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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Publicaciones de la categoría: Un poco de Historia

Demodé. Una perspectiva histórica sobre la percepción social de los perfumes empolvados.

19 sábado Abr 2014

Posted by Botanyuki in Archivo general, Ensayos, Un poco de Historia

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almizcle, badiana, benjuí, clavo, empolvado, flor de naranjo, iris, perfume, rosa

MA

La condesa de Listomere-Landon era una de aquellas mujeres del Antiguo Régimen, de tez pálida, cabellos blancos y sonrisa maliciosa. Retratos septuagenarios del siglo de Luis XV, estas mujeres eran por lo general afables y cariñosas, como si la edad del amor no hubiera acabado para ellas; olían a polvos á la marechale, y un recuerdo hacía asomar a sus labios la sonrisa antes que una gracia. La actualidad les desagradaba. Cita de La mujer de treinta años (1831) de Honoré Balzac.

Toujours exhalant la poudre à la marechale…La Poudre a la Maréchale fue, en origen, un polvo para pelucas de gran predicamento en esos días de gloria de la Corte de Versalles, espejo en el que se miraba el resto de Europa.

La mariscala D´Aumont, autora de tan ilustre cosmético, perfeccionó una receta a base de iris y rosas que todas las cabezas aristocráticas se enorgullecían de usar. Era una costumbre de la época que las damas que reinaban en su casa dedicaran el tiempo a pintar porcelana, hacer paneles decorativos con caracolas o crear perfumes secos como los polvos para el cabello o los saquitos para la ropa. En los salones más famosos del Antiguo Régimen se respiraba esa fragancia intensamente atalcada. El éxito de la fórmula de la mariscala se debió en parte a la buena capacidad que tenía para perdurar en el tiempo frente a otras fórmulas más ligeras, pero seguramente la buena posición social de su creadora ayudó a extender la fama del producto.

Catherine Scarron de Vaures, la mariscala, era hija de Michel Antoine Scarron, consejero del rey y tesorero general de Francia. En marzo de 1629 se casó con Antoine D´Aumont, marqués de Villequier, quien asciende a mariscal de Francia en 1651, a gobernador de París en 1662 y llega a par del reino en 1665, cuando se crea el ducado D´Aumont. Se cree que la fecha de creación de La Poudre a la Marechále fue 1669, año en que fallece el mariscal.

Escenificar la propia presencia en la Corte era un arte que las mujeres debían aprender a dominar, no sólo para la ostentación de un rango social, también por la competitividad. Había que tener un halo poderoso que creara presencia y eso lo hacían a través del olor, los ropajes, los elaborados tocados y las intrigas galantes. Aura, pompa y circunstancia.

Dado que fue un producto tan reconocido, la fórmula se popularizó. Fijó el perfil de un tipo de perfume empolvado, especiado, penetrante y cálido que a modo de receta todo manual de perfumista recogía. Como en otros casos, la fórmula se adaptó al medio líquido como Eau de Maréchale, acrecentando su fama. Fue de hecho un perfume tan conocido y popular que marcó una época, como refleja el texto de Balzac.

La desaparecida Crown Perfumery tuvo en su catálogo el perfume Maréchale hasta finales del s. XX y Santa Maria Novella ofrece una interpretación muy especiada, casi acre, en Marescialla que data de 1828. Con todo, la importancia de la fórmula está en prefigurar el tono caracterísitco de lo que en la perfumería moderna serán los grandes bouquets florales, especiados y empolvados a la manera de L´Origan de Coty o L´Heure Bleue de Guerlain.

Posiblemente existan tantas fórmulas-recetas del perfume de mariscala como manuales; con frecuencia se habla de iris, benjuí, flor de naranjo, rosas de Provenza, coriandro y clavo como ingredientes importantes, vetiver incluso. Pero una de las recetas más completas y cercanas al sabor que nosotros podemos conocer a través de los perfumes modernos es la que recoge C. F. Bertrand en Le Parfumeur Imperial (1809) donde recomienda esta fórmula para crear la fragancia de polvos blancos porque es penetrante y no desvirtúa la blancura de la base. La fórmula para 20 libras de almidón es:

2 libras de iris
1/2 libra de rosas de Provenza
1 libra de Palo de Rhodas
1 y 1/2 libra de semilla de ambreta
2 onzas de clavo
1/2 libra de canela fina
1 cuarterón de benjuí
1/2 libra estoraque
1/2 libra de coriandro
1 cuarterón de corteza de bergamota o de pequeñas naranjas
1 cuarterón de flor de naranjo seca
2 onzas de anís estrellado
4 onzas de raíz de angélica
4 onzas de sándalo
2 onzas de chufas
2 granos de almizcle

Un bouquet empolvado/atalcado, seco y balsámico, especiado y con notas florales de rosa, iris y flor de naranjo con el toque refrescante del anís estrellado. Pero con el acabado de un perfume natural, plano y horizontal.

En Francia, el uso de las pelucas empolvadas fue una moda breve comparada con otras del Antiguo Régimen, pero no dejó a nadie indiferente… aunque esta costumbre de las pelucas empolvadas donde más predicamento tuvo fue en Inglaterra. Era parte del atuendo de gala.

Sin embargo, mucho antes de que en la Francia de Luis XVI fuera de rigor empolvar las pelucas, éstas eran usadas durante el s. XVII con un fin profiláctico, a modo de barrera entre el cuero cabelludo y los piojos. Luis XIV, el Rey Sol, dictó que las pelucas eran moda y el tono cambió, pasaron a formar parte de los aparatosos atuendos como un elemento más de boato. Pronto se extendió el uso y se sofisticó. En Versalles, a mediados del s. XVIII las pelucas podían ser muy elaboradas, incluso temáticas.

tematica

Entre los ricos, al principio las pelucas imitaban el tono de los cabellos. A finales del s. XVII los hombres comenzaron a empolvar sus cabellos con blanco y las mujeres con tonalidades grises o tonos pasteles de rosa, azul o blanco roto. A las cortes esta costumbre llegó algo más tarde, pero hacia 1705 ya se había extendido el uso.

Cuando el clima político y social comenzó a cambiar, estos peinados comenzaron a verse como un signo más de la decadencia aristocrática. Tras la Revolución Francesa ( 1798-1799) llevar una peluca empolvada era un reclamo para conseguir cita con Madame Guillotina. En Inglaterra también era algo mal visto pero con un matiz diferente. Para fabricar los polvos había que usar almidón y en aquella época de hambruna suponía un auténtico despilfarro. El gobierno entonces decidió imponer el impuesto de una guinea al año para quien fuera a seguir la costumbre, so pena de multa. Se recaudaron cifras escalofriantes. El pueblo comenzó a llamar a quienes llevaban pelucas empolvadas «los cerdos de la guinea» (juego de palabras con cobaya «guinea pig») ya que pagaban ese impuesto por vanidad y la multa por impago era 20 veces la tasa.

Con el aire de la Revolución, en la mente colectiva quedó fijada la idea de que aquella imagen empolvada era algo arcaico, propio de señoras mayores afines a un sistema poco democrático. Y aquella fragancia que las acompañaba siempre tan penetrante, intensa y atalcada las delataba.

Pero la receta de La Poudre a la Maréchale igual que otras muchas permaneció en los manuales de perfumería y continuó en los catálogos. Estas antiguas recetas eran cien por cien naturales y pasaban de libro en libro, de maestro en maestro con pequeñas modificaciones. Durante la segunda mitad del s. XIX también fueron la base para que los maestros perfumistas comenzaran a trabajar nuevas estructuras combinando los nuevos materiales de síntesis (cumarina, heliotropina, iononas, vainillina, etc) con los ingredientes tradicionales. Esa época de cambios rápidos y gran experimentación supuso el caldo de cultivo en el que nacieron los prototipos modernos, fijando nuevas estructuras que volverían a marcar el aire de los tiempos.

Pero los viejos adagios siguen resonando, convertidos en tópicos y aún hoy se percibe que lo muy intenso y empolvado es de otra época, de señora mayor. Lo cierto es que la técnica de sustituir en las fórmulas ingredientes viejos por otros nuevos es una práctica normal para renovar tipos de perfumes: nuevos fougére, nuevos orientales, nuevas notas de gardenia y, por supuesto, nuevos matices empolvados.

Lo que nuestra generación percibe hoy como nuevo y fresco podrá ser visto por la siguiente como algo demodé. Prejuicios aparte: todo es devenir.

hermanaslennox

La serie Aristocrats (1999) de la BBC, basada en la novela de Stella Tillyard titulada Aristocrats: Caroline, Emily, Louisa y Sarah Lennox 1743-1832 es una historia que refleja bien los dramas familiares, las demandas sociales de la época y el cambio político a raíz de la Revolución Francesa. Tiene una estética muy cuidada, los trajes son casi como personajes. Una de las escenas más representativa ocurre durante una celebración del nuevo rey Jorge III; así podemos ver a las protagonistas lucir sus mejores galas, joyas, plumas y, por supuesto, cabellos empolvados. Muy recomendable como documento y como entretenimiento.

Atmósfera (3ª parte) : Pomme d´Ambre.

