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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: rosa

De la tradición a la actualidad: Mon Guerlain Bloom of Rose

21 miércoles Ago 2019

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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bergamota, jazmin, lavanda, patchoulí, perfume, rosa, sándalo, Vainilla


* Un día de julio de Louis Ritman.

Una primera impresión clara y sencilla produce Bloom de Rose al ser olido: es un perfume de corte clásico y muy fresco. Asociar clasicismo con densidad en perfumería parece algo inevitable, sin embargo, nada como el frescor cítrico-herbal de ingredientes como la bergamota y la lavanda -típicos de la Cologne- para hablar de clasicismo. De tales ingredientes parte la tradición de la casa Guerlain.

La relatividad de los términos modernidad y clasicismo puede ser sorprendente. Por supuesto hay diferencias estilíticas, pero lo uno no existe sin lo otro. Imposible disociar ambos términos. Se relacionan siempre, atravesando un largo camino, ya sea asociados que confrontados. No existe una cosa sin la otra, son como la luz y la oscuridad: se suceden, se definen, se complementan porque siempre hay un hilo conductor, el de las ausencias y las presencias.

El frescor es uno de los principales motores en la historia de la perfumería porque implica una búsqueda constante: ¿cómo lograr que sea más intenso y más permanente?, ¿cómo renovarlo?, ¿cómo darle relieve y vivacidad? El desarrollo de la tecnología en parte se centra en esa búsqueda pero también la pasión de algunos maestros perfumistas puede estar inspirada por esa idea. Igual que algunos pintores se obsesionan con la luz o el color, elementos indispensables en la representación pictórica.

Siempre se buscan nuevos materiales o se crean nuevas bases o fijadores que garanticen la supervivencia del frescor, y no sólo porque produce una sensación tonificante sino que además da volumen al perfume, al contribuir a elevar notas densas y pesadas de la base. En otras palabras, también es un elemento estructural.

Arcadi Boix Camps en su recopilación de textos Monographs & Musings (2017) habla del deseo que tenía Roudnitska de encontrar el «corazón de Hedione» porque su interés era conseguir -aún más- un frescor muy profundo «reminiscente de piel de limón». Cuando Mona di Orio dedicó su perfume Lux (Signature Collection) a su maestro Roudnitska, creó algo de intenso olor alimonado, muy luminoso y dorado, a base de varias notas naturales como la estupenda Litsea cubeba. Pero la industria se centra más en la búsqueda de sustancias reproducibles en laboratorio, y de esa búsqueda surgió Paradisone. Paradójicamente un componente de Hedione que consigue imprimir ese aspecto vivaz y profundo que recuerda al efecto de los aceites esenciales de limón y lemongrass, de forma prolongada y transparente. Ese es un ingrediente clave en la saga de perfumes Mon Guerlain, está en su núcleo, dilatando el espacio con su perfil cítrico (alimonado) y floral (de jazmín) que aporta un aspecto limpio e intenso de flores blancas evanescentes. Ese aspecto etéreo es algo que se valora como cualidad muy positiva actualmente y se entiende como el pináculo de la femineidad romántica. Flores inasibles, transparentes…ideales. Como siempre.

El primer Mon Guerlain (2017, EdP) -digamos ya el clásico- tiene ya una buena dosis de Paradisone (pese a ser un material de perfil floral refuerza todo género de perfumes) pero al olerlo, en un instante puedes volver a recordar el aire de los 80´s…Sí, sí, Mon Guerlain es todo un reencuentro con aquellos perfumes de corte oriental que desde Must de Cartier hasta Roma de Laura Biagiotti se dedicaron a recrear, reforzar y renovar el carácter contrastado de Shalimar, el oriental entre los orientales aún hoy. Pero Guerlain ahonda un poco más en su propia tradición poniendo de relieve la poderosa faceta aromática de Jicky, gracias, sobre todo, a la fina y sabrosa lavanda Carla. Jicky y Shalimar también están relacionados entre sí aunque pertenezcan a distintas familias porque comparten un núcleo y facetas; igualmente ocurre con Mon Guerlain, un oriental fresco, y Mon Guerlain Bloom of Rose oficialmente un floral fresco que casi roza el territorio de floriente. Hay una filiación en notas y estructura: el fondo azucarado con notas de vainilla de Tahití muy ligeras y ámbar transparente, la faceta amaderada entre cremoso sándalo y especiado patchoulí adornado con efecto gustativo, pero también la lavanda, la bergamota, el Paradisone cuyo frescor forma parte del acorde de jazmín, un jazmín casi acuático. La diferencia más notable es ese acorde floral que brilla en Bloom of Rose de forma más clara porque está más desarrollado,, es más redondo y. sobre todo, al principio es más concreto, hasta el punto de poder hablar de un perfume que inicialmente huele a rosa.

Una rosa bonita y fresca, también algo dulce, que para muchas personas sería una rosa moderna porque sólo exhibe cierto preciosismo a través de sutiles detalles, detalles que en realidad desvelan las facetas clásicas de la rosa búlgara: el tímido pero legible acabado empolvado, la suave calidez especiada, la faceta frutal reminiscente de confitura de frambuesa resaltada tal como se hiciera en La Petite Robe Noire (2012)…y he aquí que Bloom of Rose se engancha a la actualidad, engarzándose en esa extraña e infinita cadena de lanzamientos de mayor y menor éxito que forman la saga de La Petite Robe Noire, citando esa nota de frambuesa y nuez moscada con acento aldehídico que recuerda a chicle de fresa; la diferencia radica en el contexto y la intensidad de la nota. En La Petite Robe Noire la rosa es rotunda y su perfume se prolonga en la evaporación mientras que en Bloom of Rose la rosa es un brillo elusivo, una sensación más natural propia de la siempre excepcional rosa búlgara.

Sin embargo, la naturalidad, la luminosidad, la sencillez de los olores frescos que recuerdan al aire libre no es lo propio en un perfume creado para llegar a un público amplio. El envoltorio es muy importante, parece que cada día más, así que se recurre a algo que tenga un atractivo sofisticado a la vez que familiar, es decir, se hace uso de esas notas, facetas. efectos que ya están presentes en el mercado y que han dado sus frutos a nivel comercial, cosas como esa cita de La Petite Robe Noire, que es algo más que usar esencia de rosa, es un modo de realzar esa esencia de rosa o como la faceta gustativa que ya deriva de Angel de Mugler -un perfume que también en su día renovaba ideas de Shalimar– . Sí, es ese patchoulí que sugiere chocolate salpicado de caramelo gracias a una buena dosis de etil maltol (nota de algodón de azúcar), con suaves acentos de miel y frutos rojos para aportar cierto frescor, suficiente para dar profundidad al perfume. Así que de aquellos polvos, estos lodos, sin dejar de recordar Flowerbomb de Viktor & Rolf, un ejemplo paradigmático de cómo las familias de perfumes y las ideas se entremezclan con inteligencia. Este último perfume es una referencia que surge si analizamos con un poco más de detenimiento Bloom of Rose por los paralelismos que hay entre ellos: un acordde floral sostenido con notas de azúcar y una faceta aromática que aporte frescor, en un caso el entonces novedoso té verde, en otro la tradicional lavanda. Sólo que el perfume de Guerlain potencia más el frescor y la transparencia, mientras que la esencia de rosa da un efecto más floral y fresco al principio del perfume porque lo que después permanece, cuando las notas más propiamente florales se disipan, es un tono limpio y cítrico, a ratos azucarado, a ratos especiado.

