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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: flor de naranjo

De allure oriental y frescor chic: La Femme Intense de Prada.

24 viernes Nov 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar, clavo, flor de naranjo, frangipani, iris, jazmin, nardo-tuberosa, patchoulí, perfume, pimienta rosa, Vainilla, vetiver

¿Quién puede definir con exactitud lo que es la femineidad? ¿Acaso es un universal?

La femineidad es un concepto moderno en el que se aglutinan los valores sociales concretos con la dimensión psicológica de cada mujer y, al igual que la personalidad, es en parte naturaleza y en parte conducta adquirida. Así que como concepto es dinámico y a la vez inasible, pero la gente prefiere aferrarse, así que no suele hablar de femineidad en términos abstractos sino en términos de conductas esperables asociadas a una moral dominante que poco puede tener que ver con el gusto propio y la expresión del mismo.

Pero aunque no haya una única definición de femineidad siempre habrá ese canon marcado por la sociedad que cambia muy lentamente y parece que nunca llega a transformarse del todo en algo totalmente nuevo. Esto es algo que incide directamente en la vida de las personas estableciendo usos, costumbres, estilos y expresiones válidas y aceptables para socializar.

Estas reglas y usos de cada época tienen un reflejo en el mundo de la perfumería. Un reflejo difuso e intrincado a la vez, pero menos accidental de lo que se pueda apreciar a primera vista.

En el s. XIX los olores se asociaban con un sentido de la moralidad muy explícita: los perfumes desprendían el elitista frescor de la Cologne con sus múltiples interpretaciones o hablaba el lenguaje de las flores (floriografía). Nadie pecaba contra esta regla si quería mantenerse en la buena sociedad. Pero por otro lado la fuerte industrialización finisecular, la masiva migración del campo a la ciudad, los nuevos paisajes urbanos con bellos paseos ajardinados por un lado y oscuros guetos por el otro suponían un caldo de cultivo caracterizado por una mayor polarización en la sociedad que hacía que las antiguas reglas del antiguo mundo comenzaran a resquebrajarse poco a poco hasta quedar totalmente obsoletas con la Gran Guerra que supuso el final de aquel mundo. El final de una época y el comienzo de otra significaron muchos cambios en el estilo de vida. Las antiguas fotografías nos dejan ver que corsés y crinolinas quedaban atrás pero no podemos apreciar como aquella sociedad pudiente que podía decidir entre Chanel o Lanvin sentía fascinación por la modernidad sofisticada de los perfumes abstractos y de fantasía.

Perdidos en parte los antiguos usos, surgía la necesidad de un nuevo lenguaje oficial que marcara la forma de presentarse en sociedad. Ya fueran las flores que la anchura del ala de tu sombrero, siempre era cuestión de que algo sirviera para establecer una comparación y crear un estereotipo en el que confluyeran viejas y nuevas ideas.

Los manuales al uso sobre el vestir o los buenos modales pudieron hacerse más «técnicos» pero el esquema subyacente vino a ser lo mismo, algo así como fisionomías asociadas a colores, colores asociados a virtudes, virtudes asociadas a olores, olores asociados a estilos de vida, estilos de vida que implican una forma de comer, de hablar, de peinarse…cliché tras cliché aglutinados para describir una personalidad, como si eso fuera algo totalmente dado e inmutable, pues así se creía entonces que era.

Aquella moda de los tipos no fue tal moda, aún perdura hoy en día y la publicidad se nutre de ella, pero tuvo su época dorada entre los años 20-30´s y 60´s en la medida en que toda mujer parecía ser de un tipo u otro y Hollywood contribuyó en gran medida a popularizar los estereotipos. De nuevo es el mundo de la imagen el que nos permite hacer una apreciación más directa y plástica de los hechos, pero la perfumería también se desarrolló bajo el influjo de los tipos. La idea podía ayudar a vender.

Frente a la conceptualización de los perfumes abstractos de Chanel, Jean Patou fue pionero en la idea de ofrecer perfumes para rubias, morenas y pelirrojas, asociando un tipo de olor a un color de cabello y suavizando la propuesta con el tamiz del romanticismo novelesco: cada perfume también representaba una fase del romance. Así publicitó sus perfumes creados en 1925 Que je sais?, Amour Amour y Adieu Sagesse. Rentabilizó la idea añadiendo vestidos para  cada tipo. Guerlain se hizo eco de la ocurrencia y en 1935 publicitó sus hoy ya clásicos L´Heure Bleue, Mitsouko y Liu para rubias, morenas y pelirrojas respectivamente mediante coloridos carteles ilustrados por A. Mouran Cassandre en los que resaltaba un sencillo eslogan: Eres su tipo? . Este modo de consolidar clichés asociando olores a caracteres no distaba mucho de la caracterización cinematográfica.

Los tipos siempre dejan fuera las características más personales y complejas porque sólo se basan en agrupaciones de rasgos que luego se asumen como inevitables y universales, aunque de vez en cuando sufran graciosas distorsiones. Pero la gente acepta los estereotipos con gran facilidad. A nivel personal porque describen rasgos y cualidades que pueden gustar y ser vistos como deseables -el cebo de la celebrity o el mito y el glamour de los iconos del pasado tienen un valor psicológico-; a nivel social también se aceptan porque la clasificación sin miramientos es un deporte muy humano que simplifica la interacción.

Es esperable que todo el mundo encaje siempre en algún lugar …pero ¿se pueden romper los clichés? Miuccia Prada sugiere esta idea en sus perfumes- y en su universo estilístico en general-, pero con La Femme & L´Homme y sus respectivas versiones Intense lo plantea directamente. No propone un discurso revolucionario sino una invitación sutil y pragmática para acercarse al perfume con otra mirada. El punto de partida es el propio cliché que se asume como propio e inevitable pero lo plasma con un lenguaje que obliga a mirar dos veces. Y esta es la clave, mirar dos veces.

Prada no propone escapar por completo del esquema habitual sino usarlo como base para construir un lenguaje de fusión entre facetas tradicionalmente femeninas y masculinas, poniendo en relieve matices diversos que acentúan diferente y, por tanto, amplían el campo de visión. Este uso de la fusión quizás sea más evidente en L´Homme & L´Homme Intense donde las notas cálidas y empolvadas de iris contrastan con especias frescas, cedro y ámbar; pero también es cierto que el mundo de la perfumería masculina es mucho más restrictivo en términos de olor y de aceptación de nuevos aromas más allá de las maderas ambaradas, las especias frescas o el cuero. Dicho de otra manera, si el mundo femenino sufre de estereotipos varios y dualistas, el masculino adolece de estereotipo único.

El lenguaje de raigambre clásica que Prada maneja y la perfumista Daniela Andrier ha ido puliendo perfume a perfume se apoya en tres pilares. Parte de un interés por expresar un estilo refinado más atemporal, se basa en un perfil caracterizado por dos materiales distintivos de la perfumería de lujo como son el iris y el ámbar y maneja el eclecticismo como recurso renovador.

El eclecticismo es importante porque es lo que rompe el estereotipo, permite experimentar e invita a pensar en la posibilidad de plantear un universo personal como lugar en el que conocerse mejor y comprender mejor las propias emociones forman parte del desarrollo, en vez de abrazar un dictado.

