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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: lavanda

De la tradición a la actualidad: Mon Guerlain Bloom of Rose

21 miércoles Ago 2019

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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bergamota, jazmin, lavanda, patchoulí, perfume, rosa, sándalo, Vainilla


* Un día de julio de Louis Ritman.

Una primera impresión clara y sencilla produce Bloom de Rose al ser olido: es un perfume de corte clásico y muy fresco. Asociar clasicismo con densidad en perfumería parece algo inevitable, sin embargo, nada como el frescor cítrico-herbal de ingredientes como la bergamota y la lavanda -típicos de la Cologne- para hablar de clasicismo. De tales ingredientes parte la tradición de la casa Guerlain.

La relatividad de los términos modernidad y clasicismo puede ser sorprendente. Por supuesto hay diferencias estilíticas, pero lo uno no existe sin lo otro. Imposible disociar ambos términos. Se relacionan siempre, atravesando un largo camino, ya sea asociados que confrontados. No existe una cosa sin la otra, son como la luz y la oscuridad: se suceden, se definen, se complementan porque siempre hay un hilo conductor, el de las ausencias y las presencias.

El frescor es uno de los principales motores en la historia de la perfumería porque implica una búsqueda constante: ¿cómo lograr que sea más intenso y más permanente?, ¿cómo renovarlo?, ¿cómo darle relieve y vivacidad? El desarrollo de la tecnología en parte se centra en esa búsqueda pero también la pasión de algunos maestros perfumistas puede estar inspirada por esa idea. Igual que algunos pintores se obsesionan con la luz o el color, elementos indispensables en la representación pictórica.

Siempre se buscan nuevos materiales o se crean nuevas bases o fijadores que garanticen la supervivencia del frescor, y no sólo porque produce una sensación tonificante sino que además da volumen al perfume, al contribuir a elevar notas densas y pesadas de la base. En otras palabras, también es un elemento estructural.

Arcadi Boix Camps en su recopilación de textos Monographs & Musings (2017) habla del deseo que tenía Roudnitska de encontrar el «corazón de Hedione» porque su interés era conseguir -aún más- un frescor muy profundo «reminiscente de piel de limón». Cuando Mona di Orio dedicó su perfume Lux (Signature Collection) a su maestro Roudnitska, creó algo de intenso olor alimonado, muy luminoso y dorado, a base de varias notas naturales como la estupenda Litsea cubeba. Pero la industria se centra más en la búsqueda de sustancias reproducibles en laboratorio, y de esa búsqueda surgió Paradisone. Paradójicamente un componente de Hedione que consigue imprimir ese aspecto vivaz y profundo que recuerda al efecto de los aceites esenciales de limón y lemongrass, de forma prolongada y transparente. Ese es un ingrediente clave en la saga de perfumes Mon Guerlain, está en su núcleo, dilatando el espacio con su perfil cítrico (alimonado) y floral (de jazmín) que aporta un aspecto limpio e intenso de flores blancas evanescentes. Ese aspecto etéreo es algo que se valora como cualidad muy positiva actualmente y se entiende como el pináculo de la femineidad romántica. Flores inasibles, transparentes…ideales. Como siempre.

El primer Mon Guerlain (2017, EdP) -digamos ya el clásico- tiene ya una buena dosis de Paradisone (pese a ser un material de perfil floral refuerza todo género de perfumes) pero al olerlo, en un instante puedes volver a recordar el aire de los 80´s…Sí, sí, Mon Guerlain es todo un reencuentro con aquellos perfumes de corte oriental que desde Must de Cartier hasta Roma de Laura Biagiotti se dedicaron a recrear, reforzar y renovar el carácter contrastado de Shalimar, el oriental entre los orientales aún hoy. Pero Guerlain ahonda un poco más en su propia tradición poniendo de relieve la poderosa faceta aromática de Jicky, gracias, sobre todo, a la fina y sabrosa lavanda Carla. Jicky y Shalimar también están relacionados entre sí aunque pertenezcan a distintas familias porque comparten un núcleo y facetas; igualmente ocurre con Mon Guerlain, un oriental fresco, y Mon Guerlain Bloom of Rose oficialmente un floral fresco que casi roza el territorio de floriente. Hay una filiación en notas y estructura: el fondo azucarado con notas de vainilla de Tahití muy ligeras y ámbar transparente, la faceta amaderada entre cremoso sándalo y especiado patchoulí adornado con efecto gustativo, pero también la lavanda, la bergamota, el Paradisone cuyo frescor forma parte del acorde de jazmín, un jazmín casi acuático. La diferencia más notable es ese acorde floral que brilla en Bloom of Rose de forma más clara porque está más desarrollado,, es más redondo y. sobre todo, al principio es más concreto, hasta el punto de poder hablar de un perfume que inicialmente huele a rosa.

Una rosa bonita y fresca, también algo dulce, que para muchas personas sería una rosa moderna porque sólo exhibe cierto preciosismo a través de sutiles detalles, detalles que en realidad desvelan las facetas clásicas de la rosa búlgara: el tímido pero legible acabado empolvado, la suave calidez especiada, la faceta frutal reminiscente de confitura de frambuesa resaltada tal como se hiciera en La Petite Robe Noire (2012)…y he aquí que Bloom of Rose se engancha a la actualidad, engarzándose en esa extraña e infinita cadena de lanzamientos de mayor y menor éxito que forman la saga de La Petite Robe Noire, citando esa nota de frambuesa y nuez moscada con acento aldehídico que recuerda a chicle de fresa; la diferencia radica en el contexto y la intensidad de la nota. En La Petite Robe Noire la rosa es rotunda y su perfume se prolonga en la evaporación mientras que en Bloom of Rose la rosa es un brillo elusivo, una sensación más natural propia de la siempre excepcional rosa búlgara.

Sin embargo, la naturalidad, la luminosidad, la sencillez de los olores frescos que recuerdan al aire libre no es lo propio en un perfume creado para llegar a un público amplio. El envoltorio es muy importante, parece que cada día más, así que se recurre a algo que tenga un atractivo sofisticado a la vez que familiar, es decir, se hace uso de esas notas, facetas. efectos que ya están presentes en el mercado y que han dado sus frutos a nivel comercial, cosas como esa cita de La Petite Robe Noire, que es algo más que usar esencia de rosa, es un modo de realzar esa esencia de rosa o como la faceta gustativa que ya deriva de Angel de Mugler -un perfume que también en su día renovaba ideas de Shalimar– . Sí, es ese patchoulí que sugiere chocolate salpicado de caramelo gracias a una buena dosis de etil maltol (nota de algodón de azúcar), con suaves acentos de miel y frutos rojos para aportar cierto frescor, suficiente para dar profundidad al perfume. Así que de aquellos polvos, estos lodos, sin dejar de recordar Flowerbomb de Viktor & Rolf, un ejemplo paradigmático de cómo las familias de perfumes y las ideas se entremezclan con inteligencia. Este último perfume es una referencia que surge si analizamos con un poco más de detenimiento Bloom of Rose por los paralelismos que hay entre ellos: un acordde floral sostenido con notas de azúcar y una faceta aromática que aporte frescor, en un caso el entonces novedoso té verde, en otro la tradicional lavanda. Sólo que el perfume de Guerlain potencia más el frescor y la transparencia, mientras que la esencia de rosa da un efecto más floral y fresco al principio del perfume porque lo que después permanece, cuando las notas más propiamente florales se disipan, es un tono limpio y cítrico, a ratos azucarado, a ratos especiado.

Como la trayectoria del boomerang, partiendo de la tradición de Jicky/ Shalimar, haciendo escala en diversas islas de éxito como La Petite Robe Noire y jugando con el pasado más cercano de Flowerbomb y Angel, Bloom of Rose al final regresa a casa pero con menos peso en la maleta, como un Eau de Shalimar renovada. Sí, es un EdT que trae a la mente múltiples referencias pero, milagrosamente, no parece un pastiche; tiene equilibrio, el suficiente para garantizar una impresión clara y agradable, como todo perfume fresco debiera hacer, hoy que mañana.

