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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: pimienta rosa

El templo en el bosque: Encens Flamboyant de Annick Goutal.

17 domingo Dic 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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abeto, cardamomo, cumarina, frankincienso, incienso, lentisco, musgo, nuez moscada, perfume, pimienta negra, pimienta rosa


*Tapiz Verdor tejido en Morton Abbey en 1915 siguiendo el cartón diseñado por John Henry Dearle en 1892 para la decoración de la mansión Clouds de Madeleine y Percy Wyndham.

Algunas materias primas de la perfumería actual son también ingredientes con una larga tradición en el ámbito de las artes curativas y las prácticas espirituales -ámbitos siempre de la mano en las culturas antiguas-, es por esto que estos materiales tienen un valor sagrado. Típicamente hablamos de ingredientes que han sido usados por distintas culturas en forma de incienso: todo tipo de maderas y resinas, especias y multitud de hiebas más comunes han recibido este uso a lo largo y ancho del mundo. Un uso ligado, de alguna manera, a un efecto sobre la conciencia que el humo perfumado ejercía. El humo aromático era ya usado en ritos chamánicos por los efectos que ejerce en la psique dando lugar a cambios con un valor curativo. Dicho de una forma más técnica, los componentes químicos liberados por las distintas hierbas, maderas y resinas al ser quemados surten efecto a nivel de sistema nervioso, frecuentemente a nivel de sistema límbico (el centro emocional del cerebro). Ese suele ser el poder de estas materias. Pero probablemente ninguno de estos ingredientes sea tan famoso como el comúnmente llamado incienso, técnicamente denominado frankincienso y, perfumísticamente hablando referido como olíbano; en definitiva, la resina procedente de árboles del género Boswellia que se extienden por Somalia y el sur de la península arábiga.

En occidente tanto como en oriente, o en el norte como en el sur, la gente reconoce el incienso como un material de cualidades místicas y a menudo usa la expresión «olor a iglesia» para describir su aroma. Rara vez se va más allá de esas palabras porque es un olor muy característico. En los perfumes más clásicos suele ser una nota dulce y flotante, ligeramente ahumada, que suele acompañar a composiciones ricas y complejas de estilo oriental. En el universo niche, sin embargo, suele ser tratado como un tema en sí mismo y, pese a que los perfumes monotemáticos necesitan de la mesura y el equilibrio justos entre notas para seguir siendo monotemáticos -fieles a una esencia- el incienso permite multitud de acabados y tonalidades, desde lo más denso y oscuro a lo más solar y ligero, fresco y especiado o dulce y resinoso. Es un material realmente rico en facetas.

Como tema central, hace una década o más estaba muy en boga y todo el mundo solía hablar de su perfume favorito de incienso en los foros de perfumistas. Después vino el oud y su salvaje exotismo. Ahora son las notas verdes y vegetales. El mundo niche también sufre de tendencias.

Posiblemente todo comenzó con Comme Des Garçons y sus perfumes de incienso. En la serie Incense retratando con cada perfume el incienso tradicional de una cultura y con 2 Man ofreciendo un ya clásico pero muy bien ejecutado incienso blanco de carácter calmante y con fuerte impronta espiritual. Estos perfumes marcaron una época y un gusto pues en ellos, en todos ellos, existe una vibración amaderada propia de algunos químicos aromáticos que imprime más dinamismo y amplitud al tema, inyectando un matiz más urbano a un aroma terriblemente tradicional y meditativo. Pero, en definitiva, estos perfumes de CDG retratan inciensos más que frankinciensos: mezclas creadas para la combustión con un fin espiritual.

Sin embargo, con los perfumes de incienso también existen rarezas. Serge Noir de Serge Lutens es un ejemplo notable: un perfume de incienso inspirado en la resina, mezclado con especias y el aura del Extremo Oriente como transfondo. Aún con sus devotos, es un perfume que cuesta aceptar porque es difícil de referenciar. En el otro extremo de las rarezas está explorar directamente las facetas de los aceites y resinoides derivados de la propia resina. Este es el caso de Encens Flamboyant.

Este perfume resulta ser una interesante mezcla de facetas características del frankincienso engarzadas con un estilo limpio, restrictivo casi, y formal. Está ahí al principio un vago pero esperable olor a humo con el dulzor característico de las resinas al combustionar, después despliega su carácter con claridad y se muestra como una fragancia amaderada especiada rodeada de un frescor complejo y elegante que deja al descubierto las facetas verdes y terpénicas junto con una sutil veta de matices coriáceos propios del frankincienso.

Una parte del carácter de Encens Flamboyant deriva de la filosofía con que se creó la colección Les Orientalistes de Annick Goutal, esto es, ser esencialista, ser fiel a un material combiando la tradición de la perfumería oriental con el purismo en el tratamiento de los materiales. Así cada pieza de la colección ofrece facetas veraces del material protagonista de forma directa como en el caso de la mirra, elaborado al gusto oriental como el almizcle ambarado de Musc Nomade, o enmarcado en una estructura clásica occidental más patente como el perfume de ámbar y este incienso. El fino acabado amaderado ambarado -basado en cumarina– es el hilo conductor de la colección, es la faceta que da estructura, solidez y cohesión a la serie pero en Encens Flamboyant tiene más peso, quizás porque pretenda ser intencionadamente masculino.

La otra parte del perfume es, sin lugar a dudas, fruto de la maestría que Isabelle Doyen tienen para entretejer notas verdes -esas notas que el público en general no siempre acepta o no siempre identifica con claridad pero que son tan importantes para impartir vivacidad-; es sencillamente brillante la capacidad de control sobre la tonalidad y el brillo que tiene la señora Doyen para lograr que las notas verdes queden bien integradas y el perfume siga teniendo un acabado redondo pero con ese punto de naturalidad y energía tan característico de los clásicos perfumes de Annick Goutal. Los fieles a la firma adoramos esa cualidad, esa claridad envuelta en encanto que se convierte en inexplicable emoción. La cualidad atmosférica.

En Encens Flamboyant lo que se realza -y de ahí que se apellide extravagante- es la frescura balsámica del frankincienso, ese carácter fresco y dulce de los pinenos , un componente clave en las resinas de casi todos los árboles Boswellia, que aportan ese elemento verde reminiscente de un bosque de pinos y abetos, por ejemplo. Hoy en día sabemos que parte de los beneficios de pasear y correr por parajes boscosos se debe a las sustancias que liberan los árboles. Estas sustancias actúan a nivel de sistema nervioso disminuyendo síntomas de ansiedad, ya sea por la acción antioxidante de dichas sustancias o porque de alguna manera median en la acción de los neurotransmisores. Los pinenos, en concreto, pueden tener efecto en receptores GABA-A de un modo similar al que ejercen las benzodiacepinas (psicofármacos ansiolíticos).

