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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

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En la tesitura de las violetas: las iononas.

23 lunes Ene 2017

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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empolvado, perfume, violetas

borla

En torno al 1900 el colmo del refinamiento era un perfume de violetas. De fragancia elusiva pero rica, con un denso olor a tierra húmeda y verdor ribeteados por un fino hilo floral reminiscente de rosas. Flor representativa de los pastizales y el sotobosque en primavera. Asociada a la timidez, la delicadeza y el romanticismo pero flirteante en su fragancia como ninguna. Y esa es quizás la cualidad más difícil de conseguir en un buen perfume de violetas: que la flor no pierda su carácter evanescente y delicado en detrimento de la estabilidad y que mantenga la frescura y la dulzura de un modo singular porque, al fin y al cabo, como perfume también suele caer en el estereotipo. Más aún, las iononas, ingredientes clave para construir su olor, es uno de los grupos de materias primas más usados tanto en perfumería fina como en la funcional…sólo que hay muchas calidades diferentes.

Las iononas, junto con otras materias de síntesis como los aldehidos, la cumarina, la heliotropina o la vainillina forman parte de ese grupo de ingredientes que, al albor del s.XX, permitieron modernizar las antiguas fórmulas de la perfumería tradicional -basada en naturales- para comenzar a crear temas más abstractos, fantasiosos y sobre todo, estructurados. Estos ingredientes permitían crear notas dulces más densas y pesadas que comenzarían a florecer en las bases tipo ambreina o conseguir un halo fresco y abstracto de flores difuminadas o todo lo contrario, perfilar aún más la faceta de una flor como el heliotropo o la violeta con el acabado dulce y empolvado exagerado.

Los siempre preciados olores del iris y la violeta habían sido durante décadas asociados a las rosas en recetas de polvos de peluca y polvos de arroz, asociación de la que deriva el acorde empolvado. El iris se obtenía del rizoma de iris, también llamando «raíz de violeta» por lo parecido de su olor, mientras que la esencia de violeta se conseguía normalmente partiendo de un pomada preparada con la espléndida violeta de Parma, cuyas flores se caracterizan por ser dulces y fragantes. Pero en ambos casos el procedimiento era laborioso y el rendimiento relativamente bajo, especialmente en el caso de la violeta. Así pues, al calor de la revolución industrial, una investigación química del olor de las violetas que permitiera la producción de algún odorante de síntesis fue el objetivo de Tiemann y Krüger, quienes alimentados de curiosidad decimonónica, emprendieron la empresa de lograr un material sintético con olor a violetas.

Puesto que las flores de violeta son muy frágiles y la cantidad de odorantes que contienen son pocos y difíciles de aislar, los investigadores decidieron usar en su experimento algo que recordaba mucho al olor de la flor: la raíz de iris. Durante su estudio lograron aislar una cetona a la que bautizaron como irona, cuyo olor, sin ser exactamente igual al de las violetas, recordaba bastante a ellas. Establecida la estructura de la irona, intentaron reproducirla vía síntesis a partir del citral (que aún es la fuente principal) -un odorante clave en el olor de limón y responsable del caracter punzante de la hierba limón, la citronela , la verbena, etc. Lo que obtuvieron no fue una irona ( hoy en día aún es una estrutura difícil de producir y muy cara), que supone una estructura con 14 átomos de carbono sino una estructura relacionada, con 13 átomos de carbono, que bautizaron con el nombre de ionona. Paradójicamente la ionona tenía un olor aún más cercano al de la flor natural. Esto unido a su buena capacidad de fijación convirtieron el producto en un éxito.

Al principio esta ionona no era un ingrediente muy asequible, así que normalmente se vendía ya diluída, pero Tiemann y Krüger pensaban que su producto era un químico aromático individual cuando en realidad era una mezcla de dos isómeros: alfa iononas y beta iononas; ambas poseen olor a violetas pero con un tono diferente. Aunque no lo parezca, Tiemann y Krüger hicieron bien su trabajo, porque aún hoy en día es un reto obtener iononas puras y con un olor bien caracterizado. Hay iononas e iononas.

Las alfa iononas tienen, junto con las metil iononas (relacionadas con el olor del iris) un rol principal en la producción de fragancias creando un acabado floral empolvado muy característico. En general, es el tipo de ionona mejor aceptado porque se reconoce como un olor de flor de violeta. Tienen un perfil floral y afrutado tipo frutos del bosque -especialmente frambuesas- dulce con matiz meloso y acabado amaderado. Son el estereotipo del olor a violeta y a menudo forman parte de bases para crear perfumes de rosa.

Las beta iononas tiene un carácter más verde y amaderado, con un tono seco que hace pensar en tiza y matices cerosos. Aún muestran dulzor y el aspecto frutal es más intenso que el de las alfa iononas, entre melocotón y frambuesa. En general el público las acepta peor como representante del olor a violetas pero lo cierto es que se acercan más al modelo natural, su olor se relaciona tanto con la violeta como con la rosa, la flor de vid y la freesia. Representan el lado primitivo y natural de estas flores.

Las iononas, que en la naturaleza son componentes derivados de la degradación de carotenoides, están presentes en numerosas flores y frutas. Alfa iononas caracterizan el aroma de las frambuesas pero también el aceite de costo que, tiempo atrás, se usaba en perfumería para reforzar el carácter del iris y aportar cierta calidez animal, como ocurría en Vol de Nuit (vintage) de Guerlain. Beta iononas pueden encontrarse en numerosas frutas exóticas como el mango, la carambola y la uvilla de campo o physalis; también en la seta chantarela o rebozuelo y en multitud de flores y hierbas como el mate, la litsea cubeba, el té verde, la hoja de higuera, la flor de osmanto, la rosa, la boronia, la freesia, el lirio de los valles o la adelfa amarilla.

No es de extrañar que las iononas sean tan usadas en perfumería, son versátiles y existe un amplio rango de calidades con las que jugar. Además tienen el plus de contribuir al efecto empolvado, con todas las connotaciones positivas de familiaridad, limpieza y ternura pero también negativas de exceso y demodé que esa textura puede tener en un perfume.

Ernest John Parry en su The raw materials of perfumery de 1921 hablaba de la pomada de violeta como un ingrediente natural cada día menos usado. La histórica Violetta di Parma de Borsari (1870) era famosa por emplear tan exquisito material, pero realmente eso era ya una rareza a principios del s.XX. En su lugar, las notas de violeta se hacían con las ya consagradas iononas y otros ingredientes naturales como el caro absoluto de aromo (véase Guerlain en el extracto de Après L´Ondée), el de reseda, el de mimosa, el aceite de costo o el absoluto de hoja de violeta cuyo olor recuerda bastante al de la propia flor.