La gentil brisa floral: Lavanda & Lavadín, algunos usos (2ªparte)

22 viernes Sep 2017

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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haba tonka, lavanda, lavandin, perfume

He aquí flores para vos: la ardiente alhucema, menta, ajedrea, almoraduj; la caléndula, que se acuesta con el sol y, llorando, se levanta con él. Son flores del medio verano, y creo que se dan a los hombres de una edad media. ¡Sed muy bien venido! Diálogo entre Perdita y Florisel en Cuento de Invierno de W. Shakespeare.

Propia de un gabinete de maravillas o de un botiquín casero, la lavanda siempre ha sido muy versátil y su imagen integra diferentes tradiciones folklóricas y prácticas medicinales muy antiguas que nacían de pequeños cultivos locales, aquí y allá, hasta casi finales del s. XIX. Antes de que la II Revolución Industrial trajera consigo el desarrollo de la industria química, farmacéutica y perfumística y de que surgieran nuevas disciplinas -como la aromaterapia- paralelas al estudio de los aceites esenciales y sus efectos sobre el humor y la psyché; antes de ese momento, la lavanda era otra cosa y su esencia también.

Hasta entonces los cultivos de lavanda seguían el viejo adagio de «cultivar y sacar beneficio» a pequeña escala, no existía un cultivo sistemático con fines industriales en Francia. Había pequeñas plantaciones familiares que usaban semillas para obtener la planta -lo que hoy se conoce como lavanda fina- pero principalmente se recolectaba la lavanda silvestre que crecía en alta montaña. Que en un jardín doméstico creciera lavanda era algo bastante común, también que en cada casa destilaran su propio aceite por un método de destilación muy tradicional, con alambiques a fuego directo, en el que la planta entraba en contacto con el agua. Todo lo que rodeaba a la lavanda parecía tener un aire medieval.

Así era hasta finales del s.XIX cuando la firma Schimmel se interesó por mejorar la calidad y la productividad de la planta, comenzando a ensayar con la destilación al vapor -la estándar hoy en día-. El método no sólo era más rápido sino que además permitía obtener un aceite mucho más rico en acetato de linalilo. A partir de entonces, este componente que dota al aceite esencial de lavanda de propiedades antiinflamatorias y sedantes se convirtió en la clave para determinar la calidad de un aceite: a mayor porporción de acetato de linalilo, mejor calidad. Aún hoy es así en perfumería porque da a la esencia un tono general mucho más fino y afrutado.

Leopoldo Lamothe, habitante de la Drôme, fue un pionero en el desarrollo de los campos de cultivo de lavanda no poblacional o clonal -obtenida por esquejes-, con plantas que llevan la misma carga genética y, por tanto, tienen un aspecto muy homogéneo. Esos perfectos y bien organizados campos de color púrpura que hoy son una fotografía icónica de la Provenza son fruto de los muchos intentos por mejorar el cultivo de esta planta.

Lamothe dedicó su vida a investigar sobre cosas como ¿cuál podía ser la configuración de plantas más óptima?, pero también promovió las agrupaciones de productores para negociar mejor los precios con la industria lo que supuso el germen de una carrera productiva en Provenza entre pequeñas granjas y compañías de la industria del perfume de Grasse. El objetivo era conseguir una planta más fuerte y productiva, es decir, más económica. La presión aumentó cuando los perfumistas, tras la I Guerra Mundial, comenzaron a ser sus propios productores, consiguiendo así el control sobre todo el proceso de producción. Este fue un punto importante porque los precios de la lavanda eran realmente volátiles: durante décadas, hasta mediados del s.XX, la lavanda no hizo más que encarecerse, a veces, a un ritmo loco.

Esta carrera implicó muchas cosas. Algunas interesantes, como la mejora en la calidad de las esencias, pero otras no tanto. La cuestión es que el cultivo de lavanda casi muere de éxito.

Conseguir un mejor precio va muy ligado al rendimiento de la planta en el proceso de destilación; hubo entonces un fuerte interés por conseguir variedades de lavanda que produjeran más y estas plantas eran las variedades clonales y sobre todo el híbrido del lavandín. La consecuencia directa fue que muchos agricultores abandonaron o redujeron de forma significativa el cultivo de lavanda fina por medio de semillas seleccionadas y se recolectó menos de la silvestre porque el acceso era complicado.

Por un lado la producción de lavandas clonales -aún hoy la mayoría- se optimizó gracias a la agricultura intensiva con campos totalmente organizados en filas que permiten un mejor crecimiento de la planta. Por otro lado el lavandín adquirió protagonismo, pasó de ser un híbrido espontáneo a un cultivo muy rentable pues como planta híbrida resulta mucho más fuerte y resistente, con un olor más intenso, afilado incluso, y mucho mejor rendimiento en la destilación; su esencia no es tan rica en acetato de linalilo y esto en perfumería lo coloca en un escalón inferior, pero su uso se extendión en la industria del jabón y los perfumes de gama baja. En síntesis, durante el primer cuarto del siglo XX, se producía más aceite esencial, pero no mejor. La labor de recuperación de aquellas esencias de lavanda de alta calidad, silvestre o cultivada por semillas, hoy vuelve a ser una cuestión productores locales.

Desde la Antigüedad se conocían y usaban con fines medicinales diferentes variedades del género Lavandula, principalmente el espliego y la lavanda propiamente dicha. Aunque la familia de las lavandas es muy amplia, actualmente, junto con el lavandín, son tres las especies -con sus múltiples variedades- de las que se obtiene aceite esencial:

-La alhucema.
-El cantueso.
-La lavanda auténtica.

El lavandín (Lavandula angustifolia P Miller x L. latifolia Medikus) es un híbrido espontáneo verificado por la empresa Chiris de Grasse cuyo uso se extendió durante el s. XX pero en aromaterapia comenzó a cobrar interés a partir de los años 60, especialmente en el ámbito del deporte porque funciona muy bien para dolencias musculares. Pero como híbrido también es una variedad muy heterogénea, cuyas características finales son una combinación de las características parentales. A menudo se le atribuyen usos similares a los de la lavanda, pero en realidad depende del quimiotipo.

La planta es más grande que el espliego, de tallos leñosos y con flores que pueden variar del azul al gris. En la industria perfumística se usa a menudo para extraer linalol y acetato de linalilo. De aroma penetrante y fresco pero con un tono más medicinal, verde y acuoso que la lavanda, revela un dulzor al evaporar que puede fluctuar entre propiedades más energizantes o más tonificantes, según la variedad. Aquellas variedades más ricas en ésteres (más del 40%) son más calmantes y descongestivas; las que tienen un mayor nivel de cetonas son más tonificantes.

Hoy en día es el rey de los campos de Provenza y cuatro son las principales variedades cultivadas: la más popular y robusta llamada grosso es de peor calidad pero en torno al 70 % de los cultivos de lavandín son de este tipo. La variedad super es la que tiene un olor más parecido al de la lavanda fina, mientras que el resto de cosechas se divide entre la variedad de calidad superior llamada abrial y la sumian que es bastante cercana a la anterior.

En perfumería suele usarse la variedad abrial, que tiene un olor más complejo y de propiedades sedantes; ejemplos como Prelude to Love y A Taste of Heaven de Kilian dejan ver como entre su perfil verde y aromático surgen matices más ricos y melosos de fondo casi acaramelado al evaporar.

El espliego o alhucema (Lavandula spica o latifolia) es la lavanda típica de España y Portugal. La planta tiene hojas más anchas y rugosas que la lavanda auténtica, las flores están más comprimidas y tiene un color más grisáceo y mate.

