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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

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La belleza inherente de una flor: Baiser Fou de Cartier.

08 domingo Oct 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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chocolate blanco, frambuesa, litchi, melón, orquídea, rosa, Vainilla

Los nombres pueden contener una gran sabiduría. Son reveladores del pensamiento. Dar nombre a las cosas es un arte, no sólo es elegir una palabra y una sonoridad, es también la posibilidad de revelar algo implícito y generar ideas.

Los idiomas opacos que utilizan ideogramas basan la lectura en el significado. No puedes leer una palabra si primero no sabes lo que significa, por eso son culturas tan visuales y desarrollan una gran facilidad para expresar ideas o emociones de forma gráfica, mediante trazos y dibujos.

En la antigua China la orquídea silvestre (Lan Hua) que florece en primavera recibió el sobrenombre de «la belleza solitaria del valle tranquilo». La palabra Lan fue ampliando su significado y adquiriendo propiedades de adjetivo; a veces usada para formar expresiones relativas a la amistad profunda, la que se forma compartiendo los mismos gustos, una idea de raíz confuciana pues el filósofo comparaba la verdadera amistad con el perfume de la orquídea.

En primavera, el arroyo está verde y claro, las orquídeas en la orilla emiten una agradable fragancia cuyo aroma exhala hasta la lluvia. Du Mu (803-852), poeta de la dinastía Tang.

Para Confucio la orquídea también representa la virtud pues florece en el bosque emitiendo una dulce fragancia sin que nadie la aprecie igual que el hombre (maestro) virtuoso mantiene sus creencias independientemente de lo que otros piensen. La flor representa la «serenidad que acompaña a un espíritu diáfano y humilde».

Por su dulce, sutil y tenaz aroma la orquídea significa amor y belleza, serenidad y refinamiento, nobleza y humildad, inocencia y fertilidad. En la pintura oriental a la tinta ( Sumi-e) es uno de los motivos principales que todo principiante debe aprender y se asocia a la primavera.

La otra cara de la moneda es su sensualidad. A la flor y su tubérculo se le atribuyen propiedades afrodisíacas, a lo largo y ancho de este mundo existen indicios de que diferentes culturas la usaban y la usan para inducir el deseo y mejorar la fertilidad. En la cultura de la Antigüedad Clásica la flor era considerada alimento de sátiros y en la Europa medieval abundaban los filtros de amor a base de orquídea. De alguna manera, con esta flor, la idea latente siempre es la belleza, ya sea en su dimensión más sensual o más espiritual.

Pero la orquídea como la belleza es evasiva. Existen cientos de especies, de diferentes tamaños y colores, capaces de crecer en selvas tropicales o en parajes alpinos y profundos valles. A esta variedad adaptativa también responde su olor. Hay orquídeas sin olor, orquídeas con delicados olores vainillados, orquídeas de fragancia alimonada, orquídeas narcóticas o con olor a ámbar, orquídeas que recuerdan a la rosa, a la freesia o al lirio de los valles, incluso orquídeas de olor repulsivo. Así que en perfumería el término orquídea carece de contenido concreto. Es un cliché, una forma convencional de decir que el bouquet o la faceta floral están construidos usando salicilatos, una familia de olores variados que contribuyen a dar un tono floral poco preciso pero expansivo con matices verdes, medicinales o ligeramente grasos.

Un perfume de orquídea propiamente dicho es una rareza y los pocos que se hacen no suelen ser fácilmente aceptados. lo más típico es crear una orquídea vainillada ya que, al fin y al cabo, la vainilla -que es una nota universalmente aceptada- procede de una bonita orquídea tropical llamada Vanilla planifolia de delicado olor balsámico. Se adornan con una cálida pero abstracta sensación floral y se ofrecen como algo exótico y femenino. Así es como estas flores se convierten en algo convencional, en una idea prefijada y sufren del mismo mal que las rosas que pese a tener olores muy variados en la naturaleza, el público sólo suele identificar su olor por un tipo de tonalidad muy concreta, la que ofrecen los perfumes que recuerdan al agua de rosas comercial -un producto que pocas veces tiene que ver con el auténtico hidrolato de rosas-.

En la creación de Baiser Fou, Mathilde Laurent invirtió tiempo en buscar una orquídea de olor interesante en la que inspirarse, aunque no optó por una demasiado diferente a lo que habitualmente la perfumería ofrece como tal- esto es, como algo suavemente balsámico- sí que, al menos, implica un interés por especificar un modelo concreto de orquídea: una diminuta Oncidium Twinkle cuyo olor fluctúa entre el suave cacao y la tersa vainilla. Esta es la referencia natural.

El punto de partida es Baiser Volé: un perfume que combina una faceta empolvada algo retro con el estudio detallado del olor de la azucena y un acabado refinado muy Lady like ya que el perfume no llama la atención sobre sí mismo sino que permite ver a la persona que lo lleva. Esta es una clave en el estilo que Mathilde Laurent imprime en los perfumes de Cartier, consiguiendo adaptar su visión artística al estilo de la firma. Sus creaciones asumen riesgos con audacia y expresan suntuosidad a la vez que parecen sencillas.

Pero lo mejor es que no se reserva este buen hacer sólo para la colección más niche de Cartier, la expresa en todos sus perfumes. Baiser Fou es un gran ejemplo, está lleno de riesgo y creatividad.

