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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: Heliotropo

Flip Flop review: Versace pour Femme Oud Oriental.

11 jueves May 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, ámbar, Heliotropo, patchoulí, perfume, pimienta, rosa, sándalo, Vainilla, violeta

Al más puro estilo perfume de diseñador Oud Oriental (2013) está hecho para gustar y ser llevado por el mayor número de gente posible. Como tal, no es un perfume de oud propiamente dicho, sólo algo reminiscente del acabado seco, amaderado y ligeramente ambarado que los perfumes occidentales inspirados en el oud suelen exhibir. Es la faceta más popular del oud en el mercado generalista lo que aquí se plasma con el singular efecto añadido de frutos secos que algunos acordes de oud muestran por intervención del patchoulí.

Unido a esa faceta oud por aproximación basada en el mínimo común denominador, encontramos lo esperable para completar el cuadro: rosa y sándalo, pero la rosa y el sándalo más etéreos que se puedan imaginar, junto a una vainilla blanca, translúcida incluso, y vagos recuerdos de almíbar. Oud Oriental se nutre más del glamour que evoca la palabra Versace y la moda por las maderas desestructuradas que de ese tradicional y precioso material que es el oud.

Este perfume es como un fragmento de perfume oriental más que una historia completa, pero lleno de pinceladas de distintos colores, agradables de por si pero que en global no termninan de formar un conjunto característico. Pinceladas que insinúan azafrán unido a un vago efluvio coriáceo, el toque refrescante de las violetas junto a sombras de verde acuoso y especiado que insinúan melón y pimienta, aportando el punto de contraste necesario para que el perfume tenga cierta sustancia.

Queda claro rápidamente que sin que aumente mucho la complejidad del perfume, lo que no van a faltar son las referencias a esto y aquello, pero todo está muy diluido. Y para completar la paleta de lo super agradable y fácil de llevar, una envoltura de heliotropo tímidamente anisado reforzando esa textura glaseada del perfume que ayuda aún más a difuminar notas y aumentar ese efecto de cosa inconcreta y lejana.

Las alusiones a las ricas especias, exóticas resinas y preciosas maderas que en las antiguas rutas comerciales se transportaban como tesoros, toda esa suntuosidad, Oud Oriental la concreta en su frasco dorado. El jugo, sin el repiquetear frutal ni el brillo ajazminado, es como un Lady Million a la oriental: etéreo, laxo e inmaterial mientras muestra un poco de todo aquello que gusta fácilmente, los matices afrutados, lo lechoso del sándalo y el almizcle, la vainilla, el contraste del frescor especiado y, acompañando ese fondo amaderado y radiante, algo ligeramente medicinal para que no se diga que no se intentó darle un toque de algo…

Si es que se le puede considerar un perfume de oud, es un oud muy fácil de llevar. Un jugo pop e incluso bonito para las chicas jóvenes que intentan distinguirse un poco de su grupo y dejar atrás la marea de florales frutales que se siguen ofreciendo sin piedad.

Entre heliotropos: Kiss me tender & Kiss me intense de Nicolai Perfumeur Createur

28 viernes Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, almizcle, canela, cereza, flor de naranjo, Heliotropo, jazmin, perfume, rosa, Vainilla, ylang-ylang

Advertencia: De romanticismo novelesco se les podría acusar. Cada nota puede ser calificada de elección perfecta en este duo de perfumes, nada que evite hacer de ellos algo precioso y delicado que invite a la ensoñación y la ingenuidad. Induce a pensar en un ideal de femineidad propio de heroínas de novela: que pasean entre heliotropos, acompañan sus meriendas con macarons de rosas, vainilla y cerezas, mordisquean nubes de fresa mientras leen poesía y a la luz de la luna llena lloran, suspiran o esperan. Todo belleza, algo de melancolía y mucha suavidad.

El argumento central son las flores en su faceta más gourmand. Kiss me tender es un heliotropo tintado de flor de naranjo, algo más floral. Kiss me intense insiste más en ofrecernos la flor en bandeja almizclada repleta de dulces de mazapán y bizcochos vainilla bañados en Amaretto.

La estructura es clásica; un floriental al uso. El estilo fino y matizado, incluso un poco artesanal: mitad brillo de ingredientes naturales, mitad fantasía de mente creativa.

La flor de encanto victoriano que es el heliotropo, con sus recuerdos de cerezas y almendras amargas, asoma entre los pliegues de un corazón tradicional de rosa y flores blancas empolvadas: algo flor de naranjo, algo de jazmín y bastante de absoluto de ylang-ylang, culpable de ese efecto difuso de acabado anisado tan característico. La base no renuncia al dulzor balsámico concentrado del absoluto de vainilla y del opoponax -aunque la versión Intense declina hacia algo más herbal- pero hay un toque especial, un sutil efecto azucarado frutal que hace pensar en esos perfectos frutos rojos del verano capaces de ofrecer en su sabor un bocado de sol.

Ah, sí! Estos perfumes están llenos de simpáticas referencias: desde el dulce de malvavisco en la faceta empolvada, al chicle de fresa en el sutil efecto aldehídico pasando por las natillas con su sabor mezcla de vainilla, canela y limón y su cremosa textura acompañando las flores. Trío de sugerencias gustativas que, unido al recuerdo de regaliz que aporta el anís estrellado, completa un cuadro lleno de reminiscencias infantiles.

Uniendo así lo goloso con lo floral tierno, pareciera que a ramilletes de flores de azúcar decorando una tarta nupcial nos estuviéramos refiriendo. Almendras de Jordania incluidas para celebrar la ocasión, pues es la tradición.

Pero ese no es el punto final porque el brillo solar invita a soñar con tierras lejanas. Sí, la vainilla junto con el absoluto de ylang-ylang crean un aura exótico similar al de perfumes como Fleur de Comores de Maître Parfumeur et Gantier o Songes EdP de Annick Goutal. Nuestra heroína también piensa en largas travesías por mar, hacia los mares del Sur…

Sugerencia: Acompáñese de la lectura de la chispeante novela «La abadía de Northanger» de Jane Austen.

La prueba pâtisserie.

28 martes Jun 2016

Posted by Botanyuki in Archivo general, Usando perfume

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Heliotropo, incienso, oud, perfume, Vainilla

fresas

Diferentes tipos de dulzor pueden expresarse en un perfume: el intoxicante de las flores, el azucarado de la miel, el aterciopelado y seco del melocotón o el brillante, jugoso y acaramelado de los frutos rojos. El matiz dulce de algunas especias como el anís y la canela da un toque especial a las composiciones. Y ¿cómo no? el dulzor pâtisserie: desde una hipercalórica sobredosis de azúcar y caramelo al estilo Pink Sugar de Aquolina a los matices mas sutiles y evocadores de una bombonería o una pastelería, al estilo Frapin 1270.