Vera Violetta ¿1893? de Roger& Gallet, inspirada en el tema verde, fresco y empolvado de Fougére Royal (1882) de Houbigant, es el primer ejemplo del que se tiene constancia del uso de iononas combinadas con absoluto de hoja de violetas. A partir de entonces tal mezcla comenzará a ser popular y pasará a formar parte de famosas bases de violeta cuyo sabor aún perdura en nuestros días como arquetipo de olor a violetas: dulce, verde, empolvado… el tipo de violeta que puede apreciarse desde Paris de YSL o la antigua Verte Violette de L´Artisan Parfumeur a la bohemia La Violette de Annick Goutal o la refinada violeta de Parma tintada con iris y melocotón de Love in Black de Creed.

Un perfume de violetas más natural difícilmente se acepta. Una violeta más natural tendría que mostrar ciertos matices sucios, indólicos a los que algunas personas son muy sensibles. Yo aún no conozco ese perfume pero quien vaya en pos de algo diferente, algo como el perfume de una violeta carnosa, debería darle una oportunidad al aún raro y perfumado Une Fleur de Cassie y al poderosamente almizclado Dans tes bras de Frederic Malle; ambos rinden homenaje a la nota de violeta que Jacques Guerlain perfiló en sus trabajos: una nota aún estilizada y empolvada pero de carácter más denso y especiado, que brillaba en todas sus obras de un modo u otro y hoy en día aún es una de las facetas más importantes en los perfumes Guerlain.

Flip Flop review: Eau de Shalimar de Guerlain.

17 sábado Dic 2016

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bergamota, cumarina, empolvado, iris, jazmin, lima, limón, naranja, perfume, pomelo, violeta

blanco

Sus predecesoras: Eau Légére Parfumée (2003) por Mathilde Laurent y Eau Légére (2004) por Jean Paul Gaultier.

Su sucesora: Shalimar EdT Cologne (2015) por Thierry Wasser.

El objetivo: ¿Modernizar Shalimar?

El procedimiento: Basado en la eliminación de todos los aspectos calientes, ahumados y animalísticos de la fórmula.

El resultado: Algo aún clásico.

Eau de Shalimar
(2008) -recientemente retirado-, como el resto de las versiones frescas de este gran clásico, mantiene la estructura básica de Shalimar, enfrentando un gran volumen de notas cítricas frente a un fondo balsámico-resinoso. Sin embargo, no está muy lejos del espíritu de una Cologne clásica o incluso un Eau Ancienne.

Lo remarcable en esta versión es que tiene una base vainillada empolvada casi atalcada, lo que le da un acabado seco, opaco y juguetón. Sobre este fondo flota la impresión de una nube de centelleantes olores cítricos: lima y limón lo más destacable, bergamota y naranja añadiendo un brillo más frutal y quizás un toque de pomelo para un punto de amargor latente.

Al igual que en la fórmula clásica, el acorde cítrico ocupa una gran parte de la fragancia en comparación con la parte floral del corazón del perfume. Aquí incluso es más tímido el tono floral: un dulce y luminoso jazmín, un fresco y penetrante iris y la flirteante violeta acompañando con su ternura. Estas flores, aún legibles, están completamente imbuidas en un profundo frescor alimonado. Así, la impresión general del perfume podría describirse como de agua de azahar empolvada.

Sin embargo hay algo más, algo que resulta delicioso. El acorde cítrico tiene un efecto efervescente y su agudeza es así tan intensa que a veces recuerda al jengibre, pero unido a la cremosa nota vainillada del fondo produce una impresión general aérea y suave, curiosamente gustativa, que en los días fríos de invierno se acentúa aún más. Pareciera polvo de nieve pero aún más es una cosa gourmand: es como tener delante una bandeja de pastas de limón o llevarse a la boca en cuchara de plata una porción de roulade de merengue relleno de crema pastelera fuertemente saborizada con cortezas de lima y limón. Ese aspecto regresivo de Eau de Shalimar combinado con su frescor vivaz lo convierten en un perfume muy atractivo para los días en torno a la Navidad.

shalimare

Muselina de iris: Hiris de Hermès.

17 sábado Oct 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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aldehídos, almendra, almizcle, avellana, cedro, empolvado, iris, miel, perfume, rosa, Vainilla

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*Imagen de Mademoiselle Magazine (1944) via Pinterest.

¿El recuerdo de un recuerdo de un recuerdo? ¿La abstracción de una abstracción de una abstracción? Las primeras sensaciones que despierta Hiris son vagas.

De textura delicada, suave y vaporosa como velo de novia. Difuminado por un sutil tono aldehídico algo cálido y meloso. El perfume resulta cristalino, empolvado, vegetal…; lechoso, vegetal, almizclado…; vegetal, meloso, fresco. Sustancial pero a la vez ligero, evocando tonos pastel de verde celadón, blanco tiza, crema y ténue azul grisáceo.

Fruto del característico estilo infinitamente transparente de Olivia Giacobetti, Hiris (1999) es un floral de carácter suave y gran ternura en los detalles. Como otros de sus florales entraña cierta nostalgia: da la impresión de que ha sido creado para preservar recuerdos más que para promover la formación de otros nuevos. En este caso esa impresión está reforzada por el aire de bouquet aldehídico que aporta el corazón verde y fresco a base de rosa y lirio de los valles. Aún en clave de acuarela esa impronta está clara.

¿Es ese aire un ejercicio de abstracción intencional? Quizás. Lo llamativo es que, de alguna manera, parece una doble abstracción que gira en torno a la compleja personalidad de Chanel Nº19. Por un lado, Hiris en sus facetas más salientes maneja la misma dualidad de notas verdes versus notas empolvadas pero en clave más relajada gracias al acabado cremoso-lechoso que tiene el iris de Hermès. De hecho Hiris transmite claramente -incluso podríamos decir que recuerda poderosamente- el mismo frescor verde, cremoso y húmedo que comparten los productos de la línea de baño de Chanel Nº19, especialmente la maravillosa leche corporal con partículas iridiscentes que deja en la piel la sensación sedosa y fresca de un perfume suavemente persistente. Muchas personas definirán esto como una sensación limpia. Prada Infusión d´Iris bebe de la misma fuente pero no tiene la misma profundidad de notas y detalles en el iris que el de Hermès.

Por otra parte aunque Hiris incide más en el carácter aldehídico -sin recrearse en la pungencia- sigue pareciendo un ejercicio de abstracción de esa parte difícil de ver que el Nº19 absorbe de los clásicos perfumes aldehídicos florales para construir una faceta de su singular carácter: vizaz y sin efecto aldehídico distinguible. Así Hiris, en una lectura rápida, exhibe el carácter atemporal propio del iris.

