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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: jacinto

Dosel de pétalos blancos y verdes tallos: Grand Amour de Annick Goutal

13 domingo Abr 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azucena- lirio blanco, ámbar, brezo, cuero, genista, jacinto, jazmin, madreselva, mimosa, perfume, rosa

flora
* La ninfa Flora (1591) de Giuseppe Arcimboldo.

¿Soy Flora o sólo una flor?
Si soy flor, soy Flora.
¿Soy como la sonrisa de la flor? Entonces
soy Flora.
¿Cómo Flora y sólo flor?
Ah, si no soy flor, no soy Flora.
Soy Flora y flor.
Mil flores y una sola Flora. Flores vivas,
Flora viva.
Pero las flores hacen Flora, y Flora
las flores.
¿Sabes cómo? El pintor sabio ha cantado
las flores en Flora y Flora en las flores.

Madrigal de Gregorio Comanini inspirado en la pintura de Arcimboldo.

El verdor tierno y húmedo retorna en primavera. Más ligero y cálido el aire, trae de nuevo el polen y la fragancia de mil flores. Se respira algo dulce y vivaz durante la estación, algo rico y profundo. Es la exuberancia de la naturaleza.

El Eau de Parfum de Grand Amour (1996, Isabelle Doyen) también tiene esa abundancia, casi sofocante, de la brisa desbordada por la penetrante fragancia de la hierba recién cortada, el dulzor denso de las azucenas y la efervescencia que desprende un ramillete de frescas madreselvas.

Es un espléndido bouquet floral que respira sobre lecho de mirra, vainilla, brezo y almizcle; con rosas melosas y un fino cuero. Trufado de verdor. Verdor que le imprime dinamismo, optimismo, juventud e incluso un extraño sentido del ritmo.

Pero a la vez es algo más que un espléndido bouquet. Esa mezcla de dulzor y vivacidad también posee una oscuridad singular, susurrante, similar a la de las pinturas de Arcimbolo: subida grado a grado. El resultado es un perfume de matices sutiles pero profundos, con el tipo de tonos luminosos que parecen esconder su viveza bajo un velo, en este caso un velo almizclado.

Vainilla y mirra confluyen en el acorde de ámbar meloso, dando una calidez balsámica al conjunto. La mirra aporta una riqueza única y llena de contradicciones: es muy balsámica pero astringente, es especiada y cálida pero también es refrescante por su tono ligeramente anisado. Mientras el brezo añade un regusto musgoso y un poco herbal.

El lirio blanco o azucena es uno de los protagonistas principales del cuerpo floral. Es dulce y envolvente, con recuerdos de cuero y de jazmín verde. La otra flor blanca protagonista es la madreselva, de carácter más vegetal y anaranjado, se rodea de jacinto cuyo carácter herbal-especiado funciona como hilo conductor en el perfume. La mimosa completa el ramo con un toque empolvado.

Grand Amour embriaga pero es difícil de apreciar, requiere un gusto por determinadas facetas y notas que la mayoría de la gente encuentra difíciles: el cuero, la mimosa, la pungencia de la faceta verde, el lirio blanco…son ese tipo de notas que no atraen a la mayoría de personas. Quien lo aprecie podrá encontrar en este perfume el efecto calmante que deriva de combinar la cualidad narcótica de las flores blancas, el factor relajante de las notas verdes más ásperas y la tersura de los bálsamos. Y ese carácter verde y balsámico unido a la nota de jacinto recuerda, sin duda, Chamade de Guerlain, pero en Grand Amour lo verde persiste durante toda la evaporación.

Verdor y exuberancia. Espíritu primaveral para transmitir optimismo y serenidad. Cualidades entrelazadas por un algo poético que parece vivirse en la música antigua, esa en la que domina la armonía y la laxitud de un tempo lento. En la colección de Annick Goutal, este perfume, destaca por su armonía y por algo más que podríamos llamar musicalidad. Es como un canto silencioso, majestuoso, expansivo y resoluto. Con transiciones suaves, con potencialidad.