Volviendo al perfume, ese recuerdo a coníferas es lo más característico de su olor y un ingrediente clave para reforzar esta tonalidad verde es el lentisco que aporta ese contraste entre sensación de vegetación húmeda y calidez resinosa junto con un fondo dulce amaderado que recuerda a la cumarina y un toque coriáceo. El frescor es también especiado a base de pimienta negra y rosa que añaden un toque más difuso y cremoso junto al cardomomo que tiene esa punta de olor aromática más penetrante, ligeramente herbácea y aldehídica que da un acabado un tanto perfumado. Especias y lentisco permiten dar volumen y continuidad al frescor terpénico típico del resinoide de olíbano usado en este perfume.

La suavidad y el dulzor resinoso aparecen como un tema terciario aportando parte de esa luminosidad solar del incienso y ese aspecto seco suyo que a veces se describe como mineral. Esta faceta de fondo más ambarada junto con el acabado resinoso que tiene el musgo de encina dan al perfume el suficiente aire chyprée como para enmarcarlo en la línea más clásica de la firma. Seguidor@s de Prada Infusión d´Iris EdP o Chanel Nº19 Poudré pueden considerarlo una opción a probar.

William Morris dijo sobre el arte del tapiz que era la más noble de las artes de tejeduría porque permitía dar «profundidad en el tono, riqueza en el color y una exquisita gradación de matices». Su pupilo John Henry Dearle dejó muy clara esta idea en su obra Verdor: el diseño es muy claro pero es la riqueza de los tonos verdes lo que permite experimentar esa sensación de maravilla que encierra una naturaleza absolutamente armoniosa. Verdor es una obra maestra de la tapicería precisamente por el dominio de la tonalidad que exhibe. Hay que añadir una particularidad que el color verde tiene en el arte en general y especialmente en las artes plásticas: es el color más fácil de ver para el ojo humano pero el más difícil de reproducir en pigmento sin que parezca artificial.

Es difícil trabajar con el color verde y eso también ocurre en perfumería porque las notas verdes pueden ser notas muy agudas y penetrantes que crean aristas y rompen la fluidez con facilidad. Tendemos a ver lo oriental como algo muy redondo, dulce, denso, cálido y ornamentado. En definitiva, voluptuoso. Pero sin contraste, sin notas frías y sin notas verdes no habría la misma calidad en el acabado ni la misma riqueza en matices, ni la misma redondez. Muchos de los grandes clásicos esconden este pequeño secreto: un rico matiz verde.

Momento musical: In the bleak midwinter por Loreena Mckennit.

De allure oriental y frescor chic: La Femme Intense de Prada.

24 viernes Nov 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar, clavo, flor de naranjo, frangipani, iris, jazmin, nardo-tuberosa, patchoulí, perfume, pimienta rosa, Vainilla, vetiver

¿Quién puede definir con exactitud lo que es la femineidad? ¿Acaso es un universal?

La femineidad es un concepto moderno en el que se aglutinan los valores sociales concretos con la dimensión psicológica de cada mujer y, al igual que la personalidad, es en parte naturaleza y en parte conducta adquirida. Así que como concepto es dinámico y a la vez inasible, pero la gente prefiere aferrarse, así que no suele hablar de femineidad en términos abstractos sino en términos de conductas esperables asociadas a una moral dominante que poco puede tener que ver con el gusto propio y la expresión del mismo.

Pero aunque no haya una única definición de femineidad siempre habrá ese canon marcado por la sociedad que cambia muy lentamente y parece que nunca llega a transformarse del todo en algo totalmente nuevo. Esto es algo que incide directamente en la vida de las personas estableciendo usos, costumbres, estilos y expresiones válidas y aceptables para socializar.

Estas reglas y usos de cada época tienen un reflejo en el mundo de la perfumería. Un reflejo difuso e intrincado a la vez, pero menos accidental de lo que se pueda apreciar a primera vista.

En el s. XIX los olores se asociaban con un sentido de la moralidad muy explícita: los perfumes desprendían el elitista frescor de la Cologne con sus múltiples interpretaciones o hablaba el lenguaje de las flores (floriografía). Nadie pecaba contra esta regla si quería mantenerse en la buena sociedad. Pero por otro lado la fuerte industrialización finisecular, la masiva migración del campo a la ciudad, los nuevos paisajes urbanos con bellos paseos ajardinados por un lado y oscuros guetos por el otro suponían un caldo de cultivo caracterizado por una mayor polarización en la sociedad que hacía que las antiguas reglas del antiguo mundo comenzaran a resquebrajarse poco a poco hasta quedar totalmente obsoletas con la Gran Guerra que supuso el final de aquel mundo. El final de una época y el comienzo de otra significaron muchos cambios en el estilo de vida. Las antiguas fotografías nos dejan ver que corsés y crinolinas quedaban atrás pero no podemos apreciar como aquella sociedad pudiente que podía decidir entre Chanel o Lanvin sentía fascinación por la modernidad sofisticada de los perfumes abstractos y de fantasía.

Perdidos en parte los antiguos usos, surgía la necesidad de un nuevo lenguaje oficial que marcara la forma de presentarse en sociedad. Ya fueran las flores que la anchura del ala de tu sombrero, siempre era cuestión de que algo sirviera para establecer una comparación y crear un estereotipo en el que confluyeran viejas y nuevas ideas.

Los manuales al uso sobre el vestir o los buenos modales pudieron hacerse más «técnicos» pero el esquema subyacente vino a ser lo mismo, algo así como fisionomías asociadas a colores, colores asociados a virtudes, virtudes asociadas a olores, olores asociados a estilos de vida, estilos de vida que implican una forma de comer, de hablar, de peinarse…cliché tras cliché aglutinados para describir una personalidad, como si eso fuera algo totalmente dado e inmutable, pues así se creía entonces que era.

Aquella moda de los tipos no fue tal moda, aún perdura hoy en día y la publicidad se nutre de ella, pero tuvo su época dorada entre los años 20-30´s y 60´s en la medida en que toda mujer parecía ser de un tipo u otro y Hollywood contribuyó en gran medida a popularizar los estereotipos. De nuevo es el mundo de la imagen el que nos permite hacer una apreciación más directa y plástica de los hechos, pero la perfumería también se desarrolló bajo el influjo de los tipos. La idea podía ayudar a vender.