Por ser rica en 1,8 cineol su olor es más alcanforado y acre, reminiscente del romero, pero este óxido aporta al aceite sus propiedades expectorantes y descongestivas del pulmón. Culpeper la recomendaba para espasmos, convulsiones y dolores de cabeza en caso de resfriado. El Oleum Spica era una fórmula popular que mezclaba un cuarto de aceite de espliego con un cuarto de vino o trementina para tratar rigidez muscular o articulaciones doloridas. Actualmente sigue usándose mucho para problemas musculares, reumatismos e incluso en veterinaria para desparasitar. También la industria de las fragancias funcionales usan este tipo de lavanda para jabones, ambientadores o productos de limpieza.

El cantueso (Lavandula stoechas) también llamado hierba de San Juan, Tomillo borriquero o -para mayor confusión- lavanda española o lavanda francesa porque es típica de la cuenca mediterránea; es una de las variedades más antiguas, con seis subespecies. Esta planta comparte suelo con la jara y su olor es bastante diferente al de otras lavandas. Rico en fenchona, alcanfor, 1,8 cineol.

En la Antigüedad era una planta muy apreciada para la limpieza: los romanos la usaban en sus baños y en el Herbarius Latinus se recomendaba para limpiar úlceras, abcesos y todo tipo de heridas. También fue usado como afrodisíaco mezclado con leche de cabra durante la Edad Media.

El cantueso florece desde principios de marzo hasta finales de junio y era habitual quemarlo en la hoguera de San Juan para alejar malos espíritus. En la Inglaterra del s. XVIII se le conocía como Sticadro y era ingrediente del infame Vinagre de los Cuatro Ladrones.

Una subespecie del cantueso es la Lavanda de Sevilla (Lavandula stoechas ssp.luiseri), diferente a las otras variedades porque apenas contiene cetonas y si trans-alfa-necrodol y acetato de lavandulilo. En aromaterapia aún es un aceite nuevo que se aplica principalmente para el cuidado de la piel por sus propiedades reafirmantes, y en perfumería por su olor cálido y complejo de tipo herbáceo pero con declinación afrutada (frambuesa, ciruela, pera), melosa y vinosa que complementa muy bien un acorde ámbar.

La lavanda auténtica (Lavandula angustifolia Mill o Lavandula vera D.C. o Lavandula officinalis Chaix) es una variedad de flores violáceas y hoja pequeña. Tanto el tallo como las hojas contienen aceite esencial pero lo que se destila es la flor fresca recogida con tiempo seco y sin viento para que contengan el mayor volumen de ésteres posible. Es un aceite rico en linalool (alcohol monoterpénico típico de todas las Laminaceae que tiene un efecto analgésico) y en acetato de linalilo (ester terpénico del linalool con propiedades antiinflamatorias y sedantes a nivel de sistema nervioso central).

Se recolecta y destila entre julio y agosto, siendo la cosecha de este último mes de menor valor pues produce un aceite menos rico en ésteres y más oscuro en color. Su olor es el clásico olor de lavanda: terso, difuso y fresco, con un tono herbáceo de acabado dulce, cierto carácter floral-frutal y fondo amaderado -en las variedades más finas puede tener sutiles matices cítricos-.

La famosa lavanda inglesa también es L. angustifolia solo que cultivada en distinto terreno. Sigue teniendo un olor de carácter aromático pero algo más delicado y cercano al de la bergamota.

Ya en la Edad Media algunos escritos como el Herbarius Latinus diferenciaban entre el cantueso, entonces llamado stoechas, y la lavanda auténtica que se usaba para cosas tan variadas como el dolor de corazón, el insomnio, la picadura de escorpión o la conservación del lino.

Complementa especialmente bien con aceites esenciales de otras hierbas aromáticas: junto a la menta no sólo forma un olor deliciosamente verde y vivaz sino que es un clásico remedio para el dolor de cabeza; puede unirse al incienso o la manzanilla y potenciar su efecto calmante para ayudar a dormir o al romero y ser más energizante. Pero tanto en aromaterapia como en perfumería el aceite de lavanda brinda la oportunidad de crear una mezcla más redonda y fluida, así que además de sus múltiples propiedades es también un útil recurso compositivo. En perfumería se usa también su absoluto que tiene un tono más oriental, porque el dulzor herbal declina en un matiz terso de tabaco y cumarina que recuerda al olor de los campos de lavanda bajo el sol del estío, algo que funciona muy bien en acordes ámbar.

En el acorde fougére es un ingrediente clave junto con el geranio y la cumarina, también en las recetas de Agua de Colonia tradicionales y todas las versiones de Agua de Lavanda (blanca, ambarada, inglesa, etc). Este tipo de fórmulas hoy en día se asocian sobre todo con la perfumería masculina pero es una nota muy versátil que forma parte de muchos perfumes, no pocos clásicos de Chanel, Guerlain o Lanvin la contienen: Nº22, Ma Sin, Shalimar, L´Heure Bleue, Nº5…

Algunos perfumes a probar:

-Entre las aguas de lavanda están el clásico de Yardley y el de Penhaligon´s además del famoso Pour un Homme de Caron cuya estructura derivada del fougére renueva Kilian en A Taste of Heaven usando el tema de la absenta como punto de partida para trabajar el cotraste entre lavanda herbácea, fondo vainillado y toques amargos.

-Muchos de los perfumes de Jacques Guerlain llevaban notas aromáticas, la lavanda se aprecia en muchos unida a la bergamota y al romero en Jicky , Eau de Cocq y en Mouchoir de Monsieur.

–Brin de Reglisse de Hermès explora las facetas más gourmand y almendradas en contraste con el regaliz trabajando una faceta más oriental de la lavanda igual que en Mon Parfum de Guerlain.

-Como complemento de un perfume ámbar aparece con su cara más austera en Ambre Précioux de Maître Parfumeur et Gantier.

-Además de las aguas de lavanda que evocan la vida al aire libre y la naturaleza, los perfumes de lavanda pueden tener un carácter más austero o meditativo al asociarlo con incienso como en Gris Clair y Encens et Lavande de Serge Lutens o evocar algo confortable y acogedor como Jersey de Chanel, un perfume de lavanda y almizcle de factura moderna pero que se inspira en la tradicional receta de las Aguas de Lavanda que incluían tintura de almizcle para la fijación y difusión.

-Finalmente Kiki de Vero Kern recorre todas las tonalidades de lavanda a base esencia y absoluto, siendo un perfume de lavanda muy fluido, sutilmente fresco y con un acabado casi casi sabroso.

 

La gentil brisa floral: Lavanda & Lavandín, una introducción (1ª Parte)

18 martes Jul 2017

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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lavanda, perfume

Ramilletes prendidos de largos vestidos; alfombras olorosas sobre suelos de piedra, entretejidas sus flores violetas con las del romero, perfumando las iglesias y las casas señoriales durante el medievo. Varitas tejidas, junto al jarrón de la ventana, protegiendo la estancia de distintas plagas y trayendo ráfagas de brisa perfumada. Saquitos rellenos de flores para cuidar el lino y demás tejidos. Potpuorrí con hojas de rosa. Decocción para lavar la ropa y plancharla. Cojines de tela de damasco cuyo relleno perfuma una estancia o almohadas desprendiendo una fragancia que promueve el sueño con descanso. ¡Tantos usos de la lavanda!

Medicina, higiene y santidad. Hildegarda von Binden (1098-1179) contribuyó a crear un aura milagrosa alrededor de la lavanda con sus obras científicas Physica y Causi et Cure:

La lavanda es caliente y seca, ya que tiene un poco de savia. (…) Su olor clarifica los ojos, porque contiene en sí las vistudes de las especias más fuertes y de los olores más amargos. Por eso, también aleja muchísimas cosas malas y los espíritus salen aterrorizados por ella. Cita de Physica, Libro I, Cap XXXV.