15 lunes Abr 2013

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almizcle, ámbar gris, benjuí, labdanum, perfume, rosa

marydentonporgeorgegower1573
*Retrato de Mary Denton por George Gower (1573).

El uso de objetos perfumados como medio de purificar el aire desde la Baja Edad Media en adelante es un tema del que ya hablamos hace unos meses aquí. El perfume unido a la medicina ha sido una constante en la Historia desde el origen de las civilizaciones, aunque cada época se ha caracterizado por un uso concreto. Los pomme d´ambre, pomanders o pomos de olor fueron objetos venidos de Medio Oriente e implicaron una forma de reintroducir el perfume en la sociedad tardomedieval de Occidente tras la caída del Imperio Romano.

En origen pomme d´ambre hacía referencia a la bola de olor misma, más tarde también comenzó a llamarse así al objeto que la contenía. No hay datos certeros sobre el momento en que los pomos de olor llegaron a Europa desde la cultura árabe aunque los materiales típicos de que estaban compuestos –ámbar gris, almizcle- sí se conocían, pero se toma como referencia una cita de la escribanía del Emperador Barbarroja en 1174 en la que se describe un pomo de olor con pepita de ámbar gris en su interior regalo del rey Balduíno IV de Jerusalén.

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Durante el s. XIV se extendió la costumbre de llamar pomander al objeto que contiene la bola olorosa . Al principio estas piezas eran más sencillas, incluso podían usarse como cuentas de collar, pero el diseño fue complicándose progresivamente hasta ser auténticas piezas de orfebrería labrada que podían llevarse engarzadas en collares, cinturones, pulseras, botones, etc. Continuaron en uso hasta el s. XVII, entonces comienzan a verse como signo de coquetería y finalmente acaban pasándose de moda en el siglo siguiente, cuando las Aguas son la fórmula preferida para limpiar el aire de vapores contaminantes.

Pero la valoración de ciertos olores poderosos que incluían las recetas de los pomos -tipo almizcle o civeta- como olores narcóticos que sólo se usan con malas artes para confundir los sentidos no fue una idea surgida en el s. XVIII, sino un cambio de paradigma en el valor de los olores por el cual ciertos aromas pungentes eran denostados. Pero previo a ese momento encontramos un cúmulo de recetas populares que tenían la finalidad de intentar ejercer influencia en terceros- como las filtros de amor y demás pociones- donde el trabajo de sustitución de unos materiales que podían alcanzar el valor de dos veces supeso en oro por otros asequibles pero que imiten los primeros supone todo un arte. La Celestina de Fernando de Rojas retrata no sólo a una alcahueta, sino también a una hábil fabricante de perfumes y afeites que domina el arte de la sustitución en su clandestino laboratorio.

Las sustituciones eran algo común puesto que un pomander era un artículo muy lujoso. Las dos tradiciones conviven: la popular representada en la novela de Rojas y la apotecaria. El cambio de valor venía dado sobre todo por la clase social. Así, existían fórmulas para burgueses menos pudientes que combinaban cosas que se podrían apreciar como menos caras: aloe, alcanfor, albahaca y menta seca pero que encerradas en una joya esférica de oro o plata adquieren otra connotación.

La rosa fue siempre un producto muy usado para formular incluso en las recetas de pomos encontramos su presencia. Un ejemplo paradigmático nos lo dejó Nostradamus -que además de escribir profecías también era farmaceútico- en su Traité des Fardements et Confitures (1556), deja escrita una receta para fabricar pomos de olor que contiene «extracto» de rosa (una especie de jarabe denso que él mismo explica en otro pasaje del libro cómo se obtiene al cocer los pétalos).

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Se trata de una receta bastante sofisticada que mezclaba labdano, styrax, benjuí, ámbar gris, almizcle, polvo de violeta y tabletas de rosa. Todo reducido a polvo y de nuevo mezclado con extracto de rosa se amasaba hasta obtener una masa fina con la que poder modelar los pomos. Nostradamus describe su olor como algo supremo y de gran duración ¿podéis imaginarlo?
Estas bolas además de formar parte de complejas joyas o rosarios, también podían quemarse como incienso.

Frederic Madden recoge en 1584 una fórmula deudora de la anterior pero más sencilla: estoraque (styrax), calamita, labdanum y benjuí. Todo molido y disuelto en agua de rosas para formar una masa con la que formar las manzanas que después irían empolvadas con especias de canela y clavo, para finalmente pasar por un baño de almizcle, civeta y ámbar gris.

Así pues, en origen, los pomos de olor llevaban pepitas de ámbar gris y quizás almizcle, pero según se extendió su uso y aumentó la necesidad de producción comenzaron a surgir fórmulas que mediante sustituciones intentaban acercarse en algo a ese inalcanzable olor …podríamos decir que aquellos eran proto-acordes de ámbar. Y quizás también contribuyeron a formar ese embrollo polisémico entre ámbar como materia prima y ámbar como joya. Quizás.

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*Retrato de Clarissa Strozzi por Tiziano (1542).

Sobre el ámbar II: de la tintura a la faceta. El brillo como cualidad de un perfume.

04 lunes Mar 2013

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ámbar, ámbar gris, perfume, Vainilla

afrodita-curtis
Afrodita (En agua) 1920-25 por Edward S. Curtis

La nota de ámbar tiene un papel fundamental en el desarrollo de la perfumería moderna pero como término resulta confuso. La palabra, en origen, era un sustantivo: designaba a la gema y al ámbar gris, ese preciado material que consigue realzar la intensidad de las notas, ensamblándolas para crear un acabado más armonioso, prolongando la duración de cada fase de evaporación e imprimiendo en el sillage un brillo y un dulzor cálido únicos. Por ese acabado tan característico la palabra adquirió las funciones de adjetivo.
Ámbar pasa a usarse para describir perfumes de dulzor balsámico-meloso con efecto luminoso, translúcido, rico, muy texturizado. Sentido que hoy le seguimos dando y que asociamos, de alguna forma, a una atmósfera orientalizante.

El ámbar gris fue introducido en época medieval en Occidente por los árabes que lo incluían en la farmacopea. Como medicamento solía ser preparado en el mortero para mezclar con el resto de ingredientes; mientras que en los pomos de olor se usaba en forma de pepita. En algún momento comenzó a apreciarse por sus cualidades para la perfumería más allá de la desinfección del ambiente.

Las tinturas, en general, tienen la particularidad de ennoblecer acabados con finos matices y dilatar una nota en una fase de evaporación determinada; pero la capacidad de fijación siempre es una cualidad muy preciada. Cuando los objetos perfumados comenzaron a dejar sitio a las aguas perfumadas como forma favorita de perfumarse, las flores y las hierbas aromáticas con toda su delicadeza y frescor necesitaban estar sostenidas por una base lo suficientemente tenaz como para que el perfume pudiera dejar una estela en el aire, algo que materiales como el almizcle o el ámbar gris son capaces de hacer.

La gente aprendió a identificar como acabado de calidad el acabado ambarado. En libros de perfumería del s. XIX se encuentra el consejo de tener siempre ámbar de distintas calidades, para mezclar. Al ser caro y escaso hay que sacarle el máximo rendimiento o sustituir por algo más asequible: los perfumistas aprendieron que incluso las piezas de calidad media bien tinturadas podían añadir un gran efecto.

Pero la época decimonónica fue una era de experimentación que producía continuos avances en química y tecnología. Comenzaron a estudiarse las materias con un nuevo interés: el de la aplicación industrial. Cada sustancia era analizada con una escrupulosidad sistemática, para conocer todas las características posibles: peso, masa, gravedad, reactividad ante ácidos, capacidad para transformar otras sustancias…y por supuesto componentes característicos de la materia. Todo era visto bajo aquel prisma singular de la aplicación y el fervor por el avance continuo. Entonces, dos investigadores de la Escuela de Farmacia de París, Joseph Pelletier y Joseph Bienaime Caventou- que antes habían descubierto la clorofila-, al tratar el ámbar gris con alcohol caliente vieron que se obtenían unos cristales blancos que llamaron ambreína. Era el año 1820 y a partir de entonces todos los diccionarios de química comenzaron a incluir una entrada sobre dicha sustancia. Su olor siempre era descrito como tenue pero agradable, como una mezcla de tabaco suave y caramelo que desaparecía tras repetir varias veces el proceso de sumergir la sustancia en alcohol caliente y dejar enfriar hasta que cristalizara de nuevo.

Hoy se sabe que la ambreína no tiene olor, pero junto al colesterol y el ácido benzoico es el principal componente del ámbar gris. Sin embargo, el compuesto odorante característico en la tintura de ámbar gris es el ambrox y, actualmente, se obtiene de otras fuentes vegetales, como la salvia esclarea. Pero esto aún se desconocía; para la época, la ambreína, era un hallazgo que despertaba la imaginación de científicos, industriales y perfumistas.