Pero el eclecticismo es sólo una parte del conjunto. Todo el universo Prada y su espléndido manejo de las sutilezas no estaría completo sin la búsqueda del refinamiento y esto se expresa con facetas limpias- a veces directamente jabonosas- envueltas en un frescor profundo y sedoso asociado al iris de forma más directa que a los cítricos y sostenidas por notas amaderadas ambaradas no necesariamente pesadas o excesivamente vibrantes pero si sólidas y moderadamente secas que dejan ver facetas ricas de ingredientes naturales. Es un sentido del refinamiento que parte de la mente , no de unas maneras y una pose y ese elemento intelectual que puede ser bastante rotundo recuerda a la visión creativa que Gabrielle Chanel tenía del perfume.

El estilo de los perfumes de Prada podrá gustar o no pero es notable que en el panorama actual, mientras las firmas más admiradas por su legado histórico parecen renunciar a sus estándares de calidad y sus señas de identidad, Prada hace lo contrario: apostar por una estética coherente y consistente.

Tan consistente como el carácter tradicional de los perfumes florientales basados en combinar flores blancas, especias y ámbar y en los que cabe poca variación. En ese sentido, La Femme Intense (2017) es un flororiental con algo más interesante.

Como su predecesor La Femme (2016) la idea es romper clichés de la manera más veraz: la femineidad no la representa una sola mujer -no es un tipo- sino distintas mujeres. Es una invitación a cultivar el estilo propio. La idea puede parecer muy obvia -y lo es-, incluso suele ser un lugar común en las conversaciones sobre estilo y moda pero, en realidad, se practica poco la búsqueda personal porque puede tener un coste social elevado. Pero en este caso la subversión incluye el contexto. Lo que Prada plantea, en último lugar, es que defender nuestra gracia y nuestras emociones es una decisión propia que forma parte del desarrollo personal y también es una forma de demostrar que se tiene clase y elegancia.

En términos de perfume esto se traduce en un mundo de sutilezas pero partiendo de las flores- más aún de las flores más dulces- el elemento distintivo de los perfumes femeninos por excelencia. Así, en La Femme todo es aparentemente juvenil, con un perfil de flores mantecosas y frutas tropicales, pero no se presentan claramente como tales sino jugando a dibujar con fluidez y naturalidad matices vagos y delicados de flores blancas; sin embargo, la proyección del perfume es importante y contrasta mucho con la ligereza de las notas…algo realmente tropical. La Femme es fresca por momentos y tiene un brillo dulce de melocotón que redondea las flores con un acabado jugoso pero hay una faceta melosa más primitiva que aporta el acento carnal al fondo verde y jabonoso del perfume. Con su vaguedad de notas frescas y solares, especiadas y animalísticas funciona como algo versátil y confortable que, pudiendo gustar a mucha gente por ser bonito y sencillo, también ofrece algo diferente en esa mezcla de imprecisión y osadía.

La Femme Intense (2017) deja atrás esa vaguedad y se acerca más a la piel: no proyecta tanto pero es más rica en contraste y color. Expresamente más exuberante, se dirige a quien gusta de la riqueza de matices porque estos añaden la profundidad y definición que enriquece la experiencia. Así que esa sensación emergente de aire tropical que inunda La Femme aquí se concreta más en una tuberosa solar muy saturada de luminosidad gracias a un rico ámbar y cuya deliciosa dulzura floral el iris realza con generosidad.

Lo interesante en el perfume es la mayor dimensión oriental que adquiere al facetar el ámbar con una impotante dosis de patchoulí y la calidad del mismo. Así, mientras en un floriental más tradicional el acorde floral tiene más peso, aquí las flores representan la parte radiante de un tema más insondable y sensual. El acento es diferente.

La faceta floral no proyecta un olor abrumador de flores blancas sino que exhala el aroma de un licor de flores dulce, reconfortante y profundo. El bouquet parece un mosaico cuyas teselas dibujan la figura mediante gradación de tonos en lugar de usar un fuerte contraste para diferenciar volúmenes; los tonos van desde brillantes amarillos y blancos cremosos que acentúan elementos florales de forma directa a fragmentos dorados que crean un aura más luminiscente e introspectiva.

Pese a que puede leerse como una tuberosa moderna -solar, ligera, limpia y tersa- elementos distintivos de otras flores se presentan alternativamente en el perfume. No se trata solo de los recuerdos a otras flores blancas que el complejo olor de la tuberosa podría mostrar, sino de algo más visible. El más sorprendente por su veracidad es el frangipani que introduce la cascada de referencias florales con una característica mezcla afrutada y balsámica de rosa y flor de naranjo; a ratos puede apreciarse el vago matiz a jacinto del jazmín Sambac y el corazón cremoso y especiado del ylang-ylang que ocupa un lugar importante en el perfume junto con la faceta afrutada, reminiscente de uvas, de la flor de naranjo.

Son flores radiantes sin resultar evidentemente indólicas. Dejan atrás el consabido cliché de la dualidad de las flores blancas y se presentan envueltas en un frescor verde y anaranjado que aporta delicadeza y familiaridad. También hay abundancia de matices frutales -no tan jugosos y tropicales como en La Femme, sino más bien confitados- que recuerdan al melocotón, las cerezas y el albaricoque. Sutiles pero suculentos. El carácter festivo de las flores se complementa con ámbar e iris. Un iris dulce, casi meloso, y ligeramente empolvado que realza mucho el bouquet mientras aporta un carácter más elusivo, atemporal y lujoso.

El ámbar, siguiendo el estilo de Prada pour Femme (2004) es translúcido, brillante, cremoso y sedoso, ligeramente vibrante e intensamente irisado pero sin la palpable referencia palatable a Angel de Thierry Mugler, aún así a veces parece oler a chocolate o mejor aún a bombón de licor. Es un ámbar bien redondeado con vainilla (nota discreta pero eficaz) y sombreado con el elegante efecto seco de maderas preciosas que aporta el vetiver. Pero es el patchoulí el que marca el compás y lleva el perfume hacia un territorio de oriental moderno más fresco y luminoso. Es el material que caracteriza el perfume con un efervescente dulzor herbal y esa complejidad suya así especiada, balsámica, vinosa y empolvada que refuerza la calidez dorada del perfume. Es el tipo de patchoulí de calidad afrutada que brilla en los perfumes de Chanel modernos. De hecho, La Femme Intense puede recordar a Chance EdP, a Coco Mademoiselle y especialmente a Allure Sensuelle EdP (sin la nota de incienso). En cada uno de estos perfumes un torbellino de flores reviste con tejido de distinta tonalidad un núcleo de ámbar cristalino facetado con ese patchoulí limpio y afrutado. La Femme Intense es más redondo, cremoso y festivo pero mediante la sutileza en los detalles y el frescor en el acabado intenta modelar lo mismo: un estilo chic.

Lirio de los valles y flor de naranjo para este mayo.

16 martes May 2017

Posted by Botanyuki in Usando perfume

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almizcle, flor de naranjo, lirio de los valles, madreselva, perfume

Mayo puede ser el mejor momento para llevar esos florales más suaves y sencillos de nuestra colección; tan sólo ribeteados de verde, de musgo o de algodonoso almizcle se despliegan con naturalidad y acompañan la brisa primaveral. Estos son mis favoritos:

–Muguet Blanc de Van Cleef & Arpels. Hay muchos perfumes de lirio de los valles realmente bonitos, muchos de ellos ponen el acento en el verdor, así se muestran frescos y crujientes. Este perfume de Van Cleef & Arpels no se aleja de esa idea pero tiene la peculiaridad de mostrar los distintos matices del muguet acompañados de una textura cristalina que lo hace realmente especial. Como Murmure sigo sin entender por qué lo retiraron. ¿Alguien más recuerda aquel perfume llamado Murmure?