Es curioso como podemos decir que nos disgustan los perfumes dulces mientras nos atraen ciertos perfumes que no son completamente secos. A mi me pasa y, pese a que suelo ser una persona bastante contradictoria, este caso no es precisamente una contradicción. En el fondo no lo es; se pueden rechazar algunos dulzores y aceptar otros, y eso suele ser indicativo de un gusto hacia un grupo de perfumes u otro. Es lo que yo llamo «la prueba patisserie».

La prueba tiene lugar tal que así: una va un día caminando tranquilamente pero al pasar junto a una confitería no pude dejar de sorprenderse y deleitarse con el olor que desprende el lugar. A mi eso me ocurre cuando llega el verano y el olor se abre y se expande más por la calle. Me atrae esa mezcla tan característica de las confiterías españolas e italianas de café con leche, bombones, bizcochos mantecados, crema pastelera, hojaldres y demás delicias. Y no puedo dejar de sorprenderme al pensar que ese olor -en general atractivo- sólo me fascina cuando hace calor pero no en invierno. Directamente me conecta con las meriendas de verano, las vacaciones, las novelas de misterio y fantasía preferidas para esas tardes luminosas y mi incomprensible manía de hornear tarta Sacher en pleno agosto…

Lo cierto es que cuando gustan mucho este tipo de olores a confites, vainillas y demás suculencias de la repostería, es muy probable que la persona tenga alguna atracción por los perfumes orientales -algún tipo de oriental al menos-. Y con esto me quede pensando en lo mucho que disfruto llevando L´Heure Bleue en verano, cuando el tono gourmand se vuelve espléndido. Como algunas personas, suelo preferir los cítricos en invierno, cuando la luz es menor, porque es entonces cuando tienen un efecto más tónico para mi. Al final, todos elegimos un perfume porque nos hace sentir bien o mejor, conlleve eso un recuerdo o una fantasía.

Así que celebrando la llegada del verano (en el hemisferio Norte) he pensado en hacer una pequeña lista – de nuevo -de mis orientales favoritos para los largos días de verano. Tiene su limitación: mi propio gusto personal. No soy la persona más afín a las composiciones densas, animalísticas y dulces propias de este grupo de perfumes sino que tiendo a los orientales suaves (por familia o por expresión de las notas), amaderados o de matiz gourmand. Raras excepciones hago. He aquí la selección:

–Vanille de Mona di Orio. Es muy fiel al olor de la vaina de vainilla en cuanto que ahonda en la faceta ahumada/amaderada de madera de guayaco pero la historia está embellecida con ron y especias. De acabado seco y difusivo, funciona realmente bien en esta estación. Evocador.

– Safran Troublant de L´Artisan Parfumeur. No puedo evitar repetirlo. En invierno llega a ofrecer un tono delicado de agua de rosas y almizcle dulce unido al cardomomo pero en un día de bastante calor puede que alguien te diga que hueles a flan de vainilla… Un clásico perfil oriental amaderado con sándalo, azafrán y almizcle en clave transparente. Encantador.

–Amour de Cacao de Comptoir Sud Pacifique. Totalmente gourmand pero ligero. Una composición en torno al cacao empolvado y la vainilla con textura algodonosa. En conjunto, huele a galleta de chocolate. Confortable.

–Inedite de Lubin. Se comercializa como floral pero la faceta empolvada a base de almizcle, heliotropo y vainilla tiene un gran peso en este perfume de carácter lineal, tanto que te acaba haciendo pensar en nubes de algodón y loukhoum con un toque de melocotón. Delicado.

–Incense Oud de Kilian. Puede ser difícil llevar las notas más orientales del espectro en verano, pero este perfume de incienso y oud tiene una declinación ambarada muy refinada. Bien usado es como brisa cálida. Atmosférico.

–Tardes de Carner. También podría haber elegido El Born porque es una fina representación de todos esos olores pâtisserie pero con una pátina balsámica melosa importante y una gran faceta vainillada, sin embargo, lo encuentro más otoñal mientras que Tardes tiene la suavidad del toque empolvado gourmand tan guerlinesco y tan entrañable por el heliotropo y las almendras. Adorable.

–La Danza delle Libelulle de Nobile 1942. Increiblemente sencillo pero poderoso evocador de la infancia: huele a vainilla y a tarta de manzana. Dulce. Definitivamente dulce, con recuerdos de caramelo, pero la nota de coco le da un tono lactónico al que cuesta renunciar. Adictivo.

¿Habéis pensado si el olor de una bombonería, una confitería o el horneado de postres os atrae especialmente en alguna estación, no os gusta en absoluto, os resulta indiferente o lo adoráis todo el año? Quizás no seáis tan afines a los clásicos perfumes orientales pero disfrutéis de algún tipo de perfume orientalizante en alguna época del año y aún no sois conscientes de ello. Cosas como esas pasan.

Un momento concreto en detalle: Après L ´Ondée de Guerlain.

12 martes May 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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anis, benjuí, bergamota, haba tonka, Heliotropo, iris, perfume, rosa, sándalo, Vainilla, vetiver, violeta, ylang-ylang

signsofspring * Signs of Spring de Walter Crane.

Après L´Ondée. Una idea sencilla: flores entibiándose tras la lluvia. La ejecución impecable de notas trabajadas al detalle para delatar el rastro de humedad que aún cubre la hierba y las flores. De resultado: un poético paisaje olfativo.

Jacques Guerlain (1874-1963) retrató su tiempo -a veces incluso lo superó- a través de sus perfumes, por esto, seguir la evolución de su obra permite no sólo entender cómo los perfumes Guerlain se fueron tipificando hasta adquirir esa impronta tan especial e inconfundible llamada Guelinade sino también tener una visión general de cómo la perfumería fue evolucionando rápidamente en las primeras décadas del s. XX. Desde las técnicas finiseculares, aún bastante arraigadas en la manera de componer perfumes 100% naturales con sus mil trazas y poca amplitud de notas, a la cristalización de nuevas estructuras mucho más verticales que señalaban ya el camino hacia el clasicismo de los tres tiempos.Sin duda, fue un camino sinuoso y lleno de experimentación en el cual los nuevos materiales sintéticos y el perfeccionamiento de las técnicas de extracción brindaron la oportunidad de incluir nuevos tonos, nuevos temas, detalles más precisos.

Algunos de sus perfumes hace tiempo que dejaron de comercializarse pero actualmente pueden probarse en la Boutique insignia que Guerlain tienen en París -entre ellos el extracto de Après L´Ondée retirado hace relativamente pocos años o el mítico Djédi– mientras podemos seguir disfrutando de otras de sus muchas maravillas como el EdT de Après L´Ondée, L´Heure Bleue, Mitsouko, Shalimar, Vol de Nuit o el muy refinado Liú.

