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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

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La trampa de azúcar: Poison Girl Eau de Parfum de Dior.

01 domingo Oct 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, balsamo de tolu, cereza, etil maltol, frambuesa, haba tonka, naranja amarga, perfume, rosa, sándalo, Vainilla

La manzana envenenada o la casita de caramelo de Hansel y Gretel son claras advertencias aprendidas en la infancia de que lo dulce puede esconder un trago amargo. También sabemos que el azúcar crea adicciones importantes y, en exceso, perjudica seriamente la salud pero su olor también es una trampa para los sentidos: los adormece. Atrae, como muchos otros olores gustativos, porque conecta con la infancia -cuando el sentido del gusto aún no está del todo desarrollado y el paladar no acepta bien los sabores amargos- atrayendo aún más porque regenera esa sensación de comodidad y seguridad, siendo para unos un refugio y un escudo para otros…¿y quién no quiere sentirse cómodo y a gusto consigo mismo?

Así que los perfumes dulces o, mejor dicho, los perfumes gustativos -porque los florales también son dulces-, que son un fenómeno moderno, siempre están en el punto de mira de la crítica señalados por su populismo y vanalidad. Hablar bien de un perfume así puede ser interpretado como pérdida de seriedad o de gusto.

Hacer crítica de perfume supone hablar de aquello que parece ejemplar -para bien o para mal-, de lo que resulta singular -por el atractivo que tiene o del que carece- y también, como no de aspectos más societales o incluso filosóficos porque la Filosofía no es elucubración sino que enseña a usar el conocimiento, igual que los cuentos infantiles avivan el instinto. El instinto y la capacidad para usar nuestros conocimientos siempre van a ser necesarios para el desarrollo humano, sea cual sea la sociedad y condiciones que nos toquen vivir y yo creo firmemente que afilar la nariz y educar en la comprensión de los olores ayuda a despertar y cultivar capacidades, incluidas las nubes de algodón, pues también tienen su momento en la vida.

Pero sin necesidad de convertirme en abanderada de lo dulce puedo decir una cosa válida para todos los casos: un perfume que en la primera impresión desvela todo su carácter y, aún así, sigue capturando tu atención es algo que no se huele todos los días, algo que habla de esmero técnico y mucha escuela, en definitiva, algo que habla de perfumería. No es nada fácil construir un perfume que pasadas las horas -cuando ya ciertos ingredientes se han evaporado y otros están a medio camino- siga oliendo casi como al principio, manteniendo carácter y atractivo. Esas características son cada día más únicas y especiales porque implican un modo y un ritmo de trabajo del que no todos los perfumistas disponen.

Poison Girl es un perfume tipo oriental vainilla de factura moderna en el que reverbera el clasicismo de un intenso corazón floral y un sólido sentido de la estructura, enriquecido con facetas populares de crema de caramelo y frutos rojos (frambuesa, cereza). Dulce o, más aún, realmente dulce, con efecto algodón de azúcar a la Pink Sugar de Aquolina pero con más arraigo, complejidad y sobriedad gracias a una hermosa y rosada rosa y a un fondo que acompaña el tofe de una faceta amaderada almendrada a base de sándalo y haba tonka.

No se puede decir que guarde muchas similitudes con el mítico Poison aunque en su intenso corazón floral mantiene elementos verdes y especiados -gracias a la rosa turca engarzada con la suavidad melosa de la rosa de Mayo- en los que parece haber una reminiscencia lejana. Es a Hypnotic Poison a lo que se acerca más gracias al sándalo, la almendra y la vainilla pero sin las notas comprometidas del primo hipnótico.

Poison Girl es una delicia de vainilla y rosas llena de contraste e intensidad. Un sabroso floral, un oriental amplificado con rosa, un gourmand dinámico en el que siempre puedes encontrar un nuevo matiz luminoso u oscuro, dulce o amargo, profundo o aéreo.

Lo interesante es que la faceta gourmand es compleja y está muy bien ligada; fluye por todo el perfume funcionando como un eje, aunque sea su base en el sentido más tradicional, y deja que la rosa respire. Lejos de que los aspectos palatables sean simples y lineales como ocurre con mucha frecuencia en este tipo de perfumes cargados de azúcar, ofrece brillo y dinamismo y ese es otro de sus puntos fuertes: una paradoja atractiva que genera energía. Lo dulce en perfumería se identifica con pasividad, regresión, lentitud, tranquilidad, ingenuidad pero aquí hay dinámica. Esa dinámica característica de muchos perfumes Dior y especialmente notable en Dior Addict, otro perfume con el que conecta a través de la vainilla, los bálsamos y el almizcle aunque Poison Girl no ruge tan agresivamente porque en el fondo mantiene un espíritu pink! y sigue siendo lo que era al principio, un perfume de rosas y azúcar.

Momento musical: Just like fire de P!nk

La gentil brisa floral: Lavanda & Lavadín, algunos usos (2ªparte)

22 viernes Sep 2017

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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haba tonka, lavanda, lavandin, perfume

He aquí flores para vos: la ardiente alhucema, menta, ajedrea, almoraduj; la caléndula, que se acuesta con el sol y, llorando, se levanta con él. Son flores del medio verano, y creo que se dan a los hombres de una edad media. ¡Sed muy bien venido! Diálogo entre Perdita y Florisel en Cuento de Invierno de W. Shakespeare.

Propia de un gabinete de maravillas o de un botiquín casero, la lavanda siempre ha sido muy versátil y su imagen integra diferentes tradiciones folklóricas y prácticas medicinales muy antiguas que nacían de pequeños cultivos locales, aquí y allá, hasta casi finales del s. XIX. Antes de que la II Revolución Industrial trajera consigo el desarrollo de la industria química, farmacéutica y perfumística y de que surgieran nuevas disciplinas -como la aromaterapia- paralelas al estudio de los aceites esenciales y sus efectos sobre el humor y la psyché; antes de ese momento, la lavanda era otra cosa y su esencia también.

Hasta entonces los cultivos de lavanda seguían el viejo adagio de «cultivar y sacar beneficio» a pequeña escala, no existía un cultivo sistemático con fines industriales en Francia. Había pequeñas plantaciones familiares que usaban semillas para obtener la planta -lo que hoy se conoce como lavanda fina- pero principalmente se recolectaba la lavanda silvestre que crecía en alta montaña. Que en un jardín doméstico creciera lavanda era algo bastante común, también que en cada casa destilaran su propio aceite por un método de destilación muy tradicional, con alambiques a fuego directo, en el que la planta entraba en contacto con el agua. Todo lo que rodeaba a la lavanda parecía tener un aire medieval.

Así era hasta finales del s.XIX cuando la firma Schimmel se interesó por mejorar la calidad y la productividad de la planta, comenzando a ensayar con la destilación al vapor -la estándar hoy en día-. El método no sólo era más rápido sino que además permitía obtener un aceite mucho más rico en acetato de linalilo. A partir de entonces, este componente que dota al aceite esencial de lavanda de propiedades antiinflamatorias y sedantes se convirtió en la clave para determinar la calidad de un aceite: a mayor porporción de acetato de linalilo, mejor calidad. Aún hoy es así en perfumería porque da a la esencia un tono general mucho más fino y afrutado.

Leopoldo Lamothe, habitante de la Drôme, fue un pionero en el desarrollo de los campos de cultivo de lavanda no poblacional o clonal -obtenida por esquejes-, con plantas que llevan la misma carga genética y, por tanto, tienen un aspecto muy homogéneo. Esos perfectos y bien organizados campos de color púrpura que hoy son una fotografía icónica de la Provenza son fruto de los muchos intentos por mejorar el cultivo de esta planta.