La revisión de este perfume ha permanecido postergada en mi escritorio años pero con ocasión del 5º aniversario del blog he decidido editarla y dedicarla con especial cariño a mis lectores, quienes más cerca o más lejos, comentando o en silencio, siguen apoyando este «Cuaderno de Perfumes».

También me gustaría añadir un toque musical a la celebración del perfume con una de mis canciones favoritas: To tango tis Nefelis ( El tango de Néfele, 1996). Loreena McKennit compuso la pieza instrumental Tango to Evora (1991). Después Haris Alexiou le puso letra y dice algo así: Néfele* solía llevar un lazo dorado en su cabello para diferenciarse del resto en la viña. Dos pequeños ángeles vinieron y se lo robaron. Los dos pequeños ángeles, soñando con Néfele, querían alimentarla con miel y granadas para que ella no pudiera recordar, para que ella olvidara lo que desea y pudieran seducirla. Jacintos y azucenas robaron su perfume para ellos mismos y pequeños amorcillos reían y le lanzaban flechas pero el benevolente Zeus alejó de ella el agua de la juventud, la convirtió en nube y la dispersó, así ellos no podrían encontrarla.

Escuchad: To tango tis Nefelis.

*Néfele era la diosa de las nubes en la mitología griega.

GA-AG

Del lino fresco a la piel limpia: White Linen de Estée Lauder.

05 lunes Ago 2013

Posted by Botanyuki in Ensayos, Revisiones de perfumes

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aldehídos, almizcle, ámbar, jacinto, lilas, lirio de los valles, miel, perfume, rosa, vetiver, ylang-ylang

white-linen

La ropa perfumada es una antigua tradición oriental, de hecho, a veces, la única forma de perfume tolerada socialmente. Tradicionalmente estos saquitos aromáticos escondidos entre capas de tejidos no sólo perfumaban, también espantaban insectos y demonios o representaban prendas de amor. Como fuere, perfumaban la fina seda, el tejido que mejor retiene y abre los aromas. Tener capacidad para mantener un buen olor, rico y agradable, en la ropa era indicativo de alto estatus.

Todas las sociedades manejan este tipo de códigos. En la Península arábiga se sabe que alguien es de buena familia cuando a su paso deja una estela de aroma natural a incienso de oud. Los baños de incienso son otro modo de perfumar piel y ropa.

Pero cada lugar y época tiene su estilo. En Occidente es el lino limpio y fresco el que adquiere estas connotaciones, especialmente desde la Edad Media. A lo largo y ancho de Europa encontramos diferentes recetas para perfumar el lino que forman parte de tradiciones familiares o locales, aunque entre la nobleza capaz de permitirse materias de importación, siempre aparecen el iris de Florencia o la rosa y la lavanda de Provenza.

Christine de Pizan escribe La Ciudad de las Damas (1405) movida por el deseo de demostrar que en las mujeres existe tanta virtud como en los hombres y argumenta con distintos ejemplos. En su disertación con la Dama Rectitud hace una recopilación de los quehaceres de las buenas esposas, entre los que se encuentra mantener el lino blanco y con agradable olor.

No es hasta entrado el s. XX que las prendas dejaron de ser pesados ropajes. Durante siglos anteriores los elaborados vestidos de lana, seda y brocados sólo se ventilaban; mientras las prendas de lino se usaban como ropa interior y se lavaban con frecuencia. El enjuague con agua olorosa era un modo de dar buen olor a la ropa, los saquitos perfumados y las hierbas aromáticas era la otra forma.