–Le Chèvrefeuille de Annick Goutal. La gente comenta a menudo como este perfume hace pensar en el té helado al limón y es cierto que en verano muestra más ese aspecto, pero en el templado mayo es cuando mejor se aprecia su filo anaranjado reminiscente de flor de naranjo y el verdor que aporta el toque de narciso en este perfume.

–Narciso Rodriguez for Her. A veces prefiero un perfume que insinúe las tonalidades de flor de naranjo que oir la conocida melodía directamente, si además se le une la indulgencia de un almizcle ambarado ¿qué más se puede pedir?

Momento musical: Celtica de Emma Shapplin.

Entre heliotropos: Kiss me tender & Kiss me intense de Nicolai Perfumeur Createur

28 viernes Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ Comentarios desactivados en Entre heliotropos: Kiss me tender & Kiss me intense de Nicolai Perfumeur Createur

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almendra, almizcle, canela, cereza, flor de naranjo, Heliotropo, jazmin, perfume, rosa, Vainilla, ylang-ylang

Advertencia: De romanticismo novelesco se les podría acusar. Cada nota puede ser calificada de elección perfecta en este duo de perfumes, nada que evite hacer de ellos algo precioso y delicado que invite a la ensoñación y la ingenuidad. Induce a pensar en un ideal de femineidad propio de heroínas de novela: que pasean entre heliotropos, acompañan sus meriendas con macarons de rosas, vainilla y cerezas, mordisquean nubes de fresa mientras leen poesía y a la luz de la luna llena lloran, suspiran o esperan. Todo belleza, algo de melancolía y mucha suavidad.

El argumento central son las flores en su faceta más gourmand. Kiss me tender es un heliotropo tintado de flor de naranjo, algo más floral. Kiss me intense insiste más en ofrecernos la flor en bandeja almizclada repleta de dulces de mazapán y bizcochos vainilla bañados en Amaretto.

La estructura es clásica; un floriental al uso. El estilo fino y matizado, incluso un poco artesanal: mitad brillo de ingredientes naturales, mitad fantasía de mente creativa.

La flor de encanto victoriano que es el heliotropo, con sus recuerdos de cerezas y almendras amargas, asoma entre los pliegues de un corazón tradicional de rosa y flores blancas empolvadas: algo flor de naranjo, algo de jazmín y bastante de absoluto de ylang-ylang, culpable de ese efecto difuso de acabado anisado tan característico. La base no renuncia al dulzor balsámico concentrado del absoluto de vainilla y del opoponax -aunque la versión Intense declina hacia algo más herbal- pero hay un toque especial, un sutil efecto azucarado frutal que hace pensar en esos perfectos frutos rojos del verano capaces de ofrecer en su sabor un bocado de sol.

Ah, sí! Estos perfumes están llenos de simpáticas referencias: desde el dulce de malvavisco en la faceta empolvada, al chicle de fresa en el sutil efecto aldehídico pasando por las natillas con su sabor mezcla de vainilla, canela y limón y su cremosa textura acompañando las flores. Trío de sugerencias gustativas que, unido al recuerdo de regaliz que aporta el anís estrellado, completa un cuadro lleno de reminiscencias infantiles.

Uniendo así lo goloso con lo floral tierno, pareciera que a ramilletes de flores de azúcar decorando una tarta nupcial nos estuviéramos refiriendo. Almendras de Jordania incluidas para celebrar la ocasión, pues es la tradición.

Pero ese no es el punto final porque el brillo solar invita a soñar con tierras lejanas. Sí, la vainilla junto con el absoluto de ylang-ylang crean un aura exótico similar al de perfumes como Fleur de Comores de Maître Parfumeur et Gantier o Songes EdP de Annick Goutal. Nuestra heroína también piensa en largas travesías por mar, hacia los mares del Sur…

Sugerencia: Acompáñese de la lectura de la chispeante novela «La abadía de Northanger» de Jane Austen.

Esa suavidad, esa piel de porcelana: Chanel Nº 22.

22 martes Nov 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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aldehídos, almizcle, benjuí, flor de naranjo, incienso, iris, nardo-tuberosa, perfume, rosa, sándalo, vetiver, ylang-ylang

solomko
*Princesa María, el Cisne Blanco (1917) postal de Sergey Solomko.

Esa suavidad de los perfumes vintage rara vez la tienen los perfumes modernos, sólo algunos de los antiguos que sobreviven a las reformulaciones consiguen mantener ese aspecto tan distintivo. Esa textura es el resultado de formular con muchos ingredientes naturales, entre ellos tinturas, combinados con ciertos químicos aromáticos que afianzan la estructura y dan estabilidad al tema. Es una cuestión de riqueza en el matiz y de gran sentido del equilibrio. Pocos perfumes reformulados pasan la prueba aunque algo de su carácter original quede siempre perdido en el tiempo. Conservan la pátina, pero pierden contraste y profundidad: ya no se trabaja con los mismos materiales, en algunos casos por prohibición, en otros porque ya no existe; pero, casi más importante aún, tampoco se manejan ingredientes en la misma concentración. Sencillamente esa fortaleza de notas, ese concierto de matices tiende a considerarse como algo excesivo y propio del pasado. ¿Pomposo?

Bien vale pararse a pensar un poco por qué entonces un perfume tan sutil como sublime como es el Nº 22 de Chanel, pese a ser ahora más pálido, ha conseguido mantener su peculiar carácter. Sin duda Chanel cuida sus perfumes lo más que puede manteniendo la calidad de las materias primas y ahí está una porción de la explicación, pero otra tiene que ser la base misma de la que se parte, el núcleo de un perfume Chanel. Aunque ¿qué se supone que es ese núcleo? Por un lado está en esa búsqueda de una estética abstracta premeditada por otro, en el modo en que se traduce dicha estética en una característica alianza de materias: un rico iris, cremoso ylang-ylang, almizcle de gran calidad, un fino acabado ambarado apoyado por sándalo y vetiver y esa rosa y ese jazmín de Grasse con su especial frescor. Si se prueba un extracto de Chanel esta calidad y calidez se perciben al instante, especialmente en los extractos correspondientes a los perfumes clásicos.

Las familias de perfumes han ido cristalizando a través de las décadas a partir de patrones que se popularizaban, siendo cada uno de estos patrones emulado casi literalmente en un contexto similar al original o constituyendo un punto de partida para crear algo diferente. Todas las épocas se han caracterizado por el dominio de alguna de estas frases perfumadas y la imitación o la variación de las mismas. Lo que marca un hito en la historia de la perfumería es que a partir de estas cosas conocidas alguien sea capaz de configurar una nueva silueta al encontrar una sinergia entre ingredientes que adquiera ese carácter central o al conseguir introducir con control un ingrediente nuevo o en sobredosis que genere un efecto diferente.

La sobredosis como técnica base de perfumes icónicos puede resultar extraña, incluso a algunas personas les parece algo poco artístico -pero hay que ser capaz de controlar el material en la mezcla para que brille y eso requiere pericia. La pericia también es una faceta artística que implica saber hacer, en otras palabras, maestría. En todo caso, la sobredosis, pese a ser la técnica dominante hoy en día con la que se producen perfumes planos, tiene una raíz clásica. Los perfumes comerciales actuales y ciertos niche también, parten de un núcleo muy estable creado a base de químicos aromáticos tipo Hedione, almizcles blancos de calidad variable, Iso E Super y demás ingredientes de la familia amaderada-ambarada (cada día más pungentes), las esencias naturales lo que aportan es matiz, cierto brillo, una especie de naturalidad…Históricamente la sobredosis de ingredientes químicos también fue un modo de crear algo nuevo, de introducir variación en temas tradicionales, sólo que entonces las esencias naturales eran protagonistas en el perfume. Uno de los ejemplos más paradigmáticos quizás sea el uso de los aldehidos alifáticos empleados no sólo en sobredosis sino también en alta concentración -hay quien afirma que incluso sin diluir- por Ernest Beaux mientras creaba el Nº5, el más icónico de los perfumes, y su coetáneo el Nº22.