Como la trayectoria del boomerang, partiendo de la tradición de Jicky/ Shalimar, haciendo escala en diversas islas de éxito como La Petite Robe Noire y jugando con el pasado más cercano de Flowerbomb y Angel, Bloom of Rose al final regresa a casa pero con menos peso en la maleta, como un Eau de Shalimar renovada. Sí, es un EdT que trae a la mente múltiples referencias pero, milagrosamente, no parece un pastiche; tiene equilibrio, el suficiente para garantizar una impresión clara y agradable, como todo perfume fresco debiera hacer, hoy que mañana.

Escritos para otro verano (I) : La Rose Jacqueminot de Coty.

29 viernes Jun 2018

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civeta, clavel, geranio, musgo, perfume, rosa, violeta

Un nombre, una flor, un perfume.

Lo que queda de este perfume es la gloria de un nombre y la sombra de un mito. -La Rose Jacqueminot- son palabras que resuenan como encerrando un secreto ya imposible de desvelar porque ha pasado demasiado tiempo. Los frascos históricos se subastan a precios que responden a este mito. Sin embargo, ¡qué nombre tan concreto! No pudo ser menos que elegido con intención, a modo de declaración. La Rose Jacqueminot: la rosa absoluta, parece proclamar.

Jean François Jacqueminot (1787-1865) había sido un general destacado en las guerras napoleónicas que permaneció fiel al emperador tras Waterloo. Una rosa creada por Roussel en 1853 fue bautizada como General Jacqueminot en su honor. Es una flor espléndida de largos pétalos dobles en un rojo rosado casi magenta profundo que perfuma los veranos con una fragancia intensa; un híbrido de tipo antiguo, precursora de muchas rosas de té rojas modernas que hoy se venden en las floristerías. Hasta hace unas décadas -cuando la gente aún compraba rosas por su fragancia más que por su longevidad- aún se podía encontrar en las tiendas y, en época victoriana, la General Jack, fue una de las rosas más apreciadas en jardinería. Su bello color, su magnífico olor…Tiene, en parte, el típico olor de las rosas antiguas, con un fondo oscuro y empolvado en el que centellean matices cítricos de hierba limón pero quizás lo más atractivo sea su pronunciada faceta afrutada; es un rasgo muy típico de las rosas Híbrido Perpetuo a las que pertenece General Jack, porque en ellas aún dominan bastante las características de las damascenas (especiadas, afrutadas, herbáceas, cálidas y afrutadas) de las que descienden.

General Jacqueminot podría ser una flor simbólica para Coty, ya que él descenddía de Isabelle Napoleón, tía de Napoleón Bonaparte. Coty sabía muy bien de la importancia de los nombres; nacido François-Marie-Joseph Spoturno cambió su apellido por algo más musical, continental y fácil de recordar. Para su primer perfume también optó por esta estrategia.

Pero pese a su nombre, no es un soliflor centrado en el olor de la rosa de té. Es una mezcla de rasgos de rosa de té, rosa búlgara y su esencia ,rosa roja muy oscura casi negra…pero sin que predomine una sensación plenamente floral sino amaderada. Podría recordar a un attar de rosa, en cierto modo, si no fuera porque una intensa faceta musgosa lo acerca al grupo de perfumes chypre y fougère de aquel momento, cuando aún se solapaban mucho las características entre grupos de perfumes. De hecho hay cierto frescor de fougère que unido a la civeta y la faceta amaderada conjuran rasgos de Jicky (1889) de Guerlain, hasta cierto punto.

La capacidad para hacer que un perfume tenga un carácter concreto es clave en perfumería y Coty tenía esa habiidad. Otro rasgo destacable en sus perfumes era que conseguía armonía a base de contraste entre dulzor especiado y frescor aromático en un contexto empolvado. En sus perfumes solía revitalizar ideas del pasado a base de aglutinar recursos nuevos como las bases de perfumería con técnicas tradicionales como las tinturas. Conseguía efectos globales que daban solidez a la silueta del perfume mientras el contraste entre notas abundaba sin sacrificar el equilibrio. La Rose Jacqueminot (1904) es un poco diferente en este aspecto porque las notas de fondo tienen bastante más peso, dejando que la rosa sea sólo rosa fresca y tridimensional en salida y, al evolucionar, este rasgo floral se hace cada vez más delicado hasta que se diluye en un fondo oscuro. Como perfume sintetiza muy bien el modo de crear de Coty: esa mezcla de ideas son como una piedra que rueda cuesta abajo más por la inercia que lleva que por pulida con forma de bola…Siempre se ha dicho que las ideas de Coty, sólidas y originales, las transformaba en refinadas obras de arte Jacques Guerlain… Tenían formas de trabajar muy diferentes.

En La Rose Jacqueminot se pueden leer diferentes cosas, aunque siempre se confluye en un mismo punto: es casi una rosa negra. La rosa negra en aquella época de principios de siglo era una antigua fórmula usada para perfumar tabaco. El perfume de Coty, a veces seco y herbal, amaderado y recubierto por una capa melosa y afrutada podía crear esa impresión de-perfume-de-tabaco. Es un modo de leer el perfume, otra forma sería verlo como un chypre con acentos aromáticos de fougère: la nota aromática que complementa la rosa, como en los clásicos potpourrís, una nota de lavanda, unida a la civeta y a los acentos de musgo crean ese tipo de tensión entre notas frías y notas cálidas, entre dulzor y amargor que caracterizan este tipo de perfumes y, como referencia nosotro podríamos decir Jicky de Guerlain, pero en su día Coty pudo tomar la idea de otro lugar.

Por último, el acorde floral parte de una rosa de té irisada, con fuerte presencia de notas de geranio e iononas; pero esa rosa vivaz al principio, empolvada y especiada con heliotropo y clavo rápidamente declina en clavel. Y finalmente está la faceta afrutada y vinosa que comparten las rosas damascenas y las rosas de té, una faceta que recuerda a frambuesas y a vino moscatel, haciendo de esta rosa algo sensual y narcótico.