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La ambreína es un triterpeno cíclico que se oxida mientras el ámbar gris madura en el mar dando lugar a diversas moléculas con distintos olores que modulan el aroma del ámbar gris: tabaco, agua de mar con matices metálicos, mohosos, fecales, animalísticos hasta dejar un residuo que, en realidad, es el componente más distintivo del aroma: el óxido de norlabdano ( aka Ambrox), que aporta la característica más notable e indefinible del ámbar gris: su olor interminable. Olor húmedo y aterciopelado que recuerda a las algas, a los pinos, al cedro y al sándalo, al almizcle y al té, a lo viejos libros encuadernados en cuero acumulados en grandes estanterías que desprenden un particular olor seco y dulce a la vez…

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Entre finales del s XIX y principios del s.XX se estaban dando los primeros pasos hacia la perfumería moderna. Todavía eran muy importantes los ingredientes naturales de la perfumería tradicional, como las tinturas o las pomadas, pero los químicos aromáticos ofrecían nuevas posibilidades en el lenguaje perfumístico para crear con más detalle, para abstraer más los olores, para formular con mayor agilidad…Estructurar un acorde ambreína, una base ambreína definitivos que permitiesen introducir las características del producto natural -tan caro y delicado- sin usarlo en realidad comenzó a verse como un horizonte posible en un panorama de crecimiento comercial.

Las bases fueron fundamentales para fijar nuevos tonos y estructuras: funcionan como perfumes en miniatura que recrean una nota particular. Se crearon muchas y de todo tipo: flores, musgos, frutas… de ámbar también. Algunas llegaron a ser muy populares, especialmente las que formaban parte de una receta de éxito: daban ideas, se convertían en una fuente de inspiración, en un modelo. Incluso cimentaron la estética de la perfumería moderna.

Estas bases que permitían introducir en la fórmula una faceta de ámbar, se enriquecían con otras notas de fondo y, en ocasiones, servían de apoyo o de inspiración al tema general que podía ser la recreación misma del ámbar gris, incluyendo aún la tintura natural en la fórmula del perfume.

Ambreina de Samuelson fue una de esas bases populares. Su olor entonces se creía que era lo más distintivo del ámbar gris. La leyenda dice que se creó accidentalmente -muchas leyendas de este tipo hay en esa época- cuando un frasco de vainillina se mezcló con bergamota produciendo una singular combinación que se completó con cumarina, civeta, benjuí y labdanum. Fue usada por François Coty en Ambre Antique (1905), una fantasía oriental floral en torno a la rosa, el iris y el ámbar que prefiguró el acorde de ámbar balsámico y empolvado, reforzado con notas de vainilla y bálsamos de Perú y Tolú. Shalimar (1917*) de Guerlain supone otro trabajo de fantasía basado en ese acorde de ambreína, llevando el tema del ámbar gris a su máxima expresión mediante el contraste de elementos frescos y facetas animalísticas. Coty en 1921, de nuevo, lo rehace en Emeraude pero con notas más aromáticas y especiadas. En esa línea de perfumes pungentes, empolvados y frescos a la vez también encontramos cosas más cercanas a nuestra época como Must de Cartier con notas de civeta remarcadas; Ligea La Sirena de Carthusia, que suaviza los aspectos animalísticos en favor de una tersura finamente acaramelada y Ambre Russe de Parfum d´Empire que moderniza el tema ambreína con notas almizcladas.

Las composiciones inspiradas por el acorde ambreína tienden a resaltar y amplificar lo que la tintura de ámbar gris revelaba en el sillage del perfume: la vibración animal y el característico dulzor especiado que desprende la piel femenina.

Pero había otras propuestas. Ingredientes que compartían facetas con el ámbar gris como la salvia esclarea, el opopanax, el musgo de roble, las resinas balsámicas, las notas cumarinadas y sobre todo el labdanum y las notas vainilladas se trabajaban para emular un efecto ambrée. Se trataba de encontrar un tono suave, dulce, empolvado y con buena fijación. Es el caso de la base Ambré 83 de Laire que está construída en torno a un labdanum dulce acentuando la cualidad más amaderada del ámbar. Fue muy popular. A menudo se integró en composiciones como otra faceta más en la base capaz de añadir un refulgente brillo dorado, por ejemplo, en Mitsouko de Guerlain.

Hoy en día, la idea de esta base se ha recuperado en la perfumería alternativa, no tanto como faceta sino como tema en sí mismo: Ambre Sultan de Serge Lutens inició el revival, Ambre Fetiche de Annick Goutal añade notas ahumadas de incienso y Cuero Ruso, Calamity J. de Juliette Has a Gun toma su perfil característico y añade toques aromáticos mientras Mitzah de Dior sofistica el dulzor con notas de miel especiada.

Así, mientras la tintura de ámbar gris -que definía un tipo de perfumería artesanal caracterizada por una gran integración de las notas- se convertía en algo raro, el número de alternativas para conseguir una vibración similar o un acabado ambarado fue creciendo, cambiando para siempre el panorama de la perfumería y modificando las connotaciones de la propia palabra ámbar.

De la tintura, a la faceta; de la faceta al tema. Actualmente, la expresión perfume ámbar remite directamente a algo dulce-meloso, balsámico, y suave que evoca el color dorado de la gema. La vainilla y el labdanum son las referencias más inmediatas para definir este olor aunque existan otras notas que pueden insinuar su personalidad y que recuperan el sentido original: las notas finas de tabaco y de olíbano, el caramelo, las notas de iris y violeta, especias como la canela, la nuez moscada y la pimienta, notas frutales como el melocotón, el albaricoque o la cereza, el cuero…la manzanilla incluso.

El tema del ámbar es infinito. Podemos encontrar en los perfumes modernos otros acercamientos más directos al sentido original del perfume ambrée como Dune de Dior que elabora el perfil de ámbar gris a través de un sofisticado entramado de notas aromático-musgosas e irisadas o el Eau de Merveilles de Hermès con el protagonismo de maderas exóticas finamente especiadas, almizcladas y saladas. Pero también hay referencias tangenciales a los ricos y múltiples matices del ámbar gris: Back to Black de Kilian: un trabajo interesante sobre el dulzor indirecto. Arabie de Serge Lutens también puede leerse como un acercamiento al ámbar seco construído a través de las especias y la cista.

Sin embargo, lo que más caracteriza la palabra ámbar, hoy por hoy, es un efecto empolvado muy fino presente en prácticamente todas las familias de perfumes. Desde los cítricos enriquecidos, pasando por florales densos y cálidos como L´Instant de Guerlain, a los orientales de maderas cremosas como Oriental Lounge de The Different Company hasta la maravillosa reinterpretación de un chypre frutal que es Coco Mademoiselle de Chanel podemos apreciar un nuevo tipo de ámbar: el cristalino, revival del singular brillo que tenían los perfumes vintage.

Round and Round Eddy Pewit's Nest near Devils Lake State Park Wi

Primera parte del monográfico: Sobre el ámbar I: Lo que flota en el agua.

Sobre el ámbar I: Lo que flota en el agua.

21 jueves Feb 2013

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ámbar, ámbar gris, perfume

desamb

De alguna manera existirá cierta lógica que pueda explicar por qué la palabra ámbar ha adquirido significados diferentes, no sólo a nivel de uso cotidiano sino también a nivel de uso específico en perfumería. Históricamente ambra/ambre se usaba para designar lo que hoy llamamos ámbar gris, que ganó su apellido de gris para diferenciarlo del amarillo en algún momento de la época moderna.

La etimología de la palabra viene del vocablo árabe ´anbar que significa lo que flota en el agua; en origen designaba al cachalote pero el uso acabó extendiéndose también a la sustancia que este animal regurgita en el mar, y que al madurar da lugar al preciado ámbar gris, típico de latitudes en torno al Mar Rojo, el sudeste de la India o Sumatra. Es importante anotar que la masa endurecida del ámbar gris puede contener restos de los cefalópodos mal digeridos por el cachalote pero que no se difundió por Europa hasta época medieval. Mientras kahruba (de donde deriva cárabe) que significa lo que atrae la paja aparece en las fuentes árabes como palabra para designar a la resina fosilizada de color amarillento-dorado. El ámbar amarillo recibió distintos nombres en diferentes épocas y culturas, pero en algún momento en la Edad Media se dejaron de usar las palabras de origen griego, latino o vernáculo en favor del vocablo árabe. El problema es que la misma palabra se usaba para nombrar sustancias diferentes. Cuestión de polisemia.

Los griegos llamaban al ámbar (amarillo) elektron, palabra relacionada con el adjetivo elektor: brillante, por su particular color dorado y su transparencia. Aparece en La Odisea (IV):

Telémaco: Observa, ¡oh Nestórida carísimo a mi corazón!, el resplandor del bronce en el sonoro palacio, y también el del oro, del electro, de la plata y del marfil. Así debe de ser por dentro la morada de Zeus Olímpico. ¡Cuántas cosas inenarrables! Me quedo atónito al contemplarlas.

Los filósofos de la Antigüedad elucubraban bastante acerca de su formación y localización original. Sabían que se trataba de una exudación que sufría una especie de solidificación inmediata, no pensaban en términos de fosilización. Nicias, sin embargo, apuntaba una idea interesante. Según este autor, el ámbar era un jugo de la tierra que al verse sometida a la acción de fuertes rayos solares generaba un untuoso residuo del que luego saldría el sólido ámbar.

