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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: magnolia

La naturaleza de una extraña rosa: Rose Privée de L´Artisan Parfumeur.

19 domingo Jun 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar, cumarina, hoja de violeta, magnolia, patchoulí, perfume, rosa

AagaardCarlFrederickTheRoseGarden

* La rosaleda (1877) de Carl Frederik Aagaard.

Realmente hubo muchos, especialmente entre los más jóvenes, que vieron o que se imaginaron ver en Dorian Gray la auténtica realización del modelo que tantas veces soñaron en los tiempos de Eton o de Oxford, un modelo en el que se mezclaba algo de la cultura real del estudiante con la gracia, la distinción y las perfectas maneras de un hombre de mundo. Se les asemejaba al compañero que describe Dante, uno de eso que «alcanzan la perfección por el culto a la belleza». Como Gautier, era uno de esos para quienes «el mundo visible existía» . El Retrato de Dorian Gray (1890) de Oscar Wilde.

¿Qué tipo de rosa es Rose Privée? ¿Ofrece algo innovador o acaso guarda entre capas el espíritu de la tradición?…Porque esta rosa no se concreta, no deja ver con claridad el perfil de una tipología clásica, sólo muestra pinceladas.

Así, tiene la ligereza etérea, húmeda y alimonada de un perfume de rosa blanca. En ciertos momentos deja ver la profundidad vinosa y perfumada de las rosas rojas arraigadas a una base de patchoulí con sutiles sombras cumarinadas. Y tampoco renuncia a la distintiva cremosidad ambarada de esas rosas rosas al estilo Stella, aquí veteada con un toque de deliciosa magnolia. Es una cosa hermosa esta rosa, pero inclasificable.

Parece que tiene el aire chic de la alta perfumería de los 70´s al jugar un poco con notas sombrías, un poco con el verdor jugoso y con ese acabado perfumado de efecto chyprée tan clásico sin llegar a decantarse por un lenguaje claramente femenino o masculino. Sencillamente es una cosa equilibrada.

Pero no, no parece una rosa… Parece extraña. Rose Privée no celebra el esplendor de una flor majestuosa bien resguardada ni la frescura natural del rosal que se agita con el viento creciendo libre en un jardín a la inglesa sino la exclusividad de una materia prima: el absoluto de Rosa de Mayo de Grasse, una especialidad basada en Rosa centifolia. Este material clásico, que brilla junto al jazmín en Joy de Patou o en los extractos de Chanel, tiene un curioso carácter: tenaz pero muy delicado, meloso pero muy fresco y, a la vez, inesperadamente armónico y redondo.

El absoluto de rosa de Mayo de Grasse está salpicado de acentos verdes intensos como las hierbas aromáticas y secos como el heno; es realmente herbáceo pero con un frescor húmedo apimentado muy característico -quizás lo más característico- que emerge en un contexto suave y balsámico. A veces hace pensar en el olor de los claveles, otras en el del romero.

Así pues, rosa por clavel. Como rosa dandy la podríamos calificar. Dotada de una especie de moderna singularidad, pero a la vez destilando tradición.

Es el acceso a este absoluto de Rosa de Mayo de Grasse, algo difícil y exclusivo, la razón por la que el perfume recibe su apellido. Pero por tal rareza y privacidad no es que la apodaríamos dandy sino porque, como perfume de rosa, no define con claridad el perfil floral. Con la minuciosidad del orfebre está construido para ahondar en el carácter de esa bella materia prima en que se basa. Notas verdes y melosas, frescor húmedo y apimentado, una reverberación rosada y ese olor amaderado balsámico que surge al diluir el absoluto. Ofrece esa experiencia, sin más que contar. Y sólo la fina apreciación es lo que puede quedar.

Momento musical: This path tonight de Graham Nash.

Piel de gardenia: Narciso EdP de Narciso Rodríguez.

06 lunes Oct 2014

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almizcle, ámbar gris, cedro, gardenia, magnolia, perfume, rosa, Vainilla, vetiver

escultura

Cuando voy de sniffathon me tomo las cosas con mucha calma. Secantes y lápiz en mano, paso a paso repasando las estanterías, decidiendo si probaré alguna novedad o si simplemente refrescaré la memoria -lo que a día de hoy se ha convertido en la actividad más fructífera porque los últimos lanzamientos que llevo probando desde hace meses no han despertado en mí el suficiente interés como para hacer un solo comentario sustancioso…tenía que decirlo.

Mientras pruebo no pienso demasiado: procuro mantener la mente en blanco y oler sin más porque me gusta centrarme en esas primeras sensaciones que, en ocasiones, son muy reveladoras. Salvo excepciones -tanto si algo me parece especialmente bueno o realmente malo- mantengo esa neutralidad hasta que termino el paseo. Luego repaso los secantes y voy preguntándome mentalmente ¿va en una buena dirección? ¿parece que tiene algo especial? ¿hay delicadeza o brutalidad? Cosas así. En ocasiones surgen de forma espontánea comparaciones con otros perfumes ya conocidos o incluso acabantes de conocer pero no suele ser mi objetivo establecer aún este tipo de conexiones. No, sólo me centro en encontrar el perfume que más me interesa para comenzar un estudio más detallado…pero muchas veces descarto todo lo que pruebo y dejo el lugar un poco asustada pensado en lo aburrido que se está volviendo el panorama actual de la perfumería, tan masificada y poco creativa. Los almizcles siguen reinando en el mainstream pero ahora quizás con más brusquedad porque muchos de los nuevos perfumes que pruebo parecen tener una estructura muy poco cuidada…por no decir directamente una estructura demasiado pobre como para hablar de perfume propiamente dicho.

