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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: almizcle

Esto es blanco, esto es negro: Angélique Noire de Guerlain.

26 sábado May 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, angélica, incienso, jazmin, pera, perfume, Vainilla


* Objetos comunes (2012) de Karen Hollingsworth.

Raro es aquel perfume que en el mismo instante que lo pruebas te paraliza porque con su olor te invita a la contemplación. Se produce un instante en el que entiendes que estás ante algo más que un olor agradable; es una experiencia estética: percibes algo bello que se escapa entre matices indefinidos y que forma parte de la tensión entre notas y los fugaces recuerdos en sordina de algo conocido que no se puede ubicar con certeza.

Tal experiencia es más probable tenerla probando perfumes vintage o algunos clásicos que aún conservan su complejidad. El espíritu de la simplicidad que domina el panorama actual no suele tener un trasfondo muy poético: faltan matices, exotismo en las ideas y creatividad. Se necesita la sorpresa en el perfume porque es lo que realmente cautiva. Como la mayoría de los perfumes actuales se reducen a esquemas de olor muy sencillos, el elemento sorpresa suele ser una nota muy legible y ligada a la infancia- ya sea cosmética o golosa- o una nota hiperralista -ya sea hierba o caucho-. En otras palabras, ningún encantamiento invita a perderse con la mente en lo que hueles, como mucho puedes aspirar a sentir comodidad.

La sorpresa, en los perfumes clásicos, está velada -puede ser un efecto táctil que sólo se percibe cuando el perfume evoluciona- y forma parte de un todo fluido y expansivo o concentrado y denso en el que brilla una cualidad natural casi palpable que invita a querer oler en profundidad en lugar de olfatear. En los clásicos Guerlain se atribuye a la guerlinade el gran atractivo de estos perfumes, esa huella singular rodeada de una opacidad empolvada a veces se tiñe de efectos golosos como en L´Heure Bleue, a veces recuerda al abrazo de una madre como en Shalimar. Claramente maneja un lenguaje intimista que acorta distancias. Y, junto con la compleja faceta vainillada -sello de estilo de la firma- la sensualidad del perfume se vuelve infinita.

Es esa sensación deliciosa tan difícil de describir lo que atrae de estos Guerlain. Un juego que a menudo se echa de menos en sus nuevas creaciones porque reunen los elementos tradicionales sin añadir la mágica complejidad, el toque audaz o la proporción adecuada de densidad en las notas. Todo parece demasiado transparente, incompleto e incluso apurado. Pero en su catálogo, entre sus perfumes de boutique, hay un jugo moderno que tiene el acabado de un óleo clásico: Angélique Noire (2005) parece construido capa a capa como con finas veladuras, dando forma, volumen y matiz a una idea que gravita entre naturaleza y artefacto con un singular aire de familiaridad.

En cuanto lo hueles, atrapa los sentidos creando una sensación global, holística de «perfume». Pero, a la vez, se percibe como en la distancia, lleno de ecos, cuajado de verdor y de acentos afrutados, mientras la sensación almizclada vaga por la mente invocando ese algo familiar. No es una sensación oscura sino velada, y tampoco es animalística, sino de vainilla expansiva y radiante pero sabes que hay algo…ah, sí! es como la cara más armoniosa y suave de un antiguo Shalimar. Sin embargo, la vaquedad que flota entre las notas, la combinación de verdor y dulzor balsámico todavía es algo más: el recuerdo reconfortante de un olor medicinal como el del Agua del Carmen, con esa misma fluidez, frescura y delicadeza. ¡Qué curioso!

Shalimar en sus fórmulas más vintage contiene muchas notas de origen animal. Hoy se habla de la civeta porque su pungencia es legible en su silueta, pero en su día también había mucho almizcle natural. Este ingrediente, entre otras cosas, logra dotar al conjunto de una armonía única. Pero todas las notas animales comparten rasgos poco deseables en un perfume, rasgos que hay que limar y disimular; ahí es donde entran en juego las notas frescas y aromáticas como la bergamota y la lavanda. Así, a grandes rasgos, Shalimar es pura dualidad: frescor aromático versus calidez animal.

Un perfume que ha marcado tanto la evolución de la familia oriental no es fácil de renovar. Su núcleo consiste en notas muy ricas y pesadas que poco tienen que ver con las preferencias actuales. Pero Shalimar es algo más que un perfume intenso; es algo poderoso y, guste o no guste, se use o no se use, tiene la capacidad de elicitar una respuesta en los demás tanto como de empoderar a quien lo lleva. Y esa es la clave.

Cuando Daniela Andrier formuló Angélique Noire para Guerlain está claro que logró crear algo extendiendo el esquema contrastado de Shalimar al perfil oloroso de la angélica. Es difícil precisar que hace más atractivo a este perfume, si la alianza entre vainilla y almizcle conjurando la sensualidad del perfume vintage, la aparente sencillez de todas las notas que revelan lentamente una complejidad inesperada o el don de la encantadora vaguedad que da al perfume su aura juvenil

Podría decirse que tiene un elemento gourmand aunque de forma imprecisa que recuerda a un bocado de pastel de angélica con helado artesano de vainilla. En la colección L´Art et la Matière los perfumes pueden tener esa sugerencia gustativa que adorna lo que de otra forma son perfumes sencillos y monotemáticos, pero en Angélique Noire las notas están como difuminadas, tan pronto es angélica caramelizada como vainilla fresca como un océano de almizcle y suave incienso. Es un perfume en clave intimista para quien lo lleva y de gran atractivo para quien lo huele.

La vainilla natural aporta tenacidad y profundidad; los almizcles dan cremosidad y un acabado radiante, pero la peculiaridad viene sobre todo de la angélica cuyo carácter contrastado y contradictorio sirve como punto de partida. Ante todo, esta planta y su esencia tiene un tono herbal y anisado con una faceta afrutada que recuerda a las peras -cosa aquí exagerada hasta el punto de sugerir peras en almíbar- y, de fondo, un olor limpio de maderas preciosas que contrasta con tonos alcanforados, pinosos, apimentados, terrosos y almizclados. Es un olor dual a la vez que lleno de fluidez, como son los olores naturales. Los aceites esenciales de angélica tienen la particularidad de poder añadir a un perfume el precioso y raro efecto de naturalidad que invita a la serenidad.

De la planta se extraen aceites de sus semillas y de su raíz. El de las semillas funciona en las notas de salida y recuerda un poco al enebro y la ginebra, mientras que el de raíz funciona en la base y tiene facetas de incienso y de ambreta. Ambos están presentes en el perfume y, en parte, gracias a ellos, Angélique Noire tiene esa cualidad brumosa, expansiva, vaga e impenetrable.