Se discute mucho sobre cual fue el primer perfume en usar aldehidos y cual fue la auténtica fuente de inspiración de Ernest Beaux. Digamos que las fuentes de inspiración pudieron ser muchas, estaban en el aire y él las atrapó. Escribió sobre una de ellas en un texto de 1946 titulado «Souvenirs d´un parfumeur», donde explicaba como el viaje por el Polo Norte durante la época del sol de medianoche le inspiró y tras esa experiencia buscó recrear ese frescor escarchado. ¿Cuánto ensayó para llegar a conseguirlo? Quien sabe. Sus inicios en Rusia, trabajando en Rallet, le permitieron formular a partir de aquellas frases bien populares y queridas en el momento del perfume Quelques Fleurs de Houbigant que ya introducía un núcleo floral más fresco y ligero gracias a salicilatos y aldehído C-12MNA. De aquellos trabajos surgió el famoso Bouquet de Catalina o Rallet Nº1 (1914) en el que Beaux ya había comenzado a usar el complejo de aldehídos que convertiría al Nº5 en algo nuevo: una mezcla de C-10 (olor a piel de naranja y cera), C-11 (olor jabonoso y con toque de incienso) y C-12MNA (de carácter más floral, tonos de lirio , violeta y ambarado). Hasta el momento estas notas aún se usaban muy diluidas y en pequeña cantidad, al mismo Beaux le llevaría más tiempo dar con el punto de equilibrio que permitiera controlar el material. Fue trabajando en el Nº 5 cuando consiguió este efecto magnífico en el que los bordes florales se diluyen formando un unísono, el frescor es nuevo, profundo, penetrante, con un efecto escarchado y el acabado empolvado resulta muy rico y de olor muy agradable.

Cuando estando ya en Grasse comenzó a crear un perfume para Gabrielle Chanel, continuó experimentando en torno al tema de Quelques Fleurs , añadiendo nuevas frases derivadas de Le Parfum Ideal (1900) de Houbigant como la unión de salicilatos, flor de naranjo e iris que ha tanto predicamento ha tenido -y que tiende un puente con perfumes como L´Heure Bleue o Après L´Ondée de Guerlain- y aprovechando las posibilidades que los nuevos ingredientes que entonces había en Grasse le brindaban. Así trabajó insistentemente en variaciones sobre el mismo tema, continuó explorando las posibilidades de los aldehídos enfrentado a un cuerpo floral y poco a poco fue aumentando el contraste de los temas. Así, pese a mantener el mismo núcleo y las mismas ideas acabó creando perfumes de carácter diferente. Perfumes que fueron presentados a Gabrielle Chanel numerados del 1 al 5 y del 20 al 24. Ya sabemos cual fue elegido en primer lugar. El Nº 5 sería introducido en 1921 según datos oficiales. Fuentes oficiosas dicen que el perfume ya era regalado por Coco a sus clientes hacia 1918 y que un problema con los proveedores obligó a retirarlo hasta un tiempo después; en todo caso, en 1922 Chanel creaba una colección de ropa de inspiración rusa con ricos bordados y ofrecía un nuevo perfume: el Nº 22.

¿Una variación del Nº5? Más bien una variación de Quelques Fleurs a través de su trabajo en Rallet Nº1 que surgió parejo al Nº 5. Ambos poseen la misma raíz y tienen elementos en común: un acabado empolvado seco y dulce a la vez -quizás el Nº 22 sea algo más atalcado- una sobredosis de aldehídos, una importante faceta de iris y esa pátina antigua propia de los perfumes de los años 20´s que daba la base de ámbar dulce con ricos pero suaves tonos amaderados, ligero efecto especiado, y la estela del almizcle natural mezclado con el característico nitromusk -más poderosa en el Nº22 -. Sin embargo, ambos son diferentes.

Se puede decir que el Nº 5 supera la estética de su época pero el Nº22 está aún anclado en la de la Belle Époque: pese al gran equilibrio de notas florales, pese a su abstracción y sutileza o a pesar de esa cremosidad fresca y jabonosa, mantiene esa suavidad y delicadeza de los bouquets florales super empolvados con una exquisita rosa blanca como protagonista, refrescada y matizada con iris y rodeada de acentos florales muy de la época: el especiado clavel que aporta profundidad y el prominente verdor de las lilas que introduce frescor.

La gente suele tardar en apreciar el Nº 22 o adorarlo al momento como ocurre con L´Heure Bleue. Es difícil de describir no sólo porque posea múltiples facetas y una forma paradójica de mostrarse delicado, refinado y a la vez vívido y sensual, sino también por esa impronta de «un estar entre dos mundos» y poseer una belleza antigua.

Por un lado es un perfume blanco y escarchado. Parece distante pero en el fondo es tierno y está totalmente velado por los aldehídos que le dan ese acabado muy perfumado y jabonoso. Tiene el poder de evocar la piel limpia, meticulosamente empolvada, el cutis de porcelana de una dama refinada que se perfuma discretamente con rosas blancas y nerolí. Por otro lado es dorado y efervescente como champagne …tan dorado y luminoso que parece un sensual perfume solar con un toque exótico de orquídea, mucho ylang-ylang, cremosa flor de naranjo e indólico jazmín sobre base balsámica de opopanax y benjuí. Las consabidas paradojas de Chanel.

En definitiva la fórmula vintage del Nº 22 estaba más cerca de su modelo: Quelques Fleurs. Las versiones actuales se polarizan: el EdT -que está llamado a sustituirse por una versión EdP- desarrolla más el tema del frescor, siendo más cítrica y ajazminada mientras el extracto pone más énfasis en la calidez ambarada, el incienso y las maderas preciosas. Pero aún sus fórmulas actuales retienen el encanto y el refinamiento del perfume del pasado, algo más pálido es cierto, pero sin perder la riqueza y la suavidad de un perfume muy matizado. Su carácter, sus frases características, han formado un estilo cuya estela se sigue más de cerca en perfumes como Sortilège (1936) de Le Galion o Iris Poudré de Frederic Malle y White Linen de Estée Lauder, o de forma más remota en Narciso for Her EdP (frasco rosa) de Narciso Rodríguez. Se recuerda en Bellodgia (1927) de Caron por ese modo de facetar el clavel con notas de pimienta y tuberosa y, de algún modo, se parafrasea con lenguaje moderno en el propio Allure de Chanel.

Sensación bouquet, sensación flor: Rubj Voile d´Extrait de Vero Profumo

10 martes Feb 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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albahaca, almizcle, bergamota, comino, flor de naranjo, jazmin, musgo, nardo-tuberosa, perfume, rosa, vetiver

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*Helene Segara como Esmeralda y Daniel Lavoie como Frollo en una escena del musical Notre Dame de Paris.

Ciertas flores se parecen entre sí aunque nunca llegan a ser completamente iguales, pero con esta conexión se juega en los perfumes para crear ilusiones olfativas. Del gran bouquet saturado de vagos tonos florales -todos en armonía triunfando al mismo tiempo-, a la flor rotunda y singular llena de matices característicos hay toda una gama de posibilidades para crear un perfume floral-floral. Pero el estadio intermedio, en el que el perfume ahora es bouquet y al rato una sola flor es un estilo bien explorado, especialmente en el ámbito de las flores blancas. Son esas composiciones que Luca Turin a menudo describe como «sinfónicas» y que dominaron el mercado en los 80´s: Chloé , Giorgio, Boucheron, Jardins de Bagatelle, etc, etc.