Pero a veces también surgen sorpresas agradables y entre esas sorpresas hace poco encontré Narciso EdP de Narciso Rodríguez. Originalidad ya no es para mi un parámetro prioritario porque he aprendido que esa es una cualidad muy escasa así que me centro en dos aspectos: estructura y carácter. La estructura tiene que ser sólida y si hay abundancia de detalles puedo creer que es día de fiesta; el carácter tiene que imprimir todo el perfume para que sea un perfume que sobresalga entre el resto, que se distinga y se pueda recordar. Creo, sinceramente, que esto es lo mínimo que todas las personas que buscan un perfume de calidad deberían de esperar porque ambas cualidades delatan ya cierto esmero en la creación.

Originalidad no es exactamente lo que ofrece Narciso, si acaso tiene la particularidad de recrear un tipo de gardenia a medio camino entre el revival vintage y la abstracción moderna jugando con las sombras de varios almizcles y maderas que a ratos tienen un aire refinado y en otros momentos recuerdan a fragancias funcionales. A mi personalmente me ha hecho pensar en la fragancia del gel Dove original y en el efecto cálido y empolvado de Samsara de Guerlain -sin que huela a Samsara- que aparece de vez en cuando en el sillage. Realmente este perfume fluctúa entre la delicadeza de matices elusivos y la pungencia de ciertas notas que revelan la parte almizclada del ámbar porque, al igual que en Narciso Rodríguez for Her (frasco negro) esta creación es un ejercicio de equilibrio entre almizcles blancos y facetas de ámbar gris pero, esta vez, con el acento puesto en la faceta más amaderada y especiada, en lugar de matices vinosos y melosos más envolventes. Aún así, este jugo blanco y en botella puede resultar narcótico.

Ese equilibrio de fuerzas florece a través de un acorde abstracto de gardenia cremosa, lechosa y ligeramente empolvada que definitivamente le aporta un toque vintage al perfume. La cremosidad, por otro lado, establece un juego con los tonos más familiares de la perfumería funcional, acercándose bastante al concepto de body milk durante la mayor parte de la evolución del perfume frente a las notas de salida que hacen pensar más en un jabón lujoso. Pero pese a estas referencias de tocador, Narciso tiene comportamiento de perfume-perfume: es expansivo y radiante, además de tener una buena fijación.

La gardenia que retrata no es fácil de leer porque resalta los aspectos menos florales de esta flor, aspectos que dibujan un carácter más andrógino al realzar la faceta más amaderada y especiada, con un punto alcanforado muy discreto. La flor fluctúa entre lo amaderado y lo cremoso, entre cierta pungencia de las especias acompañando fruta madura y un frescor amaderado profundo y ligeramente herbal. Es una flor abstracta, construída para fundirse con la piel y crear un efecto segunda piel a base de tonos rosados empolvados y húmedos muy delicados que recuerdan a las magnolias, lo que refuerza el aspecto cremoso con una densidad especial. Al fondo el vetiver aporta un toque casi de tabaco en este caso y el cedro un regusto ambarado, juntos añaden relieve al cóctel de almizcles que forma el núcleo del perfume.

Narciso es interesante en todo su conjunto. Destaca por su estructura sólida, su riqueza de matices, textura compleja y el carácter esencialista típico que ya exhiben los otros perfumes de Narciso Rodríguez. No es un perfume especialmente suave o plano sino vívido y vibrante que puede llegar a llevar a quien lo lleva pero supone una opción a considerar para quienes estén buscando un perfume de flor blanca que huya del cliché de lo dulce sin renunciar a esa elusiva sensualidad tan propia de la gardenia.

narciso

La flor de la distancia: Iris Poudre de Editions de Parfums Frederic Malle.

24 lunes Mar 2014

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aldehídos, almizcle, ámbar, bergamota, clavel, haba tonka, iris, jazmin, lirio de los valles, magnolia, perfume, rosa, sándalo, Vainilla, vetiver, ylang-ylang

lartigue
*Bibi en el restaurante Eden Roc, Cap d´Antibes (1920) fotografía de Jacques Henri Lartigue.

Esta fotografía de Lartigue rezuma pregnancia. Es uno de los muchos retratos que hizo a su primera esposa Madeleine Messager, a quien él llamaba Bibi, y está tomada pocos meses después de que contrajeran matrimonio. Lo destacable es que es toda una composición, casi un cuadro, con naturaleza muerta y paisaje incluídos en el retrato. Vemos bien el escenario, está lleno de luz. Podemos detenernos en la silla vacía sobre la que descansa una prenda de punto pero casi no vemos a Bibi. Sin embargo, la presentimos. Parece sumida en sus pensamientos, unos pensamientos algo melancólicos a juzgar por su postura corporal. Parece que está realmente lejos. A Lartigue también lo presentimos porque en su mirada hay admiración y quizás cierto temor. Quizás. Y algo más, una suerte de preciosismo remoto, de intención estética que remite a la poesía romántica inglesa y su educado realismo.

