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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: mimosa

Ocho perfumes de mimosa

07 miércoles Mar 2018

Posted by Botanyuki in Archivo general, Usando perfume

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mimosa, perfume

La mimosa, esa flor de olor empolvado, anisado y festivo, capaz de aportar delicadeza y naturalidad a un perfume rara vez es una absoluta protagonista; pese a su belleza, su fragancia genera rechazo con bastante frecuencia -ocurre lo mismo con cualquier material que posea un perfil aromático complejo porque toleramos mal la ambigüedad-. Así que normalmente se incluye en pequeña dosis en las fórmula para que enriquezca pero no se note mucho su presencia en una composición.

Añadamos a esto que cuando en un perfume se detecta el olor de la mimosa algo cambia -la flor tiene una impronta clásica muy marcada que algunas personas no dudarían en calificar de perfumada– para entender que suele haber pocos perfumes en los que la nota aparece en todo su esplendor y complejidad. Veamos ocho en los que su rol no es secundario:

1) El realista minimalista Mimosa pour Moi de L´Artisan Parfumeur, se decanta por realzar las facetas más verdes y frescas.

2) La fantasía opulenta de Farnesiana de Caron, donde la mimosa empolvada luce una faceta de almendra.

3) La sublime Une Fleur de Cassie de Frederic Malle, donde el olor de las acacias, incluídas sus aristas, se aprecia igual que si respiraramos muy de cerca un ramo cuajado de pompones amarillos pero a la vez posee la elusiva elegancia de ángulos difuminados de los clásicos perfumes aldehídicos. Una obra maestra que no resulta fácil de apreciar para todo el mundo.

4) El tierno perfume Eau de Charlotte de Annick Goutal que exhibe una cremosa mimosa gourmand.

5) La delicada sinfonía floral frutal de Champs- Elysées de Guerlain, donde la mimosa más melosa se alía con una rosa almizclada. Un perfume que consigue el raro efecto de proyectar un halo juvenil y maduro a la vez.

6) El glamuroso L´Instant Magic de Guerlain, en cuya estela cálida y amaderada la mimosa aporta al acorde floral una declinación ligeramente cosmética.

7) El cálido Coralina de Oscar de la Renta una especie de rendición más solar y veraniega del etéreo Après L´Ondée de Guerlain.

8) En clave refinada en Iris Le Galion. La mimosa a menudo realza flores blancas pero también es una gran aliada del iris porque aporta facetas verdes, vegetales y empolvadas que complementan su carácter. Aquí la mimosa es la otra cara del iris.

¿Tenéis un perfume de mimosa favorito?

Flor de lis…Iris Le Galion

27 jueves Oct 2016

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ambreta, azucena- lirio blanco, bergamota, cedro, iris, mimosa, perfume

perfil

Hoy por hoy la gente reconoce más fácilmente como buen perfume de iris aquel que explora las facetas más radiculares y gourmands o aquel que ofrece un característico acabado empolvado de tono cosmético. De hecho, tales perfumes no sólo se tiende a reconocerlos mejor sino que también se los acepta mejor, frente a aquellos iris casi evanescentes que se interpretan como algo muy suave, casi insustancial. ¿Será paradójico que en medio de un panorama cultural bastante superficial y monótono, fruto de la globalización entre otras cosas, haya tanta afición a los olores radiculares?

Pero el iris más refinado, aquel que brota en algunos clásicos, procede de la variedad Iris pallida cultivada en Florencia y su carácter dista mucho de ser sólo radicular o cosmético. Es tan fino y sutil en olor como complejo en matices, pero sobre todo es difícil de sostener su nota en un perfume. Este iris, empolvado y con declinación almizclada encierra deliciosos y suaves recuerdos florales verdes de mimosa y violeta fresca.

Tal iris de suprema calidad ya es muy raro encontrarlo en perfumes, de hecho cualquier derivado natural de iris en alta dosis porque es un material muy caro que se usa muy poco y en muy baja concentración. Pero se reconstruye y se trabaja su perfil emparejándolo con rosa metálica como en Calandre de Paco Rabanne, con jazmín luminoso y fresca bergamota en Iris Prima de Penhaligon´s o con flor de naranjo como en Iris Nobile Sublime de Acqua di Parma, pronunciando su faceta verde con el áspero jacinto como en Bas de Soie de Serge Lutens o apoyando la nota sobre cedro pero intensificando su carácter floral evanescente gracias al ylang-ylang como en Impossible Iris de Ramón Monegal. En cualquiera de estas composiciones tenemos un elegante iris de raigambre clásica y el atractivo más específico de otra flor.

Otro enfoque del iris de corte tradicional pasa por el tamiz del almizcle partiendo del Nº5 y su complejo acorde empolvado basado en vainilla, aldehidos e ylang-ylang. Clair de Musc de Serge Lutens recoge esa idea potenciando es el aspecto almizclado pero manteniendo ese toque seco y fresco del iris. Los almizcles blancos sintéticos y la ambreta de origen vegetal, careciendo de la pulsión animalística, tienen aún un tono atrayente por la conexión que existe entre las notas lactónicas-afrutadas y el olor de la piel. Sugerencias sublimadas que el cerebro procesa como atractivas. Este otro modo de acentuar el iris suele ser bien aceptado porque se asocia con ideas como tradición,frescura y relax. Desde el sencillo Blue Iris & Musc de L´Occitane al maravilloso Hiris de Hermès que logra ofrecer recónditos matices del iris bajo un prisma fresco y floral lleno de ternura gracias a la ambreta.

En esta línea Iris Le Galion, con fórmula original de 1937 actualizada por Thomas Fontaine -quien también trabajó en las nuevas fórmulas de Lubin y de Jean Patou- preserva muy bien en su perfil de iris florentino el sutil tono floral y lo conjuga con notas secas pero ligeras de cedro que dan un acabado más estructurado. Añade un efecto fresco, cremoso y solar muy del gusto actual gracias a una importante nota de azucena o lirio blanco y lo contextualiza todo en el marco elegante del contraste entre notas frescas de cualidad cítrica, especialmente de bergamota, y la delicadeza ambarada de la ambreta. Muy al estilo Hiris. De hecho, una primera lectura del perfume puede hacer pensar que ambos son gemelos. Lo cierto es que teniendo uno seguramente no necesites el otro porque el patrón es muy similar, pero los matices los diferencian bastante.

Iris Le Galion es luminoso hasta el punto de proyectar una sensación solar. Es la mimosa con su salida de almendras y sus matices verdes acuáticos lo que refuerza esta impresión al inicio del perfume, luego será la azucena así fresca, dulce y cremosa la que continue ese capítulo de la historia. Esta faceta floral-solar con mimosa y azucena está en la línea de Eau de Charlotte. Pero este Iris es una narración muy estilizada y estilosa así que contrapone al lirio blanco una parte más clásica de fondo seco- amaderado junto con un ligero verdor vegetal típico del iris y el susurro de las violetas. Es tan sutil y equilibrado al dibujar sus facetas como al unir clasicismo y tendencia que parece seguir la línea de los perfumes Chanel: siempre fieles a su estética pero siempre mostrando alguna característica del momento en que se crean, así llegan a ser atemporales.