Con una segunda mirada se puede percibir como entrelazado con las capas de frescor rosado y vegetal late algo tierno y maternal. Tradicionalmente, el iris, por su faceta empolvada, genera con facilidad la sensación de protección o refugio que, en última instancia, remite al regazo materno. Ese aspecto confortable que mucha gente encuentra en los perfumes empolvados cuando les remiten a la infancia también lo tiene Hiris pero expresado con matices menos evidentes.

En sus facetas más suaves y tiernas el iris puede ser como una flor a medio camino entre la rosa y la flor de naranjo con inflexiones de vainilla, casi como el guisante de olor. O puede ser ligeramente frutal y almizclado como la cabeza de un bebé durante el período que va desde el nacimiento hasta el cierre o fusión de las fontanelas. O tener inflexiones palatables de azúcar, de pan tierno, de leche, de almendras verdes o de avellanas tostadas.

Pan, leche, vainilla y almendras son un conjunto de matices gustativos elementales en el universo infantil. Y es lo que esconde Hiris entre notas de vegetales húmedos y flores frescas.

Esta faceta almizclada-gustativa materno-infantil es una cosa super tierna pero el contraste con las capas de frescor verde y crujiente puede encerrar otra idea aún más tierna. La imagen de los niños repollo que en Francia era una idea popular que explicaba lo mismo que la llegada de la cigüeña: el nacimiento de un niño. Hace ya muchos años en España tuvieron su momento de gloria las muñecas repollo: muñecas super perfumadas que dormían en un repollo igualmente bien perfumado. Hay algo del olor de aquellas muñecas en Hiris.

Pan, leche, almendras, muñecas…Lo interesante de Hiris es que lleva la ternura intrínseca del iris al terreno del nutrimento más básico y, por ende, al terreno del apego. De un modo diferente a como lo hace Bois Farine de L´Artisan Parfumeur pero con ese mismo temperamento adorable.

Realmente el iris se presta a este tipo de composiciones aunque no sea lo más habitual. De hecho estos matices menos evidentes: lechosos, azucarados o con recuerdo a frutos secos son propios de la mantequilla de iris. Olivia Giacobetti, fiel a su estilo, usó la lupa de aumento para poner estas facetas más tímidas al mismo nivel que las otras más conocidas. Por eso y por su poderosa nota vegetal se distingue Hiris.

Para terminar, el vals: Once upon a December de la película animada Anastasia.

hiris

Demodé. Una perspectiva histórica sobre la percepción social de los perfumes empolvados.

19 sábado Abr 2014

Posted by Botanyuki in Archivo general, Ensayos, Un poco de Historia

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almizcle, badiana, benjuí, clavo, empolvado, flor de naranjo, iris, perfume, rosa

MA

La condesa de Listomere-Landon era una de aquellas mujeres del Antiguo Régimen, de tez pálida, cabellos blancos y sonrisa maliciosa. Retratos septuagenarios del siglo de Luis XV, estas mujeres eran por lo general afables y cariñosas, como si la edad del amor no hubiera acabado para ellas; olían a polvos á la marechale, y un recuerdo hacía asomar a sus labios la sonrisa antes que una gracia. La actualidad les desagradaba. Cita de La mujer de treinta años (1831) de Honoré Balzac.

Toujours exhalant la poudre à la marechale…La Poudre a la Maréchale fue, en origen, un polvo para pelucas de gran predicamento en esos días de gloria de la Corte de Versalles, espejo en el que se miraba el resto de Europa.

La mariscala D´Aumont, autora de tan ilustre cosmético, perfeccionó una receta a base de iris y rosas que todas las cabezas aristocráticas se enorgullecían de usar. Era una costumbre de la época que las damas que reinaban en su casa dedicaran el tiempo a pintar porcelana, hacer paneles decorativos con caracolas o crear perfumes secos como los polvos para el cabello o los saquitos para la ropa. En los salones más famosos del Antiguo Régimen se respiraba esa fragancia intensamente atalcada. El éxito de la fórmula de la mariscala se debió en parte a la buena capacidad que tenía para perdurar en el tiempo frente a otras fórmulas más ligeras, pero seguramente la buena posición social de su creadora ayudó a extender la fama del producto.

Catherine Scarron de Vaures, la mariscala, era hija de Michel Antoine Scarron, consejero del rey y tesorero general de Francia. En marzo de 1629 se casó con Antoine D´Aumont, marqués de Villequier, quien asciende a mariscal de Francia en 1651, a gobernador de París en 1662 y llega a par del reino en 1665, cuando se crea el ducado D´Aumont. Se cree que la fecha de creación de La Poudre a la Marechále fue 1669, año en que fallece el mariscal.

Escenificar la propia presencia en la Corte era un arte que las mujeres debían aprender a dominar, no sólo para la ostentación de un rango social, también por la competitividad. Había que tener un halo poderoso que creara presencia y eso lo hacían a través del olor, los ropajes, los elaborados tocados y las intrigas galantes. Aura, pompa y circunstancia.

Dado que fue un producto tan reconocido, la fórmula se popularizó. Fijó el perfil de un tipo de perfume empolvado, especiado, penetrante y cálido que a modo de receta todo manual de perfumista recogía. Como en otros casos, la fórmula se adaptó al medio líquido como Eau de Maréchale, acrecentando su fama. Fue de hecho un perfume tan conocido y popular que marcó una época, como refleja el texto de Balzac.

La desaparecida Crown Perfumery tuvo en su catálogo el perfume Maréchale hasta finales del s. XX y Santa Maria Novella ofrece una interpretación muy especiada, casi acre, en Marescialla que data de 1828. Con todo, la importancia de la fórmula está en prefigurar el tono caracterísitco de lo que en la perfumería moderna serán los grandes bouquets florales, especiados y empolvados a la manera de L´Origan de Coty o L´Heure Bleue de Guerlain.

Posiblemente existan tantas fórmulas-recetas del perfume de mariscala como manuales; con frecuencia se habla de iris, benjuí, flor de naranjo, rosas de Provenza, coriandro y clavo como ingredientes importantes, vetiver incluso. Pero una de las recetas más completas y cercanas al sabor que nosotros podemos conocer a través de los perfumes modernos es la que recoge C. F. Bertrand en Le Parfumeur Imperial (1809) donde recomienda esta fórmula para crear la fragancia de polvos blancos porque es penetrante y no desvirtúa la blancura de la base. La fórmula para 20 libras de almidón es:

2 libras de iris
1/2 libra de rosas de Provenza
1 libra de Palo de Rhodas
1 y 1/2 libra de semilla de ambreta
2 onzas de clavo
1/2 libra de canela fina
1 cuarterón de benjuí
1/2 libra estoraque
1/2 libra de coriandro
1 cuarterón de corteza de bergamota o de pequeñas naranjas
1 cuarterón de flor de naranjo seca
2 onzas de anís estrellado
4 onzas de raíz de angélica
4 onzas de sándalo
2 onzas de chufas
2 granos de almizcle

Un bouquet empolvado/atalcado, seco y balsámico, especiado y con notas florales de rosa, iris y flor de naranjo con el toque refrescante del anís estrellado. Pero con el acabado de un perfume natural, plano y horizontal.