De la delicadeza fragante de las rosas en una mañana húmeda de verano a los densos olores dulces, musgosos y maduros de la naturaleza en otoño. La Rose Jacqueminot es una cosa que se transforma rápidamente en otra, como las imágenes en un caleidoscopio, no tienes más que dar un pequeño giro, y lo que antes era una rosa ahora son pastos, lo que antes era clavel y heliotropo ahora es musgo y tabaco, lo que antes era afrutado ahora es almizcle…

Escapa a las descripciones y más aún si se compara con algo moderno. Es un perfume que habla de otra era o de otra forma de perfumarse que remite a la tradición de los attares y las rosas orientales. Hay perfumes modernos que pueden recordar en algún aspecto al de Coty. Como rosa oscura en contexto chypre pueden verse similitudes con Eau de Soir de Sisley, Agent Provocateur de Agent Provocateur y Rose de Nuit de Serge Lutens; su aspecto finamente irisado y ligeramente aldehídico entre rosa búlgara y rosa de té se puede sentir en Rose Barbare de Guerlain, mientras que la calidez melosa y animal de la rosa de Coty tiene ecos en Absolue pour le Soir de Francis Kurkdjian. Pero, sin duda,el perfume más cercano en cuanto a concepto y tonalidad -especialmente por la dominancia de la faceta amaderada y la nota de frambuesa- es Portrait of a Lady de Frederic Malle que, como La Rose Jacqueminot tiene de fondo esa conjunción de ideas: perfume de rosa, perfume chyprée y attar de rosas.

Momento musical: Pastoretes y Jenala e dyulber Jana interpretadas por The Mystery of Bulgarian Voices.

Sensación de brisa: Sublime Balkiss de The Different Company

10 jueves May 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, brote de grosella, hoja de violeta, lila, lirio de los valles, patchoulí, perfume, rosa

anhe
* Retrato de mujer por An He.

¿Dónde surgen exactamente las ideas? A veces es difícil concretar. Lo que normalmente señalamos como el momento esclarecedor, en el que vemos la idea con total claridad, suele ser la culminación de un proceso; a partir de un detonante damos forma a datos y sensaciones de distinto tipo que se han ido acumulando en nuestra memoria, procesadas a distintos niveles y guardadas en distintos almacenes de nuestro cerebro hasta que el momento «eureka» las une y les da forma. Es esta una experiencia global que emociona y agita porque las ideas pueden ir más rápido que la mano intentando tomar notas: hay que estar preparada para aprovechar ese momento.

Resulta llamativo como esto ocurre de la forma más insospechada y como las causas suele ser remotas. Cuando a un creador de perfumes se le pregunta por el origen de sus ideas la respuesta puede ser tan imprecisa como «de cualquier cosa» , esto no falta a la verdad aunque evite explicar-tantas-cosas-difíciles-de explicar. Algunos comentan como sus ideas surgen estudiando minuciosamente un pequeño acorde a partir del cual van cosntruyendo universos de olores, esta es una explicación basada en la praxis: se aprende haciendo y deshaciendo. Nada más cierto porque no se puede dejar de lado que toda creación artística, del tipo que sea, tienen unos fundamentos técnicos y, el perfume es, al fin y al cabo, un ejercicio de revestimiento. El creador trabaja con unos materiales, de olor más abstracto o concreto, algunos muy facetados y otros más simples, algunos pungentes o ásperos otros aterciopelados y suaves. La otra cara del asunto es cómo huele al final lo que el perfume contiene, qué forma adquiere y si es capaz de evocar algo; ahí es donde surge la prosa.

Esa prosa a veces es elaborada, aguda, refinada, ingeniosa o aburrida, absurda, rebuscada, poco cuidada, directa o sutil, personal o distante. Con la prosa se ofrece el producto al público con narrativas bien argumentadas o con retazos pero el fin es conectar con el público; mientras el público espera que al oler el perfume la prosa y el efluvio se complementen y formen un todo que no desengañe; que sea una de esas experiencias holísticas. Un ejemplo paradigmático fue el antiguo Opium de Yves Saint Laurent: frasco, fragancia y publicidad tenían la misma fuerza, convergían en una idea. Esos lanzamientos de espíritu tan compacto parecen cosa del pasado y puede que, en parte, sea porque las fragancias cada día son más transparentes, simples y «polivalentes», así que para publicitarlas se acude a la saturación con distintos elementos en juego porque alguno despertará interés , o se reduce todo a sugerir frescor a través de la juventud porque eso siempre atrae o se hacen anuncios llamativos, provocativos u horteras que nada tienen que ver con el perfume sino con la finalidad de atraer a un potencial consumidor.

En el sector niche la narrativa es una piedra angular para el posicionamiento de las marcas, caso ejemplar fue Kilian y L´Oeuvre Noire. Marcar la diferencia con una buena historia es clave y, si no hay historia, hablar de ingredientes de calidad es la siguiente opción o acudir al siempre útil tópico de las gloriosas décadas del pasado que se intenta resucitar. Normalmente las firmas optan por una u otra cosa pero The Different Company con Sublime Balkiss (2008) se decidió por todas; este perfume ha sido promocionado de muchas maneras, quizás porque realmente pueden leerse en él muchas cosas y quizás también porque resume muchas ideas. Al olerlo no cabe duda de que es todo un ejercicio de síntesis en el que se aprecian distintos rasgos clásicos de escuela y que tiene su propio encanto pero la referencia a la Reina de Saba a través de su nombre Balkiss no deja de ser algo asombroso…porque evoca exotismo, misticismo, orientalismo, porque es una figura mítica por su belleza y su sabiduría que imaginamos perfumada con algo suntuoso y matizado como un generoso ungüento o un aceite ceremonial. Quizás la idea última sea la rosa: miles de pétalos de rosa infusionados en un exótico aceite pero el perfume de The Different Company no tiene nada de untuoso. Al contrario.

De todos modos en Sublime Balkiss hay bastante rosa y, de hecho, una forma de leerlo es como un ejercicio en torno al olor de la rosa: hierba recién cortada, matices aromáticos, geranio y almizcle configuran a grandes rasgos el olor de una rosa, una idea básica a partir de la cual se van descomponiendo notas en matices hasta reconstruirla de nuevo como un olor transparente, tenaz y flotante de vegetación, jardines en flor o bosques en verano. Olores de la naturaleza. La rosa en la brisa.

De naturaleza se habla en todo momento en el perfume y en la prosa del perfume al hacer referencia a un viaje a Irlanda en el que Celine Ellena encontró un nuevo olor a lluvia, más fresco y más dulce que el de La Provenza y un viento ligeramente mineralizado que transportaba el olor amaderado y herbal del brezo. Fue el recuerdo de esta experiencia el que encendió la chispa y le dio la idea de crear un perfume de carácter chyprée que, en principio, sería para su uso personal.

Sin embargo, para mi, Sublime Balkiss es, en síntesis, Grasse y la escuela contemporánea de perfumeria que inicia Edmond Roudnitska. Diría más, es un ejercio muy analítico en torno a las posibilidades de los materiales que remite a Diorissimo; no tanto porque muy vagamente pueda recordar a este perfume como por el modo en el que el olor de la rosa es el punto de partida y se van desgranando sus facetas verdes y frescas hasta sugerir lirio de los valles y lilas. Igual que el clásico de Dior.

Y como el clásico de Dior tiene un acabado chypre pero lo consigue sin seguir el canon académico de aglutinar todas las notas en torno al eje bergamota-labdanum-musgo. Este es un perfume de factura moderna, sin musgo de roble y con contrastes menos pronunciados aunque evoluciona con suavidad, como ondas en el agua, como cabe esperar en un perfume chipre.