La pregunta que cabe hacerse es si en Iris Le Galion se aunan estilos sólo para actualizar el perfume o para que el rigor a la europea que respira en el fondo (notas verdes y secas) cubierto con un velo de dulzor y calidez (lirio blanco, almizcles blancos) tan del gusto americano haga el perfume más atractivo a más gente pese a ser un producto de etiqueta niche. O si tras dichas flores cabe una lectura simbólica. Desconozco la intención, como también desconozco el original Iris creado por Paul Vacher. Sólo puedo aventurarme. Pero aunque flores blancas e iris son un emparejamiento clásico, iris y azucena juntos remiten a la flor de lis. Y la flor de lis, desde la Antigüedad, ha sido un motivo decorativo asociado a las élites: desde asirios y egipcios a romanos y cruzados. Como símbolo mayestático, coronando cetros reales o como estandarte de los florentinos en la primera Cruzada y, más tarde, ya con una carga heráldica, como símbolo de los monarcas franceses.

La flor de lis es para la mayoría de los estudiosos una flor estilizada, lo que no se sabe con certeza es qué flor representa desde la Antigüedad y si siempre es la misma, en cada época y cultura… ¿Una azucena, un loto, un iris, retama…? En Francia, la palabra iris comienza a usarse para designar a una flor hacia el s.XIII. Previamente con dicha palabra se designaba al ópalo noble por su capacidad para descomponer la luz en el espectro; la piedra era realmente apreciada entre la nobleza por esa cualidad iridiscente. Las flores que recibieron tal nombre crecían de forma silvestre en distintos colores (amarillo, violeta o azul pálido) recordando al arco iris, de ahí el nombre. Así pues, cuando Luis VII y su hijo Felipe II adoptan la flor de lis en su escudo, la flor del iris comienza a recibir un nombre propio y se diferencia semánticamente del lirio. Paradójicamente una de las teorías que se manejan es que lis sería el plural de lil, antiguo vocablo descendiente del latín lilium (lirio). En todo caso, la flor de lis puede conectar toda una red de símbolos.

Más allá del perfume, leer intencionalidad en la unión del iris y el lirio quizás sea ir demasiado lejos. Aunque yo no he dejado volar demasiado lejos mi imaginación porque la flor de lis es todo un símbolo del imaginario colectivo. Si leemos la web de la firma con detenimiento vemos como las reminiscencias aristocráticas son usadas para reforzar un aura de prestigio: la creación de Le Galion en 1930 fue iniciativa de un descendiente de la Casa Murat, familia noble creada por Napoleón I para favorecer a su cuñado Joaquín Murat. Cinco años después fue vendida a Paul Vacher -el célebre autor de Miss Dior y Arpège– quien con el icónico Sortilège conseguiría un gran éxito en Estados Unidos. En la década de los 80´s la firma fue vendida a un gigante americano y el nombre de perfumes Le Galion fue diluyéndose hasta que alguien decidió revivir la marca. Entre los últimos perfumes comercializados por Le Galion hay un jugo llamado Sang Bleu y otro bautizado Sovereign en honor al Príncipe Murat. ¿Qué más se puede decir? Bueno, quizás recordar que los perfumes suaves también pueden ser sustanciosos.

Algo realmente comedido: Silver Iris Cologne Absolue de Atelier Cologne.

06 sábado Sep 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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bergamota, cedro, frambuesa, haba tonka, hoja de violeta, iris, mimosa, patchoulí, perfume, tangerina

S-iris

Pocos son los perfumes de iris que pueden calificarse de magníficos. El iris tiene tantas facetas, es un material tan caro -de verdad, tan tan caro- y requiere tanta pericia para manejarlo que sólo puedo pensar en lo paradójico que resulta la profusión de perfumes de iris que inundan el mercado y en cómo de bien recibidos suelen ser estos perfumes pese a su poca singularidad. Silver Iris (2013, Jérome Epinette) está ahí, ahí apuntando en dirección hacia el «un poquito mejor que otros».

Aunque su nombre promete algo frío, puro y metálico tiene poco de dichas cualidades y sí mucho de herbáceo. En salida recuerda bastante a Moulin Rouge de Histoires de Parfums no obstante, es su mejor parte: efervescente, afrutada y con un toque cosmético; pero esa nota más rica y prometedora rápidamente se desvanece y deja paso a lo que el perfume será en las horas siguientes sin mucha variación: una comedida presentación de algunas facetas muy características del iris: un poco medicinal, algo rugoso y amaderado, un filo dulce con recuerdo de frutos rojos y un fondo ambarado-amaderado limpio, sólo levemente enturbiado por cierto regusto terroso-mohoso de patchoulí. En general, se puede describir como un perfume lineal, cálido, seco y de estela empolvada que permite perfumarse con mucha discreción y cierto encanto.

Podría compararse con Songe d´Iris de Rochas -por el que yo me decantaría con más facilidad- que parece una versión menos empolvada, más amaderada y acuática de Silver Iris …Sin ser idénticos, están en la misma esfera.

Atelier Cologne siempre presenta sus perfumes con una imagen promocional a modo de composición-collage-bodegón moderno y unas pocas líneas que en teoría apelan a la personalidad del perfume. El texto habla de vitalismo y de cierto espíritu salvaje…no podría describir el perfume en esos términos pese a que cierto centelleo cítrico lo recorre hasta casi la base aportando un poco de vibración a lo que, por otro lado, es un olor bastante plano. Más aún, el centelleo en cuestión es bien discreto o mejor dicho, comedido.

Por contra, debería de decir que la imagen promocional es muy representativa. Hace pensar en las cientos de fotos que encuentras en Tumblr de cosas bonitas que a muchas mujeres nos entretiene ver de vez en cuando sin que necesariamente nos sintamos retratadas o reflejadas por completo en nuestra femineidad sino, más bien, en una idea genérica del mundo femenino que a veces contemplamos con complacencia quizás porque nos hace pensar en la idea de crianza: en cómo crecimos rodeadas de las cosas de mujeres de nuestra familia. O quizás porque crean un rincón de fantasía. Aunque no todo al mundo haya pasado su infancia bajo la luz de una lámpara cuajada de lágrimas de cristal de roca y bolas de strass o rodeada de complementos en piel color rosa pastel, la idea de fondo se entiende bien. Y todo esto sin dejar de apelar al tema de la deseabilidad social y lo aspiracional.

Concretando, aún a riesgo de que mi discurso suene demasiado selectivo -cosa que no pretendo pero sé que ese riesgo pende sobre mi cabeza-, hablaré claro: lo más probable es que este perfume resulte adorable para quienes realmente no toleren bien el iris, porque es un retrato en pastel idealizado y asequible. Y es que, digan lo que digan, y a pesar de la popularidad de que goza el iris en el mundo niche por su aura de elegancia y refinamiento, en la práctica un perfume que ofrezca un iris muy rico y naturalista no sólo es difícil de construir, también es difícil de digerir. El iris suele polarizar al público: o lo adoras o lo detestas porque tiene un carácter muy difícil que hay que saber llevar. En realidad, pocas casas se arriesgan a ofrecer algo que de entrada se sabe que es del gusto de muy pocos y, en este sentido, Atelier Cologne no ofrece la excepción a la regla. Fantástico habría sido que apostaran por un toque de originalidad como ocurrió con Vanille Insensée…adorable vainilla.