Lartigue siempre quiso ser pintor, pero desarrolló la fotografía. Entre las técnicas que probó estaba el autocromo, una técnica patentada por los hermanos Lumiére que permitía hacer un revelado con color, yuxtaponiendo puntos de color a la manera de los pintores Impresionistas. Este tipo de fotografías requerían mucho tiempo de exposición, así que los modelos debían posar largo rato. Se obtenían tonalidades apagadas y las obras tenían ese acabado puntillista, construídas a base de pequeños puntos de color. Entonces era una forma de experimentar. Hoy vemos esas imágenes de colores farináceos y textura vítrea y pensamos que son encantadoras pero de una era pasada. El aspecto borroso hace que percibamos con lentitud los detalles, reforzando esa impresión de paso del tiempo. Sin embargo, algunas de esas obras respiran. Bibi en el restaurante Eden Roc es un autocromo pero se muestra como un momento espontáneo.

Creo que esta imagen puede ilustrar el aura vaporosa de Iris Poudre. Más aún, este perfume renueva un tema que comenzó a cristalizar en aquella década de los años 20´s: el de los perfumes con sobredosis de aldehídos (alifáticos).

El iris, siendo un material multifacetado hasta el punto de resultar indescriptible, se vuelve familiar cuando muestra sus aspectos más dulces y empolvados. Aún así, siempre parece elusivo. Su carácter no es evidentemente floral y eso ya imprime cierta distancia, pero es capaz de hacer que otras flores se vuelvan dulces como el néctar. Funciona como la sal en el chocolate potenciando la suavidad del cacao.

El iris es además una materia prima cara. Más aún, carísima cuando hablamos del absoluto de iris florentino. Hay pocos perfumes que lo usen y, menos aún, que lo utilicen en dosis generosa. Iris Poudre (Pierre Bourdon, 2000) es una de esas raras gemas.

La sobredosis de un material es un recurso que en la línea de perfumes Frederic Malle abunda. La tuberousa en Carnal Flower, la rosa en Portrait of a Lady, el aromo o acacia dulce en Une Fleur de Cassie son otros ejemplos. Esta abundancia de notas naturales previene la duplicación en tanto en cuanto los ingredientes naturales dan un acabado singular a las composiciones que terminan de expresarse en la piel, el último ingrediente. Con la sobredosis de naturales, los perfumes se vuelven más dinámicos, más personales y evocan en el sillage un sello de elegancia natural. Con el iris, el aura se vuelve suave y sutil.

Pero, puesto que el iris es más bien impetuoso y difícil de manejar, el contexto en el que se trabaja es muy importante para hacerlo brillar. En Iris Poudre el contexto es clásico y muy afín al tono abstracto del iris: el de los perfumes florales difuminados por aldehídos fríos y jabonosos, en los que el iris aporta un tono empolvado y húmedo muy característico. Sin duda, Iris Poudre trae a la mente la silueta del elegante Nº5.

Dulce gracias a la vainilla y el haba tonka en la base. Jabonoso en ciertos momentos o envuelto en un manto de flores frescas con tintes rosados en otros. Mostrando sobriedad en el aspecto empolvado, más aún, revelando su naturalidad al dejarse ver poco a poco según avanza el perfume, el iris va tomando forma. Va dejando ver sus facetas con la ligereza y dinamismo propios del absoluto de iris hasta que llega un punto en que lidera al resto de las flores apoyado sólo por el clavel y embellecido con el brillo satinado del ámbar y el sándalo.

No deja de sorprender que sea un tono tan vintage como el del iris y el clavel juntos lo que renueve el tema de los aldehídos al conjurar una atmósfera totalmente evanescente. Los perfumes aldehídicos florales clásicos suelen tener notas prominentes de rosa, jazmín, muguet y, especialmente ylang-ylang. Iris Poudre supone un punto de inflexión. Se aligera, se vuelve más transparente, más expansivo y se adorna con un tono delicado, fresco y especiado de magnolia.

Cabe destacar la naturalidad con que el iris complementa al clavel aportando tersura a esta flor tan asociada a eras pasadas y como el clavel redondea al iris inyectándole carnalidad. Etéreo y carnal. Etéreo y carnal. Este es quizás el aspecto más singular del perfume que permite renovar el sabor clásico desde la propia tradición, convirtiendo en protagonistas a dos flores que en épocas anteriores se usaban para dar profundidad. Y, en esta asociación, hay algo preciosista que, de nuevo, me hace pensar en el autocromo de Lartigue. Algo evocador que pertenece a una época pasada pero que, a la vez, es totalmente atemporal. ¿El halo vaporoso que difumina los contornos reales y permite idealizar el momento? Quizás.

irisP

Aguas perfumadas para las cuatro estaciones: La Colección de Grasse de L´Occitane.

18 miércoles Sep 2013

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almizcle, bergamota, cedro, haba tonka, jazmin, magnolia, mora, naranja, narciso, perfume, té verde, Vainilla

estaciones-wall
*Las Cuatro Estaciones de Josephine Wall.

Paseaba el otro día por la ciudad de perfumería en perfumería para hacer el sniffathon de rigor. Probando las novedades encontré pocas cosas interesantes y, aburrida ante ese panorama, decidí apostar sobre seguro y dedicar un tiempo a conocer mejor La Colección de Grasse de L´Occitane. No porque las fragancias de la marca me hayan cautivado en el pasado por su fluidez u originalidad sino porque, al menos, se percibe en ellas un halo de naturalidad que, en medio de muchas otras propuestas estereotipadas, resulta refrescante para la nariz. Además, es una marca que apuesta por invertir en materiales naturales raros como el extracto de peonía sobre el que está construída Pivoine Flora.