Se dice que Sublime Balkiss también quiere rememorar el Hollywood glamuroso de los años 40´s ¿debemos entonces pensar en un icono de la época como Femme de Rochas, un chipre frutal descendiente de Mitsouko? De los chipres frutales tiene el contraste entre el brillo penetrante de las notas afrutadas y las secas y aterciopeladas bases musgosas; pero la faceta frutal no se basa en lactones sino sobre todo en el absoluto de brote de grosella que, bien manejado, aporta múltiples matices que varían desde frescor herbal a licor de frutos rojos, moras y el toque verde y ácido del ruibarbo. A algunas personas les recuerda a Aqua Allegoria Pamplelune de Guerlain pero el parecido reside en el carácter que imprime en brote de grosella en salida. De otra forma, este acorde verde-frutal-cítrico, expansivo y expresivo, en contraste con la base almizclada-amaderada rica en patchoulí -un patchoulí verde pero también balsámico y ligeramente empolvado por una faceta de cacao- hace pensar en cientos de perfumes modernos inspirados por Angel (1992) de Mugler; pero porque Sublime Balkiss está lleno de verdor y transparencia, conecta mejor con Prada Amber pour Femme (2004): limpio, fresco, suave pero penetrante, con un aire oriental, de carácter tenaz y ligeramente masculino.

Pero Sublime Balkiss también tiene una importante faceta acuosa y floral con la lila jugando un rol principal. Como en muchos de los grandes bouquets del pasado la lila aquí sigue siendo una nota floral armonizadora que da volumen a lo rosa, al muguet y a la discreta violeta. La diferencia con los perfumes clásicos es que en lugar de ser una lila dulce, empolvada y anisada es una lila moderna, acuosa y con acentos marinos.

La lila tiene un carácter ambivalente hoy en día porque es una nota muy presente en fragancias funcionales, ya no es solo aquella romántica flor de primavera. En Sublime Balkiss el consabido filo cítrico-pinoso está presente y, hasta cierto punto, puede ser una sensación cabezona pero, al final, la nota guarda las formas y consigue imprimir un carácter bucólico al perfume al recrear ese efecto de humedad, reminiscente de una tarde de lluvia en cuyo aire los olores se amplifican. También aporta una faceta limpia y empolvada de jabón de tocador. Ese aspecto de humedad jabonosa es otro guiño a los clásicos perfumes estilo aldehídicor florales como Madame Rochas o chipres verdes florales como Eau de Soir de Sisley. En todo caso, aquí la lila no se limita a ser un olor limpio y floral «clásico moderno» sino que se inclina más hacia el lado moderno con esa vibración ozónica y ligeramente metálica que también encontramos en Pleasures (1995) de Estée Lauder.

He aquí otro aspecto legible en el perfume: la huella de la década de los 90´s con su abundancia de acordes ozónicos reminiscentes de mar, de océanos y de frutas de verano. De nuevo la idea de brisa recorre el perfume. Brisa marina con acentos salados que aportan un frescor prolongado. Algo del esquema básico con que se construyó Parfum d´Elle (1990) de Montana late en el perfume de The Different Company. El perfume de Montana también era chyprée y frutal con acentos ozónicos; era atípico y clásico al mismo tiempo, basando su carácter en el contraste entre verdor vegetal, cremosidad floral y tonos salados. Esa idea que quizás se puede seguir leyendo en Miss Dior (Chérie, 2011) de Dior en clave más sútil y por esto Sublime Balkiss puede seguir recordando a este otro perfume de Dior.

A nivel pragmático, el fin último de este perfume era crear una ilusión de perfume musgoso sin usar musgo de roble u otros materiales relacionados en la fórmula y, a través de esa «ilusión musgosa» evocar algo que transmite naturalidad, lo que es una característica en The Different Company. Así que, en el núcleo de toda esta historia, está el absoluto de hoja de violeta cuyas posibilidades se exploran a fondo. Al fin y al cabo, el musgo de roble recuerda a mar y a maderas al mismo tiempo y, el absoluto de hoja de violeta egipcio, tras su verdor, su olor a frutas acuosas y a violetas tiene ese recuerdo a aire húmedo de la brisa de mar. El patchoulí , una nota ya canónica para hacer un chipre moderno, refuerza la idea y añade al mismo tiempo una faceta apimentada y ligeramente masculina más tradicional junto con una faceta más suave y balsámica de cacao propia de una esencia fraccionada.

Así pues, ¿dónde surgen las ideas? Es difícil precisarlo, lo único que queda claro es que es un proceso que requiere tanto acción como reflexión. Sublime Balkiss es un buen ejemplo; detrás del perfume subyace un ejercicio académico pero es el interés por recrear la naturaleza donde reside la intención artística. En mi opinión más personal, todas las referencias a otros perfumes clásicos y modernos quedan superadas por esa sensación natural. El perfume logra la difícil tarea de evocar la primavera, en un sentido abstracto e intimista a la vez. No es tanto un jardín o un paisaje o un lugar concreto como la sensación transparente y prolongada del verdor que perfume la brisa en primavera. Esa brisa sugerente y a la vez indeterminada que es como una ilusión juvenil. Es tan cándido como el deseo de un verdor perenne pero es algo que te llega y con ello te quedas para siempre.

Momento musical: Primavera y Otoño, fragmento de Tormenta de Nieve de Georgy Sviridov. Es fascinante el modo en que Sviridov transforma el frescor tierno de la primavera en cálido y nostálgico aire otoñal, no?

Érase una vez un perfume: Le Baiser du Dragon EdP de Cartier.

12 viernes Ene 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, almizcle, benjuí, cedro, chocolate, iris, patchoulí, perfume, rosa, vetiver


* Daños como llamas obra de Stephen Mackey.

Esta es la historia de un perfume que ha permanecido en el limbo de los líquidos aromáticos durante mucho tiempo y por eso puede que a veces resulte difícil de encontrar. Lo cierto es que no tiene un olor convencional; en realidad, es una rareza, así que fascina o repele por igual, pero es complicado dar con algo que se le parezca… como cosa curiosa que es podría emparentarse con otro perfume singular del mismo autor: Omnia de Bulgari. Olido con detenimiento puede entenderse como un estudio en torno a la esencia de vetiver cuyo extraño olor el perfume trata de ilustrar mediante la técnica de la lupa: matices y detalles resultan magnificados y dramatizados hasta el punto de dificultar la visión de conjunto. Así, la idea final de hacer un gran perfume de vetiver resulta elusiva.

