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Olibanum: cuaderno de perfumes

Olibanum: cuaderno de perfumes

Archivos de etiqueta: miel

Tuberosas en la biblioteca: Cèdre de Serge Lutens.

01 viernes Dic 2017

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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ámbar, cedro, clavo, miel, musgo, perfume, tuberosa

Podría ser más enigmático pero, en el fondo, Cèdre es nostálgico porque arrastra un consistente recuerdo a veteranos libros encuadernados en cuero y ese aire perfumado como de antiguo gran perfume multifacetado. El eco susurrante de otra época no desaparece, huele a polvo de tuberosa, a clavos y a ámbar aunque la principal nota sea, como cabría esperar, la madera de cedro en clave refinada.

Cuando la gente se adentra en el mundo de la perfumería niche lo hace buscando algo diferente y especial o algo perdido. Diferente al mainstream y al catálogo tradicional de los grandes nombres. Busca algo de olor único ya sea porque parezca algo innovador, porque resulte un acercamiento raro e impensado a una nota conocida o la nota misma sea realmente exótica. Y esas diferencias y esas rarezas deben ser más que evidentes y palpables para que la gente acepte el producto como propiamente niche… es una paradoja de este sector que mientras se busque lo diferente se rechace la fantasía…La perfumería nicho también tiene sus clichés pero Serge Lutens en esto de hacer ver notas perturbadoras o extrañas en composiciones exóticas nunca se ha quedado atrás como tampoco ha dejado ver con frecuencia que sus temas recogen el legado del pasado -salvo excepciones como Clair de Musc o La Myrrhe donde se lee con facilidad el legado del Nº5-; no, el arreglo de las notas suele ser tal que siempre parece totalmente original, como si partiera de cero en todo momento. Sin embargo, en los perfumes de Serge Lutens hay tanta erudición como creatividad, cosa que en Cèdre se hace ver de forma particular, como si fuera un eslabón perdido de la tradición y el saber hacer de los clásicos.

Así que acercarse a Cèdre con la expectativa de encontrar un olor a cedro moderno y espacioso basado en Iso E Super al estilo Feminité du Bois y el resto de perfumes de la serie Bois es asegurarse la decepción; probarlo esperando un perfume de crudo olor a cedro así agudo, ahumado, ligeramente animalístico y alcanforado acompañado de las consabidas especias o el frescor de los cítricos con los que tan bien combina tampoco es la mejor opción para entenderlo. Ni es cedro diáfano, ni es cedro áspero y opaco. Cèdre se basa en la versatilidad del cedro como material de la perfumería clásica y lo que resalta de su carácter no es su pungencia inical sino su cálida tenacidad ambarada.

El perfume realza exactamente esos aspectos de fondo en el cedro que recuerdan a la jara, a las viejas maderas de sólidos muebles y vagamente a cuero y a especias todo envuelto por una luminosidad melosa y un matiz floral frutal que aquí se realza con tuberosa. Una tuberosa discreta que combina muy bien con el cedro y sirve para remarcar aspectos medicinales y vegetales de la madera pero que también, por su carácter cálido, su recuerdo a clavo y esa vaguedad dulce y melosa tan suya complementa el acabado ambarado del perfume. Aquellos fanáticos de la tuberosa que esperen encontrar tras la fanfarria inicial un soliflor de tuberosa en clave oscura y pleno de voluptuosidad quizás queden decepcionados. La tuberosa aquí es un acento que redondea con sutilidad el tema principal y está lejos de la cremosidad solar o la intoxicante naturaleza de la flor. Se aprecian matices de tuberosa -y también un poco de rosa- como se podrían apreciar en una flor natural desde cierta distancia.

Partiendo de ese recuerdo a cuero y miel que tiene la propia madera, el tema que predomina en Cèdre es el ámbar. Tras la promesa de tuberosa inicial el perfume comienza a desplegar un carácter dulce a la vez que seco, con puntas de olor afrutadas, de tabaco y especiadas y con una textura entre empolvada y aterciopelada que caracterizará la composición hasta el final. Eso es básicamente este perfume: ese olor seco, ligero y dorado que el cedro como material puede aportar a un perfume convertido en tema central; y este viaje en el tiempo se completa con un discreto acabado musgoso más afrutado y sutil que los más verdes musgos del pasado porque en Cèdre no se busca la densidad de un perfume vintage. Lo que se persigue tiene un valor más atmosférico.

Si hay una palabra que pueda asociarse a este perfume es remembranza porque Cèdre recuerda a formas del pasado y es reminiscente de un chypre floral al estilo de Passion de Annick Goutal, pero hablando mediante murmullos, oscilando entre realidad y recuerdos. Para mi tiene el aire evocador de aquellos veranos de mi infancia tardía en los que leer una novela de Agatha Christie era acceder al mundo de los adultos y sucumbir al entretenimiento de la trama mientras viajaba con la mente a otros lugares y otras épocas. Ya fuera en la playa que en una terraza o en la comodidad de mi casa, sostener aquellos volúmenes con tapas duras y perderme entre las pistas de los hoy ya tan obvios Asesinato en Mesopotamia o Muerte en el Nilo era pura aventura. Pura aventura perfumada por el papel que ya había comenzado a envejecer y por los perfumes adultos que las mujeres adultas a mi alrededor llevaban entonces. Esa mezcla es para mi Cèdre y puedo imaginarme a Poirot usándolo. Al Poirot interpretado por David Suchet: sutil, minucioso, cosmopolita educado pero al mismo tiempo un tanto singular y oscuro. Ah…Bon!

Érase una vez un perfume: Oro de Roberto Cavalli.

05 sábado Ago 2017

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albaricoque, almizcle, canela, cedro, guayaco, iris, manzana, miel, perfume, pimienta, sándalo, Vainilla

Ya casi había olvidado que tenía aquel libro cuando, el otro día, dispuesta a cumplir con mi hábito de releer, mi atención se dirigió a él. Allí estaba, un pequeño tomo de tapas blandas con una hoja señalada.

Es curioso como cosas olvidadas pueden volver a tu vida inesperadamente y obligarte a pensar en cosas que normalmente obvias: cómo eras, cómo has cambiado y como algunas cosas siguen siendo igual que antes. Allí, olvidado entre las páginas del libro estaba un secante que ya sólo huele a libro antiguo pero que con verlo, evocó un perfume. Estaba allí señalando una página con una cita subrayada:

¿Qué son «La Tempestad», «Troilo y Cresida», «Los gentiles hombres de Verona», «Las alegres comadres de Windsor», «El sueño de una noche de verano», «El cuento de invierno»? Son la fantasía, son el arabesco. El arabesco en el arte es el mismo fenómeno que la vegetación en la Naturaleza. El arabesco nace, crece, se anuda, se exfolia, se multiplica, se vuelve verde, florece y atrapa en sus ramas todos los sueños. El arabesco es inconmensurable; tiene un inaudito poder de extensión y crecimiento; colma los horizontes y abre otros nuevos horizontes; intercepta los fondos luminosos por medio de innumerables cruces. Y, si mezcláis a este ramaje el rostro humano, obtendréis un conjunto vertiginoso; es una conmoción. Cita de Manifiesto romántico de Víctor Hugo.