El lavado podía llevarse a cabo añadiendo hierbas al agua que ayudaran a desleir la suciedad como la Flor del Jabón ( Saponaria officinalis) o mezclando agua de rosas con agua común y algunas especias para conseguir agua dulce con que aclarar las prendas. En Sicilia era el agua de azahar lo que más se usaba mientras que sumergir el lino en agua hirviendo con raíz de iris para conseguir un fino aroma a violetas era prácticamente privilegio de reyes. Lavado el tejido, se guardaba en arcones de cedro con saquitos de seda que contenían mezclas aromáticas como pétalos de rosa con lavanda, albahaca, benjuí, almizcle y clavo o polvo de iris con anís. Así se conseguía mantener un olor dulce.

Un buen olor corporal era signo de salud, virtud y poder. Pomos de olor, saquitos, polvos de iris, ropa bien lavada, ramilletes de hierbas aromáticas prendidos de la ropa, guirnaldas de flores, agua de rosas con que refrescarse…todo contribuía para oler mejor en un ambiente cargado de olores mustios y pungentes. A excepción de Venecia que tenía capacidad para disponer de materias primas muy exóticas y algunos talleres aúlicos o monasterios, hasta el s. XVII los perfumes secos fueron muy habituales. Más adelante siguen fabricándose pero ya con otro valor; de hecho en época victoriana las damas apenas perfumaban sus cuerpos -era algo muy vigilado-, se limitaban a salpicar sus pañuelos con aguas frescas o delicados soliflores y, a veces colocaban estos saquitos perfumados entre sus vestidos. La violeta, el iris o la lavanda eran los aromas más tolerados por la moral de la época que exigía demostraciones constantes de modestia como prueba última de la virtud femenina.

Aunque menos usados entonces, recetarios del s XIX siguen manteniendo entre sus páginas fórmulas para crear sacos de olor pero, al igual que con los polvos de iris y de arroz, las recetas se han ido especializando hasta configurar un catálogo de tipos. También se usaban para perfumar escritorios, papel de carta, almohadas, etc. Estos saquitos eran de seda, bordada o pintada y, en su interior, la mezcla olorosa iba envuelta en tela de algodón. La base para hacer un saco de olor se preparaba con un cuerpo de polvo concentrado, igual que ocurría con los polvos cosméticos.

Sin embargo, hoy la ropa limpia huele a almizcles blancos, más o menos abstractos, más o menos dulzones. De aquella antigua gama de matices aromáticos, florales y empolvados hoy queda poco. El olor a limpio es sobre todo el olor a Galaxolide y a Musk T, dos de los almizcles blancos dulces y florales más representativos de la idea de higiene y femineidad, presentes en cientos de productos cosméticos o de limpieza y también en la base de muchos perfumes desde la década de los setenta. Actualmente nuevos almizcles están configurando la memoria olfativa de las generaciones más jóvenes pero estos dos son aún los más representativos. La relación entre los olores cosméticos y la gama de matices en perfumería fina es muy importante, porque crea vínculos familiares en la memoria. Un tema que no me canso de recordar.

White Linen (1978) de Estée Lauder es tradición y modernidad al cuadrado. La tradición del lino blanco y fresco -símbolo de disciplina y estatus- representado a través de la entonces nueva gama de olores limpios que expresaban los almizcles blancos sirve para modernizar la clásica estructura de los aldehídicos florales, caracterizados hasta entonces por la riqueza de sus múltiples capas y la capacidad para evocar de forma refinada la sensación de piel limpia. Esta renovada estructura, más sintética, más simple y más inmediata, se basa en el equilibrio de bloques de olor integrados en una sobredosis de almizcles. El concepto en sí mismo hace que sea importante conocer este perfume cuya huella podemos rastrear en composiciones posteriores como Sunflowers (1993) de Elisabeth Arden pero, además, está muy lograda la sensación de blancura radiante, de frescor abstracto y de confort.