Hay notas florales aquí y allá: apimentada freesía y ambarado jazmín, con el filo almendrado que Daniela Andrier también trabajará en Tardes de Carner y acaba en un tono más seco y amaderado. Es un perfume lineal y sencillo pero con cualidades especiales que invitan a la introspección. Lo más evidente es que es un oriental inusual, bohemio y naturalista, que ofrece un verdor suntuoso, suave y muy matizado en lugar de profusión de bálsamos y resinas. En este sentido sigue el planteamiento de Douce Amére de Serge Lutens. Pero, en esencia, sigue manteniendo la dualidad de Shalimar, descendiente a la vez de Jicky, esto es: un carácter cálido,, empolvado y humano en contraste con un carácter fresco, vegetal y aromático; pero atrás quedan los fuertes contrastes que provocan tensión y movimiento evidente. Aquí todo gira en torno al pequeño matiz que se pierde como una onda en el agua. Es algo que parece decir: naturaleza y cuerpo no compiten porque son la misma cosa. A eso se le llama armonía.

Sensación de brisa: Sublime Balkiss de The Different Company

10 jueves May 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, brote de grosella, hoja de violeta, lila, lirio de los valles, patchoulí, perfume, rosa

anhe
* Retrato de mujer por An He.

¿Dónde surgen exactamente las ideas? A veces es difícil concretar. Lo que normalmente señalamos como el momento esclarecedor, en el que vemos la idea con total claridad, suele ser la culminación de un proceso; a partir de un detonante damos forma a datos y sensaciones de distinto tipo que se han ido acumulando en nuestra memoria, procesadas a distintos niveles y guardadas en distintos almacenes de nuestro cerebro hasta que el momento «eureka» las une y les da forma. Es esta una experiencia global que emociona y agita porque las ideas pueden ir más rápido que la mano intentando tomar notas: hay que estar preparada para aprovechar ese momento.

Resulta llamativo como esto ocurre de la forma más insospechada y como las causas suele ser remotas. Cuando a un creador de perfumes se le pregunta por el origen de sus ideas la respuesta puede ser tan imprecisa como «de cualquier cosa» , esto no falta a la verdad aunque evite explicar-tantas-cosas-difíciles-de explicar. Algunos comentan como sus ideas surgen estudiando minuciosamente un pequeño acorde a partir del cual van cosntruyendo universos de olores, esta es una explicación basada en la praxis: se aprende haciendo y deshaciendo. Nada más cierto porque no se puede dejar de lado que toda creación artística, del tipo que sea, tienen unos fundamentos técnicos y, el perfume es, al fin y al cabo, un ejercicio de revestimiento. El creador trabaja con unos materiales, de olor más abstracto o concreto, algunos muy facetados y otros más simples, algunos pungentes o ásperos otros aterciopelados y suaves. La otra cara del asunto es cómo huele al final lo que el perfume contiene, qué forma adquiere y si es capaz de evocar algo; ahí es donde surge la prosa.

Esa prosa a veces es elaborada, aguda, refinada, ingeniosa o aburrida, absurda, rebuscada, poco cuidada, directa o sutil, personal o distante. Con la prosa se ofrece el producto al público con narrativas bien argumentadas o con retazos pero el fin es conectar con el público; mientras el público espera que al oler el perfume la prosa y el efluvio se complementen y formen un todo que no desengañe; que sea una de esas experiencias holísticas. Un ejemplo paradigmático fue el antiguo Opium de Yves Saint Laurent: frasco, fragancia y publicidad tenían la misma fuerza, convergían en una idea. Esos lanzamientos de espíritu tan compacto parecen cosa del pasado y puede que, en parte, sea porque las fragancias cada día son más transparentes, simples y «polivalentes», así que para publicitarlas se acude a la saturación con distintos elementos en juego porque alguno despertará interés , o se reduce todo a sugerir frescor a través de la juventud porque eso siempre atrae o se hacen anuncios llamativos, provocativos u horteras que nada tienen que ver con el perfume sino con la finalidad de atraer a un potencial consumidor.

En el sector niche la narrativa es una piedra angular para el posicionamiento de las marcas, caso ejemplar fue Kilian y L´Oeuvre Noire. Marcar la diferencia con una buena historia es clave y, si no hay historia, hablar de ingredientes de calidad es la siguiente opción o acudir al siempre útil tópico de las gloriosas décadas del pasado que se intenta resucitar. Normalmente las firmas optan por una u otra cosa pero The Different Company con Sublime Balkiss (2008) se decidió por todas; este perfume ha sido promocionado de muchas maneras, quizás porque realmente pueden leerse en él muchas cosas y quizás también porque resume muchas ideas. Al olerlo no cabe duda de que es todo un ejercicio de síntesis en el que se aprecian distintos rasgos clásicos de escuela y que tiene su propio encanto pero la referencia a la Reina de Saba a través de su nombre Balkiss no deja de ser algo asombroso…porque evoca exotismo, misticismo, orientalismo, porque es una figura mítica por su belleza y su sabiduría que imaginamos perfumada con algo suntuoso y matizado como un generoso ungüento o un aceite ceremonial. Quizás la idea última sea la rosa: miles de pétalos de rosa infusionados en un exótico aceite pero el perfume de The Different Company no tiene nada de untuoso. Al contrario.

De todos modos en Sublime Balkiss hay bastante rosa y, de hecho, una forma de leerlo es como un ejercicio en torno al olor de la rosa: hierba recién cortada, matices aromáticos, geranio y almizcle configuran a grandes rasgos el olor de una rosa, una idea básica a partir de la cual se van descomponiendo notas en matices hasta reconstruirla de nuevo como un olor transparente, tenaz y flotante de vegetación, jardines en flor o bosques en verano. Olores de la naturaleza. La rosa en la brisa.

De naturaleza se habla en todo momento en el perfume y en la prosa del perfume al hacer referencia a un viaje a Irlanda en el que Celine Ellena encontró un nuevo olor a lluvia, más fresco y más dulce que el de La Provenza y un viento ligeramente mineralizado que transportaba el olor amaderado y herbal del brezo. Fue el recuerdo de esta experiencia el que encendió la chispa y le dio la idea de crear un perfume de carácter chyprée que, en principio, sería para su uso personal.