Dosel de pétalos blancos y verdes tallos: Grand Amour de Annick Goutal

13 domingo Abr 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azucena- lirio blanco, ámbar, brezo, cuero, genista, jacinto, jazmin, madreselva, mimosa, perfume, rosa

flora
* La ninfa Flora (1591) de Giuseppe Arcimboldo.

¿Soy Flora o sólo una flor?
Si soy flor, soy Flora.
¿Soy como la sonrisa de la flor? Entonces
soy Flora.
¿Cómo Flora y sólo flor?
Ah, si no soy flor, no soy Flora.
Soy Flora y flor.
Mil flores y una sola Flora. Flores vivas,
Flora viva.
Pero las flores hacen Flora, y Flora
las flores.
¿Sabes cómo? El pintor sabio ha cantado
las flores en Flora y Flora en las flores.

Madrigal de Gregorio Comanini inspirado en la pintura de Arcimboldo.

El verdor tierno y húmedo retorna en primavera. Más ligero y cálido el aire, trae de nuevo el polen y la fragancia de mil flores. Se respira algo dulce y vivaz durante la estación, algo rico y profundo. Es la exuberancia de la naturaleza.

El Eau de Parfum de Grand Amour (1996, Isabelle Doyen) también tiene esa abundancia, casi sofocante, de la brisa desbordada por la penetrante fragancia de la hierba recién cortada, el dulzor denso de las azucenas y la efervescencia que desprende un ramillete de frescas madreselvas.

Es un espléndido bouquet floral que respira sobre lecho de mirra, vainilla, brezo y almizcle; con rosas melosas y un fino cuero. Trufado de verdor. Verdor que le imprime dinamismo, optimismo, juventud e incluso un extraño sentido del ritmo.

Pero a la vez es algo más que un espléndido bouquet. Esa mezcla de dulzor y vivacidad también posee una oscuridad singular, susurrante, similar a la de las pinturas de Arcimbolo: subida grado a grado. El resultado es un perfume de matices sutiles pero profundos, con el tipo de tonos luminosos que parecen esconder su viveza bajo un velo, en este caso un velo almizclado.

Vainilla y mirra confluyen en el acorde de ámbar meloso, dando una calidez balsámica al conjunto. La mirra aporta una riqueza única y llena de contradicciones: es muy balsámica pero astringente, es especiada y cálida pero también es refrescante por su tono ligeramente anisado. Mientras el brezo añade un regusto musgoso y un poco herbal.

El lirio blanco o azucena es uno de los protagonistas principales del cuerpo floral. Es dulce y envolvente, con recuerdos de cuero y de jazmín verde. La otra flor blanca protagonista es la madreselva, de carácter más vegetal y anaranjado, se rodea de jacinto cuyo carácter herbal-especiado funciona como hilo conductor en el perfume. La mimosa completa el ramo con un toque empolvado.

Grand Amour embriaga pero es difícil de apreciar, requiere un gusto por determinadas facetas y notas que la mayoría de la gente encuentra difíciles: el cuero, la mimosa, la pungencia de la faceta verde, el lirio blanco…son ese tipo de notas que no atraen a la mayoría de personas. Quien lo aprecie podrá encontrar en este perfume el efecto calmante que deriva de combinar la cualidad narcótica de las flores blancas, el factor relajante de las notas verdes más ásperas y la tersura de los bálsamos. Y ese carácter verde y balsámico unido a la nota de jacinto recuerda, sin duda, Chamade de Guerlain, pero en Grand Amour lo verde persiste durante toda la evaporación.

Verdor y exuberancia. Espíritu primaveral para transmitir optimismo y serenidad. Cualidades entrelazadas por un algo poético que parece vivirse en la música antigua, esa en la que domina la armonía y la laxitud de un tempo lento. En la colección de Annick Goutal, este perfume, destaca por su armonía y por algo más que podríamos llamar musicalidad. Es como un canto silencioso, majestuoso, expansivo y resoluto. Con transiciones suaves, con potencialidad.

La revisión de este perfume ha permanecido postergada en mi escritorio años pero con ocasión del 5º aniversario del blog he decidido editarla y dedicarla con especial cariño a mis lectores, quienes más cerca o más lejos, comentando o en silencio, siguen apoyando este «Cuaderno de Perfumes».

También me gustaría añadir un toque musical a la celebración del perfume con una de mis canciones favoritas: To tango tis Nefelis ( El tango de Néfele, 1996). Loreena McKennit compuso la pieza instrumental Tango to Evora (1991). Después Haris Alexiou le puso letra y dice algo así: Néfele* solía llevar un lazo dorado en su cabello para diferenciarse del resto en la viña. Dos pequeños ángeles vinieron y se lo robaron. Los dos pequeños ángeles, soñando con Néfele, querían alimentarla con miel y granadas para que ella no pudiera recordar, para que ella olvidara lo que desea y pudieran seducirla. Jacintos y azucenas robaron su perfume para ellos mismos y pequeños amorcillos reían y le lanzaban flechas pero el benevolente Zeus alejó de ella el agua de la juventud, la convirtió en nube y la dispersó, así ellos no podrían encontrarla.

Escuchad: To tango tis Nefelis.

*Néfele era la diosa de las nubes en la mitología griega.

GA-AG

Niebla en las palabras: ¿empolvado o atalcado?

01 martes Abr 2014

Posted by Botanyuki in Archivo general, Ensayos

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aldehídos, almizcle, benjuí, clavo, Heliotropo, iris, mimosa, narciso, perfume, rosa, sándalo, Vainilla, violeta

rococo-filigrana

El mortero antes que el alambique fue atributo de maestros perfumistas. Hasta la Baja Edad Media los perfumes en seco se usaban tanto o más que las maceraciones de flores y plantas en alcohol. Saquitos perfumados para la ropa, tabletas de pétalos de rosas, polvos de fumigación contra la peste, pomos de olor, papeles perfumados, polvos para el cuerpo, alfombras de hierbas aromáticas, preparaciones de incienso, etc.

La mayoría de los perfumes en seco tenían un fin antiséptico. Mantenían el ambiente libre de miasmas, ayudaban a cuidar mejor la ropa, especialmente el lino y contribuían a la higiene personal sin que ello dejara de ser una forma de esnobismo ya que ciertos olores, como el del iris y la violeta, eran signos de estatus y sólo un pequeño sector de la sociedad podía acceder a ellos.

Aún siglos después de que se perfeccionaran las técnicas de destilación los perfumes en seco seguían siendo bien acogidos. Basta echar una ojeada a algún manual de perfumería del s. XIX, para comprobar que, a modo de recetario medieval, aún se recomiendan varios tipos de preparaciones en seco, especialmente polvos perfumados.