Frente a la conceptualización de los perfumes abstractos de Chanel, Jean Patou fue pionero en la idea de ofrecer perfumes para rubias, morenas y pelirrojas, asociando un tipo de olor a un color de cabello y suavizando la propuesta con el tamiz del romanticismo novelesco: cada perfume también representaba una fase del romance. Así publicitó sus perfumes creados en 1925 Que je sais?, Amour Amour y Adieu Sagesse. Rentabilizó la idea añadiendo vestidos para  cada tipo. Guerlain se hizo eco de la ocurrencia y en 1935 publicitó sus hoy ya clásicos L´Heure Bleue, Mitsouko y Liu para rubias, morenas y pelirrojas respectivamente mediante coloridos carteles ilustrados por A. Mouran Cassandre en los que resaltaba un sencillo eslogan: Eres su tipo? . Este modo de consolidar clichés asociando olores a caracteres no distaba mucho de la caracterización cinematográfica.

Los tipos siempre dejan fuera las características más personales y complejas porque sólo se basan en agrupaciones de rasgos que luego se asumen como inevitables y universales, aunque de vez en cuando sufran graciosas distorsiones. Pero la gente acepta los estereotipos con gran facilidad. A nivel personal porque describen rasgos y cualidades que pueden gustar y ser vistos como deseables -el cebo de la celebrity o el mito y el glamour de los iconos del pasado tienen un valor psicológico-; a nivel social también se aceptan porque la clasificación sin miramientos es un deporte muy humano que simplifica la interacción.

Es esperable que todo el mundo encaje siempre en algún lugar …pero ¿se pueden romper los clichés? Miuccia Prada sugiere esta idea en sus perfumes- y en su universo estilístico en general-, pero con La Femme & L´Homme y sus respectivas versiones Intense lo plantea directamente. No propone un discurso revolucionario sino una invitación sutil y pragmática para acercarse al perfume con otra mirada. El punto de partida es el propio cliché que se asume como propio e inevitable pero lo plasma con un lenguaje que obliga a mirar dos veces. Y esta es la clave, mirar dos veces.

Prada no propone escapar por completo del esquema habitual sino usarlo como base para construir un lenguaje de fusión entre facetas tradicionalmente femeninas y masculinas, poniendo en relieve matices diversos que acentúan diferente y, por tanto, amplían el campo de visión. Este uso de la fusión quizás sea más evidente en L´Homme & L´Homme Intense donde las notas cálidas y empolvadas de iris contrastan con especias frescas, cedro y ámbar; pero también es cierto que el mundo de la perfumería masculina es mucho más restrictivo en términos de olor y de aceptación de nuevos aromas más allá de las maderas ambaradas, las especias frescas o el cuero. Dicho de otra manera, si el mundo femenino sufre de estereotipos varios y dualistas, el masculino adolece de estereotipo único.

El lenguaje de raigambre clásica que Prada maneja y la perfumista Daniela Andrier ha ido puliendo perfume a perfume se apoya en tres pilares. Parte de un interés por expresar un estilo refinado más atemporal, se basa en un perfil caracterizado por dos materiales distintivos de la perfumería de lujo como son el iris y el ámbar y maneja el eclecticismo como recurso renovador.

El eclecticismo es importante porque es lo que rompe el estereotipo, permite experimentar e invita a pensar en la posibilidad de plantear un universo personal como lugar en el que conocerse mejor y comprender mejor las propias emociones forman parte del desarrollo, en vez de abrazar un dictado.

Pero el eclecticismo es sólo una parte del conjunto. Todo el universo Prada y su espléndido manejo de las sutilezas no estaría completo sin la búsqueda del refinamiento y esto se expresa con facetas limpias- a veces directamente jabonosas- envueltas en un frescor profundo y sedoso asociado al iris de forma más directa que a los cítricos y sostenidas por notas amaderadas ambaradas no necesariamente pesadas o excesivamente vibrantes pero si sólidas y moderadamente secas que dejan ver facetas ricas de ingredientes naturales. Es un sentido del refinamiento que parte de la mente , no de unas maneras y una pose y ese elemento intelectual que puede ser bastante rotundo recuerda a la visión creativa que Gabrielle Chanel tenía del perfume.

El estilo de los perfumes de Prada podrá gustar o no pero es notable que en el panorama actual, mientras las firmas más admiradas por su legado histórico parecen renunciar a sus estándares de calidad y sus señas de identidad, Prada hace lo contrario: apostar por una estética coherente y consistente.

Tan consistente como el carácter tradicional de los perfumes florientales basados en combinar flores blancas, especias y ámbar y en los que cabe poca variación. En ese sentido, La Femme Intense (2017) es un flororiental con algo más interesante.

Como su predecesor La Femme (2016) la idea es romper clichés de la manera más veraz: la femineidad no la representa una sola mujer -no es un tipo- sino distintas mujeres. Es una invitación a cultivar el estilo propio. La idea puede parecer muy obvia -y lo es-, incluso suele ser un lugar común en las conversaciones sobre estilo y moda pero, en realidad, se practica poco la búsqueda personal porque puede tener un coste social elevado. Pero en este caso la subversión incluye el contexto. Lo que Prada plantea, en último lugar, es que defender nuestra gracia y nuestras emociones es una decisión propia que forma parte del desarrollo personal y también es una forma de demostrar que se tiene clase y elegancia.

En términos de perfume esto se traduce en un mundo de sutilezas pero partiendo de las flores- más aún de las flores más dulces- el elemento distintivo de los perfumes femeninos por excelencia. Así, en La Femme todo es aparentemente juvenil, con un perfil de flores mantecosas y frutas tropicales, pero no se presentan claramente como tales sino jugando a dibujar con fluidez y naturalidad matices vagos y delicados de flores blancas; sin embargo, la proyección del perfume es importante y contrasta mucho con la ligereza de las notas…algo realmente tropical. La Femme es fresca por momentos y tiene un brillo dulce de melocotón que redondea las flores con un acabado jugoso pero hay una faceta melosa más primitiva que aporta el acento carnal al fondo verde y jabonoso del perfume. Con su vaguedad de notas frescas y solares, especiadas y animalísticas funciona como algo versátil y confortable que, pudiendo gustar a mucha gente por ser bonito y sencillo, también ofrece algo diferente en esa mezcla de imprecisión y osadía.

La Femme Intense (2017) deja atrás esa vaguedad y se acerca más a la piel: no proyecta tanto pero es más rica en contraste y color. Expresamente más exuberante, se dirige a quien gusta de la riqueza de matices porque estos añaden la profundidad y definición que enriquece la experiencia. Así que esa sensación emergente de aire tropical que inunda La Femme aquí se concreta más en una tuberosa solar muy saturada de luminosidad gracias a un rico ámbar y cuya deliciosa dulzura floral el iris realza con generosidad.

