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Lanzar tus escritos al ciberespacio es una actividad un poco temararia, creedme, porque los resultados son impredecibles. Si en una interacción cara a cara las personas tratamos de leer las expresiones del rostro y el lenguaje corporal de nuestro interlocutor para recavar información más allá de las palabras, en un blog ¿qué podemos usar?

En mi opinión cuando un autor quiere decir algo lo dice con los recursos que el medio le proporciona, al menos eso he intentado hacer yo en estos cinco años. He dicho cuanto he dicho sopesando bien mis palabras pero eso nunca me ha librado ni librará -tampoco lo hará con otros compañeros- de que otras personas se creen opiniones más allá de lo que escribo.

En estos años he tenido experiencias de distinta índole y no han faltado las negativas. No me voy a detener en detallar esas cosas que quedan para mi cuaderno personal, pero sí diré que algunas conductas se pudieron calificar de ciberacoso y otras de fina burla (a menudo al hilo de mi identidad). Diré aún más, esas experiencias no provenían de lectores habituales que comentaban en el blog -pese a los trolls- sino de otras personas que usaban su blog en otro idioma para lanzar puyas y nunca, nunca, nunca respondí a ellas. Yo no me creo única en el mundo por haber vivido esto, otras muchas personas han pasado por cosas así o peores situaciones. Pero es bueno que de vez en cuando los blogueros hablemos de las sombras porque puede haber otras personas sufriendo y sufriendo mucho que se sientan muy solas. No hay muchos recursos en este área, que yo sepa, y las acciones que se pueden emprender son limitadas, más aún en un caso como el que yo expongo en el que no hay un mensaje  de carácter intimidatorio dirigido a ti exclusivamente sino veladas insinuaciones o palabras feas dichas en un contexto de interacción indirecta. Es algo by proxy, algo truculento de verdad.

Un buen consejo para quienes se encuentren en una situación así: lo mejor es no responder. Lo sé, siempre se dice lo mismo pero hay una razón: responder a la provocación es otorgar poder al otro y entrar en una guerra. Muchas veces las personas hacen estas cosas (me refiero a las conductas acosadoras) buscando el empoderamiento personal al intentar poner a la otra persona en el lugar que ellos creen que les corresponde…se entiende lo que quiero decir? Añadiré algo más, las personas que inician esas acciones juegan con la ventaja de la confusión que crean en el otro. Este es el mecanismo básico que subyace en la mayoría de las conductas coercitivas o dominantes: crear confusión para tener ventaja. Y por supuesto que las acciones violentas cuando tienes poca experiencia en ciertas cosas confunden y confunden mucho. Por eso no ignorar que en el mundo también hay gente con malas intenciones que utiliza estrategias para llevar a cabo esas malas intenciones es tan importante, porque cuanto más tiempo permanezcamos confusos, más tiempo estaremos recibiendo los golpes de lleno.

Aunque a veces cueste un poco, aunque se nos atragante tener que asimilar el hecho de que alguien cometa semejante acción, lo mejor es aceptar que eso existe y plantearse seriamente pasar página. Pasar página es un eufemismo que en Internet se traduce por cortar lazos. Nuestra vida es nuestra, no de los demás. No se puede entrar en una guerra de blogs, por mucho que otros provoquen.

Hoy, sin embargo, escribo porque considero importante aclarar un malentendido que creo alguien ha provocado sin intención. Repito esto último: creo que no hay mala intención pero si cierta precipitación. Lo cierto es que he encontrado un blog en el que alguien me presenta de una forma sorprendente, de una forma en la que yo no me he presentado en ningún momento en este blog que escribo. Dicha persona dice de mi que soy un poco misteriosa, bueno es un calificativo que tiene su atractivo pero quiero aclarar que yo no juego al escondite con nadie, simplemente escribo y administro el blog de la forma que prefiero; es una elección personal. Sin embargo a continuación escribe que soy una española que me presento  a mi misma como Botanyuki…

Bien, como decía, administro este blog como prefiero, haciendo elecciones personales y, desde el principio, ha sido una decisión muy personal no hablar ni de mi identidad cultural, ni de mi árbol genealógico , ni de mi pasaporte. Creo que esa decisión debería respetarse y quien quiera sacar conclusiones acerca de mi, obviamente es muy libre de hacerlo pero escribirlo en un blog como una afirmación categórica -que ni yo misma he hecho- y enlazando esa entrada a Olibanum me parece que es un salto cualitativo. Ya no es una conclusión de esa persona sino una afirmación que queda escrita.

Quiero aclarar esto y quiero hacerlo desde mi blog ya que se ha creado ese enlace afirmando algo que sólo puede ser una opinión de la persona que creó esa entrada. Puesto que es un asunto público, públicamente reconozco la sorpresa que me causa encontrar escrito algo sobre lo que yo nunca, nunca, nunca he dicho una palabra en una dirección o en otra.

Escribir un blog puede ser un entretenimiento, un modo de iniciar una disciplina de escritura, una forma de descorchar o lo que queráis pensar. Hay tantos usos como personas y eso no se debería de olvidar. Sé por experiencia que cuando escribes sobre perfumes y cosmética hay quien te considera realmente frívola. Pero en el fondo, escribir un blog también puede ser una cosa muy seria ya que en ello ponemos nuestro empeño.

Siempre he tratado de crear algo ameno y personal pero sobre todo siempre he intentado hacerlo con rigor. Midiendo mis palabras, comprobando los datos, sopesando el nivel de crítica, dedicando tiempo a elegir las imágenes, exponiendo opiniones o redactando artículos más informativos. Que algunas personas se formen una imagen equívoca de mí es algo totalmente normal pero que queda fuera de mi alcance.

Por mi parte sólo espero que quien me lea se entretenga o sienta algo de curiosidad por el apasionante mundo de los perfumes, que tiene poco de superficial aunque a algunos les cueste creerlo. Es lo único que espero porque, al fin y al cabo, ofrezco algo que leer que puede gustar más o menos pero es lo único que hago: escribir entradas en un blog. Y escribir un blog, en la vorágine que es Internet, es como ser una gota de agua en el Océano Pacífico. Yo lo tengo muy claro, igual que tengo muy claro que escribo porque me gusta escribir.

Sea cual sea mi vida en el día a día, en el ciberespacio soy lo que escribo en el blog, ni más ni menos que eso. Es decir, soy Botanyuki, autora de Olibanum: Cuaderno de perfumes.

He intentado decir las cosas sin acrimonia pero con claridad. Un blog no es un camino de rosas, ni un camino hacia la gloria pero lo haces porque te gusta y esperas cierto respeto hacia tu persona. A veces hay ataques que, como decía más arriba, es mejor ignorarlos pero las confusiones creo que deben ser aclaradas porque de lo contrario sólo darán lugar a más confusión. Lo digo con cariño.

Por último, agradezco a mis lectores su apoyo y su paciencia. Espero volver pronto a escribir con más regularidad, cosa que en las últimas semanas me ha sido imposible.