La base usada como polvo a perfumar podía ser talco, almidón de arroz, almidón de maíz. La sensación de suavidad de un polvo se debe a su cualidad de deslizamiento y capacidad de adherencia a la piel. El talco posee ambas cualidades y por eso es una buena base para polvos corporales. El almidón de arroz fue muy usado en polvos faciales por su mayor capacidad para absorber y cubrir frente al talco, además de aportar una luminosidad única. Los ingredientes más comunes para componer la fragancia eran la violeta, el iris, la rosa, el benjuí, el sándalo. Distintas fórmulas se hicieron populares y ya entonces unas eran más apreciadas que otras por su sustantividad. Pese a ser en polvo también era importante que el perfume durase, creara un aura, un sello de olor.

antoine

En la Edad Media era una práctica común empolvarse el cuerpo tras el baño para completar el ritual de limpieza. Hoy en día preferimos los aceites o las cremas hidratantes pero los polvos de talco perfumados siguen siendo una opción porque prolongan la sensación de limpieza gracias a su efecto refrescante y al velo de suavidad con que recubren la piel. Además, porque absorben la humedad temporalmente y perfuman, ayudan a desodorizar. Aunque el talco perfumado moderno tiene una fragancia tenue, ligeramente floral con recuerdos de rosa o de flor de naranjo, en el medievo se apreciaban mucho las preparaciones con iris, con cálamo, con especias o una mezcla de rosa, clavo y lavanda, combinación esta que será la base de un famoso polvo para pelucas y cabellos en el s. XVII.

En el s. XVIII dos tipos de perfumes muy diferentes convivieron en los rituales de higiene. Uno alcohólico y otro en polvo. Hoy ambos siguen teniendo un sentido tradicional en el ritual de aseo. Frente a la entonces carísima Cologne que era fresca y permitía finalizar la toilette con un efecto tonificante, los polvos perfumados proporcionaban exactamente eso: una sensación perfumada, una sensación de permanencia. La nube de polvo perfumado persistía en el aire mientras se aplicaba, hasta casi tener la sensación de masticar talco. Esa experiencia hoy se puede reproducir en perfumes modernos gracias a las iononas que tienen una gran tenacidad, los almizcles blancos y los aldehídos.

Resulta curioso pensar en ambos tipos de perfumes a la vez. La Cologne tónica, fresca y vigorizante a un lado. Lo seco, empolvado /atalcado al otro. La Cologne remite a la naturaleza viva, las hierbas aromáticas y los cítricos. Lo seco te aleja de la exuberante vegetación floreciente, de los manantiales de agua fresca, de la rosa joven o la savia fresca de la azucena tersa mientras te acerca al tono casi herbal y astringente de los pétalos secos de la rosa. Muchas personas asocian ese aspecto seco y persistente con algo antiguo, de otra época, demodé. Algo perfumado que puede tener connotaciones negativas.

En la perfumería moderna, con un amplio abanico de ingredientes como el iris, el sándalo, el benjuí, la vainilla y sus derivados, la tintura de ámbar gris, el clavo y demás especias, el almizcle, el musgo de roble, el haba tonka, la heliotropina, los aldehídos, el absoluto de jazmín, el absoluto de mimosa, el absoluto de narciso… se crean distintos grados de profundidad en el aspecto empolvado/ atalcado. La mente entonces puede recordar la experiencia de oler un popurrí de rosas, de entrar en una antigua farmacia con su característico olor empolvado-fenólico -eso que llamamos sabor apotecario-, de husmear el interior del bolso de piel de la abuela o de abrir una polvera lujosa.

Puede que la paleta de notas que abarcan los perfumes empolvados/atalcados sea variada en cuanto al origen de las materias primas pero la sensación que se intenta recrear es siempre la misma. La sensación suave, ligera, de corte intimista, incluso a veces introvertida, que desprenden los polvos perfumados cuando se aplican con borla y unas finas partículas se difuminan en el aire mientras otras crean un suave abrigo sobre la piel. La idea del abrigo se desprende precisamente de esa sensación de suavidad y esto es lo que interesa conseguir en este tipo de perfumes: suavidad.

cisne-bebe

En última instancia, estos perfumes también recrean el universo infantil, lo que nos lleva a la idea de inocencia y de nuevo, a la de higiene y limpieza. La piel del bebé, más fina y con mayor concentración de agua que un niño mayor es muy tierna y perfuma per se. Pero es más delicada, más frágil y es importante mantenerla bien seca para evitar la proliferación de bacterias, por eso el talco tuvo un uso tan extendido en el cuidado de los bebés. De ahí también que los perfumes empolvados/atalcados atraigan tanto a tanta gente: les remite a la infancia, a los mimos y al abrazo de mamá. En este contexto maternal, lo empolvado/atalcado adquiere entonces una connotación de recato, delicadeza, juventud, virtud, refinamiento al cristalizar con esa idea que nos trae el viejo adagio de que la limpieza está próxima a la santidad. Es con esta lectura que el tacto de una piel suavizada con polvos perfumados adquiere el valor de algo seguro y tradicional. No se trata de picardía sino de la propia dignidad personal. Veremos, más adelante, que existe otra estética de lo empolvado /atalcado.

Pero si en la perfumería primitiva este acabado seco era intrínseco al producto en la perfumería moderna es un efecto buscado, recreado y, a veces, un revival. Un efecto que va más allá del acabado o la faceta, algo que incluso se ha convertido en tema. Por eso, podemos y debemos distinguir entre empolvado y atalcado en los perfumes actuales.

Algunas casas de perfumes buscan un efecto mixto con regusto vintage que acentúe el carácter histórico de la firma. Lo antiguo como valor seguro. En estos casos es frecuente detectar una veta musgosa en la faceta empolvada: ciertos perfumes de la casa Lubin basados en fórmulas antiguas tienen este sabor. En Santa Maria Novella podemos encontrar ese mismo acabado con un tono más apotecario, especialmente en perfumes como Melograno o Muschio d´Oro y también los perfumes de Rancé tienen ese toque como artesanal que atrae porque parece un producto más personal.

Lo empolvado, más que lo atalcado, está presente en diferentes tipologías de perfumes como una faceta más; sin embargo, es algo muy característico en los aldehídicos florales como Chanel Nº5, Bas de Soie de Serge Lutens o Iris Poudre de Frederic Malle que son perfumes ligeros, delicados y etéreos con una importante nota de iris, muguet y aldehídos. También puede conjugarse con un tono jabonoso, muy limpio y profundo como ocurre en Liú de Guerlain. Mención especial para los perfumes tipo chypre aldehídicos florales, que son como los aldehídicos florales pero con una base más seca, sin notas tan prominentes de vainilla, como Calèche de Hermès o Dia de Amouage.

La faceta ámbar implica un acabado empolvado que puede ser más animalístico y oscuro como en clásicos orientales basados en el acorde ambreína tipo Shalimar de Guerlain o Must de Cartier o aportar un halo de misterio y confort como en Ambre Fetiche de Annick Goutal; pero también puede ir acompañado por un dulzor floral refinado como ocurre con los perfumes oriental florales tipo L´Heure Bleue de Guerlain, Parfum Sacre de Caron o Sweet Redemption de Kilian.