Admiraban su color, su brillo y algunas de sus propiedades más intrigantes, descritas por Platón en El Timeo. Ya hacia el 600 A.C. Tales de Mileto había observado que frotando el ámbar contra la piel o con lana podía separar pequeñas descargas (efecto triboeléctrico) y esto atraía objetos como plumas, polvo o incluso tierra; frotando mucho tiempo surgían chispas. No fue hasta el s. XVII con William Gilbert ( De Magneta) que se comprobó como esa electricidad estática no era una propiedad exclusiva del ámbar, sino una característica de varios materiales que podían producir un fenómeno peculiar que él llamó electricus.

En el mito de las Helíades que Ovidio recoge en Las Metamorfosis (LibroII) encuentra expresión la explicación más difundida: que la exudación provenía de los árboles. El mito habla de álamos, sólo Plinio apuntó que podía venir de los pinos. Además, tal como recoge el texto, creían que el líquido resinoso rodaba por el tronco del árbol hasta caer al río, donde se solidificaba. Era frecuente que se encontraran ejemplares de elektron en ríos y lagos, incluso corrían leyendas sobre lagos de cuyo fondo cubierto de ámbar emanaba un luminoso resplandor cuando los rayos solares atravesaban sus aguas…

Es importante recalcar la vinculación simbólica del elektron con el sol: las lágrimas (la resina de los árboles) las derraman las hijas de Helios -dios del sol-, así que participan de la naturaleza solar y en Grecia eran los ejemplares de color anaranjado rojizo los más apreciados. El ámbar como gema representa lo solar y lo espiritual. No hay que olvidar que esta resina fosilizada tenía un tacto cálido, mientras que el de los minerales es frío. Esto fue una característica muy valorada. El ámbar, a lo largo de los siglos acabó desarrollando fama de talismán mágico con cualidades curativas.

Tras la caída del Imperio romano, también la ciencia decayó en Occidente, quedando replegada a centros monásticos donde el saber se construía de manera más insular. No fue hasta que la ciudad comienza a resurgir como núcleo del comercio durante la Baja Edad Media, que se renueva el interés por la ciencia de forma más sistemática. No obstante, durante la Cruzadas, el contacto con el mundo árabe fue muy frecuente. Sicilia y Al -Andalus fueron enclaves comerciales dinámicos que permitieron además mantener vivos los conocimientos de la Antigüedad que, gracias a las traducciones, habían quedado conservados en los reinos islámicos.

En ese contexto de contacto cultural y comercial fue en el que se dejaron de usar los términos propios con que en cada lengua se designaba esta resina semifosilizada (elektron, succino, bernstein, bitumen, etc) y se generalizó el uso del vocablo árabe, ámbar. No es difícil imaginar que este fenómeno de polisemia tuviera su razón de ser en que tanto el ámbar gris como el amarillo compartían características singulares:

-Ambos sufrían un proceso de solidificación en el agua y con frecuencia eran encontrados en las orillas de ríos, lagos o del mar -especialmente tras las tormentas-.

-Ambos tenías restos animales en su interior, toda una curiosidad.

-Ambas sustancias al calor desprenden un olor con reminiscencias amaderadas, si bien el ámbar gris es seco y exótico mientras el amarillo es dulce y con matices de resina.

-Los dos materiales se usaban en medicina, incluso de forma conjunta en algunos casos. El Libro de la Almohada (s.XI) del médico andalusí Ibn Wafid recoge varias recetas para tratar corazón, estómago. hígado o humor misántropo.

-El ámbar del Mar Báltico más característico tiene un color amarillo lechoso y es más opaco debido al mayor contenido en ácido sucínico; un ámbar gris maduro va adquiriendo esa tonalidad incluso tiene vetas doradas.

Estos materiales resultaban preciados tesoros y con los dos se negociaba a lo largo de las grandes Rutas comerciales. Funcionaban como amuletos medicinales y eran medicamentos simples usados en múltiples formulaciones. Reyes y cortesanos tenían por costumbre llevar objetos perfumados con ámbar gris tipo pomander para eliminar miasmas en el ambiente, también era frecuente llevar collares de cuentas de la resina dorada para proteger de problemas respiratorios o las copas con incrustaciones de ámbar amarillo capaces de revelar el veneno en una bebida…

Ya en el 3000 a.C. el ámbar báltico era moneda de cambio para las transacciones con la Europa meridional y con el Lejano Oriente. La Ruta del Ámbar ( Oro del Norte) sirvió de conexión entre el Mar Báltico y zonas de Grecia, Italia, el Mar Negro y Egipto durante un período histórico muy extenso, lo que supone un gran intercambio económico y cultural bastante complejo. Por ejemplo, a partir del Mar Negro se podía continuar por el Caúcaso y enlazar con la Ruta de la Seda para comerciar en Asia. ¿Cuántos asentamientos no se habrán creado a raíz de esos movimientos? Los topónimos a veces los delatan, como en el caso de Berna que tiene la misma raíz que Bernstein -palabra alemana para ámbar-. La ciudad suiza era un importante lugar dentro de la ruta europea clásica.

Los griegos mezclaban elektro en polvo con miel y agua de rosas para tratar problemas de la vista. Calístrato apuntó que protegía de la locura y en Oriente se creía que su humo fortalecía el espíritu y daba coraje. Pero uno de los usos más consistentes fue el del Oleum Succini o aceite de ámbar para tratar problemas bronquiales y espasmos o como parte de los ingredientes de algunos preparados muy populares; es el caso del Eau de Luce, una esencia densa, opaca y de un color lechoso que a menudo era usada para los desvanecimientos -por ser más aromática que las sales al uso, la lavanda o el Agua de Hungría según reza la publicidad de la época- para síncopes, apoplejías o para la picadura de animales venenosos ( esto la hizo muy popular en Inglaterra). Era una preparación delicada, ya que sus principales características: olor y apariencia lechosa requerían una receta precisa. William Nicholson en un escrito de 1797 pone de manifiesto lo difícil que era encontrar la fórmula exacta y relata sus distintos experimentos con bergamota, macis o elemí como extras para cuadrar la fórmula. Pero parece claro que alcohol, amoníaco, aceite de ámbar y algún tipo de jabón eran usados para crean un producto concentrado que se tomaba diluído en agua o se usaba para hacer fricciones.

Hoy en día el aceite de ámbar rectificado se sigue usando en medicinas alternativas, no tanto en perfumería; pero lo cierto es que a pesar de no ser un aceite esencial propiamente dicho sino más bien una tintura, su uso tiene una larga tradición y puede rastrearse a través de formularios y tratados de farmacia al uso.

Hasta aquí algunos apuntes y anécdotas sobre la confusión del término ámbar en sentido general; el monográfico continuará con algo sobre la confusión del término en el ámbito de la perfumería. El problema de la polisemia, aunque a día de hoy sea estrictamente lingüístico, tiene un transfondo histórico y cierta coherencia, aunque no resulte evidente. Y en todo ese cúmulo de detalles sobre Historia de la Medicina, la Ciencia, los rituales, la Filosofía, el comercio o la Antropología conectados entre sí por el devenir histórico está la base de la Historia de la Perfumería.

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Atmósfera (2ª parte): miasma y objetos perfumados.

09 domingo Sep 2012

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perfume


*Pomo oloroso de naranja y clavos.

El flujo de la Historia hace que ciertos valores cambien, mientras las inquietudes humanas se mantienen constantes. El perfume, cuya etimología per fumun (a través del humo) delata su origen mágico-ritual, no ha estado exento de estos vaivenes. Aquellos rituales no se pueden separar de las primeras técnicas curativas practicadas por la humanidad. Las sustancias eran elegidas o bien porque su olor era penetrante y primigenio recordando cosas como la tierra húmeda, o porque su intensidad de olor o color atraía y, más tarde, se podía comprobar que esa planta tan fragante o tan bonita poseía propiedades curativas. Así el lirio blanco, el azafrán, el nenúfar, la rosa, la tuberosa, etc se convirtieron pronto en plantas elegidas, domesticadas mediante el cultivo.

Esa dualidad olor atrayente-propiedad curativa no se ha diluído, pero se ha transformado a través de distintos caminos. Hoy encontramos discursos que van desde la seriedad profesional, al esnobismo, la sofisticación llevada a la obsesión o la exaltación de los modos más rústicos…o términos medios en los que estos extremos se enmascaran esperando a que surja una nueva moda que rescate del olvido alguna de las viejas recetas. Pero de lo que no cabe duda es de que los olores tienen diferentes propiedades gracias a una composición específica. Y aprender a usarlos correctamente conlleva estudio y práctica.

En este devenir de las cosas hay un concepto que permanece obvio y olvidado: el de atmósfera. Con frecuencia ha sido un término usado en el blog para describir un perfume; con frecuencia la gente ha preguntado qué valor tenía el adjetivo atmosférico en ese contexto. Detengámonos hoy un poco más en ese concepto.

La palabra atmósfera invoca el concepto de clima de manera inmediata. Pero también puede denotar el estado de ánimo/humor de una reunión y este segundo uso es el que deriva del significado primitivo del la palabra. En origen atmósfera apelaba al olor y el humor de un lugar; de ahí que un perfume pueda ser calificado de atmosférico cuando es capaz de inducir una sensación de espacio, y ese espacio no puede concebirse sino lleno de aroma y de emoción. Ese lugar, podrá ser un recuerdo o una fantasía pero provoca algo real. Etéreo y real.