El vetiver mismo tiene un olor chocante, intenso y contradictorio que revela sombras de lo más curiosas. Apimentadas y balsámicas, radiculares y ahumadas, con matices de regaliz y de whiskey, el recuerdo de las maderas a la deriva o incluso de los frutos secos y las galletas de jengibre recién horneadas o el frescor amargo del pomelo. A veces es brutal e intrusivo mientras otras induce a la meditación. Puede tener un acabado empolvado y afrutado pero lo que es seguro es que es un olor que te acompaña durante horas y cambia en cada piel de manera asombrosa. A partir de esos aspectos Le Baiser du Dragon (2003) toma cuerpo para mostrar un profundo y oscuro dulzor oriental, un dulzor distinto a cualquier otro dulzor típico; ni abusa de las intensas notas vainilladas de un clásico como Shalimar, ni rezuma azúcar y caramelo como todos los descendientes del pionero gourmand Angel de Mugler. Es gourmand hasta cierto punto pero tiene su propio acabado. Un aura oriental propia basada en la conjunción de lo dulce y lo amargo, con un filo áspero por momentos, algo ceroso y con un efecto general de bebida alcohólica que fluctúa entre el licor de almendras Amaretto -con matices de pistacho, cacao y almendras amargas- y el tono medicinal-ahumado-ambarado de un buen whiskey escocés.

Además recurre a la disonancia más que al fuerte contraste entre notas para crear un efecto atmosférico particular. De Alberto Morillas impresiona siempre en sus perfumes la forma en que estos evolucionan llenos de luz o mejor dicho de una luminosidad clara y brillante que recuerda a un sol radiante un día de primavera, pero en este perfume esa luz es más oscura, es casi crepuscular.

Resulta un líquido muy sensorial si se consigue pasar la prueba inicial: ese principio seco, concentrado y punzante en el que patchoulí y vetiver asoman desde la base y dejan ver esa faceta de maderas orientales más propia de los perfumes masculinos. Es un inicio algo agresivo -aunque no tan vibrante como puede llegar a ser actualmente un perfume masculino en el que reverberen notas de ámbar extremo- pero después se vuelve sugestivo y comienza a desplegar ese dulzor cálido pero a la vez seco tan inusual, llegando incluso a mostrar el punto de austeridad propio del vetiver. A veces también hace pensar en una rosa cremosa y en un licor afrutado, otras es como tierra seca y caliente, e incluso llega a insinuar en su oscuridad los concentrados efluvios de un gabinete de hierbas medicinales.

Vetiver envuelto en acentos gourmands, sin ser plenamente gourmand; así se resume su olor. Un oriental amaderado en toda regla. De cerca su olor puede percibirse como algo muy sólido y paradójico -como el aceite de vetiver- pero lo que proyecta en la distancia es el delicioso aroma cálido de los pequeños amaretti empapados en licor de almendras y, de forma más sutil, el de las naranjas confitadas bañadas en chocolate y el chocolate aderezado con pimienta. Son efectos palatables relativamente suaves pero atrayentes que dan al perfume un acabado único, y decir único aquí no es una expresión banal.

Le Baiser du Dragon brilla durante el crudo invierno mejor que en cualquier otro momento pero en lugar de evocar un suntuoso paisaje o un tierno recuerdo infantil como hacen otros perfumes de fantasía de estilo oriental, lo que consigue con su olor es algo tan reconfortante como intrigante. Más que un opulento perfume a veces parece un raro ungüento traído de Oriente o un denso jarabe de antigua fórmula basado en granos de almizcle y vetiver.

Flip Flop review: La Petite Robe Noire Black Perfecto de Guerlain

14 sábado Oct 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, almizcle, ante, cereza, cuero, iris, rosa, té negro

¿Animal gourmand? Hmmm…es una idea. Una idea de cierta intensidad y de cierta lógica de los aromas. Cómo el anís estrellado-regaliz puede sugerir cuero en determinados momentos, cómo la rosa combina bien con notas anisadas que la enternecen y estas enlazan con la almendra y la cereza que se complementan, cómo el almizcle forma parte de todo…sí, cierta lógica. Pero no rotundidad.

Black Perfecto promete en su publicidad un filo rocker. Esa idea de vivir libre como el viento y ser tú mismo…o, al menos, de experimentar el túnel de la adrenalina: la moto, la velocidad, el cuero. Es una idea…Pero su rebeldía no se materializa. En el fondo es un animal doméstico.

Mucha gente encuentra esta fragancia similar a la versión original de La Petite Robe Noire…Hmmm. No exactamente, aunque aún es gourmand, un tono familiar dentro de la saga, pero Black Perfecto es otra cosa. ¿Un experimento? Al menos un intento.

La primera impresión es bastante distinta del perfume de 2012, no es esa rosa burbujeante, afrutada y fresca; tampoco tiene ese fondo de patchoulí, té y frambuesa tan marcado. La primera impresión es curiosa o confusa o incómoda: notas amargas de frutas y cuero, por suerte es una confusión transitoria. Luego se vuelve un floral lánguido y aterciopelado y evoluciona con recuerdos de cuero y, sobre todo, de ante.

El perfume es, a mi modo de entender, un poco de esto y de aquello. Un poco de dulzor gourmand, un poco de rosa irisada y un poco perfume de ante con tímidos acentos oscuros de cuero. Una combinación entre Daim Blond de Serge Lutens, Ombre Mercure de Terry de Ginzburg y Love in Black de Creed. Una versión fácil de llevar de un tipo de perfume ya habitual en el sector niche.

La impresión final es que es un olor de ante empolvado, con gentiles notas de rosa y cereza. Se intentó hacer algo aquí un poco más original y arriesgado, pero no se fue muy lejos en el intento porque Black Perfecto promete ser intenso y complejo pero su textura y carácter es tímido y suave, casi como un elegante perfume floral-amaderado-almizclado. De nuevo, la opción elegida para hacer algo más cercano al gusto general vuelve a ser añadir aspectos palatables y «desmaterializar» las notas más densas y oscuras.

La belleza inherente de una flor: Baiser Fou de Cartier.

08 domingo Oct 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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chocolate blanco, frambuesa, litchi, melón, orquídea, rosa, Vainilla

Los nombres pueden contener una gran sabiduría. Son reveladores del pensamiento. Dar nombre a las cosas es un arte, no sólo es elegir una palabra y una sonoridad, es también la posibilidad de revelar algo implícito y generar ideas.

Los idiomas opacos que utilizan ideogramas basan la lectura en el significado. No puedes leer una palabra si primero no sabes lo que significa, por eso son culturas tan visuales y desarrollan una gran facilidad para expresar ideas o emociones de forma gráfica, mediante trazos y dibujos.

En la antigua China la orquídea silvestre (Lan Hua) que florece en primavera recibió el sobrenombre de «la belleza solitaria del valle tranquilo». La palabra Lan fue ampliando su significado y adquiriendo propiedades de adjetivo; a veces usada para formar expresiones relativas a la amistad profunda, la que se forma compartiendo los mismos gustos, una idea de raíz confuciana pues el filósofo comparaba la verdadera amistad con el perfume de la orquídea.

En primavera, el arroyo está verde y claro, las orquídeas en la orilla emiten una agradable fragancia cuyo aroma exhala hasta la lluvia. Du Mu (803-852), poeta de la dinastía Tang.

Para Confucio la orquídea también representa la virtud pues florece en el bosque emitiendo una dulce fragancia sin que nadie la aprecie igual que el hombre (maestro) virtuoso mantiene sus creencias independientemente de lo que otros piensen. La flor representa la «serenidad que acompaña a un espíritu diáfano y humilde».