Lamothe dedicó su vida a investigar sobre cosas como ¿cuál podía ser la configuración de plantas más óptima?, pero también promovió las agrupaciones de productores para negociar mejor los precios con la industria lo que supuso el germen de una carrera productiva en Provenza entre pequeñas granjas y compañías de la industria del perfume de Grasse. El objetivo era conseguir una planta más fuerte y productiva, es decir, más económica. La presión aumentó cuando los perfumistas, tras la I Guerra Mundial, comenzaron a ser sus propios productores, consiguiendo así el control sobre todo el proceso de producción. Este fue un punto importante porque los precios de la lavanda eran realmente volátiles: durante décadas, hasta mediados del s.XX, la lavanda no hizo más que encarecerse, a veces, a un ritmo loco.

Esta carrera implicó muchas cosas. Algunas interesantes, como la mejora en la calidad de las esencias, pero otras no tanto. La cuestión es que el cultivo de lavanda casi muere de éxito.

Conseguir un mejor precio va muy ligado al rendimiento de la planta en el proceso de destilación; hubo entonces un fuerte interés por conseguir variedades de lavanda que produjeran más y estas plantas eran las variedades clonales y sobre todo el híbrido del lavandín. La consecuencia directa fue que muchos agricultores abandonaron o redujeron de forma significativa el cultivo de lavanda fina por medio de semillas seleccionadas y se recolectó menos de la silvestre porque el acceso era complicado.

Por un lado la producción de lavandas clonales -aún hoy la mayoría- se optimizó gracias a la agricultura intensiva con campos totalmente organizados en filas que permiten un mejor crecimiento de la planta. Por otro lado el lavandín adquirió protagonismo, pasó de ser un híbrido espontáneo a un cultivo muy rentable pues como planta híbrida resulta mucho más fuerte y resistente, con un olor más intenso, afilado incluso, y mucho mejor rendimiento en la destilación; su esencia no es tan rica en acetato de linalilo y esto en perfumería lo coloca en un escalón inferior, pero su uso se extendión en la industria del jabón y los perfumes de gama baja. En síntesis, durante el primer cuarto del siglo XX, se producía más aceite esencial, pero no mejor. La labor de recuperación de aquellas esencias de lavanda de alta calidad, silvestre o cultivada por semillas, hoy vuelve a ser una cuestión productores locales.

Desde la Antigüedad se conocían y usaban con fines medicinales diferentes variedades del género Lavandula, principalmente el espliego y la lavanda propiamente dicha. Aunque la familia de las lavandas es muy amplia, actualmente, junto con el lavandín, son tres las especies -con sus múltiples variedades- de las que se obtiene aceite esencial:

-La alhucema.
-El cantueso.
-La lavanda auténtica.

El lavandín (Lavandula angustifolia P Miller x L. latifolia Medikus) es un híbrido espontáneo verificado por la empresa Chiris de Grasse cuyo uso se extendió durante el s. XX pero en aromaterapia comenzó a cobrar interés a partir de los años 60, especialmente en el ámbito del deporte porque funciona muy bien para dolencias musculares. Pero como híbrido también es una variedad muy heterogénea, cuyas características finales son una combinación de las características parentales. A menudo se le atribuyen usos similares a los de la lavanda, pero en realidad depende del quimiotipo.

La planta es más grande que el espliego, de tallos leñosos y con flores que pueden variar del azul al gris. En la industria perfumística se usa a menudo para extraer linalol y acetato de linalilo. De aroma penetrante y fresco pero con un tono más medicinal, verde y acuoso que la lavanda, revela un dulzor al evaporar que puede fluctuar entre propiedades más energizantes o más tonificantes, según la variedad. Aquellas variedades más ricas en ésteres (más del 40%) son más calmantes y descongestivas; las que tienen un mayor nivel de cetonas son más tonificantes.

Hoy en día es el rey de los campos de Provenza y cuatro son las principales variedades cultivadas: la más popular y robusta llamada grosso es de peor calidad pero en torno al 70 % de los cultivos de lavandín son de este tipo. La variedad super es la que tiene un olor más parecido al de la lavanda fina, mientras que el resto de cosechas se divide entre la variedad de calidad superior llamada abrial y la sumian que es bastante cercana a la anterior.

En perfumería suele usarse la variedad abrial, que tiene un olor más complejo y de propiedades sedantes; ejemplos como Prelude to Love y A Taste of Heaven de Kilian dejan ver como entre su perfil verde y aromático surgen matices más ricos y melosos de fondo casi acaramelado al evaporar.

El espliego o alhucema (Lavandula spica o latifolia) es la lavanda típica de España y Portugal. La planta tiene hojas más anchas y rugosas que la lavanda auténtica, las flores están más comprimidas y tiene un color más grisáceo y mate.

Por ser rica en 1,8 cineol su olor es más alcanforado y acre, reminiscente del romero, pero este óxido aporta al aceite sus propiedades expectorantes y descongestivas del pulmón. Culpeper la recomendaba para espasmos, convulsiones y dolores de cabeza en caso de resfriado. El Oleum Spica era una fórmula popular que mezclaba un cuarto de aceite de espliego con un cuarto de vino o trementina para tratar rigidez muscular o articulaciones doloridas. Actualmente sigue usándose mucho para problemas musculares, reumatismos e incluso en veterinaria para desparasitar. También la industria de las fragancias funcionales usan este tipo de lavanda para jabones, ambientadores o productos de limpieza.

El cantueso (Lavandula stoechas) también llamado hierba de San Juan, Tomillo borriquero o -para mayor confusión- lavanda española o lavanda francesa porque es típica de la cuenca mediterránea; es una de las variedades más antiguas, con seis subespecies. Esta planta comparte suelo con la jara y su olor es bastante diferente al de otras lavandas. Rico en fenchona, alcanfor, 1,8 cineol.

En la Antigüedad era una planta muy apreciada para la limpieza: los romanos la usaban en sus baños y en el Herbarius Latinus se recomendaba para limpiar úlceras, abcesos y todo tipo de heridas. También fue usado como afrodisíaco mezclado con leche de cabra durante la Edad Media.

El cantueso florece desde principios de marzo hasta finales de junio y era habitual quemarlo en la hoguera de San Juan para alejar malos espíritus. En la Inglaterra del s. XVIII se le conocía como Sticadro y era ingrediente del infame Vinagre de los Cuatro Ladrones.

Una subespecie del cantueso es la Lavanda de Sevilla (Lavandula stoechas ssp.luiseri), diferente a las otras variedades porque apenas contiene cetonas y si trans-alfa-necrodol y acetato de lavandulilo. En aromaterapia aún es un aceite nuevo que se aplica principalmente para el cuidado de la piel por sus propiedades reafirmantes, y en perfumería por su olor cálido y complejo de tipo herbáceo pero con declinación afrutada (frambuesa, ciruela, pera), melosa y vinosa que complementa muy bien un acorde ámbar.

La lavanda auténtica (Lavandula angustifolia Mill o Lavandula vera D.C. o Lavandula officinalis Chaix) es una variedad de flores violáceas y hoja pequeña. Tanto el tallo como las hojas contienen aceite esencial pero lo que se destila es la flor fresca recogida con tiempo seco y sin viento para que contengan el mayor volumen de ésteres posible. Es un aceite rico en linalool (alcohol monoterpénico típico de todas las Laminaceae que tiene un efecto analgésico) y en acetato de linalilo (ester terpénico del linalool con propiedades antiinflamatorias y sedantes a nivel de sistema nervioso central).