Lo interesante en el perfume es la mayor dimensión oriental que adquiere al facetar el ámbar con una impotante dosis de patchoulí y la calidad del mismo. Así, mientras en un floriental más tradicional el acorde floral tiene más peso, aquí las flores representan la parte radiante de un tema más insondable y sensual. El acento es diferente.

La faceta floral no proyecta un olor abrumador de flores blancas sino que exhala el aroma de un licor de flores dulce, reconfortante y profundo. El bouquet parece un mosaico cuyas teselas dibujan la figura mediante gradación de tonos en lugar de usar un fuerte contraste para diferenciar volúmenes; los tonos van desde brillantes amarillos y blancos cremosos que acentúan elementos florales de forma directa a fragmentos dorados que crean un aura más luminiscente e introspectiva.

Pese a que puede leerse como una tuberosa moderna -solar, ligera, limpia y tersa- elementos distintivos de otras flores se presentan alternativamente en el perfume. No se trata solo de los recuerdos a otras flores blancas que el complejo olor de la tuberosa podría mostrar, sino de algo más visible. El más sorprendente por su veracidad es el frangipani que introduce la cascada de referencias florales con una característica mezcla afrutada y balsámica de rosa y flor de naranjo; a ratos puede apreciarse el vago matiz a jacinto del jazmín Sambac y el corazón cremoso y especiado del ylang-ylang que ocupa un lugar importante en el perfume junto con la faceta afrutada, reminiscente de uvas, de la flor de naranjo.

Son flores radiantes sin resultar evidentemente indólicas. Dejan atrás el consabido cliché de la dualidad de las flores blancas y se presentan envueltas en un frescor verde y anaranjado que aporta delicadeza y familiaridad. También hay abundancia de matices frutales -no tan jugosos y tropicales como en La Femme, sino más bien confitados- que recuerdan al melocotón, las cerezas y el albaricoque. Sutiles pero suculentos. El carácter festivo de las flores se complementa con ámbar e iris. Un iris dulce, casi meloso, y ligeramente empolvado que realza mucho el bouquet mientras aporta un carácter más elusivo, atemporal y lujoso.

El ámbar, siguiendo el estilo de Prada pour Femme (2004) es translúcido, brillante, cremoso y sedoso, ligeramente vibrante e intensamente irisado pero sin la palpable referencia palatable a Angel de Thierry Mugler, aún así a veces parece oler a chocolate o mejor aún a bombón de licor. Es un ámbar bien redondeado con vainilla (nota discreta pero eficaz) y sombreado con el elegante efecto seco de maderas preciosas que aporta el vetiver. Pero es el patchoulí el que marca el compás y lleva el perfume hacia un territorio de oriental moderno más fresco y luminoso. Es el material que caracteriza el perfume con un efervescente dulzor herbal y esa complejidad suya así especiada, balsámica, vinosa y empolvada que refuerza la calidez dorada del perfume. Es el tipo de patchoulí de calidad afrutada que brilla en los perfumes de Chanel modernos. De hecho, La Femme Intense puede recordar a Chance EdP, a Coco Mademoiselle y especialmente a Allure Sensuelle EdP (sin la nota de incienso). En cada uno de estos perfumes un torbellino de flores reviste con tejido de distinta tonalidad un núcleo de ámbar cristalino facetado con ese patchoulí limpio y afrutado. La Femme Intense es más redondo, cremoso y festivo pero mediante la sutileza en los detalles y el frescor en el acabado intenta modelar lo mismo: un estilo chic.

La flor incidental: Nuit de Tubereuse de L´Artisan Parfumeur.

23 jueves Mar 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, angélica, clavo, mandarina, mango, nardo-tuberosa, perfume, pimienta negra, pimienta rosa, sándalo


*Folies Bergère de Richard Burlet.

La tuberosa tiende a ser caprichosa, necesita rodearse de amigos para mostrar su buen talante en un perfume. Al menos así sucede cuando se usa el ingrediente natural, pues su absoluto tiene tal contraste de sensaciones que fácilmente declina en estridencia. No es un material dócil ni sutil y, puesto que su precio además resulta elevado, en muchos perfumes se opta por reconstruir la nota con otros ingredientes no necesariamente sintéticos siempre pero si menos rebeldes.

Opulento y oscuro a la vez, su absoluto recorre una amplia gama de matices desde el goloso chocolate blanco o el coco, pasando por multitud de recuerdos de otras flores blancas hasta la menta y el alcanfor; pero esta extensión de tonos no se corresponde con una versatilidad de conducta a la hora de mezclar con otros ingredientes -al contrario que el jazmín al que en su olor recuerda- sino con algo más cercano a la arrogancia: «o estoy con los míos y entonces me comporto o avasallo al resto» parece ir diciendo. Así se las gasta esta flor.

Por eso, el perfil más típico en los perfumes es el de una tuberosa rodeada de otras flores blancas con las que tiene tantos rasgos en común o en un contexto exótico al que se adapta bien gracias a la rica cremosidad solar que debe a lactones y salicilatos. Pero tiene otros rasgos más vegetales y radiculares que son menos populares, que contribuyen a matizar un perfume pero difícilmente se desarrollan como tema central. Nuit de Tubereuse no constituye la excepción a esta regla, no exactamente, pero si una tentativa interesante. Básicamente es un perfume especiado en cuyos matices reverbera suavemente la sensualidad de la tuberosa.

Cierto que con el calor estival este perfume es como un fuego fatuo: se revela intensamente tropical pero rápidamente se apaga. Es en el más tibio clima de la primavera cuando florece, dejando ver un verdor exótico y lleno de delicadas sensaciones frutales entre notas amaderadas y terpénicas que esbozan el característico olor del mango junto a otros matices vegetales más tenues. Lo especiado domina siempre el perfil del perfume pero con la evolución más lenta y pausada permite apreciar mejor que Nuit de Tubereuse es el diálogo de dos aliados: la pimienta rosa y la tuberosa, donde esta última permite que su amiga se luzca.

Bertrand Duchaufour, el autor del perfume, suele optar por esta técnica de crear armonía uniendo las facetas menos evidentes de los ingredientes principales hasta convertir lo esquivo en tema central; una técnica que ha ido refinando hasta conseguir acabados muy sofisticados que no todo el mundo entiende como tal. Así que quien se acerque a este perfume esperando un floral al uso puede que se quede sin palabras porque el perfume nunca llega a ser totalmente floral, en todo caso, incidentalmente floral.

Las facetas en común sobre las que está construido el perfume son el efecto cremoso por un lado y el frescor especiado que recuerda a la angélica por el otro. Ambas engloban en sí un contraste de texturas y son características tanto de la tuberosa como de la pimienta rosa.