Y es cierto, son sinfónicos. Jazmín, tuberosa, flor de naranjo, gardenia, lirio de los valles, rosa…todas esas nota en sano equilibrio. Dulces, envolventes, inmensos y flirteantes perfumes. Siempre aprovechando la facilidad con que las flores blancas pueden coquetear para crear una sensación cálida y luminosa mientras otras facetas animales se encargan de introducir ambigüedad en el conjunto. Son un juego. Pero Rubj, que recuerda mucho a ese tipo de perfumes, deja atrás toda esa ambigüedad. Toda.

¿Inmenso? Sí. ¿Complejo? También. ¿Siendo una flor y varias flores a la vez? Según quien lo lea… Pero si el modelo son los florales de los 80´s , la estética aquí ya no es galante, sino cruda y directa. Estos son pétalos blancos encendidos que muestran con poco pudor sus asperezas: plenos de indol y agitados por un tono entre ácido, meloso y salado de corte animalístico que no va a ser bien tolerado por todo el mundo.

De tradicional tiene ese aire animal de Fracas que deriva de combinar la tuberosa lactónica y el almizcle ligeramente salado, a lo que podemos añadir ese contorno general en el que se leen el jazmín y la flor de naranjo con mucha claridad sobre una base más seca de musgo y vetiver.

De diferente tiene el modo en que realza ciertos aspectos de estas flores para crear un perfume muy atrevido, casi al límite en algunos aspectos porque el hilo conductor de Rubj es el calor que hace que emerjan efluvios decadentes de las flores blancas. La sensación dominante de temperatura elevada es un efecto general que surge tanto por la saturación de matices y el uso de la opacidad en las capas del perfume -sin que el perfume sea pesado puede resultar opresivo-, como por la elaborada faceta frutal que predomina casi por encima de las notas florales.

Las notas frutales tienen, igual que el almizcle y las lactonas, afinidad natural con la piel por lo que siempre resultan sugerentes. En Rubj, de nuevo, esto se lleva al extremo mediante un efecto que promete por un lado frutas pulposas, por otro frutas muy maduras. De fondo encontramos el clásico elemento lactónico acaramelado de la tuberosa y también la parte más balsámica cercana a las cerezas que esta flor comparte con la rosa, en un muy cercano segundo plano están las notas de plátano y frambuesa tan características del jazmín egipcio y, finalmente, la capa de celofán que aporta la flor de naranjo con su olor anaranjado meloso-gomoso.

Rubj puede confundir al principio. Su salida tiene un atractivo clásico, con una combinación de cítricos vibrantes a base de bergamota y limón entre los que ya se aprecia el indol y una nota verde de efecto natural que aporta la albahaca. Esa frescura unida al dulzor floral es la parte bonita del perfume, luego llegan las aristas. Y son precisamente esas aristas , ese modo de llevar más lejos -y al mismo tiempo- lo salado, lo indólico, lo meloso, lo lactónico… lo que diferencia esta composición de otras. En cierto modo Rubj es un perfume rudo que me hace pensar en personajes complejos pero a la vez retorcidos como Frollo de Notre Dame quien, atormentado por el deseo hacia La Esmeralda decide destruirla antes de que ella le destruya a él. Sí, definitivamente Rubj es para quienes «acariciar con una mano y torturar con la otra» tiene sentido pleno…

Momento musical: Tu vais me détruire (Frollo) del musical de Notre Dame de Paris con música de Richard Cocciante.

Mítico azahar: Narciso Rodríguez for Her

29 viernes Ago 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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albaricoque, almizcle, ámbar, flor de naranjo, miel, narciso, osmanthus, patchoulí, perfume, Vainilla, vetiver

NfH

Los perfumes míticos. Una de las obras de la literatura universal lleva en su título la referencia a lo infinito: Las Mil y Una Noches. Su estructura laberíntica de relatos dentro de relatos que se cuentan noche tras noche refuerza esa idea de algo interminable e inabarcable. Una antigua superstición decía que quien intentara leer el libro completo se volvería loco, advirtiendo no sólo sobre la imposibilidad de saberlo todo sino también del peligro que supone intentar saberlo todo: en el intento te pierdes. Pero precisamente esa sugerencia de cosa infinita es lo que hace que la obra parezca mágica generación tras generación.

Hay perfumes que ejercen un fuerte atractivo en un gran número de personas; son perfumes que las personas huelen y desean al instante. Perfumes que terminan siendo míticos porque generación tras generación siguen sugiriendo, siguen siendo mágicos. ¿Qué los hace tan poderosos? Seguramente no sólo el tener una gran armonía, un carácter definido o un sillage maravilloso sino también una cualidad elusiva y flexible por la cual el perfume pueda leerse de múltiples maneras con facetas complejas y profundas que parezcan historias en sí mismas y hagan que el perfume parezca infinito.

Para que esto se cumpla el perfume debe dejar espacio a la imaginación y eso implica abstracción. Las flores en singular tienen ya un marcado significado social: las violetas son tímidas y discretas, el jazmín es sensual, las lilas son románticas…por el contrario, los perfumes abstractos dan más margen a la interpretación y según cómo se lleven pueden hacer brotar unas palabras u otras.

Hay dos formas muy básicas de conseguir esa abstracción:

-Rebajando las facetas más características de un olor bien componiendo con ingredientes muy abstractos, bien usando ingredientes que permitan difuminar notas. Ocurre con los aldehídos alifáticos.

-Poniendo énfasis en notas que son difíciles de describir porque no hay más referencia para definirlos que ellos mismos, como es el caso del almizcle y del ámbar gris.

Narciso Rodríguez for Her ( 2003 Christine Nagel, Francis Kurkdjian -frasco negro- ) une ambas y su nivel de abstracción es lo suficientemente alto como para que pueda resultar difícil de clasificar. Con frecuencia se lo considera un chypre moderno (neo-chypre o pink chypre) y, en cierto modo, es asÍ: una evolución de perfumes basados en patchoulí y Hedione al estilo Knowing de Estee Lauder. Pero también, muy en el fondo, este perfume es un gran juego de armonía entre almizcles blancos y un acorde de ámbar moderno, radiante y refinado, que no renuncia a ciertos rasgos de carácter como el tono vinoso, el halo afrutado o el acabado empolvado.

La inspiración. Dicen que el punto de partida del perfume fue un aceite perfumado tipo almizcle egipcio llamado Abdul Kareem Oil que la musa de Narciso Rodríguez, Caroline Bessette-Kennedy, acostumbraba a usar. Uno de esos aceites que se venden en mercadillos o en tiendas New Age que pueden ser tan asequibles como encantadores.

El llamado almizcle egipcio está enraizado con tradiciones antiguas, con fórmulas de aceites perfumados que servían para hidratar y desodorizar la piel e incluían notas de rosa, patchoulí, eucalipto, jazmín y de algún modo almizcle (animal, vegetal o recreado). Actualmente se formulan con almizcles blancos producto de síntesis o con almizcles vegetales y se caracterizan por un olor limpio, suave, y ligeramente floral que evoca la sensación de piel limpia. Es difícil que no atraigan la nariz.