Si Baiser Volé desprende clasicismo, Baiser Fou sigue en esta línea pero es más transgresor. Interesante que podamos clasificarlo como un floral-frutal con faceta gourmand, el colmo de la tendencia mainstream, porque está lejos de adaptarse al gusto dominante.

Sí, si comenzara hablando de frutos rojos jugosos, vainilla y chocolate blanco estoy segura que muchas personas decidirían rápidamente que no merece la pena probarlo. ¿Y si añado que también tiene una faceta cosmética de barra de labios…o es de gloss?

Aprender a oler es un ejercicio de objetividad y consciencia que exige oler con la nariz, no con la mente. Claro que el marketing nos empuja continuamente a oler con la mente, pero de esto no tienen culpa los creadores de perfumes.

Baiser Fou sorprende y de una forma un poco difícil de explicar. Es en cierto modo juvenil y delicado pero también es intenso y desprende una fortaleza que bien puede expresar esa idea de apasionamiento que encierra su nombre.

La base del perfume es balsámica y con un rastro de esos acentos verdes que facetan el perfume desde el principio. Es un verdor singular, dulce a la vez que herbal, que hace más profundo el acorde frutal del perfume.

En la salida las notas fluctúan entre ese verdor y tonalidades intensamente rosadas e intensamente afrutadas que recuerdan a las frambuesas, el litchi y el melón. En estos primeros momentos puede llegar a insinuar el húmedo y hechizante aroma de la flor de tilo o la frescura de la menta pero la faceta verde también aporta un efecto tónico y burbujeante, sutil y divertido, que equilibra el dulzor rosado del perfume.

El dulzor merece una mención aparte. Gran parte del tiempo es floral y afrutado como el dulce de membrillo y la jalea de rosas pero, en ocasiones, emerge como algo muy concentrado y cremoso potencialmente sofocante. En muy pocos perfumes se puede encontrar esta característica. Jungle L´Elephant de Kenzo también tiene esa particularidad auque ambos perfumes difieren en términos de olor y personalidad. El de Kenzo es especiado, amaderado y bombástico; el de Cartier atrevido y sofisticado.

Sin duda, esta cremosidad forma un nexo interesante entre la faceta floral rosada y el delicioso acorde gourmand en el que una fina vainilla matiza a un afrutado chocolate blanco y todo esto a su vez enlaza bien con el fondo balsámico. Todo está muy bien ligado.

Baiser Fou se recrea en algunos aspectos juveniles pero aspira a un acabado atemporal. Al final es puro púrpura, profundo rosa cálido y violáceo, todo impregnado de un exotismo mayestático. Muy Cartier.

(…)El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina la dueña, dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión (…)

Fragmento de Sonatina de Rubén Darío.

La trampa de azúcar: Poison Girl Eau de Parfum de Dior.

01 domingo Oct 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, balsamo de tolu, cereza, etil maltol, frambuesa, haba tonka, naranja amarga, perfume, rosa, sándalo, Vainilla

La manzana envenenada o la casita de caramelo de Hansel y Gretel son claras advertencias aprendidas en la infancia de que lo dulce puede esconder un trago amargo. También sabemos que el azúcar crea adicciones importantes y, en exceso, perjudica seriamente la salud pero su olor también es una trampa para los sentidos: los adormece. Atrae, como muchos otros olores gustativos, porque conecta con la infancia -cuando el sentido del gusto aún no está del todo desarrollado y el paladar no acepta bien los sabores amargos- atrayendo aún más porque regenera esa sensación de comodidad y seguridad, siendo para unos un refugio y un escudo para otros…¿y quién no quiere sentirse cómodo y a gusto consigo mismo?

Así que los perfumes dulces o, mejor dicho, los perfumes gustativos -porque los florales también son dulces-, que son un fenómeno moderno, siempre están en el punto de mira de la crítica señalados por su populismo y vanalidad. Hablar bien de un perfume así puede ser interpretado como pérdida de seriedad o de gusto.

Hacer crítica de perfume supone hablar de aquello que parece ejemplar -para bien o para mal-, de lo que resulta singular -por el atractivo que tiene o del que carece- y también, como no de aspectos más societales o incluso filosóficos porque la Filosofía no es elucubración sino que enseña a usar el conocimiento, igual que los cuentos infantiles avivan el instinto. El instinto y la capacidad para usar nuestros conocimientos siempre van a ser necesarios para el desarrollo humano, sea cual sea la sociedad y condiciones que nos toquen vivir y yo creo firmemente que afilar la nariz y educar en la comprensión de los olores ayuda a despertar y cultivar capacidades, incluidas las nubes de algodón, pues también tienen su momento en la vida.

Pero sin necesidad de convertirme en abanderada de lo dulce puedo decir una cosa válida para todos los casos: un perfume que en la primera impresión desvela todo su carácter y, aún así, sigue capturando tu atención es algo que no se huele todos los días, algo que habla de esmero técnico y mucha escuela, en definitiva, algo que habla de perfumería. No es nada fácil construir un perfume que pasadas las horas -cuando ya ciertos ingredientes se han evaporado y otros están a medio camino- siga oliendo casi como al principio, manteniendo carácter y atractivo. Esas características son cada día más únicas y especiales porque implican un modo y un ritmo de trabajo del que no todos los perfumistas disponen.

