífico vestido rojo que Frank Sorbier diseñó para el acto final de aquellos 13 conciertos que Mylène Farmer dio en el Palacio de los Deportes de París -Bercy en 2006, de escenografía y montaje grandiosos. Avant que l´Ombre (Antes que la sombra)-el tema de ese acto final- es una canción introspectiva que hace memoria de la vida y plantea el temor y las dudas ante la sombra.

El vídeo de Mylène Farmer es puro espectáculo, y en él se puede ver el vestido en toda su gloria. Yo, como mucha gente, no siempre me detengo a ver los vídeos que me proponen en un blog, pero invito a mis queridos lectores a que si no conocen a esta polémica intérprete le echen un vistazo o tomen nota. Pensad que la escenografía era tan complicada que sólo se pudo representar en un pabellón como es el París-Bercy.

Sin duda, los recuerdos de infancia no están reñidos con las dudas existencialistas pero, en un plano más tangible, centrémonos en el vestido. Ese vestido de terciopelo brocado y estilo oriental recuerda un poco la ola de exotismo que bañó París a principios del s. XX, cuando Paul Poiret recogió el legado de los Ballets Rusos y empezó a crear con líneas intrincadas prendas de aspecto más escenográfico. Poiret fue entonces el pionero en muchas cosas, entre ellas en crear una línea de perfumes en 1911 y ligarla por primera vez al nombre de un diseñador: Les Parfums de Rosine (Rosine era el nombre de su hija mayor). Y si cito a Poiret, no es en vano. No es sólo por el vestido rojo de Mylène Farmer, es también porque Rousse tiene algo de aquellos perfumes originales de Rosine…

No es la primera vez que el Sr. Lutens trabaja bajo esta sombra. En Feminité du Bois ya se plantea la idea mediante el uso del Prunol y el cedro especiado. De hecho, el mítico perfume Le Fruit Defendu (1918) de Poiret es en este caso la referencia más clara por su nota dulce-cremosa-frutal con puntos en común con el Prunol, base de la que ya hablé un poco aquí. Pero Rousse, que tiene en común con Feminité du Bois el explorar distintas facetas de la madera mediante el acorde de madera especiada (clavo, canela,nuez moscada), el toque confitado abstracto- aquí más aún- y el Prunol, ahonda más en el tema retro mediante la textura y mediante el uso de un acorde cosmético mezcla de violeta empolvada y clavel.

Con una salida deliciosa de mandarina y canela amaderada y fresca, Rousse evoluciona de forma ambivalente hasta culminar en una base suave, almizclada que es realmente un olor de piel. Aunque el recuerdo de Feminité du Bois está bien presente desde la salida hasta la evolución del corazón de la fragancia, esta familiaridad se combina con otras facetas en un juego entre lo dulce, lo fresco y lo balsámico.

La canela de la salida se va haciendo a la vez más dulce y afrutada, con recuerdos de melocotón y sobre todo albaricoque por un lado; por el otro se va haciendo más amaderada (cedro y sándalo) y seca gracias al clavo, hasta fundirse en un acorde balsámico que resalta el carácter más refrescante de las resinas. En esto participa también una faceta tipo Bálsamo del Tigre. Esa dualidad es una constante durante la plenitud de la fragancia, y se acompaña de un acorde empolvado que recoge el lado más chic de la cosmética retro, la nota más suave del iris y la ilusión de un clavel avainillado floreciendo en el corazón de la fragancia.

De afrutado a empolvado, de brillante a oscuro. Aéreo y denso a la vez. Calmante. Siempre evocando texturas, Rousse llega incluso a sugerir una suave nota de cuero. La base se revela como algo fresco y muy terso, con almizcle, ámbar, vainilla y un vetiver con la faceta ahumada resaltada: un toque que de nuevo es un guiño a aquellos perfumes…

Garofano de Lorenzo Villoresi

29 domingo May 2011

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clavel, clavo, perfume, pimienta

Clavel (Garofano) es lo que promete el perfumista y clavel es lo que encontramos en la fragancia, o mejor dicho claveles porque sin duda el retrato de la flor no sólo es poliédrico y abstracto, sino que también se recrea en la distintas de tonalidades que nos pueden ofrecer diferentes variedades de clavel. Lejos está además de parecer un perfume de clavel convencional, creo que es la creación de Lorenzo Villoresi más arriesgada.

La construcción es impecable y compacta, pero como es característico de este perfumista, está llena de detalles que se desvelan como trasiciones musicales en tempo de adagio, creando una cadena de sutilezas que hacen de Garofano algo muy refinado, con un acabado que recuerda ligeramente a la base de Nuit de Noël de Caron. Ciertamente la base de Garofano es una delicia: comparte el acorde atalcado de Teint de Neige pero aquí es ligero, con un tono almizclado más discreto, notas avainilladas más presentes pero más delicadas, y con una nota amaderada a base de cedro que es más seca y prominente.