Sin embargo, para mi, Sublime Balkiss es, en síntesis, Grasse y la escuela contemporánea de perfumeria que inicia Edmond Roudnitska. Diría más, es un ejercio muy analítico en torno a las posibilidades de los materiales que remite a Diorissimo; no tanto porque muy vagamente pueda recordar a este perfume como por el modo en el que el olor de la rosa es el punto de partida y se van desgranando sus facetas verdes y frescas hasta sugerir lirio de los valles y lilas. Igual que el clásico de Dior.

Y como el clásico de Dior tiene un acabado chypre pero lo consigue sin seguir el canon académico de aglutinar todas las notas en torno al eje bergamota-labdanum-musgo. Este es un perfume de factura moderna, sin musgo de roble y con contrastes menos pronunciados aunque evoluciona con suavidad, como ondas en el agua, como cabe esperar en un perfume chipre.

Se dice que Sublime Balkiss también quiere rememorar el Hollywood glamuroso de los años 40´s ¿debemos entonces pensar en un icono de la época como Femme de Rochas, un chipre frutal descendiente de Mitsouko? De los chipres frutales tiene el contraste entre el brillo penetrante de las notas afrutadas y las secas y aterciopeladas bases musgosas; pero la faceta frutal no se basa en lactones sino sobre todo en el absoluto de brote de grosella que, bien manejado, aporta múltiples matices que varían desde frescor herbal a licor de frutos rojos, moras y el toque verde y ácido del ruibarbo. A algunas personas les recuerda a Aqua Allegoria Pamplelune de Guerlain pero el parecido reside en el carácter que imprime en brote de grosella en salida. De otra forma, este acorde verde-frutal-cítrico, expansivo y expresivo, en contraste con la base almizclada-amaderada rica en patchoulí -un patchoulí verde pero también balsámico y ligeramente empolvado por una faceta de cacao- hace pensar en cientos de perfumes modernos inspirados por Angel (1992) de Mugler; pero porque Sublime Balkiss está lleno de verdor y transparencia, conecta mejor con Prada Amber pour Femme (2004): limpio, fresco, suave pero penetrante, con un aire oriental, de carácter tenaz y ligeramente masculino.

Pero Sublime Balkiss también tiene una importante faceta acuosa y floral con la lila jugando un rol principal. Como en muchos de los grandes bouquets del pasado la lila aquí sigue siendo una nota floral armonizadora que da volumen a lo rosa, al muguet y a la discreta violeta. La diferencia con los perfumes clásicos es que en lugar de ser una lila dulce, empolvada y anisada es una lila moderna, acuosa y con acentos marinos.

La lila tiene un carácter ambivalente hoy en día porque es una nota muy presente en fragancias funcionales, ya no es solo aquella romántica flor de primavera. En Sublime Balkiss el consabido filo cítrico-pinoso está presente y, hasta cierto punto, puede ser una sensación cabezona pero, al final, la nota guarda las formas y consigue imprimir un carácter bucólico al perfume al recrear ese efecto de humedad, reminiscente de una tarde de lluvia en cuyo aire los olores se amplifican. También aporta una faceta limpia y empolvada de jabón de tocador. Ese aspecto de humedad jabonosa es otro guiño a los clásicos perfumes estilo aldehídicor florales como Madame Rochas o chipres verdes florales como Eau de Soir de Sisley. En todo caso, aquí la lila no se limita a ser un olor limpio y floral «clásico moderno» sino que se inclina más hacia el lado moderno con esa vibración ozónica y ligeramente metálica que también encontramos en Pleasures (1995) de Estée Lauder.

He aquí otro aspecto legible en el perfume: la huella de la década de los 90´s con su abundancia de acordes ozónicos reminiscentes de mar, de océanos y de frutas de verano. De nuevo la idea de brisa recorre el perfume. Brisa marina con acentos salados que aportan un frescor prolongado. Algo del esquema básico con que se construyó Parfum d´Elle (1990) de Montana late en el perfume de The Different Company. El perfume de Montana también era chyprée y frutal con acentos ozónicos; era atípico y clásico al mismo tiempo, basando su carácter en el contraste entre verdor vegetal, cremosidad floral y tonos salados. Esa idea que quizás se puede seguir leyendo en Miss Dior (Chérie, 2011) de Dior en clave más sútil y por esto Sublime Balkiss puede seguir recordando a este otro perfume de Dior.

A nivel pragmático, el fin último de este perfume era crear una ilusión de perfume musgoso sin usar musgo de roble u otros materiales relacionados en la fórmula y, a través de esa «ilusión musgosa» evocar algo que transmite naturalidad, lo que es una característica en The Different Company. Así que, en el núcleo de toda esta historia, está el absoluto de hoja de violeta cuyas posibilidades se exploran a fondo. Al fin y al cabo, el musgo de roble recuerda a mar y a maderas al mismo tiempo y, el absoluto de hoja de violeta egipcio, tras su verdor, su olor a frutas acuosas y a violetas tiene ese recuerdo a aire húmedo de la brisa de mar. El patchoulí , una nota ya canónica para hacer un chipre moderno, refuerza la idea y añade al mismo tiempo una faceta apimentada y ligeramente masculina más tradicional junto con una faceta más suave y balsámica de cacao propia de una esencia fraccionada.

Así pues, ¿dónde surgen las ideas? Es difícil precisarlo, lo único que queda claro es que es un proceso que requiere tanto acción como reflexión. Sublime Balkiss es un buen ejemplo; detrás del perfume subyace un ejercicio académico pero es el interés por recrear la naturaleza donde reside la intención artística. En mi opinión más personal, todas las referencias a otros perfumes clásicos y modernos quedan superadas por esa sensación natural. El perfume logra la difícil tarea de evocar la primavera, en un sentido abstracto e intimista a la vez. No es tanto un jardín o un paisaje o un lugar concreto como la sensación transparente y prolongada del verdor que perfume la brisa en primavera. Esa brisa sugerente y a la vez indeterminada que es como una ilusión juvenil. Es tan cándido como el deseo de un verdor perenne pero es algo que te llega y con ello te quedas para siempre.

Momento musical: Primavera y Otoño, fragmento de Tormenta de Nieve de Georgy Sviridov. Es fascinante el modo en que Sviridov transforma el frescor tierno de la primavera en cálido y nostálgico aire otoñal, no?

El iris errante: Bois d´Iris de Van Cleef & Arpels.

25 miércoles Abr 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, ámbar gris, iris, labdanum, mirra, perfume, Vainilla, vetiver, violeta


* Fragmento del tapiz El Olfato de la serie La Dama y el Unicornio del s. XV.