Si comparamos Liú, un perfume compuesto en su madurez creativa, con Après L´Ondée (1906) que es una obra temprana, esos cambios en la textura y la estructura fruto de la evolución técnica y estética de la perfumería se aprecian con mucha facilidad. Sin embargo, si Après L´Ondée se contrasta con L´Heure Bleue se puede ver como en 1919 Jacques Guerlain seguía experimentando con la verticalidad de las notas, enriqueciendo los perfumes con los matices suntuosos de las resinas balsámicas y el claroscuro dorado que deja la pátina de la Guerlinade. Ambos perfumes se parecen: tienen rasgos olfativos en común y comparten el interés del perfumista por crear una estética del instante mediante olores pero, a la vez, son muy diferentes precisamente porque L´Heure Bleue, con su base orientalizante, representa a la vez el culmen y la superación del estilo temprano de Jacques Guerlain en el que los matices se multiplicaban y se apoyaban entra sí creando esa fluidez de notas tan típica de una buena Cologne.

Admirador del Arte en general y del Impresionismo en particular, Jacques Guerlain se interesó por conseguir efectos atmosféricos de luz, temperatura o humedad en varios de sus perfumes. Après L´Ondée es el ejemplo paradigmático que aún sobrevive al paso del tiempo pero quizás a nivel conceptual haya una obra más representativa de este interés: Fleur qui meurt (1901) donde intenta capturar el ciclo de vida de una violeta, esa flor que por aquel entonces era protagonista de tantos perfumes y que Jacques Guerlain convirtió en imprescindible en sus creaciones. A veces con una presencia más evidente y otras como una cita fugaz. Unas veces realmente empolvada como Violette de Madame (1904), otras explorando su lado más vegetal gracias al uso de hoja de violeta como en Fleurt qui meurt o con algo rico y delicado, profundo y especiado unido al clavel y al iris como en Après L´Ondée.

El aromo o acacia dulce* fue un material popular entonces. Jacques Guerlain lo usó en la formulación de estos tres perfumes como nota importante para caracterizar la violeta y es también la nota principal de Une Fleur de Cassie, perfume con el que Frederic Malle completa el tríptico que rinde homenaje al clásico de Guerlain, junto a Dans tes Bras y L´Eau d´Hiver.

La belleza fugaz que Jacques Guerlain intentaba atrapar en Aprés L´Ondée era la de las flores de primavera bañadas por la lluvia. Para recrear ese efecto de pétalos empapados el perfumista audaz hizo uso de un material entonces bastante nuevo: el aldehído anísico, que da al perfume ese frescor frío y acuático tan caracterísitco junto con el efecto dulce y amargo de acabado aromático que se agita en la salida del perfume, enfatizado por notas herbales-alcanforadas-fenólicas de lavanda, romero, salvia y tomillo que unidas al clavo en la faceta empolvada contribuyen a crear un vago efecto medicinal. La bergamota afrutada y el frescor floral del neroli completan el cuadro de salida, tras la cual el perfume se vuelve más uniforme y balsámico.

La delicadeza de las flores se expresa sobre todo a través de efectos de brillo y textura. Por un lado la faceta empolvada basada en una importante dosis de iris y enriquecida con un fondo gourmand a medio camino entre el dulce de malvavisco y la crema almendras al que contribuyen varias notas, entre ellas la heliotropina y el haba tonka -y que también encontramos en L´Heure Bleue. Por otro, la multiplicidad de matices florales resonando unos en otros: la rosa y el jazmín, el iris y el clavel formando un todo envuelto en esa nota floral tan importante en los perfumes de la época como es el ylang-ylang que aporta un efecto opaco pero a la vez evanescente muy caracterísitco. Y entre esa textura evanescente y empolvada el brillo terso del espino albar: algo verde y almendrado, fresco y balsámico. Una nota delicada pero contrastada que ejemplifica bien el carácter rico y etéreo de este perfume que hacia el final de la evaporación se muestra a la vez seco y cremoso gracias al sándalo, la vainilla y el almizcle.

Sí, Après L´Ondée tiene ya parte de esa huella oscura, elegante y balsámica de la Guerlinade en la que el iris, la bergamota y el haba tonka tienen un rol relevante, pero su presencia no es tan rotunda como en L´Heure Bleue o Shalimar. Lo que destaca en el perfume es sobre todo la textura y el gran contraste entre notas aromáticas y facetas balsámicas acompañando un rico corazón floral. Precisamente es ese corazón floral, tan marcado por la generosidad del acorde rosa + ylang-ylang que resonaba en los perfumes de la época desde el éxito de Le Parfum Ideal (circa 1900) de Houbigant, acompañado del iris empolvado, la violeta y el jazmín lo que crea ese aire de familiaridad entre este perfume de Guerlain, su predecesor L´Heure Bleue y el posterior Chanel Nº 5 (incluída la versión modernizada de Nº5 Eau Premìère). No es tan extraño que estos perfumes a menudo se comparen, algo comparten. Igual que Jacques Guerlain y Ernest Beaux compartían admiración hacia Paul Parquet, el perfumista de Houbigant. Gracias a esa sana admiración podemos disfrutar de creaciones magníficas.

Fugacidad. Conciencia del paso del tiempo. Delicadas flores y la sensación vaga de perfume que desprende esa textura imprecisa que difuminada los matices y la estructura hasta casi generar neblina es lo que probablemente más contribuye a conjurar el halo de melancolía poética con el que a menudo se describe Après L´Ondée. En honor a esa fama, el momento musical de hoy: April come she will de Simon & Garfunkel en el mítico concierto de Central Park.

*El aromo o acacia dulce forma parte del extracto de Après l´Ondée no del actual Eau de Toilette.

Tan caprichoso recuerdo: Tardes de Carner.

23 miércoles Jul 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, almizcle, anis, apio, benjuí, cedro, cereza, haba tonka, Heliotropo, perfume, rosa

Maxfield Parrish- Reveries
* Reveries de Maxfield Parrish.

Algunos de los perfumes más delicados y románticos subliman la piel con aromas de heliotropo, haba tonka y vainilla. Tal acorde suavemente gourmand remite a la infancia. Unas veces porque nos recuerda lo fantástico que era entrar de la mano de la abuelita en la pastelería y que te dejaran elegir tu dulce favorito, el olor de la crema pastelera, las tartas de almendra o los milhojas…otras veces porque revive en la memoria el delicioso aroma del mazapán trayendo el recuerdo de la Navidad pero, también, porque ese acorde lo convirtió Jacques Guerlain en el sumun del refinamiento con perfumes como el sublime L´Heure Bleue o el frágil floral Après L´Ondée que se convirtieron en modelos de otros perfumes, que a su vez inspiraron nuevas composiciones y así hasta nuestros días, formando parte de la memoria colectiva.

Hoy en día el territorio gourmand es amplio y variado, pero esa clásica pátina entre cereza y almendra sigue siendo un plus de elegancia que el público aprecia y el sector nicho no es ajeno a este aprecio. Louve de Serge Lutens o Kiss me tender de Nicolaï, Back to Black de Kilian o L´Eau d´Hiver de Frederic Malle ,entre otros, siguen gravitando sobre ese universo guerlinesco.