Al contrario que los perfumes basados en almizcles blancos como White Linen de Estee Lauder donde el efecto detergente es reconocible, en la fórmula del almizcle egipcio ese aspecto más áspero está muy suavizado -que no erradicado- dejando que prevalezca la faceta más ambarada y floral de los almizcles blancos.

El perfume. De alguna manera, Narciso for Her apareció en el momento perfecto con las características ideales. Ha cosechado un buen éxito desde entonces. Hoy sigue siendo uno de los perfumes que más atrae: cuando se huele en otra persona es difícil moderse el labio para evitar preguntar ¿qué perfume es?. Pasó la prueba de fuego de superar las características de su tramo y se convirtió en fuente de inspiración de otros perfumes como Lovely de Sarah Jessica Parker, Idylle de Guerlain, Carven Le Parfum o incluso el más austero y fresco L´Humaniste de Frapin por citar a algunos.

Sin embargo, la parte floral del perfume recuerda bastante a La Chèvrefeuille de Annick Goutal creada en el 2002 por Isabel Doyen. Ambos perfumes comparten la faceta cítrico-rosada, el aspecto meloso como de flor de narciso y el toque ajazminado; si bien el perfume de Annick Goutal es una fantasía en torno a la madreselva que tiene un acabado menos dulce que el Narciso Rodríguez que ahonda más en el recuerdo anaranjado del azahar, con un toque frutal y vinoso muy abstracto de osmanto. A veces también recuerda al pittosporum y, un poquito, a las lilas por el aspecto etéreo y acuoso. Ambos perfumes presentan una fantasía floral, pero en Narciso for Her el tema es más abstracto y el efecto final que busca no es tanto recrear la flor como una sensación floral, especialmente ese sensual frescor radiante tan característico de la flor de naranjo.

Pero a diferencia del resto de perfumes que están en esa gama de olores, Narciso for Her tiene tres características que lo hacen sobresalir. Una es su sillage sutil pero brillante. Otra es conseguir crear una ilusión poliédrica, casi esférica, gracias a la perfecta armonía entre facetas. Y, por último, su capacidad para evocar lo táctil no sólo recreando la sensación de olor a piel limpia sino sobre todo siendo capaz de expresar esa carnalidad propia de los aceites perfumados. Quien esté acostumbrado a los aceites de masaje o a perfumarse con aceites secos entenderá rápidamente lo que quiero decir; estos productos se funden con el olor natural de la piel y liberan su perfume lentamente, capa tras capa, formando un olor único y aparentemente uniforme pero con facetas profundas que emergen gracias al calor de la piel. Ese logro quizás sea aún hoy su mayor atractivo.

Ah! Indol! El poderoso indol…

23 lunes Jun 2014

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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flor de naranjo, indol, jazmin, nardo-tuberosa, perfume

romanesco
* Brócoli romanesco, via desaflojando blog.

La naturaleza fascina dándonos siempre lecciones de humildad. Entre sus muchas cualidades está la multifuncionalidad, un concepto muy cool a día de hoy pero que nada tiene de novedad. La misteriosa natura antes que crear un nuevo sistema se adapta reaprovechando los recursos disponibles. Las estructuras se repiten en distintos contextos produciendo diferentes efectos.

Así ocurre con el indol, un compuesto orgánico fruto de la degradación del triptófano, ese aminoácido que ayuda al cuerpo a producir proteínas o que favorece la secrección de serotonina que a su vez regula la melatonina, la hormona que induce el sueño. El indol -presente en tantas cosas diferentes- junto a su derivado escatol ( molécula a la que el olfato humano reacciona con una altísima sensibilidad) está presente en las heces de los mamíferos por efecto de la fermentación intestinal. Sí, son culpables de olores fétidos y fecales. Pero, paradojas de la vida, la estructura química del indol caracteriza a varios alcaloides ej: mescalina y también a hormonas vegetales. Solemos limitar el reino del indol al territorio escatológico pero es importante recordar que es un compuesto que entra de lleno en el campo de los psicofármacos, con relevancia en el campo de los antidepresivos y ansiolíticos a través de moléculas relacionadas con él. Esa cualidad narcótica es un puente entre botica y perfumería, un puente indirecto pero de largo recorrido en la Historia.

La faceta narcótica del indol es la más popular pero no la única. Tiene muchas. Tanto es así que en perfumería puede aparecer clasificado como materia de carácter floral o de carácter animal. Desde el alquitrán de hulla a la carne en estado de putrefacción, desde las verduras crucíferas (coles, brócoli, coliflor) al nabo y las chirivías o desde las flores blancas (jazmín, tuberosa, flor de naranjo) a las lilas podemos encontrar rastros de indol.

Muchas personas son muy sensibles al indol y eso significa una experiencia aversiva. No estoy hablando de cuando alguien dice «ese perfume es muy indólico, demasiado para mi» sino de cuando alguien siente como una patada en el estómago e incluso arcadas o describe un perfume como algo terriblemente desagradable. El indol puede provocar una reacción fuerte de forma inmediata.

Cuando el material está sin diluir tiene un olor muy pesado y pungente que invade todo el espacio de forma sofocante y persistente. Imaginad una caja llena de bolas de alcanfor delante de vuestra nariz ¿os hacéis una idea de lo cabezón que puede ser? Pero como con otras materias primas sus matices surgen al diluirse, cuanto más se diluye más floral y delicado se vuelve.

Como materia prima en perfumería se usa con varios propósitos siendo el más típico la caracterización de flores blancas con un efecto dulce y narcótico que adormece los sentidos o con un efecto suave y radiante que recrea los días de verano. El indol puede mostrar su cara más brutal como ocurre en Oiro y en Nuit Noire de Mona d´Orio Signature Collection y Fracas de Robert Piguet, puede arañar las notas de salida como en A la Nuit de Serge Lutens o puede ser más amable como en Grand Neroli de Atelier Cologne. Incluso funciona en perfumes de halo jabonoso como Eternity de Calvin Klein donde ayuda a dar un toque de naturalidad a la rosa especiada y crear contraste. Y no sólo se limita a avivar acordes florales, también impulsa un acorde o contribuye a perfilar una faceta gourmand, especialmente de café y chocolate.

De pútrido a sedoso pétalo, el indol es todo un reto y la clave de su uso reside en la dosificación. Se puede hacer un perfume indólico pero pasada una barrera el olor se volverá repulsivo. Justo con esa idea juega Scandal de Roja Dove, un perfume de flores blancas exuberante y complejo que exhibe esa faceta controvertida para indicar que las flores se están consumiendo bajo el calor del mediodía, al borde de la corrupción. Esta es la idea clásica, la de los pétalos decadentes, con la que tanto se juega en perfumería porque habla de flores capaces de aturdir la mente con su dulce olor.

Demodé. Una perspectiva histórica sobre la percepción social de los perfumes empolvados.

19 sábado Abr 2014

Posted by Botanyuki in Archivo general, Ensayos, Un poco de Historia

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almizcle, badiana, benjuí, clavo, empolvado, flor de naranjo, iris, perfume, rosa

MA

La condesa de Listomere-Landon era una de aquellas mujeres del Antiguo Régimen, de tez pálida, cabellos blancos y sonrisa maliciosa. Retratos septuagenarios del siglo de Luis XV, estas mujeres eran por lo general afables y cariñosas, como si la edad del amor no hubiera acabado para ellas; olían a polvos á la marechale, y un recuerdo hacía asomar a sus labios la sonrisa antes que una gracia. La actualidad les desagradaba. Cita de La mujer de treinta años (1831) de Honoré Balzac.

Toujours exhalant la poudre à la marechale…La Poudre a la Maréchale fue, en origen, un polvo para pelucas de gran predicamento en esos días de gloria de la Corte de Versalles, espejo en el que se miraba el resto de Europa.