En Francia, el uso de las pelucas empolvadas fue una moda breve comparada con otras del Antiguo Régimen, pero no dejó a nadie indiferente… aunque esta costumbre de las pelucas empolvadas donde más predicamento tuvo fue en Inglaterra. Era parte del atuendo de gala.

Sin embargo, mucho antes de que en la Francia de Luis XVI fuera de rigor empolvar las pelucas, éstas eran usadas durante el s. XVII con un fin profiláctico, a modo de barrera entre el cuero cabelludo y los piojos. Luis XIV, el Rey Sol, dictó que las pelucas eran moda y el tono cambió, pasaron a formar parte de los aparatosos atuendos como un elemento más de boato. Pronto se extendió el uso y se sofisticó. En Versalles, a mediados del s. XVIII las pelucas podían ser muy elaboradas, incluso temáticas.

tematica

Entre los ricos, al principio las pelucas imitaban el tono de los cabellos. A finales del s. XVII los hombres comenzaron a empolvar sus cabellos con blanco y las mujeres con tonalidades grises o tonos pasteles de rosa, azul o blanco roto. A las cortes esta costumbre llegó algo más tarde, pero hacia 1705 ya se había extendido el uso.

Cuando el clima político y social comenzó a cambiar, estos peinados comenzaron a verse como un signo más de la decadencia aristocrática. Tras la Revolución Francesa ( 1798-1799) llevar una peluca empolvada era un reclamo para conseguir cita con Madame Guillotina. En Inglaterra también era algo mal visto pero con un matiz diferente. Para fabricar los polvos había que usar almidón y en aquella época de hambruna suponía un auténtico despilfarro. El gobierno entonces decidió imponer el impuesto de una guinea al año para quien fuera a seguir la costumbre, so pena de multa. Se recaudaron cifras escalofriantes. El pueblo comenzó a llamar a quienes llevaban pelucas empolvadas «los cerdos de la guinea» (juego de palabras con cobaya «guinea pig») ya que pagaban ese impuesto por vanidad y la multa por impago era 20 veces la tasa.

Con el aire de la Revolución, en la mente colectiva quedó fijada la idea de que aquella imagen empolvada era algo arcaico, propio de señoras mayores afines a un sistema poco democrático. Y aquella fragancia que las acompañaba siempre tan penetrante, intensa y atalcada las delataba.

Pero la receta de La Poudre a la Maréchale igual que otras muchas permaneció en los manuales de perfumería y continuó en los catálogos. Estas antiguas recetas eran cien por cien naturales y pasaban de libro en libro, de maestro en maestro con pequeñas modificaciones. Durante la segunda mitad del s. XIX también fueron la base para que los maestros perfumistas comenzaran a trabajar nuevas estructuras combinando los nuevos materiales de síntesis (cumarina, heliotropina, iononas, vainillina, etc) con los ingredientes tradicionales. Esa época de cambios rápidos y gran experimentación supuso el caldo de cultivo en el que nacieron los prototipos modernos, fijando nuevas estructuras que volverían a marcar el aire de los tiempos.

Pero los viejos adagios siguen resonando, convertidos en tópicos y aún hoy se percibe que lo muy intenso y empolvado es de otra época, de señora mayor. Lo cierto es que la técnica de sustituir en las fórmulas ingredientes viejos por otros nuevos es una práctica normal para renovar tipos de perfumes: nuevos fougére, nuevos orientales, nuevas notas de gardenia y, por supuesto, nuevos matices empolvados.

Lo que nuestra generación percibe hoy como nuevo y fresco podrá ser visto por la siguiente como algo demodé. Prejuicios aparte: todo es devenir.

hermanaslennox

La serie Aristocrats (1999) de la BBC, basada en la novela de Stella Tillyard titulada Aristocrats: Caroline, Emily, Louisa y Sarah Lennox 1743-1832 es una historia que refleja bien los dramas familiares, las demandas sociales de la época y el cambio político a raíz de la Revolución Francesa. Tiene una estética muy cuidada, los trajes son casi como personajes. Una de las escenas más representativa ocurre durante una celebración del nuevo rey Jorge III; así podemos ver a las protagonistas lucir sus mejores galas, joyas, plumas y, por supuesto, cabellos empolvados. Muy recomendable como documento y como entretenimiento.

Un voluptuoso lirio dorado de otoño: Baiser Volé Essence de Parfum de Cartier.

23 lunes Sep 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azucena- lirio blanco, clavo, cuero, empolvado, patchoulí, perfume, Vainilla

Rink-scent
* El aroma de Paul Rink.

En un gesto instintivo acercamos la nariz a una flor para aspirar su aroma descubriendo una sensación aparentemente sencilla y clara pero que, en realidad, es intangible. Cuanta más atención ponemos en esa impresión, más volátil y compleja se nos muestra la realidad. Tan insondable como poderosa. Frustrante o sorprendente puede ser la experiencia pero el gesto lo repetimos siempre que tenemos ocasión.

Cuando acercamos la nariz a una flor descubrimos que el corazón de la flor de cerca revela facetas que la brisa no arrastra. Notas más concentradas y dulces, mantecosas y compactas. Menos difusas o cristalinas que lo que el aire siembra alrededor de una planta. Tras la percepción engañosa de que ese aroma es palpable, tenemos la evidencia de que nada es tan complejo y equilibrado como lo que la naturaleza da. El perfumista trabaja con ese modelo pero lo aborda, como no puede ser de otra forma, con una perspectiva personal gracias a la que creará una ilusión de realidad con mayor o menor nivel de genio y creatividad.

La idea base de Baiser Volé EdP (2011) fue, precisamente, ese gesto tan natural de acercar la nariz y oler una flor, en este caso, un ramo de azucenas. Capturando todo el frescor vegetal de los tallos y el esplendor de esa compleja flor para encapsularlo en una composición muy chic de acabado empolvado-cosmético con cierto recuerdo de ámbar gris escondido entre el almizcle se consiguió un equilibrio entre lo vintage, lo clásico y lo moderno muy atrayente. Hoy en día el tema se ha convertido en saga. El Extrait de Parfum (difícil de encontrar) resultó ser un retrato más contrastado entre la carnalidad de la flor blanca y las facetas más sombreadas del patchoulí mientras que el EdT fue una incursión en los aspectos más verdes, jugosos y frutales de la flor.