Se recolecta y destila entre julio y agosto, siendo la cosecha de este último mes de menor valor pues produce un aceite menos rico en ésteres y más oscuro en color. Su olor es el clásico olor de lavanda: terso, difuso y fresco, con un tono herbáceo de acabado dulce, cierto carácter floral-frutal y fondo amaderado -en las variedades más finas puede tener sutiles matices cítricos-.

La famosa lavanda inglesa también es L. angustifolia solo que cultivada en distinto terreno. Sigue teniendo un olor de carácter aromático pero algo más delicado y cercano al de la bergamota.

Ya en la Edad Media algunos escritos como el Herbarius Latinus diferenciaban entre el cantueso, entonces llamado stoechas, y la lavanda auténtica que se usaba para cosas tan variadas como el dolor de corazón, el insomnio, la picadura de escorpión o la conservación del lino.

Complementa especialmente bien con aceites esenciales de otras hierbas aromáticas: junto a la menta no sólo forma un olor deliciosamente verde y vivaz sino que es un clásico remedio para el dolor de cabeza; puede unirse al incienso o la manzanilla y potenciar su efecto calmante para ayudar a dormir o al romero y ser más energizante. Pero tanto en aromaterapia como en perfumería el aceite de lavanda brinda la oportunidad de crear una mezcla más redonda y fluida, así que además de sus múltiples propiedades es también un útil recurso compositivo. En perfumería se usa también su absoluto que tiene un tono más oriental, porque el dulzor herbal declina en un matiz terso de tabaco y cumarina que recuerda al olor de los campos de lavanda bajo el sol del estío, algo que funciona muy bien en acordes ámbar.

En el acorde fougére es un ingrediente clave junto con el geranio y la cumarina, también en las recetas de Agua de Colonia tradicionales y todas las versiones de Agua de Lavanda (blanca, ambarada, inglesa, etc). Este tipo de fórmulas hoy en día se asocian sobre todo con la perfumería masculina pero es una nota muy versátil que forma parte de muchos perfumes, no pocos clásicos de Chanel, Guerlain o Lanvin la contienen: Nº22, Ma Sin, Shalimar, L´Heure Bleue, Nº5…

Algunos perfumes a probar:

-Entre las aguas de lavanda están el clásico de Yardley y el de Penhaligon´s además del famoso Pour un Homme de Caron cuya estructura derivada del fougére renueva Kilian en A Taste of Heaven usando el tema de la absenta como punto de partida para trabajar el cotraste entre lavanda herbácea, fondo vainillado y toques amargos.

-Muchos de los perfumes de Jacques Guerlain llevaban notas aromáticas, la lavanda se aprecia en muchos unida a la bergamota y al romero en Jicky , Eau de Cocq y en Mouchoir de Monsieur.

–Brin de Reglisse de Hermès explora las facetas más gourmand y almendradas en contraste con el regaliz trabajando una faceta más oriental de la lavanda igual que en Mon Parfum de Guerlain.

-Como complemento de un perfume ámbar aparece con su cara más austera en Ambre Précioux de Maître Parfumeur et Gantier.

-Además de las aguas de lavanda que evocan la vida al aire libre y la naturaleza, los perfumes de lavanda pueden tener un carácter más austero o meditativo al asociarlo con incienso como en Gris Clair y Encens et Lavande de Serge Lutens o evocar algo confortable y acogedor como Jersey de Chanel, un perfume de lavanda y almizcle de factura moderna pero que se inspira en la tradicional receta de las Aguas de Lavanda que incluían tintura de almizcle para la fijación y difusión.

-Finalmente Kiki de Vero Kern recorre todas las tonalidades de lavanda a base esencia y absoluto, siendo un perfume de lavanda muy fluido, sutilmente fresco y con un acabado casi casi sabroso.

 

De impresiones y oscilaciones: Elixir des Merveilles de Hermès

19 lunes Dic 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar gris, caramelo, cedro, haba tonka, musgo, naranja, patchoulí, perfume, roble, sándalo, vetiver, whiskey

EdesM06

Suave, empolvado, oscilante, con trazas boscosas, finamente lechoso y afrutado, con trazas marinas, raro… el ámbar gris es un material fascinante cuya tintura ha sido usada tradicionalmente como unificador en perfumería. Al igual que el musgo de roble tiene una faceta oriental amarga y un carácter ambivalente que habla de la tierra y el mar al mismo tiempo. Pero mientras el musgo ha sido siempre más popular y tangible, el ámbar gris ha continuado como especialidad de la alta perfumería.

Aún existen farmacias, que fabrican sus propios perfumes o comercializan fórmulas locales, en las que se pueden encontrar frasquitos de «Musgo de». Antes podía ser algo tan típico irse de viaje y traer un frasco de perfume de musgo del lugar de recuerdo como comprar un plato de cerámica o cualquier otro producto de artesanía. Y los perfumes basados en un acorde ámbar son todo un clásico de la perfumería, ya se sabe. Pero lo que resulta más excepcional es un perfume centrado en recrear de alguna manera la complejidad del ámbar gris, de igual modo que Musc Nomade de Annick Goutal o Muscs Koublaï Khän de Serge Lutens hacen, de forma totalmente opuesta, con el almizcle.

Eau des Merveilles fue la primera propuesta clara que trabajaba sobre esa idea. Basada en un acorde amaderado, con una importante dosis de musgo y sal, sosteniendo una faceta cítrica anaranjada muy refrescante; pronto se convirtió en un favorito de quienes prefieren un olor tonificante y complejo alejado de la tradicional Cologne.

Elixir des Merveilles (2006) continua con esa idea, de hecho profundiza más en ella y ofrece un perfil más próximo aún al material. Se podría decir que Eau des Merveilles ofrece el esqueleto y las distintas versiones de la saga van añadiendo y profundizando en unas u otras facetas. Por eso, muy a menudo, Elixir des Merveilles es descrito como un perfume raro: es menos claro, menos fácil de leer porque remite a algo poco conocido. Aún así, en su estructura, mantiene la referencia clara y clásica de los perfumes chyprée, especialmente de los chipres verdes que dominaban el panorama en los años 70.

Siendo fiel a esa idea original de crear una impresión refinada de ámbar gris busca no sólo los matices de olor sino también el comportamiento oscilante del olor. Ahora es como un bosque húmedo con cedros y pinos, después como la brisa marina. Ahora recuerda al sándalo balsámico y almizclado, después al caramelo. Es vainilla y espuma de mar. Leche y alcanfor. Rosas y algas. Delicadamente empolvado. Infinito. Radiante. Astringente por esas vetas amargas de heno y tabaco, con un fino toque afrutado reverberando. Pero todo esto es muy sutil, difuso y a la vez persistente. Este juego entre suave y tenaz que es clave para definir el ámbar gris es uno de los aspectos más logrados del perfume.