Por su dulce, sutil y tenaz aroma la orquídea significa amor y belleza, serenidad y refinamiento, nobleza y humildad, inocencia y fertilidad. En la pintura oriental a la tinta ( Sumi-e) es uno de los motivos principales que todo principiante debe aprender y se asocia a la primavera.

La otra cara de la moneda es su sensualidad. A la flor y su tubérculo se le atribuyen propiedades afrodisíacas, a lo largo y ancho de este mundo existen indicios de que diferentes culturas la usaban y la usan para inducir el deseo y mejorar la fertilidad. En la cultura de la Antigüedad Clásica la flor era considerada alimento de sátiros y en la Europa medieval abundaban los filtros de amor a base de orquídea. De alguna manera, con esta flor, la idea latente siempre es la belleza, ya sea en su dimensión más sensual o más espiritual.

Pero la orquídea como la belleza es evasiva. Existen cientos de especies, de diferentes tamaños y colores, capaces de crecer en selvas tropicales o en parajes alpinos y profundos valles. A esta variedad adaptativa también responde su olor. Hay orquídeas sin olor, orquídeas con delicados olores vainillados, orquídeas de fragancia alimonada, orquídeas narcóticas o con olor a ámbar, orquídeas que recuerdan a la rosa, a la freesia o al lirio de los valles, incluso orquídeas de olor repulsivo. Así que en perfumería el término orquídea carece de contenido concreto. Es un cliché, una forma convencional de decir que el bouquet o la faceta floral están construidos usando salicilatos, una familia de olores variados que contribuyen a dar un tono floral poco preciso pero expansivo con matices verdes, medicinales o ligeramente grasos.

Un perfume de orquídea propiamente dicho es una rareza y los pocos que se hacen no suelen ser fácilmente aceptados. lo más típico es crear una orquídea vainillada ya que, al fin y al cabo, la vainilla -que es una nota universalmente aceptada- procede de una bonita orquídea tropical llamada Vanilla planifolia de delicado olor balsámico. Se adornan con una cálida pero abstracta sensación floral y se ofrecen como algo exótico y femenino. Así es como estas flores se convierten en algo convencional, en una idea prefijada y sufren del mismo mal que las rosas que pese a tener olores muy variados en la naturaleza, el público sólo suele identificar su olor por un tipo de tonalidad muy concreta, la que ofrecen los perfumes que recuerdan al agua de rosas comercial -un producto que pocas veces tiene que ver con el auténtico hidrolato de rosas-.

En la creación de Baiser Fou, Mathilde Laurent invirtió tiempo en buscar una orquídea de olor interesante en la que inspirarse, aunque no optó por una demasiado diferente a lo que habitualmente la perfumería ofrece como tal- esto es, como algo suavemente balsámico- sí que, al menos, implica un interés por especificar un modelo concreto de orquídea: una diminuta Oncidium Twinkle cuyo olor fluctúa entre el suave cacao y la tersa vainilla. Esta es la referencia natural.

El punto de partida es Baiser Volé: un perfume que combina una faceta empolvada algo retro con el estudio detallado del olor de la azucena y un acabado refinado muy Lady like ya que el perfume no llama la atención sobre sí mismo sino que permite ver a la persona que lo lleva. Esta es una clave en el estilo que Mathilde Laurent imprime en los perfumes de Cartier, consiguiendo adaptar su visión artística al estilo de la firma. Sus creaciones asumen riesgos con audacia y expresan suntuosidad a la vez que parecen sencillas.

Pero lo mejor es que no se reserva este buen hacer sólo para la colección más niche de Cartier, la expresa en todos sus perfumes. Baiser Fou es un gran ejemplo, está lleno de riesgo y creatividad.

Si Baiser Volé desprende clasicismo, Baiser Fou sigue en esta línea pero es más transgresor. Interesante que podamos clasificarlo como un floral-frutal con faceta gourmand, el colmo de la tendencia mainstream, porque está lejos de adaptarse al gusto dominante.

Sí, si comenzara hablando de frutos rojos jugosos, vainilla y chocolate blanco estoy segura que muchas personas decidirían rápidamente que no merece la pena probarlo. ¿Y si añado que también tiene una faceta cosmética de barra de labios…o es de gloss?

Aprender a oler es un ejercicio de objetividad y consciencia que exige oler con la nariz, no con la mente. Claro que el marketing nos empuja continuamente a oler con la mente, pero de esto no tienen culpa los creadores de perfumes.

Baiser Fou sorprende y de una forma un poco difícil de explicar. Es en cierto modo juvenil y delicado pero también es intenso y desprende una fortaleza que bien puede expresar esa idea de apasionamiento que encierra su nombre.

La base del perfume es balsámica y con un rastro de esos acentos verdes que facetan el perfume desde el principio. Es un verdor singular, dulce a la vez que herbal, que hace más profundo el acorde frutal del perfume.

En la salida las notas fluctúan entre ese verdor y tonalidades intensamente rosadas e intensamente afrutadas que recuerdan a las frambuesas, el litchi y el melón. En estos primeros momentos puede llegar a insinuar el húmedo y hechizante aroma de la flor de tilo o la frescura de la menta pero la faceta verde también aporta un efecto tónico y burbujeante, sutil y divertido, que equilibra el dulzor rosado del perfume.

El dulzor merece una mención aparte. Gran parte del tiempo es floral y afrutado como el dulce de membrillo y la jalea de rosas pero, en ocasiones, emerge como algo muy concentrado y cremoso potencialmente sofocante. En muy pocos perfumes se puede encontrar esta característica. Jungle L´Elephant de Kenzo también tiene esa particularidad auque ambos perfumes difieren en términos de olor y personalidad. El de Kenzo es especiado, amaderado y bombástico; el de Cartier atrevido y sofisticado.

Sin duda, esta cremosidad forma un nexo interesante entre la faceta floral rosada y el delicioso acorde gourmand en el que una fina vainilla matiza a un afrutado chocolate blanco y todo esto a su vez enlaza bien con el fondo balsámico. Todo está muy bien ligado.

Baiser Fou se recrea en algunos aspectos juveniles pero aspira a un acabado atemporal. Al final es puro púrpura, profundo rosa cálido y violáceo, todo impregnado de un exotismo mayestático. Muy Cartier.

(…)El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina la dueña, dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión (…)

Fragmento de Sonatina de Rubén Darío.

La trampa de azúcar: Poison Girl Eau de Parfum de Dior.

01 domingo Oct 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 4 comentarios

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almendra, balsamo de tolu, cereza, etil maltol, frambuesa, haba tonka, naranja amarga, perfume, rosa, sándalo, Vainilla

La manzana envenenada o la casita de caramelo de Hansel y Gretel son claras advertencias aprendidas en la infancia de que lo dulce puede esconder un trago amargo. También sabemos que el azúcar crea adicciones importantes y, en exceso, perjudica seriamente la salud pero su olor también es una trampa para los sentidos: los adormece. Atrae, como muchos otros olores gustativos, porque conecta con la infancia -cuando el sentido del gusto aún no está del todo desarrollado y el paladar no acepta bien los sabores amargos- atrayendo aún más porque regenera esa sensación de comodidad y seguridad, siendo para unos un refugio y un escudo para otros…¿y quién no quiere sentirse cómodo y a gusto consigo mismo?