Cada perfumista intenta atrapar el frescor en su composición y que parezca algo natural capaz de expandirse desde el centro mismo de la fragancia. Esta es una de las búsquedas constantes en la perfumería moderna: tejer lo natural -sencillo y fresco- con lo construído, tan «perfumado». En este sentido, Mathilde Laurent tiene una habilidad especial para trabajar notas cristalinas con gran delicadeza e introducirlas en la trama de un perfume para crear un efecto de aire en el núcleo, manteniendo la armonía y la sencillez del conjunto. Ese aspecto aéreo, en este caso, de frescor floral es aún más cautivador en un contexto de dulzor ambarado y eso es lo que ofrece la nueva versión de Baiser Volé: un equilibrio perfecto entre artificio evidente y naturalidad construída.

En Essence de Parfum (2013) todos los aspectos resaltados en las concentraciones anteriores se han vuelto a trabajar a la vez para crear una sensación floral más redonda, más texturizada. De la suntuosidad del jazmín, a la coquetería de la mimosa acompañada por una rosa cremosa rodeada de iris. Las facetas de la flor se agudizan, se hacen más ricas y profundas por un lado, mientras cada aspecto se presenta refinado por la envoltura balsámica de la vainilla Bourbon que baña todo con una pátina dorada. El recuerdo especiado del clavo es menos dulce, se ha transformado en una compleja nota oscura que acentúa al patchoulí y acompaña al cuero. El verdor acuoso de los tallos ahora tiene una cualidad crujiente y el acabado empolvado ya no es tan cosmético sino reminiscente de ylang-ylang incrementando la sensación de una azucena más sedosa.

Essence da Parfum es el retrato de un aroma de azucena en su máximo esplendor, de suavidad intoxicante y tersura radiante. Concentrado y voluptuoso, difusivo y a la vez envolvente. Dorado como una tarde de otoño.

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La faceta empolvada más allá de lo gustativo: polvo de iris, polvo de arroz.

01 lunes Jul 2013

Posted by Botanyuki in Ensayos

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almizcle, cumarina, empolvado, iris, maquillaje, perfume, rosa

1920Vargas-Gal
*Ilustración de Alberto Vargas (1920)

Lo que queda en la piel mientras avanza el día, es perfume. Su plenitud de aroma, su base. Las sustancias menos volátiles son las que quedan en la piel: bálsamos, resinas, maderas, algunas notas florales, notas animales y la clásica faceta empolvada. Pero no siempre fueron líquidos los perfumes y no siempre se aplicaron sobre la piel.

Aunque la Florencia de los Médicis y la Venecia del s. XVI contaba con maestros perfumeros que destilaban exóticas flores y especias compitiendo entre sí por ser los favoritos de la aristocracia italiana, acostumbrada a perfumarse profusamente, la manufactura de perfumes líquidos no se extendió hasta el s. XVII por el resto de Europa. Hasta entonces, había otras formas más populares: las guirnaldas de flores, los saquitos con preparaciones aromáticas para perfumar la ropa, los pomos de olor, los guantes perfumados, el agua de rosas y, por supuesto, los polvos perfumados. En realidad, los perfumes secos siempre han estado presentes, desde el origen de las civilizaciones, cuando el humo aromatizaba los cuerpos. En menor medida, su uso continúa hoy en día en Occidente, en Oriente aún es una costumbre arraigada.

Pero el origen de la faceta empolvada en los perfumes modernos deriva de las antiguas fórmulas de los polvos de arroz enriquecidos con iris. El rizoma maduro de esta flor, además de poseer un aroma fresco y seco con recuerdo de violetas y maderas, ha sido conocido desde tiempos antiguos por sus propiedades suavizantes, absorbentes y deodorizantes de la piel. Se usaba también para perfumar guantes o preservar pomos de olor vegetales. Los polvos de arroz, por su parte, son muy emolientes, ayudando a retener el agua en la piel. Durante el Renacimiento, las propiedades de ambos productos se unieron en un producto muy preciado por las damas aristocráticas; en él se inspiran perfumes como Ombre Rose de Jean Charles Brosseau o Iris Poudré de Frederic Malle.

Del rizoma de iris molido sale un polvo fino como talco que ya en la Edad Media era usado para completar la higiene tras el baño, empolvando piel y cabellos incluso. También el cálamo, la lavanda, los pétalos secos de rosas o las especias podían usarse para perfumar pero, el concepto original, el precedente de la faceta empolvada, es el polvo de arroz con su característica nota de orris. Hoy en día, lo empolvado engloba otros matices: no sólo es el abstracto aroma del iris como se retrata en Fleur d´Iris de Maitre Parfumeur et Gantier, también tiene una cualidad algodonosa y puede presentar elementos gustativos con recuerdos de almendras y cerezas o un carácter cosmético más complejo -incluyendo el talco- donde la rosa o la mimosa están en la base junto con heliotropina, almizcles, cumarina, violetas, benjuí. Perfumes como Teint de Neige de Lorenzo Villoresi, Flower de Kenzo, Baiser Volé de Cartier o Clair de Musc de Serge Lutens son ejemplos de este otro tipo de caracteres empolvados.

La Revolución Francesa se llevó consigo la costumbre de empolvar piel y cabellos hasta dejarlos blancos, costumbre extendida que alcanzó su máxima expresión durante el Rococó. Luego, la química moderna desplazó el uso del iris en la farmacopea, mientras los sintéticos comenzaban a usarse en perfumería. En el s. XIX gran parte de los polvos cosmeticos que eran de menor calidad pero se comercializaban como polvos de arroz apenas tenían rastro de este ingrediente y sí, en cambio, bismuto, tiza o albayalde; mientras las fórmulas más ricas usaban en torno a un 50% de polvo de arroz mezclado con talco, óxido de zinc y almidón de maíz. La fragancia de iris dejó de ser un factor natural, se hizo más dulce pero aún reminiscente de violetas por el uso de iononas.

Pero antes a esa época podemos rastrear recetas antiguas en algunos tratados de perfumería, porque este tipo de producto cosmético dio lugar a la experimentación y, de la fórmula más pura y sencilla que era el polvo de iris pasamos a composiciones florales complejas, especiadas, musgosas, balsámicas… unas para tratar la piel, otras para absorber el sudor, pero también para depilar o fumigar en época de epidemias.

Llegaron a ser un producto muy popular y por eso una materia prima más asequible, como el almidón de maíz, era la base a perfumar. Había dos métodos: colocar capas de flores entre el almidón en polvo o mezclar éste con materias aromáticas molidas. En el s. XIX el segundo método era el más usado, especialmente mediante los llamados cuerpos de olor (algo equivalente a las bases en perfumería) consistentes en un pequeña proporción de polvo muy saturada de olor que luego se «diluía» en la base (el almidón). Estos cuerpos de olor de muy diversos aromas recogen la tradición de siglos anteriores prefigurando tipos de fragancias en el contexto moderno con nombres como Mariscala, Chipre, Frangipani, Agamuzado o de la Reina, Muselina, de Mil Flores, de Flores de Italia, de Clavel, de Rosa Blanca, de Flor de Naranjo, etc. Además de ser más o menos complejos, porque incluso estos productos podían incluir otros compuestos como la rosa moscada o el ámbar, la variedad de perfiles aromáticos iba pareja a la variedad de intensidades, desde fórmulas más penetrantes como el tipo chipre a otras más finas y suaves como el clavel.