Era el secante del primer perfume de Roberto Cavalli (2003), aquel de frasco estilizado y tonos plata coronado por una serpiente enrollada. Esta silueta estaba grabada en el papel y, aunque no conservaba nada de la fragancia, tampoco hacía falta. La impresión de aquel perfume aún la puedo evocar de memoria. Parecía al principio algo extraña e incluso disonante pero después era suave, afrutada y evolucionaba de un modo intrigante, con un sillage ligero y expansivo en el que se revelaban notas de cedro, almizcle y sándalo con un filo acuático. Aquel perfume era paradójico: seco pero jugoso, dulce y luminoso, con sutiles acentos de manzana fresca. Aún pienso que aquel perfume asumía ciertos riesgos y que, de alguna manera descendía de Feminité du Bois: cedro, frutas, canela…pero con un aire más juvenil.

Oro (2004) fue el capítulo siguiente, también firmado por Maurice Roucel; mismo frasco pero tonos dorados para una reinterpretación más lujosa y atemporal, pero también más caleidoscópica: puede leerse como un ámbar suave, cremoso y especiado; como un oriental amaderado con etéreo y afrutado sándalo o como un floriental en el que la glicina -esa flor que se debate entre miel, humo, pimienta y mandarina- y la freesia -apimentada y húmeda- son protagonistas, en clave delicada, sostenidas por suave vainilla, guayaco y un sutil toque meloso que redondea la base ámbar.

Sea como sea en conjunto Oro es un perfume deleitoso, con todo lo bueno y raro del primero pero más redondeado. Aquí se lee fácilmente esa nota de manzana crujiente y refrescante que a ratos juega con la faceta empolvada a traer recuerdos de la infancia, incluido un tímido recuerdo a manzana caramelizada. Esa faceta frutal está ahora más presente aún y se redondea con el dulzor voluptuoso del albaricoque y se contrasta con un frescor alimonado y floral de magnolia. Pero ninguna nota destaca encima de otra, todo está concatenado mediante matices y pequeños contrastes. Así que junto a la fruta, las especias: canela, pimienta y vainilla. El conjunto es sedoso, almizclado, cremoso, empolvado.

Ni Oro ni su antecesor siguen en producción. Sólo con paciencia pueden encontrarse en tiendas online pero catorce y trece años después siguen aportando un aura inconfundible.

Muselina de iris: Hiris de Hermès.

17 sábado Oct 2015

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aldehídos, almendra, almizcle, avellana, cedro, empolvado, iris, miel, perfume, rosa, Vainilla

1944_Mademoiselle_76110940_large
*Imagen de Mademoiselle Magazine (1944) via Pinterest.

¿El recuerdo de un recuerdo de un recuerdo? ¿La abstracción de una abstracción de una abstracción? Las primeras sensaciones que despierta Hiris son vagas.

De textura delicada, suave y vaporosa como velo de novia. Difuminado por un sutil tono aldehídico algo cálido y meloso. El perfume resulta cristalino, empolvado, vegetal…; lechoso, vegetal, almizclado…; vegetal, meloso, fresco. Sustancial pero a la vez ligero, evocando tonos pastel de verde celadón, blanco tiza, crema y ténue azul grisáceo.

Fruto del característico estilo infinitamente transparente de Olivia Giacobetti, Hiris (1999) es un floral de carácter suave y gran ternura en los detalles. Como otros de sus florales entraña cierta nostalgia: da la impresión de que ha sido creado para preservar recuerdos más que para promover la formación de otros nuevos. En este caso esa impresión está reforzada por el aire de bouquet aldehídico que aporta el corazón verde y fresco a base de rosa y lirio de los valles. Aún en clave de acuarela esa impronta está clara.

¿Es ese aire un ejercicio de abstracción intencional? Quizás. Lo llamativo es que, de alguna manera, parece una doble abstracción que gira en torno a la compleja personalidad de Chanel Nº19. Por un lado, Hiris en sus facetas más salientes maneja la misma dualidad de notas verdes versus notas empolvadas pero en clave más relajada gracias al acabado cremoso-lechoso que tiene el iris de Hermès. De hecho Hiris transmite claramente -incluso podríamos decir que recuerda poderosamente- el mismo frescor verde, cremoso y húmedo que comparten los productos de la línea de baño de Chanel Nº19, especialmente la maravillosa leche corporal con partículas iridiscentes que deja en la piel la sensación sedosa y fresca de un perfume suavemente persistente. Muchas personas definirán esto como una sensación limpia. Prada Infusión d´Iris bebe de la misma fuente pero no tiene la misma profundidad de notas y detalles en el iris que el de Hermès.

Por otra parte aunque Hiris incide más en el carácter aldehídico -sin recrearse en la pungencia- sigue pareciendo un ejercicio de abstracción de esa parte difícil de ver que el Nº19 absorbe de los clásicos perfumes aldehídicos florales para construir una faceta de su singular carácter: vizaz y sin efecto aldehídico distinguible. Así Hiris, en una lectura rápida, exhibe el carácter atemporal propio del iris.

Con una segunda mirada se puede percibir como entrelazado con las capas de frescor rosado y vegetal late algo tierno y maternal. Tradicionalmente, el iris, por su faceta empolvada, genera con facilidad la sensación de protección o refugio que, en última instancia, remite al regazo materno. Ese aspecto confortable que mucha gente encuentra en los perfumes empolvados cuando les remiten a la infancia también lo tiene Hiris pero expresado con matices menos evidentes.

En sus facetas más suaves y tiernas el iris puede ser como una flor a medio camino entre la rosa y la flor de naranjo con inflexiones de vainilla, casi como el guisante de olor. O puede ser ligeramente frutal y almizclado como la cabeza de un bebé durante el período que va desde el nacimiento hasta el cierre o fusión de las fontanelas. O tener inflexiones palatables de azúcar, de pan tierno, de leche, de almendras verdes o de avellanas tostadas.

Pan, leche, vainilla y almendras son un conjunto de matices gustativos elementales en el universo infantil. Y es lo que esconde Hiris entre notas de vegetales húmedos y flores frescas.

Esta faceta almizclada-gustativa materno-infantil es una cosa super tierna pero el contraste con las capas de frescor verde y crujiente puede encerrar otra idea aún más tierna. La imagen de los niños repollo que en Francia era una idea popular que explicaba lo mismo que la llegada de la cigüeña: el nacimiento de un niño. Hace ya muchos años en España tuvieron su momento de gloria las muñecas repollo: muñecas super perfumadas que dormían en un repollo igualmente bien perfumado. Hay algo del olor de aquellas muñecas en Hiris.

Pan, leche, almendras, muñecas…Lo interesante de Hiris es que lleva la ternura intrínseca del iris al terreno del nutrimento más básico y, por ende, al terreno del apego. De un modo diferente a como lo hace Bois Farine de L´Artisan Parfumeur pero con ese mismo temperamento adorable.