Usamos perfumes por muchas razones pero la principal es para sentirnos bien, y un modo de sentirnos mejor es tener la oportunidad de disfrutar de un espacio propio. Algunas personas sienten esto como una necesidad muy marcada, otras menos. Pero una necesidad al fin y al cabo.

La tradición nos ha enseñado que un ambiente relajante está lleno de olores amaderados, cálidos, secos que recrean la idea de cobijo y espacio interior u olores a hierba recién cortada que invocan la sensación de aire fresco, de regeneración. Los perfumes de ambiente nos ayudan a potenciar esa sensación en casa, pero también podemos insinuarla con el perfume. Creamos una burbuja de protección, creamos una atmósfera. Sin embargo este no es un uso exclusivo de nuestro tiempo, sino una vieja costumbre profiláctica. Aunque el valor psicológico que le otorgamos hoy sí sea diferente.


*Dama con pomo oloroso de Pieter Pourbus

Durante la Baja Edad Media y el Renacimiento la amenaza de la peste popularizó el uso de los materiales aromáticos como forma de limpiar el aire y crear una atmósfera sana. La búsqueda de un aire que no fuera un amenaza era algo más que una obsesión. Era una época en la que no había agua corriente, el jabón era prácticamente un privilegio, la canalización del agua en muchos lugares ni siquiera era un proyecto… el ambiente podía llegar a ser algo muy pungente, cargado y desagradable. Para combatir ese aire pesado los más privilegiados llevaban consigo objetos muy perfumados, entre esos objetos destacaron -por su popularidad- las bolas de plata u oro repujadas que contenían un material oloroso. En origen ámbar gris, pero este material de muy elevado coste pronto fue sustituido por fórmulas que trataban de emular su olor, o incluso se buscaban sustitutos también exóticos pero menos valiosos como una nuez moscada engarzada en plata. Estos objetos se conocen como pomme d´ambre / pomander (manzana de olor, pomo de olor).

Al principio eran la alta aristocracia y los eclesiásticos los principales portadores de estos objetos pero la emergencia de una burguesía comerciante, con poder adquisitivo creciente, durante finales de la Edad Media marca el inicio de las modas cortesanas que permitían exhibir los símbolos de estatus del momento. Un objeto precioso con poder curativo podía ser lo más de lo más a la hora de señorear, así que las manzanas de olor se convirtieron en una de estas modas, una muy popular. Dado que el ámbar gris aún era algo escaso y privativo, las bolas de metales preciosos repujadas comenzaron a contener elaboradas fórmulas que mezclaban materiales caros como las especias o las resinas.


Pomo de olor (pomander) de plata de mediados del S.XVII.

Los primeros pomos de olor eran más sencillos: cuentas hechas de una pasta olorosa o bolas que se abrían a la mitad para albergar el material oloroso; luego se fueron haciendo más sofisticados hasta convertirse en refinados artilugios que podían desplegarse en varios gajos y cada uno de ellos contendría un material diferente. A medida que el diseño se complicó, surgiendo detalles ingeniosos y adornos muy elaborados (esmaltes, incrustaciones de piedras), las atribuciones de poder curativo aumentaron, hasta alcanzar el estatus de amuleto capaz de proteger de todo mal. El olor comenzó a compartir poder curativo poco a poco con las gemas preciosas y las inscripciones. Las piezas también podían desarrollar formas alegóricas que evidenciaran la transitoriedad de la vida o encerrar mensajes satíricos.

Todo un conjunto de elaboradas piezas acompañaban a las personas más pudientes con el deseo de crear una atmósfera saludable…este antecedente de nuestro actual concepto de sillage estaba cargado de valores clasistas, y así se refleja en las pinturas de la época. En la búsqueda por formas cada vez más originales y exclusivas no había límites.


*Retrato del dogo Lorenzo Loredano de Gentile Bellini (1501) donde los pomos de olor tienen forma de caracol.

En la actualidad tenemos objetos y prácticas heredadas de aquellos tiempos. Los pomos de olor hechos con naranaja y clavo fueron una versión vegetal y económica que ha sobrevivido al paso del tiempo y hoy en día es una costumbre navideña colgar estos pomos de olor en el árbol o ponerlos en rincones de la casa o regalarlos. Pero también hay firmas que ofrecen en su catálogo objetos inspirados en aquella moda medieval, como el ambientador de La Boule d´Ambre de L´Artisan Parfumeur . Hoy los perfumes de ambiente tienen un sentido diferente, ya no se usa el perfume para combatir la amenaza de contagio, sino para incrementar el bienestar. Y el bienestar es algo tan necesario como el aire o la comida. La Organización Mundial de La Salud define que «la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades».


*Colgante de Simone Cosac para la versión sólida del perfume Perle di Bianca.

Atmósfera (1º parte): pragmática y bienestar , una reflexión sobre el uso del perfume en contextos hospitalarios.

Atmósfera (3ª parte) Pomme d´Ambre , podéis encontrarla aquí.

Perfume Tour: Officina Profumo Farmaceutica di Santa Maria Novella, Florencia.

25 martes Ene 2011

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perfume

Coma ya mucha gente sabe, durante la Edad Media los conocimientos médico-botánicos se cultivaban en los huertos privados de las Cortes y los Monasterios, en cuyas bibliotecas se atesoraban recetarios y libros sobre regímenes de salud que exponían las normas higiénicas apropiadas. Lo cultivado en estos huertos o jardines servían para preparar medicamentos siguiendo antiguas fórmulas y añadiendo ideas propias, estos productos fabricados eran luego usados en las enfermerías y hospitales a cargo de las Órdenes religiosas o por los médicos de Corte.

Santa María Novella albergó desde el s. XIII un huerto y un laboratorio creados por los frailes dominicos llegados a Florencia en 1221; sus productos fueron rápidamente apreciados por sus eficacia, de modo que su fama creció y se abrió al público un despacho en 1617, bajo la dirección de Fray Angelo Marchissi, a quien el Gran Duque le otorgó el derecho y el honor de llamarla Botica de Su Alteza Real ( Fonderia di Sua Altezza Reale). Suposo el nacimiento de la Officina Profumo- Farmaceutica: despacho de esencias, pomadas, bálsamos, aguas , licores, jabones y otras preparaciones. A partir de ese momento la fama de productos allí creados no hizo sino acrecentarse llegando a lugares tan remotos como China, India o Rusia.

Los locales situados en Via della Scala, cerca de la plaza de Santa Maria Novella, además de seguir siendo lugar de despacho, y hasta hace pocos años también centro de producción, son actualmente salas museo. Visitar la Officina Profumo Farmaceutica no es sólo tener la oportunidad de conocer los productos en su lugar de origen, sino también poder visitar un lugar lleno de tradición e interés para lo aficionados a esas curiosidades:la colección científica de la época se expone a través de las distintas salas, el jardín aromático o la biblioteca (Sacristía o Stanza dell´Acqua– usada hasta el s.XVIII como Aromateria, donde se conservaban las aguas destiladas-) en la que todos los libros allí conservados se pueden consultar.


*La Sala llamada Erboristeria o Antica Spezieria

En el momento en que se abrió el despacho al público, los productos se vendían en la llamada Antica Spezieria o actual Erboristeria. A ella se accedía desde el Claustro Mayor del convento. El mostrador que hoy vemos es original del s. XVIII; los techos y paredes están estucados con el repertorio típico diciochesco de animales fantáticos y guirnaldas de frutas y flores, un tema que se repite en la talla de los muebles.


*Sala de Ventas

Tras la confiscación de los bienes de la Iglesia en 1866 pasa a ser propiedad del Estado que la cede a Cesare Augusto Stefani, sobrino del último fraile director de la Officina; desde entonces cuatro generaciones de la familia se han sucedido en la dirección.


*Sala De Ventas

La actual Sala de Ventas era la antigua capilla gótica del hospital donada por la familia Acciaioli en agradecimiento a los monjes por una curación; esa capilla estaba dedicada al patrón de la familia donante: San Nicolás de Bari. En 1848, con la necesidad de un salón de ventas más adecuado a la creciente demanda, se acomete la transformación de la capilla por obra de Domenico Beni, quien decide conservar los elementos de arquitectura gótica, añadiendo otros en estilo neogótico; el techo se decora con frescos de Paolo Sarti representado los Cuatro Continentes a la manera tradicional antropomorfa, en referencia a la gloria de la Farmacia por todo el mundo. Transformada entonces la Sala de Ventas, la entrada oficial se translada a la Via della Scala, donde está actualmente.


*Sala Verde

La Sala Verde fue edificada entre 1335-1337 entre la enfermería y la capilla del convento, y desde 1542 albergó el laboratorio, pero en 1706 se convierte en la sala de recepción para los clientes, donde se servían las especialidades de la casa:
-Licor Alkermes, una bebida especiada y pungente la receta de 1743 de Fra Cosimo Buccelli.
-Elixir China que ayuda a las digestiones pesadas.
-Licor de Chocolate, era sin duda la bebida de moda entonces.
La Sala Verde, que da al jardín, funcionaba también como un lugar de encuentro y conversación al estilo de los Salones de literatos e intelectuales. La sala está circundada por los retratos de todos los directores de la Officina desde 1612, comenzando por Fra Angelo Marchissi quien elaboró la conocida receta del Acqua Antisterica o Acqua di Santa Maria Novella. También hay un retrato de Galileo Galilei.