Lineo por su parte ayudó, con su clasificación, a extender la confusión entre las variedades de lavanda al mencionarla en su Species Plantarum (1753). Mientras que la especulación de la industria en busca de variedades más resistentes, fragantes y económicas casi acaba con las plantaciones de la lavanda fina de Provenza.

Hablar de lavanda es, ante todo, hablar de lavandas. Y casi al mismo tiempo de la Lavanda, esa flor de color violeta tan alabada y a la vez de imagen tan dañada por la carga de costumbrismo que arrastra. La lavanda es vista con frecuencia como el símbolo de una elegancia muy chapada a la antigua. Perfume de damas y caballeros. De abuelas y reinas.

La popularidad del Agua de Lavanda acabó siendo su condena. Mientras la auténtica lavanda fina, de olor fresco pero sereno, podía dar un toque de distinción a cualquier composición de calidad, su económico sucedáneo y los sustitutos artificiales extendían la idea de que la lavanda tiene ese olor poco sutil y áspero, pungente, alcanforado y metálico.

Dejando de ser tan deseable su olor en los perfumes comerciales pero no tanto la inyección de frescor que aportaba a cualquier composición, se convirtió en sugerencia, en una pincelada fresca imbuida y confundida con otras notas cítricas y transparentes. Con el boom del dihidromircenol, un material rendidor, se conseguía ese toque suficientemente familiar de frescor transparente pero lo bastante abstracto como para no elicitar la palabra lavanda. Un clásico en la perfumería masculina, a menudo usado en sobredosis, desde el éxito de Cool Water de Davidoff hasta el reciente Sauvage de Dior , pero también presente en perfumes femeninos de éxito como Coco Mademoiselle de Chanel, dando un toque de clasicismo.

Y extendiendo paradojas, porque la lavanda ¿cómo se define? ¿ Como un olor dulce, floral, fresco y difusivo asociado a la intrasigencia de figuras despóticas? ¿Como una flor usada en la Edad Media para preservar la castidad o purificar el cuerpo y el espíritu mediante baños pero que mezclada con leche de cabra se transforma en elixir afrodisíaco? ¿Como una panacea?…Decir lavanda y pensar en honestidad, en aire puro, en estival claridad, en pulcritud pero también en fiera disciplina, gesto marcial y rancia tradición es todo uno…Hablar de lavanda no se puede olvidar que es hablar de lavandas.

Desde la Antigüedad diferentes variedades han sido empleadas con distintos fines medicinales -y por tanto higiénicos-. A menudo, los mismos autores clásicos son los primeros en atribuir esas variadas propiedades de la lavanda sin hacer dintinción de la variedad, cuando en la práctica unas funcionaban mejor para calmar los dolores, otras para curar heridas…y así nace la idea de que la lavanda es la panacea y lo cura todo.

La planta es muy útil a nivel medicinal y en la cultura popular siempre se ha usado para el insomnio, la agitación y la buena digestión. Como aceite esencial es indispensable en cualquier aromateca, por sus muchas propiedades y buena aceptación, pero como todo tiene sus límites.

Hoy en día los estudios científicos coinciden con ese creer popular de que la lavanda es buena para tratar el insomnio,la ansiedad, el estrés, los dolores musculares y articulares. En general, promueve la relajación, ayudando a que el humor sea más estable, a que haya más predisposición para la concentración y aumentando la calidad del sueño; aunque también se están investigando usos en áreas más específicas como la disminución de la agitación en personas con demencia o durante periodos postoperatorios para una mejor capacidad de afrontamiento el dolor ,esto es, de controlarlo.

Hablar de lavanda en aromaterapia es hacer referencia a la Lavandula angustifolia Mill, también llamada Lavandula officinalis Chaix o Lavandula vera-, una variedad cuyo perfil aromático está principalmente definido por contenidos mínimos aproximados de linalol (alcohol terpénico) del 35% y de acetato de linalilo (éster terpénico del linalol) en torno al 45% y no tanto por las notas alcanforadas. De hecho el acetato de linalilo es el ingrediente clave.

Los ésteres terpénicos, en general, tienen propiedades antiinflamatorias, antiespasmódicas y una acción sedante del sistema nervioso central. La bergamota también rica en acetato de linalilo, el Petit Grain y la manzanila romana y el lavandín super comparten propiedades calmantes con la lavanda, pudiendo funcionar como sustitutos de la misma.

Actualmente, la técnica de la cromatografía permite determinar el porcentaje de cada componente en un aceite esencial. Algo que no sólo es útil para tener un conocimiento más profundo de las esencias y sus propiedades sino también para poder determinar su calidad y procedencia pues la lavanda también es una cuestión de terroir y frecuentemente víctima de adulteraciones.

Junto con otras hierbas aromáticas es símbolo de la Provenza, donde fue introducida hace 2000 años por los romanos. Antes de la I Guerra Mundial su producción provenía de las plantas silvestres que crecen en los Alpes Marítimos de Francia y la vertiente italiana. Desde Cuneo hasta Barreme. Hoy en día destaca el Drôme provenzal, de límites difusos en el área prealpina.

Parry en su Enciclopedia de Materias Primas señala la división de la Lavandula angustifolia o vera en dos subgrupos:

1)Lavandula delphinensis que crece en regiones más altas y es más rica en ésteres.

2)Lavandula fragrans propia de alturas intermedias, que desarrolla un olor más penetrante. Ésta fácilmente hibrida con otra variedad llamada Lavandula latifolia o spica (alhucema,alfazema, espliego o lavanda portuguesa) , propia de zonas más llanas, y de esta combinación natural procede el lavandín que se cultiva a menor altitud.

La producción silvestre de la lavanda se basaba en la propagación de las semillas gracias a polinizadores como las abejas -que adoran la lavanda- o el propio viento que arrastra las semillas a otras áreas. De forma natural, las semillas de las distintas variedades de Lavandula vera germinaban entre los 600-1200 metros de altitud y radiaban hacia áreas inferiores donde se encontraba el espliego (Lavandula spica) dando lugar a una planta híbrida más resistente y fuerte en olor que conocemos como lavandín (Lavandula hybrida). Así, a distintas alturas se puede ver el cambio de variedad y también como, en determinado punto, lavanda, espliego y lavandín se encuentran.

La lavanda silvestre, cada día más escasa, se recoge a mano segando a hoz los pequeños macizos de la planta que crecen diseminados por el campo a más de 1000 metros de altura. Como planta silvestre que es tiene una apariencia mucho más sencilla, con una sola hoja y menos densidad floral por tallo que las variedades cultivadas, pero su olor en fresco es impresionante: ¡huele a vainilla! Para la destilación se recoge sólo la flor con tallo y el aceite resultante tiene un olor realmente fresco y suave, herbáceo cumarinado, profundo y ligeramente especiado.

Bucólico viaje al pasado: Le Jardin de Mon Curé 1895 Guerlain

18 martes Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar gris, bergamota, clavo, lavanda, limón, perfume, rosa, salvia, styrax, tomillo, verbena, violeta

Desde los Jardines Colgantes de Babilonia a las villas romanas o desde La Alhambra a Versalles, pasando por jardines espirituales o todo tipo de arreglos domésticos, el jardín es una representación que connota bienestar, placidez, seguridad, abundancia y, en última estancia, una idea de paraiso. En perfumería, esta celebración de la naturaleza cultivada tiene una larga tradición.

Hermès volvió a poner la idea en el punto de mira con su serie Jardins, en la cual un elemento primordial como es el agua se convertía en el hilo conductor: un mar, las lluvias del monzón, un río…pero la costumbre de esta inspiración puede que sea tan antigua como la perfumería misma. Pensemos en los egipcios intentando extraer la esencia de las flores que adornaban sus jardines: los nenúfares, las azucenas, etc.