Así que los perfumes dulces o, mejor dicho, los perfumes gustativos -porque los florales también son dulces-, que son un fenómeno moderno, siempre están en el punto de mira de la crítica señalados por su populismo y vanalidad. Hablar bien de un perfume así puede ser interpretado como pérdida de seriedad o de gusto.

Hacer crítica de perfume supone hablar de aquello que parece ejemplar -para bien o para mal-, de lo que resulta singular -por el atractivo que tiene o del que carece- y también, como no de aspectos más societales o incluso filosóficos porque la Filosofía no es elucubración sino que enseña a usar el conocimiento, igual que los cuentos infantiles avivan el instinto. El instinto y la capacidad para usar nuestros conocimientos siempre van a ser necesarios para el desarrollo humano, sea cual sea la sociedad y condiciones que nos toquen vivir y yo creo firmemente que afilar la nariz y educar en la comprensión de los olores ayuda a despertar y cultivar capacidades, incluidas las nubes de algodón, pues también tienen su momento en la vida.

Pero sin necesidad de convertirme en abanderada de lo dulce puedo decir una cosa válida para todos los casos: un perfume que en la primera impresión desvela todo su carácter y, aún así, sigue capturando tu atención es algo que no se huele todos los días, algo que habla de esmero técnico y mucha escuela, en definitiva, algo que habla de perfumería. No es nada fácil construir un perfume que pasadas las horas -cuando ya ciertos ingredientes se han evaporado y otros están a medio camino- siga oliendo casi como al principio, manteniendo carácter y atractivo. Esas características son cada día más únicas y especiales porque implican un modo y un ritmo de trabajo del que no todos los perfumistas disponen.

Poison Girl es un perfume tipo oriental vainilla de factura moderna en el que reverbera el clasicismo de un intenso corazón floral y un sólido sentido de la estructura, enriquecido con facetas populares de crema de caramelo y frutos rojos (frambuesa, cereza). Dulce o, más aún, realmente dulce, con efecto algodón de azúcar a la Pink Sugar de Aquolina pero con más arraigo, complejidad y sobriedad gracias a una hermosa y rosada rosa y a un fondo que acompaña el tofe de una faceta amaderada almendrada a base de sándalo y haba tonka.

No se puede decir que guarde muchas similitudes con el mítico Poison aunque en su intenso corazón floral mantiene elementos verdes y especiados -gracias a la rosa turca engarzada con la suavidad melosa de la rosa de Mayo- en los que parece haber una reminiscencia lejana. Es a Hypnotic Poison a lo que se acerca más gracias al sándalo, la almendra y la vainilla pero sin las notas comprometidas del primo hipnótico.

Poison Girl es una delicia de vainilla y rosas llena de contraste e intensidad. Un sabroso floral, un oriental amplificado con rosa, un gourmand dinámico en el que siempre puedes encontrar un nuevo matiz luminoso u oscuro, dulce o amargo, profundo o aéreo.

Lo interesante es que la faceta gourmand es compleja y está muy bien ligada; fluye por todo el perfume funcionando como un eje, aunque sea su base en el sentido más tradicional, y deja que la rosa respire. Lejos de que los aspectos palatables sean simples y lineales como ocurre con mucha frecuencia en este tipo de perfumes cargados de azúcar, ofrece brillo y dinamismo y ese es otro de sus puntos fuertes: una paradoja atractiva que genera energía. Lo dulce en perfumería se identifica con pasividad, regresión, lentitud, tranquilidad, ingenuidad pero aquí hay dinámica. Esa dinámica característica de muchos perfumes Dior y especialmente notable en Dior Addict, otro perfume con el que conecta a través de la vainilla, los bálsamos y el almizcle aunque Poison Girl no ruge tan agresivamente porque en el fondo mantiene un espíritu pink! y sigue siendo lo que era al principio, un perfume de rosas y azúcar.

Momento musical: Just like fire de P!nk

Flip Flop review: Aqaba Classic de Miriam Mirani

11 viernes Ago 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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aldehídos, almizcle, canela, clavo, geranio, incienso, melocotón, patchoulí, perfume, rosa, té verde

De aquellos perfumes de rosas gigantes de los 80´s Aqaba Classic (1998) tiene un aire. Entre recuerdos de Coco de Chanel, Opium y Paris de YSL y el posterior Asja de Fendi deja ver una rosa especiada, engarzada en incienso y patchoulí.

El modelo de inspiración es la rosa de Taif, una de esas rarezas cuya esencia escasea. Un tipo de rosa que a menudo se esboza en perfumería con una faceta especiada entre clavo y pimienta pronunciada; cierto que se parece en este aspecto a la damascena, que tantas veces se usa en sus recreaciones, pero la especialidad de Taif, igual que la de Grasse, tiene un algo…una ligereza, una luminosidad y una suavidad que la transforman en un olor particularmente calmante y gentil.

Es curioso como en Aqaba Classic se conjuga toda esa riqueza y saturación propia de los perfumes de décadas pasadas con ese brillo y ligereza aérea de la rosa que gravita y se expande desde el centro mismo del perfume. Es la característica más notable de esta composición la que causa admiración: esa rosa compleja, ligera, balsámica y especiada pero vivaz y fresca, femenina pero algo ingenua cuando llega a oler a melocotón, cuyo aroma produce un efecto de bienestar. Ese efecto de sentir a la vez la concentración y la relajación.

Sí, puede parecer una locura de perfume porque en él hay tantas notas y tantas referencias…pero milagrosamente encuentra el equilibrio y se desarrolla de un modo más ágil de lo esperado. Cumple la promesa de evocar la rosa de Taif, símbolo de las exquisitas rosas de Oriente, pero el perfume en conjunto es pura orientalia, una fantasía occidental que ilustra imágenes propias de un pasado idealizado a través de materiales exóticos usados en antiguas tradiciones sacras y, de fondo, la mítica figura de la Reina de Saba, inspiración última de Miriam Mirani. Así, entre los aldehídos y el pungente clavo surge un efecto ahumado: el olor del incienso consumiéndose, una imagen vívida y extraña para presentar un perfume. Las brasas se calman con la rosa, que refresca el corazón del perfume; la canela la acompaña y junto a ella casi llega a expresar el dulzor de una confitura de frutas, de hecho, una importante nota de melocotón acompaña a la flor durante un rato, hasta que el perfume cambia; la rosa se vuelve más coqueta y empolvada -recordando un poco a Paris de YSL-, se refresca y rejuvenece aún más con un toque de hojas de té y el apoyo del patchoulí que le aporta sombra y humedad. La base se va haciendo cada vez más familiar con almizcles que asoman pero aún es lo bastante rica como para mantener el carácter.