Realmente el iris se presta a este tipo de composiciones aunque no sea lo más habitual. De hecho estos matices menos evidentes: lechosos, azucarados o con recuerdo a frutos secos son propios de la mantequilla de iris. Olivia Giacobetti, fiel a su estilo, usó la lupa de aumento para poner estas facetas más tímidas al mismo nivel que las otras más conocidas. Por eso y por su poderosa nota vegetal se distingue Hiris.

Para terminar, el vals: Once upon a December de la película animada Anastasia.

hiris

Evocando con trazos suaves: Eau de Narcisse Bleu de Hermés.

24 lunes Nov 2014

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almizcle, ámbar, bergamota, gálbano, iris, limón, miel, narciso, neroli, perfume

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Herminia y Lisandro –El Sueño de una Noche de Verano– de Jonh Simmons .Via Tony Kospan blog.

Algo impalpable pero palpitante es el perfume y, como las metáforas, en ciertos momentos permite que la realidad más prosaica sea sólo otra parte más de la realidad dejándonos ver que en la vida no todo son certidumbres. Pero no todo el mundo acepta que haya parcelas sin sentido como también hay quien no desea vivir en otra área que esa. Entre ambos extremos se puede encontrar el modo de que la experiencia sea más rica y reconfortante.

Quizás sean sólo momentos breves pero son muy importantes porque nos brindan la ocasión para sentirnos agradecidos por la oportunidad de haber disfrutado de la belleza de la vida. Para poder decir que mis ojos han visto…

No hay poemas, libros, cuadros, canciones, películas…obras en general que me apasionen más que aquellas que son un canto a la vida. Creo que es fácil caer en la trampa de pensar que sólo lo más retorcido es profundo, de hecho creo que cuando somos terriblemente jóvenes o viejos y tenemos poca experiencia o demasiada con los desengaños de la vida podemos quedarnos perdidos en esa niebla densa que es el cinismo. Y no es fácil abrirse paso en ella si no queda un mínimo de buenos deseos en el fondo del ser, pero los buenos deseos siempre hay que alimentarlos, como cualquier otra cosa en la vida no se puede dejar descuidada y esperar que se mantenga totalmente fresca mientras el tiempo pasa. Así que la creatividad empeñada en hacer entender las cosas de manera diversa, mostrando alternativas, dejando ver otras facetas de la vida, es decir, aquello que entra de lleno en el mundo de la imaginación tanto como en el de la comprensión, es como un alimento esencial del que siempre hay que tener guardado algo por si fuera el caso. Estoy hablando de la capacidad de una obra -sea del género que sea- para crear una experiencia visual en la cabecita de quien no la ha creado.

Actualmente en la literatura de la perfumería nicho el intento por crear imágenes saturadas es la tónica general: los productos se presentan al público como algo muy sofisticado. Es lo que toca, hace décadas lo apreciado era lo anecdótico: frascos de un ingrediente que por accidente caían en otra fórmula o asistentes que interpretaban mal la fórmula y añadían una sobredosis de algo que ¡voilá!, hace surgir la magia del perfume. Sea como fuere, pocos perfumes finalmente transmiten algo más que una sensación «cosmética».

Pero lo cierto es que crear imágenes potentes, que arraiguen en la mente, inquieten o embelesen es otra cosa. Hace falta un empeño en crear de verdad, hacer el esfuerzo de crear que implica también el esfuerzo de ofrecer. Para crear un perfume de verdad hay que esmerarse en conseguir una estructura sólida y un desarrollo con notas en equilibrio y gran sentido del refinamiento. Esa es la manera de que el perfume sea una invitación a los sentidos, a estar más despierto, elicitando nuestro sentido de la curiosidad.

Sin embargo, lo que la literatura de la perfumería suele dejar de lado realmente es aquello que constituye el meollo de la cuestión en términos creativos pero, en ocasiones, alguien se atreve a decir algo más de su método de trabajo o de su idea, algo que permite entender lo que señalaba antes: que en la creación hay un importante componente visual.

Jean Claude Ellena señaló como punto de partida para la creación de Eau de Mandarine Ambrée y Eau de Narcisse Bleu de Hermès un verso que dice La terre est bleue comme une orange, celebérrima frase que encabeza un poema de Paul Eluard y sintetiza el canon del Surrealismo como movimiento artístico:

La tierra es azul como una naranja
No es ningún error las palabras no mienten
Nos obligan a cantar
Y en vez de oirse unos besos
Unos insensatos amores
Su boca de alianza
Tiene todos los secretos todas las sonrisas
Y tan indulgentes vestidos
Que se le creería del todo desnuda.

Las avispas florecen de verde
El alba se coloca en torno al cuello
Un collar de ventanas
Y las alas envuelven a las hojas
Tú tienes toda la alegría solar
Todo el sol de la tierra
Sobre los caminos de tu belleza.

(Si podéis leer en francés, consultad la versión original aquí porque algo se pierde en la traducción)

Si Eau de Mandarine Ambrée ofrece la redondez pulposa y festiva del aroma anaranjado de la mandarina, dando olor a la faceta más vitalista y solar del poema de Eluard, Eau de Narcisse Bleu apela su poética fantasiosa y elusiva, aquella que se interpreta cuando sabes que tus ojos han visto…El azul como color para lo onírico traído desde la naturaleza…y sí, yo diría que hay cierta conexión con el complejo perfil de L´Heure Bleue de Guerlain. Algo que no se limita al poder evocativo de una idea infinita gracias a las sensaciones azules, sino que conecta en términos de olor.

Ese vínculo no es evidente de primeras y eso es porque lo prevalente en Eau de Narcisse Bleu es la estética fresca y fluida de una Cologne tradicional, llena de penetrantes matices cítricos. Hay casi un acabado natural que hace pensar en el aroma divino que desprende la ralladura fresca de un limón de invierno. Así tan ligera y llena de matices que vivifica.

Paradójicamente, la vivacidad de ciertos elementos no distorsiona la sensación general de que el perfume ha sido construido con trazos suaves, dejando ver seminotas escondidas y profundas que van transformándose en algo cada vez más floral, dulce y terso. También más oscuro, silencioso y vegetal. A veces parece feérico, hace pensar en un bosque encantado escondido tras la frondosa maleza.

No todos usamos los perfumes frescos en verano, algunas personas realmente disfrutamos de los olores cítricos en invierno porque su presencia patente y recatada invita al recogimiento, porque su viveza y color invita a pensar en el sol de verano o porque en el fondo es como un perfume íntimo que ofrece otra manera de afrontar el frío. Esta cualidad serena y confortable es algo que en mi opinión Jean Claude Ellena también hizo brillar en otro par de perfumes frescos y de sabor original como son Angéliques sous la Pluie de Frederic Malle y Eau de Gentiane Blanche de Hermès.