También es un aspecto típico de esos perfumes florales más ligeros que pueden hacer pensar en colores pastel, como en el caso de Chance Eau Tendre de Chanel, Baiser Volé de Cartier. Estos perfumes suelen ir acompañados de una tonalidad más cosmética. A veces tienen un aspecto cremoso, jugando con los recuerdos de lociones hidratantes y leches limpiadoras, para evocar una sensación de piel limpia y fresca gracias a la superposición de capas etéreas como Clair de Musc de Serge Lutens. Otras veces con una fragancia más cercana a la gama del maquillaje chic. Los almizcles blancos suelen jugar un papel muy importante en este tipo de composiciones que, en cierto modo, emparentan con el bello y elegante Chanel Nº 22.

moderno-rococo

Pero esta faceta ligera, en perfumería moderna, también se ha convertido en un tema. Existen perfumes que exploran la paleta cosmética a fondo. El ejemplo clásico es Ombre Rose de Jean Charles Brousseau inspirada en los polvos de arroz, Lipstick Rose de Frederic Malle, Drôle de Rose de L´Artisan Parfumeur, Chloe Love de Chloe. Otros exploran el espectro de lo gourmand como Loukhoum de Keiko Mecheri o Rahat Loukhoum y Louve de Serge Lutens.

Los perfumes empolvados que recuerdan a los polvos cosméticos tienen como referencia el iris y la rosa frente a los atalcados que miran más hacia los almizcles y la cumarina. También presentan inflexiones más cálidas en su evolución gracias a la presencia de las metil iononas que aportan esa nota clásica de violeta presente en Les Meteorites de Guerlain y que tanto suele caracterizar la estructura de los perfumes oriental florales. Lo empolvado es más sedoso y puede retener un aspecto dulce con mayor o menor prominencia. En general, es más sofisticado.

Lo atalcado es realmente seco, sin dulzor, casi como tiza. Más sencillo que lo empolvado, cercano a la experiencia de sumergirse en una nube de talco creada por una borla impregnada en polvo perfumado. Lo atalcado remite de forma más directa al mundo infantil, al universo de la inocencia. Las fragancias infantiles suelen recurrir a este acabado suave con sutiles y delicados recuerdos florales. El paradigma de los perfumes atalcados es Teint de Neige de Lorenzo Villoresi. Otros ejemplos a tener en cuenta: Musk también de Villoresi, Petit Ange de Parfums de Nicolaï, Petits et Mamans de Bulgari, Baby Powder de Demeter, Flower de Kenzo, Traversée du Bosphore de L´Artisan Parfumeur y Talco Delicato de I Profumi di Firenze.

Más ejemplos para explorar distintos contextos de la faceta empolvada: Trésor de Lancôme, Rive Gauche de Yves Saint Laurent, Aimez Moi de Caron, Vol de Nuit y L´Instant Magic de Guerlain, Eau Claire des Marveilles y Eau de Narcisse Bleu de Hermès, Kiss me Tender de Parfums de Nicolaï, L´Eau d´Hiver y Une Fleur de Cassie de Frederic Malle, Quel Amour! de Annick Goutal, Dianthus y Helitrope de Etro, Lou Lou de Cacharel, Carita Eau de Parfum de Carita, Allure de Chanel, Baiser Volé Essence de Parfum de Cartier, Dolce & Gabbana The One, Classique de Jean Paul Gualtier, Secrets d´Essences Vanille Noire de Yves Rocher, L´Eau d´Ambre y Safran Troublant de L´Artisan Parfumeur.

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Mimosa cremosa, preciosa mimosa exótica: Eau de Charlotte de Annick Goutal.

21 viernes Feb 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, anis, azucena- lirio blanco, bergamota, cacao, cumarina, freesia, grosella negra, Hedione, jazmin, lirio de los valles, mimosa, perfume, salicilatos, Vainilla, violeta

antonova-polkadots
*Dos tazas doradas con lunares de Olga Antonova.

Hay perfumes que son como la promesa de un buen verano en una tranquila tarde de marzo…

Las mimosas, agitadas por la brisa, se balancean expandiendo su dulce aroma en el aire que queda colmado de miel y heno. Las ramas aún retienen gotas de agua tras la tímida lluvia de las cuatro, esto hace que los aromas sean más dulces, frescos y penetrantes. Mientras tanto, las damas charlan amablemente en torno a una mesa con viandas. Tarta de limón y merengue, pastelillos de crema cubiertos de frutas del bosque y pastas variadas adornadas con mermelada. En unos minutos se servirá el té de la India y el chocolate caliente.

Las pequeñas princesas de la casa entran con las mejillas arreboladas. Han estado persiguiendo mariposas en el campo. El día, ahora soleado, tiene una temperatura agradable, con un calor más propio de los primeros días de verano, pero el invierno aún no ha terminado.

Todas, reunidas en la sala cerca de la solana, están disfrutando el momento. Las niñas se sienten especialmente afortunadas por poder atisbar el mundo de las mayores mientras comparten la merienda.

Un aire muy perfumado entra por la ventana de la esquina. Está cargado con el olor de las mimosas y comienza a mezclarse con el tentador efluvio de los dulces de la mesa. Las risas también llenan la habitación mientras una de las niñas, sorprendida por los aromas, está pensando en el cuento que leyó la noche anterior. Estaba en su libro favorito, el de las ilustraciones bonitas. El olor de las mimosas, mezclado con los refinados perfumes de flores blancas y maderas que llevan las mujeres de su familia ha creado una atmósfera mágica que alimenta su imaginación. La suavidad del cacao también la invita a soñar.

Ayer, por la mañana, visitaron la playa por primera vez desde el verano pasado. Pasearon por la arena y aún recuerda el olor de la crema solar, de hecho, todavía le parece estar sintiéndola de forma vívida cerca de ella. Después, al atardecer, su tía favorita -la que cultiva flores exóticas en el invernadero con su cabeza tocada por un gran sombrero- le enseñó algunas flores blancas. Sintió de cerca capullos de jazmín que olían a verde y lirios blancos que casi la asustaron. Ella aún prefiere descubrir los frascos de perfume que su tía guarda en un coqueto armario junto al tocador y, de vez en cuando, coger la borla de plumas y jugar con el talco. Sin embargo, al igual que su abuela, adora las freesías amarillas y siempre que tiene oportunidad acerca su nariz a ellas para olerlas. Ahora la casa está llena de esas pequeñas flores amarillas ¡qué maravilla!

Alguien advierte que las pastas de chocolate han volado pero la niña prefiere una tartaleta con frutos del bosque. Todas están disfrutando de las bebidas calientes, excepto la abuela que hoy ha querido una copita de anís…la niña también disfruta acercando la nariz a esa copa. Es una magia indescriptible. Una oleada de aroma a mimosas llega de nuevo con más fuerza que antes.

De repente la niña siente deseos de salir a oler de cerca las ramas cargadas de pompones amarillos, pero esos árboles no crecen en su jardín, sino un poco más lejos. No es el momento. Además la más pequeña de la casa ha tenido una idea, ella buscará el árbol del gnomo mientras otros huelen mimosas…No, no es el momento. Pero la pequeña comienza a poner pucheros.

Con el revuelo, la abuela ha salido de la sala un momento. A su regreso trae en sus manos una hermosa lata decorada con flores y frutas en relieve de muchos colores, es una de esas latas de golosinas inglesas tan ricas. Todo el mundo espera para ver su contenido: son gominolas de frutas. La más pequeña se olvida del gnomo y sonríe de nuevo, ella puede elegir primero. La niña que deseaba oler la mimosa elige la de piña. El sabor de la golosina se mezcla en su boca con el aroma de las flores que aún entra por la ventana. Le da un beso en la mejilla a su abuela. La abuela de cerca también huele a mimosas, es por esa crema que compra en la farmacia.

eau-de-charlotte

¿Un cocktail Bellini durante la opereta ?: Dahlia Noir Eau de Toilette de Givenchy.