El iris posee una impronta elegante y atemporal. Es la finesse lo que marca su identidad. Los perfumes dedicados al iris intentan capturar dicho encanto evanescente y etéreo o esa cualidad profunda, austera y enigmática pero es difícil rehuir la huella del clasicismo porque la característica principal del iris es el efecto empolvado, delicado y matizado que conecta con el almizcle acompañando a una faceta amaderada reminiscente de maderas preciosas. Los perfumes más icónicos del pasado contienen esos matices y, en no pocas ocasiones, no son sólo matices sino una parte esencial de la personalidad del perfume.

Maderas envueltas en polvo de arroz, en semolina, en algo impalpable pero maderas al fin y al cabo, reconocibles porque tienen cuerpo y densidad. Esas maderas son un elemento muy importante para estructurar un perfume y es precisamente ese aspecto de perfume estratificado con faceta empolvada lo que ahora se asocia con otra era. Cuantos más años retrocedemos en el tiempo, más compleja y adornada se muestra la faceta amaderada: surge con declinaciones musgosas y ahumadas y ambaradas y, sobre todo, con ese efecto empolvado cerrado y singular. Las bases de perfumería han jugado un papel muy importante en la definición de estos acabados, de hecho, han marcado etapas en la Historia, pero alguna ha tenido una influencia más amplia a lo largo de la línea del tiempo, como es el caso del Musgo de Sajonia.

Hoy, el Musgo de Sajonia, tiene un carácter marcadamente retro; con notas de geranio combinadas con la faceta ahumada, amaderada y verde salpicada del dulzor herbal anisado del regaliz y con un inconfundible acabado envolvente, empolvado y aterciopelado en el que juegan su papel la vainillina y el iris. Nuit de Noël de Caron es el perfume que salta a la mente cuando se habla de esta famosa base pero hay una larga lista de perfumes que bien la usaron directamente -como Vol de Nuit de Guerlain o Habanita de Molinard- o bien están inspirados en ciertos aspectos por ella -como Chanel Nº 19-. Así, este tipo de acabado intangible y multidimensional ha sido una constante y ha perdurado a lo largo de décadas a base de interesantes variaciones pero de forma cada vez más sencilla. Iris y vetiver han sido dos de las notas más usadas en la evocación de esta idea y, así, llegamos a las creaciones actuales más directas y discretas pero que retienen ese aire clásico, como el aséptico Infusion d´Iris de Prada, el cremoso Nº19 Poudré de Chanel o el radiante y acuoso Papyrus de Ciane de Parfumerie Generale.

La simplificación de las facetas es un rasgo de la perfumería contemporánea: Los materiales son más transparentes y, a la vez, la gente prefiere fragancias ligeras antes que densas. Otro aspecto del lenguaje moderno es el acabado pulido con notas muy separadas entre sí hasta llegar al extremo de la sensación molecular e inmaterial que se puede conseguir con materiales como el Iso -E-Super o el Ambrox, con los que se crean acordes más dilatados, aterciopelados, cristalinos…

La perfumería actual es menos de olores marcados, perfilados y difíciles -si exceptuamos el exotismo de ciertos materiales como el oudh – y más de características del olor propiamente dichas: textura, luminosidad, densidad, etc. Así que el iris y su intrínseca atemporalidad continúa en la cresta de la ola porque su olor difícil de aprender se describe mejor con sensaciones.

Cierto que el gusto por la severidad de un acabado seco se ha dejado atrás en favor de su tono más resinoso o de un efecto más glaseado y vago pero esa sensualidad que un buen perfume de iris tiene gracias a que transmite la sensación de piel perfumada con violetas cremosas es algo muy intimista que nos atrae como humanos. Por eso, en medio de un panorama que se pinta de actualidad urbana alocada los viejos modos perviven. Se han renovado, como siempre, siguiendo lo que las preferencias actuales y el mercado de las materias primas designan como «del momento», pero en el fondo permanecen. Así seguimos encontrándonos con el acabado amaderado empolvado, aunque en clave más discreta y suave en perfumes de iris como Bois d´Argent (2004, Annick Menardo) de Dior y Bois d´Iris (2009, Emilie Copperman) de Van Cleef & Arpels. Ambos tienen un aire muy similar con bastantes características comunes, pero el de Dior tiene un acabado amaderado más marcado, es más aromático, con acentos metálicos más evidentes y se puede leer como un chipre mientras que el de Van Cleef & Arpels hace mayor hincapié en la faceta oriental amaderada expresada a través del iris y del ámbar gris, pero en los dos hay:

– Un tono vagamente ahumado y anisado, como de regaliz que recuerda al Musgo de Sajonia, en el que la mirra juega un papel importante, creando la ilusión de madera antigua y también redondeando el aura balsámica ambarada de estos perfumes. Por ello la gente establece semejanzas con Hypnotic Poison (1998) de Dior, también creado por Annick Menardo.

-Un acabado suave y persistente de maderas cremosas envueltas en vainilla almendrada y acaramelada que junto con discretas violetas y un suave matiz lechoso hace pensar en productos para el cuidado del bebé de Johnson´s & Johnson´s.

Además comparten la forma en que el iris funciona en la fórmula, siendo partícipe de varias facetas a la vez. Las metil iononas, aquí muy importantes, refuerzan el acorde seco amaderado de raigambre clásica y complementan la calidez de la faceta ambarada basada en Ambrox, pero el núcleo es el acorde empolvado que forma el concreto de iris con un cóctel de almizcles blancos lineales.

En Bois d´Iris hay una referencia a Chanel evidente porque el iris y el vetiver recrean junto con algo radiante, especiado y limpio que recuerda al olor del papel y del incienso -y que parece cipriol- parte de ese aspecto difuso amaderado ambarado del Nº 19. Por otro lado los almizcles y la vainilla añadidos se encontrarán después en el Nº 19 Poudré (2011) , en una de esas típicas trayectorias bumerán que surge al calor de la competencia entre firmas por mantener renovado y fresco su estatus en el mercado. Sin embargo, el perfume de Van Cleef & Arpels tiene un aire claramente oriental, de maderas orientales, con un acabado untuoso, lechoso y que recuerda al tofe gracias a la mirra, el concreto de iris y la vainilla que además contribuyen a crear ese carácter balsámico suave y fluido, sedoso como leche de arroz. También es un perfume carnoso, pero de una forma pura y delicada porque, en el fondo, es una viñeta repleta de inocencia.