Poison Girl es un perfume tipo oriental vainilla de factura moderna en el que reverbera el clasicismo de un intenso corazón floral y un sólido sentido de la estructura, enriquecido con facetas populares de crema de caramelo y frutos rojos (frambuesa, cereza). Dulce o, más aún, realmente dulce, con efecto algodón de azúcar a la Pink Sugar de Aquolina pero con más arraigo, complejidad y sobriedad gracias a una hermosa y rosada rosa y a un fondo que acompaña el tofe de una faceta amaderada almendrada a base de sándalo y haba tonka.

No se puede decir que guarde muchas similitudes con el mítico Poison aunque en su intenso corazón floral mantiene elementos verdes y especiados -gracias a la rosa turca engarzada con la suavidad melosa de la rosa de Mayo- en los que parece haber una reminiscencia lejana. Es a Hypnotic Poison a lo que se acerca más gracias al sándalo, la almendra y la vainilla pero sin las notas comprometidas del primo hipnótico.

Poison Girl es una delicia de vainilla y rosas llena de contraste e intensidad. Un sabroso floral, un oriental amplificado con rosa, un gourmand dinámico en el que siempre puedes encontrar un nuevo matiz luminoso u oscuro, dulce o amargo, profundo o aéreo.

Lo interesante es que la faceta gourmand es compleja y está muy bien ligada; fluye por todo el perfume funcionando como un eje, aunque sea su base en el sentido más tradicional, y deja que la rosa respire. Lejos de que los aspectos palatables sean simples y lineales como ocurre con mucha frecuencia en este tipo de perfumes cargados de azúcar, ofrece brillo y dinamismo y ese es otro de sus puntos fuertes: una paradoja atractiva que genera energía. Lo dulce en perfumería se identifica con pasividad, regresión, lentitud, tranquilidad, ingenuidad pero aquí hay dinámica. Esa dinámica característica de muchos perfumes Dior y especialmente notable en Dior Addict, otro perfume con el que conecta a través de la vainilla, los bálsamos y el almizcle aunque Poison Girl no ruge tan agresivamente porque en el fondo mantiene un espíritu pink! y sigue siendo lo que era al principio, un perfume de rosas y azúcar.

Momento musical: Just like fire de P!nk

Como el frufrú de la seda que anuncia una presencia: Quel Amour! de Annick Goutal

02 jueves Jun 2016

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ámbar, cereza, frambuesa, geranio, granada, peonía, perfume, rosa

sombreroconpeonias
*Peonías (1903) de Franz Dvorak.

Es nostálgico elegir llevar el perfume de cierta flor para no olvidar algo. No es exactamente lo mismo que para recordar. En el primer caso parece que se plante cara al devenir; en el segundo, a la desmemoria. Y, además, frente al concepto moderno de crear acordes abstractos, un perfume floral ofrece algo tangible con aire de viejo mundo.

Este tipo de perfumes está viviendo un pequeño renacimiento, especialmente en el sector nicho se están multiplicando las opciones. Son una forma de expresar un gusto por las cosas sencillas ofreciendo un abanico más colorido que el tema de la Cologne. Más colorido pero, en el fondo, igual de atemporal. Han sido siempre las firmas británicas más tradicionales (Yardley, Floris, Penhaligon´s, Woods of Windsor, etc) las más afines a esta temática de los florales frescos y los florales delicados, poco adornados pero de carácter muy representativo. Aún siguen siendo perfumes que se perciben como algo familiar sin que lleguen a relacionarse con productos de uso doméstico o cosmético porque remiten al aire libre y a los jardines floridos.

Seguramente ciertos olores como el de las violetas, el del iris o el del heliotropo y ciertos colores como los azules, los lilas y malvas o los grises creen con facilidad una atmósfera nostálgica. Las rosas primorosamente rosadas y el más brillante de los rosas, en cambio, parece que están dotados de una ligereza imperdonable por ser el epítome del romanticismo juvenil. Pero juvenil podría ser sinónimo de alegre y ese sentido es el que tiene sentido aquí. Porque no hay perfume más rosa, ni más vivaz, ni más juvenil que Quel Amour!

Creado en 2002 por Isabelle Doyen y Camille Goutal, en él se conjuga toda la exuberancia rosada de Ce soir ou jamais con la ternura de Petit Cherie para recrear el penetrante y alegre aroma de las peonías. Voilá!

Estas flores de pétalos cremosos, que florecen en la antesala del verano, llenan el aire de un frescor muy perfumado. Es difícil no reaccionar a su olor que recuerda a las rosas pero es más compacto: pese a su aparente delicadeza inundan el aire con matices verdes de brillante persistencia e increíble frescor en el que reverbera el recuerdo cítrico-amargo del pomelo con un ligero efecto aldehídico.

Son bastantes los perfumes de rosa que añaden una nota de peonía gentil pero pocos los que realmente la retraten de verdad. La peonía es normalmente una nota de acompañamiento que contribuye a matizar un tono rosado delicado, al estilo Dior Forever and Ever, Miss Dior Cherie Blooming Bouquet, Stella o Chloé .

Sí, así es. La peonía suele presentarse como algo ligero pero en Quel Amour! se muestra en todo su esplendor. Es una peonía increíblemente rosa acompañada de geranio, totalmente afrutada y con una base ambarada clásica. Más rosada no puede ser. Del fucsia al Panther Pink, del rosa empolvado al sorbete de fresa. No hay matiz del rosa que deje de mostrar. Más intensa y jovial puede que no la haya. Pero tampoco más romántica o más profunda. Se podría decir que simplemente es femenina y, a ratos, tierna sin pedir disculpas por ello.