Hojeando un antiguo recetario de perfumería del s. XIX podemos encontrar nombres tan prosaicos como el de Agua de Colonia y sus mil variantes o cosas más vagas en términos de olor como Agua de Mil Flores o incluso un Agua de la Elegancia. Pero junto a estos nombres más abstractos vemos otros tantos de carácter más pictórico como un Bouquet de los Alpes o un Espíritu de Citerea, nombres que implican lugares, lugares que tienen un paisaje característico y paisajes con los que se asocia un tipo de olor que puede ser más floral, más herbal, más cítrico aunque el punto de partida en muchos casos siga siendo la Cologne. Y un paso más en el arte de dar nombre a los perfumes lo apreciamos cuando, intentando crear una sensación más especial, se acude a un paisaje cultivado, es decir, un jardin cuyo diseño y cuidado puede transmitir un concepto más romántico, más pintoresco, espiritual o impresionista, etc.

Guerlain en su catálogo histórico tiene varios ejemplos que delatan un interés temprano por crear armonías de olores más complejas e inusuales que los aromas naturales de la rosa y el jazmín. La pequeña fantasía floral que es Après L´Ondée, el encantador frescor verde afrutado de Chant d´Aromes, los atrevidos matices florales de Jardins de Bagatelle son ejemplos con los que aún podemos deleitarnos, pero en sus archivos se guardan recetas que muestran un gusto marcado por el encanto evocador de los lugares lejanos o los parajes pintorescos. Bouquet de la Sierra Morena (1834), Fantaissie de Deauville (1877), Les Fleurs du Guido (1885?), Oppobalsam de la Mecque o Far West por ejemplo. Pero quizás el más pintoresco y llamativo sea, por su nombre mismo, Le Jardin de Mon Curé (1885) considerado oficialmente el primer perfume creado por Jacques Guerlain cuando contaba con veinte años de edad. El jugo dejó de comercializarse en la década de los cincuenta.

La renovación de los temas, en cualquier disciplina artística, se consigue cuando surgen nuevas estructuras o nuevos materiales pero muchas veces lo que tenemos es un tema muy tradicional a partir del que se hacen variaciones. Con Le Jardin de Mon Curé este es el caso. La temática va contenida en el nombre y no puede ser más representativo de un tipo de jardin: el medicinal que desde la Edad Media ocupaba claustros o huertos de monasterios, con abundancia de rosas antiguas y de hierbas aromáticas que conformaron la base de la farmacopea moderna: tomillo, salvia, lavanda, verbena, etc. La idea enlaza con el sentido original del Agua de Colonia como tónico u elixir bebible, mientras el arreglo de las notas está totalmente insertado en la tradición temprana de Guerlain, en la que tanta importancia tiene el Eau de Cologne Impèriale y demás aguas frescas como el modernismo abstracto de Jicky, uniendo elementos que en la naturaleza no están parejos -como cumarina y civeta- con el que Aimée Guerlain comenzó a esbozar la silueta clásica de los perfumes de la firma, con un ritmo de evaporación marcado por una salida fresca y afrutada en la que brilla la bergamota pero los matices son aromáticos, un clásico acorde floral de rosas y jazmines ocupa el corazón modulado por la suavidad empolvada de las violetas irisadas sobre un fondo en el que bálsamos, cumarina/haba tonka y notas animales juegan el rol principal aportando profundidad aunque es la nota de cuero -que surge de distintas formas- unas veces más evidente que otras, la que aporta ese sentido de gravitas tan apreciable en las composiciones vintage de la firma.

En Le Jardin de Mon Curé esos elementos están más o menos presentes. Un año posterior a Eau de Cocq -que aún se comercializa- no sólo desarrolla el frescor cítrico tipo Cologne sino que acentúa bastante la faceta aromática-herbal a base de tomillo, salvia, lavanda, verbena, menta…lo que da un acabado medicinal al perfume. Aunque es más alimonado y herbal que floral, puede hacer pensar en magnolias y en violetas húmedas pero lo que realmente marca el perfume es su sillage construido a partir de notas animales -algo propio de la época y de la manera antigua de hacer perfumes- así civeta, cuero e infusión de ámbar gris contribuían a dar esa calidez empolvada y coriácea tan propia de los clásicos perfumes Guerlain, el sello que Jacques Guerlain irá perfilando a través de sus distintos trabajos, culminando en el super perfume de ámbar que es Shalimar.

Le Jardin de Mon Curé fue el principio, donde muestra ya un gusto por las notas animales y la experimentación con notas aromáticas más propias del lenguaje decimonónico pero que él continuará usando en sus composiciones durante décadas, convertidos entonces en ricos matices. No se puede decir que este perfume tan aromático tenga un equivalente moderno. Huele a disciplina decimonónica. Pero si hubiera que señalar algo en esta línea podría decirse que esos perfumes de acabado chyprée y frescor verde de la década de los 70´s se dan un aire, especialmente Eau de Rochas en fórmulas vintage con su fondo de musgoso narciso. En cuanto al tema herbal, es raro encontrar un perfume que explote tan a fondo materiales de regusto aromático medicinal. Por ejemplo, Heeley con Menthe Fraîche se queda en la excusa de crear un confortable perfume de té con menta pero allá por 1990 Diptyque produjo Virgilio, un sencillo y bucólico perfume de tomillo. Toda una rareza.

Flip Flop review: Eau Parfumée au Thé Blue de Bulgari.

02 lunes Nov 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, iris, lavanda, perfume, té verde

tazul

Si el frescor vespertino del té azul buscas, Eau Parfumée au Thé Blue has de olvidar. El recuerdo de Thé Vert aquí encontrarás. El principio del encantamiento azul también podrás apreciar más no hallarás ese frío aterciopelado de profundo fondo floral y jugoso bouquet frutal con que la taza de té azul llena el paladar.

Si el frescor clásico de una Cologne quieres experimentar, Thé Blue has de probar. Lavanda refinadísima, hebal y aromática, irá al encuentro de la faceta irisada, formarán un anillo de escarcha y con ese halo helado el acorde de té verde rodearán. El principio del encantamiento azul te ofrecerá, pero pronto se disipará y a la amaderada tierra de Haba Tonka te llevará.

Si el filo plata del iris acuoso quieres encontrar, Thé Blue no olvides probar. Recuerdos latentes de Infusion d´Iris Absolue y Eau de Narcisse Bleu en bandeja de puro cristal te servirá. La serenidad del encantamiento azul podrás atisbar, pero sobre suelo de musk algodonoso al final te posará.

Cuestión de textura: La Pluie de Miller Harris.

19 miércoles Ago 2015

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, iris, lavanda, perfume, salicilatos, Vainilla, vetiver, ylang-ylang

crystalflowers

Que ahondar en la compleja belleza de las materias primas más ricas de la naturaleza es algo poco aceptado por el público en general es una realidad bien conocida por los creadores de perfumes. Pese a todas las maravillas clamadas sobre excelentes y exclusivos materiales, al final un alto porcentaje de perfumes están formulados para agradar y confortar de la manera más sencilla: basándose en la familiaridad. La Pluie no es una excepción.

Ante la promesa de conjurar el torrente de olores oprimidos en la atmósfera húmeda de una tormenta al acecho en una isla tropical, cuando los olores más densos se atomizan en un aire que es pura condensación, es difícil no dejar volar la imaginación y comenzar a respirar sensualidad. El magnetismo de lo exótico ejerce un gran poder…

Pero La Pluie no ofrece la intensa vivacidad de la vegetación húmeda, ni la sensación de electricidad previa a la tormenta, ni la exuberancia de los trópicos. Lo que ofrece es una agradable fragancia floral, ligera y transparente, rebosante de citas familiares que la hacen reconfortante y fácil de gustar.