Las maderas muestran un efecto desgastado intencional pues la idea es crear una nota de madera a la deriva en lugar del olor de una madera específica -no obstante son legibles rasgos de cedro y vetiver-. Esta madera a la deriva permite jugar con un matiz vagamente salado y esta es una manera chic de aludir al ámbar gris, como ocurre con el Eau des Merveilles de Hermès. Esta madera empapada por el olor seco, medicinal de la mirra y el vago eco ahumado del labdanum y el vetiver recuerda un poco a un whisky escocés. Sólo un poco.

El ámbar gris es como una sugerencia, lo que en cierto modo emula la naturaleza casi imperceptible e inefable del más fino grado de ámbar gris pero, en última instancia, se concreta en un intento de conjurarlo a través del ambrox más el efecto de dos notas en contraste: la nota de sal y la nota de azúcar o la combinación de yodo y miel…la madera a la deriva aporta el aspecto salado, la mirra -que parece reforzada con cera de abejas- da el toque azucarado y recrea una sensación melosa almizclada un poco cabezona aunque no llega a ser densa o animal sino, sobre todo, gustativa.

Paradójico como parece el planteamiento, es un perfume muy equilibrado y sutil en el que conviven en armonía la faceta más sobria y clásica de un iris seco, amaderado y ambarado junto con un iris lúdico y ciertamente regresivo por el dulce olor a bebé que desprende y los tímidos efectos palatables de tofe, chocolate blanco y leche. Por esta combinación que encarna tanta ternura hace pensar en Bois Farine (2003) de L´Artisan Parfumeur. Son como primos hermanos.

Bois d´Iris es un perfume minimalista pero sustancioso y redondo por la riqueza de los materiales con que está formulado. Se presenta como un delicioso perfume de piel que funciona con la discreción y limpieza de una Cologne llena de calidez y dulzura oriental en lugar de los tonificantes aromas mediterráneos. En ocasiones te olvidas de que lo llevas y un tiempo después vuelves a percibirlo con más intensidad y nuevos detalles que le dan un ligero movimiento. Su punto fuerte es precisamente ese, la tenaz delicadeza, algo que, en el fondo, forma parte de la naturaleza del iris -especialmente del florentino- y del ámbar gris, ambos elusivos protagonistas de este perfume que es capaz de crear un aura etérea, delicada y algo exótica pareja a un paisaje sereno, fantasioso y tranquilizador.

Porque es un perfumes de características, de tonalidades y texturas más que de movimiento, color y contraste también tiene una velada cualidad sensual. Puede recordar a varios perfumes ya sea por su faceta balsámica (Eau Duelle de Diptyque, Myrrhe Ardente de Annick Goutal , Mandorlo di Sicilia de Acqua di Parma), que por su etéreo y suave iris ( L´Eau d´Hiver de Frederic Malle, Iris de Odori, Iris Pallida de L´Artisan Parfumeur) o por su carácter seco y amaderado (Sycomore de Chanel, Encens Satin de Armani Privé) pero, porque es un perfume de piel y, por tanto, algo puramente individual, Bois d´Iris es comparable a la experiencia de oler un pomander, llevar un jersey de cashmere o leer un poema artúrico dejándose arrastrar a ese mundo legendario de bosques oscuros y parajes rocoso que esconden un palacio encantado, con misteriosas damas cuyos vestidos resaltan por sus verdes mangas y caballeros andantes en pos de su destino. Una narración. Algo de hoy y de siempre.

Momento musical: El Lago Encantado, poema sinfónico Op 62 de Anatoli Liadov -un mago de la armonía y los detalles que siempre componía pequeñas – grandes obras.

Érase una vez un perfume: Le Baiser du Dragon EdP de Cartier.

12 viernes Ene 2018

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, almizcle, benjuí, cedro, chocolate, iris, patchoulí, perfume, rosa, vetiver


* Daños como llamas obra de Stephen Mackey.

Esta es la historia de un perfume que ha permanecido en el limbo de los líquidos aromáticos durante mucho tiempo y por eso puede que a veces resulte difícil de encontrar. Lo cierto es que no tiene un olor convencional; en realidad, es una rareza, así que fascina o repele por igual, pero es complicado dar con algo que se le parezca… como cosa curiosa que es podría emparentarse con otro perfume singular del mismo autor: Omnia de Bulgari. Olido con detenimiento puede entenderse como un estudio en torno a la esencia de vetiver cuyo extraño olor el perfume trata de ilustrar mediante la técnica de la lupa: matices y detalles resultan magnificados y dramatizados hasta el punto de dificultar la visión de conjunto. Así, la idea final de hacer un gran perfume de vetiver resulta elusiva.

El vetiver mismo tiene un olor chocante, intenso y contradictorio que revela sombras de lo más curiosas. Apimentadas y balsámicas, radiculares y ahumadas, con matices de regaliz y de whiskey, el recuerdo de las maderas a la deriva o incluso de los frutos secos y las galletas de jengibre recién horneadas o el frescor amargo del pomelo. A veces es brutal e intrusivo mientras otras induce a la meditación. Puede tener un acabado empolvado y afrutado pero lo que es seguro es que es un olor que te acompaña durante horas y cambia en cada piel de manera asombrosa. A partir de esos aspectos Le Baiser du Dragon (2003) toma cuerpo para mostrar un profundo y oscuro dulzor oriental, un dulzor distinto a cualquier otro dulzor típico; ni abusa de las intensas notas vainilladas de un clásico como Shalimar, ni rezuma azúcar y caramelo como todos los descendientes del pionero gourmand Angel de Mugler. Es gourmand hasta cierto punto pero tiene su propio acabado. Un aura oriental propia basada en la conjunción de lo dulce y lo amargo, con un filo áspero por momentos, algo ceroso y con un efecto general de bebida alcohólica que fluctúa entre el licor de almendras Amaretto -con matices de pistacho, cacao y almendras amargas- y el tono medicinal-ahumado-ambarado de un buen whiskey escocés.

Además recurre a la disonancia más que al fuerte contraste entre notas para crear un efecto atmosférico particular. De Alberto Morillas impresiona siempre en sus perfumes la forma en que estos evolucionan llenos de luz o mejor dicho de una luminosidad clara y brillante que recuerda a un sol radiante un día de primavera, pero en este perfume esa luz es más oscura, es casi crepuscular.