La mariscala D´Aumont, autora de tan ilustre cosmético, perfeccionó una receta a base de iris y rosas que todas las cabezas aristocráticas se enorgullecían de usar. Era una costumbre de la época que las damas que reinaban en su casa dedicaran el tiempo a pintar porcelana, hacer paneles decorativos con caracolas o crear perfumes secos como los polvos para el cabello o los saquitos para la ropa. En los salones más famosos del Antiguo Régimen se respiraba esa fragancia intensamente atalcada. El éxito de la fórmula de la mariscala se debió en parte a la buena capacidad que tenía para perdurar en el tiempo frente a otras fórmulas más ligeras, pero seguramente la buena posición social de su creadora ayudó a extender la fama del producto.

Catherine Scarron de Vaures, la mariscala, era hija de Michel Antoine Scarron, consejero del rey y tesorero general de Francia. En marzo de 1629 se casó con Antoine D´Aumont, marqués de Villequier, quien asciende a mariscal de Francia en 1651, a gobernador de París en 1662 y llega a par del reino en 1665, cuando se crea el ducado D´Aumont. Se cree que la fecha de creación de La Poudre a la Marechále fue 1669, año en que fallece el mariscal.

Escenificar la propia presencia en la Corte era un arte que las mujeres debían aprender a dominar, no sólo para la ostentación de un rango social, también por la competitividad. Había que tener un halo poderoso que creara presencia y eso lo hacían a través del olor, los ropajes, los elaborados tocados y las intrigas galantes. Aura, pompa y circunstancia.

Dado que fue un producto tan reconocido, la fórmula se popularizó. Fijó el perfil de un tipo de perfume empolvado, especiado, penetrante y cálido que a modo de receta todo manual de perfumista recogía. Como en otros casos, la fórmula se adaptó al medio líquido como Eau de Maréchale, acrecentando su fama. Fue de hecho un perfume tan conocido y popular que marcó una época, como refleja el texto de Balzac.

La desaparecida Crown Perfumery tuvo en su catálogo el perfume Maréchale hasta finales del s. XX y Santa Maria Novella ofrece una interpretación muy especiada, casi acre, en Marescialla que data de 1828. Con todo, la importancia de la fórmula está en prefigurar el tono caracterísitco de lo que en la perfumería moderna serán los grandes bouquets florales, especiados y empolvados a la manera de L´Origan de Coty o L´Heure Bleue de Guerlain.

Posiblemente existan tantas fórmulas-recetas del perfume de mariscala como manuales; con frecuencia se habla de iris, benjuí, flor de naranjo, rosas de Provenza, coriandro y clavo como ingredientes importantes, vetiver incluso. Pero una de las recetas más completas y cercanas al sabor que nosotros podemos conocer a través de los perfumes modernos es la que recoge C. F. Bertrand en Le Parfumeur Imperial (1809) donde recomienda esta fórmula para crear la fragancia de polvos blancos porque es penetrante y no desvirtúa la blancura de la base. La fórmula para 20 libras de almidón es:

2 libras de iris
1/2 libra de rosas de Provenza
1 libra de Palo de Rhodas
1 y 1/2 libra de semilla de ambreta
2 onzas de clavo
1/2 libra de canela fina
1 cuarterón de benjuí
1/2 libra estoraque
1/2 libra de coriandro
1 cuarterón de corteza de bergamota o de pequeñas naranjas
1 cuarterón de flor de naranjo seca
2 onzas de anís estrellado
4 onzas de raíz de angélica
4 onzas de sándalo
2 onzas de chufas
2 granos de almizcle

Un bouquet empolvado/atalcado, seco y balsámico, especiado y con notas florales de rosa, iris y flor de naranjo con el toque refrescante del anís estrellado. Pero con el acabado de un perfume natural, plano y horizontal.

En Francia, el uso de las pelucas empolvadas fue una moda breve comparada con otras del Antiguo Régimen, pero no dejó a nadie indiferente… aunque esta costumbre de las pelucas empolvadas donde más predicamento tuvo fue en Inglaterra. Era parte del atuendo de gala.

Sin embargo, mucho antes de que en la Francia de Luis XVI fuera de rigor empolvar las pelucas, éstas eran usadas durante el s. XVII con un fin profiláctico, a modo de barrera entre el cuero cabelludo y los piojos. Luis XIV, el Rey Sol, dictó que las pelucas eran moda y el tono cambió, pasaron a formar parte de los aparatosos atuendos como un elemento más de boato. Pronto se extendió el uso y se sofisticó. En Versalles, a mediados del s. XVIII las pelucas podían ser muy elaboradas, incluso temáticas.

tematica

Entre los ricos, al principio las pelucas imitaban el tono de los cabellos. A finales del s. XVII los hombres comenzaron a empolvar sus cabellos con blanco y las mujeres con tonalidades grises o tonos pasteles de rosa, azul o blanco roto. A las cortes esta costumbre llegó algo más tarde, pero hacia 1705 ya se había extendido el uso.

Cuando el clima político y social comenzó a cambiar, estos peinados comenzaron a verse como un signo más de la decadencia aristocrática. Tras la Revolución Francesa ( 1798-1799) llevar una peluca empolvada era un reclamo para conseguir cita con Madame Guillotina. En Inglaterra también era algo mal visto pero con un matiz diferente. Para fabricar los polvos había que usar almidón y en aquella época de hambruna suponía un auténtico despilfarro. El gobierno entonces decidió imponer el impuesto de una guinea al año para quien fuera a seguir la costumbre, so pena de multa. Se recaudaron cifras escalofriantes. El pueblo comenzó a llamar a quienes llevaban pelucas empolvadas «los cerdos de la guinea» (juego de palabras con cobaya «guinea pig») ya que pagaban ese impuesto por vanidad y la multa por impago era 20 veces la tasa.

Con el aire de la Revolución, en la mente colectiva quedó fijada la idea de que aquella imagen empolvada era algo arcaico, propio de señoras mayores afines a un sistema poco democrático. Y aquella fragancia que las acompañaba siempre tan penetrante, intensa y atalcada las delataba.

Pero la receta de La Poudre a la Maréchale igual que otras muchas permaneció en los manuales de perfumería y continuó en los catálogos. Estas antiguas recetas eran cien por cien naturales y pasaban de libro en libro, de maestro en maestro con pequeñas modificaciones. Durante la segunda mitad del s. XIX también fueron la base para que los maestros perfumistas comenzaran a trabajar nuevas estructuras combinando los nuevos materiales de síntesis (cumarina, heliotropina, iononas, vainillina, etc) con los ingredientes tradicionales. Esa época de cambios rápidos y gran experimentación supuso el caldo de cultivo en el que nacieron los prototipos modernos, fijando nuevas estructuras que volverían a marcar el aire de los tiempos.

Pero los viejos adagios siguen resonando, convertidos en tópicos y aún hoy se percibe que lo muy intenso y empolvado es de otra época, de señora mayor. Lo cierto es que la técnica de sustituir en las fórmulas ingredientes viejos por otros nuevos es una práctica normal para renovar tipos de perfumes: nuevos fougére, nuevos orientales, nuevas notas de gardenia y, por supuesto, nuevos matices empolvados.