Sus primeras notas son un festival de frutos rojos: granada, frambuesa y después cereza mezcladas con pétalos húmedos de rosas silvestres. Desprende un dulzor intenso que recuerda a caramelos de fresa y licor de granadina pero una corriente cítrica refresca el conjunto con un toque efervescente que se atenuará en la base pero no desaparecerá sino que evocará tonalidades de champagne rosado. La peonía emerge del conjunto, entre las vibrantes notas frutales, la rosa, el jazmín, la vainilla…pero este festival floral-frutal evoluciona hacia algo muy clásico; casi sin que haya oportunidad de notar que la parte más golosa queda atrás, emerge la nota de melocotón. Un melocotón más intenso, tibio y redondo que en Petit Cherie porque lo amplifica la base ambarada.

Este melocotón puede ser y es una nota joven, pero precisamente su combinación con el acorde estilo ambreína -sin notas animalísticas- es lo que da al perfume esa pátina de clasicismo francés en la dirección de los perfumes Patou. Sin embargo, apenas caes en la cuenta que Quel Amour! es tan serio, si acaso nostálgico…como la imagen de esas damas de época que sólo debían delatar su presencia por el frufrú de la seda.

Momento musical: Little Heart de Amarante.

quelamourad

El filo incandescente: La Fille de Berlin de Serge Lutens.

21 miércoles Ene 2015

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almizcle, azafrán, cedro, ciruela, frambuesa, manzana, perfume, pimienta, rosa, sándalo, violeta

rosaroja

Esta rosa es tenaz. En medio del frío invernal que llena todo de silencio y quietud, ella se empeña en recordarnos el reverdecer en primavera, haciendo que el frío parezca menos gélido, más vivaz y prometedor. Esta antigua rosa rosa, tan intensa como compleja, se arrebata por el calor de la piel y, como el metal incandescente, enrojece.

Esta rosa cuya savia es como lava persiste en su promesa anunciando que llegarán las tardes de verano en las que la tierra caliente rezume perfume. Lo dice dejando que sus pétalos aterciopelados expandan generosamente su fragancia envolvente. Ahora es de un rojo rosado muy intenso, como carmín de garanza.

En el centro de esta rosa ya casi granate estambres como dagas de hierro bien templado rebanan el aire con su intenso olor almizclado. La flor se ha vuelto combustible. Si acercas la nariz te embriagas. Tal es su poder de narcosis y, en vano, intentarás mantener la distancia porque un ávido deseo te empujará a acercarte; así es de magnética.

Fille de Berlin

Esta es una rosa perfecta. Está llena de memoria, de tonalidad y de ritmo. Juntos estos elementos son capaces de crear una ilusión tridimensional. Por separado son sólo retazos o quizás jirones…

Su tonalidad en sí misma es ya memoria. Porque ¿cuántas personas tienen hoy la oportunidad de hundir su nariz en el cáliz de un rosa de estirpe antigua? Una de esas rosas de color rojo vivo y de olor intenso. Ahora las rosas de jardín tienen un olor más tímido, las flores de invernadero no tienen olor y los perfumes de rosas más modernos ofrecen esta realidad de rosas híbridas que apenas tienen fragancia. Con suerte las creaciones modernas más detallistas ofrecen rosas ligeras, brillantes, mecidas entre algodonosos almizcles blancos que perfilan un poco ciertos matices frescos o recrean un tono más redondo de bouquet de rosas mediante un acabado empolvado, vainillado y afrutado. Una rosa roja antigua es otra cosa, de hecho, puede que para algunas personas sea más una leyenda que una realidad.

Perfumes que se dicen de rosas hay miles. Algunos son sencillos pero deliciosos en su delicadeza, sin embargo,  la mayoría son simples y sin detalles. Eso de las rosas así intensamente florales y llenas de complejidades o son cosa del pasado o son cosa de un perfume niche. Y dejemos claro que no todas las firmas niche se atreven con el tema.

La Fille de Berlin es niche, se atreve y mira hacia el pasado. Atrae porque recuerda a algo conocido y apreciado. Notaréis que tiene ese aire ¿verdad?  Aunque no es antiguo, es más bien arcano… No pretende un efecto final retro sino atemporal que retenga cierto frescor. Para ello las capas del perfume son densas pero transparentes permitiendo que se despliegue una riqueza de matices profundos y, sobre todo, inesperados que emergen entre ellas con tersura y suavidad. Especial atención merecen los matices verdes, esenciales para construir un buen perfume de rosas -sobre todo de rosas damascenas-. Aquí lo verde es rico y variado; va desde el herbal té y lo vagamente alcanforado que recuerda al romero, pasando por un frescor húmedo y especiado que hace pensar en el anís hasta la pungencia de los matices más oscuros del geranio. Esta veta verde está presente durante la mayor parte de la evolución del perfume, entretejida con la faceta especiada y un filo metálico muy fino.

Las especias templan ese matiz metálico. El recuerdo a clavo es sobre todo eso, un recuerdo. Lo que domina es la pimienta negra que da un acabado finamente terroso y húmedo al cuerpo del perfume permitiendo crear esa sensación de flor viviente que en otros perfumes de rosa se busca con el patchoulí. Este es uno de esos legendarios giros de los perfumes de Serge Lutens. Pero si lo que domina es la pimienta, lo que le da más singularidad es la pungente, fresca y un poco fenólica nota de azafrán que sombrea la faceta verde del perfume.

