Herminia y Lisandro –El Sueño de una Noche de Verano– de Jonh Simmons .Via Tony Kospan blog.
Algo impalpable pero palpitante es el perfume y, como las metáforas, en ciertos momentos permite que la realidad más prosaica sea sólo otra parte más de la realidad dejándonos ver que en la vida no todo son certidumbres. Pero no todo el mundo acepta que haya parcelas sin sentido como también hay quien no desea vivir en otra área que esa. Entre ambos extremos se puede encontrar el modo de que la experiencia sea más rica y reconfortante.
Quizás sean sólo momentos breves pero son muy importantes porque nos brindan la ocasión para sentirnos agradecidos por la oportunidad de haber disfrutado de la belleza de la vida. Para poder decir que mis ojos han visto…
No hay poemas, libros, cuadros, canciones, películas…obras en general que me apasionen más que aquellas que son un canto a la vida. Creo que es fácil caer en la trampa de pensar que sólo lo más retorcido es profundo, de hecho creo que cuando somos terriblemente jóvenes o viejos y tenemos poca experiencia o demasiada con los desengaños de la vida podemos quedarnos perdidos en esa niebla densa que es el cinismo. Y no es fácil abrirse paso en ella si no queda un mínimo de buenos deseos en el fondo del ser, pero los buenos deseos siempre hay que alimentarlos, como cualquier otra cosa en la vida no se puede dejar descuidada y esperar que se mantenga totalmente fresca mientras el tiempo pasa. Así que la creatividad empeñada en hacer entender las cosas de manera diversa, mostrando alternativas, dejando ver otras facetas de la vida, es decir, aquello que entra de lleno en el mundo de la imaginación tanto como en el de la comprensión, es como un alimento esencial del que siempre hay que tener guardado algo por si fuera el caso. Estoy hablando de la capacidad de una obra -sea del género que sea- para crear una experiencia visual en la cabecita de quien no la ha creado.
Actualmente en la literatura de la perfumería nicho el intento por crear imágenes saturadas es la tónica general: los productos se presentan al público como algo muy sofisticado. Es lo que toca, hace décadas lo apreciado era lo anecdótico: frascos de un ingrediente que por accidente caían en otra fórmula o asistentes que interpretaban mal la fórmula y añadían una sobredosis de algo que ¡voilá!, hace surgir la magia del perfume. Sea como fuere, pocos perfumes finalmente transmiten algo más que una sensación «cosmética».
Pero lo cierto es que crear imágenes potentes, que arraiguen en la mente, inquieten o embelesen es otra cosa. Hace falta un empeño en crear de verdad, hacer el esfuerzo de crear que implica también el esfuerzo de ofrecer. Para crear un perfume de verdad hay que esmerarse en conseguir una estructura sólida y un desarrollo con notas en equilibrio y gran sentido del refinamiento. Esa es la manera de que el perfume sea una invitación a los sentidos, a estar más despierto, elicitando nuestro sentido de la curiosidad.
Sin embargo, lo que la literatura de la perfumería suele dejar de lado realmente es aquello que constituye el meollo de la cuestión en términos creativos pero, en ocasiones, alguien se atreve a decir algo más de su método de trabajo o de su idea, algo que permite entender lo que señalaba antes: que en la creación hay un importante componente visual.
Jean Claude Ellena señaló como punto de partida para la creación de Eau de Mandarine Ambrée y Eau de Narcisse Bleu de Hermès un verso que dice La terre est bleue comme une orange, celebérrima frase que encabeza un poema de Paul Eluard y sintetiza el canon del Surrealismo como movimiento artístico:
La tierra es azul como una naranja
No es ningún error las palabras no mienten
Nos obligan a cantar
Y en vez de oirse unos besos
Unos insensatos amores
Su boca de alianza
Tiene todos los secretos todas las sonrisas
Y tan indulgentes vestidos
Que se le creería del todo desnuda.
Las avispas florecen de verde
El alba se coloca en torno al cuello
Un collar de ventanas
Y las alas envuelven a las hojas
Tú tienes toda la alegría solar
Todo el sol de la tierra
Sobre los caminos de tu belleza.
