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Un buen perfume se construye en torno a un buen acorde al que se le añaden otros materiales que facetan y complementan el carácter definitivo del aroma: cada material añadido realmente aporta algo más. La búsqueda del acorde es fundamental para la creación porque se trata de combinar un número muy pequeño de materiales- no más de 5 y normalmente 2 ó 3- de manera que juntos no sigan siendo la unión de distintas partes sino un todo: esto exige una precisión de orfebre. El acorde se logra cuando el conjunto de las notas pierden su olor individual como materias primas que son y se convierten en un aroma indestructible, distintivo gracias a la armonía de su fragancia…aún así este aroma no tiene por qué estar presente en un alto porcentaje en la fórmula final. Debe aportar carácter y novedad… Jean Claude Ellena en su deseo de crear una fragancia que expresara su visión de la perfumería comenzó a trabajar a finales de los 80 en el aroma del té verde al que es muy aficionado.

Eau Parfumée au Thé Vert no fue ningún encargo sino el fruto de la creatividad de Jean Claude Ellena, su propuesta, su declaración y eso significó que durante un tiempo ese trabajo permaneciera en la sombra, hasta que la firma de joyería Bulgari en 1993 se arriesgó con esa propuesta personal y la fragancia se convirtió en un éxito total.

Una idea de té y no el aroma de un té concreto es lo que buscaba el perfumista: crear una impresión. Heredero del maestro Roudnitska, J.C. Ellena continúo por el camino de la simplificación en las composiciones y la recreación del frescor profundo que mantiene el recuerdo de esa primera impresión sumamente agradable, confortable de la fragancia. La creación de una experiencia puramente perceptiva transformada en bienestar acaba por transmitir una idea de delicadeza: la delicadeza que hay en la belleza de la simplicidad estudiada.

Sofisticada y confortable, Eau Parfumée au Thé Vert recrea el frescor floral de té verde mediante un acorde basado en las iononas, material omnipresente en perfumería y cosmética porque recrea el olor de las violetas y en Hedione, una molécula presente en el jazmín que aporta una luminosidad muy característica. El frescor inicial creado con notas cítricas y especiadas no se pierde en ningún momento, atraviesa el corazón floral ligeramente empolvado de jazmín y rosa búlgara y se mantiene sobre un fondo limpio con notas de almizcle y un toque amaderado con trazas de cedro. Esa sensación verde y texturizada permanece.

Esta fragancia supuso además una renovación en la creación de aromas verdes, aportando un nuevo matiz a la gama con una idea de frescor que recogen otras fragancias como Green, Green, Green…and Green de Miller et Bertaux o en Mandragore de Annick Goutal, supone explorar la tersura de un frescor verde acuático y frondoso a la vez.

«Vivir rodeado de verde es dejar de lado durante un tiempo las evidencias, para alimentar mi creación de otra manera» , Jean Claude Ellena.