Como Une Rose de Frederic Malle es una rosa roja con un filo animalísitco y su fondo tradicional de maderas preciosas y ámbar pero sin ese acabado chyprée . La Fille de Berlin es menos sobria. Tiene un sensual tono licoroso y también un toque dulce como de mermelada de frambuesa que la hacen más tierna y, sin duda, es más romántica porque se centra sobre todo en las facetas almizcladas de la flor, esas que se perciben cuando hueles de cerca una rosa madura. Además explora con detalle la textura aterciopelada y los matices afrutados que brindan los pétalos de las rosas rojas. El perfume se recrea en esos recuerdos a manzana, a frambuesa, a mora o a ciruela dejándolos surgir y transformarse paulatinamente uno en otro a lo largo de la evolución. Sin olvidar ese discreto toque de caramelo de violeta que sin duda despierta algo en la memoria de muchas personas.

Tonalidad, memoria…queda por decir algo sobre el ritmo. En mi opinión esa es una cualidad única que sólo poseen los mejores perfumes de rosa. Y La Fille de Berlin lo tiene.

El ritmo no es algo fácil de plasmar en un perfume pero la rosa lo posee en su naturaleza. Es por tanto un ritmo intrínseco, insondable, indefinido, como el de la música antigua: un ritmo que el perfumista tiene que cuadrar para lograr en el perfume un efecto natural. Y eso de nuevo surge de la riqueza y también de la coherencia de matices con que se construye -desde la base hasta el detalle más ligero- la tonalidad, y en cómo se crea el contraste entre esos matices para expresar un brillo delicado o saturado, un contraste brusco o un claroscuro refinado, etc. Es un poco como el efecto que tiene el contrapunto en la música barroca: da textura y movimiento a una frase sencilla gracias a la armonía que crean las distintas notas al unísono. Sí, música y perfumería convergen en algo que podríamos llamar capacidad para construir metáforas.

En el fondo ese es el secreto de un perfume de rosa, la capacidad de presentarse con sencillez y desplegar a la vez acordes más complejos que se mantienen en el aire con persistencia y ligereza. Es una cuestión de ritmo, de tonalidad y, en definitiva, de equilibrio y buen gusto para elegir las notas. Sólo así, con filos y con matices, se consigue dotar un perfume de rosa con la tenaz complejidad que la flor tiene al natural.

*En el período barroco el ritmo musical no estaba aún definido como ocurre con épocas posteriores, no era algo claramente binario o ternario. Las interpretaciones de música barroca pasan por un trabajo de estudio previo en el que se decide una cuadratura para darle ese aire «a la antigua». Obviamente la música actual que se recrea en el Barroco si que tiene un ritmo identificable y por eso nuestro cerebro distingue entre aquello que suena a antiguo y eso que crea la ilusión de un sonido antiguo. Igual que puede distinguir entre el olor natural de una rosa y el más perfecto perfume de rosa que podamos imaginar,siempre va a haber un eslabón perdido entre la realidad y la ilusión de realidad. Como ejemplo de música contemporánea inspirada en el Barroco el momento musical de esta ocasión: Song of Time de Abel Korzeniowski.

Algo realmente comedido: Silver Iris Cologne Absolue de Atelier Cologne.

06 sábado Sep 2014

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bergamota, cedro, frambuesa, haba tonka, hoja de violeta, iris, mimosa, patchoulí, perfume, tangerina

S-iris

Pocos son los perfumes de iris que pueden calificarse de magníficos. El iris tiene tantas facetas, es un material tan caro -de verdad, tan tan caro- y requiere tanta pericia para manejarlo que sólo puedo pensar en lo paradójico que resulta la profusión de perfumes de iris que inundan el mercado y en cómo de bien recibidos suelen ser estos perfumes pese a su poca singularidad. Silver Iris (2013, Jérome Epinette) está ahí, ahí apuntando en dirección hacia el «un poquito mejor que otros».

Aunque su nombre promete algo frío, puro y metálico tiene poco de dichas cualidades y sí mucho de herbáceo. En salida recuerda bastante a Moulin Rouge de Histoires de Parfums no obstante, es su mejor parte: efervescente, afrutada y con un toque cosmético; pero esa nota más rica y prometedora rápidamente se desvanece y deja paso a lo que el perfume será en las horas siguientes sin mucha variación: una comedida presentación de algunas facetas muy características del iris: un poco medicinal, algo rugoso y amaderado, un filo dulce con recuerdo de frutos rojos y un fondo ambarado-amaderado limpio, sólo levemente enturbiado por cierto regusto terroso-mohoso de patchoulí. En general, se puede describir como un perfume lineal, cálido, seco y de estela empolvada que permite perfumarse con mucha discreción y cierto encanto.

Podría compararse con Songe d´Iris de Rochas -por el que yo me decantaría con más facilidad- que parece una versión menos empolvada, más amaderada y acuática de Silver Iris …Sin ser idénticos, están en la misma esfera.

Atelier Cologne siempre presenta sus perfumes con una imagen promocional a modo de composición-collage-bodegón moderno y unas pocas líneas que en teoría apelan a la personalidad del perfume. El texto habla de vitalismo y de cierto espíritu salvaje…no podría describir el perfume en esos términos pese a que cierto centelleo cítrico lo recorre hasta casi la base aportando un poco de vibración a lo que, por otro lado, es un olor bastante plano. Más aún, el centelleo en cuestión es bien discreto o mejor dicho, comedido.