Resulta un líquido muy sensorial si se consigue pasar la prueba inicial: ese principio seco, concentrado y punzante en el que patchoulí y vetiver asoman desde la base y dejan ver esa faceta de maderas orientales más propia de los perfumes masculinos. Es un inicio algo agresivo -aunque no tan vibrante como puede llegar a ser actualmente un perfume masculino en el que reverberen notas de ámbar extremo- pero después se vuelve sugestivo y comienza a desplegar ese dulzor cálido pero a la vez seco tan inusual, llegando incluso a mostrar el punto de austeridad propio del vetiver. A veces también hace pensar en una rosa cremosa y en un licor afrutado, otras es como tierra seca y caliente, e incluso llega a insinuar en su oscuridad los concentrados efluvios de un gabinete de hierbas medicinales.

Vetiver envuelto en acentos gourmands, sin ser plenamente gourmand; así se resume su olor. Un oriental amaderado en toda regla. De cerca su olor puede percibirse como algo muy sólido y paradójico -como el aceite de vetiver- pero lo que proyecta en la distancia es el delicioso aroma cálido de los pequeños amaretti empapados en licor de almendras y, de forma más sutil, el de las naranjas confitadas bañadas en chocolate y el chocolate aderezado con pimienta. Son efectos palatables relativamente suaves pero atrayentes que dan al perfume un acabado único, y decir único aquí no es una expresión banal.

Le Baiser du Dragon brilla durante el crudo invierno mejor que en cualquier otro momento pero en lugar de evocar un suntuoso paisaje o un tierno recuerdo infantil como hacen otros perfumes de fantasía de estilo oriental, lo que consigue con su olor es algo tan reconfortante como intrigante. Más que un opulento perfume a veces parece un raro ungüento traído de Oriente o un denso jarabe de antigua fórmula basado en granos de almizcle y vetiver.

Flip Flop review: La Petite Robe Noire Black Perfecto de Guerlain

14 sábado Oct 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almendra, almizcle, ante, cereza, cuero, iris, rosa, té negro

¿Animal gourmand? Hmmm…es una idea. Una idea de cierta intensidad y de cierta lógica de los aromas. Cómo el anís estrellado-regaliz puede sugerir cuero en determinados momentos, cómo la rosa combina bien con notas anisadas que la enternecen y estas enlazan con la almendra y la cereza que se complementan, cómo el almizcle forma parte de todo…sí, cierta lógica. Pero no rotundidad.

Black Perfecto promete en su publicidad un filo rocker. Esa idea de vivir libre como el viento y ser tú mismo…o, al menos, de experimentar el túnel de la adrenalina: la moto, la velocidad, el cuero. Es una idea…Pero su rebeldía no se materializa. En el fondo es un animal doméstico.

Mucha gente encuentra esta fragancia similar a la versión original de La Petite Robe Noire…Hmmm. No exactamente, aunque aún es gourmand, un tono familiar dentro de la saga, pero Black Perfecto es otra cosa. ¿Un experimento? Al menos un intento.

La primera impresión es bastante distinta del perfume de 2012, no es esa rosa burbujeante, afrutada y fresca; tampoco tiene ese fondo de patchoulí, té y frambuesa tan marcado. La primera impresión es curiosa o confusa o incómoda: notas amargas de frutas y cuero, por suerte es una confusión transitoria. Luego se vuelve un floral lánguido y aterciopelado y evoluciona con recuerdos de cuero y, sobre todo, de ante.

El perfume es, a mi modo de entender, un poco de esto y de aquello. Un poco de dulzor gourmand, un poco de rosa irisada y un poco perfume de ante con tímidos acentos oscuros de cuero. Una combinación entre Daim Blond de Serge Lutens, Ombre Mercure de Terry de Ginzburg y Love in Black de Creed. Una versión fácil de llevar de un tipo de perfume ya habitual en el sector niche.

La impresión final es que es un olor de ante empolvado, con gentiles notas de rosa y cereza. Se intentó hacer algo aquí un poco más original y arriesgado, pero no se fue muy lejos en el intento porque Black Perfecto promete ser intenso y complejo pero su textura y carácter es tímido y suave, casi como un elegante perfume floral-amaderado-almizclado. De nuevo, la opción elegida para hacer algo más cercano al gusto general vuelve a ser añadir aspectos palatables y «desmaterializar» las notas más densas y oscuras.

Flip Flop review: Aqaba Classic de Miriam Mirani

11 viernes Ago 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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aldehídos, almizcle, canela, clavo, geranio, incienso, melocotón, patchoulí, perfume, rosa, té verde

De aquellos perfumes de rosas gigantes de los 80´s Aqaba Classic (1998) tiene un aire. Entre recuerdos de Coco de Chanel, Opium y Paris de YSL y el posterior Asja de Fendi deja ver una rosa especiada, engarzada en incienso y patchoulí.

El modelo de inspiración es la rosa de Taif, una de esas rarezas cuya esencia escasea. Un tipo de rosa que a menudo se esboza en perfumería con una faceta especiada entre clavo y pimienta pronunciada; cierto que se parece en este aspecto a la damascena, que tantas veces se usa en sus recreaciones, pero la especialidad de Taif, igual que la de Grasse, tiene un algo…una ligereza, una luminosidad y una suavidad que la transforman en un olor particularmente calmante y gentil.

Es curioso como en Aqaba Classic se conjuga toda esa riqueza y saturación propia de los perfumes de décadas pasadas con ese brillo y ligereza aérea de la rosa que gravita y se expande desde el centro mismo del perfume. Es la característica más notable de esta composición la que causa admiración: esa rosa compleja, ligera, balsámica y especiada pero vivaz y fresca, femenina pero algo ingenua cuando llega a oler a melocotón, cuyo aroma produce un efecto de bienestar. Ese efecto de sentir a la vez la concentración y la relajación.

Sí, puede parecer una locura de perfume porque en él hay tantas notas y tantas referencias…pero milagrosamente encuentra el equilibrio y se desarrolla de un modo más ágil de lo esperado. Cumple la promesa de evocar la rosa de Taif, símbolo de las exquisitas rosas de Oriente, pero el perfume en conjunto es pura orientalia, una fantasía occidental que ilustra imágenes propias de un pasado idealizado a través de materiales exóticos usados en antiguas tradiciones sacras y, de fondo, la mítica figura de la Reina de Saba, inspiración última de Miriam Mirani. Así, entre los aldehídos y el pungente clavo surge un efecto ahumado: el olor del incienso consumiéndose, una imagen vívida y extraña para presentar un perfume. Las brasas se calman con la rosa, que refresca el corazón del perfume; la canela la acompaña y junto a ella casi llega a expresar el dulzor de una confitura de frutas, de hecho, una importante nota de melocotón acompaña a la flor durante un rato, hasta que el perfume cambia; la rosa se vuelve más coqueta y empolvada -recordando un poco a Paris de YSL-, se refresca y rejuvenece aún más con un toque de hojas de té y el apoyo del patchoulí que le aporta sombra y humedad. La base se va haciendo cada vez más familiar con almizcles que asoman pero aún es lo bastante rica como para mantener el carácter.