La evolución misma del perfume refleja el carácter contrastado de la especia, auténtica protagonista del perfume. Nuit de Tubereuse es en la salida afrutado y dorado, a ratos muestra algo más profundo, dulce y cremoso y, paulatinamente, va revelando un fondo seco y amaderado ligeramente pinoso, resinoso y medicinal. Ese es el perfil general, un perfil de pimienta rosa. En el camino surge el verdor tropical y ese matiz anisado que recuerda al hinojo o a la angélica y esa cremosidad propia de la flor blanca que resulta tan deliciosa. Así, mientras el perfume fluctúa entre lo fresco y lo radiante, entre lo cremoso y lo verde, dejando que a veces luzca una luminosidad alimonada que recuerda a las magnolias o una melosidad propia de la flor de naranjo o la aguda efervescencia de la madreselva, el olor típico y esperable de perfume de tuberosa nunca se deja ver por completo. Sólo de forma ocasional, con pequeñas pinceladas, manifiesta partes de su complejo carácter.

Paradójicamente, siendo sólo floral de forma secundaria, puede recordar -a mi me recuerda mucho- al floral super especiado que era la versión vintage de Jardins de Bagatelle, aquel perfume en el que rosa y pimienta formaban una parte importante del acorde de flores blancas. Y si recordamos que Nuit de Tubereuse fue presentado en principio como un perfume evocativo de las noches parisinas, la ecuación cuadra, porque aquel retrato femenino dotado de cierta mundanería positiva que era el clásico perfume de Guerlain sigue estando presente en el de L´Artisan Parfumeur aunque como un rasgo mucho más sutil, moderno y cool.

Momento musical: Goodnight moon de Shivaree.

Siguiendo el código: Honour Man de Amouage.

08 martes Abr 2014

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almizcle, cedro, elemí, geranio, haba tonka, incienso, patchoulí, perfume, pimienta negra, pimienta rosa, vetiver

Madame-Butterfly_Karajan
*Imagen de portada para la grabación de Madame Butterfly portagonizada por Mirella Freni y Plácido Domingo bajo la dirección de Karajan.

Desde la cuna niños y niñas son diferenciados con signos externos. Existe un código cultural que la sociedad agudiza, lima o moldea a lo largo del ciclo evolutivo de cada persona. Lugares reservados, etiquetas, gestos… todo está codificado. Los perfumes también.

La división entre perfumes masculinos y femeninos quizás sea un fenómeno de mercado, pero es un fenómeno totalmente instaurado. El sector de la perfumería nicho ha crecido criticando esa separación pero en los catálogos de las marcas más selectivas podemos encontrar de todo.

La diferencia desde un punto de vista más estilístico radica en el mayor volumen de notas florales (dulces) que exhiben los perfumes femeninos, frente al carácter más seco y austero de los masculinos. Otro punto clave es el grado de concentración con el que se trabajan las materias primas: los perfumes masculinos suelen usar los materiales más concentrados, realzando la pungencia de ciertas materias como las resinas o las maderas.

Honour Man (Nathalie Feisthauer, 2011) de Amouage es, sin ninguna duda, muy masculino. Sigue el código al dedillo. Igual que Honour Woman es totalmente femenino. Flores blancas para las damas y maderas alcanforadas para los caballeros. No es la originalidad del tema lo que se realza en este dúo de perfumes sino el tratamiento que se hace de dos temas muy tradicionales.

Basándose en la narrativa operística, el dúo representa la oscuridad de un drama personal buscando casi una dimensión ontológica a través de la intensidad de cada faceta del perfume. Esta intensidad, acompañada de la sensación general de profundidad que exhala, elicita una respuesta inmediata de gusto o rechazo y, luego, va más allá, hasta corresponderse con sentimientos. Por eso es posible hacer que un perfume sea algo más que un simple olor, que sea algo memorable. En este caso, el perfume es una dramatización. Honour Woman representa a Madame Butterfly; Honour Man a su hijo que, habiendo crecido, debe comenzar a buscar su identidad como hombre.

La fuerte impronta del olíbano es lo que introduce un aspecto espiritual en esta composición masculina. Aunque exhibe la faceta más metálica del olíbano, es el aspecto terpénico el que predomina durante una gran parte de la evaporación. Aspecto este reforzado por una fuerte nota de pimienta negra.

Como en todos los perfumes de Amouage hay que destacar la riqueza de sensaciones olfativas que ofrecen. Incluso en el caso de Honour Man que -frente a otros perfumes de la firma- es más plano, aún ofrece esa evolución rica y prolongada de las facetas. Otro rasgo importante de los perfumes Amouage que quizás pase más desapercibido pero que conviene realzar es el tratamiento de las especias porque siempre es excepcional. No sólo por bueno sino también por singular. Pocas firmas van tan allá con este tipo de notas y las caracterizan con tanto detalle.

Es notable como los aspectos más ásperos y amaderados de la pimienta negra se ponen de relieve sin que esto desequilibre el resto de elementos. También hay pimienta rosa para añadir contraste y el toque más alimonado y balsámico del elemí. Estas notas especiadas refuerzan el carácter terpénico del olíbano, mientras que la nuez moscada añade algo de calidez con un matiz aromático.

La calidez se deja ver según avanza el perfume, pero con timidez. Honour Man es oscuro y fresco, como un bosque espeso rezumando resinas. Una nota de geranio late en el corazón, pero es un geranio un poco rudo, acompañado por el amargo recuerdo flotante a pomelo que deja el vetiver y asociado al primitivo olor de las maderas secas y alcanforadas.

Honour-for-men

¿Un cocktail Bellini durante la opereta ?: Dahlia Noir Eau de Toilette de Givenchy.

04 sábado Ene 2014

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almizcle, iris, mandarina, melocotón, mimosa, perfume, pimienta rosa, rosa, sándalo, Vainilla

Themerrywindowwarners-ad1960-f-pellegrini
*La viuda alegre cartel de 1960 por Frances Pellegrini.

Hay quien piensa que el Rococó no fue más que un estilo decorativo, relengando -de paso- la decoración y toda la artesanía que conlleva a la categoría de pura frivolidad y olvidando que hubo más que rocallas y muebles estilizados durante ese período. De hecho, una mirada más profunda a las pinturas de Watteau, de Fragonard o de Gainsborough deja ver un poso de melancolía en el gesto de los retratados e, incluso, hay pinturas empapadas de ese sentimiento, donde la naturaleza que rodea los personajes expresa la misma poética. Con las operetas ocurre algo parecido, se juzgan como algo superficial, cuando muchas esconden una buena dosis de sagacidad práctica: las cosas pasan mientras parece que no ocurre nada.

Lo cierto es que los prejuicios nublan no sólo nuestro entendimiento sino también la capacidad de disfrutar de algo…como si intentar tener buenos momentos fuera algo inapropiado. Esto es una realidad cotidiana en prácticamente todos los ámbitos pero, puesto que esto es un blog sobre perfumes, voy a centrarme.