*Sala Verde

Los perfumes de Santa María Novella, se caracterizan por una formulación de corte tradicional y están mezclados a mano. Ese acabado artesanal se refleja en el carácter de sus fragancias: muy cálidas pero limpias y transparentes, con estructuras aparentemente sencillas pero vibrantes. Además de las fragancias, de las que hay una amplia gama: dulces como Iris-una de las más vendidas- o Rosa, frescas y chispeantes como Caprifoglio , hay también deliciosos jabones artesanales a base de leche o la crema de jabón Vellutina que es hiperhidratante, bálsamos, champúes y aromas para la casa ( Put-Pourri de hierbas y flores, velas, etc).

En España existen tres tiendas de Santa Maria Novella (Madrid, Barcelona, Valencia) junto con otros establecimientos autorizados oficialmente que comercializan partes de la gama:

–Madrid: C/ Almirante, 26. Tlfno: 915 21 78 71.
–Barcelona: C/ Espasería, 4-8. Tlfno:932 68 02 37.
–Valencia: C/ Abadía de San Martín, 4. Tlfno: 963 94 23 34

Tiempo de Halloween, tiempo de Samhain y cosas del Viejo Mundo: La Mandrágora.

31 domingo Oct 2010

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Mandragora, Samhain, Solanáceas

Hemisferio Norte,31 de octubre: noche de Samhain, final del verano según el calendario celta, y final de la cosecha. Víspera del 1 de mayo para el Hemisferio Sur. El frío llega, las noches son más largas…era el momento en que los pueblos celtas terminaban su labor de aprovisionamiento para el invierno.

En la noche de Samhain la separación entre el mundo de los vivos y el mundo de los espíritus se volvía difusa. La gente honraba la memoria de los que ya no estaban dejando sillas de más alrededor de la mesa , luego colocaban dulces y otros alimentos a la puerta de las casas e iluminaban la noche con velas para que los buenos espíritus pudieran volver a encontrar el camino hacia la tierra de la luz, la Tierra del Verano.

Samhain era una fiesta nocturna en la que se preparaba un banquete y se celebraba la armonía entre los dos mundos pero también se daba la bienvenida al Año Nuevo. Durante la romanización de los pueblos celtas, se perdieron algunos ritos pero la tradición sobrevivió y actualmente se mantiene en la cultura irlandesa, al igual que la siguen celebrando los seguidores de la wicca y el neodruduismo. Sin embargo la fiesta se cristianizó ya en la Edad Media (s.VIII) asimilándose a la Fiesta de Todos los Santos en tiempos del Papa Gregorio III, transladando la primitiva fiesta cristiana de mediados de mayo al 1 de noviembre.

En el s.XVIII la migración de irlandeses a América del Norte supuso también el translado de su cultura y folklore, de manera que en la noche antes a la festividad de Todos los Santos (All Hallow´s Eve aka Halloween) comenzaron a extenderse algunas costumbres típicas de Samhain, siendo una de las más representativas de esta fiesta en el Nuevo Mundo la de vaciar calabazas, tallarlas y usarlas de linterna ( Jack O´Latern). La costumbre ya existía en Irlanda- con su leyenda sobre «Jack, el del farol»- pero en América la calabaza adquirió un valor más icónico.

Pero porque en la noche de Samhain se rompían las dimensiones espacio-tiempo y se acercaban los dos mundos, los rituales de adivinación eran también muy populares. Existían varios, algunos con manzanas, otros con nueces; consistían en estudiar la forma de los frutos cuando se cortaban o tostaban, pero también en estos rituales plantas como la belladona o la mandrágora eran usadas para fabricar ungüentos y brebajes que provocaban una situación de trance. Entre estas recetas la más famosa era el Ungüento Verde o Ungüento de los Hombres-Lobo o Pomada para Volar ( Flying Ointment) la infame sustancia que permitía a las brujas volar y así poder ver el futuro.

Lejos de lo que pueda parecer, estas plantas (belladona, mandrágora, la amapola o el marigold usado por los mayas) pertenecientes a la familia de las Solanáceas poseen capacidades psicotrópicas potentes, y por ello han estado siempre ligadas a la historia de la medicina tanto como a la historia del folklore.

Mandragoras-raices
*Representación de la mandrágora masculina y femenina en el Dioscurides Napolitanus

En el origen de las civilizaciones la curación era sagrada, mística, milagrosa. La medicina nació unida a los rituales místicos de los chamanes, pasando por los sacerdotes de los templos guardianes ya de fórmulas que eran entendidas como fruto de la divina inteligencia. Sin duda que la figura del sanador-mago fue evolucionando en sus prácticas hasta llegar a la medicina moderna, en ese camino ungüentos y pomadas, evocaciones y aromáticos inciensos que emanaban aromas mágicos eran usados por su capacidad para turbar la mente, para anestesiar los sentidos, para lo que entonces se entendía como curación. Muchas de las plantas usadas entonces, una gran parte de ellas provenientes de las Solanáceas, aún conservan los sobrenombres que la tradición popular les otorgó: la infame belladona era la Hierba de las Brujas, la datura era la Trompeta del Diablo , la mandrágora…

El caso de la mandrágora es curioso, porque al igual que la manzana, comparte la ambivalencia de asociarse a lo medicinal tanto como a lo maldito; empleada para hacer brebajes sedativos, filtros de amor o venenos.

Al igual que la patata, el pimiento, el tomate o el tabaco o que las bayas de Goji ( Licio) la mandrágora pertenece a la Solanáceas. Las flores pueden ser blancas, verdosas o púrpuras y dan lugar a bayas. La raíz es marrón por fuera y de un blanco-verdoso por dentro pudiendo llegar al metro de longitud por lo que resultan difíciles de extraer. Se supone una planta originaria de la zona mediterránea, que demanda suelos frescos pero no excesivamente húmedos floreciendo entre septiembre y noviembre. Una flor otoñal.


*Mandragora autumnalis

El género de la mandrágora contiene especies más primitivas que crecen en el Himalaya y en Turkmenistán pero las más extendidas, las más referidas en los textos clásicos y las que dieron lugar a la clasificación del género de la raíz son la Madragora officinarum y la Mandragora autumnalis.

Hipócrates (s. V-IV a. de C.) el médico que rechazaba las supersticiones, aconsejaba la mandrágora para combatir la melancolía y pequeñas ansiedades.

Plinio, el Viejo en su Historia Natural describe y clasifica las dos variedades como:
-Una de raíz blanca y género masculino.
-Una de raíz negra y género femenino.


*Dioscórides recibiendo la mandrágora de manos de la musa de los descubrimientos Euresis, ilustración del Codex medicum Graecum, Códice de Viena.

Fue Dioscórides en su De Materia medica quien primero dio una explicación en detalle de esta planta. De nuevo insiste en la clasificación de género:

– La planta femenina (raíz negra) llamada Thridacias , cuyas hojas son más anchas que la lechuga, resulta venenosa y tiene un fuerte olor; además sus frutos son pálidos y tienen un aroma dulce.Menciona entre otras cosas que la raíz de la mandrágora se usa para hacer brebajes amorosos.

-El tipo masculino (raíz blanca) es llamado Noriun, con hojas más grandes y frutos de color azafrán con un olor dulce y persistente, cita que los pastores comen estos frutos para dormir.

Dioscórides también hace una descripción de como debe prepararse la planta para su uso en medicina: la raíz es jugosa mientras está fresca y su jugo debe guardarse en un tarro de cerámica; la raíz frecuentemente es hervida con vino para obtener un brebaje que servirá para tratar el insomnio o para sumir al paciente en un estado de anestesia (falta de sensación) cuando sea necesario intervenir en heridas graves o cauterizar. Dioscórides recomendaba la administración de una dosis concreta del jugo de la mandrágora mezclado con agua y miel para expulsar la bilis negra (melancolía) pero advertía que una dosis más alta podía matar.

Todo el conocimiento griego y romano sobrevivió gracias a los traductores árabes. Durante la Edad Media la mayor parte de la medicina en Occidente se practicaba en los herbarios de los monasterios, y aquí comenzó a recuperarse esa cultura grecolatina de manera paulatina y a veces confusa. Durante esta época se convierte también en una planta popular a través del folklore, se asocia a las prácticas de brujería; de otro modo la posesisión de una raíz de mandrágora se convierte en un fin para muchos puesto que se considera un talismán capaz de curarlo todo en sus dueños y procurarles suerte, fortuna, protección, etc. Comienza a crearse un comercio de raíces de mandrágora muy curioso en el que el uso de otras raíces como sutituto no era un engaño infrecuente. A la raíz, por su forma antropomorfa, se le atribuyen capacidades humanas: sabemos que grita al ser arrancada hasta ensordecer…pero también es como un pequeño ser (Alraun) al que hay que alimentar, vestir, bañar y al que se le reservaba un lugar especial en la casa…fueron especialmente populares en el norte de Europa.