Básicamente el perfume descansa sobre una cúpula de almizcles blancos empolvados, con el familiar Galaxolide ( limpio-dulce-floral-frutal) como eje central en torno al que se balancean el resto de elementos. Mantiene el tono aldehídico de los clásicos como Madame Rochas contraponiendo una salida cítrica y vaporosa a una base de maderas musgosas envueltas en ámbar. Sin embargo la faceta floral no está tan difuminada y, aunque la nota de corazón es rica, en ella destaca la rosa fresca y afrutada con toques verdes y acuáticos de muguet, lilas y jacinto. En origen tenía civeta para añadir más vibración a las notas florales pero la reformulación actual se desvincula del matiz animal para concentrarse en un efecto cristalino y puro. Sólo acentos de clavel y un fino velo de miel dan más profundidad y calidez a la rosa, que después del almizcle es la nota dominante. Aún así, el perfume mantiene una cualidad efervescente muy atractiva y un sillage sólido y amplio, característico de todas las creaciones de Sophia Grojsman.

WLfrasco

Emoción-color-olor: en el verde.

17 domingo Mar 2013

Posted by Botanyuki in Ensayos

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gálbano, jacinto, perfume, ruibarbo

enelverde

La raíz indoeuropea ver se relaciona con el concepto de crecimiento, de ella derivan primavera, verano, verde o vergel a través del latín clásico. De viride viene verde que, en origen, ya tenía asociadas las ideas de lo fresco, lo lozano, lo floreciente.

Las plantas y algas se ven verdes porque contienen clorofila, un pigmento que les permite llevar a cabo la fotosíntesis, transformando energía solar y dióxido de carbono en energía química y oxígeno. Tiene una estructura química similar a la hemoglobina: un gran anillo con un átomo en el centro ( de magnesio en el caso de la clorofila, de hierro en el de la hemoglobina).

La primera asociación que se desprende del verde es la idea de naturaleza renovada en primavera y el aire limpio y fragante que se respira entonces, por eso también implica una idea de potencial. El verde mantiene una relación con la realidad concreta -al contrario que el amarillo– y simboliza la experiencia sensorial, tan tangible en la vegetación. También puede tener una connotación negativa: la espesura del bosque es lo ignoto, lo peligroso, lo siniestro.

Evoca sentimiento de esperanza e invita a la tranquilidad y la calma- tanto física como psicológica- ya que alivia la tensión de los vasos sanguíneos. También se le atribuye un efecto regulador de las funciones corporales, equilibrando el sistema nervioso autónomo. Es uno de los colores que mejor percibe el ojo humano, con un importante papel durante la evolución filogenética porque señalaba el grado de inmadurez de los frutos. En los niños la preferencia por este color refleja la autoestima, mientras que su rechazo señala ansiedad. Parece que la palabra clave para caracterizar este color es equilibrio.

Los atributos del verde a nivel psicológico siempre se asocian a una personalidad sociable y sensible pero en exceso implica sobreprotección, posesividad. El color de la juventud pero también el de la envidia. A nivel estético está situado en el centro del espectro y por eso es el color de la comparación, aunque resulta ligeramente frío al participar del azul (frío) y del amarillo (cálido-neutro).

En términos de sabor lleva asociadas las sensaciones de frescor y/o amargor . En términos de olor remite directamente al frescor astringente de la hierba recién cortada. En perfumería este grupo de notas suponen siempre un toque de calidad y elegancia: los grandes clásicos de la perfumería siempre incluyen elementos verdes, siendo el gálbano una de las notas más típicas. Vent Vert de Balmain significó en su momento un nuevo tipo de perfume completamente verde, orientado a espíritus más deportivos. Sin embargo, los perfumes que convierten el verde en tema son más una especialidad que un producto de atractivo general.