Por contra, debería de decir que la imagen promocional es muy representativa. Hace pensar en las cientos de fotos que encuentras en Tumblr de cosas bonitas que a muchas mujeres nos entretiene ver de vez en cuando sin que necesariamente nos sintamos retratadas o reflejadas por completo en nuestra femineidad sino, más bien, en una idea genérica del mundo femenino que a veces contemplamos con complacencia quizás porque nos hace pensar en la idea de crianza: en cómo crecimos rodeadas de las cosas de mujeres de nuestra familia. O quizás porque crean un rincón de fantasía. Aunque no todo al mundo haya pasado su infancia bajo la luz de una lámpara cuajada de lágrimas de cristal de roca y bolas de strass o rodeada de complementos en piel color rosa pastel, la idea de fondo se entiende bien. Y todo esto sin dejar de apelar al tema de la deseabilidad social y lo aspiracional.

Concretando, aún a riesgo de que mi discurso suene demasiado selectivo -cosa que no pretendo pero sé que ese riesgo pende sobre mi cabeza-, hablaré claro: lo más probable es que este perfume resulte adorable para quienes realmente no toleren bien el iris, porque es un retrato en pastel idealizado y asequible. Y es que, digan lo que digan, y a pesar de la popularidad de que goza el iris en el mundo niche por su aura de elegancia y refinamiento, en la práctica un perfume que ofrezca un iris muy rico y naturalista no sólo es difícil de construir, también es difícil de digerir. El iris suele polarizar al público: o lo adoras o lo detestas porque tiene un carácter muy difícil que hay que saber llevar. En realidad, pocas casas se arriesgan a ofrecer algo que de entrada se sabe que es del gusto de muy pocos y, en este sentido, Atelier Cologne no ofrece la excepción a la regla. Fantástico habría sido que apostaran por un toque de originalidad como ocurrió con Vanille Insensée…adorable vainilla.

Nubes rosas: La Petite Robe Noire Couture de Guerlain.

19 jueves Jun 2014

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almizcle, frambuesa, haba tonka, patchoulí, perfume, rosa

macarons
*Via Tumblr

Pregunta retórica: ¿Por qué de forma insistente los frutos rojos se asocian con el refinamiento de la Haute Couture? Hot Couture de Givenchy era como un denso jarabe de frambuesas; La Petite Robe Noire Couture (2014) es algo más refinado, macaron de frambuesa, pero ambos llevan esa nota frutal hasta las últimas consecuencias. Miss Dior …

La frambuesa es una fruta delicada, más que la fresa, llena de contrastes jugosos, dulces y caramelizados que permiten jugar con acordes de rosas, de ámbar y de tabaco. En cierto modo, los frutos rojos pueden enriquecer el espectro de los perfumes orientales y eso es algo propio de la perfumería clásica, pero hoy en día varios perfumes han convertido esta faceta frutal en protagonista de las composiciones, con mayor o menor acierto.

En La Petite Robe Noire Couture se ha optado por ir más allá con la faceta frutal del original EdP, pero se ha hecho eliminando el contraste de las notas más oscuras y amargas, disminuyendo el atractivo efecto efervescente, rebajando la robustez de la rosa hasta moldear una rosa-frambuesa que ahora es como merengue de frutos rojos, después relleno de refinado macaron y por último zumo de gomibaya… Sí alguien creía que La Petite Robe Noire era dulce por favor que pruebe Couture.

Por comparación Couture no tiene un perfil tan estructurado ni tan contrastado sino que es más plano y lineal. Son las texturas suaves, empolvadas y livianas lo que se trabaja en esta versión. A veces recrea la suavidad del azúcar impalpable, otras es como un merengue de fresas y frambuesas muy aireado o un algodón de azúcar y, finalmente, tiene un toque almendrado que nos remite de nuevo al universo de los macarons que tan de moda están en estos días. Todo sustentado por una buena dosis de almizcles blancos y patchoulí. Pura indulgencia.

En el aire se mece un recuerdo a violetas frescas: La Violette de Annick Goutal.

12 lunes May 2014

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clavo, frambuesa, hoja de violeta, perfume, rosa, violeta

a-spring-idyll
*Un Idilio de primavera (1901) de Stefan Kuhn.

¿Qué esperáis de un perfume de violetas? Yo deseo que la dulce y elusiva fragancia de las flores no parezca un perseverante olor genérico sin misterio. Las violetas, encantadoras, merecen ser retratadas en un perfume con detalles de calidad porque son flores primaverales cuyo olor repica en la nariz con calma y jovialidad. Son en sí mismas una concentración de contradicciones y siempre quiero que esa misma riqueza de matices las intente reflejar un perfume. Al final, espero que el perfume sea un concentrado de emoción y me cautive oliendo profundamente a violetas, llenando la mente con recuerdos de infancia y abriendo una ventana imaginaria a un paisaje lleno de verdor y umbría. En definitiva, algo cuajado de audaces matices que al mismo tiempo sea souflé de violetas, suave y refinado, paseo entre los pastizales, bouquet delicado de rosas de té y jugosas frambuesas silvestres.