Sí, la oscilación es su mayor logro pero también su mayor pecado. Convierte al perfume en algo estiloso pero a la vez raro y distante y así, el público en general, ve Elixir des Merveilles como un perfume que no se puede llegar a describir con exactitud, sensación esa un tanto incómoda. ¿Habéis escuchado alguna vez la charla de Mark Bowden «The importance of being inauthentic»? Describe escenificando como las personas nos clasificamos unas a otras basándonos en rasgos que delatan la pertenencia o no a la tribu. Pues con los perfumes ocurre un poco lo mismo: buscamos lo que nos habla de la tribu, buscamos lo similar y normalmente creemos que eso está en nuestra biografía pero ontogenia y filogenia convergen de forma curiosa en nuestras elecciones. Y el ámbar gris es algo raro, raro, raro…

Elixir des Merveilles, para dar forma a esta rareza, se asienta en una estructura chyprée: salida cítrica versus fondo musgoso ambarado y facetas resinosas como aglutinante. La nota cítrica en esta versión sigue siendo anaranjada pero menos fresca que en Eau des Merveilles. Así, aún teniendo un efecto efervescente y ligeramente metálico, hace pensar en las cortezas de naranja confitadas bañadas en chocolate y en los kumquats confitados. El chocolate seguramente es un efecto pero no es un adorno sin más, legendaria es la receta del chocolat ambrè como afrodisíaco; son notas con afinidad, aunque el chocolate prácticamente combina con todo. También hay una nota floral empolvada muy abstracta que une distintos matices siendo parte iris, parte lirio de los valles y parte rosa. En conjunto, para mi nariz, es sobre todo rosa verde, húmeda y musgosa con un toque de clasicismo inconfundible. Las resinas balsámicas aportan ese característico tono cinámico con trazas de vainilla y, lo que oficialmente se describe como un acorde de azúcar vainillado en la práctica es otra de las sutilezas que acompaña la faceta cítrica creando un suave fondo azucarado.

La base, sin embargo, es poderosa. Oscura y amaderada, tiene por un lado una fuerte presencia de patchoulí, vetiver y notas de cedro que recuerdan un poco ese aspecto seco-verde-amargo de Terre d´Hermès. Cuando la tierra se enfría y llega el invierno, este aspecto más austero es más dominante mientras que en un contexto más cálido las notas amaderadas se hacen más cremosas y emerge el sándalo y el haba tonka. La otra parte importante de la base es la faceta musgo: una recreación a base de tintura de roble y Evernyl -o similar-, combinación parecida a la que se puede apreciar en Vanille Insensée de Atelier Cologne. La tintura de roble da tonos de corteza con suaves toques de vainilla ahumada y algo licoroso muy vago que en el perfume resulta perceptible y elusivo a la vez. El Evernyl añade algo aterciopelado que sugiere sensualidad.

A grandes rasgos, Elixir des Merveilles se puede leer como un perfume amaderado especiado adornado con naranja y de acabado seco. Pero al final sugiere muchas cosas, entre las más curiosas pueden leerse aspectos de cuero y piel salada, a la vez que deja una impresión ligeramente medicinal que recuerda hasta cierto punto el rastro que deja la turba en el whiskey. Especialmente de aquel whiskey en cuyo proceso de fabricación se ha usado turba recogida cerca de la costa y que conserva el regusto marino de alguna forma. Existen versiones más finas y suaves de esta bebida, especialmente cuando es de producción irlandesa, como por ejemplo el popular Connemara mientras que otros brebajes tienen los aspectos de turba muy marcados y resultan áspero al paladar, como el famoso Talisker, así que depende de lo que cada uno conozca podrá o no leer esta faceta pero para mi gusto este perfume de Hermès está más cerca de la limpieza de los destilados irlandeses. De todos modos la sensación whiskey está ahí como otra oscilación más del perfume. Otra impresión más.

En modo romántico: Cologne de Nuit La Dame aux Camélias de Jardins d´Ecrivains

14 domingo Feb 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, cardomomo, haba tonka, neroli, perfume, rosa, violeta

gris

Es la piel. Siempre la piel. Sugerida por mil acentos diferentes para intentar retratar una misma cosa evanescente y frágil. Pasa el tiempo pero sigue siendo igual:la piel es el perfume ideal, el perseguido de continuo en sucesivas tentativas, girando alrededor de contrastes dulces y frescos, afrutados y vaporosos. O cálidos, pungentes como el ámbar, de intenso matiz especiado y recuerdo coriáceo.

La piel es la paradoja definitiva en perfumería. Su principio y su fin.

Se puede sugerir su calor extremo y crear algo de marcada sensualidad usando maderas envolventes y las tonalidades más fuertes del almizcle aquellas que muestran su persistente carácter animal. Perfumes así cierto es que producen respuestas; respuestas de lo más variable. Polarizan.

Pero opta por la tibieza, susurrando la posibilidad de una mayor calidez. Escucha las notas refinadas del almizcle ambarado, con delicadeza en los matices afrutados, la suavidad de un sándalo lechoso rodeando la delicada rosa, meciendo elusivas violetas que flirtean libremente sin aparente estrategia. Como la piel fresca que perfuma por sí misma. Dejemos florecer esa ternura en un perfume y habrá menos premura, sin duda, pero también una prevalencia aguda y difusa que invita a la imaginación. La idea de piel en el perfume, sea como sea, con gentileza o notoriedad, seduce los sentidos. Optar por sólo la excitación o también el deseo que quede a gusto de cada cual.

Del polarizante Muscs Koublai Khan al lúdico Jeux de Peau de Serge Lutens. Desde la elegante pungencia de La Panthère de Cartier a la sutilidad de Musc Nomade de Annick Goutal. Con el tono intimista de Dans tes Bras o el mítico y muy carnal Parfum de Peau de Montana. Los perfumes de almizcle son una opción muy legible.

Pero en este camino de la seducción, hay una vía más indirecta: la del almizcle revestido siguiendo el patronaje clásico de perfume femenino elegante pero aún atrevido porque remite al frescor del baño, recreando ese tono limpio-cremoso- amaderado-floral tan característico del Nº5 que emerge entre notas de iris y violetas, almizcles blancos, aldehidos, notas cumarinadas y rosa. Fluctuando entre el frescor dulce de las flores finamente almizcladas de Clair de Musc, la delicadeza del talco de Teint de Neige de Villoresi o dejando entrever a través de la rosa el tocador de una dama como Misia de Chanel.

En esta sintonía está La Dame aux Camélias. De acabado sencillo, más seco y amaderado por el fondo entretejido con haba tonca y enebro que aporta cierta oscuridad etérea al tema principal: la promesa de una violeta. Ni muy dulce, ni muy verde, ni densa, ni tan empolvada. Sino de aire vintage, plena de matices afrutados y total aliada de una rosa fresca. También liviana y matizada, acorde con la estética elegida: la de la Cologne .

Cologne de Nuit se presenta como una receta perfecta, prescriptible para el humor romántico. Con un nombre que encierra la atractiva idea del uso nocturno, un frasco de tocador de aire antiguo y haciendo referencia a la heroína romántica del imaginario colectivo por antonomasia Margarita Gautier, también fuente de inspiración de una de las óperas más famosas y reconocibles de la Historia: La Traviata . Sin duda, una idea redonda. ¿Huele tan ideal? Realmente huele a un ideal de femineidad basado en otro ideal: el de la piel eternamente joven.

Sí, La Dame aux Camélias está creada como una colonia para la noche y como tal es ligera pero sensual, con un frescor nocturno, menos agudo y penetrante que el cítrico pero lleno de pequeños acentos verdes con toques rosados, fondo afrutado y perfil floral. Su frescor no es pungente sino inmanente, con un efecto burbujeante como de soda que aporta el cardomomo muy diluído apoyado por el nerolí, la clásica nota de colonia que aquí queda flotando sobre el olor vago de las violetas húmedas, revelando una tonalidad floral similar a Iris Nobile de Acqua di Parma. En paralelo, la violeta despliega su gama de matices dulces y afrutados que recuerdan a las golosinas de regaliz rojo, a sandía y a frambuesa. La violeta así pierde su filo de acero, se va haciendo más cálida y más rosada, con un pequeño toque jabonoso que trae el recuerdo de los clásicos perfumes aldehídicos. Luego, todo ese esplendor afrutado se prolonga con una nota de almizcle blanco y lentamente las flores se van durmiendo sobre un lecho amaderado. Su encanto reside en esta sencillez.

camelias

Momento musical para cultivar la sensibilidad romántica con el cláisco: Perhaps Love de John Denver, acompañado por Plácido Domingo.