En términos de olor Narcisse Bleu preserva el carácter clásico y vitalista del género que representa: la Cologne, pero al contrario que las composiciones tradicionales, aquí la tensión entre notas va en aumento sin que haya mucha variación en la sensación de volumen. Comienza con una compleja nota cítrica de limón cristalino que por un lado evoluciona hacia un nerolí herbal, aéreo y frágil mientras, por el otro, se vuelve más verde, frondoso y resinoso. Estos matices se bifurcan y a la vez se unifican creando una intensa veta herbal, casi amarga y astringente, que en ciertos momentos te transporta a un campo cuajado de manzanilla silvestre y en otros crees estar en la antesala del bosque encantado. Gálbano. Petit grain.

El cuerpo de Narcisse Bleu muestra un tono decididamente más floral, aunque en conjunto el perfume puede definirse partiendo de un eje cítrico, envuelto en notas verdes y aromáticas, flanqueado por facetas casi animalísticas pero muy tersas de heno y miel. Sin embargo, las sensaciones florales que despliega el corazón del perfume son complejas: podemos sentir el verdor agudo del jacinto, el recuerdo a violetas de la reseda e incluso asoman aspectos de guisante de olor, rosas y albahaca. Todo muy fresco, a veces helado, pero finamente empolvado con toques suaves y vainillados de heliotropina. También el iris es importante, a ratos recuerda al seco y harinoso iris de Bois Farine, otras es como un iris dulce y ambarado reforzado por ese tono meloso de cera de abejas tan característico del narciso; finalmente desemboca en ese iris-violeta almizclado que domina la fase final del perfume y es capaz de conjurar el azul de ensueño y fantasía.

Sin embargo, en el fondo, lo más fascinante es que Eau de Narcisse Bleu es un ejercicio de estudio detallado y minucioso de un material tan querido por muchos perfumistas como es el narciso, especialmente el absoluto. Es difícil no encontrar esta nota directamente o sugerida en varios de los perfumes que Jean Claude Ellena hizo para Hermès. En Eau de Narcisse Bleu lo que más relevancia tiene es la tensión entre la faceta floral y la verde del material aprovechando su capacidad para introducir un frescor profundo en las fórmulas como punto de unión. De la naturaleza a la fantasía; del verde al azul; de la flor al tallo, del tallo a la raíz, de la raíz a la tierra y de la tierra a lo profundo del bosque con una sucesión de olores delicados que invitan a pensar en otras cosas, cosas evocadoras que el ojo no ve directamente y las metáforas pueden hacernos sentir.

Mis ojos han visto…decía aquella canción de finales de los 80´s del a veces infravalorado grupo A-ha: Out of blue comes green.

Otoñal: 1270 de Frapin.

14 martes Oct 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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cacao, café, Cashmeran, guayaco, haba tonka, miel, perfume, roble, siempreviva, té, Vainilla

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Tardes de otoño de mi infancia, tardes violetas y anaranjadas, en las que no tenía conciencia del tiempo, se quedaron ancladas en mi memoria  como imágenes prístinas como el cristal. Tardes bañadas por la dorada tibieza otoñal con el dulzor seco del aire impregnando cada momento. Y sobremesas alargadas hasta la merienda y café y chocolates y muchas palabras.

Aquella comodidad de las conversaciones fluidas de mis mayores recordando anécdotas mientras al otro lado del cristal llovía sin cesar. Tazas humeantes desprendiendo intensos y profundos aromas acaramelados o finos efluvios herbales ligeramente amargos. Aquello aún es para mi un modelo de confort que atesorar con celo…Y cada año, cuando de súbito comprendes de nuevo que el verano se fue definitivamente, mientras comienza octubre y regresa la lluvia, algo como un fugaz despertar, como una ventana abierta a otro paisaje, se produce de nuevo en la mente. Un reencuentro.

Es un ciclo que pauta el transcurso del tiempo. Una sensación necesaria porque ¿Quién no quiere cada año probar los higos tardíos y las uvas frescas, tomar crema de calabaza y castañas o manzanas asadas? Hay algo muy reconfortante en esta repetición porque esa repetición se convierte en un anclaje y es que, en el fondo, todos comprendemos que las estaciones no duran tanto. Esos anclajes crean la ilusión de un tiempo dilatado mientras el reencuentro con la nueva estación es un recuerdo y un aviso de que seguimos viendo las cosas pasar a una velocidad vertiginosa.

Los olores de cada estación pueden ser un anclaje poderoso. Hay quien es más sensible a la primavera, quien lo es al verano o al invierno…, personalmente siempre he tenido preferencia por el otoño pese a que necesito sentir y vivir todos los cambios de las estaciones: el olor a tierra húmeda, a hojas secas, a madera, los sabores tostados y acaramelados de las cosas que horneamos y el toque sabroso del té kukicha que resulta especialmente reconfortante en esta época del año vivifican tanto que aportan solidez a mi rutina; es esa sensación de vínculo con la tierra, esa sensación de inmanencia lo que más me fascina y me ayuda.

Anclamos momentos porque necesitamos ritualizar el tiempo -nuestro tiempo- para tener mayor consciencia del mismo. Hay quien es muy meticuloso y constante con sus rituales y sistemáticamente cambia la decoración de su casa o enciende a diario una vela mientras escribe una carta, hay quien opta por acciones más orgánicas y cambia radicalmente sus comidas según la estación pero, al final, sea de una forma o de otra, la conciencia del tiempo -o la falta de ella- determina nuestra propia conciencia más de lo que podamos creer; mantiene nuestra mente más flexible y por ende nuestra capacidad de organización para llevar a cabo tareas diarias.

De algún modo resaltar la conciencia del tiempo es también alimentar nuestra memoria, un proceso complejo sin el cual perderíamos nuestra capacidad de aprendizaje y, más aún, nuestra propia identidad. Podríamos decir que guardamos episodios de nuestra vida por fases que según van asentándose como recuerdos creando los ciclos de nuestra vida a lo largo de los cuales también encontramos constantes : los anclajes, muchos de los cuales se formaron en nuestra infancia. Música, libros, películas, objetos cotidianos, olores, sabores, paisajes, paisanaje…vivencias varias.

Para algunas personas los olores tienen mayor relevancia en este proceso, formando desde edades muy tiernas imágenes vívidas que no se pueden disociar de ellos, esto suele ir parejo a una mayor sensibilidad a los cambios en la naturaleza o el entorno en general de manera que, los olores del contexto son siempre un signo de algo y, a veces, un símbolo. Particularmente en otoño, cuando el aire rezuma el perfume intenso de tierra húmeda, de maderas, de frutos más dulces, de miel fresca …así, algunas personas sienten que si no van al bosque a oler el otoño o pasear cerca del mar para palpar cómo cambia su olor cuando el aire se enfría se están perdiendo algo. Estas personas -entre las que me incluyo- tenemos preferencia por los olores amaderados, especialmente por los chypre, porque nos recuerdan esas experiencias en el bosque o en la orilla del mar.