Aqaba Classic es un perfume de larga evolución y gran fijación, por no hablar de una importante proyección recomendable para quienes realmente aprecien el estilo de perfumes como Opium o Coco pero busquen algo un poco más luminoso y expansivo. También es un buen punto de partida para reflexionar sobre cómo el concepto de perfume nicho ha ido cambiando a lo largo de las décadas o, en un nivel más particular, cómo el estilo de Thierry Wasser ha evolucionado desde sus días en Firmenich cuando componía perfumes en la línea de Aqaba o Dior Addict hasta la actualidad trabajando para Guerlain en cosas como Oud Essentiel donde de nuevo aborda la orientalia centrada esta vez en la combinación oud-rosa, ahora más actual en el mercado occidental. Pero de verdad que lo mejor de todo es disfrutar del perfume, porque es de lo mejor en su estilo.

Momento musical: Nuits d´Espagne por Dalida, quien se dice que tenía Opium de YSL entre uno de sus favoritos.

Érase una vez un perfume: Oro de Roberto Cavalli.

05 sábado Ago 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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albaricoque, almizcle, canela, cedro, guayaco, iris, manzana, miel, perfume, pimienta, sándalo, Vainilla

Ya casi había olvidado que tenía aquel libro cuando, el otro día, dispuesta a cumplir con mi hábito de releer, mi atención se dirigió a él. Allí estaba, un pequeño tomo de tapas blandas con una hoja señalada.

Es curioso como cosas olvidadas pueden volver a tu vida inesperadamente y obligarte a pensar en cosas que normalmente obvias: cómo eras, cómo has cambiado y como algunas cosas siguen siendo igual que antes. Allí, olvidado entre las páginas del libro estaba un secante que ya sólo huele a libro antiguo pero que con verlo, evocó un perfume. Estaba allí señalando una página con una cita subrayada:

¿Qué son «La Tempestad», «Troilo y Cresida», «Los gentiles hombres de Verona», «Las alegres comadres de Windsor», «El sueño de una noche de verano», «El cuento de invierno»? Son la fantasía, son el arabesco. El arabesco en el arte es el mismo fenómeno que la vegetación en la Naturaleza. El arabesco nace, crece, se anuda, se exfolia, se multiplica, se vuelve verde, florece y atrapa en sus ramas todos los sueños. El arabesco es inconmensurable; tiene un inaudito poder de extensión y crecimiento; colma los horizontes y abre otros nuevos horizontes; intercepta los fondos luminosos por medio de innumerables cruces. Y, si mezcláis a este ramaje el rostro humano, obtendréis un conjunto vertiginoso; es una conmoción. Cita de Manifiesto romántico de Víctor Hugo.

Era el secante del primer perfume de Roberto Cavalli (2003), aquel de frasco estilizado y tonos plata coronado por una serpiente enrollada. Esta silueta estaba grabada en el papel y, aunque no conservaba nada de la fragancia, tampoco hacía falta. La impresión de aquel perfume aún la puedo evocar de memoria. Parecía al principio algo extraña e incluso disonante pero después era suave, afrutada y evolucionaba de un modo intrigante, con un sillage ligero y expansivo en el que se revelaban notas de cedro, almizcle y sándalo con un filo acuático. Aquel perfume era paradójico: seco pero jugoso, dulce y luminoso, con sutiles acentos de manzana fresca. Aún pienso que aquel perfume asumía ciertos riesgos y que, de alguna manera descendía de Feminité du Bois: cedro, frutas, canela…pero con un aire más juvenil.

Oro (2004) fue el capítulo siguiente, también firmado por Maurice Roucel; mismo frasco pero tonos dorados para una reinterpretación más lujosa y atemporal, pero también más caleidoscópica: puede leerse como un ámbar suave, cremoso y especiado; como un oriental amaderado con etéreo y afrutado sándalo o como un floriental en el que la glicina -esa flor que se debate entre miel, humo, pimienta y mandarina- y la freesia -apimentada y húmeda- son protagonistas, en clave delicada, sostenidas por suave vainilla, guayaco y un sutil toque meloso que redondea la base ámbar.

Sea como sea en conjunto Oro es un perfume deleitoso, con todo lo bueno y raro del primero pero más redondeado. Aquí se lee fácilmente esa nota de manzana crujiente y refrescante que a ratos juega con la faceta empolvada a traer recuerdos de la infancia, incluido un tímido recuerdo a manzana caramelizada. Esa faceta frutal está ahora más presente aún y se redondea con el dulzor voluptuoso del albaricoque y se contrasta con un frescor alimonado y floral de magnolia. Pero ninguna nota destaca encima de otra, todo está concatenado mediante matices y pequeños contrastes. Así que junto a la fruta, las especias: canela, pimienta y vainilla. El conjunto es sedoso, almizclado, cremoso, empolvado.

Ni Oro ni su antecesor siguen en producción. Sólo con paciencia pueden encontrarse en tiendas online pero catorce y trece años después siguen aportando un aura inconfundible.

Lirio de los valles y flor de naranjo para este mayo.

16 martes May 2017

Posted by Botanyuki in Usando perfume

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almizcle, flor de naranjo, lirio de los valles, madreselva, perfume

Mayo puede ser el mejor momento para llevar esos florales más suaves y sencillos de nuestra colección; tan sólo ribeteados de verde, de musgo o de algodonoso almizcle se despliegan con naturalidad y acompañan la brisa primaveral. Estos son mis favoritos:

–Muguet Blanc de Van Cleef & Arpels. Hay muchos perfumes de lirio de los valles realmente bonitos, muchos de ellos ponen el acento en el verdor, así se muestran frescos y crujientes. Este perfume de Van Cleef & Arpels no se aleja de esa idea pero tiene la peculiaridad de mostrar los distintos matices del muguet acompañados de una textura cristalina que lo hace realmente especial. Como Murmure sigo sin entender por qué lo retiraron. ¿Alguien más recuerda aquel perfume llamado Murmure?

–Le Chèvrefeuille de Annick Goutal. La gente comenta a menudo como este perfume hace pensar en el té helado al limón y es cierto que en verano muestra más ese aspecto, pero en el templado mayo es cuando mejor se aprecia su filo anaranjado reminiscente de flor de naranjo y el verdor que aporta el toque de narciso en este perfume.