Encontré que la colección es más que interesante, tanto vista en conjunto como perfume a perfume. Creadas las fragancias por Karine Dubreiul, todas tienen un estilo más bien clásico de composición, con un acabado más refinado pero aún con el toque artesanal de la firma. En conjunto, ofrece de forma muy legible cuatro tipos de perfume diferentes y bien estructurados. Olidos con detenimiento, cada uno de ellos revela un punto de interés atractivo así que, la elección de uno u otro, realmente está orientada a una demanda específica: ¿buscas algo más fresco, más floral, más frutal pero misterioso u oriental? Así de sencillo.

L´Occitane es una marca orientada a natura y no suele ofrecer jugos muy «perfumados»; en este sentido, dentro de la colección puede destacar Vanille & Narcisse como la composición más elaborada…Al ser un perfume de base oriental se percibe como más rico y envolvente evocando una idea de piel cálida. Al principio, por el contraste entre la bergamota fresca y dulce con los efluvios ricamente vainillados y almendrados de la base tiene un aire a L´Heure Bleue de Guerlain que le da más empaque al perfume. Sin embargo, pasada la cita, se muestra más como una composición de vainilla Bourbon bien facetada con acentos especiados, melosos y, sobre todo, de heno a lo que contribuye tanto el haba tonka como el absoluto de narciso. La fase media del perfume está dominada por un acorde de tabaco de pipa muy fino revestido de vainilla balsámica mientras que, hacia el final, revela una nota muy atractiva de cedro caramelizado y ámbar.

Thé Vert & Bigarade es la opción más tonificante y aromática, verde y fluída de la colección si bien, al final, las notas de almizcles blancos lo colapsan un poco. Sin embargo, tiene un toque ingenioso: el tomillo, que introduce no sólo más profundidad en los aspectos aromáticos sino cierto aire agreste, fenólico, herbal e incluso algo salado que crea un contraste interesante en el corazón del perfume. Esta nota no está trabajada para ser percibida con claridad sino para incrementar la fluidez del tema lo justo. Al final también encontramos una nota de cedro, esta vez, limpio y empolvado. Es el más casual de la colección y perfila con claridad el aroma del té verde.

Jasmin & Bergamote es, a nivel personal, mi favorito en la colección porque, pese a la delicadeza de sus matices -es como un agua fresca floral-, ofrece el encanto del jazmín clásico de perfil verde y afrutado con un toque especiado fino. Es un juego de transparencias donde domina el aspecto pétalo del jazmín, es decir, no hay elementos intoxicantes, indolados o animales sino que es la parte más floral, suave y untuosa del corazón del jazmín con matices verdes de té y melón lo que se trabaja. Incluso, hasta cierto punto, se encuentra una sugerencia tropical deliciosa en el corazón del perfume. Esa combinación de algo rico y suave a la vez es lo que resulta más atractivo en esta composición. En la base resalta de nuevo la faceta amaderada de cedro, que es algo común en los cuatro perfumes para inyectar sobriedad y elegancia a la colección. Esta vez es un cedro de corte clásico, seco y fresco a la vez pero con un toque cremoso de sándalo.

Magnolia & Mûre finalmente es el que necesita ser probado dos veces para apreciar su complejidad. A la hora de demostrar matices éste es el más sutil de todos, mientras que Vanille & Narcisse es el más directo. L´Occitane lo clasifica como un chipre frutal pero esto hay que ponerlo en clave de agua fresca con aire chyprée suave para entenderlo. El estilo así misterioso y relajado al mismo tiempo recuerda a Myrurgia Mujer EdT de Myrurgia que es un bonito chypre frutal con faceta de melocotón infusionada con nenúfar. En ambos el efecto musgo mitad empolvado, mitad salado no está realzado pero sí tiene la suficiente presencia como para sugerir el carácter cálido y abstracto necesario en el grupo de los perfumes chypre.

La nota de mora no sólo es realista sino incluso tridimensional y recuerda más a la variedad Lochness algo más terrosa y verde que a las dulces y explosivas moras silvestres. La esencia de magnolia añade un efecto de frescor acuoso y verde con un filo frutal y cremoso que aumenta el contraste de texturas. Y es que en La Colección de Grasse, Magnolia & Mûre es el que muestra una textura más elaborada conjugando notas jugosas aciduladas, la tersura de una rosa afrutada, la suavidad del melocotón aterciopelado y el aspecto hidratado de un cedro musgoso con toque de patchoulí.

Cada fragancia tiene una línea corporal completa y, aunque no la he probado toda, puedo decir que el jabón de Vanille & Narcisse es algo a considerar en las duchas invernales. Por último, un aspecto a destacar en la colección es que la personalidad de cada perfume acaba cuadrando bien con una estación concreta. El aromático té para el verano, el sutil chipre para el otoño, el rico oriental para invierno y el suave floral para la primavera. A quien le guste cuadrar estas sensaciones con el clima le recomiendo el kit de viaje con las cuatro fragancias.

coleccion Grasse

Bruma de flores y frutas: Janca de Acqua di Biella

27 jueves Jun 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, cardomomo, flor de tilo, iris, magnolia, mandarina, melocotón, osmanthus, perfume

janca

En un perfume lo acuático es persistentemente fresco; lo floral, delicadamente dulce y, lo frutal, por su afinidad con la piel, deliciosamente sugerente. Janca es acuático, frutal y floral en clave refinada, con un acabado esmerado y un gran sentido de la armonía. Siguiendo la tradición de la casa Acqua di Biella, el producto mantiene la estética de un agua perfumada muy homogénea y fluída pero aborda facetas exóticas de osmanthus y magnolia. Notas que suponen un modo de introducir riqueza en la composición sin caer en la ostentación.