Pero mientras el exterior nos recuerda el paso del tiempo, la casa se refuerza como refugio y los olores gustativos de bebidas calientes o alimentos nutritivos también se vuelven más reconfortantes. Son dos facetas del otoño y nuestros perfumes también pueden reflejar esa predilección a través de las fragancias gourmand, especialmente aquellas que despliegan una paleta más madura al paladar: café, chocolate, licores varios, miel, frutas escarchadas, jengibre confitado, frutos secos…

En esa gama de olores otoñales suaves, envolventes y a la vez profundos para mí 1270 de Frapin lo armoniza todo. Amaderado, balsámico y gustativo trae consigo el recuerdo de los olores de las sobremesas -eterna tradición de familia- y, con ellos, la idea de refugio, de otoño, de niñez, de madurez, de paso del tiempo, de nutrimento, de finitud e infinitud todo junto. En resumen, de identidad personal.

Es oscuro pero ligero, sutilmente terroso. Rico en notas amaderadas balsámicas con recuerdos de hojarasca, roble y cuero, gracias a una buena dosis de haba tonka y guayaco. Está recubierto de un dulzor bueno, acaramelado en ciertos momentos, pero sobre todo meloso que armoniza muy bien con el discreto tono floral que recuerda vagamente a la flor de tilo. Puede percibirse con claridad la delicada faceta de té y licor que aporta la nota de siempreviva, clave en esta fragancia para contribuir a un tono ambarado refinado que se complementa con la vainilla y la miel. Cuando el perfume va llegando a la última fase de evaporación comienza a aclararse y a volverse mucho más suave y cremoso gracias al toque empolvado del cacao que se mezcla con el cashmeran y la vainilla. Pero antes de esa base suave hay una nota oscura y almizclada que destaca en el perfil junto a la siempreviva: el café, bien acompañado de matices de tabaco y miel, bien unido a un tono licoroso u oscureciendo la faceta maderada-vainillada.

Con todo, el perfume parece tener la dosis justa de riqueza para transmitir más una sensación hogareña que opulenta. Es precisamente esa capacidad para crear una sensación de ambiente más que de perfume lo que hace singular a 1270. Cuando el perfume se lanzó por primera vez al mercado en 2002 detrás estaba la idea de una casa de gran tradición en la producción de cognac como es Frapin buscando recrear los olores relacionados con el mundo del cognac. Sidonie Lancesseur fue la encargada de reformular el perfume para su relanzamiento en 2010 y aunque yo nunca tuve la oportunidad de probar la fórmula original porque siempre lo encontraba agotado, cuando preguntaba sobre él recibía repetidamente una respuesta parecida con referencias a un espacio interior dominado por la idea de comodidad que traen los olores de licor, chocolate, caramelo, etc. Esa sensación se mantiene, sin duda, y creo que es su rasgo más atractivo y poderoso.

Momento musical: Otoñal de Raúl di Blasio.

1270

Mítico azahar: Narciso Rodríguez for Her

29 viernes Ago 2014

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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albaricoque, almizcle, ámbar, flor de naranjo, miel, narciso, osmanthus, patchoulí, perfume, Vainilla, vetiver

NfH

Los perfumes míticos. Una de las obras de la literatura universal lleva en su título la referencia a lo infinito: Las Mil y Una Noches. Su estructura laberíntica de relatos dentro de relatos que se cuentan noche tras noche refuerza esa idea de algo interminable e inabarcable. Una antigua superstición decía que quien intentara leer el libro completo se volvería loco, advirtiendo no sólo sobre la imposibilidad de saberlo todo sino también del peligro que supone intentar saberlo todo: en el intento te pierdes. Pero precisamente esa sugerencia de cosa infinita es lo que hace que la obra parezca mágica generación tras generación.

Hay perfumes que ejercen un fuerte atractivo en un gran número de personas; son perfumes que las personas huelen y desean al instante. Perfumes que terminan siendo míticos porque generación tras generación siguen sugiriendo, siguen siendo mágicos. ¿Qué los hace tan poderosos? Seguramente no sólo el tener una gran armonía, un carácter definido o un sillage maravilloso sino también una cualidad elusiva y flexible por la cual el perfume pueda leerse de múltiples maneras con facetas complejas y profundas que parezcan historias en sí mismas y hagan que el perfume parezca infinito.

Para que esto se cumpla el perfume debe dejar espacio a la imaginación y eso implica abstracción. Las flores en singular tienen ya un marcado significado social: las violetas son tímidas y discretas, el jazmín es sensual, las lilas son románticas…por el contrario, los perfumes abstractos dan más margen a la interpretación y según cómo se lleven pueden hacer brotar unas palabras u otras.

Hay dos formas muy básicas de conseguir esa abstracción:

-Rebajando las facetas más características de un olor bien componiendo con ingredientes muy abstractos, bien usando ingredientes que permitan difuminar notas. Ocurre con los aldehídos alifáticos.

-Poniendo énfasis en notas que son difíciles de describir porque no hay más referencia para definirlos que ellos mismos, como es el caso del almizcle y del ámbar gris.

Narciso Rodríguez for Her ( 2003 Christine Nagel, Francis Kurkdjian -frasco negro- ) une ambas y su nivel de abstracción es lo suficientemente alto como para que pueda resultar difícil de clasificar. Con frecuencia se lo considera un chypre moderno (neo-chypre o pink chypre) y, en cierto modo, es asÍ: una evolución de perfumes basados en patchoulí y Hedione al estilo Knowing de Estee Lauder. Pero también, muy en el fondo, este perfume es un gran juego de armonía entre almizcles blancos y un acorde de ámbar moderno, radiante y refinado, que no renuncia a ciertos rasgos de carácter como el tono vinoso, el halo afrutado o el acabado empolvado.

La inspiración. Dicen que el punto de partida del perfume fue un aceite perfumado tipo almizcle egipcio llamado Abdul Kareem Oil que la musa de Narciso Rodríguez, Caroline Bessette-Kennedy, acostumbraba a usar. Uno de esos aceites que se venden en mercadillos o en tiendas New Age que pueden ser tan asequibles como encantadores.

El llamado almizcle egipcio está enraizado con tradiciones antiguas, con fórmulas de aceites perfumados que servían para hidratar y desodorizar la piel e incluían notas de rosa, patchoulí, eucalipto, jazmín y de algún modo almizcle (animal, vegetal o recreado). Actualmente se formulan con almizcles blancos producto de síntesis o con almizcles vegetales y se caracterizan por un olor limpio, suave, y ligeramente floral que evoca la sensación de piel limpia. Es difícil que no atraigan la nariz.

Al contrario que los perfumes basados en almizcles blancos como White Linen de Estee Lauder donde el efecto detergente es reconocible, en la fórmula del almizcle egipcio ese aspecto más áspero está muy suavizado -que no erradicado- dejando que prevalezca la faceta más ambarada y floral de los almizcles blancos.