Pese a lo dicho hasta aquí el perfume tiene un toque de interés. Es un algo que se conjuga entre esas notas familiares y las texturas elaboradas. En esa intersección emerge la sensación de un espacio remoto y difuso que nuestra mente puede caracterizar al gusto.

En La Pluie conviven dos grandes bloques de olor. Uno floral, que reposa sobre un lecho cremoso de suave almizcle ambarado. Dulce y transparente. Otro verde donde la textura cobra relieve.

La parte floral es expansiva, llena de espacio y de familiaridad gracias a una estructura basada en salicilatos florales, concretamente el salicilato de bencilo combinado con facetas de flor blanca en algunos momentos aporta un tono vacacional al perfume. Las flores son casi translúcidas, húmedas y solares a la vez, con gran predominio del ylang-ylang. A veces se asoma un tímido jazmín. Esta parte floral enlaza con la tradición de otros florales como L´Air du Temps de Nina Ricci o Fidji de Guy Laroche.

La parte verde es la parte interesante del perfume, la que está marcando la diferencia. Normalmente las notas verdes renuevan temas clásicos aportando más frescor y ligereza pues lo verde, que referencia la naturaleza, inevitablemente te lleva a pensar en aire fresco. En La Pluie, sin embargo, casi tiene un valor introspectivo. Aquí es demasiado abstracto como para evocar una naturaleza concreta pero la suavidad con que fluye esa veta esmeralda, una suavidad dulce y acuosa, invita más a pensar en la relajación que se experimenta en un espacio interior diseñado para el confort -como un spa- que en la relajación conseguida por tonificación tras un paseo al aire libre.

Añadamos pinceladas aromáticas de lavanda en contraste con el delicado efecto empolvado de las metil iononas y la vainilla que se revelan durante la evaporación y tendremos un boceto de textura cashmere que ayuda a reforzar esa idea de comodidad. Sin duda, el vetiver, con su sobria calidez, incrementa ese efecto cocoon.

Mientras se desata la tormenta en esa bella canción recitada de Loreena McKennitt titulada Lullaby, tú crees poder oler la lluvia…el caracterísitico olor de la lluvia y esa sensación vivificante que lo acompaña mientras se limpia el aire. Un nombre como La Pluie invita a buscar esa sensación pero realmente el perfume es otra cosa. Ni lluvia. Ni exotismo tropical. Recuerdos.

Que las facetas más familiares de La Pluie sean lo suficientemente agudas como para despertar la memoria sin poder concretar el recuerdo -que esas citas remitan tanto a la fragancia de una crema solar clásica con su toque mineral y salado asomando de vez en cuando, como a un vaporoso bouquet floral en el que el ylang-ylang tiene el rol principal o a un perfume con notas de maderas a la deriva- y que haya ese juego con la sensación de espacio interior es lo que le da el tono ideal para el final del verano o los primeros días del otoño…

Momento musical: Memorial Beach de A-Ha.

Un ámbar entre el espectro del iris y la mimosa: Dior Homme Intense

07 viernes Mar 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ambreta, ambroxan, ámbar, bergamota, cacao, cedro, cuero, cumarina, iris, lavanda, patchoulí, perfume, semilla de zanahoria, Vainilla, vetiver

DiorH

El iris es un material con múltiples facetas; algunas son realmente tan populares que queda retratado en la memoria colectiva sólo a través de esas facetas: amaderado, empolvado y con recuerdo a violetas. En el ámbito de la perfumería masculina, además, es frecuente que se explore su lado más metálico y coriáceo.

Se puede decir que un perfume de iris poliédrico es algo más bien escaso y poco apreciado por el público general. Una auténtica paradoja si pensamos que, en realidad, es una de las notas más populares en perfumería, y parece que siempre está de moda.

Razón para su popularidad es que puede ser muchas cosas, entre ellas, un gran aliado de los perfumes de ámbar gris. Pensemos en Shalimar de Guerlain y en el moderno Shalimar Parfum Initial o en Roma de Laura Biagiotti o en Dune de Dior… todos ellos comercializados como perfumes femeninos pero perfectamente llevables por la piel masculina. Dior Homme Intense (2008, Olivier Polge) está en esa esfera.

El original Dior Homme sorprendió por introducir una faceta más floral del iris en el universo comercial de los perfumes masculinos. La nota estaba enriquecida con una pequeña cantidad de concreto de iris -que tiene un dulzor terroso bastante característico- y sostenida por vetiver y ambroxan pero, a mi entender, ese iris resultaba un poco plano. Dior Homme Intense sigue esa senda ya marcada al inicio de emparejar ámbar, iris y notas amaderadas pero con las facetas de cada elemento más amplificadas, profundas y empastadas hasta lograr transmitir esa cualidad del iris tan atractiva que es su fluida intensidad.

Dior Homme Intense básicamente es un perfume de ámbar amaderado y empolvado a través del cual brillan distintas facetas irisadas: desde el dulzor terroso de las zanahorias al cuero; desde la suavidad confortable del cacao a la particularidad cálida y empolvada que insinúan las mimosas y el recuerdo rosáceo de las violetas sin renunciar al brillo argénteo que aporta la ambreta. Ofrece un iris más sólido que el original y una base notablemente más amaderada, sustantiva y aromática gracias al patchoulí y la cumarina.

Como perfume moderno es un gran ejemplo de cómo la división entre fragancias masculinas y femeninas puede ser algo muy relativo. Hay aspectos técnicos y de estilo que llevan las composiciones a un terreno más familiar y fácil de usar para los hombres que para las mujeres y vice versa pero, al final, hay puentes que conectan ambos universos porque el origen es el mismo. La separación actual es fruto de los usos sociales y del mercado. Pero no olvidemos que hubo un tiempo, siglos atrás, en que hombres y mujeres usaban el agua de rosas, la Cologne o el tónico Agua de Hungría indistintamente. Perfumaban sus ropas de lino con saquitos de hierbas, empolvaban sus rostros y pelucas con polvos de rosas dulces e iris o colgaban de sus cinturones olorosos pomanders. ¿Cómo se produjo la separación? Es una larga historia y obviamente no hay una respuesta sencilla.

Os dejo una canción para pensar Supermen * de Dino Merlin y Zheljko Joksimovic, traducida de forma legible al inglés aquí . La novela a la que hace referencia es El puente sobre el río Drina de Ivo Andric y ya de paso dejadme que sugiera otra novela: La Grieta de Doris Lessing.

*Mis disculpas por la calidad del vídeo pero la canción es bonita y os invito a escucharla.

Dior_Homme-Intense

Niebla en las palabras: El caso aromático.

27 jueves Feb 2014

Posted by Botanyuki in Archivo general, Ensayos

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cumarina, lavanda, perfume, romero, salvia esclarea, té verde, tomillo

brueghel-el-viejo-el olfato
* Detalle de Alegoría del Olfato (1618) por Jan Brueghel, El Joven.

Aunque las palabras cambien de sentido por el uso a menudo suele quedar un residual en el habla cotidiana de su significado original. Siendo el idioma algo dinámico, este fenómeno ocurre sin que nos demos cuenta, olvidando de dónde vienen. A veces ocurre que los cambios sólo se dan en un área específica del lenguaje y es un grupo pequeño de personas las que dan un nuevo sentido al vocablo, mientras el resto mantienen el significado cotidiano. En perfumería este es el caso de aromático, uno término esquivo que necesita más que otros del contexto para mostrar su verdadera cara.

El uso general de esta palabra hace referencia a algo que desprende un olor intenso pero con ciertas cualidades. Decimos que algo es aromático cuando percibimos:
-Que es agradable, un poco dulce incluso…porque de lo contrario exclamamos ¡Qué olor, qué peste!
-Que es ligero, en comparación con un aroma pesado como el de la tuberosa.
-Que es fresco, como sentir el aire del campo, en comparación con un ambiente cargado por falta de ventilación.
-Que tiene cierta intensidad nasal, es decir, que es penetrante como el iris.