La inspiración, el río Janca de aguas cristalinas que atraviesa Biella -importante ciudad prealpina de industria textil piamontesa- y sus jardines, en los que estas especies foráneas fueron plantadas durante el s. XIX sirviendo de inspiración en el diseño de los estampados en lana. Porque en Biella se producen, sobre todo, tejidos de lana.

Hace años visité New Lanark en Escocia. Un pueblo a orillas del río Clyde donde desde el s. XVIII hasta mediados del s.XX se trabajó el algodón. Actualmente es Patrimonio de la Humanidad y un interesante lugar para quien le guste la idea del turismo cultural. También venden lana, la típica lana escocesa. Del lugar recuerdo tres cosas claramente: las cascadas de agua, la humedad del valle y el olor de la lana. Puedo asegurar que, pese a los años que han pasado, no lo he olvidado. El contraste entre aquel olor penetrante, graso y ovino, de los locales que recrean el trabajo de las antiguas fábricas imponiéndose por encima de todo frente al aire libre del valle cargado de humedad fue lo que en mi mente tomó forma de nube gris opalina. Coriácea y transparente al mismo tiempo.

Janca, pese a su transparencia tiene esa misma cualidad atmosférica que impresiona los sentidos con el encuentro de opuestos. Gracias a la combinación de osmanthus e iris hay una veta intrigante entre albaricoques azucarados, almíbar de melocotones y cuero que me hace pensar en New Lanark. ¡Qué amplios pueden ser los recuerdos y que poco pensamos en ello!, pero en algún momento encontramos algo que capta nuestra atención y rememora la sensación original bañada por la pátina del tiempo. Por eso, porque en mi memoria olfativa existe ese dato biográfico, no percibo Janca como la dulzura fresca entre magnolias perladas y melocotón rosado sino como algo entre gris y malva opalino, a medio camino entre la transparencia floral y la opacidad de facetas más primitivas.

Este perfume ofrece un interesante juego de texturas que aún refuerza más mis recuerdos. Su olor es básicamente suave, afrutado iris con ligeros toques verdes melosos de flor de tilo, sobre un fondo agradable de almizcle amaderado. Las notas son refinadas, llenas de sutileza, pero no diluídas. Armonía y fluidez, con la claridad infinita de las notas acuosas.

Pero la textura es clave, delata su calidad, atrapa por su riqueza. Es muy contrastada. Resulta poco habitual que un perfume así translúcido posea más de una textura bien definida y que, además, ensamblen tan bien esas sensaciones encontradas ya que esa es una cualidad de los aromas que percibimos en un entorno natural, más que en algo construído. En Janca podemos disfrutar del encuentro entre un frescor sedoso y un dulzor aterciopelado. Y esto me invita a pensar que este perfume habla de una sensibilidad refinada que busca la naturalidad antes que nada.

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Leche de magnolia, arena caliente y melosas flores de tilo: J´Adore L´Absolu de Dior.

22 miércoles May 2013

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almizcle, champaca, jazmin, lirio de los valles, magnolia, miel, nardo-tuberosa, perfume, rosa, ylang-ylang

W.T.-Benda-Life
Ilustración de W. T. Benda para Life.

El original J´Adore (1999) de Calice Becker partía de un marco clásico de jazmín fresco, verde y musgoso combinado con muguet ligeramente narcótico, siguiendo la impronta de Diorissimo, para complementarse con múltiples notas de flores blancas y amarillas que llevaban el perfume al terreno de los grandes bouquets florales dulces y cálidos pero con una sensación final liviana, limpia, más fresca e incluso acuática. Modernizado más que moderno, J´Adore puede percibirse como un clásico por su gran armonía y su clara identidad.

Desde entonces el perfume ha pasado por reformulaciones y versiones varias que acentúan algún aspecto del original. J´Adore L´Absolu (2007) de François Demachy continúa la idea original de gran floral pulido por un fulgor dorado pero abandona el acabado transparente y se convierte en algo denso, lechoso, opaco y solar. Descaradamente solar.

La faceta frutal de pera y ciruela tan aguda en el original está velada, cede protagonismo a un delicado acabado meloso que recuerda a las flores de tilo cuando en las tardes de verano llenan las avenidas con su aroma dulce y fresco. Pero el aspecto más especial de L´Absolu está en el juego que establece entre detalles familiares y sensaciones exóticas durante toda la evolución.

De lo exótico, esa exuberancia tropical de difusos acentos florales que envuelven la nota central de jazmín verde. Desde el verdor ceroso del ylang-ylang, pasando por el nardo de la India cremoso, anaranjado y refrigerante como agua de coco hasta el limpio olor especiado de la freesia o la insinuante, rosada y narcótica reseda sin renunciar a resaltar la peculiar personalidad de la champaca: fuertemente ambarada pero con ese aroma tan matizado, fino y penetrante de las perlas de té al jazmín. Fascina el caleidoscopio de sugerencias florales tan bien dibujadas que integran este bouquet.