–Narciso Rodriguez for Her. A veces prefiero un perfume que insinúe las tonalidades de flor de naranjo que oir la conocida melodía directamente, si además se le une la indulgencia de un almizcle ambarado ¿qué más se puede pedir?

Momento musical: Celtica de Emma Shapplin.

Flip Flop review: Versace pour Femme Oud Oriental.

11 jueves May 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, azafrán, ámbar, Heliotropo, patchoulí, perfume, pimienta, rosa, sándalo, Vainilla, violeta

Al más puro estilo perfume de diseñador Oud Oriental (2013) está hecho para gustar y ser llevado por el mayor número de gente posible. Como tal, no es un perfume de oud propiamente dicho, sólo algo reminiscente del acabado seco, amaderado y ligeramente ambarado que los perfumes occidentales inspirados en el oud suelen exhibir. Es la faceta más popular del oud en el mercado generalista lo que aquí se plasma con el singular efecto añadido de frutos secos que algunos acordes de oud muestran por intervención del patchoulí.

Unido a esa faceta oud por aproximación basada en el mínimo común denominador, encontramos lo esperable para completar el cuadro: rosa y sándalo, pero la rosa y el sándalo más etéreos que se puedan imaginar, junto a una vainilla blanca, translúcida incluso, y vagos recuerdos de almíbar. Oud Oriental se nutre más del glamour que evoca la palabra Versace y la moda por las maderas desestructuradas que de ese tradicional y precioso material que es el oud.

Este perfume es como un fragmento de perfume oriental más que una historia completa, pero lleno de pinceladas de distintos colores, agradables de por si pero que en global no termninan de formar un conjunto característico. Pinceladas que insinúan azafrán unido a un vago efluvio coriáceo, el toque refrescante de las violetas junto a sombras de verde acuoso y especiado que insinúan melón y pimienta, aportando el punto de contraste necesario para que el perfume tenga cierta sustancia.

Queda claro rápidamente que sin que aumente mucho la complejidad del perfume, lo que no van a faltar son las referencias a esto y aquello, pero todo está muy diluido. Y para completar la paleta de lo super agradable y fácil de llevar, una envoltura de heliotropo tímidamente anisado reforzando esa textura glaseada del perfume que ayuda aún más a difuminar notas y aumentar ese efecto de cosa inconcreta y lejana.

Las alusiones a las ricas especias, exóticas resinas y preciosas maderas que en las antiguas rutas comerciales se transportaban como tesoros, toda esa suntuosidad, Oud Oriental la concreta en su frasco dorado. El jugo, sin el repiquetear frutal ni el brillo ajazminado, es como un Lady Million a la oriental: etéreo, laxo e inmaterial mientras muestra un poco de todo aquello que gusta fácilmente, los matices afrutados, lo lechoso del sándalo y el almizcle, la vainilla, el contraste del frescor especiado y, acompañando ese fondo amaderado y radiante, algo ligeramente medicinal para que no se diga que no se intentó darle un toque de algo…

Si es que se le puede considerar un perfume de oud, es un oud muy fácil de llevar. Un jugo pop e incluso bonito para las chicas jóvenes que intentan distinguirse un poco de su grupo y dejar atrás la marea de florales frutales que se siguen ofreciendo sin piedad.

Entre heliotropos: Kiss me tender & Kiss me intense de Nicolai Perfumeur Createur

28 viernes Abr 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

≈ Comentarios desactivados en Entre heliotropos: Kiss me tender & Kiss me intense de Nicolai Perfumeur Createur

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almendra, almizcle, canela, cereza, flor de naranjo, Heliotropo, jazmin, perfume, rosa, Vainilla, ylang-ylang

Advertencia: De romanticismo novelesco se les podría acusar. Cada nota puede ser calificada de elección perfecta en este duo de perfumes, nada que evite hacer de ellos algo precioso y delicado que invite a la ensoñación y la ingenuidad. Induce a pensar en un ideal de femineidad propio de heroínas de novela: que pasean entre heliotropos, acompañan sus meriendas con macarons de rosas, vainilla y cerezas, mordisquean nubes de fresa mientras leen poesía y a la luz de la luna llena lloran, suspiran o esperan. Todo belleza, algo de melancolía y mucha suavidad.

El argumento central son las flores en su faceta más gourmand. Kiss me tender es un heliotropo tintado de flor de naranjo, algo más floral. Kiss me intense insiste más en ofrecernos la flor en bandeja almizclada repleta de dulces de mazapán y bizcochos vainilla bañados en Amaretto.

La estructura es clásica; un floriental al uso. El estilo fino y matizado, incluso un poco artesanal: mitad brillo de ingredientes naturales, mitad fantasía de mente creativa.

La flor de encanto victoriano que es el heliotropo, con sus recuerdos de cerezas y almendras amargas, asoma entre los pliegues de un corazón tradicional de rosa y flores blancas empolvadas: algo flor de naranjo, algo de jazmín y bastante de absoluto de ylang-ylang, culpable de ese efecto difuso de acabado anisado tan característico. La base no renuncia al dulzor balsámico concentrado del absoluto de vainilla y del opoponax -aunque la versión Intense declina hacia algo más herbal- pero hay un toque especial, un sutil efecto azucarado frutal que hace pensar en esos perfectos frutos rojos del verano capaces de ofrecer en su sabor un bocado de sol.

Ah, sí! Estos perfumes están llenos de simpáticas referencias: desde el dulce de malvavisco en la faceta empolvada, al chicle de fresa en el sutil efecto aldehídico pasando por las natillas con su sabor mezcla de vainilla, canela y limón y su cremosa textura acompañando las flores. Trío de sugerencias gustativas que, unido al recuerdo de regaliz que aporta el anís estrellado, completa un cuadro lleno de reminiscencias infantiles.

Uniendo así lo goloso con lo floral tierno, pareciera que a ramilletes de flores de azúcar decorando una tarta nupcial nos estuviéramos refiriendo. Almendras de Jordania incluidas para celebrar la ocasión, pues es la tradición.

Pero ese no es el punto final porque el brillo solar invita a soñar con tierras lejanas. Sí, la vainilla junto con el absoluto de ylang-ylang crean un aura exótico similar al de perfumes como Fleur de Comores de Maître Parfumeur et Gantier o Songes EdP de Annick Goutal. Nuestra heroína también piensa en largas travesías por mar, hacia los mares del Sur…

Sugerencia: Acompáñese de la lectura de la chispeante novela «La abadía de Northanger» de Jane Austen.

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