04 sábado Ene 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, iris, mandarina, melocotón, mimosa, perfume, pimienta rosa, rosa, sándalo, Vainilla

Themerrywindowwarners-ad1960-f-pellegrini
*La viuda alegre cartel de 1960 por Frances Pellegrini.

Hay quien piensa que el Rococó no fue más que un estilo decorativo, relengando -de paso- la decoración y toda la artesanía que conlleva a la categoría de pura frivolidad y olvidando que hubo más que rocallas y muebles estilizados durante ese período. De hecho, una mirada más profunda a las pinturas de Watteau, de Fragonard o de Gainsborough deja ver un poso de melancolía en el gesto de los retratados e, incluso, hay pinturas empapadas de ese sentimiento, donde la naturaleza que rodea los personajes expresa la misma poética. Con las operetas ocurre algo parecido, se juzgan como algo superficial, cuando muchas esconden una buena dosis de sagacidad práctica: las cosas pasan mientras parece que no ocurre nada.

Lo cierto es que los prejuicios nublan no sólo nuestro entendimiento sino también la capacidad de disfrutar de algo…como si intentar tener buenos momentos fuera algo inapropiado. Esto es una realidad cotidiana en prácticamente todos los ámbitos pero, puesto que esto es un blog sobre perfumes, voy a centrarme.

Ciertos perfumes que aparentemente sólo son encantadores, suaves y bonitos para mí acaban en la categoría de adorables porque parecen encerrar un elemento profundo, algo que podríamos definir como parte de un microcosmos personal. Esos perfumes suelen incluir algún tipo de referencia al aroma de la piel limpia, recordando más a los productos cosméticos cremosos de acabado lujoso y a los jabones blancos de olor tan refinado que al maquillaje retro chic, aunque no renuncian a la faceta empolvada. Es una gama de aromas muy concreta y al sentirla siempre tengo la sensación de que el perfume me está llevando a un ricón silencioso de mi propio universo, en el que se mezclan las perlas de color crema, con las figuritas de jabón que tanto me fascinaban de niña, o los cromos de flores y angelotes con los frascos de purpurina y las fotografías antiguas. Sí, un rincón de recuerdos, bonitos y frágiles; un tesoro que es parte de la identidad de cada persona.

Dichos perfumes tienen un aspecto íntimo más delicado o quizás menos racional que las notas de maquillaje caro basadas en rosas y violetas empolvadas. Siguen siendo empolvados porque suelen tener algo de iris, de mimosa, y almizcles blancos pero lo que predomina en ellos es la faceta lactónica del melocotón, los acentos cremosos de sándalo y flores blancas y la suavidad de una nota ambarada muy fina. Tienen algo insinuante que reside en su poder para evocar un aura sofisticada de comodidad gracias a los detalles de textura.

Desde Peau de Pêche de Keiko Mecheri o Le Mimosa de Annick Goutal pasando por Champs Élysées de Guerlain, hasta Orlane B21 con acentos especiados cálidos, Lalique Fleur de Cristal con una bonita nota de jazmín sambac y muguet o Dahlia Noir Eau de Toilette de Givenchy que introduce algo anisado junto a más notas verdes y amaderadas. Todos estos perfumes comparten ese efecto piel limpia basado en almizcles blancos y melocotón, con mayor o menor hincapié en el acabado empolvado pero Dahlia Noir EdT añade alguna cosa más: un discreto acabado aldehídico acompañado de un muy sutil y vaporoso efecto suede que aportan el toque de elegancia abstracta.

Al contrario que el original Dahlia Noir Eau de Parfum -inspirado en el Acqua di Cologna Iris de Santa Maria Novella pero mucho más empolvado y rosado para acercarlo al universo del maquillaje- el Eau de Toilette tiene un perfil más amaderado, donde la pimienta rosa ayuda mucho a realzar el contraste entre la pungencia seca del cedro y el acabado cremoso del sándalo con toque de azúcar y vainilla. Esta pimienta además aporta un frescor afrutado que acompaña bien en la salida a una acidulada mandarina y un melocotón con algo mantecoso y anisado a la vez que, hasta cierto punto, hace pensar en el aroma de las dalias aún cerradas. Luego, ese aspecto se suaviza, se vuelve más lechoso e invoca la imagen de grandes pétalos de magnolias blancas. Es una sensación breve, antes de dar paso a una nota más sólida de rosa almizclada y de jazmín fresco que forman el corazón del perfume.

Como muchos otros perfumes de François Demachy aparenta ser un aroma muy fluído y sencillo, es con la evolución en la piel que se aprecian los pequeños e intrincados matices llenos de textura. Una auténtica urdimbre de sutilidades. Y estos detalles son como las teselas de los mosaicos: de lejos parecen del mismo color, de cerca se aprecia cómo hay matices y sombras que dan profundidad a la imagen. Así, lo cremoso va de la mano con lo vaporoso, lo aterciopelado con lo jugoso, lo aéreo con lo seco… Creo que es esa la razón por la que esta versión de Dahlia Noir se ha convertido en uno de mis perfumes de corte cosmético favoritos: los matices aparecen sin que pareciera que existieran.

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Una éxotica rosa intimista: Rose Essentielle de Bulgari.

06 jueves Jun 2013

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almizcle, hoja de violeta, madera de guaiac, mimosa, patchoulí, perfume, rosa, sándalo

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Las rosas completamente azules son aún una utopía pero existen híbridos en los que se ha conseguido realzar el pigmento azul hasta lograr una tonalidad pastel entre lavanda claro y rosa. Estas flores, quizás no tengan el poder hipnótico del lapislázuli pero encierran en sus delicados pétalos el primor de una rosa de jardín cultivada y fresca y el misterio de una rara flor silvestre y remota. Rose Essentielle me hace pensar en este tipo de rosas.

Como perfume tiene una estructura clásica floral con base almizclada-amaderada, más el añadido de algo exótico y precioso. Es semi-transparente y delicado al igual que los pétalos de esas raras rosas casi azules pero con cierta densidad orientalizante.

Cuando un perfume tiene la rosa como protagonista es habitual añadir un toque de iris/violeta para realzar su perfume. Vaya hacia dónde vaya luego la construcción de la rosa: más roja, más negra, más blanca, etc. Pero también existe un tipo de rosa clásico, característico por su delicada cremosidad empolvada, el tipo rosa-violeta del que París de YSL es el paradigma. Este grupo de perfumes de rosas es fácil de reconocer y suele asociar la idea de femineidad con el universo del boudoir porque de alguna manera contiene notas que también están presentes en los productos cosméticos, sobre todo los almizcles.

A pesar de lo reconocible que es el tema, luego cada perfume puede aportar algo nuevo al esquema y en el caso de Rose Essentielle ese algo es una riqueza de matices que llenan el perfume de complejidad y suavidad, llevando la rosa hacia un carácter envolvente y sensual más característico de los perfumes orientales amaderados; de hecho, la nota de sándalo limpia y dulce, lechosa y empolvada es tan preciosa y persistente que puede interpretarse Rose Essentielle como un perfume de sándalo refinado y discreto. Ladylike.