El perfume. De alguna manera, Narciso for Her apareció en el momento perfecto con las características ideales. Ha cosechado un buen éxito desde entonces. Hoy sigue siendo uno de los perfumes que más atrae: cuando se huele en otra persona es difícil moderse el labio para evitar preguntar ¿qué perfume es?. Pasó la prueba de fuego de superar las características de su tramo y se convirtió en fuente de inspiración de otros perfumes como Lovely de Sarah Jessica Parker, Idylle de Guerlain, Carven Le Parfum o incluso el más austero y fresco L´Humaniste de Frapin por citar a algunos.

Sin embargo, la parte floral del perfume recuerda bastante a La Chèvrefeuille de Annick Goutal creada en el 2002 por Isabel Doyen. Ambos perfumes comparten la faceta cítrico-rosada, el aspecto meloso como de flor de narciso y el toque ajazminado; si bien el perfume de Annick Goutal es una fantasía en torno a la madreselva que tiene un acabado menos dulce que el Narciso Rodríguez que ahonda más en el recuerdo anaranjado del azahar, con un toque frutal y vinoso muy abstracto de osmanto. A veces también recuerda al pittosporum y, un poquito, a las lilas por el aspecto etéreo y acuoso. Ambos perfumes presentan una fantasía floral, pero en Narciso for Her el tema es más abstracto y el efecto final que busca no es tanto recrear la flor como una sensación floral, especialmente ese sensual frescor radiante tan característico de la flor de naranjo.

Pero a diferencia del resto de perfumes que están en esa gama de olores, Narciso for Her tiene tres características que lo hacen sobresalir. Una es su sillage sutil pero brillante. Otra es conseguir crear una ilusión poliédrica, casi esférica, gracias a la perfecta armonía entre facetas. Y, por último, su capacidad para evocar lo táctil no sólo recreando la sensación de olor a piel limpia sino sobre todo siendo capaz de expresar esa carnalidad propia de los aceites perfumados. Quien esté acostumbrado a los aceites de masaje o a perfumarse con aceites secos entenderá rápidamente lo que quiero decir; estos productos se funden con el olor natural de la piel y liberan su perfume lentamente, capa tras capa, formando un olor único y aparentemente uniforme pero con facetas profundas que emergen gracias al calor de la piel. Ese logro quizás sea aún hoy su mayor atractivo.

El viejo reloj: Rose Barbare de Guerlain.

02 lunes Sep 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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aldehídos, almizcle, fenugreco, Hedione, miel, patchoulí, perfume, rosa

time

Rose Barbare. A priori no parece que haya atisbos de barbarie en este perfume de rosa sublime. Pero quizás fue esa la intención final para capturar la magia de la rosa: crear un oximoron.

Al escribir una revisión mi primer objetivo es entender el perfume y, después, poder plasmar esa idea de la forma más plástica que se me ocurra pero, hasta que no tengo la sensación de que las piezas encajan no edito la entrada, lleve el tiempo que lleve pensando en el tema. A veces días y semanas, a veces meses y, en ocasiones, dejo reposar tanto las cosas que las muestras quedan olvidadas hasta que algo las rescata del olvido. He pasado tiempo pensando en cómo hablar de este perfume…

Una vieja canción de Alla Pugacheva El antiguo reloj tiene la culpa de que haya vuelto a este Guerlain tiempo atrás abandonado. La interpretación contenida pero precisa que hace la propia cantante y, sobre todo, el ritmo complejo que texturiza la melodía me hicieron pensar en Rose Barbare. Muchas canciones eslavas siguen el patrón de combinar un dinámico ritmo binario y una melodía compuesta con tonos melancólicos. Es un modo de hacer muy característico e infalible porque no te puedes sustraer de esa contradicción. En El antiguo reloj no existe un sólo ritmo con tempo único, ahí está la cuestión, sino una superposición. La letra utiliza el reloj como metáfora del corazón: el reloj que sigue con su tic-tac cuando la casa está sola, que alborota de alegría cuando él vuelve, que sigue siempre con su tic-tac mientras el tiempo pasa inexorablemente…

La cuestión es que Rose Barbare (2005) es en cierto sentido un viejo reloj marcando ritmos intrigantes. La filiación está clara desde el principio, es una modernización del género chypre auxiliada por el carácter más floral y radiante de los perfumes cuyo núcleo es una combinación de patchoulí+Hedione, al estilo Knowing de Estée Lauder, Aromatics Elixir de Clinique o Paloma Picasso. Pero es difícil no pensar en la sensación de contradicción que surge al contrastar un nombre que denota una declaración inmediata de intenciones con el aura de clasicismo refinado que emana esta rosa melosa de suave acabado chyprée.

Lo más singular del perfume es el timbre aparentemente luminoso pero en el fondo lleno de sombras. Como en otros perfumes creados por Francis Kurkdjian el aspecto ambarado funciona de la forma más tradicional: como unificador de notas pero, la tersura y el acabado radiante que en principio volverían ingrávidas las notas florales llegan a crear una sensación de densidad viscosa un tanto inquietante. Esta solidez tan terrenal de Rose Barbare contrasta con la personalidad expansiva y perfumada de Nahéma, el otro gran perfume de rosa de Guerlain, si bien ambos coinciden en invocar la imagen persistente de una rosa casi magenta (aka casi retro), algo aldehídica y empolvada, con una faceta de melocotón importante. Pero mientras en Nahéma el melocotón es como mermelada de frutas exóticas, en Rose Barbare sigue la ruta melosa.

Hay un extra de riqueza en esta rosa: un toque gourmand refinado. La combinación de un patchoulí super fino que recuerda al chocolate de pimienta, el fenugreco que tiene matices de avellana y la cremosidad de la vainilla crean un efecto bombón. Lejos de parecer demasiado, todo está perfectamente acompasado, unificado por un gran sentido del equilibrio.

Por otro lado el patchoulí contribuye a que la rosa respire y tenga una cualidad tridimensional. Este relieve que parece dar la ilusión de grandes pétalos de rosa aterciopelados es un rasgo distintivo de su estética retro-chic: los perfumes vintage a menudo tienen ese aspecto de flor preservada en su interior, incluso cuando son fantasías, parece que aún retienen un pálpito de vida y, creo que ese toque manierista es, en el fondo, el elemento bárbaro en el perfume. El tic-tac.

Laberinto Fu: La rentrée.

15 jueves Ago 2013

Posted by Botanyuki in Laberinto Fu

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miel

miko-ad

Septiembre se acerca más rápido de lo que parece y con él, de nuevo, un cambio estacional. Entre las muchas cosas que esto implica está el hecho de que la piel y el cabello se deshidratan y, de cara al frío del invierno, se hacen más débiles; es importante fortalecer nuestro organismo cuando está finalizando el verano y planificar un poco qué medidas tomar al respecto. Vamos a ver algunos consejos.