Por ejemplo, asociamos que un té (en seco) es de buena calidad porque es muy aromático, esto es, que tiene un rico aroma natural. En boca esto se traduce en un sabor que despliega múltiples matices más allá de lo sabroso.

El origen del término es oscuro. Se cree que, viniendo de un idioma oriental, se incorporó a la lengua griega con el sentido de «planta de fuerte olor». Pasó al latín y, por metonimia, ha acabado significando «intenso olor». Ese es aún el uso común de la palabra pero queda, en cierto modo, el sentido residual del universo herbal pues algo aromático siempre parece remitir a la experiencia de respirar aire puro en medio de la vegetación.

En perfumería es un término dual. Puede referirse tanto a la cualidad herbal como a la cualidad específica que la química orgánica moderna ha definido como aromaticidad. Y ambos sentidos tienen un lugar propio dentro de la pirámide olfativa.

Durante el XIX, en química, algo aromático también era algo de olor intenso pero el término se acotó a una serie de sustancias de fragancia dulce que recordaban a las almendras, la miel, el mazapán, las cerezas, el anís…sustancias como el benzaldehído, el tolueno y el benceno. Se comprobó que estas sustancias compartían ciertos rasgos en comparación con el comportamiento de otros grupos químicos; así las cosas, hoy en día el término aromático se reserva para describir una cualidad del benceno (derivado del petróleo) y las estructuras con él relacionadas (llamadas bencenos, arenos o hidrocarburos aromáticos en general). Desde la morfina al indol podemos rastrear la influencia de los grupos bencenos en la estructura del olor.

Dicho esto, pese a que ambos sentidos son válidos para describir un perfume desde un punto de vista formal, el término a menudo se usa de forma más coloquial porque connota de forma inmediata algo dinámico y regenerante. Al fin y al cabo, al contrario que las palabras cítrico, animalístico, rosáceo, etc, aromático no denomina una categoría concreta de olores sino que es un calificativo apropiado para ciertos grupos de olores que pueden transmitir una sensación convincente y persuasiva de frescor vivaz o melosidad.

Dentro de la pirámide olfativa podemos plasmar lo aromático en dos polos, en sentido topográfico y metafórico:

En la salida del perfume las notas verdes y herbales encajan perfectamente en ese perfil de aromas frescos, limpios y penetrantes. Desde la tradicional lavanda -y todas las aguas inspiradas en ella- a la intrigante salvia esclarea se extiende un arco de aromas complejos que reviven la experiencia del aire libre, el bosque, los pastizales y todos esos olores rústicos y vegetales de la vida en el campo. Pensemos en Eau de Campagne de Sisley o Aqua Allegoria Herba Fresca de Guerlain.

En este grupo de salida suelen cobrar protagonismo los aspectos alcanforados de la lavanda y el romero inyectando cierta bravura al frescor inicial de un perfume, como ocurre en Jicky de Guerlain . Pero también hay perfumes que son una auténtica oda al tono profundamente herbal y casi narcotizante de la lavanda: Gris Clair de Serge Lutens o en A Taste of Heaven de Kilian.

Cuando hablamos de lavanda, romero, absenta… hablamos de notas herbales frías, pero también hay notas herbales más cálidas, como el té y la salvia que ocupan una parte del corazón de la fragancia. Algunos perfumes interesantes en este sentido son Eau Parfumée au Thé Vert de Bulgari, Déclaration Essence de Cartier o Thé Vert et Bigarade de L´Occitane La colección de Grasse. Además la salvia es una nota importante en el acorde ámbar, y puede crear un punto de unión entre la calidez amaderada del ámbar y la calidez herbal. Un ejemplo de libro es Ambre Précioux de Maître Parfumeur et Gantier.

Las hierbas provenzales asociadas a condimentos culinarios también se describen como aromáticas pese a tener ya un matiz marcadamente especiado, sobre todo el tomillo que además también exhibe un tono medicinal. Se puede experimentar toda su rusticidad aromática en Virgilio de Diptyque o Garrigue de Maître Parfumeur et Gantier. A considerar también Caligna de L´Artisan Parfumeur.

Hay que esperar a las notas de base para que el sentido que la química moderna da a la palabra aromático entre de lleno en el universo del perfume. Aquí podemos encontrar notas dulces y envolventes de miel, almendras, anís o heno como la cumarina para mantener esa característica de persistencia olfativa, dulce y penetrante. Perfumes como Tonka Impériale de Guerlain (y Jicky de nuevo), Louve de Serge Lutens, Jour de Fête de L´Artisan Parfumeur (se reedita este año) o el Heno de Pravia de toda la vida son ejemplos de este aspecto aromático.

Algunos estudios señalan que los aromas frescos y verdes ayudan a reducir ciertos síntomas de ansiedad, especialmente el aroma de la hierba fresca recién cortada (cis-3-hexenol). Las notas verdes también poseen un potencial efecto sedante que rebaja la tensión nerviosa, especialmente el ciprés, la hoja de violeta, el petit grain, la lima, la mejorana, la verbena. Aunque estas notas verdes ya tienen otros matices ( cítricos, vegetales) y pueden ser más sencillas y livianas que las herbales, contribuyen a crear una sensación aromática.

Otros perfumes a considerar: Pour un Homme de Caron, Azzaro pour Homme de Azzaro, Douro (Eau de Portugal) y Eau de Verveine de Penhaligon´s, Elite de Floris, Eau de Gentiane Blanche de Hermés, Roadster de Cartier, Silver Mountain Water de Creed, Petroleum de Histoires de Parfums, Nostalgia de Santa Maria Novella, Chamomille Tea, Tomato y Lavander Martini de Demeter Fragrance, Mandragore Pourpre de Annick Goutal, New Tradition de Etro, 4711 Acqua Colonia Melissa & Verbena, 4711 Acqua Colonia Rhubarb & Clary Sage y 4711 Acqua Colonia Lavander & Thyme, Eau Illuminee Parfumes DelRae, Byredo Fantastic Man, Fou d´Absinthe de L´Artisan Parfumeur o Yerbamate de Lorenzo Villoresi.

¿Tenéis un perfume o nota aromática favorita?

Té y licor: Déclaration Essence de Cartier.

24 viernes Ene 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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bergamota, cadomomo, cedro, cuero, cumarina, iso e super, lavanda, mandarina, musgo, naranja, perfume, siempreviva, té verde, vetiver

jardinmágico

Resulta fascinante cómo las cosas parecidas al final resultan ser muy distintas. Esta es una experiencia que de continuo se encuentra en los perfumes de Jean Claude Ellena.

Quienes por primera vez huelen algo creado por él, seguramente se sentirán atraídos por ese aspecto sustancial y riguroso de sus perfumes, siempre frescos y ricos a la vez. Aquellos que, por el contrario, conocen ya varios de sus trabajos, reencuentran ciertos temas repetidos…, o en apariencia repetidos; es necesario un análisis con más detalle, para poder ver el universo de pequeñas diferencias, matices y sutilidades que esconde en cada faceta y que acaban por dibujar una forma más singular que la inicial.

En síntesis: con los perfumes de Jean Claude Ellena, la forma general es clara y legible porque la estructura de sus perfumes está siempre muy cuidada pero los matices son elusivos, muy elusivos. No sólo porque posee un conocimiento muy exhaustivo de su paleta de materiales y sabe hacer brillar cada matiz por recóndito que sea, sino también porque suele introducir efectos inusuales con notas especiales que cambian por completo la tonalidad del perfume.

Este es el caso de Déclaration, una de las fragancias masculinas más populares y queridas tanto por hombres como por mujeres -prácticamente un clásico moderno-, y Déclaration Essence (2001) de Cartier. En principio parecen lo mismo debido no sólo a que comparten acordes sino también a que tienen un perfil muy similar en el que destacan las especias frescas y el cedro del Atlas. Además ambas, en su tono coriáceo aderezado con canela, remiten a un mismo modelo: Eau d´Hermés (1958) de Edmond Roudnitska.