Un ejemplo de receta para preparar el muy caro polvo Flores de Italia recogido en un libro antiguo dice: (…)»para cien libras de polvo de flor de almidón se pone: 6lb de rosa moscada, 6lb de rosa pálida, 4lb de jazmín, 4lb de flor de naranjo, 4lb de tuberosa, 6lb de junquillo o de jacinto, 2lb de iris, 8oz de compuesto de clavel y 8 oz de ámbar y almizcle. Se mezcla todos estos polvos y se los pasa por un tamiz de seda».

Algo más sobre el tema podéis leer en Acordes míticos y memoria olfativa: olor a talco, polvos de arroz y cosmética retro chic.

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Entre nubes empolvadas, una rosa delicada: Ombre Rose de Jean Charles Brosseau

25 domingo Mar 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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empolvado, iris, miel, perfume, rosa, tofe

Las notas empolvadas dan el toque de elegancia y delicadeza asociadas a una idea de femineidad clásica; pensemos en la mimosa, el iris, ciertas notas de vainilla, el heliotropo, etc, etc. Frecuentemente podemos encontrar el iris y la rosa ligadas a un acorde cosmético que puede desarrollar una personalidad más frívola y superficial o más entrañable y profunda cuando consigue apelar a recuerdos muy específicos pero muy universales a la vez. Es decir, cuando los jabones con olor a rosa, los polvos de arroz, las borlas de plumas, las cremas, el maquillaje retro chic y demás productos del tocador femenino se convierten en una cita al pasado, a las mujeres que nos cuidaban en la infancia con toda su indulgencia femenina.

Encontrar algo singular en el campo de los acordes cosméticos personalmente se me antoja un reto. Este tipo de composiciones es bastante fácil que sean de lo más anodino con una nota genérica dulce y rosada ocupando toda la evolución sin ningún rasgo distintivo o encanto discreto pero singular que atraiga la atención. Ombre Rose, en este sentido es una fragancia a veces discutida. Hay quienes comentan que la idea es una genialidad y quienes piensan que es una obra inacabada. Personalmente creo que es algo hecho con mucho mimo, que aporta cierto rasgo al género. Sigue a la perfección los preceptos de Jean Charles Brosseau y su estética del lujo discreto marcado por la tradición. Porque con su discurso, en realidad, habla de tradición y de estilo de vida – no tanto de escuela o de historia personal del perfumista-. También apela a lo que todo buen perfumista sabe que te fideliza a un perfume: la base, la que sustenta las notas y el carácter. La base es el perfume y nunca mejor dicho en este caso… Por esa vía además nos recuerda un tiempo pasado en la historia de la perfumería, cuando las notas de base eran algo muy trabajado y rico, y un perfume era una composición llena de materiales naturales que creaban lo que hoy describiríamos como un efecto raro y estático.

El perfume de Jean Charles Brosseau se compuso a partir de una base de perfumería popular en los años 20´s- una base de perfumería (no confundir con las notas de base) es un ingrediente compuesto con la complejidad de un miniperfume-. Ombre Rose no tiene una evolución marcada, es más bien lineal, discreto y cálido. Sus notas no se despliegan como un perfume actual, sino que se repliegan recreando esa sensación estática. El núcleo de la fragancia es floral con un acorde clásico de rosa-lirio de los valles rodeado de un iris empolvado -efecto que se complementa con una discreta nota de canela y el dulzor del heliotropo- Este cuerpo floral introducido por el balsámico ylang-ylang y un seco melocotón está envuelto en una ténue nube de notas aldehídico-empolvadas de las que emana un vago olor de rosa mantecosa y dulce-algo ensombrecida con geranio- que descansa sobre un lecho de notas ambaradas con acabado meloso donde la vainilla y la cumarina juegan el rol principal. Lo que recrea en conjunto Ombre Rose al trabajar sobre esa base y realzarla es un perfume relativamente sencillo que conjura un olor de polvos de arroz muy logrado.

El punto de partida del perfume es mítico: en 1978 el señor Brosseau encuentra algo que le atrapa: una antigua base de perfumería llena de notas almizcladas-avainilladas y con un carácter empolvado. Cautivado por tal olor quiso que su perfume fuese tal cual la base, y a partir de ahí comienza la creación de Ombre Rose, obra de François Caron y Pierre Bourdon (quien muchos años después haría Iris Poudré para Frederic Malle).

Su carácter es de oriental floral marcado por un acorde cosmético de polvos de arroz con un aire ligeramente gourmand. Debido al gran éxito que cosechó en Estados Unidos, supuso el revival de los oriental florales a partir de la década de los ochenta y pasó a ser el paradigma moderno dentro del género rosa-violeta cosmética y cremosa. Hay muchos perfumes que pueden recordar a Ombre Rose de un modo más o menos directo: Paris de YSL, Trèsor de Lancôme, Classique de Jean Paul Gaultier, Lou Lou de Cacharel, Stella de Stella McCartney, Boudoir de Vivienne Westwood y tantos más que la lista es interminable, algunos incluso inesperados como Dior Homme Intense donde hay huellas muy palpables de ese mítico acorde/base…es decir, en realidad hay muchos perfumes actuales deudores de aquella fórmula vintage de los años 20´s.

Pero, lo cierto, es que la singularidad de Ombre Rose es otra. No destaca por la exhaustividad de un acorde retro como pueda ser Teint de Neige de Lorenzo Villoresi, pese a reproducir una nota empolvada muy bonita, sino por el propósito de dibujar algo delicado como es una rosa rosa, y crear para ella una atmósfera dulce que la envuelva. Y esa es su singularidad: lo que aportó el perfume de Jean Charles Brosseau fue la faceta acaramelada pero refinada de tofe de miel, cuyo sabor es suave pero peculiar.

Shalimar Parfum Initial de Guerlain

14 viernes Oct 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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empolvado, haba tonka, iris, jazmin, perfume


«Cansada estoy de las sombras», dijo la Dama de Shalott, obra de Sidney H. Meteyard (1913)

La Dama de Shalott pasó su vida encerrada en una torre tejiendo tapices de vivos colores en los que ilustraba el mundo que ella conocía: el que un espejo mágico le ofrecía, reflejando Camelot. Sobre ella se cernía una maldición: no podía mirar al mundo exterior, por eso noche y día tejía un mundo de imágenes especulares.