El cabello se estropea bastante en verano y a principios de otoño comienza a caerse de manera escandalosa así que fortalecer la fibra capilar con nutrientes no viene nada mal y una de las mejores curas es la levadura de cerveza. Se pueden comprar comprimidos y comenzar a principios de septiembre con el tratamiento aunque yo prefiero el producto en escamas porque lo utilizo como aderezo…,mezclo un par de cucharaditas de la levadura de cerveza con medio aguacate, la pasta resultante untada sobre un par de tostadas de pan oscuro de cereales es mi cena durante el mes de septiembre. El aguacate es muy saludable: contiene ácido oleico por lo que ayuda con el colesterol, pero también es un importante antioxidante con vitaminas (C, E y B6) y potenciador de la producción de colágeno así que resulta todo un superalimento para piel y cabello.

Otro de mis trucos favoritos para nutrir el cabello es mezclar en un recipiente una cucharada de acondicionador (Jo Hansford Everyday Condiotoner es el que uso) con otra de miel y una gota de aceite esencial de ylang-ylang y aplicarlo como mascarilla antes del último aclarado, dejándolo actuar entre 45 ó 60 minutos tras envolver el cabello en papel film y encima una toalla. La miel aporta muchos nutrientes al cabello, entre ellos vitamina B- y lo suaviza. Luego se aclara normalmente con agua tibia y un último chorro de agua fría para dar más brillo aún.

También se puede usar una mascarilla pre-lavado a base de aguacate o incluso las dos si el tratamiento tiene que ser extra. La receta es sencilla: a medio aguacate maduro (usad uno entero si lo consideráis necesario) añadir una cucharada de aceite de almendras o de oliva y mezclar bien. Humedeced un poco el cabello y masajear el producto por todo el largo de vuestro pelo, insistiendo en las puntas. Cubrid con papel film o un gorro de ducha, aplicad 3 minutos de calor con el secador y envolved la cabeza en una toalla para retener mejor el calor. La mezcla tiene que estar un mínimo de 20 minutos y podéis enriquecerla con una yema de huevo o con tres gotas de aceite esencial de lavanda que va muy bien para el pelo.

Pero la piel también necesita un plus en esta época. La mascarilla reguladora de propóleo que Apivita vende en monodosis es un producto formulado para pieles grasas pero, en realidad, porque el propóleo tiene propiedades antibióticas, es un producto a considerar para preparar la piel de cara al otoño (y la primavera), no es cuestión de abusar de ella sino de aplicarla de forma puntual de una a dos veces -durante las dos semanas previas o la semana antes y la semana después del cambio de estación-, si tenéis la piel mixta o normal este producto os sirve para descongestionar un poco la piel. Además suaviza.

Pese a todas las desmitificaciones que han sufrido las bayas de goji, quizás porque se les atribuyeron primero propiedades milagrosas, son un ingrediente importante en la dieta para tonificar vuestro cuerpo y reforzar el sistema inmune, pero en vez de comerlas os invito a que con ellas preparéis una infusión -como si fuera menta o manzanilla- para beber al desayuno, a media tarde o como gustéis. Quizás esta bebida no sea la fuente de la eterna juventud pero sí una poderosa fuente de hidratación para la piel, además contiene vitaminas de grupo B y C. También van muy bien para tonificar el cuerpo en caso de catarros o gripe, sobre todo cuando se añaden al caldo tres o cuatro minutos antes de retirarlo del fuego.

Además de los alimentos ricos en principios antioxidantes tomar un complemento nutritivo que ayude a mantener la elasticidad y densidad en la piel es un plus de tratamiento de cara al invierno. Yo llevo tomando extracto de Pygnogenol de Pharma Nord desde finales de septiembre hasta casi finales de noviembre durante varios años, como es algo más junto con la dieta pre- otoñal evaluar el efecto de este producto de forma independiente me resulta imposible, pero de no tomarlo a tomarlo encuentro una diferencia importante: mi piel gana luminosidad cuando lo añado a mi disciplina de la rentrée.

Estos son mis rituales favoritos, espero que alguno os resulte útil pero, por el momento, sigamos disfrutando de las bondades del verano. Os dejo un clásico: Right here waiting for you de Richard Marx, ideal cualquier época del año.

Del lino fresco a la piel limpia: White Linen de Estée Lauder.

05 lunes Ago 2013

Posted by Botanyuki in Ensayos, Revisiones de perfumes

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aldehídos, almizcle, ámbar, jacinto, lilas, lirio de los valles, miel, perfume, rosa, vetiver, ylang-ylang

white-linen

La ropa perfumada es una antigua tradición oriental, de hecho, a veces, la única forma de perfume tolerada socialmente. Tradicionalmente estos saquitos aromáticos escondidos entre capas de tejidos no sólo perfumaban, también espantaban insectos y demonios o representaban prendas de amor. Como fuere, perfumaban la fina seda, el tejido que mejor retiene y abre los aromas. Tener capacidad para mantener un buen olor, rico y agradable, en la ropa era indicativo de alto estatus.

Todas las sociedades manejan este tipo de códigos. En la Península arábiga se sabe que alguien es de buena familia cuando a su paso deja una estela de aroma natural a incienso de oud. Los baños de incienso son otro modo de perfumar piel y ropa.

Pero cada lugar y época tiene su estilo. En Occidente es el lino limpio y fresco el que adquiere estas connotaciones, especialmente desde la Edad Media. A lo largo y ancho de Europa encontramos diferentes recetas para perfumar el lino que forman parte de tradiciones familiares o locales, aunque entre la nobleza capaz de permitirse materias de importación, siempre aparecen el iris de Florencia o la rosa y la lavanda de Provenza.

Christine de Pizan escribe La Ciudad de las Damas (1405) movida por el deseo de demostrar que en las mujeres existe tanta virtud como en los hombres y argumenta con distintos ejemplos. En su disertación con la Dama Rectitud hace una recopilación de los quehaceres de las buenas esposas, entre los que se encuentra mantener el lino blanco y con agradable olor.

No es hasta entrado el s. XX que las prendas dejaron de ser pesados ropajes. Durante siglos anteriores los elaborados vestidos de lana, seda y brocados sólo se ventilaban; mientras las prendas de lino se usaban como ropa interior y se lavaban con frecuencia. El enjuague con agua olorosa era un modo de dar buen olor a la ropa, los saquitos perfumados y las hierbas aromáticas era la otra forma.

El lavado podía llevarse a cabo añadiendo hierbas al agua que ayudaran a desleir la suciedad como la Flor del Jabón ( Saponaria officinalis) o mezclando agua de rosas con agua común y algunas especias para conseguir agua dulce con que aclarar las prendas. En Sicilia era el agua de azahar lo que más se usaba mientras que sumergir el lino en agua hirviendo con raíz de iris para conseguir un fino aroma a violetas era prácticamente privilegio de reyes. Lavado el tejido, se guardaba en arcones de cedro con saquitos de seda que contenían mezclas aromáticas como pétalos de rosa con lavanda, albahaca, benjuí, almizcle y clavo o polvo de iris con anís. Así se conseguía mantener un olor dulce.