Un momento concreto en detalle: Après L ´Ondée de Guerlain.

12 martes May 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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anis, benjuí, bergamota, haba tonka, Heliotropo, iris, perfume, rosa, sándalo, Vainilla, vetiver, violeta, ylang-ylang

signsofspring * Signs of Spring de Walter Crane.

Après L´Ondée. Una idea sencilla: flores entibiándose tras la lluvia. La ejecución impecable de notas trabajadas al detalle para delatar el rastro de humedad que aún cubre la hierba y las flores. De resultado: un poético paisaje olfativo.

Jacques Guerlain (1874-1963) retrató su tiempo -a veces incluso lo superó- a través de sus perfumes, por esto, seguir la evolución de su obra permite no sólo entender cómo los perfumes Guerlain se fueron tipificando hasta adquirir esa impronta tan especial e inconfundible llamada Guelinade sino también tener una visión general de cómo la perfumería fue evolucionando rápidamente en las primeras décadas del s. XX. Desde las técnicas finiseculares, aún bastante arraigadas en la manera de componer perfumes 100% naturales con sus mil trazas y poca amplitud de notas, a la cristalización de nuevas estructuras mucho más verticales que señalaban ya el camino hacia el clasicismo de los tres tiempos.Sin duda, fue un camino sinuoso y lleno de experimentación en el cual los nuevos materiales sintéticos y el perfeccionamiento de las técnicas de extracción brindaron la oportunidad de incluir nuevos tonos, nuevos temas, detalles más precisos.

Algunos de sus perfumes hace tiempo que dejaron de comercializarse pero actualmente pueden probarse en la Boutique insignia que Guerlain tienen en París -entre ellos el extracto de Après L´Ondée retirado hace relativamente pocos años o el mítico Djédi– mientras podemos seguir disfrutando de otras de sus muchas maravillas como el EdT de Après L´Ondée, L´Heure Bleue, Mitsouko, Shalimar, Vol de Nuit o el muy refinado Liú.

Si comparamos Liú, un perfume compuesto en su madurez creativa, con Après L´Ondée (1906) que es una obra temprana, esos cambios en la textura y la estructura fruto de la evolución técnica y estética de la perfumería se aprecian con mucha facilidad. Sin embargo, si Après L´Ondée se contrasta con L´Heure Bleue se puede ver como en 1919 Jacques Guerlain seguía experimentando con la verticalidad de las notas, enriqueciendo los perfumes con los matices suntuosos de las resinas balsámicas y el claroscuro dorado que deja la pátina de la Guerlinade. Ambos perfumes se parecen: tienen rasgos olfativos en común y comparten el interés del perfumista por crear una estética del instante mediante olores pero, a la vez, son muy diferentes precisamente porque L´Heure Bleue, con su base orientalizante, representa a la vez el culmen y la superación del estilo temprano de Jacques Guerlain en el que los matices se multiplicaban y se apoyaban entra sí creando esa fluidez de notas tan típica de una buena Cologne.

Admirador del Arte en general y del Impresionismo en particular, Jacques Guerlain se interesó por conseguir efectos atmosféricos de luz, temperatura o humedad en varios de sus perfumes. Après L´Ondée es el ejemplo paradigmático que aún sobrevive al paso del tiempo pero quizás a nivel conceptual haya una obra más representativa de este interés: Fleur qui meurt (1901) donde intenta capturar el ciclo de vida de una violeta, esa flor que por aquel entonces era protagonista de tantos perfumes y que Jacques Guerlain convirtió en imprescindible en sus creaciones. A veces con una presencia más evidente y otras como una cita fugaz. Unas veces realmente empolvada como Violette de Madame (1904), otras explorando su lado más vegetal gracias al uso de hoja de violeta como en Fleurt qui meurt o con algo rico y delicado, profundo y especiado unido al clavel y al iris como en Après L´Ondée.

El aromo o acacia dulce* fue un material popular entonces. Jacques Guerlain lo usó en la formulación de estos tres perfumes como nota importante para caracterizar la violeta y es también la nota principal de Une Fleur de Cassie, perfume con el que Frederic Malle completa el tríptico que rinde homenaje al clásico de Guerlain, junto a Dans tes Bras y L´Eau d´Hiver.

La belleza fugaz que Jacques Guerlain intentaba atrapar en Aprés L´Ondée era la de las flores de primavera bañadas por la lluvia. Para recrear ese efecto de pétalos empapados el perfumista audaz hizo uso de un material entonces bastante nuevo: el aldehído anísico, que da al perfume ese frescor frío y acuático tan caracterísitco junto con el efecto dulce y amargo de acabado aromático que se agita en la salida del perfume, enfatizado por notas herbales-alcanforadas-fenólicas de lavanda, romero, salvia y tomillo que unidas al clavo en la faceta empolvada contribuyen a crear un vago efecto medicinal. La bergamota afrutada y el frescor floral del neroli completan el cuadro de salida, tras la cual el perfume se vuelve más uniforme y balsámico.

La delicadeza de las flores se expresa sobre todo a través de efectos de brillo y textura. Por un lado la faceta empolvada basada en una importante dosis de iris y enriquecida con un fondo gourmand a medio camino entre el dulce de malvavisco y la crema almendras al que contribuyen varias notas, entre ellas la heliotropina y el haba tonka -y que también encontramos en L´Heure Bleue. Por otro, la multiplicidad de matices florales resonando unos en otros: la rosa y el jazmín, el iris y el clavel formando un todo envuelto en esa nota floral tan importante en los perfumes de la época como es el ylang-ylang que aporta un efecto opaco pero a la vez evanescente muy caracterísitco. Y entre esa textura evanescente y empolvada el brillo terso del espino albar: algo verde y almendrado, fresco y balsámico. Una nota delicada pero contrastada que ejemplifica bien el carácter rico y etéreo de este perfume que hacia el final de la evaporación se muestra a la vez seco y cremoso gracias al sándalo, la vainilla y el almizcle.

Sí, Après L´Ondée tiene ya parte de esa huella oscura, elegante y balsámica de la Guerlinade en la que el iris, la bergamota y el haba tonka tienen un rol relevante, pero su presencia no es tan rotunda como en L´Heure Bleue o Shalimar. Lo que destaca en el perfume es sobre todo la textura y el gran contraste entre notas aromáticas y facetas balsámicas acompañando un rico corazón floral. Precisamente es ese corazón floral, tan marcado por la generosidad del acorde rosa + ylang-ylang que resonaba en los perfumes de la época desde el éxito de Le Parfum Ideal (circa 1900) de Houbigant, acompañado del iris empolvado, la violeta y el jazmín lo que crea ese aire de familiaridad entre este perfume de Guerlain, su predecesor L´Heure Bleue y el posterior Chanel Nº 5 (incluída la versión modernizada de Nº5 Eau Premìère). No es tan extraño que estos perfumes a menudo se comparen, algo comparten. Igual que Jacques Guerlain y Ernest Beaux compartían admiración hacia Paul Parquet, el perfumista de Houbigant. Gracias a esa sana admiración podemos disfrutar de creaciones magníficas.