De lo familiar, matices cosméticos que van más allá del clásico recuerdo a maquillaje y hacen un recorrido por el tocador completo: leches de tratamiento a la rosa, esmalte de uñas, un guiño al gel Dove con su persistente olor a iris y magnolia y, sobre todo, la clásica nota de protector solar que acaricia todo el perfume desde la salida a la base con el particular olor floral-graso y mineral del salicilato de bencilo reforzando la idea de perfume solar creado para sublimar el olor de la piel dorada sobre arena caliente.

J´Adore L´Absolu es pues un perfume cosmético-floral singular: su carácter cosmético no se concreta, sino que se contagia del carácter elusivo de las flores tropicales, mientras éstas adquieren la textura lechosa de los tratamientos solares y se convierten en flores condensadas. El efecto final es saturado, estiloso y sensual. Pero, paradójicamente, L´Absolu siendo más intenso y floral encierra en el fondo algo frío y delicadamente empolvado que para mi gusto lo convierte en una opción más elegante y compleja que el perfume original.

lábsolu

Flores de un jardín diverso: Iperborea de Lorenzo Villoresi

17 miércoles Abr 2013

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flor de naranjo, jazmin, magnolia, mandarina, melocotón, mimosa, perfume

iperborea

Las intuiciones más básicas de los hombres se convirtieron en símbolos; los símbolos se entretejieron en mitos y los mitos impregnaron el pensamiento creando complejas estructuras simbólicas. Si algo se puede afirmar con seguridad sobre Hiperbórea es que encierra un complicado entramado de ideas que en ocasiones ha tenido derivaciones conflictivas. Trazar la historia de este lugar -legendario o no- es ardua tarea: sus huellas se pierden en la noche de los tiempos y su mito atraviesa tanto culturas célticas como mediterráneas. Permanece en la Historia evolucionando dentro de la tradición griálica y podríamos seguir asegurando es también el germen de la imagen paradisíaca por excelencia: lleno de armonía, abundante en recursos y aún así completamente espiritual. Dante se hace eco cuando dice «su paraíso no es más que música y luz».

Hiperbórea representa la isla primigenia; de su imagen deriva el resto -Atlántida, Albión-. En el pensamiento clásico es alegoría de un estado de conciencia ideal que rige el pensamiento apolíneo: la superación de la tiranía de los sentidos y el heroísmo entendido como un valor cívico que entraña el sacrificio personal.

Apolo es una de las principales deidades vinculadas a esta isla. Pero en ella también se sitúa a Atlas sosteniendo el eje del mundo y se localiza el Jardín de las Hespérides, donde crecen las manzanas de oro que representan la inmortalidad. Algunas teorías señalan que las Hespérides pudieron ser un conjunto de divinidades arcaicas asociadas al destino…la cuestión es que el tiempo, o mejor dicho, el no-tiempo es también la esencia de Hiperbórea.

Hesíodo dice que en Hiperbórea vive la generación de los hombres-héroes y su rey es Kronos/Cronos, el rey de la Edad de Oro. Viven en esa isla donde no hay lugar para el devenir y de la tierra brotan espontáneamente los frutos.

Distintos autores la han ido situado más o menos en algún punto del Ártico: frente a la patria de los celtas, «a seis días por el mar de la Britania en las proximidades del mar congelado» . En el mar congelado decía Plutarco que dormía Cronos y es que Hiperbórea no se rige por el tiempo que el resto de los hombres conocen.

Con todo este calado intelectual, es difícil no preguntarse a qué puede oler Iperborea. El objetivo parece claro, representar un lugar utópico, rodeado de glaciares que permanece todo el año bajo una luz crepuscular excepto un mes en el que un sol negro se mantiene continuamente sobre la línea del horizonte y, pese a ello, siempre tiene una vegetación exuberante. Pero el concepto del tiempo hiperbóreo parece un reto.

Lorenzo Villoresi toma dos características de este paraíso ártico para perfilar el perfume: la imagen del oasis en la nieve donde delicadas y fragantes flores surgen sin esfuerzo y la luminosidad que esconde el vergel. Por eso Iperborea es un perfume radiante de flores blancas.

Son como delicadas flores fantasmas que nunca acaban de caracterizarse pero retienen un frescor infinito. Al principio se perciben como una infusión de pétalos blancos. El aspecto acuático en el que participan el ciclamen, el lirio de los valles y la magnolia tiene pese a todo un matiz intimista en el perfume. Sin renunciar al dinamismo ondulante que estas notas pueden dar hay algo que contrarresta su fluidez: la faceta solar en la que participa la luminosa y empolvada mimosa, un jugoso y lactónico melocotón, parte del jazmín y la melosa flor de naranjo…Ambos aspectos solar y acuático están completamente ensamblados y esto es algo bastante interesante, porque no suelen encontrarse juntos con igual grado de protagonismo. Es un efecto que consigue hacer el perfume más elusivo.

Iperborea es delicadamente intenso. Se hace más y más floral poco a poco pero no pierde frescor y el fondo sigue siendo un telón de radiantes pétalos entre cremosas maderas. Un ingrediente importante que Lorenzo Villoresi ha usado para singularizar el perfume es el aceite esencial de magnolia. Este material es suavemente floral y muy fresco, dulce y afrutado tipo manzana, con aspectos verdes y también matices acuosos. Además de dar carácter permite jugar a «lo familiar y lo exótico» e introducir el aspecto más complicado de un retrato utópico: el concepto de tiempo.