Curioso es lo que ocurre con estos perfumes de Cartier: la gente los describe como prácticamente idénticos y, sin embargo, suele inclinarse de manera vehemente hacia una versión u otra. Hay quien lee Déclaration Essence como una versión más ligera y brillante, hay quien la ve más profunda y oscura. Para mi es, definitivamente, más verde y aromática. La prefiero, no sólo porque encuentro en ella más detalles afines a mi gusto sino porque, de alguna manera, su frescor vigorizante sobre base de maderas ambaradas radiantes me recuerda a un Aqua Allegoria de Guerlain -ya retirada- que tanto adoraba: Mentafollia (2004).

Sin duda, es esa intensa veta verde a base de tonos aromáticos de té y especias asociada al cedro del Atlas, ahumado y coriáceo, con un toque de flores blancas, ligeras y cristalinas, lo que provoca la conexión. Pero esa es la huella más saliente en mi memoria olfativa. Si voy un poco más allá, la conexión estaría en el frescor profundo de los cítricos musgosos reminiscentes de perfumes chypré y aguas aromáticas.

Aún así, Declaration Essence ofrece algo más. Por un lado, su salida no sólo es cítrica y brillante, con gran protagonismo de la bergamota y toques de mandarina, o vibrante y alcanforada con la ayuda del cardomomo, sino también herbácea y aromática por la lavanda, dulce y refinada gracias al cedro. Por otra parte, su base es menos almizclada, más reminiscente de un bosque en el que respirar aire limpio y presentir cómo la humedad del suelo alimenta la savia de las plantas, gracias al vetiver y a la faceta musgosa. Pero lo que encuentro más atractivo es el elemento casi licoroso que añade la siempreviva y que realza el aspecto ámbar de la base, creando una sensación perfumada más redonda.

essence

Mandarinas e incienso: Ligea La Sirena de Carthusia.

06 sábado Jul 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, ámbar, citronela, clavel, lavanda, mandarina, opopanax, patchoulí, perfume, rosa, Vainilla

aventuras de Ulises-pogany
*Ilustración de «Las Aventuras de Ulises» por Willy Pogany.

«Juro por mi alma que no puedo recordar cómo, cuándo ni siquiera dónde conocí a Ligeia. Largos años han transcurrido desde entonces y el sufrimiento ha debilitado mi memoria. O quizás no puedo rememorar ahora aquellas cosas porque, a decir verdad, el carácter de mi amada, su raro saber, su belleza singular y, sin embargo, plácida, y la penetrante y cuativadora elocuencia de su voz profunda y musical, se abrieron camino en mi corazón con pasos tan constantes, tan cautelosos, que me pasaron inadvertidos e ignorados» (Ligeia, 1838 relato corto de Edgar Allan Poe)

Quizás Poe describe a la humana Ligeia de «musical voz» inspirado por el mito de las sirenas. Según Ovidio, eran hermosas mujeres, compañeras de Perséfone pero, cuando ésta fue secuestrada por Hades, ellas permanecieron impasibles y la diosa Deméter furiosa las transformó en aves con torso femenino. Vivían en el promontorio de Sirenusa y con su atractiva voz perdían a los marinos que se atrevían a pasar ante ese lugar entre Capri y Sorrento. Aunque distintas fuentes citan un número diferente, la imagen clásica de tres seres fantásticos, Licosia, Parténope y Ligea, tañendo la lira la da Homero en La Odisea.

Pogany , poniendo el acento en la atracción erótica, las dibuja con cuerpo humano, mientras el paisaje donde se desarrolla la escena introduce el elemento fantasioso gracias a la paleta de brillantes y cálidos tonos pastel. La escena casi tiene un valor cinematográfico, expresando algo viejo de forma nueva. Como el perfume Ligea.

La fantasía permite ir más allá de la copia, añadir algo artístico que evidencie la varianza que hay dentro de la realidad. Los perfumes, emparentados unos con otros, formando grupos, familias o genealogías enteras pueden ser una fórmula totalmente derivativa o un ejercicio de educada imaginación. Pueden expresar la misma idea de diferentes formas. Viejas ideas con nuevos enfoques. Como Ligea.

En Italia, varias firmas de perfumería están ligadas a las tradiciones locales del saber hacer artesanal y a los aromas del paisaje. La marca de estilo también es algo muy importante en esta cultura y, por eso, cada casa tiene un sabor muy característico.

El mar, los cítricos y las hierbas aromáticas son constantes de olor en la naturaleza mediterránea y Carthusia refleja muy bien esta influencia, hasta el punto de evocar un aire cargado de aromas intensos muy tonificante, un aire mediterráneo insertado en armonías familiares. Habiendo sido recreadas por Laura Tonatto las fórmulas tradicionales de perfumes que se atesoraban en la Cartuja de San Giacomo en Capri, no es de extrañar que los perfumes de Carthusia tengan todos un sabor en común: el sabor de la isla. Y es que en toda la gama hay un elemento aromático intenso y penetrante de romero, clavel silvestre y de mar que caracteriza los perfumes. En Ligea La Sirena, también.

Ligea presenta el perfil clásico de los perfumes orientales ambarados como Shalimar de Guerlain o Musc Ravageur de Frederic Malle pero mientras estos son muy dulces, muy cálidos y animalísticos Ligea es una composición más etérea. Aún cálida y aún dulce, pero con un acorde de ámbar modernizado con almizcles blancos que borra el efecto intenso de la faceta animal más oscura y favorece un efecto más oceánico. Las reminiscencias marinas del ámbar gris que está en el ADN de este tipo de perfumes se intensifican en Ligea de forma diferente, por vía del factor aromático que proporciona la lavanda y el tono balsámico-amaderado del opopanax en el corazón de la fragancia, rodeando una nota frutal y especiada de rosa blanca, tierna y empolvada.

Ligea tiene una suavidad singular, muy aérea, que hace pensar en el perfume como un incienso en el pebetero desprendiendo lentamente su aroma fresco. Por esta razón también puede interpretarse como un oriental suave, en la línea de Opium de YSL. Que en este perfume se haya conseguido combinar la rotundidad características de los orientales clásicos, densos y oscuros, con el efecto fino de un incienso suave es quizás el aspecto más sorprendente y atractivo del perfume. Pero tampoco deja de intrigar lo bien que maridan sabores más retro y empolvados como el acorde de rosa blanca y clavel con la vivacidad húmeda, fresca y herbácea de la citronela y el patchoulí.

El importante rol del opopanax funcionando como puente entre las notas cítricas de salida y el ámbar suavemente especiado de la base, balsámico y acaramelado gracias a la vainilla son los elementos que más hacen pensar en Shalimar. Pero hay una importante diferencia: la nota de cuero tan intensa en el Guerlain aquí no tiene lugar. Iniciando con una brillante faceta cítrica de limón, naranja, bergamota y, sobre todo, mandarina que le da un toque más frutal, más dulce y tierno, el perfume desenvuelve un núcleo profundo pero aún fresco, incluso húmedo, como hojas recién bañadas por la lluvia, con un perfil aromático-herbal-balsámico sobresaliendo por encima de la rosa empolvada. Un tema conocido expresado por una nueva textura, menos seca en el aspecto empolvado, más fluída. Una curiosa combinación entre lo sedoso, lo aterciopelado y el recuerdo goloso de las nubes de algodón que imprime en la mente su huella casi sin que nos demos cuenta.

Volvería ahora al incio de esta entrada. A las palabras de Poe describiendo a Ligeia, así constante y cautelosa, y me quedaría con ellas para resumir la personalidad de este oriental moderno que mira hacia el pasado.

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