acqua

Las notas verdes tradicionales, esas que matizan con un toque de formalidad los perfumes, suelen ser notas sólidas e incluso agresivamente vegetales de gálbano, jacinto, hoja de violeta, petit grain o químicos aromáticos como la isobutil quinolina (Bandit de Robert Piguet) o cis-3-hexenal (Fidji de Guy Laroche). Sin embargo hay muchos matices de verde. La hoja de tomate que se hizo popular en los 70´s y Annick Goutal la usó en sus primeros perfumes de forma consistente es un ejemplo que aún mantiene ese sabor clásico algo resinoso. El trabajo de Jean-Claude Ellena para crear Eau Parfumée au Thé Vert es otro que además supuso una renovación importante en la gama de aromas botánicos. Lo que el perfume de Bulgari mostró es que lo verde también se puede renovar de muchas maneras. Así es, hay elementos verdes en notas florales como el jazmín o la mimosa, terrosos como el patchoulí, apimentados como el pimiento verde, aldehídicos como el cilantro… dibujando aromas de frutas verdes como la manzana sugerida por tagetes en Burberry Women o el toque acidulado del ruibarbo en Un Jardin Sur le Toit de Hermès; aroma de hojas verdes definidos por matices mentolados, alcanforados, coníferos; elementos muy aromáticos relacionados con hierbas olorosas de cocina como el romero, la albahaca; notas extremadamente frescas y ásperas como el jengibre puede ser en ocasiones.

La noción de naturaleza redolente de agua fue una renovación en los 90´s del tema verde a nivel más general: el tamiz de las notas acuáticas permitió introducir notas verdes transparentes como el bambú, la sandía, el pepino, el melón, el té verde. Estas notas más ligeras no sólo pueden dar dinamismo en las creaciones al simular una imagen de ondulante agua como hace el ciclamen, sino que también ayudan a que el perfume pueda tener un carácter menos concéntrico. Si una nota verde tradicional es el verde pasto de un rincón apartado, la nota diáfana moderna es más abstracta e invita más al viaje exótico, hasta las llanuras infinitas y fértiles donde el aire fresco es lo único que te rodea. Esa imagen panorámica está detrás de A Scent de Issey Miyake. Aún así, los perfumes verdes siguen siendo una opción más selectiva. La nota de savia en Traversée du Bosphore de L´Artisan Parfumeur es un ejemplo de verde moderno dentro del circuito alternativo, donde también los perfumes de higo comparten parte de este carácter renovador.

Pero en los últimos años, buscando un frescor impactante y muy duradero, una segunda renovación de las notas verdes ha tenido lugar. Tradicionales notas como la menta o el jengibre trabajadas de otra forma adquieren un nuevo cariz creando un efecto de hielo y de viento cortante (Roadster de Cartier). Pero son sobre todo los acordes inspirados en bebidas alcohólicas los que más han innovado; especialmente en las creaciones marcadas como fragancias masculinas donde las notas verdes mantienen un rol significativo para imprimir carácter en el perfume. Cosas como la anisada absenta en Douce Amére de Serge Lutens, A Taste of Heaven de Kilian -que también refresca el acorde de rosa en Body de Burberry siguiendo un concepto clásico de realzar la parte amarga de la rosa-, o el mentolado mojito en Guerlain Homme y en Cuba de Czech& Speake son algunos ejemplos de este nuevo acercamiento al verde.

He aquí otros perfumes con un importante carácter verde : Ninfeo Mio de Annick Goutal, Aqua Allegoria Herba Fresca de Guerlain, Green, Green, Green de Miller et Bertaux, Nº19 de Chanel, Green de Byredo, Bel Respiro de Chanel, Fou d¨Absinthe de L´Artisan Parfumeur, Diorissimo de Dior, Eau de Campagne de Sisley, Yerbamate de Lorenzo Villoresi, Balenciaga-Paris L´Essence, Lily de Crabtree & Evelyn, Menthe Fraiche de James Heeley o Green Irish Tweed de Creed.

Con un perfume verde y la versión que Loreena McKennitt hace de Brian´s Boru March os deseo un Feliz Día de San Patricio.

StPatricks

La rosa entre las rosas: Nahéma de Guerlain

14 martes Jun 2011

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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damasconas, jacinto, perfume, rosa


Dejadme que os cuente la historia de un perfume de Guerlain llamado Nahéma que huele tanto a rosa que parece imposible. La literatura inspiró su nombre; el cine, su carácter y a la música debe su estructura. Finalmente, un nuevo material en la época (1979) permitió plasmar esta visión.