De un modo indirecto se refuerza el aspecto de intemporalidad y de bonanza mediante dos acordes de gran familiaridad para la mayoría de personas: el de las cremas tipo cold-cream y más concretamente el de Nivea junto con el de las aguas de colonias infantiles basadas en flor de naranjo-lavanda-limón tipo Nenuco. Ambos se presentan como en planos recesivos cubiertos por un muy fino velo aldehídico que sólo difumina las cosas hasta un punto en que aún son reconocibles. Este es otro rasgo a destacar en Iperborea porque de forma bastante sorprendente recurre al acorde cosmético pero ni es demasiado intimista, ni demasiado retro, ni nostálgico…simplemente atemporal. Estas notas de crema y tierna colonia infantil están trabajadas no para hacer pensar de inmediato en la familiaridad sino en el bienestar que produce lo familiar. Y esa es una cualidad muy difícil de conseguir.

En conjunto, Iperborea se percibe como un perfume equilibrado. Los detalles del acabado son realmente buenos. Es corpóreo como una crema pero transparente. Combina la oposición de facetas como sólo algunos perfumes vintage hacían: lo solar y lo crepuscular, lo empolvado y lo acuático… Las flores blancas se presentan con su natural dulzura, cálida y melosa con puntas afrutadas de mandarina y melocotón mientras las notas verdes y acuáticas atraviesan toda esa pantalla solar para que todo sea más redondo, más complejo. Al final de lo que habla Iperborea es de confort. Su aroma plácido me hace pensar en Dorita repitiendo aquello de «se está mejor en casa que en ningún sitio, se está mejor en casa que en ningún sitio…».

Lorenzo-Villoresi-–-Iperborea

El envolvente arabesco desgajando la naranja: L´Eau de Tarocco de Diptyque

01 sábado Sep 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, canela, incienso, magnolia, naranja, perfume


*Tapiz con un naranjo de William Morris.

El fin del estío. El aire limpio y la brisa fresca; la luz del sol más blanca y tamizada y las tardes aún tibias mientras la tierra se enfría y comienza a desprender un olor mineral. La atmósfera parece más equilibrada cuando la dominan estas contradicciones ténues que la llenan de promesas difusas. Aún no es otoño. El aire está lleno del nuevo perfume de la tierra, es la atmósfera perfecta en que cada olor parece atomizarse. Todo se desenvuelve molécula a molécula.

Aún no es otoño. Después vendrá el frío y la lluvia. Los perfumes se cerrarán, se harán compactos. Estos son los últimos días del año para disfrutar de esa sensación de perfume sin más, ligero y dramático a la vez, transparente y luminoso.

Quiero atrapar todas esas sensaciones. Hay perfumes especialmente bonitos en este momento que me ayudan en mi quimera: se desenvuelven emulando ese equilibrio perfecto con laxitud y determinación, definiendo una presencia. L´Eau de Tarocco es uno de esos perfumes capaces de recrear un paisaje olfativo abstracto e íntimo. Como los cuadros de Paul Klee. Incienso húmedo y una naranja atomizada cristalizan esa atmósfera.


* Ad Parnasum de Paul Klee (1932)

La naranja roja siciliana tiene un gusto aldehídico y más afrutado, con un toque de bayas rojas efervescente que facilita jugar con esa idea de atomización frente a la clásica pulposidad cítrico-floral de la nota tradicional. La variedad Tarocco tiene un gusto especialmente afrutado.

L´Eau de Tarocco está construída como esta pintura de Klee, con microfacetas como teselas multiplicadas en un plano transparente. Llena de contrastes. Es fresca porque es cítrica pero es cálida porque tiene un fondo de delicia turca que desprende la mezcla de esta fruta con la canela. Con su aroma de oriental suave su efecto es el de un perfume elegante con la faceta aldehídica permitiendo desarrollar un tema floral abstracto apoyándose en una nota de pétalos de magnolia y té de jazmín junto a la difusa tonalidad marino indólica del Magnolan -un material también presente en Un Jardin sur le Toit– gracias al que la composición tiene ese efecto de hojas húmedas, emparejando abstracción con naturalismo de forma sorprendente.

Tras esa representación de naturaleza una voluta de incienso va difuminando la escena, sombreado por azafrán, ahonda en un tema más terroso hasta que el perfume se disipa en una nube de humo almizclado. El aroma de la naranja se ha ido desentrañando poco a poco, en un trabajo de analítca minuciosa hasta relajarse y dejar sólo una sensación seca y empolvada de cedro y almizcle suave muy cálido.

El verano aún no ha terminado y aún no es otoño. Quiero un perfume que no sea perfume para este momento, que me deje una impresión perfumada sin más, reteniendo esa sensación de los días que transcurren apacibles sin más, igual que las fotografías en tonos sepia dan la impresión de otra era, deteniendo el tiempo por un instante, sin más.

L´Eau de Tarocco es mi idea de perfume sin más, ¿cuál es la vuestra?

Érase una vez un perfume: Opium Eau d´Orient Poésie de Chine de YSL

12 jueves Jul 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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clavo, cumarina, jazmin, jengibre, magnolia, patchoulí, perfume

En 1977 Opium de Yves Saint Laurent supuso una innovación del género oriental, con una estrategia compositiva e impacto tanto entre el público como en la industria comparable al de Angel de Thierry Mugler. Varios perfumes han seguido su estela hasta nuestros días y desde YSL también han promovido distintas versiones del perfume; entre ellas una serie de ediciones limitadas para el verano que tratan de llevar el registro oscuro, opulento y dulce de este oriental a una tesitura más ligera sin renunciar al temperamento original.