Fugacidad. Conciencia del paso del tiempo. Delicadas flores y la sensación vaga de perfume que desprende esa textura imprecisa que difuminada los matices y la estructura hasta casi generar neblina es lo que probablemente más contribuye a conjurar el halo de melancolía poética con el que a menudo se describe Après L´Ondée. En honor a esa fama, el momento musical de hoy: April come she will de Simon & Garfunkel en el mítico concierto de Central Park.

*El aromo o acacia dulce forma parte del extracto de Après l´Ondée no del actual Eau de Toilette.

Otoñal: 1270 de Frapin.

14 martes Oct 2014

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cacao, café, Cashmeran, guayaco, haba tonka, miel, perfume, roble, siempreviva, té, Vainilla

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Tardes de otoño de mi infancia, tardes violetas y anaranjadas, en las que no tenía conciencia del tiempo, se quedaron ancladas en mi memoria  como imágenes prístinas como el cristal. Tardes bañadas por la dorada tibieza otoñal con el dulzor seco del aire impregnando cada momento. Y sobremesas alargadas hasta la merienda y café y chocolates y muchas palabras.

Aquella comodidad de las conversaciones fluidas de mis mayores recordando anécdotas mientras al otro lado del cristal llovía sin cesar. Tazas humeantes desprendiendo intensos y profundos aromas acaramelados o finos efluvios herbales ligeramente amargos. Aquello aún es para mi un modelo de confort que atesorar con celo…Y cada año, cuando de súbito comprendes de nuevo que el verano se fue definitivamente, mientras comienza octubre y regresa la lluvia, algo como un fugaz despertar, como una ventana abierta a otro paisaje, se produce de nuevo en la mente. Un reencuentro.

Es un ciclo que pauta el transcurso del tiempo. Una sensación necesaria porque ¿Quién no quiere cada año probar los higos tardíos y las uvas frescas, tomar crema de calabaza y castañas o manzanas asadas? Hay algo muy reconfortante en esta repetición porque esa repetición se convierte en un anclaje y es que, en el fondo, todos comprendemos que las estaciones no duran tanto. Esos anclajes crean la ilusión de un tiempo dilatado mientras el reencuentro con la nueva estación es un recuerdo y un aviso de que seguimos viendo las cosas pasar a una velocidad vertiginosa.

Los olores de cada estación pueden ser un anclaje poderoso. Hay quien es más sensible a la primavera, quien lo es al verano o al invierno…, personalmente siempre he tenido preferencia por el otoño pese a que necesito sentir y vivir todos los cambios de las estaciones: el olor a tierra húmeda, a hojas secas, a madera, los sabores tostados y acaramelados de las cosas que horneamos y el toque sabroso del té kukicha que resulta especialmente reconfortante en esta época del año vivifican tanto que aportan solidez a mi rutina; es esa sensación de vínculo con la tierra, esa sensación de inmanencia lo que más me fascina y me ayuda.

Anclamos momentos porque necesitamos ritualizar el tiempo -nuestro tiempo- para tener mayor consciencia del mismo. Hay quien es muy meticuloso y constante con sus rituales y sistemáticamente cambia la decoración de su casa o enciende a diario una vela mientras escribe una carta, hay quien opta por acciones más orgánicas y cambia radicalmente sus comidas según la estación pero, al final, sea de una forma o de otra, la conciencia del tiempo -o la falta de ella- determina nuestra propia conciencia más de lo que podamos creer; mantiene nuestra mente más flexible y por ende nuestra capacidad de organización para llevar a cabo tareas diarias.

De algún modo resaltar la conciencia del tiempo es también alimentar nuestra memoria, un proceso complejo sin el cual perderíamos nuestra capacidad de aprendizaje y, más aún, nuestra propia identidad. Podríamos decir que guardamos episodios de nuestra vida por fases que según van asentándose como recuerdos creando los ciclos de nuestra vida a lo largo de los cuales también encontramos constantes : los anclajes, muchos de los cuales se formaron en nuestra infancia. Música, libros, películas, objetos cotidianos, olores, sabores, paisajes, paisanaje…vivencias varias.

Para algunas personas los olores tienen mayor relevancia en este proceso, formando desde edades muy tiernas imágenes vívidas que no se pueden disociar de ellos, esto suele ir parejo a una mayor sensibilidad a los cambios en la naturaleza o el entorno en general de manera que, los olores del contexto son siempre un signo de algo y, a veces, un símbolo. Particularmente en otoño, cuando el aire rezuma el perfume intenso de tierra húmeda, de maderas, de frutos más dulces, de miel fresca …así, algunas personas sienten que si no van al bosque a oler el otoño o pasear cerca del mar para palpar cómo cambia su olor cuando el aire se enfría se están perdiendo algo. Estas personas -entre las que me incluyo- tenemos preferencia por los olores amaderados, especialmente por los chypre, porque nos recuerdan esas experiencias en el bosque o en la orilla del mar.

Pero mientras el exterior nos recuerda el paso del tiempo, la casa se refuerza como refugio y los olores gustativos de bebidas calientes o alimentos nutritivos también se vuelven más reconfortantes. Son dos facetas del otoño y nuestros perfumes también pueden reflejar esa predilección a través de las fragancias gourmand, especialmente aquellas que despliegan una paleta más madura al paladar: café, chocolate, licores varios, miel, frutas escarchadas, jengibre confitado, frutos secos…

En esa gama de olores otoñales suaves, envolventes y a la vez profundos para mí 1270 de Frapin lo armoniza todo. Amaderado, balsámico y gustativo trae consigo el recuerdo de los olores de las sobremesas -eterna tradición de familia- y, con ellos, la idea de refugio, de otoño, de niñez, de madurez, de paso del tiempo, de nutrimento, de finitud e infinitud todo junto. En resumen, de identidad personal.

Es oscuro pero ligero, sutilmente terroso. Rico en notas amaderadas balsámicas con recuerdos de hojarasca, roble y cuero, gracias a una buena dosis de haba tonka y guayaco. Está recubierto de un dulzor bueno, acaramelado en ciertos momentos, pero sobre todo meloso que armoniza muy bien con el discreto tono floral que recuerda vagamente a la flor de tilo. Puede percibirse con claridad la delicada faceta de té y licor que aporta la nota de siempreviva, clave en esta fragancia para contribuir a un tono ambarado refinado que se complementa con la vainilla y la miel. Cuando el perfume va llegando a la última fase de evaporación comienza a aclararse y a volverse mucho más suave y cremoso gracias al toque empolvado del cacao que se mezcla con el cashmeran y la vainilla. Pero antes de esa base suave hay una nota oscura y almizclada que destaca en el perfil junto a la siempreviva: el café, bien acompañado de matices de tabaco y miel, bien unido a un tono licoroso u oscureciendo la faceta maderada-vainillada.

Con todo, el perfume parece tener la dosis justa de riqueza para transmitir más una sensación hogareña que opulenta. Es precisamente esa capacidad para crear una sensación de ambiente más que de perfume lo que hace singular a 1270. Cuando el perfume se lanzó por primera vez al mercado en 2002 detrás estaba la idea de una casa de gran tradición en la producción de cognac como es Frapin buscando recrear los olores relacionados con el mundo del cognac. Sidonie Lancesseur fue la encargada de reformular el perfume para su relanzamiento en 2010 y aunque yo nunca tuve la oportunidad de probar la fórmula original porque siempre lo encontraba agotado, cuando preguntaba sobre él recibía repetidamente una respuesta parecida con referencias a un espacio interior dominado por la idea de comodidad que traen los olores de licor, chocolate, caramelo, etc. Esa sensación se mantiene, sin duda, y creo que es su rasgo más atractivo y poderoso.