Ciertos perfumes que aparentemente sólo son encantadores, suaves y bonitos para mí acaban en la categoría de adorables porque parecen encerrar un elemento profundo, algo que podríamos definir como parte de un microcosmos personal. Esos perfumes suelen incluir algún tipo de referencia al aroma de la piel limpia, recordando más a los productos cosméticos cremosos de acabado lujoso y a los jabones blancos de olor tan refinado que al maquillaje retro chic, aunque no renuncian a la faceta empolvada. Es una gama de aromas muy concreta y al sentirla siempre tengo la sensación de que el perfume me está llevando a un ricón silencioso de mi propio universo, en el que se mezclan las perlas de color crema, con las figuritas de jabón que tanto me fascinaban de niña, o los cromos de flores y angelotes con los frascos de purpurina y las fotografías antiguas. Sí, un rincón de recuerdos, bonitos y frágiles; un tesoro que es parte de la identidad de cada persona.

Dichos perfumes tienen un aspecto íntimo más delicado o quizás menos racional que las notas de maquillaje caro basadas en rosas y violetas empolvadas. Siguen siendo empolvados porque suelen tener algo de iris, de mimosa, y almizcles blancos pero lo que predomina en ellos es la faceta lactónica del melocotón, los acentos cremosos de sándalo y flores blancas y la suavidad de una nota ambarada muy fina. Tienen algo insinuante que reside en su poder para evocar un aura sofisticada de comodidad gracias a los detalles de textura.

Desde Peau de Pêche de Keiko Mecheri o Le Mimosa de Annick Goutal pasando por Champs Élysées de Guerlain, hasta Orlane B21 con acentos especiados cálidos, Lalique Fleur de Cristal con una bonita nota de jazmín sambac y muguet o Dahlia Noir Eau de Toilette de Givenchy que introduce algo anisado junto a más notas verdes y amaderadas. Todos estos perfumes comparten ese efecto piel limpia basado en almizcles blancos y melocotón, con mayor o menor hincapié en el acabado empolvado pero Dahlia Noir EdT añade alguna cosa más: un discreto acabado aldehídico acompañado de un muy sutil y vaporoso efecto suede que aportan el toque de elegancia abstracta.

Al contrario que el original Dahlia Noir Eau de Parfum -inspirado en el Acqua di Cologna Iris de Santa Maria Novella pero mucho más empolvado y rosado para acercarlo al universo del maquillaje- el Eau de Toilette tiene un perfil más amaderado, donde la pimienta rosa ayuda mucho a realzar el contraste entre la pungencia seca del cedro y el acabado cremoso del sándalo con toque de azúcar y vainilla. Esta pimienta además aporta un frescor afrutado que acompaña bien en la salida a una acidulada mandarina y un melocotón con algo mantecoso y anisado a la vez que, hasta cierto punto, hace pensar en el aroma de las dalias aún cerradas. Luego, ese aspecto se suaviza, se vuelve más lechoso e invoca la imagen de grandes pétalos de magnolias blancas. Es una sensación breve, antes de dar paso a una nota más sólida de rosa almizclada y de jazmín fresco que forman el corazón del perfume.

Como muchos otros perfumes de François Demachy aparenta ser un aroma muy fluído y sencillo, es con la evolución en la piel que se aprecian los pequeños e intrincados matices llenos de textura. Una auténtica urdimbre de sutilidades. Y estos detalles son como las teselas de los mosaicos: de lejos parecen del mismo color, de cerca se aprecia cómo hay matices y sombras que dan profundidad a la imagen. Así, lo cremoso va de la mano con lo vaporoso, lo aterciopelado con lo jugoso, lo aéreo con lo seco… Creo que es esa la razón por la que esta versión de Dahlia Noir se ha convertido en uno de mis perfumes de corte cosmético favoritos: los matices aparecen sin que pareciera que existieran.

dahliaN

El nardo agreste y las sombras del bosque: Memoir Woman de Amouage.

13 viernes Dic 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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absenta, almizcle, cardomomo, Cashmeran, castóreo, civeta, clavo, cuero, fenugreco, incienso, labdanum, nardo-tuberosa, patchoulí, perfume, pimienta rosa, sándalo

julie-kent
*Julie Kent como Odile, el Cisne Negro.

Odile es una figura serpenteante que desorienta y confunde al príncipe Siegfried con su intrincada danza. El príncipe se precipita hechizado. Odile es un fantasma oscuro pero Siegfried cree ver en ella a la grácil y pura Odette. Las apariencias engañan…¿o nos dejamos engañar?

En esa historia por capítulos que representan los perfumes en pareja de Amouage desde Jubilation 25 Woman Y XXV Man hasta Fate la búsqueda del equilibrio parece ser una de las líneas maestras del relato, pero ese equilibrio florece tanto en la armonía como en el caos y, por eso, el lenguaje de la perfumería adquiere a través de esta narrativa una bella plasticidad. Cada perfume representa un capítulo y cada capítulo tiene una estética muy concreta; con Memoir se intenta retratar el espíritu atormentado de un poeta maldito y sus visiones llenas de dulzor espinoso. La absenta es en este contexto la nota que da el aire de bohemia. Pero el lirismo de El Lago de los Cisnes permite limar las facetas más escabrosas de ese ambiente decadente creando una imagen casi magnética y potente: la del Cisne Negro, que concentra la oscuridad de su magia pero que también es la imagen especular del Cisne Blanco.

Memoir Woman representa ese personaje pero no desde el punto de vista del público que sabe dónde está el bien y dónde el mal, sino desde el punto de vista del hechizado príncipe. ¿Cómo? Creando un halo de confusión en el que la oscuridad rodea una flor radiante y fría, potente, elusiva y misteriosa. Creando una sombra.

La primera impresión de Memoir Woman podría hacernos pensar en Bandit de Robert Piguet, al fin y al cabo, se percibe mucho cuero y abundantes notas verdes secas y profundas pero, para mí, el tema chypre es aquí una impresión…un recuerdo, un modo de crear un escenario oscuro, lleno de neblina que oculta la fusión de distintos caracteres. Hay varios miniperfumes dentro de este perfume, o varias imágenes especulares…y puede resultar desconcertante pero digamos que esa es su fuerza.