(Si podéis leer en francés, consultad la versión original aquí porque algo se pierde en la traducción)
Si Eau de Mandarine Ambrée ofrece la redondez pulposa y festiva del aroma anaranjado de la mandarina, dando olor a la faceta más vitalista y solar del poema de Eluard, Eau de Narcisse Bleu apela su poética fantasiosa y elusiva, aquella que se interpreta cuando sabes que tus ojos han visto…El azul como color para lo onírico traído desde la naturaleza…y sí, yo diría que hay cierta conexión con el complejo perfil de L´Heure Bleue de Guerlain. Algo que no se limita al poder evocativo de una idea infinita gracias a las sensaciones azules, sino que conecta en términos de olor.
Ese vínculo no es evidente de primeras y eso es porque lo prevalente en Eau de Narcisse Bleu es la estética fresca y fluida de una Cologne tradicional, llena de penetrantes matices cítricos. Hay casi un acabado natural que hace pensar en el aroma divino que desprende la ralladura fresca de un limón de invierno. Así tan ligera y llena de matices que vivifica.
Paradójicamente, la vivacidad de ciertos elementos no distorsiona la sensación general de que el perfume ha sido construido con trazos suaves, dejando ver seminotas escondidas y profundas que van transformándose en algo cada vez más floral, dulce y terso. También más oscuro, silencioso y vegetal. A veces parece feérico, hace pensar en un bosque encantado escondido tras la frondosa maleza.
No todos usamos los perfumes frescos en verano, algunas personas realmente disfrutamos de los olores cítricos en invierno porque su presencia patente y recatada invita al recogimiento, porque su viveza y color invita a pensar en el sol de verano o porque en el fondo es como un perfume íntimo que ofrece otra manera de afrontar el frío. Esta cualidad serena y confortable es algo que en mi opinión Jean Claude Ellena también hizo brillar en otro par de perfumes frescos y de sabor original como son Angéliques sous la Pluie de Frederic Malle y Eau de Gentiane Blanche de Hermès.
En términos de olor Narcisse Bleu preserva el carácter clásico y vitalista del género que representa: la Cologne, pero al contrario que las composiciones tradicionales, aquí la tensión entre notas va en aumento sin que haya mucha variación en la sensación de volumen. Comienza con una compleja nota cítrica de limón cristalino que por un lado evoluciona hacia un nerolí herbal, aéreo y frágil mientras, por el otro, se vuelve más verde, frondoso y resinoso. Estos matices se bifurcan y a la vez se unifican creando una intensa veta herbal, casi amarga y astringente, que en ciertos momentos te transporta a un campo cuajado de manzanilla silvestre y en otros crees estar en la antesala del bosque encantado. Gálbano. Petit grain.
El cuerpo de Narcisse Bleu muestra un tono decididamente más floral, aunque en conjunto el perfume puede definirse partiendo de un eje cítrico, envuelto en notas verdes y aromáticas, flanqueado por facetas casi animalísticas pero muy tersas de heno y miel. Sin embargo, las sensaciones florales que despliega el corazón del perfume son complejas: podemos sentir el verdor agudo del jacinto, el recuerdo a violetas de la reseda e incluso asoman aspectos de guisante de olor, rosas y albahaca. Todo muy fresco, a veces helado, pero finamente empolvado con toques suaves y vainillados de heliotropina. También el iris es importante, a ratos recuerda al seco y harinoso iris de Bois Farine, otras es como un iris dulce y ambarado reforzado por ese tono meloso de cera de abejas tan característico del narciso; finalmente desemboca en ese iris-violeta almizclado que domina la fase final del perfume y es capaz de conjurar el azul de ensueño y fantasía.
Sin embargo, en el fondo, lo más fascinante es que Eau de Narcisse Bleu es un ejercicio de estudio detallado y minucioso de un material tan querido por muchos perfumistas como es el narciso, especialmente el absoluto. Es difícil no encontrar esta nota directamente o sugerida en varios de los perfumes que Jean Claude Ellena hizo para Hermès. En Eau de Narcisse Bleu lo que más relevancia tiene es la tensión entre la faceta floral y la verde del material aprovechando su capacidad para introducir un frescor profundo en las fórmulas como punto de unión. De la naturaleza a la fantasía; del verde al azul; de la flor al tallo, del tallo a la raíz, de la raíz a la tierra y de la tierra a lo profundo del bosque con una sucesión de olores delicados que invitan a pensar en otras cosas, cosas evocadoras que el ojo no ve directamente y las metáforas pueden hacernos sentir.
Mis ojos han visto…decía aquella canción de finales de los 80´s del a veces infravalorado grupo A-ha: Out of blue comes green.
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