Yo aún no he encontrado ese perfume de violetas pero La Violette (2001, Isabelle Doyen) de Annick Goutal se acerca bastante a mi ideal. Se queda con los matices para dibujar la flor, así que no te da la imagen completa pero sí la sugerencia, lo cual es perfecto para representar ese ramalazo fugaz que dejan las violetas. Ahora flota en el aire el aroma acuoso de la sandía que luego se densifica y se transforma en frambuesa, ahora sugiere tímidamente una rosa empolvada, ahora intriga con ese matiz profundo de hierba fresca… Te obliga a pensar no sólo en la flor sino también en el contexto en que crece y en el idílico aroma que desprenden los campos en un día tibio de primavera. Un día en el que la brisa trae miles de olores frescos y dulces muy relajantes.

La Violette opta por la naturalidad y la sencillez de las flores campestres. El absoluto de hoja de violeta aporta esa faceta de verdor tangible y un toque acuoso más evasivo pero lo realmente elusivo es el tono floral, es como un hilo dorado que te invita a seguirlo esperando encontrar el aroma denso de los pétalos.

En palabras de Isabelle Doyen esta «es una violeta un poco bohemia» porque transciende el marco de la coquetería de salón en que se ha encasillado la flor. No es sólo dulce y empolvada, también es verde, ozónica y etérea. Un juego de equilibrio entre los aspectos más íntimos de la faceta empolvada y el poder primitivo de la flor en el campo, huyendo del preciosismo galante.

Decía Víctor Hugo que «la impresión artística está en el contraste» y nada más cierto en perfumería. Sin contraste no hay profundidad. ¿Quién quiere asentimiento continuo?, ¿quién quiere que una flor diga siempre -sí-?

En la naturaleza las flores también refutan despertando la intuición. Hacen pensar en más allá del invernáculo. Y las violetas, junto con el iris, se prestan al misterio y la imaginación más que ninguna otra flor porque hacen pensar en la campiña y en el bosque y lo que estos representan: el aire puro y la mente despejada por un lado, lo inaccesible y lo fantástico por el otro. En el fondo esto es otra aproximación a la infancia o, mejor dicho, a una parte del universo infantil. A aquella parcela de la edad temprana que ocupan los buenos olores, los bosques encantados y las criaturas mágicas que florecen por encantamiento entre el musgo y los helechos.

Annick-Goutal-La-Violette2

Érase una vez un perfume: Hypnotic Poison Eau Sensuelle de Dior.

11 domingo Ago 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, frambuesa, orquídea, perfume, sándalo, Vainilla, ylang-ylang

eauS

Este verano Dior retiraba Hypnotic Poison Eau Sensuelle (2010) para ofrecernos otra versión de su pócima narcótica llamada Eau Secrete. Así que, por una vez, en Érase una vez un perfume voy a dedicar una entrada a una fragancia que todavía se puede encontrar con bastante facilidad en tiendas físicas.

Lejos estoy de apreciar Hypnotic Poison. Con toda la sinceridad del mundo para mí es excesivo, pero Eau Sensuelle aún manteniendo reconocible el tema con su perfil vainillado-almizclado, es una acuarela si se compara con la bombarda original. Sin ser poéticamente delicado, podemos considerar que la fragancia intenta transmitir el aspecto más dulce y vago de las flores tropicales sintetizando ese concepto en el aroma de las purpúreas orquídeas catleyas.

¿Huele realmente a orquídea? En cierto sentido sí… es un perfil de orquídea genérico, aunque también deberíamos de describir la nota de ylang-ylang y de flor de naranjo del mismo modo. En realidad, Eau Sensuelle se apega al carácter clásico de los perfumes oriental florales en los que predomina un aspecto floral fresco y especiado sobre una acorde de ámbar suave pero, en lugar de crear un perfume muy compacto, busca recrear una atmósfera húmeda en la que desintegrar diferentes facetas de la vainilla, especialmente las afrutadas. Por eso podría interpretarse como un perfume de orquídea.

Mantiene de Hypnotic Poison la nota cálida y satinada de sándalo, el almizcle algo ceroso y empolvado y la nota de frutos rojos que va de la frambuesa a la grosella condensándose en un dulzor que oscila entre jarabe y caramelo. Aunque en Eau Sensuelle los elementos gourmand siguen siendo cremosos, no son pesados sino finos, recuerdan a una trufa de chocolate blanco y sirven, sobre todo, para subrayar el carácter hedónico de esa atmósfera elusiva que el perfume pretende evocar.

Muy lejos de la carnalidad del nardo o de la melosa flor de naranjo, aquí lo que se perfila es sobre todo una sensación floral evanescente, sensual por el dulzor vago y persistente que imprime el ylang-ylang. Los almizcles de la base prolongan la calidez hasta el infinito dando un acabado «de diseño» al conjunto y, de este contraste entre lo floral lánguido y lo moderno amaderado, lo brillante y lo opaco, se desprende algo que podemos llamar energía, algo con el mismo tipo de atracción dinámica de Dior Addict y útil para el mismo contexto: la disco.

¿Conocéis esa canción de Bollywood que tuvo tanto éxito Dard-e-Disco (Dolor/ Fiebre de discoteca)? – pequeña explicación en inglés del tema aquí -…pues eso, al final la cosa puede ser muy criticable y, en el fondo, es un remix curioso, pero muy efectivo.