Así, mientras París es un estallido de rosas frescas con enorme sillage, Rose Essentielle tiene un carácter infinitamente más íntimo. Con la elegancia del detalle como divisa es un serpenteante aroma de rosa que aúna matices de rosas antiguas de fresca melosidad que dibujan la imagen de un bouquet floral más abstracto, con los elementos empolvados, especiados y los toques afrutados de rosa búlgara y con el vago y fino acabado de sándalo que tienen las rosas de té. En conjunto no busca representar una rosa detalladamente sino un ideal, una imagen de rosa que todos solemos guardar en la mente, gracias a nuestra memoria olfativa.

Con el recuerdo frutal de las moras madurando en agosto entretejido con la intensidad embriagadora de un licor de cerezas el perfume desarrolla un perfil meloso suave que transforma el perfil de rosa en algo más complejo y redondo, pero contrastando con elementos verdes para dar vivacidad. Rose Essentielle es un perfume delicioso y rico en matices gracias al acabado natural que aportan el patchoulí y la madera de guaiac pero sobre todo la hoja de violeta y la mimosa.

El patchoulí, bastante transparente y algo terroso sirve para anclar mejor las notas de rosa y darles un volumen casi tridimensional. La madera de guaiac ayuda a facetar el sándalo con aspectos florales especiados. La mimosa con su persistente acabado verde, empolvado añade cuerpo y misterio. Pero la hoja de violeta es clave, no sólo por ser protagonista en la plenitud de la fragancia sino también porque con su frescor verde y profundo crea un contraste muy atractivo con la densidad de golosina que presenta la faceta de frutas del bosque, en la que destaca el aroma de las moras infusionadas en leche.

RoseE

Flores de un jardín diverso: Iperborea de Lorenzo Villoresi

17 miércoles Abr 2013

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flor de naranjo, jazmin, magnolia, mandarina, melocotón, mimosa, perfume

iperborea

Las intuiciones más básicas de los hombres se convirtieron en símbolos; los símbolos se entretejieron en mitos y los mitos impregnaron el pensamiento creando complejas estructuras simbólicas. Si algo se puede afirmar con seguridad sobre Hiperbórea es que encierra un complicado entramado de ideas que en ocasiones ha tenido derivaciones conflictivas. Trazar la historia de este lugar -legendario o no- es ardua tarea: sus huellas se pierden en la noche de los tiempos y su mito atraviesa tanto culturas célticas como mediterráneas. Permanece en la Historia evolucionando dentro de la tradición griálica y podríamos seguir asegurando es también el germen de la imagen paradisíaca por excelencia: lleno de armonía, abundante en recursos y aún así completamente espiritual. Dante se hace eco cuando dice «su paraíso no es más que música y luz».

Hiperbórea representa la isla primigenia; de su imagen deriva el resto -Atlántida, Albión-. En el pensamiento clásico es alegoría de un estado de conciencia ideal que rige el pensamiento apolíneo: la superación de la tiranía de los sentidos y el heroísmo entendido como un valor cívico que entraña el sacrificio personal.

Apolo es una de las principales deidades vinculadas a esta isla. Pero en ella también se sitúa a Atlas sosteniendo el eje del mundo y se localiza el Jardín de las Hespérides, donde crecen las manzanas de oro que representan la inmortalidad. Algunas teorías señalan que las Hespérides pudieron ser un conjunto de divinidades arcaicas asociadas al destino…la cuestión es que el tiempo, o mejor dicho, el no-tiempo es también la esencia de Hiperbórea.

Hesíodo dice que en Hiperbórea vive la generación de los hombres-héroes y su rey es Kronos/Cronos, el rey de la Edad de Oro. Viven en esa isla donde no hay lugar para el devenir y de la tierra brotan espontáneamente los frutos.

Distintos autores la han ido situado más o menos en algún punto del Ártico: frente a la patria de los celtas, «a seis días por el mar de la Britania en las proximidades del mar congelado» . En el mar congelado decía Plutarco que dormía Cronos y es que Hiperbórea no se rige por el tiempo que el resto de los hombres conocen.

Con todo este calado intelectual, es difícil no preguntarse a qué puede oler Iperborea. El objetivo parece claro, representar un lugar utópico, rodeado de glaciares que permanece todo el año bajo una luz crepuscular excepto un mes en el que un sol negro se mantiene continuamente sobre la línea del horizonte y, pese a ello, siempre tiene una vegetación exuberante. Pero el concepto del tiempo hiperbóreo parece un reto.

Lorenzo Villoresi toma dos características de este paraíso ártico para perfilar el perfume: la imagen del oasis en la nieve donde delicadas y fragantes flores surgen sin esfuerzo y la luminosidad que esconde el vergel. Por eso Iperborea es un perfume radiante de flores blancas.

Son como delicadas flores fantasmas que nunca acaban de caracterizarse pero retienen un frescor infinito. Al principio se perciben como una infusión de pétalos blancos. El aspecto acuático en el que participan el ciclamen, el lirio de los valles y la magnolia tiene pese a todo un matiz intimista en el perfume. Sin renunciar al dinamismo ondulante que estas notas pueden dar hay algo que contrarresta su fluidez: la faceta solar en la que participa la luminosa y empolvada mimosa, un jugoso y lactónico melocotón, parte del jazmín y la melosa flor de naranjo…Ambos aspectos solar y acuático están completamente ensamblados y esto es algo bastante interesante, porque no suelen encontrarse juntos con igual grado de protagonismo. Es un efecto que consigue hacer el perfume más elusivo.

Iperborea es delicadamente intenso. Se hace más y más floral poco a poco pero no pierde frescor y el fondo sigue siendo un telón de radiantes pétalos entre cremosas maderas. Un ingrediente importante que Lorenzo Villoresi ha usado para singularizar el perfume es el aceite esencial de magnolia. Este material es suavemente floral y muy fresco, dulce y afrutado tipo manzana, con aspectos verdes y también matices acuosos. Además de dar carácter permite jugar a «lo familiar y lo exótico» e introducir el aspecto más complicado de un retrato utópico: el concepto de tiempo.

De un modo indirecto se refuerza el aspecto de intemporalidad y de bonanza mediante dos acordes de gran familiaridad para la mayoría de personas: el de las cremas tipo cold-cream y más concretamente el de Nivea junto con el de las aguas de colonias infantiles basadas en flor de naranjo-lavanda-limón tipo Nenuco. Ambos se presentan como en planos recesivos cubiertos por un muy fino velo aldehídico que sólo difumina las cosas hasta un punto en que aún son reconocibles. Este es otro rasgo a destacar en Iperborea porque de forma bastante sorprendente recurre al acorde cosmético pero ni es demasiado intimista, ni demasiado retro, ni nostálgico…simplemente atemporal. Estas notas de crema y tierna colonia infantil están trabajadas no para hacer pensar de inmediato en la familiaridad sino en el bienestar que produce lo familiar. Y esa es una cualidad muy difícil de conseguir.

En conjunto, Iperborea se percibe como un perfume equilibrado. Los detalles del acabado son realmente buenos. Es corpóreo como una crema pero transparente. Combina la oposición de facetas como sólo algunos perfumes vintage hacían: lo solar y lo crepuscular, lo empolvado y lo acuático… Las flores blancas se presentan con su natural dulzura, cálida y melosa con puntas afrutadas de mandarina y melocotón mientras las notas verdes y acuáticas atraviesan toda esa pantalla solar para que todo sea más redondo, más complejo. Al final de lo que habla Iperborea es de confort. Su aroma plácido me hace pensar en Dorita repitiendo aquello de «se está mejor en casa que en ningún sitio, se está mejor en casa que en ningún sitio…».