Parfum Initial de Guerlain, es igualmente «un espejo en el que aparecen las tinieblas» del clásico Shalimar, la única imagen posible para quien, al igual que la Dama de Shalott, nunca haya mirado a través de la ventana para ver el paisaje original.

Shalimar de Guerlain (1925) es un perfume icónico, prototipo de la familia de los perfumes orientales. Por eso hay muchos perfumes en el mercado que siguen su estela, algunos de ellos realmente interesantes. La propia casa Guerlain ha ofrecido diferentes interpretaciones, quizás la mejor sea Habit Rouge, pero eso es otra historia.

Shalimar Parfum Inital pretende ser apropiado para un público más joven, por lo que se habrán eliminado las notas más comprometidas. Pero, en realidad, se han eliminado muchas más cosas: contraste, vibración, sillage, riqueza de detalles si bien conserva el tono umbrío en su fondo, pero con distinto acabado.

Poco queda de la brillante salida de Shalimar basada en bergamota y limón. Parfum Initial es más anaranjado, con un toque de lima incluso en el inicio, si bien el frescor alimonado se deja entrever a lo largo de la evolución. El tono verde ligeramente ácido que desemboca en frambuesa es algo nuevo. En la gama de lo verde Parfum Initial también estrena una faceta herbal prolongada en la que aparecen matices balsámicos y aromáticos algo cercanos al romero.

En líneas generales podríamos definir Parfum Initial como una fragancia de iris fresco pero a la vez penetrante, con una importante faceta cumarinada a cargo del haba tonka. Aún podríamos decir más, podríamos añadir que Shalimar Parfum Initial recoge ese aspecto de iris fresco, crepitante y almizclado de Chance de Chanel y lo conjuga con uno de sus perfumes exclusivos de boutique: Tonka Imperiale, del que toma el núcleo aromático, terso y oscuro. Añadiendo en la base alguna resina (opopanax) y la muscinade- a base de almizcles blancos ( bastante prominentes aquí) y patchoulí, entre otras cosas-. Pero en esta ocasión, la muscinade está ligeramente ahumada y es mucho más sombría porque el patchoulí ya no es tan atercipelado sino terroso y húmedo.

Después de las líneas generales vienen los detalles, pequeños y con poco contraste. Shalimar Parfum Initial es empolvado, pero de forma tímida. El carácter especiado es más seco, más centrado en el clavo. Tiene tintes coriáceos ligados a la nota de iris. Un iris floral a la moderna con un regusto de frutos secos y uva pasa muy característico. Otras notas florales están resaltadas, al contrario que en el original que eran muy discretas. Ahora tenemos un jazmín alimonado y delicado junto a una rosa cristalina. Algo de sándalo y vetiver en la base y sobre todo, un toque caramelizado muy abstracto que interviene en el carácter gourmand de la fragancia.

Ese es quizás el aspecto más interesante de Shalimar Parfum Initial, algo que lo liga al patrimonio de la casa Guerlain: la capacidad de introducir notas gourmand hiperabstractas y multifacetadas en sus perfumes. Así, la capa caramelizada esconde otras delicias: trazas de almendras, una nota anisada, una vainilla licorosa y un toque frutal confitado.

Shalimar Parfum Initial es, sin duda, un lindo espectro pero difícilmente puede ofrecer la indeleble experiencia de sentir que siempre hay algo más que un buen olor. Eso sólo lo generan perfumes más profundos.

La Poudre Caron, Météorites Guerlain con sus míticas fragancias: un halo delicado y empolvado.

22 sábado Ene 2011

Posted by Botanyuki in Archivo general

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empolvado, maquillaje


*Boutique Caron:tocador.

Hace unas semanas escribía un post sobre la memoria olfativa y el acorde mítico de polvos de arroz, de talco y otros productos cosméticos y su uso en los perfumes, que podéis consultar aquí. Sin duda los olores cosméticos abarcan más aún que las notas empolvadas aunque estas son elementales: podemos hablar de acordes cosméticos centrados en la flor de naranjo ( Love de Chloe), de acordes contruidos en torno a la mimosa ( en Louve de Serge Lutens hay un poco de mimosa también), de acordes más centrados en las notas balsámicas o de las notas más almizcladas ( Teint de Neige). Pero no se suelen tener dudas a la hora de reconocer ese tipo de fragancias porque todo el mundo tiene esa referencia de su infancia: los productos propios de la higiene y del tocador de la abuela, o de mamá donde seguramente habrá alguna crema para el cutis, algún jaboncito lujoso o algún estuche de polvos para el rostro. Son recuerdos de la infancia muy poderosos. Pero de alguna manera los polvos de maquillaje tienen un encanto especial pera muchas personas porque su olor limpio a flores deja un halo delicado muy característico sobre la piel, que sólo se percibe cuando nos acercamos para dar un beso. La rosa y la violeta son dos de los más clásicos acordes en esta gama, y por eso hoy voy a dedicar este post a dos productos cosméticos icónicos : los polvos de Caron y los de Guerlain.

Los polvos de Caron son famosos por estar fabricados con una técnica única que mantienen en secreto con la que se obtiene un producto ultrafino y ligero como el aire, pero que a pesar de su suavidad tiene una buena fijación y poseer una deliciosa y delicada fragancia a rosa búlgara, algo que ya comentaba un post anterior que dediqué a las fragancias de Caron Aimez Moi y N´Aimez Que Moi, ya que está última tiene como protagonista de la composición a la rosa.

Los polvos de Caron además se ofertan como un producto refinado, coqueto que acaricia la piel como la seda, con el permiso de los dermatólogos, y cuyo gesto de aplicación es casi como un ritual, como un vestigio del estilo rococó, con borlas de pluma de cisne incluídas.


*Carta de color de los polvos clásicos Caron.
Los polvos clásico se aconsejan para piel normal y mixta.


*Carta de color de los polvos translúcidos Caron.
Los polvos translúcidos se aconsejan para piel seca a normal: También existen los de acabado iridiscente que incluyen el tono Vénitienne, un color rosa con acabado satinado-irisado que es de los más famosos de la gama.


*Las famosas borlas de pluma de cisne de Caron que se venden en boutique, se fabrican en distintos colores y se rematan con lazo de seda

Los polvos Caron en la Península no son muy fáciles de encontrar pero Il Profumiere (Perfumería C´e Sole e Sole, Granada) on line tiene en su catálogo los polvos compactos, los tranlúcidos e iridiscentes además de una buena selección de fragancias Caron.


*Météorites Guerlain, campaña de Navidad 2010.

Entre los productos de tratamiento cosmético de Guerlain encontramos varios con un aroma floral ligeramente empolvado y otros con una fragancia basada en la rosa, una rosa más transparente o más oscura pero en todos los casos una rosa con el típico perfil de Guerlain; estas fragancias se complementan con las de sus productos de maquillaje.