Su nombre, Nahéma, significa hija del fuego, misterioso y evocador, proviene de una historia de Las Mil y un Noches: es el nombre de una princesa de temperamento impredecible y pertinaz, en belleza sólo igualada por su hermana gemela Mahané de opuesto carácter, –hija del agua– que era dócil y modesta. La historia que la hábil Sheherazade cuenta expone el dilema de «el tipo de mujer»…¿o no es un dilema? La historia oriental muestra dos arquetipos.

Jean Paul Guerlain, impresionado por una imagen cinematográfica decide tomar dichos arquetipos y fundiéndolos en el concepto de dualidad femenina, creará una representación a través de la flor más misteriosa y poética: la rosa. Fue una secuencia, perteneciente a la película Benjamín o El diario de un joven ingenuo y protagonizada por Catherine Deneuve, donde el perfumista pudo ver que…en medio de un paisaje campestre, bajo un cielo límpido, una joven totalmente de blanco jugaba en una jaula para palomas, para blancas palomas. Una jaula gigante y dorada y, hacia allí se acercaban dos caballeros…. Y para representar esa belleza espléndida y distante, radiante y vertiginosa, de nuevo la rosa.

Sin duda, pensaría el perfumista que la rosa, siendo tan maravillosa, debe ser también gloriosa. ¿Cómo cumplir el reto? La estructura sería clave, y el perfumista pensó que en el Bolero de Ravel estaba el secreto para construir su perfume de rosa: una presentación continua, insistente y creciente del mismo tema. Un tema con variaciones continuas; sólo tema principal, olvidándose de la clásica estructura de intro-desarrollo-coda. Nahéma sería siempre «una rosa y una rosa y una rosa». Palabra de perfumista.

Nahéma, el perfume extremo de rosa, el perfume agitado e inspirador tendrá la capacidad de despertar algo en la imaginación, porque es la imagen mental de la imagen mental. Inabarcable y voluminosa, tersa, lozana. Rosa-rosa. Tiene todas las facetas que se le quieran imaginar,porque esta rosa superará esas facetas y continuará siendo rosa.

Lo que el perfumista sospechó sobre su perfume se cumplió, cuando en 1979 el público se encontró con aquella fórmula del Eau de Parfum, la acogida fue fría. Era algo demasiado distinto, algo que necesitaba tiempo…pero siempre hubo quien lo apreció y una nueva formulación fue ofrecida al mercado: el extracto.

Aceites esenciales de rosa centifolia y de rosa damascena búlgara para crear la sensación más fresca y rosada de la salida, el perfumista las hará estallar con bergamota y una dosis importante de aldehídos, y un filo metálico y verde de jacinto como acompañante. Este jacinto se hará más dulce después, recordará al jacinto de Chamade también acompañante de la rosa. Más adelante serán los absolutos de rosa con su tono meloso, especiado profundo, ceroso y cálido los que formarán el corazón de la rosa, mientras un nuevo material será crucial para hacer palpitar la flor: la beta-damascenona. La rosa se volverá impetuosa y extrema, balsámica y suntuosa, pero sobre todo afrutada. Profundamente afrutada: melocotón aterciopelado, fruta de la pasión dulce y fresca, lychi…esas frutas exóticas se presentarán cremosas en la base porque se encontrarán con sándalo y vainilla, la rosa se volverá de nuevo una flor joven, dulce y difusa, con un acabado elegantemente empolvado.

Si la primera formulación de Nahéma, la del EdP era poliédrica y contrastada, pero siempre rosa; si lo metálico se contraponía a lo empolvado, y lo cremoso a lo balsámico, si los aldehídos rozaban la petulancia y sólo se apaciguaban al chocar con los absolutos de rosa…si aquella rosa era declarativamente agitada, la del extracto será calmadamente intrigante y suntuosa. Todas las notas continuarán ahí, pero aún más ensambladas, las oposiciones serán limadas y la rosa florecerá siempre rosa afrutada, siempe lozana y fresca. Siempre rosa.