Lorenzo-Villoresi-–-Iperborea

Seis flores del jardín de Santa Maria Novella: Gaggia,Gardenia,Garofano,Ginestra,Frangipani e Iris

07 sábado Abr 2012

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clavel, frangipani, gardenia, genista, iris, mimosa, perfume

Las Aguas de Colonia de Santa Maria Novella son una delicia que conservan la vibración de las preparaciones farmaceúticas artesanales. El esquema compositivo de sus temas florales parte de las aguas de colonia más tradicionales, pero se dramatiza y enriquece con un aura de perfume vintage mediante el contraste marcado entre una salida fresca, cítrica-herbal sobre un fondo de cualidad radiante balsámico-amaderado con textura aterciopelada. Y, con frecuencia, la nota principal se evoca fugazmente. En su catálogo tienen una bonita variedad de soliflores, esta es una pequeña selección:

–Gaggia (mimosa). La flor de la mimosa es la absoluta protagonista aquí. En concreto, el olor que desprende una mimosa húmeda, cuando las notas más melosas, afrutadas y penetrantes se suavizan ligeramente y surgen con mayor claridad las tonalidades verdes acuáticas que los pompones amarillos esconden. Ligeramente cítrica en su inicio y con un corazón algo jabonoso y frío con lirio de los valles y recuerdos de geranio, se va haciendo más profunda con un toque de violeta tipo Après L´Ondée de Guerlain. El perfume tiene esa cualidad impresionista de atrapar un instante y hacerte sentir la lluvia: las partículas olorosas parecen quedar suspendidas por milisegundos en el aire, dejando que la nariz capte un aroma delicado. Esta es sin duda su mayor virtud: la delicadeza del retrato. Está a medio camino entre Spring Flower de Creed por su frescor afrutado y Cinema de YSL por su dulzor balsámico.

–Gardenia. La ilusión de una gardenia cuyo olor despunta verde y radiante entre la bergamota se funde en un corazón floral más denso, dorado y tropical. Mientras desde la base emerge una calidez ricamente balsámica y ambarada donde el recuerdo de L´Heure Bleue de Guerlain se hace más claro. Es uno de los soliflores más profuso y compacto de SMN.

–Garofano (clavel). La fórmula es de 1828 y se trata de un clavel muy especiado con clavo y pimienta, ligeramente empolvado con notas de vainilla y dotado de frescor gracias al de lirio de los valles que da cuerpo al núcleo. Garofano de Lorenzo Villoresi tiene el mismo patrón, con un regusto atalcado, y son muy parecidos en términos de olor; si bien el de SMN parece un retrato más suave al principio y a la vez más profundo, con un acabado ligeramente cremoso y balsámico. Sólo para amantes del clavel.

–Ginestra (genista). Como en Gaggia, se trata de un retrato impresionista, pero en este caso la composición se centra en un tema verde, herbal y aromático. Combina la estética artesanal con un acabado más pulido de los perfumes modernos, siendo una fórmula del 2001. Para quienes crean que Green Irish Tweed de Creed es demasiado, pueden poner esta fragancia en su lista porque tienen bastante en común…; según se dice, Ginestra intenta recrear el aroma de un verde campo escocés cuajado de retama. Independientemente de los paralelismos que ambos perfumes presentan, haciendo referencia a un tipo de paisaje y su olor- porque se parecen de verdad-, Ginestra tiene cualidades destacables por sí misma. Es un retrato vívido del verdor más aromático y amargo de la retama, y cada uno de sus estadios de evolución aporta un matiz diferente en la gama de los verdes. La salida tiene un efecto muy interesante porque logra crear una sensación de espacialidad y lejanía como pocos perfumes lo hacen: se huele el frescor cítrico herbal de la bergamota y la lima de tintes cumarinados pero, el tomillo que le da ese carácter tan singular queda más escondido. Es precisamente el matiz fenólico y oscuro que aporta esta hierba aromática lo que sirve de apoyo para ir creando un efecto de profundidad a través de las notas. Ese aspecto hace pensar más en un terreno forestal que en un campo de fina hierba. El corazón es una nota de heno ligeramente melosa y algo grasa con ténues tonos florales de narciso, flor de naranjo y de húmedo jacinto. Si la salida es el corazón del bosque, la base recoge una idea de la vegetación típica del sotobosque gracias a una intensa nota de musgo y un toque verde resinoso tipo lentisco. Un verdor muy logrado.

–Frangipani. De nuevo la sensación del frangipani es un retrato momentáneo que hace tomar conciencia de la flor entre una salida brillante y húmeda, un corazón empolvado y su base oscura y seca; también una fórmula que recuerda a algo, en este caso al EdT de Mitsouko por su contraste entre jazmín oscuro y los matices especiados de la violeta – contraste que recoge actualmente la fragancia de Diane von Fustenberg-. Pero por su estructura oriental-floral está más cerca de L´Heure Bleue. Sin embargo, la fórmula de SMN es anterior a todas estas referencias, es de principios del s. XIX. Tiene el mismo feeling evocador y vintage que Gardenia pero es más seco, amaderado y desafiante en su carácter. La salida es cítrica pero a la vez resinosa como el elemí, hay algo crepitante que aporta el tomillo y algo verde que hace pensar en el paisaje tropical donde la vegetación es densa gracias a la humedad. El corazón es básicamente floral, compuesto por jazmín, nardo e iris con el toque especiado de nuez moscada. Hay recuerdos de heno dulce entre en corazón y la base donde predomina más el carácter dulce y amaderado, con vainilla y sándalo. Un marcado tono coriáceo, ahumado y cinámico del bálsamo de Perú aporta el toque peculiar que puede resultar difícil de llevar. Sólo si adoras la flor de frangipani.

–Iris. Como perfume es potente y frío; en realidad es muy potente y muy frío. Parte con una nota de violeta cruda, atravesada por el helado y anisado espino blanco, pero evoluciona hacia un iris más bien rosado y jabonoso ( geranio y lirio de los valles) en el corazón; mientras en la base fluctúa entre la suavidad del almizcle avainillado y el carácter austero, amaderado y resinoso del ciprés. Refleja bien algunas características típicas asociadas al iris como es el efecto empolvado -que no está muy desarrollado pero está- y el sabor entre radicular y vegetal, metálico y extraño que le da ese aura de reflexividad. La fórmula es de 1901 y junto con Melograno es el perfume estrella de Santa Maria Novella. No en vano ambos comparten un carácter muy intenso, con más cuerpo y mucha fijación- más que otros perfumes de la casa- y además tienen una estética diferente: destacan entre el resto porque en vez de crear una ilusión bella y fugaz como en el caso de Frangipani o Gaggia, son un retrato dilatado de algunas facetas típicas del iris y la granada, respectivamente.

Sobre Officina Profumo Farmaceutica Santa Maria Novella y puntos de venta en España podéis leer más en el post que le dediqué anteriormente, pinchando aquí.

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