Los polvos Terracota tiene una ténue fragancia inspirada en el perfume Chant d´Aromes, con una suave tonalidad melosa que envuelve las notas de flores blancas e ylang-ylang. Pero son sin duda los míticos Météorites los que tienen una fragancia más remarcada, basada en un acorde floral de violetas inspirado en el perfume Aprés L´Ondee.

Los nuevos Météorites (a la venta desde el verano del 2010) mantienen ese acorde característico pero, si conserváis aún los que venían en caja de cartón, comprobaréis que la fragancia ha cambiado ligeramente: ahora es más ténue, más delicada, menos dura, menos vintage: han eliminado la nota de cumarina tan característica y la faceta especiada la han rebajado mucho. Ahora es más violeta aún.

Esto demuestra claramente cómo la fragancia de los productos cosméticos no es un tema baladí para los usuarios: una acorde más vintage, se asocia más fácilmente con la clásica imagen de rostro claro y empolvado a la antigua y esa idea es más propia de un público más restringido. Sin embargo, Guerlain y otras marcas tradicionales de lujo miran hacia horizontes más amplios, tratando de llamar la atención de un sector mayor de población sin perder distintividad, y lo hacen con sutilezas como ésta: cambiar el aroma de Météorites ligeramente, es algo apenas perceptible, menos aún si no se tiene una muestra del producto antiguo para comparar, pero es un cambio que acompaña a la nueva imagen y a los nuevos tonos, entre los que curiosamente el Doré se ha convertido en el favorito de muchas personas para crear un halo sutilmente tostado: y funciona ya que la armonía de colores es bastante neutra, y la textura muy sutil…y la mejor manera de aplicarlos es con la brocha de Météorites haciendo movimientos circulares, en mi opinión es como la 217 de MAC pero a lo grande: la brocha tiene el suficientemente diámetro como para conseguir un acabado ligero pero con la densidad justa para poder seguir controlando la textura del producto, algo esencial…en fin, me estoy alejando un poco del tema, así que lo dejo así.

Acordes míticos y memoria olfativa: olor a talco, polvos de arroz y cosmética retro chic

12 domingo Dic 2010

Posted by Botanyuki in Ensayos

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empolvado, haba tonka, magnolia, perfume


¿Cuántas veces habéis tenido la experiencia de oler algo y sentir que os recuerda a algo, quizás a la infancia, quizás a algo de la abuela?

Existen en el mundo de los perfumes algunos acordes realmente populares, porque han creado un tipo de olor mítico que ha llegado a dominar una época y extenderse. Chanel Nº5 es un ejemplo prototípico de como un perfume famoso crea un perfil tan admirado y deseado que comienza a reproducirse, ya sea creando fragancias derivadas, ya sea tratando de imitarlo en otro tipo de productos como cremas y lociones. El que un perfume sea recreado en distintos niveles hace que ese tipo de olor perdure en la memoria colectiva de una cultura, de manera que puede, décadas después, rescatarse la idea y enganchar de nuevo a la gente. Otro ejemplo claro lo tenemos en cremas populares como Nivea y Bella Aurora, con un característico olor a magnolia, forman parte de esa memoria cultural de la que hablo, el gel de ducha Dove recoge y moderniza este acorde cremoso-rosado-lechoso.

Así que podemos decir que un olor mítico es algo que forma parte de la memoria olfativa de una cultura o sociedad, en perfumería hablamos de acordes míticos: la mezcla de un número limitado de ingredientes que crea un algo característico y singular que transciende y perdura.

Y uno de estos acordes míticos es el que reproduce texturas empolvadas y las tonalidades pastel del olor a talco, a polvos de iris, a polvos de arroz, coloretes, barras de labios y todo tipo de productos cosméticos de olor limpio y ligeramente floral. El inicio de esta idea se pierde un poco en la historia de los productos cosméticos… Por ejemplo el polvo de iris, siempre un producto con precios privativos, tuvo usos cosméticos desde tiempos antiguos por sus propiedades astringentes y exfoliantes, en el Lejano Oriente las damas lo usaban para cuidar su piel. Pero también tenemos las antiguas recetas farmaceúticas como cremas de rosas, jabones de característicos bouquets, aguas de tocador y demás productos al uso.

Tanto los polvos de iris, como de arroz o el talco se asocian a la idea de piel limpia y suave, ligeramente almizclada y floral y este tipo de olor es un recuerdo casi-universal de la infancia, por su lado tierno y maternal, con esa recreación de universo personal que es capaz de producir ese tipo de sillage etéreo. Hablamos de suavidad y tersura. Aunque en ocasiones se asocia al universo de la coquetería, a veces con el sentido negativo de la frivolidad pura y dura.

Muchas fragancias históricas contienen el germen de la idea de un modo sublimado gracias a la faceta empolvada que aporta la nota de iris, como Après l´Ondée o L´Heure Bleue ambas de Guerlain…o mediante un toque más cremoso y almizclado como en el caso de Chanel Nº5; y es que es durante la época temprana de la perfumería moderna cuando se crea el acorde al que hoy me refiero, construido en base a tres productos de síntesis:
– vainillina
– heliotropina
– cumarina
A partir de aquí las composiciones pueden reforzarse con notas de iris/violeta o de rosas; ir en una dirección más lechosa-cremosa recreando un acorde de magnolia, hacerse más empolvados y balsámicos añadiendo haba tonka, benjuí o bálsamo de Tolu o ir en una dirección más abiertamente almizclada usando Galaxolide para poner el acento en el olor a limpio.

En esta familia de fragancias quizás la más emblemática sea Ombre Rose (1981) de Jean Charles Brousseau porque reproduce el olor de los polvos de arroz con un toque de ámbar vintage muy característico que habla de una feminidad discreta; de Ombre Rose se han derivado otras como Trésor de Lancôme donde el Galaxolide juega un papel importante. Boudoir de Vivien Westwood se recrea en un acorde empolvado retro floral y especiado. Hiris de Hermés está en la línea pero con un toque chic; por supuesto Lipstick Rose e Iris Poudré de Frederic Malle, Drôle de Rose de L´Artisan Parfumeur, Sicily de Dolce & Gabbana. Flower de Kenzo en abstracto mantiene todos los elementos del conjunto mientras Teint de Neige de Lorenzo Villoresi o la nueva fragancia de Chloé: Love están en el lado opuesto del espectro: evidencian las notas empolvadas-almizcladas más cosméticas. Y siguiendo esta línea podemos cerrar el círculo citando fragancias almizcladas más rosáceas pero ya con un toque casi apotecario como Muschio Oro de Santa Maria Novella o el nuevo perfume de Mona di Orio: Musc.

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