Tardes (2010, Daniela Andrier) de Carner tiene esa misma impronta romántica que embarga la memoria, de hecho cita de forma explícita Après L´Ondée al repetir en su salida el mismo tono mitad dulce, mitad amargo empapado de anís y con la nota almendrada al fondo. Esta faceta de fruto seco es bastante rica y compleja sin ser pesada y se prolonga durante bastante tiempo mostrando diferentes matices: ahora es seca como las pastas de almendras, luego amarga como el hueso del melocotón, después tostada y, de vez en cuando afrutada como la cereza.

El anís, que es una nota fresca y penetrante evoluciona rápidamente hacia un licor más refinado, una especie de brandy con matices de chocolate, dando paso a un corazón más suntuoso con la riqueza avainillada del benjuí asomando desde la base y el refinamiento del cedro de Virginia introduciendo un matiz suede muy fugaz mientras lo floral queda reducido a una rosa abstracta adornada por el tono dulce, verde, herbal y ligeramente balsámico del apio. Esta nota de apio se escapa con rapidez porque apenas es una sugerencia pero ayuda a dar frescor y matices además de incrementar el efecto calmante del perfume…Sí, porque tanto las notas avainilladas del benjuí y el haba tonka como la heliotropina, la rosa y el apio tienen propiedades más o menos sedantes y esa es una cualidad buscada en Tardes, cuya poética es recrear la atmósfera relajada de una tarde de verano.

La estructura del perfume también reproduce la evaporación del EdT del Guerlain con salida más voluminosa, un corazón floral-especiado-herbal ligero y una discreta base que combina el dulzor cinámico del benjuí, la melosidad aromática del haba tonka y la suavidad de los almizcles blancos. Pero hay una diferencia muy importante, mientras en Après L´Ondée vas leyendo las notas con facilidad porque están perfiladas, en Tardes más que notas concretas percibes un continuo de olor lleno de vagos pero familiares matices que elicitan emociones. De nuevo esto es un efecto buscado que permite hacer un perfume más abstracto.

La sensación final que transmite Tardes es la de un producto creado con respeto hacia el pasado. No es preciosista en un sentido frívolo sino que revela una virtuosidad matérica muy moderna que lo hace realmente atractivo.

tardes

Niebla en las palabras: ¿empolvado o atalcado?

01 martes Abr 2014

Posted by Botanyuki in Archivo general, Ensayos

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aldehídos, almizcle, benjuí, clavo, Heliotropo, iris, mimosa, narciso, perfume, rosa, sándalo, Vainilla, violeta

rococo-filigrana

El mortero antes que el alambique fue atributo de maestros perfumistas. Hasta la Baja Edad Media los perfumes en seco se usaban tanto o más que las maceraciones de flores y plantas en alcohol. Saquitos perfumados para la ropa, tabletas de pétalos de rosas, polvos de fumigación contra la peste, pomos de olor, papeles perfumados, polvos para el cuerpo, alfombras de hierbas aromáticas, preparaciones de incienso, etc.

La mayoría de los perfumes en seco tenían un fin antiséptico. Mantenían el ambiente libre de miasmas, ayudaban a cuidar mejor la ropa, especialmente el lino y contribuían a la higiene personal sin que ello dejara de ser una forma de esnobismo ya que ciertos olores, como el del iris y la violeta, eran signos de estatus y sólo un pequeño sector de la sociedad podía acceder a ellos.

Aún siglos después de que se perfeccionaran las técnicas de destilación los perfumes en seco seguían siendo bien acogidos. Basta echar una ojeada a algún manual de perfumería del s. XIX, para comprobar que, a modo de recetario medieval, aún se recomiendan varios tipos de preparaciones en seco, especialmente polvos perfumados.

La base usada como polvo a perfumar podía ser talco, almidón de arroz, almidón de maíz. La sensación de suavidad de un polvo se debe a su cualidad de deslizamiento y capacidad de adherencia a la piel. El talco posee ambas cualidades y por eso es una buena base para polvos corporales. El almidón de arroz fue muy usado en polvos faciales por su mayor capacidad para absorber y cubrir frente al talco, además de aportar una luminosidad única. Los ingredientes más comunes para componer la fragancia eran la violeta, el iris, la rosa, el benjuí, el sándalo. Distintas fórmulas se hicieron populares y ya entonces unas eran más apreciadas que otras por su sustantividad. Pese a ser en polvo también era importante que el perfume durase, creara un aura, un sello de olor.

antoine

En la Edad Media era una práctica común empolvarse el cuerpo tras el baño para completar el ritual de limpieza. Hoy en día preferimos los aceites o las cremas hidratantes pero los polvos de talco perfumados siguen siendo una opción porque prolongan la sensación de limpieza gracias a su efecto refrescante y al velo de suavidad con que recubren la piel. Además, porque absorben la humedad temporalmente y perfuman, ayudan a desodorizar. Aunque el talco perfumado moderno tiene una fragancia tenue, ligeramente floral con recuerdos de rosa o de flor de naranjo, en el medievo se apreciaban mucho las preparaciones con iris, con cálamo, con especias o una mezcla de rosa, clavo y lavanda, combinación esta que será la base de un famoso polvo para pelucas y cabellos en el s. XVII.

En el s. XVIII dos tipos de perfumes muy diferentes convivieron en los rituales de higiene. Uno alcohólico y otro en polvo. Hoy ambos siguen teniendo un sentido tradicional en el ritual de aseo. Frente a la entonces carísima Cologne que era fresca y permitía finalizar la toilette con un efecto tonificante, los polvos perfumados proporcionaban exactamente eso: una sensación perfumada, una sensación de permanencia. La nube de polvo perfumado persistía en el aire mientras se aplicaba, hasta casi tener la sensación de masticar talco. Esa experiencia hoy se puede reproducir en perfumes modernos gracias a las iononas que tienen una gran tenacidad, los almizcles blancos y los aldehídos.

Resulta curioso pensar en ambos tipos de perfumes a la vez. La Cologne tónica, fresca y vigorizante a un lado. Lo seco, empolvado /atalcado al otro. La Cologne remite a la naturaleza viva, las hierbas aromáticas y los cítricos. Lo seco te aleja de la exuberante vegetación floreciente, de los manantiales de agua fresca, de la rosa joven o la savia fresca de la azucena tersa mientras te acerca al tono casi herbal y astringente de los pétalos secos de la rosa. Muchas personas asocian ese aspecto seco y persistente con algo antiguo, de otra época, demodé. Algo perfumado que puede tener connotaciones negativas.

En la perfumería moderna, con un amplio abanico de ingredientes como el iris, el sándalo, el benjuí, la vainilla y sus derivados, la tintura de ámbar gris, el clavo y demás especias, el almizcle, el musgo de roble, el haba tonka, la heliotropina, los aldehídos, el absoluto de jazmín, el absoluto de mimosa, el absoluto de narciso… se crean distintos grados de profundidad en el aspecto empolvado/ atalcado. La mente entonces puede recordar la experiencia de oler un popurrí de rosas, de entrar en una antigua farmacia con su característico olor empolvado-fenólico -eso que llamamos sabor apotecario-, de husmear el interior del bolso de piel de la abuela o de abrir una polvera lujosa.