Momento musical: Otoñal de Raúl di Blasio.

1270

Algo realmente comedido: Silver Iris Cologne Absolue de Atelier Cologne.

06 sábado Sep 2014

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bergamota, cedro, frambuesa, haba tonka, hoja de violeta, iris, mimosa, patchoulí, perfume, tangerina

S-iris

Pocos son los perfumes de iris que pueden calificarse de magníficos. El iris tiene tantas facetas, es un material tan caro -de verdad, tan tan caro- y requiere tanta pericia para manejarlo que sólo puedo pensar en lo paradójico que resulta la profusión de perfumes de iris que inundan el mercado y en cómo de bien recibidos suelen ser estos perfumes pese a su poca singularidad. Silver Iris (2013, Jérome Epinette) está ahí, ahí apuntando en dirección hacia el «un poquito mejor que otros».

Aunque su nombre promete algo frío, puro y metálico tiene poco de dichas cualidades y sí mucho de herbáceo. En salida recuerda bastante a Moulin Rouge de Histoires de Parfums no obstante, es su mejor parte: efervescente, afrutada y con un toque cosmético; pero esa nota más rica y prometedora rápidamente se desvanece y deja paso a lo que el perfume será en las horas siguientes sin mucha variación: una comedida presentación de algunas facetas muy características del iris: un poco medicinal, algo rugoso y amaderado, un filo dulce con recuerdo de frutos rojos y un fondo ambarado-amaderado limpio, sólo levemente enturbiado por cierto regusto terroso-mohoso de patchoulí. En general, se puede describir como un perfume lineal, cálido, seco y de estela empolvada que permite perfumarse con mucha discreción y cierto encanto.

Podría compararse con Songe d´Iris de Rochas -por el que yo me decantaría con más facilidad- que parece una versión menos empolvada, más amaderada y acuática de Silver Iris …Sin ser idénticos, están en la misma esfera.

Atelier Cologne siempre presenta sus perfumes con una imagen promocional a modo de composición-collage-bodegón moderno y unas pocas líneas que en teoría apelan a la personalidad del perfume. El texto habla de vitalismo y de cierto espíritu salvaje…no podría describir el perfume en esos términos pese a que cierto centelleo cítrico lo recorre hasta casi la base aportando un poco de vibración a lo que, por otro lado, es un olor bastante plano. Más aún, el centelleo en cuestión es bien discreto o mejor dicho, comedido.

Por contra, debería de decir que la imagen promocional es muy representativa. Hace pensar en las cientos de fotos que encuentras en Tumblr de cosas bonitas que a muchas mujeres nos entretiene ver de vez en cuando sin que necesariamente nos sintamos retratadas o reflejadas por completo en nuestra femineidad sino, más bien, en una idea genérica del mundo femenino que a veces contemplamos con complacencia quizás porque nos hace pensar en la idea de crianza: en cómo crecimos rodeadas de las cosas de mujeres de nuestra familia. O quizás porque crean un rincón de fantasía. Aunque no todo al mundo haya pasado su infancia bajo la luz de una lámpara cuajada de lágrimas de cristal de roca y bolas de strass o rodeada de complementos en piel color rosa pastel, la idea de fondo se entiende bien. Y todo esto sin dejar de apelar al tema de la deseabilidad social y lo aspiracional.

Concretando, aún a riesgo de que mi discurso suene demasiado selectivo -cosa que no pretendo pero sé que ese riesgo pende sobre mi cabeza-, hablaré claro: lo más probable es que este perfume resulte adorable para quienes realmente no toleren bien el iris, porque es un retrato en pastel idealizado y asequible. Y es que, digan lo que digan, y a pesar de la popularidad de que goza el iris en el mundo niche por su aura de elegancia y refinamiento, en la práctica un perfume que ofrezca un iris muy rico y naturalista no sólo es difícil de construir, también es difícil de digerir. El iris suele polarizar al público: o lo adoras o lo detestas porque tiene un carácter muy difícil que hay que saber llevar. En realidad, pocas casas se arriesgan a ofrecer algo que de entrada se sabe que es del gusto de muy pocos y, en este sentido, Atelier Cologne no ofrece la excepción a la regla. Fantástico habría sido que apostaran por un toque de originalidad como ocurrió con Vanille Insensée…adorable vainilla.

Tan caprichoso recuerdo: Tardes de Carner.

23 miércoles Jul 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, almizcle, anis, apio, benjuí, cedro, cereza, haba tonka, Heliotropo, perfume, rosa

Maxfield Parrish- Reveries
* Reveries de Maxfield Parrish.

Algunos de los perfumes más delicados y románticos subliman la piel con aromas de heliotropo, haba tonka y vainilla. Tal acorde suavemente gourmand remite a la infancia. Unas veces porque nos recuerda lo fantástico que era entrar de la mano de la abuelita en la pastelería y que te dejaran elegir tu dulce favorito, el olor de la crema pastelera, las tartas de almendra o los milhojas…otras veces porque revive en la memoria el delicioso aroma del mazapán trayendo el recuerdo de la Navidad pero, también, porque ese acorde lo convirtió Jacques Guerlain en el sumun del refinamiento con perfumes como el sublime L´Heure Bleue o el frágil floral Après L´Ondée que se convirtieron en modelos de otros perfumes, que a su vez inspiraron nuevas composiciones y así hasta nuestros días, formando parte de la memoria colectiva.

Hoy en día el territorio gourmand es amplio y variado, pero esa clásica pátina entre cereza y almendra sigue siendo un plus de elegancia que el público aprecia y el sector nicho no es ajeno a este aprecio. Louve de Serge Lutens o Kiss me tender de Nicolaï, Back to Black de Kilian o L´Eau d´Hiver de Frederic Malle ,entre otros, siguen gravitando sobre ese universo guerlinesco.

Tardes (2010, Daniela Andrier) de Carner tiene esa misma impronta romántica que embarga la memoria, de hecho cita de forma explícita Après L´Ondée al repetir en su salida el mismo tono mitad dulce, mitad amargo empapado de anís y con la nota almendrada al fondo. Esta faceta de fruto seco es bastante rica y compleja sin ser pesada y se prolonga durante bastante tiempo mostrando diferentes matices: ahora es seca como las pastas de almendras, luego amarga como el hueso del melocotón, después tostada y, de vez en cuando afrutada como la cereza.

El anís, que es una nota fresca y penetrante evoluciona rápidamente hacia un licor más refinado, una especie de brandy con matices de chocolate, dando paso a un corazón más suntuoso con la riqueza avainillada del benjuí asomando desde la base y el refinamiento del cedro de Virginia introduciendo un matiz suede muy fugaz mientras lo floral queda reducido a una rosa abstracta adornada por el tono dulce, verde, herbal y ligeramente balsámico del apio. Esta nota de apio se escapa con rapidez porque apenas es una sugerencia pero ayuda a dar frescor y matices además de incrementar el efecto calmante del perfume…Sí, porque tanto las notas avainilladas del benjuí y el haba tonka como la heliotropina, la rosa y el apio tienen propiedades más o menos sedantes y esa es una cualidad buscada en Tardes, cuya poética es recrear la atmósfera relajada de una tarde de verano.