Hoy en día sabemos que la mandrágora es rica en alcaloides tropánicos más o menos venenosos: escopolamina (principal componente), atropina, hiosciamina. Los alcaloides tropanos deprimen el sistema nervioso parasimpático, pero al ser más rica en mandragorina puede ser un potente narcótico e hipnótico. Muchas sustancias hipnóticas producen una baja actividad de las ondas cerebrales alfa- en un nivel similar al de sueño REM- esto no permite un sueño profundo sino patrones bajos de actividad cerebral que según la dosis pueden crear un estado «visionario» conocido como experiencia de plano astral que conduce a la fantasía ( por algo se usaba en la Pomada para Volar). Debido a su alto contenido en atropina funciona de forma similar a la belladona: en dosis bajas actúa bloqueando receptores de acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminaciones nerviosas; en dosis más altas tiene un efecto bifásico, primero estimula los impulsos, luego los deprime.

En un estudio reciente sobre los componentes volátiles de los frutos frescos de la Mandrágora autumnalis se encontró que el fruto contenían más de 130 componentes entre ellos eugenol, isoeugenol, elementos sulfurosos en un 7%, hexanol ( aromas verdes) y una pequeña dosis de gamma-lactones que contribuyen, junto con los ácidos grasos, a que su aroma sea dulce y agradable cuando la fruta está madura.


* Jardín de las hadas, ilustración de Dulac (1918)

Como decía antes, el caso de la mandrágora es curioso por su ambivalencia en la cultura, sus sobrenombres lo indican: su capacidad luminiscente en la oscuridad le ha valido dos calificativos opuestos. Ibn Beithor, herborista árabe, llamaba a las plantas de mandrágora Velas del Diablo; mientras que en la cultura morisca esta cualidad de emitir luz hizo que fueran consideradas como las Lámparas de los duendes…en la noche de Samhain, no sólo se acorta la separación entre el mundo de los espíritus y el de los vivos, también se supone que se abre la puerta del reino de las Fae, y cualquiera que se acerque allí puede quedar atrapado…

Todas esas ideas de magia y folklore que puedan imaginarse bajo un prisma de fantasía, corrección y justicia son las que inspiraron a Camille Goutal e Isabel Doyen para crear la fragancia Mandragore.

Las revisiones de esta fragancia de Annick Goutal y de su versión más oscura y especiada, ambas extremadamentes tonificantes y hechizantes, ya están en los archivos de este blog y pueden consultarse pinchando sobre el nombre de la fragancia:

–Mandragore (2005)
–Mandragore Pourpre (2009).

Flores acuáticas en perfumería: Lotus y Ninfeas (1ª parte): El Nenúfar Sagrado del Nilo.

29 martes Jun 2010

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loto rosa, perfume

El nenúfar es una planta acuática, con un rizoma que arraiga en el fondo fangoso de aguas de corriente lenta, cuyas hojas y flores emergen a la superficie. También conocido como ninfea o lirio acuático, a menudo se confunde con el loto ( Nelumbo) hasta el punto de que en literatura y mitología el término loto- del griego lotos– ha sido usado para referirse a ambas familias: Nynphaeaceae y Nelumbaceae, relacionando el alto impacto cultural y simbólico que el loto ha tenido en muchas civilizaciones. Se ha discutido mucho sobre la posible relación de ambas familias, y actualmente los análisis genéticos dan a entender que tienen suficientes peculiaridades cada una para considerarlas por separado, si bien es posible que hayan tenido un antepasado común, la Archeofructis sinensis debido a que su apariencia y hábitats de crecimiento guardan relación.

La palabra nenúfar es una bella peculiaridad de nuestro idioma. La palabra procede del árabe nilûfar, que proviene del persa y significa «loto azulado»; el vocablo consta ya en los cuentos de Calila de mitad del s. XII, y en lengua romance peninsular se transformó en nainûfar y se extendió por otras lenguas romances europeas, apareciendo frecuentemente en literatura científica. La palabra ninfea en castellano comenzó a extenderse tras la traducción que de Plinio hizo Jerónimo de la Huerta en 1624.

El nombre botánico Nymphaea es una transliteración directa de la palabra griega con que Teofrasto designó estas plantas hacia el 300 a. de C., y hace referencia a la práctica de la cultura arcaica griega de dedicar dichas flores a las semidivinidades del agua: las ninfas.

La Hipótesis de las Paleohierbas incluye el género de las Nymphaeaceae dentro del grupo de plantas con semilla que se volvieron dominantes en la mayoría de ecosistemas terrestres desde el Paleógeno. Se calcula que se originaron en el Cretácico Temprano (hace 135 millones de años) y comenzaron a radiar hasta convertirse en grupo dominante. Son precisamente las Nymphaeaceae el grupo que mayor abundancia de pruebas fósiles ha aportado a esta teoría; por estos registros se sabe que estas plantas no han cambiado mucho desde entonces.

El género Nymphaea ha desarollado especies tropicales y especies resistentes (tolerantes al frío) igualmente con floración nocturna o diurna. La especie tropical-diurna es el Nenúfar del Nilo ( Lirio Sagrado del Nilo o Lirio Azul de Aguas) : Nymphaea nouchali var. caerulea. En Egipto había otra especie nativa de floración nocturna: el llamado loto blanco o nenúfar blanco ( Nymphaea lotus). Un tercer tipo: el rosa ( Nelumbo nucifera) fue introducido tardíamente- unas fuentes aseguran que fueron los persas, otras que fueron los romanos-. Las tres especies aparecen retratadas en el arte egipcio con signos distintivos, si bien el loto rosa está relacionado con el Período Ptolemaico. Pero fue el Nenúfar Azul el que se convirtió en símbolo del Alto Egipto (Sur), y desde los primeros tiempos de esta civilización alcanzó gran transcendencia simbólica al asimilarse con el ciclo solar, y por tanto a la idea de eternidad, porque:

-Era la única planta con flor en Egipto que florecía todo el año.

-La flor se cierra al amanecer y se sumerge en las aguas lentas, para emerger de nuevo al amanecer y abrirse orientándose al sol.

-Sus pétalos azules en contraste con su botón amarillo dorado parece que representen el cielo y el sol.

-Su capacidad para emerger de un sustrato fangoso y elevarse hacia la luz se interpreta como una representación del origen del mundo, del orden y la pureza.



*Representación de Nefertem y su jeroglífico

En la mitología egipcia se recogen varias tradiciones ( generales y locales) que explican el origen del mundo; la Cosmogonía Heliopolitana es la de mayor arraigo, en ella Nefertem ( Perfección; El-Bello-Amanecer; El-Joven Atum; El-Bello-Atum) representa la luz del amanecer que surge del Gran Nenúfar Sagrado nacido de las Aguas Primordiales del Caos.
Ra en principio era el dios-sol del mediodía para diferenciarlo de Atum que era el dios-sol del amanecer, posteriormente ambas divinidades se asimilaron en Atum-Ra. Pero Nefertem- la primera reencarnación de Atum en Heliópolis- fue por sí mismo una divinidad de gran importancia pues personificó las funciones de la Flor Sagrada en el Antiguo Egipto y se convirtió en deidad de la salud, la buena suerte, los perfumes y los ungüentos. Se suele representar como un joven coronado por un nenúfar y plumas o como un niño acurrucado en la flor, aunque también podía adoptar la apariencia de un león o tener aspecto mortuorio cuando presidía ceremonias de embalsamamiento.

Al surgir el nenúfar al amanecer, desprende un aroma dulce que loe egipcios asociaron con la presencia divina. En los textos antiguos el aroma de esta flor se califica más como refrescante que como vigorizante. Era uno de los ingredientes favoritos para los baños aromáticos- de los que Cleopatra VII era tan partidaria- y junto con el coriandro se usaba para bajar la fiebre. El aroma del lirio acuático siempre era considerado como restitutivo de la salud y como protector. Resultan muy frecuentes las escenas de pintura o bajorrelieves egipcios donde el loto es ofrecido a los invitados de una fiesta para «aspirar vida», o donde al fallecido una deidad le da a oler el nenúfar para ayudar a restaurar sus sentidos.

Las flores de nenúfar se maceraban en vino para preparar un brebaje intoxicante y aromático para banquetes y festivales; la raíz de loto se comía en crudo o cocinada, mientras que las semillas se secaban y se molían para fabrican un pan de leche. La decocción de nenúfar se usaba para incrementar la libido y se creía que las semillas podían neutralizar el efecto de los filtros amorosos, de igual modo que se pensaba que llevar consigo algo de la flor o la flor misma funcionaba como poderoso amuleto que aseguraba la protección divina.

Sobre el discutido tema de la presencia de sustancias narcóticas en el nenúfar nada se ha aclarado aún; lo que si se sabe con seguridad es que esta flor contiene fitoesteroles y una concentración de flavonoides superior a la del Ginko biloba ( aumenta la circulación y la oxigenación), y que era usado desde la Antigüedad para calmar el dolor. Dentro de los flavonoides encontrados (Miristicina, Quercitina y Kaempferol) destaca la Miristicina por ser una sustancia alucinógena también presente en la nuez moscada; sin embargo los estudios realizados afirman que el poder embriagador del nenúfar se lograba mediante el proceso de maduración en vino.