Puede que la paleta de notas que abarcan los perfumes empolvados/atalcados sea variada en cuanto al origen de las materias primas pero la sensación que se intenta recrear es siempre la misma. La sensación suave, ligera, de corte intimista, incluso a veces introvertida, que desprenden los polvos perfumados cuando se aplican con borla y unas finas partículas se difuminan en el aire mientras otras crean un suave abrigo sobre la piel. La idea del abrigo se desprende precisamente de esa sensación de suavidad y esto es lo que interesa conseguir en este tipo de perfumes: suavidad.

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En última instancia, estos perfumes también recrean el universo infantil, lo que nos lleva a la idea de inocencia y de nuevo, a la de higiene y limpieza. La piel del bebé, más fina y con mayor concentración de agua que un niño mayor es muy tierna y perfuma per se. Pero es más delicada, más frágil y es importante mantenerla bien seca para evitar la proliferación de bacterias, por eso el talco tuvo un uso tan extendido en el cuidado de los bebés. De ahí también que los perfumes empolvados/atalcados atraigan tanto a tanta gente: les remite a la infancia, a los mimos y al abrazo de mamá. En este contexto maternal, lo empolvado/atalcado adquiere entonces una connotación de recato, delicadeza, juventud, virtud, refinamiento al cristalizar con esa idea que nos trae el viejo adagio de que la limpieza está próxima a la santidad. Es con esta lectura que el tacto de una piel suavizada con polvos perfumados adquiere el valor de algo seguro y tradicional. No se trata de picardía sino de la propia dignidad personal. Veremos, más adelante, que existe otra estética de lo empolvado /atalcado.

Pero si en la perfumería primitiva este acabado seco era intrínseco al producto en la perfumería moderna es un efecto buscado, recreado y, a veces, un revival. Un efecto que va más allá del acabado o la faceta, algo que incluso se ha convertido en tema. Por eso, podemos y debemos distinguir entre empolvado y atalcado en los perfumes actuales.

Algunas casas de perfumes buscan un efecto mixto con regusto vintage que acentúe el carácter histórico de la firma. Lo antiguo como valor seguro. En estos casos es frecuente detectar una veta musgosa en la faceta empolvada: ciertos perfumes de la casa Lubin basados en fórmulas antiguas tienen este sabor. En Santa Maria Novella podemos encontrar ese mismo acabado con un tono más apotecario, especialmente en perfumes como Melograno o Muschio d´Oro y también los perfumes de Rancé tienen ese toque como artesanal que atrae porque parece un producto más personal.

Lo empolvado, más que lo atalcado, está presente en diferentes tipologías de perfumes como una faceta más; sin embargo, es algo muy característico en los aldehídicos florales como Chanel Nº5, Bas de Soie de Serge Lutens o Iris Poudre de Frederic Malle que son perfumes ligeros, delicados y etéreos con una importante nota de iris, muguet y aldehídos. También puede conjugarse con un tono jabonoso, muy limpio y profundo como ocurre en Liú de Guerlain. Mención especial para los perfumes tipo chypre aldehídicos florales, que son como los aldehídicos florales pero con una base más seca, sin notas tan prominentes de vainilla, como Calèche de Hermès o Dia de Amouage.

La faceta ámbar implica un acabado empolvado que puede ser más animalístico y oscuro como en clásicos orientales basados en el acorde ambreína tipo Shalimar de Guerlain o Must de Cartier o aportar un halo de misterio y confort como en Ambre Fetiche de Annick Goutal; pero también puede ir acompañado por un dulzor floral refinado como ocurre con los perfumes oriental florales tipo L´Heure Bleue de Guerlain, Parfum Sacre de Caron o Sweet Redemption de Kilian.

También es un aspecto típico de esos perfumes florales más ligeros que pueden hacer pensar en colores pastel, como en el caso de Chance Eau Tendre de Chanel, Baiser Volé de Cartier. Estos perfumes suelen ir acompañados de una tonalidad más cosmética. A veces tienen un aspecto cremoso, jugando con los recuerdos de lociones hidratantes y leches limpiadoras, para evocar una sensación de piel limpia y fresca gracias a la superposición de capas etéreas como Clair de Musc de Serge Lutens. Otras veces con una fragancia más cercana a la gama del maquillaje chic. Los almizcles blancos suelen jugar un papel muy importante en este tipo de composiciones que, en cierto modo, emparentan con el bello y elegante Chanel Nº 22.

moderno-rococo

Pero esta faceta ligera, en perfumería moderna, también se ha convertido en un tema. Existen perfumes que exploran la paleta cosmética a fondo. El ejemplo clásico es Ombre Rose de Jean Charles Brousseau inspirada en los polvos de arroz, Lipstick Rose de Frederic Malle, Drôle de Rose de L´Artisan Parfumeur, Chloe Love de Chloe. Otros exploran el espectro de lo gourmand como Loukhoum de Keiko Mecheri o Rahat Loukhoum y Louve de Serge Lutens.

Los perfumes empolvados que recuerdan a los polvos cosméticos tienen como referencia el iris y la rosa frente a los atalcados que miran más hacia los almizcles y la cumarina. También presentan inflexiones más cálidas en su evolución gracias a la presencia de las metil iononas que aportan esa nota clásica de violeta presente en Les Meteorites de Guerlain y que tanto suele caracterizar la estructura de los perfumes oriental florales. Lo empolvado es más sedoso y puede retener un aspecto dulce con mayor o menor prominencia. En general, es más sofisticado.

Lo atalcado es realmente seco, sin dulzor, casi como tiza. Más sencillo que lo empolvado, cercano a la experiencia de sumergirse en una nube de talco creada por una borla impregnada en polvo perfumado. Lo atalcado remite de forma más directa al mundo infantil, al universo de la inocencia. Las fragancias infantiles suelen recurrir a este acabado suave con sutiles y delicados recuerdos florales. El paradigma de los perfumes atalcados es Teint de Neige de Lorenzo Villoresi. Otros ejemplos a tener en cuenta: Musk también de Villoresi, Petit Ange de Parfums de Nicolaï, Petits et Mamans de Bulgari, Baby Powder de Demeter, Flower de Kenzo, Traversée du Bosphore de L´Artisan Parfumeur y Talco Delicato de I Profumi di Firenze.

Más ejemplos para explorar distintos contextos de la faceta empolvada: Trésor de Lancôme, Rive Gauche de Yves Saint Laurent, Aimez Moi de Caron, Vol de Nuit y L´Instant Magic de Guerlain, Eau Claire des Marveilles y Eau de Narcisse Bleu de Hermès, Kiss me Tender de Parfums de Nicolaï, L´Eau d´Hiver y Une Fleur de Cassie de Frederic Malle, Quel Amour! de Annick Goutal, Dianthus y Helitrope de Etro, Lou Lou de Cacharel, Carita Eau de Parfum de Carita, Allure de Chanel, Baiser Volé Essence de Parfum de Cartier, Dolce & Gabbana The One, Classique de Jean Paul Gualtier, Secrets d´Essences Vanille Noire de Yves Rocher, L´Eau d´Ambre y Safran Troublant de L´Artisan Parfumeur.