Aqaba Classic es un perfume de larga evolución y gran fijación, por no hablar de una importante proyección recomendable para quienes realmente aprecien el estilo de perfumes como Opium o Coco pero busquen algo un poco más luminoso y expansivo. También es un buen punto de partida para reflexionar sobre cómo el concepto de perfume nicho ha ido cambiando a lo largo de las décadas o, en un nivel más particular, cómo el estilo de Thierry Wasser ha evolucionado desde sus días en Firmenich cuando componía perfumes en la línea de Aqaba o Dior Addict hasta la actualidad trabajando para Guerlain en cosas como Oud Essentiel donde de nuevo aborda la orientalia centrada esta vez en la combinación oud-rosa, ahora más actual en el mercado occidental. Pero de verdad que lo mejor de todo es disfrutar del perfume, porque es de lo mejor en su estilo.

Momento musical: Nuits d´Espagne por Dalida, quien se dice que tenía Opium de YSL entre uno de sus favoritos.

Flip Flop review: Versace pour Femme Oud Oriental.

11 jueves May 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ 3 comentarios

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almizcle, azafrán, ámbar, Heliotropo, patchoulí, perfume, pimienta, rosa, sándalo, Vainilla, violeta

Al más puro estilo perfume de diseñador Oud Oriental (2013) está hecho para gustar y ser llevado por el mayor número de gente posible. Como tal, no es un perfume de oud propiamente dicho, sólo algo reminiscente del acabado seco, amaderado y ligeramente ambarado que los perfumes occidentales inspirados en el oud suelen exhibir. Es la faceta más popular del oud en el mercado generalista lo que aquí se plasma con el singular efecto añadido de frutos secos que algunos acordes de oud muestran por intervención del patchoulí.

Unido a esa faceta oud por aproximación basada en el mínimo común denominador, encontramos lo esperable para completar el cuadro: rosa y sándalo, pero la rosa y el sándalo más etéreos que se puedan imaginar, junto a una vainilla blanca, translúcida incluso, y vagos recuerdos de almíbar. Oud Oriental se nutre más del glamour que evoca la palabra Versace y la moda por las maderas desestructuradas que de ese tradicional y precioso material que es el oud.

Este perfume es como un fragmento de perfume oriental más que una historia completa, pero lleno de pinceladas de distintos colores, agradables de por si pero que en global no termninan de formar un conjunto característico. Pinceladas que insinúan azafrán unido a un vago efluvio coriáceo, el toque refrescante de las violetas junto a sombras de verde acuoso y especiado que insinúan melón y pimienta, aportando el punto de contraste necesario para que el perfume tenga cierta sustancia.

Queda claro rápidamente que sin que aumente mucho la complejidad del perfume, lo que no van a faltar son las referencias a esto y aquello, pero todo está muy diluido. Y para completar la paleta de lo super agradable y fácil de llevar, una envoltura de heliotropo tímidamente anisado reforzando esa textura glaseada del perfume que ayuda aún más a difuminar notas y aumentar ese efecto de cosa inconcreta y lejana.

Las alusiones a las ricas especias, exóticas resinas y preciosas maderas que en las antiguas rutas comerciales se transportaban como tesoros, toda esa suntuosidad, Oud Oriental la concreta en su frasco dorado. El jugo, sin el repiquetear frutal ni el brillo ajazminado, es como un Lady Million a la oriental: etéreo, laxo e inmaterial mientras muestra un poco de todo aquello que gusta fácilmente, los matices afrutados, lo lechoso del sándalo y el almizcle, la vainilla, el contraste del frescor especiado y, acompañando ese fondo amaderado y radiante, algo ligeramente medicinal para que no se diga que no se intentó darle un toque de algo…

Si es que se le puede considerar un perfume de oud, es un oud muy fácil de llevar. Un jugo pop e incluso bonito para las chicas jóvenes que intentan distinguirse un poco de su grupo y dejar atrás la marea de florales frutales que se siguen ofreciendo sin piedad.

Entre heliotropos: Kiss me tender & Kiss me intense de Nicolai Perfumeur Createur

28 viernes Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ Comentarios desactivados en Entre heliotropos: Kiss me tender & Kiss me intense de Nicolai Perfumeur Createur

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almendra, almizcle, canela, cereza, flor de naranjo, Heliotropo, jazmin, perfume, rosa, Vainilla, ylang-ylang

Advertencia: De romanticismo novelesco se les podría acusar. Cada nota puede ser calificada de elección perfecta en este duo de perfumes, nada que evite hacer de ellos algo precioso y delicado que invite a la ensoñación y la ingenuidad. Induce a pensar en un ideal de femineidad propio de heroínas de novela: que pasean entre heliotropos, acompañan sus meriendas con macarons de rosas, vainilla y cerezas, mordisquean nubes de fresa mientras leen poesía y a la luz de la luna llena lloran, suspiran o esperan. Todo belleza, algo de melancolía y mucha suavidad.

El argumento central son las flores en su faceta más gourmand. Kiss me tender es un heliotropo tintado de flor de naranjo, algo más floral. Kiss me intense insiste más en ofrecernos la flor en bandeja almizclada repleta de dulces de mazapán y bizcochos vainilla bañados en Amaretto.

La estructura es clásica; un floriental al uso. El estilo fino y matizado, incluso un poco artesanal: mitad brillo de ingredientes naturales, mitad fantasía de mente creativa.

La flor de encanto victoriano que es el heliotropo, con sus recuerdos de cerezas y almendras amargas, asoma entre los pliegues de un corazón tradicional de rosa y flores blancas empolvadas: algo flor de naranjo, algo de jazmín y bastante de absoluto de ylang-ylang, culpable de ese efecto difuso de acabado anisado tan característico. La base no renuncia al dulzor balsámico concentrado del absoluto de vainilla y del opoponax -aunque la versión Intense declina hacia algo más herbal- pero hay un toque especial, un sutil efecto azucarado frutal que hace pensar en esos perfectos frutos rojos del verano capaces de ofrecer en su sabor un bocado de sol.

Ah, sí! Estos perfumes están llenos de simpáticas referencias: desde el dulce de malvavisco en la faceta empolvada, al chicle de fresa en el sutil efecto aldehídico pasando por las natillas con su sabor mezcla de vainilla, canela y limón y su cremosa textura acompañando las flores. Trío de sugerencias gustativas que, unido al recuerdo de regaliz que aporta el anís estrellado, completa un cuadro lleno de reminiscencias infantiles.

Uniendo así lo goloso con lo floral tierno, pareciera que a ramilletes de flores de azúcar decorando una tarta nupcial nos estuviéramos refiriendo. Almendras de Jordania incluidas para celebrar la ocasión, pues es la tradición.

Pero ese no es el punto final porque el brillo solar invita a soñar con tierras lejanas. Sí, la vainilla junto con el absoluto de ylang-ylang crean un aura exótico similar al de perfumes como Fleur de Comores de Maître Parfumeur et Gantier o Songes EdP de Annick Goutal. Nuestra heroína también piensa en largas travesías por mar, hacia los mares del Sur…

Sugerencia: Acompáñese de la lectura de la chispeante novela «La abadía de Northanger» de Jane Austen.

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