Si se presta atención durante la evolución de la fragancia, se puede sentir claramente como la base sostiene el resto de las notas para que creen el retrato de la flor-sé que suena muy abstracto pero otras fragancias la sensación que reportan es distinta, ya que en muchos casos la base suele recoger aspectos de la decadencia de la flor-. Aquí la flor emerge de la base. Un ejemplo son los matices cumarinados del haba tonka, es una nota de base que se ve reflejada en la salida a través de la lavanda. Sin embargo, la lavanda no funciona en Garofano como «lavanda» sino que crea un efecto aromático general entrelazado con notas verdes de distinto grado de amargor. Y en medio de eso surge el aroma acre e inconfundible del clavel, lo primero que se siente es que realmente es un aroma natural, luego se ven las facetas y se comprende que es algo muy trabajado. Desde esa tonalidad de la salida, la flor se va desplegando. Primero con austeridad, mostrando una nota de clavo profunda, cálida y muy seca unida a la pimienta, más adelante esta faceta especiada se vuelve cremosa y deliciosa mediante un manejo de la canela realmente fino. Y cuando la flor es ya menos áspera, lo que muestra es una voluptuosidad susurrante, donde rosa, jazmín y especialmente ylang-ylang son notas de cuerpo suaves, de cierta gravedad y con un inesperado toque balsámico.

Garofano es auténtico y excéntrico. A este carácter contribuye mucho el contraste de efectos opuestos matizados junto con el acabado atalcado que no entra dentro del marco tradicional, porque la flor del clavel puede ser empolvada pero no atalcada, y aquí es donde se crea un punto de tensión interesante ya que la flor parece brotar de un sustrato imposible, un modo de evidenciar que se trata de un precioso trampantojo.

Comme Des Garçons: Stephen Jones Millinery Perfume

22 domingo May 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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clavel, perfume, violeta

«Un sombrero, al igual que un perfume, es la evocación de algo nebuloso, efímero y como de otro mundo«, Stephen Jones.

Una visión del estilo y la actitud radical, basada en un trabajo extremadamente técnico es algo que comparten tanto Stephen Jones como Rei Kawakubo, quienes colaboran desde mediados de los 80 aunando moda y sombreros. En 2008, Comme Des Garçons decide producir un perfume dirigido por el genial creador de sombreros británico Stephen Jones y compuesto por Antoine Maisoudieu ( entre sus creaciones tiene Feérie de Van Cleef & Arpels, varios Etat Libre d´Orange, la serie Monocle de CDG).

La visión de Stephen Jones era crear el perfume de «una violeta golpeada por un meteorito» algo que fuera «futurista y rococó» para poder expresar la tensión entre fortaleza y belleza desde un ángulo un poco extraño…y, lo cierto es que esas frases tan bonitas que acompañan siempre al lanzamiento de algo son, en esta ocasión, un verdadero anuncio de lo que nos podemos encontrar en el perfume.

La violeta es un tema tradicional asociado al perfume de las damas elegantes y discretas. En los últimos años ha habido intentos de reivindicar el tema de las violetas, tratando de hacerlas menos tímidas. En este contexto, Insolence de Guerlain es un intento…es un intento, sí. Dans Tes Bras de Editions de Parfums Frederic Malle es un logro, sin duda, aunque va más allá del tema de las violetas. La propuesta de CDG es casi un desafío: sólo a quienes les apasionen los perfumes de violeta y tengan suficiente atrevimiento se verán capaces de intentar llevarlo y, digo intentar porque es un tipo de perfume que necesita de una atmósfera y una piel concretas para evolucionar en la buena dirección, una dirección elegante, con clase y con algo de extravagancia que intriga en la justa medida.

Esta violeta de CDG es básicamente una violeta seca, irisada y verde con una base almizclada-amaderada suave y una importante faceta especiada de clavo-pimienta. En relidad, clavo y notas de violeta más hoja de violeta es un clásico, crea un perfil aromático verde-floral fresco y profundo; pero aquí hay una serie de detalles mayores y menores que modifican el tema hasta lograr algo inusual.
Lo más llamativo quizás sean las notas de magma y meteorito que vienen en la lista oficial; en términos de olor, lo que se percibe es un tono mineral y frío con una buena dosis de aldehídos de por medio que crean ese aspecto de inmaterialidad nebulosa e inerte…ese acento en un elemento insensible es algo que roza el surrealismo, estéticamente hablando. La típica nota de pimienta de muchos CDG está también presente, pero en este caso se desintegra, dando paso a un acorde con una carácter tipo incienso ligeramente ahumado pero frío: una constante en el perfume, la combinación de lo seco y ahumado con lo helado y metálico… Pero ese aspecto inaprensible se mezcla con tonos terrosos y especiados de vetiver y comino en la base, que se suavizan con algo de vainilla y se van volviendo tibios gracias a la madera de guaïac y ligeramente ambarados. Todos estos acentos que desarrollan un carácter extraño envuelven el corazón especiado-floral-ligeramente balsámico de la fragancia, basado en rosa, clavel e ylang-ylang.

Hay cierta sensualidad, sin duda, en esta combinación, pero el tema principal yo creo que es la libertad de la imaginación per se, la creatividad per se, la facultad de crear algo efímero pero inolvidable de un modo personal. La sensación general es de algo extraño y fantasioso, algo aéreo y a la vez repleto de profundidades. Esa propuesta, de jugar con lo clásico en tono maravilloso y desintegrado es la clave de este perfume: lo que lo convierte en una violeta diferente para quienes realmente busquen algo así.

Notas oficiales: hoja de violeta, meteorito, clavo, ciber-aldehidos sintetizados (!), clavel, rosa, violeta, jazmín, heliotropo, madera de guaïac, magma, comino negro, vetiver, ámbar.

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