Roseberry de Les Parfums de Rosine

12 martes Abr 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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frambuesa, perfume, rosa

Mucha gente sabe ya que para crear el personaje de la Princesa Aurora en La Bella Durmiente de Disney, se hicieron numerosos bocetos. En realidad para toda la película se hizo un trabajo ingente de producción desde 1951 hasta 1959, pero fue la idea de Tom Oreb de inspirarse en la grácil figura de Audrey Hepburn la que acabó tomando cuerpo: trabajando aquellos bocetos primeros, Marc Davis perfeccionó las líneas y creó este singular personaje:lleno de fluidez y de geometría…Si observamos sin los prejuicios típicos referentes a los dibujos animados, se puede ver cómo de especial y diferente es este personaje Disney, más aún si lo comparamos con otros coetáneos. Son extrañas las asociaciones que a veces se nos ocurren a los que nos dedicamos durante horas a desentrañar una fragancia para ver qué nos sugiere; es un ejercicio solitario e introspectivo, a veces fructífero, a veces desesperante…¿cómo podría ilustrar el camino por el cual mis pensamientos han ido de Roseberry al personaje de Disney? Aunque parezca absurdo, todo gira en torno a dos palabras: frescor y sensibilidad.

Inspirada en el olor de las frambuesas silvestres, Roseberry es una fragancia verde floral creada en 1997 por Pierre Bourdon. Como todos Les Parfums de Rosine, hay un acorde basado en la rosa, compacto y muy legible que marca la identidad de la fragancia. El tipo de rosa protagonista en este caso es la rosa turca, una variedad más afrutada y más versátil a la hora de imprimir contrastes entre notas cálidas y frescas. Pero lo cierto es que el iris es también una nota muy importante en esta fragancia, una nota que, aunque aporta su característico efecto empolvado, aquí tiene un perfil floral-afrutado de corte clásico (a mí en cierto modo me recuerda al Iris de Santa Maria Novella en su aspecto floral). Las notas de bayas rojas no son dulces, sino verdes y frescas aportando un matiz entre lo ácido y lo amargo de lo más interesante. En este punto podríamos decir que Roseberry es como una bebida tónica en la que se han infusionado pétalos de rosa, grosellas y hojas de frambueso. No son muchas las fragancias que siendo frescas poseen esa cualidad tónica- de hecho ahora sólo se me ocurre Eau d´Hadrien de Annick Goutal como ejemplo- pero es aún menos frecuente que además sean elegantes y delicadas, elegantes y sensibles. Esa es sin duda la singularidad de Roseberry.

En su salida ya se adivinan algunos antecesores: Chamade de Guerlain e Ivoire de Balmain. De Chamade tiene esa nota característica de la salida: la grosella negra, pero no tiene el carácter retro de la fragancia de Guerlain, forma más bien una impresión de hierba fresca ligeramente alimonada junto con los aldehídos. De Chamade también recoge el eco de un acorde floral amaderado fresco y especiado a la vez, que hicieron de este perfume algo tan singular, un acorde donde se funde el iris con el sándalo, donde el lirio de los valles aporta volumen y frescor, y al que se añaden vetiver y notas almizcladas, pero quiero remarcar que en Roseberry es un eco…De Ivoire retoma esa faceta ultra chic de la rosa verde, vibrante con notas de frutos rojos y con una textura tersa y a la vez envolvente. De Ivoire también tiene ese elemento jabonoso pero lo mezcla con la evocación del cashmere, haciendo que la textura de Roseberry sea algo realmente especial. Pero pese a las referencias, Roseberry es más difícil de emplazar en el tiempo, es sin duda más transparente, aunque también de contrastes menos marcados. Suave y compacta.

En la revisión de Spring Flower de Creed, explicaba que Audrey Hepburn eligió siempre fragancias con un estilo clásico y elegante, siempre con notas verdes y toques afrutados, y una de sus favoritas fue Ivoire; así que fue muy sencillo para mi imaginación dar el paso y decir que Ivoire es a Audrey Hepburn como Roseberry es al personaje de Disney de la joven Rosa (el nombre bajo el que se oculta su identidad principesca) que pasa sus días en el bosque con sus tías (hadas madrinas), viviendo sin tener conocimiento del peligro en que se halla debido a la maldición de Maléfica. Roseberry es más inocente que Ivoire, más suave pero retiene esa peculiaridad única con que se creó el personaje de La Belle Durmiente: la combinación de fluidez y precisión, de suavidad y carácter, o dicho de otro modo, la gracilidad que siempre retuvo Audrey Hepburn.

Una aclaración muy sincera: usar un personaje de Disney no tiene en este post ninguna intención irónica, al contrario. La Bella Durmiente es una de las mejores películas animadas de Disney, otra cosa es el gran mercado creado alrededor…pero hay muchas cosas en el mundo alrededor de las que se ha creado mercado , las personas tenemos que estar atentas y seleccionar. Desde la década de los ochenta existen estudios en los que se ha encontrado que los niños mejoraban su vocabulario, su memoria y su expresión oral en proporción directa a las impresiones auditivas y visuales que recibían a través de los cuentos de hadas…amén de que la mente sea más abierta e imaginativa. Estas historias que vienen existiendo desde que el hombre es hombre, a través de los siglos se han ido transformando y, encierran siempre valores esenciales: la esperanza y el sentido de lo justo, ¿se puede pedir más?

Una canción :Vois sur ton chamin

«En los cuentos populares la gente vuela por el aire sobre una alfombra mágica, camina con botas de siete leguas, construye castillos en una sola noche. Los cuentos me abrieron un mundo nuevo donde reinaban fuerzas libres y audaces y me imbuyeron del sueño de una vida mejor» Máximo Gorki ( Aleksei Péshkov)

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