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Dulce de Iris: Infusion d´Iris Parfum Absolue de Prada

05 miércoles Feb 2014

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almizcle, benjuí, bergamota, cacao, cuero, flor de naranjo, Heliotropo, iris, mandarina, perfume, tabaco, Vainilla

mucha-iris
*Iris por Alphonse Mucha.

El iris es una nota de gran belleza por su estela vaporosa guardando la fugaz promesa de una violeta densa. Con su distinguida faceta empolvada, singularmente húmeda y atalcada, recrea con facilidad una atmósfera de ensueño y nostalgia. Pero su carácter es complejo y sutil. En su trama de matices verdes, amaderados y coriáceos podemos incluso llegar a distinguir un matiz exótico de flor de los trópicos y, en último término, es capaz de evocar una idea de piel limpia y cálida con delicadeza y candidez.

Esa ternura inesperada del iris es algo que los clásicos perfumes de Guerlain como L´Heure Bleue (1912) o Aprés l´Ondée capturaban entre capas de dulces aromas florales, especias y ámbar. Cien años después, Daniela Andrier, ha implantado ese ramalazo de melancolía y refinamiento en la versión más dulce, rica y redonda de la archiconocida Infusion d´Iris: el Parfum Absolue (2012).

Alejándose del tono jabonoso y la aspereza verde y resinosa del Eau de Parfum inicial (2007) o de la empolvada acuarela floral del Eau de Toilette, pero manteniendo el esquema de mandarina-iris-benjuí/almizcle que delata el parentesco, la versión Absolue es un ámbar semi-empolvado que ahonda en el contraste entre los aspectos fríos y cálidos que encierra el iris para crear una continua pero armoniosa tensión entre matices. Este juego de facetas recónditas realzadas resulta una agradable sorpresa que refuerza el dinamismo en un perfume de iris resplandeciente, dorado y dulce, dotado con la untuosidad típica de la mantequilla de iris.

L´Heure Bleue de Guerlain no es la primera vez que aparece como referencia en un perfume de Prada: las efímeras Infusion de Fleur d´Oranger e Infusion de Tubereuse lo citaban abstrayendo facetas características de este clásico en un medio mucho más transparente y ligero. Parfum Absolue, sin embargo, es más una reflexión sobre el perfume en conjunto y su personalidad. Remodelando la impresión de su magnífico sillage en algo más compacto y meloso y, sobre todo, haciendo un minucioso estudio de la compleja y matizada base ámbar teñida de cuero y miel.

Acorde ámbar que se transcribe con un ritmo más moderno y translúcido, menos lánguido. El ámbar del perfume de Prada muestra el marcado dulzor resinoso fruto de combinar vainilla e incienso pero, sobre todo, permite apreciar el esplendor balsámico con recuerdos a canela y almendras del benjuí de Laos.

A diferencia del clásico Guerlain, el perfume de Prada es, como el resto de Infusiones, ligero. De perfil menos floral, más verde y algo mineral. Pero sobre todo con una faceta gustativa muy gourmet. Aunque continúa exhibiendo con un matiz más acaramelado el recuerdo fino a almendras de L´Heure Bleue, la nota de dulce de malvavisco que caracteriza la faceta empolvada del Guerlain está rebajada y, por contra, es más un tono refinado de licor de naranja y especias lo que predomina. Así da un giro interesante.

El heliotropo delicadamente frutal y la flor de naranjo melosa son las notas florales más evidentes, mientras en la sombra hay un rastro difuso pero penetrante de genista unido a una orquídea, cuyo aroma reminiscente de vainilla, chocolate y regaliz recibe una inyección de verdor y humedad seguramente gracias al absoluto de lentisco.

Esta nota de lentisco introduce un aspecto más masculino e invita a pensar en otra referencia de la perfumería clásica. Al unirse a una vainilla casi animalística y realzar esa faceta cumarinada de la base con la impresión de tabaco rubio que de forma intermitente ésta desprende entre notas de miel y caramelo, también rememora ciertos aspectos de Habanita de Molinard.

A veces especiado y meloso; otras, coriáceo o licoroso; de fondo amaderado, satinado y verde con un elaborado acorde ámbar…El iris en Parfum Absolue se muestra tenaz y dulce, orientalizante. Dotado de un aire vintage muy evocador.

iris-absolue-prada

Nieve & Algodón: L´Eau d´Hiver de Editions de Parfums Frederic Malle

03 viernes Feb 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, angélica, espino albar, Heliotropo, miel, perfume


*Retrato de Jeanne Kéfer (1885) por Fernand Khnopff

El Agua de Invierno. Ves lo que hueles: un paisaje de fragilidad que te hace retroceder a la infancia, cuando la nieve era mágica, y la contemplabas tras las cortinas, cayendo de forma inexplicable desde el cielo. Serenidad y silencio. Una visión idealizada, sin duda. Un recuerdo nostálgico…quizás.

L´Eau d´Hiver se inspira en Après L´Ondée (1905). La obra maestra de Guerlain es una visión teñida de melancolía de un campo de flores tras la lluvia de primavera. Violetas empapadas y el dulzor pungente del aromo. Su sillage es lo que inspiró a Jean Claude Ellena: una estela memorable y opulenta sí, pero como buen perfume que es, a la vez con un rastro ligero y suave, capaz de rodear al portador en una atmósfera de protección. Este es el aspecto que se recoge en L´Eau d´Hiver; pero el paisaje ha cambiado.

No es un campo cuajado de flores tiernas, sino un fondo glacial donde los brotes tempranos del aromo y la mimosa eclosionan, inundando el aire con notas verdes y melosas, con dulzor floral y especia de clavo, con almendra y heliotropo…Creando así una refinada sensación de abrigo capaz de rememorar los días de infancia en que las chaquetas de angorina eran todo un refugio.

El sillage de Après L´Ondée está dibujado mediante un ejercicio de abstracción, hasta lograr que algo emerja en el contraste entre lo frío (paisaje) y lo cálido (refugio). Una ilusión etérea de perfume. Así, L´Eau d´Hiver emula el comportamiento de los olores cuando por el frío se vuelven minimalistas.

Ves lo que hueles. Un manto de algodón dulce que envuelve con su blancura. Nieve y frío seco. Pompones de mimosas que desprenden un suave olor empolvado de iris y anís, de miel y de cera. Un clavel rosado no pungente, aterciopelado, dúctil sobre una cúpula de heliotropos helados, con su nota de almendra delicada, recorrida por una sensación fría, un recuerdo de coco y agua de mar del espino albar. La miel de acentos cítricos alimenta las notas cálidas y balsámicas. Y en el fondo, la sugerencia de las lilas etéreas, del iris seco, del heno musgoso con un gusto a té verde. Sensaciones encontradas y un paisaje fugaz.