La estructura del perfume también reproduce la evaporación del EdT del Guerlain con salida más voluminosa, un corazón floral-especiado-herbal ligero y una discreta base que combina el dulzor cinámico del benjuí, la melosidad aromática del haba tonka y la suavidad de los almizcles blancos. Pero hay una diferencia muy importante, mientras en Après L´Ondée vas leyendo las notas con facilidad porque están perfiladas, en Tardes más que notas concretas percibes un continuo de olor lleno de vagos pero familiares matices que elicitan emociones. De nuevo esto es un efecto buscado que permite hacer un perfume más abstracto.

La sensación final que transmite Tardes es la de un producto creado con respeto hacia el pasado. No es preciosista en un sentido frívolo sino que revela una virtuosidad matérica muy moderna que lo hace realmente atractivo.

tardes

Nubes rosas: La Petite Robe Noire Couture de Guerlain.

19 jueves Jun 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, frambuesa, haba tonka, patchoulí, perfume, rosa

macarons
*Via Tumblr

Pregunta retórica: ¿Por qué de forma insistente los frutos rojos se asocian con el refinamiento de la Haute Couture? Hot Couture de Givenchy era como un denso jarabe de frambuesas; La Petite Robe Noire Couture (2014) es algo más refinado, macaron de frambuesa, pero ambos llevan esa nota frutal hasta las últimas consecuencias. Miss Dior …

La frambuesa es una fruta delicada, más que la fresa, llena de contrastes jugosos, dulces y caramelizados que permiten jugar con acordes de rosas, de ámbar y de tabaco. En cierto modo, los frutos rojos pueden enriquecer el espectro de los perfumes orientales y eso es algo propio de la perfumería clásica, pero hoy en día varios perfumes han convertido esta faceta frutal en protagonista de las composiciones, con mayor o menor acierto.

En La Petite Robe Noire Couture se ha optado por ir más allá con la faceta frutal del original EdP, pero se ha hecho eliminando el contraste de las notas más oscuras y amargas, disminuyendo el atractivo efecto efervescente, rebajando la robustez de la rosa hasta moldear una rosa-frambuesa que ahora es como merengue de frutos rojos, después relleno de refinado macaron y por último zumo de gomibaya… Sí alguien creía que La Petite Robe Noire era dulce por favor que pruebe Couture.

Por comparación Couture no tiene un perfil tan estructurado ni tan contrastado sino que es más plano y lineal. Son las texturas suaves, empolvadas y livianas lo que se trabaja en esta versión. A veces recrea la suavidad del azúcar impalpable, otras es como un merengue de fresas y frambuesas muy aireado o un algodón de azúcar y, finalmente, tiene un toque almendrado que nos remite de nuevo al universo de los macarons que tan de moda están en estos días. Todo sustentado por una buena dosis de almizcles blancos y patchoulí. Pura indulgencia.

Viaje el origen de la perfumería moderna: Shalimar Ode à la Vanille sur la Route du Mexique de Guerlain.

03 sábado May 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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caramelo, castóreo, cereza, chocolate, etil vainillina, haba tonka, iris, opopanax, perfume, Vainilla

waterworldwall

Shalimar es la culminación de un proceso y el inicio de otro momento en la perfumería moderna. Caracteriza de forma sublime el olor del ámbar gris y cristaliza un modo de componer acordes ámbar hasta el punto de ser el modelo en el que se siguen inspirando tantos perfumes.

Creado en 1925, aún refleja el modo de hacer de la perfumería del s. XIX con áreas pungentes que delatan ingredientes sintéticos muy potentes como la etil-vainillina o la cumarina envueltas en tinturas naturales. En aquel momento era norma usarlas, pero en Shalimar todo fue más allá.

Así pues, centrémonos en el aspecto clave del tema ¿qué es una tintura? Una técnica tradicional para extraer la esencia de las plantas y otras materias orgánicas mediante maceración alcohólica. Una técnica importante porque el alcohol es un buen disolvente y esto permite revelar cualidades y matices muy finos que de otro modo no se apreciarían. Esta cualidad de la tintura proporciona redondez y gran calidad al perfume en un sentido global y rodea de naturalidad las notas más potentes y planas de origen sintético. Las tinturas contribuyen al dinamismo y la fluidez del tema -algo esencial para que un perfume tenga carácter- y, actualmente, pocas firmas de perfumería siguen usándolas. Requieren de la vieja maestría para saber dejarlas madurar hasta el punto preciso y mantener siempre el estocaje a punto…Entre esas pocas firmas está Guerlain.

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Ode à la Vanille es una colección de variaciones en torno al perfume Shalimar que en los últimos años Guerlain ha ido ofreciendo como serie de edición limitada. Cada edición se ha dedicado a explorar un tipo de vainilla diferente.

En estas nuevas interpretaciones del clásico oriental, la tintura de vainilla no sólo es un modo de dar más naturalidad al acorde ambreína de base sino que se convierte en protagonista del perfume, logrando productos de una suavidad maravillosa. La primera versión en 2010 dio nombre a la serie y combinaba tintura de vainilla Madagascar con vainilla Mayotte, realzando la faceta especiada. La segunda edición en 2012 fue Sur la Route de Madagascar y tenía un carácter más oscuro y amaderado.

Ode à la Vanille Sur la Route du Mexique (2013) es la última -hasta hoy- y, en mi opinión, la más especial. ¿Por qué afirmo tal cosa si las tres versiones son buenas? Porque nos ofrecen una rareza.

Pese a que la vainilla es originaria de México, hoy en día la vainilla mexicana es otra variedad más y, desgraciadamente, la menos usada en perfumería. Tanto es así, que la producción totalmente artesanal de esta materia prima que se desarrolla en las regiones de Puebla y Veracruz peligra. Así pues, el mero hecho de que se nos ofrezca un perfume con vainilla mexicana es ya una buena razón para prestar atención. Si además lo hace Guerlain, cuyos perfumes siempre han destacado por el tratamiento de las notas vainilladas, esto significa un plus de calidad.

La otra razón por la que digo que es una especialidad es por el propio carácter de la materia prima. La vainilla de México es más suave y más fresca, con una cualidad afrutada casi vinosa que la hace única. No es nada común encontrar esta nota de vainilla en un perfume ya que la variedad más usada hoy en día es la que se cultiva en Madagascar: la vainilla Bourbon, que tiene un tono más coriáceo y concentrado.

Thierry Wasser ha trabajado con la tintura de vainilla de México para ofrecer lo mejor de ella: su faceta afrutada entre ciruela pasa y cereza madura con dulzor de confitura. Junto a esto pone también de relieve otros matices clásicos de la vaina de vainilla como el recuerdo a chocolate, a caramelo, el tono balsámico y el ese matiz entre almendras amargas y heliotropo. Además, los aspectos más animalísticos de Shalimar están rebajados: no se percibe la pungente faceta de cuero especiado a la canela ni el tono feroz de la civeta sino sólo un refinado matiz de fondo almizclado-coriáceo al que contribuye el castóreo.

Sigue la senda clásica del perfume oriental cálido y empolvado pero ahora es un perfume de piel. Más etéreo e intimista. Subsumido por el espíritu tranquilo del incienso y otros bálsamos suaves.

No renuncia a la impronta poderosa de Shalimar, y quien lo lleva reconoce el perfume como tal oriental, pero ese efecto matizado, más fluído y afrutado del ámbar lo acerca un poco a L´Heure Bleue. Se podría decir que es como algo antiguo y, sin embargo, atemporal…algo muy bello.

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