Memoir Woman puede ser como una nube perfumada con un cuero muy elegante y sólido que evoluciona a lo largo del perfume mostrando diferentes facetas, desde ahumado a especiado pasando por las reminiscencias animalísticas de la civeta y el castóreo hasta fundirse con una base amaderada donde el patchoulí es un eco terroso y la faceta ámbar despliega una tersa cremosidad almizclada. Aunque, al principio, lo que parece es casi un perfume fougére, por su salida verde y aromática, herbal y alcanforada con su combinación de ajenjo y cardomomo formando una pantalla de espeso vapor verdoso sobre un fondo oscuro e impenetrable que se escapa. Sugiriendo de nuevo esa característica laxitud de los clásicos perfumes chypre. ¿Contradictorio? …

Entre ese aspecto verdoso y el oscuro cuero aparece una flor de carácter dual: el nardo (tuberosa). Esa dualidad entre cremosidad radiante, frialdad mentolada, cuerpo especiado y frutal es lo que finalmente parece representar Memoir Woman, pero sólo deja que la flor brille por completo en una parte muy concreta del perfume: durante su plenitud. Y, ni tan siquiera, en ese momento se muestra de forma clara, sino que su personalidad está sistemáticamente analizada, deconstruida y vuelta a sintetizar como si de un cuadro cubista se tratara.

Por un lado el verdor agreste y muy especiado con que se retrata esta flor enlaza con el frescor vivaz de los perfumes fougére a través de esa nota de absenta, por el otro esa aspereza inicial que descontextualiza el tema se da de lleno con un corazón floral, limpio y sedoso, con recuerdos de jazmín e ylang-ylang, de rosa almizclada y del especiado y lechoso Lys-Ylang, un material que da mucho cuerpo a las flores blancas pero a la vez está lleno de tonos difusos, perfecto para la atmósfera de vaguedad que el perfume pretende recrear. La vaguedad de una percepción distorsionada o de un recuerdo frágil.

memoir

Lo que queda de la fiesta: Still Life de Olfactive Studio

17 jueves May 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar gris, elemí, perfume, pimienta negra, pimienta rosa, pimienta sichuán, yuzu


* Still Life por Frédéric Lebain

Tema entonces foto entonces perfume. Esta es la cadena de creación que se establece en Olfactive Studio (Still Life, Chambre Noir, Autoportrait y Lumière Blanche hasta la fecha). Concretando, Naturaleza Muerta entonces After Party entonces perfume inspirado en cóctel de yuzu y ron.

Éste es el único perfume cuyo nombre está en inglés para evitar la connotación de la expresión Naturaleza Muerta, y permitir el juego de palabras entre el Aún Vivo y la inercia de las bolas de brillos retratadas en dos dimensiones. El uso de la obra dentro de la obra siempre recalca que estamos ante un artificio producido por el hombre. Fréderic Lebain ha imprimido a través de la tensión entre realidad, representación y significados modernidad a la imagen. Fotografiando lo que queda de la fiesta no renuncia al simbolismo tradicional de las natularezas muertas que remarcan la fugacidad del tiempo. Pero ahora esa fugacidad es otro producto más de consumo, mientras el cuerpo resista.

Lo que Dora Arnauld (Firmenich) interpreta mediante un acorde de yuzu y ron es: la fiesta no tiene fin. Destacable de este perfume es el tratamiento que reciben las notas cítricas. Son muy potentes y concentradas. El yuzu al inicio es muy legible e impactante, con mezcla de tonos secos y dulces de la lima y ásperos y amargos del pomelo, y potenciado por los rasgos más alimonados del elemí, luego sus facetas se van dispersando y reflejando a la vez en las especias. La pimienta de Sichuán es una nota importante, predomina sobre la pimienta negra y la pimienta rosa, con su peculiar aroma amaderado-anisado sirve de puente para el corazón verde y frío centrado en un gálbano fino y en notas refrescantes anisadas (¿el hielo?). Hay dos temperaturas en la evolución del perfume, no chocan, sino que se mecen evitándose y encontrándose sucesivamente. Ese esfuerzo por imprimir ritmo al perfume tiene interés, las notas parecen gravitar por efecto de un núcleo resinoso.

Otro aspecto destacable es que los cítricos no son translúcidos sino opacos y no se apela tanto a la capacidad revitalizante-regenerante de estos frutos como a la idea de energía. Still Life parece un concentrado para potenciar la segregación de adrenalina a base de especias maceradas en jugo de yuzu.

Como las fragancias cítricas tradicionales, sigue el esquema de tronco de pirámie invertido, con el mayor volumen de notas al principio y apagándose hacia la base. La nota de ron no es muy sólida, sino que se diluye en un sabor convencional…una mezcla de ambrox + vetiver + otras moléculas de tonos amaderados que actualmente satura la base de las composiciones de bastantes perfumes del circuito nicho y que el público ya conoce desde hace tiempo gracias a Escentric Molecules 02. Así pues, Still Life, como fragancia tiene sus puntos fuertes pero también sus puntos débiles.

Cèline Verleure, quien puso en marcha el proyecto de Olfactive Studio, viene del mundo del marketing (Helena Rubinstein, Kenzo, Osmoz), y con su experiencia y visión, decidió crear su propia marca de perfumes. Es un fenómeno cada vez más frecuente estos días que alguien de este paso. Cualquiera que se plantee abrirse camino en un negocio sabe que es difícil encontrar un hueco para el producto. C. Verleure, aplicó la regla de oro del mercado para lograr este objetivo: crear una expectativa antes de ofrecer el producto. Aprovechando la rapidez de propagación y feedback que generan las redes sociales, abrió en Facebook la página «El blog del perfume que no existe (aún)» y planteó a sus seguidores parcitipar en el proceso de creación de su marca. Ese fue su canal de promoción.

En un contexto como el de las redes sociales, donde los tópicos de ¿Es la perfumería un Arte? o ¿Qué es la perfumería nicho? se discuten con regularidad, Olfative Studio difumina el debate al introducir la fotografía como lenguaje legitimador que por un lado renueva tradicionales géneros artístico como la naturaleza muerta o el autorretrato o reflexiona sobre técnicas como la cámara oscura o elementos como la luz blanca; mientras es por sí misma un género. La fotografía es una elección que imprime sensación de modernidad- es algo instantáneo aunque se pose- y a la vez es fácilmente reproducible. Cada caja de perfume lleva en su interior la fotografía en la que se inspiró el tema. Un plus para el cliente.

Toda la elaboración y estética parece muy innovadora y prometedora, pero ¿es así realmente? Si bien la teoría es muy atractiva, la práctica siempre tiene sus propios problemas. Y el principal problema en Olfactive Studio es que plantea un sistema abierto mientras en realidad es bastante oclusivo, expone varios niveles para el análisis que saturan el campo y, al final, lo que debiera ser un efecto de sinergía que creara una obra global ( el lema de la marca incluso está en alemán: Kunst-Fotografie meets Parfumkunts- El Arte de la fotografía encuentra el Arte del perfume-) es en realidad una paradoja. Sencillamente la sensación de que todo está demasiado medido, demasiado diseñado para lograr esa vibración cosmopolita y urbana lo que provoca es estancamiento, compartimentos estancos…no hay fluidez.