Las casas frecuentemente se adornaban con flores en Egipto, y el nenúfar era una de las predilectas; existían boles que permitían acomodar las flores flotantes. En los jardines privados de la nobleza y altos dignatarios solía haber una piscina central rodeada de numerosos árboles que proporcionaran sombra, mientras en el agua crecían nenúfares y papiros, y bordeando se plantaban mandrágoras, amapolas y acianos. Eran llamados Jardines del Renacimientos y fueron muy populares durante el Imperio Nuevo.

Las deidades egipcias se decía que emanaban un olor divino de sus cuerpos. En la vida cotidiana, a todos los niveles, se buscaba emular a las divinidades, de modo que los perfumes tenían una gran importancia a nivel religioso, aúlico y doméstico. Egipto en la Antigüedad fue considerado cuna de maestros en la fabricación de perfumes y sus productos alcanzaron fama por todo el Mediterráneo. frecuentemente los perfumes se almacenaban en pequeñas anforillas lotiformes.

«Toma su perfume para ti, para que tu olor pueda ser tan agradable como el de Ra cuando asciende desde el horizonte y los dioses del horizonte se deleitan con él. Oh Rey, que el perfume del Ojo de Horus esté sobre ti, que los dioses que siguen a Osiris se deleiten contigo»

Declaración 637 de los Textos de las Pirámides: «El rey es ungido»; Pepi II.

En la perfumería moderna sin embargo el nenúfar es más bien un fenómeno raro porque es muy poco frecuente; algunos perfumes con nota de nenúfar son Allure de Chanel, Préparation Parfumée de Andrée Putman, Un Jardin sur le Nile de Hermés, Cool Water de Davidoff, Burberry Summer, Ming Shu de Yves Rocher, Angel Garden of Stars-Le Lys de Thierry Mugler, Lotus Blossom & Water Lily de Jo Malone, Sea and Sun in Cadaqués de Salvador Dalí Perfumes , Green Tea Summer de Elisabeth Arden. Dos fragancias en las el nenúfar es el protagonista son: Lotus Bleu de Roger & Gallet y Nenufar: The Sacred Scent of Cleopatra de Scents of Time.

Una descripción más en detalle del aroma del nenúfar y de dos perfumes centrados en esta flor en este post

Una Flor Blanca: La Tuberosa

05 sábado Sep 2009

Posted by Botanyuki in Notas de Perfumes, Un poco de Historia

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nardo-tuberosa, perfume

Polianthes tuberosa

El epítome de las flores blancas caracterizadas por su virtud narcótica quizás sea la tuberosa (nardo, vara de San José). Algunos especialistas discuten la etimología de su nombre científicos: Polianthes tuberosa; el término tuberosa es una referencia al sistema de raíces, polianthes se ha venido traduciendo desde el griego como «dar muchas flores» o como «flores blancas» mientras que Benthen y Hooker interpretan el término polios desde el latín como pulido, lustroso en referencia al aspecto céreo de la flor (anthos). En México, de donde es oriunda, los aztecas la llamaban Omizochilt: flor hueso, debido a que sus pétalos son de un radiante blanco ceroso. Y en la India recibe el nombre de Rajanigandha que significa la fragancia de la noche.
La planta necesita una humedad relativa. 60-70% y mucha luminosisdad para dar flores de calidad. Cuando hay poca humedad las flores se desarrollan poco y sus pétalos están arrugados, cuando la humedad es muy alta se pudren por encharcamiento. La temperatura óptima para su desarrollo está entre los 20 º-30º C por el día y los 15º-20ºC por la noche, momento en el que se puede apreciar su aroma en plenitud durante los meses de floración: de abril a noviembre.

Gracias a las expediciones de corte científico que Felipe II financió, esta especie llegó a la Península. El interés por conocer de un modo descriptivo la naturaleza del Nuevo Mundo tenía una finalidad económica, política y religiosa, de ahí que fueran apoyadas por el monarca; el fin prático era conocer los métodos de agricultura y los remedios terapéuticos de tierras americanas donde crecían plantas no conocidas en otros lugares. Tras las primeras tentativas de estudio, la expedición a cargo del médico naturalista Francisco Hernández, responsable del huerto botánico del Hospital de Guadalupe tuvo un carácter más científico pues se recogieron sistemáticamente muestras de distintas especies que fueron traídas a la Península plantadas en barriles, junto con un gran número de dibujos, láminas y detalladas descripciones que el minucioso humanista Francisco Hernández recopiló:la mayor parte de este trabajo se perdió en el incendio de 1671 de El Escorial, sólo ha llegado a nosotros una versión resumida compilada por Nardo Antonio Recchio en Italia en la Academia dei Lincei (Rerum Medicarum Novae Hispaniae Thesaurus).

En aquella época las actividades relacionadas con el cultivo de especies botánicas se desarrollaban aún en los Hortus medicinalis, puesto que el mundo vegetal proporcionaba la principal fuente de medicamentos y constituía la materia médica en la que se integraban los medicamentos simples. Ya más tarde con Paracelso y su escuela se introdujeron medicamentos a base de sales mercuriales y otros remedios minerales. Así, el comercio de las plantas del Nuevo Mundo destinadas a la agricultura y a la fabricación de medicamentos fue un importante motor para el comercio colonial.

En este contexto, Simón de Tovar, médico sevillano que cuidaba del jardín botánico de Sevilla, mantenía una importante actividad divulgativa con los científicos botánicos del norte de Europa enviando listados de plantas e intercambiando semillas con estudiosos como Bernardus Paludanus o Cardus Clusius. Esta fue la vía por la que distintas especies de planta y flores como la tuberosa se fueron extendiendo: desde los jardines botánicos y reales peninsulares pasaron a Italia, Francia, Países Bajos en forma de intercambios científicos, regalos reales y ¿cómo no?, de contrabando. Así pudo nacer también el muy apreciado y hoy prácticamente inexistente Nardo de Grasse-localidad del sur de Francia que disfruta de un microclima suave ideal para el cultivo de flores blancas porque se generan flores de excepcional calidad- y junto con el Jazmín y la Rosa de Mayo eran la base de la industria perfumística desde el s. XVII en dicho lugar. Actualmente la mayoría de la producción se concentra en Marruecos, India, China, Islas Comores y Sur de África.

Francisco Hernández fue el autor que primero registró la especie Polianthes tuberosa, relatando que los aztecas tejían coronas olorosas ceremoniales ( actualmente también se usan en las islas del Pacífico). En la medicina popular diferentes partes de la planta se vienen usando desde hace siglos por sus propiedades astringentes, estomacales y analgésicas.

El aroma del nardo es intenso y dulce, penetrante e indólico;a menudo sus múltiples matices recuerdan a otras flores blancas como el jazmín o la flor de naranjo, sin embargo, tiene dos características distintivas: una nota verde balsámica casi mentolada y un dulzor intensamente lactónico, imposible de reproducir mediante sintéticos.

El absoluto de tuberosa-actualmente obtenido por extracción de solventes- es fuertemente floral, intenso y denso…muy denso. Comienza con notas verdes pero dulces, como si mezcláramos gualteria con miel, poco a poco va adquiriendo calidez de un modo suntuoso- en la dirección del jazmín-. Al igual que en la flor su nota más característica es esa especie de cremosidad densa y fresca (ésa que delata rápidamente su presencia en un acorde) debida a la abundancia de lactones que contiene y aportan acentos lechosos y afrutados ( melocotón, coco). El matiz especiado lo aporta el eugenol (clavo) y la nota fresca que recuerda a la flor de naranjo es antranilato de metilo.

El absoluto de tuberosa ha sido usado en alta perfumería especialmente en composiciones florales fuertes y/o dulces y en orientales como Poison. Por ser un ingrediente muy caro, el uso del auténtico absoluto de tuberosa en una proporción importante no es tan frecuente, no todas las compañías pueden acceder a él y muchas veces se reconstruye su olor con químicos aromáticos y otros naturales más asequibles. Pensad entonces que todas esas propiedades narcóticas-erógenas-y de despertar de la intuición que se le atribuyen al nardo sólo pueden tener lugar si -y sólo si- se ha formulado con el producto natural, con el absoluto de tuberosa (nardo).

En los próximos días revisaré algunas fragancias con una importante cantidad de absoluto de nardo en su formulación, no serán todas las que son: sólo algunas que yo encuentro especiales.

Edito (13/10/2009) para añadir la lista de las revisiones relacionadas con este post.
1. Perfumes centrados en el absoluto de tuberosa como protagonista:
Beyond Love-Prohibited- de Kilian

Carnal Flower de Editions de Parfums Frederic Malle

Fracas de Robert Piguet

Private Collection Tuberosa-Gardenia de Estée
Lauder

2. Perfumes florales donde el absoluto de tuberosa es un ingrediente que sirve para reconstruir el aroma de otra flor:
Luxe:Champaca de Comme des Garçons

Lys Mediterranee de Editions de Parfums Frederic Malle

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