Estas versiones efímeras suelen tener un carácter más híbrido, menos animalístico y eso puede hacerlas más atractivas para quienes siempre hayan admirado el original Opium en la distancia. Entre ellas Eau d´Orient Poésie de Chine para mujer, creada en el mismo año de los Juegos Olímpicos de verano en China (2008), destaca.

La virtud de Poésie de Chine reside en mantener el marco estructural de Opium y combinarlo hábilmente con el sabor floral-dulce-aromático típico de los oriental-florales estilo Lou Lou de Cacharel o Poison de Dior pero sin la potencia envolvente de la tuberosa.

El marco es oriental y especiado pero con el tono rebajado, con la característica nota de clavo metamorfoseándose en clavel y la cumarina unidas a un corazón verde de lirio de los valles, notas balsámicas avainilladas de fondo y un ingrediente clave en el original Opium: el salicilato de bencilo que enriquece la personalidad balsámico-especiada del perfume con recuerdos de ylang-ylang y con un gusto dulce y herbal a la vez. Esta versión es interesante porque da importancia al cuerpo floral sin perder el carácter oriental, a la vez que rebaja y transforma la faceta especiada.

Pero ese cuerpo floral que es dulce y especiado en términos generales, tiene dos caras en realidad. Por un lado un frescor suave y herbal de jazmín y un toque láctico de magnolia. Por otro lado un iris ligeramente fenólico arropado por la mirra que le da un acabado seco y también dulce como el tofe. Mientras para la faceta especiada, la introducción de una nota de jengibre con su peculiar aroma alimonado y polvoroso, unida en la salida a una deliciosa y suave mandarina, disuelve la agresividad del clavo en algo menos seco y penetrante, convirtiéndose en la tonalidad dominante junto con las flores blancas.

Poésie de Chine pese a ser la edición efímera de un clásico, paradójicamente tiene aspiraciones de clásico renovado. Formulada como Eau de Toilette pero con una buena y sólida fijación, debe aplicarse con moderación para que sea llevable. Y aún no es imposible de encontrar.

Érase una vez un perfume: Sun, Moon, Stars de Karl Lagerfeld

13 martes Dic 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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clavel, magnolia, perfume, Vainilla

De vez en cuando reviso fragancias ya retiradas; algunas, como Venezia vintage de Laura Biagiotti, casi imposibles de encontrar en su fórmula original. Otras aún se pueden rastrear por la Red. En el caso de Sun, Moon, Stars de Lagerfeld (1994) no sólo eso, sino que también se puede encontrar a su fragancia melliza en una perfumería nicho bajo el nombre de Seven Veils de Byredo. Por supuesto, hay diferencias. Pequeñas. Concretamente, la de Byredo tiene una faceta especiada más directa desde la salida, la de Lagerfeld es más especiada hacia la base. Y la salida es diferente, pero igualmente afrutada. El carácter, el mismo: un oriental cremoso-afrutado con notas florales frescas más o menos empolvadas acompañando.

Sun, Moon, Stars sin embargo lleva la marca de estilo de los perfumes creados por Sophia Grojsman (Trèsor de Lancôme, París de YSL): un sillage infinito, voluminoso, redondeado por notas florales dulces. Pero en este caso tiene un carácter menos lineal, remarcadamente centrífugo y con un regusto sintético que a mí personalmente me recuerda al olor de las muñecas. Por ese recuerdo para mí es sintético pero agradable, a otras personas les puede molestar esa percepción. Sun, Moon, Stars siempre recrea en mi mente una imagen de nebulosa blanquecina y luminosa que se va desenvolviendo, creando un efecto de nube olorosa alrededor del portador. Y es junto con ese recuerdo al olor de las muñecas lo que más me atrae.

La salida de la fragancia es frutal y jugosa, a base de melocotón, piña y mandarina creando un efecto efervescente y tropical en el que revolotea una nube de aromas suaves, ligeros y transparentes de freesia y rosa blanca. La fragancia va expandiéndose y revelando entre capas de notas florales su carácter cremoso sin perder el tono afrutado.

Las notas florales están muy unidas entre sí, formándo la nube pero van mostrando algunos matices de vez en cuando y en algunos aspectos recoge la ilusión de una magnolia. Flor de naranjo, jazmín y narciso en el lado más pesado; clavel para el tema especiado- y para mí percepción una de las notas dominantes-; heliotropo para remarcar la faceta empolvada y enlazar con la vainilla en la base y notas de lirio de los valles para introducir notas frescas, porque aunque parezca un contrasentido, Sun, Moon, Stars tiene un tipo de frescor en su núcleo, húmedo y metálico que lo aleja del territorio de las fragancias orientales pesadas. Hasta llegar a la base donde muestra las notas más cálidas de sándalo, ámbar y almizcle.

Sophia Grojsman ya había hecho algo similar en Eternity Woman (1988) de Calvin Klein. Siempre ha sido una fórmula exitosa, y en el mercado hay otras fragancias que siguen su estela, como Kenzo Amour. Pero Seven Veils de Byredo parece la más cercana. Sin embargo, el concepto de Sun Moon, Stars se me antoja más refrescante con el uso de los elementos cósmicos como evocación de algo lejano, extraño que invita a soñar sí, pero de un modo más imaginativo- en vez de la apelación directa a lo oriental, que tiene que ser exquisita para no caer en clichés-.

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