Los perfumes están construídos con una paleta muy concreta de materiales: maderas, resinas, especias, y materiales de síntesis que den fijación en la base como ambrox, almizcles, etc. De nuevo, todo muy controlado para alcanzar el efecto de propuesta innovadora. La fotografía se presenta como la mayor indicación dada al creador de perfumes para que interpretara la imagen. Pero lo cierto es que en todos los perfumes se mantiene las misma paleta- nada de flores ni aldehídos detectables, todo pretendidamente cool-lo cual lleva a pensar mucho acerca de los límites en la libertad de creación. Por otro lado, los perfumes fueron elegidos por concurso: el proyecto se plantea, cada uno hace su propuesta y se elige la pieza ganadora. No es un trabajo de colaboración entre el director artístico de la marca que tiene una visión y el creador del perfume al que se acude por su estilo. La técnica del concurso es usual, es cierto, y de ahí también han salido grandes perfumes- como fue el caso de Poison de Dior y muchos otros- pero en cierto modo, a mí no me cuadra con el marco que plantea inicialmente Olfactive Studio.

El Arte desde las vanguardias en adelante, planteó siempre una relación con el espectador diferente a la tradicional basada en la contemplación, una relación que involucra al espectador y le brinda la oportunidad de completar la idea recurriendo a sus propias experiencias. Algunas propuestas actuales en la perfumería de autor dejan ese espacio (Serge Luntens, Annick Goutal) y otras tienen ese firme propósito lográndolo en algunos casos (Kilian y L´Ouevre Noire). Pero Olfactive Studio lo expone todo con detalle, no hay misterio, hay diseño.

Las fotografías pueden ser evaluadas perfectamente con independencia de los perfumes, y el nivel de artisticidad en cada caso no es continuo sino variable. La sinergía, esto es, el resultado superior que se debería obtener por la acción conjunta de cada causa ( fotografía+perfume), queda comprometida. Dicho de otra manera el efecto, en términos sistémicos, del 2+2=5 se volatiliza: tenemos un perfume, tenemos una fotografía. El intento de lograr esta unión es plausible, y los perfumes en sí mismos merece la pena probarlos porque son interesantes pero, si ofrecen una obra global eso es lo que al final esperaría encontrar.

La flor performática: Lys Carmin de Van Cleef & Arpels Collection Extraordinaire

02 viernes Mar 2012

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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azucena- lirio blanco, perfume, pimienta rosa, sándalo


*Broche de Bailarina de Van Cleef & Arpels

Para comprender Lys Carmin no se debe olvidar cuál es el modelo para esta fragancia: el lirio escarlata. Sin duda algo poco usual, menos aún que el lirio blanco, y tiene un aroma fiero. Pero manteniendo la estética que rige la Collection Extraordinaire de Van Cleef & Arpels, esta es una composición elaborada con el ornato justo, con un tipo de sobreidad intencionada y ligeramente extravagante por su halo exótico.

Lys Carmin es una expresión de lozanía y carnalidad. Es también una figura estilizada que hace piruetas sobre un tema clásico asociado al concepto de femineidad: el perfil rosado-empolvado-especiado-almizclado para representar el aroma de un lirio carmesí, un olor en sí mismo complejo que presenta algunas resemblanzas con el de la azucena blanca. Pero es más un retrato de carácter, como una bailarina -fortaleza y fragilidad- en su búsqueda particular de la expresión, más que en el intento de reproducir algo directamente.

Esta figura delicada está hecha con un lenguaje moderno, transparente y de corte minimalista. La sensualidad que desprende no está en su opulencia sino en su fina calidez. Los elementos están simplificados, desenvolviéndose en sotto voce…con una cualidad aérea y sutil que es cosa extraña en los lirios de pétalos color rubí. Ningún rasgo de las notas más animalísticas de la flor se ha reflejado. El tema y el cromatismo del perfume gira en torno a la faceta especiada de la flor. Canela, clavo y nuez moscada forman el cuerpo de la fragancia, mientras la pimienta rosa aporta un tono afrutado y cremoso en la salida.

La calidez y la profundidad rubí la revelan las especias. Forma parte de una experiencia inducida en la que también participa el sándalo- casi una cita a Samsara de Guerlain-. El lirio en sí es también una ilusión sostenida por las capas de ylang-ylang empolvado, de suave jacinto verde, meloso y luminoso y de un discreto clavel. La flor se asoma pues difusa y tímida, confusa para quienes no estén acostumbrados a su olor. Todo gana espesura después gracias a un aire tropical que va desplegando acentos cada vez más carnales y envolventes…pero sin abandonar el susurro.

En Lys Carmin resuena lo extraño tanto como lo familiar. Aún reteniendo de la flor su identidad especiada y majestuosa, el perfume fluctúa siempre entre dos orillas. La orilla más tradicional trae a la actualidad el esquema de Fleurs de Rocaille de Caron. La nueva ribera es casi gourmand, con un ligero recuerdo de leche de coco que va a fusionarse con la vainilla de la base.

Pese al tono especiado, al cuerpo cremoso, al aire exótico y la vainilla lechosa éste es un perfume tibio. Más aún, es una flor durmiente a la que el portador da vida, nunca mejor dicho. Ahí radica su mayor magnetismo, su mayor sensualidad, su fortaleza. Es el más sugerente y el mas extraño de la Collection Extraordinaire, probablemte el que más cuesta apreciar. Quien decida probarlo que mantenga su nariz bien despierta.

Exquisito como un licor floral de Oriente. Quizás de aparente simplicidad. Logra transportarte a un terreno entre ignoto y conocido de lo más confortable, a través de un juego de texturas y cromatismos. Partiendo del verde luminoso se arrebola, se tiñe de grana; del sabor entre medicinal y balsámico que se anuncia al principio, se endulza y se transforma en un postre de arroz con leche; desde una textura más seca y empolvada casi áspera evoluciona a un tacto satinado. Invita a todos los sentidos a participar en la experiencia de reconocimiento del olor, volviéndose entonces complejo y rico. Si decides llevarlo no puedes renunciar a esa experiencia: te involucra, de igual modo que un artista de performance logra que el público no quede indiferente ante su obra. ¿Cómo? Apelando a la percepción y al procesamiento de la información percibida; poniendo de relieve que toda experiencia parte de una experiencia personal basada en la interacción objeto-sujeto. Los perfumes menos sencillos, los que tienen un sabor raro suelen tener esa capacidad…si se les da la oportunidad de demostrarlo.

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