L´Eau d´Hiver, obra de Jean-Claude Ellena es una de las tres composiciones inspiradas por Après L´Ondée que hay en la línea Editions de Parfums Frederic Malle. Las otras dos son Dans Tes Bras por Maurice Roucel y Une Fleur de Cassie por Dominique Ropion. De las tres, L´Eau d´Hiver es la que hace un retrato más directo.

Entre lo extraño y lo familiar: L´Eau de Kasaneka, Menard.

03 viernes Jun 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, Heliotropo, perfume, rosa

L´Eau de Kasaneka es como la ilustración de Dulac: delicada, con la rareza exquisita que delata el refinamiento oriental, pero el código es europeo. La encontramos familiar porque su armonía oriental-floral recuerda a L´Heure Bleue de Guerlain primero, después evoluciona hacia un tema especiado-amaderado, con una nota de heliotropo-heliotropina muy desarrollada. Lo extraño, está en los giros particulares que da la fragancia mostrando contrastes fluídos entre maderas oscuras que dibujan un aura de volutas oscurecidas y notas florales extremadamente dulces pero aún algo exóticas.

En este contexto Hamanasu se convierte en la palabra clave, es el nombre que en Japón recibe la Rosa rugosa, una rosa silvestre que florece a lo largo de la costa de la Isla-emblema de la ciudad de Aomori- desde junio hasta septiembre. Hamanasu es una rosa con propiedades muy medicinales ya que el tipo de vitamina C que contiene resiste bien el calor, por ello se toma en forma de té. Su aroma tiene parecido con el de la Rosa damascena, es refrescante a la vez que muy dulce pero con la particularidad de que en el fondo de este dulzor se encuentra una nota especiada tipo clavo. Este es el aspecto desarrollado en la fragancia de Menard,que enlazado con las notas empolvadas de heliotropo y clavel representan la plenitud de L´Eau de Kasaneka.

Así pues las notas centrales son a la vez un tema ya bien cercano y un tema más lejano, pero el tratamiento es singular e interesante: con un carácter densificado por el ylang-ylang y todas esas notas dulces, la fragancia puede volverse un tanto empalagosa al principio, pero se va revelando después un frescor acidulado que en cierto modo recuerda a los kumquats confitados -un aperitivo de lo más recomendable- según avanza, y se va volviendo más difusa y especiada. El juego de texturas es interesante:entre algodón de azúcar, angora y seda dejando ver su rareza: una base oscura y tersa que explora la faceta amaderada del almizcle, convertido en un tema elusivo y apetecible.

Merece la pena darle una oportunidad a esta fragancia que es más compleja e interesante de lo que parece en un principio y tiene la habilidad de confundir doblemente: por un lado es el retrato de un tipo de rosa menos habitual, que en un principio resulta algo ya conocido con su salida tan dulce y aldehídica sobre fondo aromático precediendo una nube de algodón rosada pero luego se vuelve especiada,verde, cálida y más oscura, por otro lado porque esas notas se disuelven con delicadeza en un territorio insólito de confort sensual.

Todo el concepto creativo de la fragancia recayó en el artista japonés Shozo Shimada, quien también diseñó el frasco; la nariz fue Shuji Suzuki. Notas oficiales: Hamanasu, albahaca, jengibre, nuez moscada, cardomomo, bergamota, naranja, clavel, heliotropo, jazmín, ambreta, sándalo, vetiver, cedro, vainila y almizcle.

Una nota floral: el heliotropo & Una materia prima: la heliotropina

07 lunes Mar 2011

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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heliotropina, Heliotropo, perfume


Flor de Heliotropo

El heliotropo (Heliotropium peruvarium), también llamado violoncillo o hierba de vainilla, es una especie oriunda de los bosques húmedos de Perú perteneciente a la familia de las Boraginaceae. Se trata de una planta sarmentosa que crece como un pequeño arbusto en suelos alcalinos y florece desde la primavera tardía hasta el otoño.

La introducción en Europa de esta especie tiene una historia curiosa, una suerte de serendipia que deriva de la teoría de Newton sobre la forma de la Tierra. El que la Tierra estuviera o no aplanada en los polos creó un debate científico de tal índole que la Academia de las Ciencias de París quiso poner fin a la discusión impulsando una expedición con fines geodésicos: la misión principal era la medición del meridiano a la altura del ecuador, los datos serían comparados con los obtenidos con la expedición geodésica a Laponia y así fue como se pudo comprobar que la Tierra tenía una forma esferoide tal como afirmara Newton. Pero lo cierto es que la expedición también tenía otros fines más tangibles, no sólo científicos sino económicos: era conseguir el máximo concimiento sobre el cultivo y los usos de las plantas medicinales como la quina o de especias como la canela que tenían un comercio muy lucrativo. La Corona francesa y española se unieron, y bajo el mando de Charles Marie de La Condamine también viajaron en aquella expedición de 1735 geógrafos españoles y Joseph de Jussieu y Cosin, un joven naturalista formado en medicina y ciencias naturales en Lyon e interesado en las enfermedades tropicales.

Aunque el fin era lograr traer la quina a Europa, la expedición en este aspecto fracasó, no obstante se consiguieron otras cosas. Mientras La Condamine hizo una expedición por separado por el Amazonas recolectando plantas de quina que luego perdería y estudiando las variedades; Jussieu se dedicó a recolectar semillas de quina, a estudiar las variedades, a estudiar las enfermedades y los remedios nativos…en fin Jussieu se quedó en el entonces Territorio de Quito muchos años. Escribió un manuscrito detallado Descripción del árbol de la quina que luego se perdería. La quina era un filón de riqueza puesto que era el remedio contra el paludismo o malaria y por tanto el objetivo principal, pero la zona era rica en plantas medicinales que Jussieu también trató de estudiar, entre ellas el heliotropo que funciona como un sustituto de la quinina en el tratamiento del paludismo, además de tener otras propiedades terapeúticas. Pese a que el trabajo de Jussieu se perdió casi por completo, logró hacer llegar a Europa el heliotropo-que hoy en día sólo se ve como planta ornamental- las capuchinas-que entonces se comían en ensalada-y la planta de la coca-que ya es otra historia.

En Europa existe una especie nativa ya conocida desde la Antigüedad : el Heliotropium europeum, comunmente llamada rabo de alacrán o planta verruguera, una especie silvestre de flores blancas que florece en agosto y cuyas flores de olor ajazminado crecen en fila formando una trompeta.

El heliotropo comenzó enriqueciendo las colecciones reales, y su olor delicioso y su color único la fueron convirtiendo en una curiosidad preciosa primero, y luego en un indispensable de los jardines decimonónicos, especialmente del jardín victoriano.