Un buen olor corporal era signo de salud, virtud y poder. Pomos de olor, saquitos, polvos de iris, ropa bien lavada, ramilletes de hierbas aromáticas prendidos de la ropa, guirnaldas de flores, agua de rosas con que refrescarse…todo contribuía para oler mejor en un ambiente cargado de olores mustios y pungentes. A excepción de Venecia que tenía capacidad para disponer de materias primas muy exóticas y algunos talleres aúlicos o monasterios, hasta el s. XVII los perfumes secos fueron muy habituales. Más adelante siguen fabricándose pero ya con otro valor; de hecho en época victoriana las damas apenas perfumaban sus cuerpos -era algo muy vigilado-, se limitaban a salpicar sus pañuelos con aguas frescas o delicados soliflores y, a veces colocaban estos saquitos perfumados entre sus vestidos. La violeta, el iris o la lavanda eran los aromas más tolerados por la moral de la época que exigía demostraciones constantes de modestia como prueba última de la virtud femenina.

Aunque menos usados entonces, recetarios del s XIX siguen manteniendo entre sus páginas fórmulas para crear sacos de olor pero, al igual que con los polvos de iris y de arroz, las recetas se han ido especializando hasta configurar un catálogo de tipos. También se usaban para perfumar escritorios, papel de carta, almohadas, etc. Estos saquitos eran de seda, bordada o pintada y, en su interior, la mezcla olorosa iba envuelta en tela de algodón. La base para hacer un saco de olor se preparaba con un cuerpo de polvo concentrado, igual que ocurría con los polvos cosméticos.

Sin embargo, hoy la ropa limpia huele a almizcles blancos, más o menos abstractos, más o menos dulzones. De aquella antigua gama de matices aromáticos, florales y empolvados hoy queda poco. El olor a limpio es sobre todo el olor a Galaxolide y a Musk T, dos de los almizcles blancos dulces y florales más representativos de la idea de higiene y femineidad, presentes en cientos de productos cosméticos o de limpieza y también en la base de muchos perfumes desde la década de los setenta. Actualmente nuevos almizcles están configurando la memoria olfativa de las generaciones más jóvenes pero estos dos son aún los más representativos. La relación entre los olores cosméticos y la gama de matices en perfumería fina es muy importante, porque crea vínculos familiares en la memoria. Un tema que no me canso de recordar.

White Linen (1978) de Estée Lauder es tradición y modernidad al cuadrado. La tradición del lino blanco y fresco -símbolo de disciplina y estatus- representado a través de la entonces nueva gama de olores limpios que expresaban los almizcles blancos sirve para modernizar la clásica estructura de los aldehídicos florales, caracterizados hasta entonces por la riqueza de sus múltiples capas y la capacidad para evocar de forma refinada la sensación de piel limpia. Esta renovada estructura, más sintética, más simple y más inmediata, se basa en el equilibrio de bloques de olor integrados en una sobredosis de almizcles. El concepto en sí mismo hace que sea importante conocer este perfume cuya huella podemos rastrear en composiciones posteriores como Sunflowers (1993) de Elisabeth Arden pero, además, está muy lograda la sensación de blancura radiante, de frescor abstracto y de confort.

Básicamente el perfume descansa sobre una cúpula de almizcles blancos empolvados, con el familiar Galaxolide ( limpio-dulce-floral-frutal) como eje central en torno al que se balancean el resto de elementos. Mantiene el tono aldehídico de los clásicos como Madame Rochas contraponiendo una salida cítrica y vaporosa a una base de maderas musgosas envueltas en ámbar. Sin embargo la faceta floral no está tan difuminada y, aunque la nota de corazón es rica, en ella destaca la rosa fresca y afrutada con toques verdes y acuáticos de muguet, lilas y jacinto. En origen tenía civeta para añadir más vibración a las notas florales pero la reformulación actual se desvincula del matiz animal para concentrarse en un efecto cristalino y puro. Sólo acentos de clavel y un fino velo de miel dan más profundidad y calidez a la rosa, que después del almizcle es la nota dominante. Aún así, el perfume mantiene una cualidad efervescente muy atractiva y un sillage sólido y amplio, característico de todas las creaciones de Sophia Grojsman.

WLfrasco

La ternura del dragón blanco: Poivre Piquant de L´Artisan Parfumeur

28 martes May 2013

Posted by Botanyuki in Revisiones de perfumes

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almizcle, leche, miel, perfume, pimienta, sándalo, Vainilla

falcor-3

La pimienta vibrante con su calidez especiada y tono amaderado es un perfil característico de perfumes envolventes y un clásico complemento de notas florales como el clavel (Garofano de Lorenzo Villoresi), la rosa (Rossy de Palma Eau de Protection de Étant Libre d´Orange) o el ylang-ylang ( Nuit de Noël de Caron). Poivre de Caron, conocido por su cualidad explosiva, lleva al extremo la capacidad de encender las facetas florales que tiene la pimienta unida al clavo. Es la interpretación tradicional de esta especia, la del fuego del dragón.

Este factor de calor y energía que en los orientales ambarados clásicos se tiñe con resinas y bálsamos pesados, con notas animales de almizcle, civeta y efectos empolvados en los noventa se sofisticó gracias al efecto suave y aterciopelado de especias infusionadas en leche caliente rodeando un núcleo ambarado. Le Feu d´Issey de Issey Miyake (badiana-coriandro-guaiac-sándalo-leche) fue uno de los precursores de esta renovación, después vendrían otros ejemplos como 21 Costume National (azafrán-sándalo-leche).

Pero hace una década la pimienta también comenzó a presentarse como un elemento capaz de introducir un brillo aromático y fresco en muchos perfumes amaderados de corte masculino. En ese contexto de bases ambaradas lechosas y un uso menos fiero de la pimienta podemos contextualizar Poivre Piquant. Esta interpretación deja ver la ternura del dragón…la de un dragón sabio y benevolente, un blanco dragón de la suerte como Fújur (Falkor) -el de La Historia Interminable– una criatura cálida por su dulzura, optimismo y sosiego.

Poivre Piquant formó parte de la colección Les Epices de la Passion (2002) junto con Safran Troublant y Piment Brulant. Compuesta por Bertrand Douchafour en el estilo transparente de L´Artisan Parfumeur, es un perfume realmente ténue, con el atractivo de contrastar una salida más oscura, aromática, fresca y un poco áspera con un fondo luminoso, aterciopelado y balsámico.

Las especias en esta serie de L´Artisan Parfumeur se convirtieron en una excusa para componer orientales modernos muy agradables y discretos. De un exotismo diverso, liviano. La idea en Poivre Piquant era hacer un perfume de pimienta blanca -que es más amaderada que la negra- y, en conjunto, puede leerse como un terso perfume de maderas preciosas (sándalo, cedro) bañadas en leche caliente. Pero luego se aprecian detalles que van revelando un espectro especiado más complejo, con recuerdos de esencia de mirra, con matices frescos y fenólicos de pimienta negra y con el toque cremoso de la pimienta rosa. Todo ello redondeado por el efecto meloso vagamente frutal de lo que yo diría es una nota de cera de abejas, más almizcles blancos y un toque de vainilla en la base.

PoivrePiquant

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