Nahéma siempre ha sido un perfume con un público restringido, lo que significa que su distribución es limitada, de hecho no estoy segura de que se siga comercializando en España. Pero es un perfume para la lista de deseos de aquellos amantes de los perfumes de rosa. Para su época fue adelantado, para los cánones actuales estará asociado a los grandes perfumes de los ochenta y, sin duda nuevos aromáticos relacionados con lo rosa permitieron esto. La beta- damascenona en este caso es clave, Nahéma representa junto con Poison los precursores de aquella generación.

Para quienes sientan curiosidad por la escena cinematográfica que inspiró a Jean Paul Guerlain, un video de YouTube. La película Bejamin ou Les Memoires d´un Puceau dirigida por Michel Deville es una especie de comedia de época agridulce.

Una nota floral: el Jacinto.

10 sábado Abr 2010

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes

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Hyacintus orientalis, jacinto, perfume

El jacinto, al igual que otras flores de primavera que se desarrollan a partir de un bulbo ( tulipán, crocus, narciso) es nativo del Mediterráneo oriental y Oriente Medio, territorios donde crecía de manera espontánea en forma de pequeña planta de campanillas azules extemadamente fragantes. Esta humilde planta era muy apreciada en la Antigüedad por su belleza y fragancia: los griegos describían su aroma como refrescante y vigorizante de la mente cansada. Queriendo explicar la belleza de esta flor, y la de otras flores, las antiguas civilizaciones narraban pequeños dramas humanos que tenían como resultado la transformación de una tierna criatura malograda en una flor que la rememorara. Así el jacinto tiene su mito, aunque los autores no se ponen de acuerdo al afirmar si la flor brotó de la sangre del joven espartano Hyakinthos o del guerrero Ayax.

Algunas flores de bulbo cultivadas hoy en día son casi iguales a sus ancestros, pero otras no tanto pues han sufrido grandes transformaciones a lo largo de los siglos a base de hibridaciones. Las plantas modernas son más largas, más fuertes, con colores más vivos que sus ancestros…obviamente esto también influye en su aroma que se vuelve más «sofisticado». El jacinto es uno de estos ejemplos.

Durante siglos el jacinto ha anunciado la primavera con su dulce perfume herbáceo, por lo que fue tan apreciado. Gracias a las nuevas técnicas de investigación genética, las clasificaciones científicas se están volviendo más específicas, de modo que el jacinto que era antes parte de la familia de las Liliaceae, actualmente se considera que tienen rasgos distintivos suficientes como para formar la familia de las Hyacintaceae. Se habla de tres especies principales de Hyacinthus: H. litwinowii; H. orientalis y H. transcaspicus. Se supone que el jacinto conocido por Homero, Virgilio y otros autores clásicos fue el Hyacinthus orientalis. Ese jacinto era una planta humilde, con sólo unas quince flores azules solitarias distribuidas a lo largo de un eje central. Su cultivo en Europa cesó tras la época romana hasta que fue «redescubierto».

Los primeros bulbos llegaron desde Persia a Inglaterra en 1560 y cien años después los holandeses habían desarrollado ya 100 variedades, actividad fruto de una fiebre similar a la que despertaran los tulipanes. En 1573 el doctor alemán Leonhard Ravwolf que visitaba Turquía con la embajada alemana recolectó varios ejemplares de bulbos de los jardines otomanos. Los bulbos comenzaron a someterse a distintos experimentos e hibridaciones hasta lograr una especie completamente florida, de más de sesenta campanillas en racimo, conocida como jacinto holandés. Actualmente existen más de 1000 especies, algunas con racimos de más de 100 flores.