El color de la flor de heliotropo causó furor, se consideró el tono apropiado de las damas, y se registró como color en 1888; pero esa fascinación no sólo era un residuo de la mentalidad romántica, también lo era la fascinación del hombre moderno por las tonalidades azul-violáceas, un paso previo al ultravioleta -tema del que hablé el año pasado en una serie dedicada al perfume L´Heure Bleue en el post sobre La mirada prismática-. En busca de un tono cada vez más intenso y profundo las hibridaciones generaron nuevas especies.

Actualmente existen alrededor de 300 especies, la mayoría derivan del Heliotropium arborescens, son variedades de jardín cuyas flores van del blanco-lila al azul-púrpura más intenso, pero en estas plantas apenas se encuentra el aroma de la especie original: es el precio de las hibridaciones. Actualmente, la mayoría de estas plantas ni siquiera tienen olor, y si lo tienen hay que acercarse bastante pues también han perdido poder de difusión o esperar al atardecer, que es el momento del día en que pueden ser más fragantes. Los componentes principales del aroma del heliotropo son el benzaldehído, el anisaldehído y el acetato de bencilo. La variedad con olor más intenso es la marine, con una nota avainillada destacada y en general todas las variedades de flor violácea tienden a recordar a la vainilla y la cereza, mientras que las variedades de flor más pálida o blanca suelen tener un aroma más empolvado.

El aroma de las variedades más antiguas, hoy en día muy, muy difíciles de encontrar tenía una cualidad entre inocente y melancólica que fascinaba en la época victoriana: era algo frágil y cálido, algo entre intenso y delicado. Fino y con una suavidad acaramelada, la fragancia es ligeramente almendrada y frutal, con notas de cereza y regaliz todo envuelto con una profunda nota balsámica y una faceta floral aérea que recuerda a la mimosa y a la violeta.

Las formulaciones previas a la perfumería moderna, es decir, previas al uso de materiales de síntesis, recreaban el acorde de heliotropo partiendo del clásico acorde rosa-jazmín, a base de aceites de flor de naranjo, almendras amargas, vainilla, bálsamo de Perú y notas de ámbar. Cuando se buscaba un efecto más completo, solían añadirse a las fórmulas tuberosa, clavo y aromo.

Algunos perfumes con heliotropo como nota importante o como protagonista: Après L´Ondée (1905) de Guerlain, L´Heure Bleue (1912) de Guerlain, Fol Arôme (1912, actualmente no se produce) de Guerlain, Heliotropo de Etro, Eliotropio de Santa Maria Novella, Kiss Me Tender de Nicolai.


La Heliotropina: C8 H6 O3

La heliotropina fue sintetizada en 1869 por Fittig y Mielk, se trata de un compuesto orgánico de cristales blancos con función de aldehído aromático, llamado aldehído piperonílico. Debe su nombre al heliotropo ya que la sustancia tiene un olor que comparte con la flor el aspecto balsámico-avainillado, sin embargo no se encuentra como componente en la flor. El nombre científico según la IUPAC es 3,4-(metilenodioxi)benzaldehído.

La heliotropina ocurre de manera natural en la pimienta negra y en el extracto de la vainilla de Tahití- un tipo más afrutado que otras vainillas, cuya faceta se reproduce de forma bonita en la interesante y asequible fragancia de Yves Rocher: Vanille Noir-. Sin embargo la heliotropina que se usa normalmente es un químico aromático derivado del aceite del sasafrás.

El sasafrás es un árbol de la familia de las Laureaceae de cuya corteza, raíces y frutos se obtiene un aceite rico en safrol ( 70-80% del total de los componentes). Aislado, el safrol es el punto de partida para derivar dos sustancias:
1) Butóxido de piperolina, un agente sinergético en los insecticidas naturales a base de Piritrum.
2)Heliotropina, también llamada piperonal.
Lo cierto es que la heliotropina es un material controlado ya que, por sí misma es un material con un olor rico aprovechable en perfumería y propiedades medicinales beneficionas, pero es también un precursor directo de drogas de síntesis (MDA) frecuentemente usado en laboratorios clandestinos.

El olor de la heliotropina es muy característico: básicamente dulce floral con un carácter entre mimosa-iris-violeta y lila, con matices vainillados-balsámicos-almendrados. Tiene una faceta frutal que recuerda a la frambuesa y a la cereza; es cálida, ligeramente anisada, algo herbácea y cremosa con un tono especiado tipo canela. Pero hay dos características que personalmente encuentro distintivas: un frescor propio de la cáscara del limón y su textura suave con un acabado a medio camino entre lo empolvado y lo algodonoso que delata su presencia.

La heliotropina en perfumería tiene un uso amplio:

a) Se usa para reconstruir acordes florales de lilas, mimosa, heliotropo, guisante de olor, lirio de los valles, clavel o flores exóticas como la datura.

b) Funciona como modificador y produce un efecto lifting en los acordes de vainilla y haba tonka.

c) Junto con la cumarina es la base para reconstruir el aroma de las almendras.

d) También se usa en acordes ámbar y en acordes empolvados (de acabado más o menos cosmético).

e) Sirve para redondear las composiciones.

Hay tantas fragancias que la contienen que sólo citaré mi fragancia favorita rica en heliotropina: Louve de Serge Lutens.

Por su sabor dulce, es frecuentemente usado como aromatizante en formulaciones con aroma a vainilla o fresa en productos lácteos, helados o chicles.

La heliotropina es además un buen antiinflamatorio con un efecto equivalente a la hidrocortisona usado para determinadas irritaciones cutáneas ej: dermatitis solares, psoriasis, eczemas.

Los efectos subliminales del olor de la heliotropina han sido estudiados en experimentos de diverso tipo, apuntando siempre los resultados a que induce a la relajación:

1. En 1991 se llevó a cabo una investigación en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Centre de Nueva York: 85 pacientes que tenían que someterse a una prueba de diagnóstico mediante resonancia magnética fueron expuestos al olor de la heliotropina durante la misma, frente al grupo control que se exponía a aire humedecido. Los resultados recogieron que el 73% de los pacientes que olieron la heliotropina experimentaron menos síntomas de ansiedad que el grupo control.

Se sabe que la heliotropina puede inducir la relajación cuando una persona que estando despierta comienza a entrar en un estado de ansiedad, pero no tiene tanto efecto sobre personas ya relajadas.

2. Peter Badia realizó un experimento con varias sustancia aromáticas que en estado de vigilia pueden causar relajación o causar alerta. Su objetivo era comprobar si durante el sueño esas sustancias mantenían el efecto. Los resultados del experimento de Badia señalaban que los olores interrumpían el sueño ( aún cuando su efecto fuera relajante en estado de vigilia) excepto la heliotropina, que parecía tender a aumentarlo.

Resulta curioso como dos cosas: una flor y una sustancia, que comparten facetas en su aroma pero no están relacionadas de forma directa, compartan también efectos hedónico-terapéuticos…creo que no se debe subestimar el efecto de determinados aromas, porque realmente determinados aromas tienen efectos concretos.

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