Lo que nuestra generación percibe hoy como nuevo y fresco podrá ser visto por la siguiente como algo demodé. Prejuicios aparte: todo es devenir.

hermanaslennox

La serie Aristocrats (1999) de la BBC, basada en la novela de Stella Tillyard titulada Aristocrats: Caroline, Emily, Louisa y Sarah Lennox 1743-1832 es una historia que refleja bien los dramas familiares, las demandas sociales de la época y el cambio político a raíz de la Revolución Francesa. Tiene una estética muy cuidada, los trajes son casi como personajes. Una de las escenas más representativa ocurre durante una celebración del nuevo rey Jorge III; así podemos ver a las protagonistas lucir sus mejores galas, joyas, plumas y, por supuesto, cabellos empolvados. Muy recomendable como documento y como entretenimiento.

Dulce de Iris: Infusion d´Iris Parfum Absolue de Prada

05 miércoles Feb 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, benjuí, bergamota, cacao, cuero, flor de naranjo, Heliotropo, iris, mandarina, perfume, tabaco, Vainilla

mucha-iris
*Iris por Alphonse Mucha.

El iris es una nota de gran belleza por su estela vaporosa guardando la fugaz promesa de una violeta densa. Con su distinguida faceta empolvada, singularmente húmeda y atalcada, recrea con facilidad una atmósfera de ensueño y nostalgia. Pero su carácter es complejo y sutil. En su trama de matices verdes, amaderados y coriáceos podemos incluso llegar a distinguir un matiz exótico de flor de los trópicos y, en último término, es capaz de evocar una idea de piel limpia y cálida con delicadeza y candidez.

Esa ternura inesperada del iris es algo que los clásicos perfumes de Guerlain como L´Heure Bleue (1912) o Aprés l´Ondée capturaban entre capas de dulces aromas florales, especias y ámbar. Cien años después, Daniela Andrier, ha implantado ese ramalazo de melancolía y refinamiento en la versión más dulce, rica y redonda de la archiconocida Infusion d´Iris: el Parfum Absolue (2012).

Alejándose del tono jabonoso y la aspereza verde y resinosa del Eau de Parfum inicial (2007) o de la empolvada acuarela floral del Eau de Toilette, pero manteniendo el esquema de mandarina-iris-benjuí/almizcle que delata el parentesco, la versión Absolue es un ámbar semi-empolvado que ahonda en el contraste entre los aspectos fríos y cálidos que encierra el iris para crear una continua pero armoniosa tensión entre matices. Este juego de facetas recónditas realzadas resulta una agradable sorpresa que refuerza el dinamismo en un perfume de iris resplandeciente, dorado y dulce, dotado con la untuosidad típica de la mantequilla de iris.

L´Heure Bleue de Guerlain no es la primera vez que aparece como referencia en un perfume de Prada: las efímeras Infusion de Fleur d´Oranger e Infusion de Tubereuse lo citaban abstrayendo facetas características de este clásico en un medio mucho más transparente y ligero. Parfum Absolue, sin embargo, es más una reflexión sobre el perfume en conjunto y su personalidad. Remodelando la impresión de su magnífico sillage en algo más compacto y meloso y, sobre todo, haciendo un minucioso estudio de la compleja y matizada base ámbar teñida de cuero y miel.

Acorde ámbar que se transcribe con un ritmo más moderno y translúcido, menos lánguido. El ámbar del perfume de Prada muestra el marcado dulzor resinoso fruto de combinar vainilla e incienso pero, sobre todo, permite apreciar el esplendor balsámico con recuerdos a canela y almendras del benjuí de Laos.

A diferencia del clásico Guerlain, el perfume de Prada es, como el resto de Infusiones, ligero. De perfil menos floral, más verde y algo mineral. Pero sobre todo con una faceta gustativa muy gourmet. Aunque continúa exhibiendo con un matiz más acaramelado el recuerdo fino a almendras de L´Heure Bleue, la nota de dulce de malvavisco que caracteriza la faceta empolvada del Guerlain está rebajada y, por contra, es más un tono refinado de licor de naranja y especias lo que predomina. Así da un giro interesante.

El heliotropo delicadamente frutal y la flor de naranjo melosa son las notas florales más evidentes, mientras en la sombra hay un rastro difuso pero penetrante de genista unido a una orquídea, cuyo aroma reminiscente de vainilla, chocolate y regaliz recibe una inyección de verdor y humedad seguramente gracias al absoluto de lentisco.

Esta nota de lentisco introduce un aspecto más masculino e invita a pensar en otra referencia de la perfumería clásica. Al unirse a una vainilla casi animalística y realzar esa faceta cumarinada de la base con la impresión de tabaco rubio que de forma intermitente ésta desprende entre notas de miel y caramelo, también rememora ciertos aspectos de Habanita de Molinard.

A veces especiado y meloso; otras, coriáceo o licoroso; de fondo amaderado, satinado y verde con un elaborado acorde ámbar…El iris en Parfum Absolue se muestra tenaz y dulce, orientalizante. Dotado de un aire vintage muy evocador.

iris-absolue-prada

Suavemente envolvente: APOM pour Femme de Maison Francis Kurkdjian

06 lunes May 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, cedro, flor de naranjo, madreselva, neroli, perfume, ylang-ylang

brisa2
*La Brisa (1895) de Mary Fairchild MacMonnies.

Algunas composiciones de Francis Kurkdjian tienen una cualidad singular, una fluidez pesante y táctil. En algunas creaciones como Rose Barbare de Guerlain o en Narciso Rodriguez for Her esta característica está dramatizada por el claroscuro y la sensación de satén de seda pesado, con una sensualidad bastante directa. Esa evocación táctil dibuja la imagen de una flor y sus pétalos enclaustrados, atrapados en un medio que no es el suyo y que los retiene mientras ellos con laxitud intentan avanzar hacia la luz. Pero APOM pour Femme es algo diferente, es como una nube dorada y cristalina.

El perfume está construido en torno a la flor de naranjo, dejando de lado cualquier acento de frescor estimulante para abordar un tema orientalizante. APOM pour Femme es una delicia de azahar con recuerdos de dulce de malvavisco evolucionando hacia lo empolvado, con una fina tonalidad cosmética con matices de violeta -enlazando con L´Origan (1906) de Coty y L´Heure Bleue (1912) de Guerlain- más el agradable efecto afrutado que deriva de la faceta floral y melosa juntas. En esencia es también el revival de esos primeros perfumes oriental-florales pero centrándose en la flor de naranjo antes que en el iris. Así puede ser una alternativa moderna al balsámico iris dulce de L´Heure Bleue pero también puede verse como una versión más frutal, densa y animalística de Iris Nobile de Acqua di Parma y, en definitiva, una alternativa para quien busque un perfume de flor de naranjo sedoso y ligero.

Evoluciona ahondando más en la calidez de la flor de azahar con su carácter opulento y su volumen goloso. La salida es sobre todo un nerolí envolvente y suave, con una sutil nota de mazapán. El corazón es más denso y meloso con algunos acentos verdes y frescos de lirio de los valles para dar vivacidad a lo que principalmente es una composición floral profunda con recuerdos de madreselva. Del ylang- ylang saca provecho el perfumista para dar ese acabado floral evanescente, radiante y difuso con un matiz tenue de jazmín y anís. Su base más seca, es una combinación de almizcle, maderas preciosas (cedro, sándalo) y un tímido toque de incienso.

Sin saturación de naturalismo ni frescor vivaz pero manteniendo la sencillez de un soliflor, el perfume se tinta de efectos dulces que arropan la piel. Y ese es seguramente su mayor atractivo: condensar la sinuosidad almibarada y la vibración animalística que caracterizan las clásicas composiciones orientales en un perfume delicado, capaz de evocar la sensualidad cimbreante de una canción de Sezen Aksu.

APOM-Pour-Femme

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