En el s. XVII Madame Pompadour-amante de Luis XV- ordenó llenar los jardines de Versalles con jacintos holandeses: se pusieron de moda y se extendió como planta ornamental en los jardines de la élite francesa e inglesa, como símbolo de estilo y elegancia. Además dio lugar a un comercio muy lucrativo. Algunas variedades llegaron a alcanzar precios astronómicos: en el s. XVII se pagaban hasta 200 libras en Inglaterra por un bulbo-era un artículo que muy pocos se podían permitir- sin embargo, los precios fueron bajando hasta las 10 libras/bulbo ya a finales del siglo XVIII, lo que significó la popularización de la planta, hasta forzar su floración en interiores cultivándose en jacinteras o recipientes de cristal- muy, muy populares-. Los jardineros holandeses tenían un alto grado especialización y ponían mucho mimo en sus retoños: conseguir un bulbo de calidad para el mercado podía llevar 4 años de maduración. Y las modas dictaban qué cultivar…un ejemplo de esto son los jacintos de doble pétalo. El doble pétalo se produce por una mutación genética espontánea y era algo frecuente que los horticultores detectaban ya en el s. XVII, pero estos ejemplares se descartaban al considerarse de inferior calidad. Poco a poco empezaron a llamar la atención de los gustos caprichosos y a base de hibridaciones se logró un catálogo de más de 200 ejemplares de doble pétalo, incluyendo aquellos bicolores-dato que se registra en los catálogos holandeses de fines del S XVIII; pero en la época victoriana tardía los gustos cambiaron hacia flores más sencillas y poco a poco fueron desapareciendo del mercado.

Hoy en día Holanda sigue siendo el principal productor de bulbos pero también se produce allí el 90% del absoluto de jacinto- de olor verde,dulce,floral-empleado en perfumería fina, especialmente en perfumes florales y orientales. Hubo un tiempo en el que Grasse también era productor se un AE de jacinto famoso por sus frescor. No obstante, es un producto caro y se tiende a usar sintéticos para reconstruir su aroma.

El aceite esencial de jacinto es rico en alcoholes aromáticos, destacando el alcohol de bencilo, el alcohol fenilpropílico y el alcohol cinámico (de olor fino y balsámico,esta es una nota que la flor de jacinto comparte con las lilas) y también rico en ésteres como el acetato de bencilo, el salicilato de metilo o el benzoato de bencilo. Algunos de estos componentes son típicos de las fórmulas clásicas para construir una base de jacinto. Las bases (son como un mini-perfume dentro del perfume) se utilizan en perfumería para aportar profundidad y textura en general y apoyar una nota principal. Por ejemplo, uno de los químicos aromáticos más populares para la nota de jacinto es el fenilacetaldehido (nota verde), que puede ir reforzado con una base de jacinto y/o aceite esencial de jacinto.

El perfil característico del aroma del jacinto es dulce- verde, herbáceo-especiado y balsámico, y una nota algo frutal que recuerda a la mandarina. Es la mayoría de las veces una nota de salida-una historia más o menos breve- con un fuerte carácter verde que puede arrastrarse hacia otras fases de la evaporación con aromas parejos como en Hyacinth and Bluebell de Floris o como en Grand Amour de Annick Goutal y Chamade de Guerlain, ambos magníficos perfumes.

Algunos perfumes con una nota importante de jacinto son: Vent Vert de Balmain, Nahema de Guerlain, Samsara de Guerlain, Nº19 de Chanel, Cristalle EdT de Chanel, Chance de Chanel, Anaïs Anaïs de Cacharel, Un Jardin sur le Nile de Hermés, Paris de YSL, Fidji de Guy Laroche, Private Collection de Estée Lauder ( original), White Linen de Estée Lauder, D&G Sicily, A Scent de Issey Miyake, Parfum d´Eté de Kenzo, First de Van Cleef & Arpels, Gió de Giorgio Armani, Acqua di Gió y Hyacinths and A Mechanic de Andy Tauer.

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